Las deudas contraídas en la época obligaron a
Elcano a vender su embarcación a unos mercaderes extranjeros,
circunstancia penada por las leyes españolas; de forma que se convirtió
en prófugo de la Justicia y se vio obligado a llevar una vida discreta
con el objeto de evitar problemas.
En el año 1518 conoció al navegante portugués
Magallanes cuando preparaba una expedición al servicio de España que
intentaría abrir una ruta de navegación occidental hacia las islas
Molucas, evitando el paso por el cabo de Buena Esperanza. Juan Sebastián
decidió embarcar como maestre de una de las cinco naves que en San Lucar
de Barrameda (1919) iniciaron el arriesgado viaje.
Próximos a transitar por el estrecho que luego
recibiría la denominación de Magallanes, la tripulación de la nao San
Antonio se amotinó eligiendo a Juan Sebastián como capitán de la
nave. No obstante, Elcano participó también en otro motín, éste contra
Magallanes, lo que provocó que perdiera la confianza del jefe de la
expedición. Cuando Magallanes murió en
un combate contra indígenas filipinos (abril de 1521), Juan Sebastián
encabezó el triunvirato que le sucedió en el mando, marginando a los
portugueses, que fueron acusados de parcialidad por eludir el entablar
contactos comerciales con las Molucas, beneficiando el monopolio que
Portugal tenía en el tráfico comercial con estas islas. De esta forma la
expedición pudo llegar a las Molucas, estableciendo contacto con la
población indígena, a la que adquirieron un gran cargamento de especias.
Preparando el regreso a España, una de las dos naos
supervivientes sufrió graves desperfectos. La solución adoptada
consistió en que la nave Victoria, capitaneada por Elcano, siguiera la
ruta hacia el oeste y que la nave averiada fuera, tras reparar las
averías, hacia las posesiones españolas en América por la ruta oriental.
Por fin, tras completar la vuelta a la Tierra, la
expedición llegó a San Lucar de Barrameda en 1922 con tan solo 18
hombres.Carlos I agradeció la hazaña ennobleciendo a Elcano
con el escudo y la célebre leyenda "Primus circundedisti me",
otorgándole una suculenta recompensa monetaria (que nunca cobró) y
conmutándole la pena a la que había incurrido por vender años antes su
embarcación.
En 1525 Elcano participó como Piloto Mayor en una
nueva expedición con destino a las Molucas. Financiada por los Fugger y
mandada por Joffre de Loaysa, fracasó por la muerte sucesiva de este
último y del propio Juan Sebastián Elcano en 1526.
En la localidad de Getaria existe otro monumento a
Juan Sebastián Elcano, obra de Ricardo Bellver (1888)
Fotografía: JAS, 2005
Lugar: Aledaños del puerto de Getaria
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