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Mapa litologico de Guipuzcoa

LA LITOLOGÍA

Los materiales que componen el sustrato rocoso de Gipuzkoa se pueden caracterizar tanto por su variedad como por la existencia de litofacies semejantes en pisos geológicos diferentes. La primera característica ha jugado un importante papel como factor de primer orden en el complejo modelado del relieve de Gipuzkoa, así como en la disposición y distribución de las unidades tectónicas que componen su estructura; la segunda permite hablar de una cierta uniformidad en el modelado al tiempo que es en parte responsable de la compleja estructura que define a este territorio.

Gipuzkoa constituye un área de neto predominio de los materiales mesozoicos, cretácicos sobre todo. El Terciario aparece representado principalmente en el cordal costero desde Zumaya a Hondarribia (Fuenterrabía), así como en los alrededores de Eibar (Egoarbitza, Urko), donde aún aflora el Eoceno del sinclinorio vizcaíno. Siguen en importancia los materiales paleozoicos del Macizo de Cinco Villas, y no faltan las rocas ígneas, de edades diversas.

El Paleozoico aparece representado en Gipuzkoa por una serie de argilitas grises de textura hojosa en la que a veces se incluyen calizas masivas negruzcas, areniscas micáceas verdosas y pudingas de color gris-negro que contienen elementos de pequeño tamaño (cantos de cuarzo, fragmentos de argilitas negras) bien redondeados. A estos materiales del Carbonífero acompañan los del Pérmico, representados por areniscas gravenses de color rojo intenso y argilitas rojo-vinosas, así como por una serie de pudingas poligénicas en la base que cambian lateralmente a areniscas deleznables asociadas a argilitas que predominan en el techo y que a veces contienen coladas de basalto espilítico.

El Triásico aparece en facies germánica –continental y se caracteriza fundamentalmente por las areniscas abigarradas del Bunter y, sobre todo, por las arcillas abigarradas yesíferas y salíferas, a veces acompañadas de ofitas, del Keuper; este último tipo de materiales ha desempeñado, como veremos, un papel importantísimo en la tectónica de toda la región vasco-cantábrica. Por su parte, el Jurásico se presenta como la formación más uniforme en cuanto a condiciones de sedimentación y se manifiesta en forma de calizas más o menos puras y de colores y granos variados, a veces metamorfizadas ( «manto de los mármoles» ), así como en forma de margas de colores también variados y que a veces pueden presentar cierta esquistosidad.

El Cretácico ocupa en Gipuzkoa la mayor extensión y se caracteriza por la relativa complejidad de sus facies. Así, en el Wealdense aparecen desde areniscas calcáreas hasta calizas de grano muy fino, pasando por calizas cristalinas; casi todos los tramos de la formación wealdense están separados por pequeños niveles arcillo-areniscosos negros y micáceos; en Régil aparecen ya intercalaciones potentes de arcillas que en Azkoitia predominan sobre las calizas, al igual que ocurre en el sur de la provincia. Dentro del Aptense-Albense son de destacar numerosas facies según las zonas de la cuenca sedimentaria: facies de borde del Macizo de Cinco Villas, eminentemente detrítica; facies de transición (Burunza-Andatza), donde se apunta ya la separación entre los complejos urgoniano y supraurgoniano, aún con importante representación de arenas y areniscas; facies general, de centro de cuenca (resto de la provincia), donde se da una neta diferenciación entre las dos formaciones mencionadas. El complejo urgoniano aparece representado esencialmente por calizas urgonienses o recifales y calizas recifoides o pararrecifales que pasan lateralmente a argilitas calcáreas afectadas por la esquistosidad, de color negro a gris oscuro, con gran proporción de materia arcillosa-areniscosa y contenido calcáreo importante. El complejo supraurgoniano, que constituye la formación de techo del Cretácico inferior, comprende una sucesión de facies flysch o flyschoide en la que alternan capas duras y blandas de espesor muy variable, a base de areniscas de matriz calcárea y calizas arenosas que alternan con argilitas de grano muy fino, excesivamente hojosas y más o menos areniscosas; a veces presenta intercalaciones de calizas recifales, pero en conjunto; todos los .sedimentos son muy negros. Por su parte, el Cretácico superior aparece definido en Gipuzkoa por la facies flysch, que alcanza gran potencia y que se corresponde con el progresivo hundimiento del geosinclinal vasco en que fue formada. El flysch característico de esta etapa es de carácter margocalizo (areniscoso) y ofrece algunas diferencias litológicas entre la zona costera y la zona del Sinclinorio de Vizcaya; sobre esta formación margocaliza de base descansa el llamado «flysch de capas rojas» (Maestrichtiense-Danés), que presenta una alternancia de bancos de poco espesor. Esta misma formación caracteriza al Terciario de Gipuzkoa, que ofrece variaciones locales y que presenta, sobre todo en el Eoceno, la particularidad de la existencia de unos tramos duros o blandos según la zona geográfica de que se trate.

Las rocas ígneas, de valor morfológico de detalle, aparecen representadas por granitos y basaltos. El granito, de carácter intrusivo, se circunscribe al Macizo Larrún-Aya, dentro de la masa de esquistos y argilitas negras del Carbonífero; el débil metamorfismo de contacto hace pensar en un granito relativamente frío que es, por lo general, de grano grueso y está atravesado por grandes filones de granito de grano fino (Peñas de Aya). Estos granitos se pueden datar entre el Lías y el Cretácico superior, con base en la consideración de las pudingas permotriásicas y de la base del Cenomenense. En cuanto a los basaltos, se pueden señalar dos tipos de afloramientos: los paleozoicos y los mesozoicos. En primer caso se trata de una serie de basaltos interestratificados con argilitas rojas en el techo de la serie pérmica, lo que hace pensar que debieron de formar un manto continuo sobre los macizos primarios vascos; un ciclo de erosión pretriásico habría reducido a su forma esporádica actual tanto los depósitos pérmicos como las coladas basálticas. Por su parte, los basaltos mesozoicos aparecen bajo la forma de ofitas en masas irregulares de dimensión variable dentro de las margas del Keuper, o, bien, como basaltos espilíticos procedentes de erupciones submarinas habidas entre el Cenomanense y el Maestrichtiense y que, con estructura de lavas almohadilladas, abundan notablemente interestratificadas en el flysch supracretácico del sinclinorio de Vizcaya; incluso, en ocasiones alcanzan tal importancia que se puede hablar de «macizos eruptivos».

En suma, lo que caracteriza a la litología de Gipuzkoa es la presencia de series sedimentarias de mayor o menor potencia, constituidas sobre todo por pizarras arcillosas y margas acompañadas de intercalaciones de calizas y areniscas. Estos materiales se distribuyen de diversas maneras y pueden aparecer en formaciones de flysch, en lentejones de calizas o como importantes afloramientos margosos. Los granitos y basaltos aparecen bastante localizados' teniendo los primeros una reducida representación en la provincia.

El papel que ha desempeñado litología tan variada en cuanto a distribución, estructura y consistencia ha sido fundamental en el modelado del relieve: la erosión diferencial de los distintos tipos de materiales rocosos ha hecho, en gran medida, su parte en la formación de un paisaje que al principio hemos calificado de fragoso. Así, las calizas urgonienses forman los relieves más atrevidos de 'Gipuzkoa al quedar en resalte sobre las capas margo-areniscosas que las embalaban gracias al enérgico arroyamiento de la zona; las demás crestas en resalte corresponden a barras de areniscas supraurgonianas, duras, y lo mismo puede decirse de las eocenas que forman la cadena litoral. Por su parte, las arcillas negras han permitido el vaciamiento de los ojales anticlinales que se encuentran en el anticlinorio de Bilbao, como es el caso del valle de Escoriaza, y lo mismo ha ocurrido con las margas.