Siempre ha existido, por diversas razones, la necesidad de comprender los caracteres y los contrastes de la superficie terrestre, lo que pronto obligó a dividirla con diferentes criterios. En la actualidad, seguimos buscando unidades idóneas para el análisis territorial, la planificación y la ordenación del territorio, empleando criterios científico-técnicos que nos permitan trabajar más y mejor en los sistemas territoriales, en la comprensión de los modelos territoriales, interviniendo en su diagnóstico, en la planificación y gestión territoriales. El Análisis Geográfico siempre ha desarrollado estudios de localización, de las relaciones espaciales de los fenómenos geográficos, de las formas de organización del espacio y de la diferenciación del mismo, en el conjunto de las investigaciones sobre los recursos naturales, el paisaje, el medio ambiente y la ordenación del territorio, con sus correspondientes aplicaciones prácticas. Buscando las divisiones de la superficie terrestre, que mejor se adecuaran a cada necesidad, bien sea práctica o de mera investigación, pronto nos encontramos con los conceptos de región física, natural, geográfica, histórica, cultural, económica, política, funcional, nodales, polarizadas, de planificación, genéricas, formales, urbanas, etc... Como divisiones intrarregionales nos encontramos con las comarcas, los sitios, los parajes, los lugares, los entornos, etc. Hay además diferentes divisiones como las Provincias, los Partidos Judiciales, las Regiones militares, las demarcaciones eclesiásticas, etc... Recientemente los trabajos sobre la Ordenación del Territorio, han dado lugar a la formulación de las llamadas Areas Funcionales, otro tipo de Comarca, como nivel intermedio entre la Región y el Municipio, el objeto de conseguir un dinamismo, garantizar unos servicios y corregir las deficiencias existentes en determinados territorios. Todas estas divisiones, en lo referente al objetivo que hemos indicado al comienzo de este trabajo, se muestran insuficientes e incluso dan lugar a numerosos problemas políticos y sociales. Así no incluyen de forma integrada todos los elementos y factores necesarios para el análisis y el diagnóstico territorial; ocultan las heterogeneidades existentes en las unidades seleccionadas (especialmente en las regiones y provincias); sólo se pueden aplicar a aspectos funcionales concretos, no consiguiéndose la necesaria homogeneidad en otros muchos; las entidades más pequeñas a partir del municipio e incluyendo éstos, son sumamente dispares y heterogéneas; y no cuentan con la aceptación social e institucional necesarias; entre algunas de las críticas que podemos mencionar a las divisiones territoriales que hasta ahora se vienen utilizando. No conviene olvidar tampoco la evolución de los llamados Ejes de desarrollo europeos, con su repercusión en los sistemas territoriales peninsulares, ni el avance de las nuevas tecnologías, que nos lleva progresivamente a un sistema de redes y flujos. Antes de formular nuestra propuesta, debemos detenernos en los análisis sistémicos regionales; en las estructuras y sistemas territoriales, ya que son esenciales para conocer y comprender el Territorio, las actividades que en él se sustentan, los sectores que se diferencian, los asentamientos, etc., vinculando las actividades humanas al territorio, es decir llegar a la Ordenación del Territorio. En los planteamientos sistémicos regionales se parte de analizar los elementos y factores de la organización espacial (naturales, históricos, económicos, culturales, sociales, jurídicos, administrativos, institucionales), tanto internos como externos, la acción de los agentes públicos y privados y los procesos resultantes, considerando la variable temporal, para llegar al conocimiento de las estructuras espaciales (distribución de sus elementos, interrelaciones, especialización, centralidad, jerarquización, desigualdades, diferencias, delimitaciones, etc.), y tratando de formular un diagnóstico territorial sobre los procesos y estructuras dominantes, la problemática existente, tendencias, perspectivas, y las propuestas de actuación con sus mecanismos de ejecución y control. Hay que analizar las economías externas de escala (no espaciales, de localización, de urbanización) y las de aglomeración (localización, urbanización, transferencia) y la incidencia de las nuevas tecnologías. Podemos definir el sistema que se estudia en estos planteamientos como un conjunto de elementos y sus características, más las relaciones entre los elementos y sus características, más las relaciones entre los elementos, más las relaciones entre las características. Con la palabra relaciones nos referimos al conjunto de interrelaciones, interdependencias, interconexiones e interacciones. Todos y cada uno de los elementos del sistema cumple una función, o varias, que afecta a un espacio concreto. La posición de los elementos en el conjunto configura una trama. Las relaciones que se establecen en virtud de la trama definen una estructura. La expresión física del sistema en su forma. El sistema es en cada momento el resultado de un proceso, en el que todo se explica en referencia a su estado en un momento anterior y teniendo en cuenta la incidencia de los diversos entornos. El análisis funcional del sistema tiene por objeto determinar la contribución de los elementos a la funcionalidad del conjunto y la posición que ocupan en el mismo. El análisis de la estructura estudia las relaciones en función de la trama. El análisis del proceso nos permite explicar y comprender los mecanismos que rigen la evolución del sistema. Los análisis de la forma del sistema nos llevan al modelo territorial, que viene definido por la configuración espacial del sistema de asentamientos, por la utilización del medio físico y por los procesos de transformación (infraestructuras, tipos de ocupación, tipos de aprovechamiento, movilidad de usos, desajustes y desequilibrios, etc. ) que sobre el mismo se proyectan. Las formas del sistema nos indican las relaciones técnicas y sociales imperantes, la manera de ocupar y utilizar el espacio, siendo la expresión espacial de un modelo de sociedad. Con la expresión modelo territorial nos referimos a una determinada forma de ocupar y utilizar el espacio, como ha quedado definido en el párrafo anterior. El análisis territorial se orienta a comprender el modelo territorial, es decir, la expresión simplificada del sistema constituido por las características naturales, los procesos económicos, sociales, culturales, ambientales, etc., y sus repercusiones territoriales. La distribución de actividades en el territorio y las estrategias de desarrollo {actividades a localizar), configuran el modelo territorial. En la primera cuestión hay que trabajar en la capacidad de acogida del territorio (acogida de los ecosistemas, procesos naturales y riesgos), los usos y la optimización de las actividades y sus correspondientes relaciones. En la segunda, se tienen en cuenta los recursos naturales y humanos, el papel que el territorio desempeña en relación a otros del mismo nivel, las directrices existentes, y las cuestiones planteadas por unidades menores internas. El análisis de las estructuras territoriales nos permite conocer la distribución de sus asentamientos, las interrelaciones espaciales, los grados de especialización y jerarquización, las potencialidades y deficiencias existentes, la delimitación de unida- des internas, y señalar los elementos esenciales para determinar las líneas fundamentales de la política territorial. En el tratamiento de estas cuestiones son importantes los planteamientos dinámicos y prospectivos. Con el análisis territorial tratamos de llegar a un diagnóstico sobre el sistema, con el mayor conocimiento y capacidad de interpretación de la realidad para que podamos detectar los problemas, los condicionantes y las posibilidades. El análisis es, pues, parte esencial del diagnóstico territorial, que pretende interpretar el modelo territorial en base a su trayectoria ya la evolución previsible según los problemas, las limitaciones y las potencialidades existentes. El Sistema Territorial reúne a todos los elementos y procesos existentes en el territorio. Lo podemos descomponer en subsistemas: Medio físico; Población; Asentamientos; Conexiones o Infraestructuras; Actividades; y el Marco legal e institucional. En el subsistema del Medio Físico tenemos el medio inerte (clima, aguas, aire, suelo, subsuelo), el medio biótico (vegetación, fauna), las degradaciones existentes y los riesgos potenciales, y el medio perceptual. Son esenciales los estudios de impacto, aptitud, capacidad y valoración, así como las matrices de usos, los mapas de riesgos, las unidades de paisaje y la identificación de conflictos. El subsistema Población requiere análisis cualitativos y cuantitativos, referentes a cuestiones demográficas y sociales, considerándola como recurso, como sujeto y como objeto territorial. El subsistema de Actividades comprende las de producción, consumo y relación social (estructura social, grado de cohesión social, identidad espacial, sistema de valores y pautas de comportamiento). El subsistema de Conexiones o Infraestructuras incluye las comunicaciones (con su efecto estructurador del territorio) y el papel de las infraestructuras en los procesos de desarrollo del territorio, analizando los flujos entre asentamientos, las tipologías de infraestructuras, su jerarquización en base a su funcionalidad, y el estado y nivel del servicio. El subsistema de Asentamientos considera todas las unidades de poblamiento (casas aisladas, aldeas, pueblos, villas, ciudades), se incluye por lo tanto el subsistema urbano, el de lugares centrales, etc., con objetivos espaciales y funcionales. Su estructura responde a la organización espacial, y su funcionamiento a la organización dinámica en el tiempo. Sus elementos son los núcleos y las infraestructuras. Sus atributos se refieren al tipo de poblamiento, a las áreas de influencia, a las jerarquías y a los niveles de servicio de las infraestructuras. El subsistema del Marco Legal e Institucional indica la legislación que se aplica, la organización institucional que interviene en el territorio, y las implicaciones espaciales de eso que denominamos Poder (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Conocido el Sistema Territorial hemos completado el Análisis del Territorio, estando en condiciones de pasar a la Planificación Territorial, que incluye la definición de los objetivos, de las propuestas para alcanzarlos, y que supone unas modificaciones de la realidad existente. La gestión Territorial es la aplicación a la realidad de las propuestas formuladas. El resultado son modelos territoriales distintos o modelos diferentes de ordenación territorial. En estos modelos territoriales se habla de objetivos, categorías de ordenación, propuestas, alternativas, evaluaciones de impacto ambiental (como instrumento de ordenación territorial), programas de actuaciones, criterios básicos, directrices, delimitación de áreas funcionales o comarcas, etc... Como modesta contribución a este tipo de trabajos, y vistas las dificultades prácticas que se producen en el momento de su aplicación en territorios concretos, proponemos desarrollar nuestras investigaciones, a partir de las metodologías existen- tes, en la temática de los Sistemas Nodales. Lógicamente no se trata de prescindir de aquellas divisiones territoriales que respondan a las necesidades de la población y contribuyan a la resolución de las problemáticas existentes, sino de generalizar, en los trabajos sobre asentamientos, sobre flujos, sobre cuestiones medioambientales, en temas urbanísticos, en infraestructuras y equipamientos, etc., un sistema que nos garantice el mayor grado de integración; que delimite los elementos constitutivos del sistema territorial, al objeto de asegurar su funcionalidad y la capacidad de organizar el territorio; que nos de el máximo de homogeneidad de los subsistemas internos; que sea flexible, pudiendo introducirse modificaciones que eviten que quede obsoleto a corto plazo; y que nos aporte, siempre que sea necesario, una visión global de conjunto respecto a la organización territorial. Por todo esto creemos que es más práctico trabajar con un Sistema de Redes Nodales, o simplemente Nodal, sin llevar a cabo divisiones en forma de Comarcas, sea cual sea la denominación que se les aplique. Los centros o nudos del Sistema son los elementos de fijación. El Territorio es el Soporte físico de la población, sus asentamientos y sus actividades. La localización poblacional adquiere papel relevante, pero no exclusivo en el análisis territorial, ya que consideramos necesario tener en cuenta todas las indicaciones que, sobre el sistema territorial, la planificación, la gestión, los núcleos y la Ordenación del Territorio, hemos realizado en las líneas precedentes. Como base de información estadística partiremos de los municipios, utilizando, si es necesario, diferentes niveles según su población y funcionalidad. La consideración de diferentes niveles nos permite trabajar con subsistemas urbanos y rurales. Podemos hacer análisis de la evolución de los mismos; de estructuración territorial (para ver como queda "cubierto" el territorio y proceder al diseño de los esquemas de ordenación); de accesibilidad (distancias virtuales, tiempos de recorrido, niveles de servicio); de equipamientos (estado y grado de la cobertura de los mismos, distancias y accesibilidades razonables, cantidad y calidad de los servicios, situación de las áreas menos dotadas de servicios, rentabilidad suficiente, propuestas de localización); de funcionalidad (de los subsistemas urbano y rural, que nos permitan conocer el estado actual y su previsible evolución para corregir sus deficiencias). Con este método de trabajo se puede recoger información y trabajar con la práctica totalidad del territorio, de la población y de sus actividades. Se estudian los Subsistemas Urbano y Rural. Se superan problemas metodológicos referentes a los elementos de estructuración territorial, de dispersión de asentamientos, de los heterogeneidades en las unidades territoriales, de la funcionalidad, de la recogida y tratamiento de la información territorial, de la integración de elementos y factores, etc., lo que nos permite desarrollar una correcta Ordenación Territorial. También es importante indicar que esta propuesta metodológica facilita la comprensión y consideración, en la Ordenación del Territorio, de cuestiones que nunca deben ir separadas, y menos contrapuestas, como son el crecimiento económico, la calidad de vida, el desarrollo territorial y el desarrollo social. Con nuestra propuesta localizamos geográficamente los distintos fenómenos; los integramos en subsistemas, lo que nos facilita su engarce con el sistema territorial; facilitamos los análisis factoriales, funcionales, dinámicos, etc., de los subsistemas y sistemas; tenemos en cuenta los flujos, las redes, los nodos, las jerarquías, las áreas de influencia y los procesos de difusión; y podemos llegar a una Planificación Espacial completa e integrada con menos dificultades técnicas y mayor aceptación social. BILIOGRAFÍA AA. vv ( 1981 ): Análisis Territorial. Definición de un sistema nodal de referencia. CEOTMA. Serie Monografías n° 5 MOPU. Madrid. CANO GARCIA, G.(1985): Aproximaciones al Análisis Geográfico Regional. Univ. de Sevilla. Serie Manuales. Sevilla. CASTILLO REQUENA, J.N. (1993): Análisis Geográfico Regional y Región. Instituto de Estudios Almerienses, Col. Humanidades. Almeria. DOLLFUS, O. (1978): El análisis geográfico. Oikos- Tau. Barcelona. DUMOLARD, P. (1975): Región y regionalización. Una aproximación sistémica, en Gómez J. et al. El pensamiento Geográfico. Estudio interpretativo y antología de textos. Alianza, Madrid, 1982, págs. 452-460. GÓMEZ PIÑEIRO, F.J. (1994): Las técnicas tradicionales del análisis geográfico. En revista Lurralde n° 17, INGEBA, Donostia, págs. 341-356. GÓMEZ PIIiIEIRO, F.J. (1995): La Base Geográfica de las divisiones intrarregionales. En Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del Pais, tomo LI-1995-2 (Monográfico), Donostia, págs. 479-486. GÓMEZ PIÑEIRO,F.J. (1995): Análisis Geográfico, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente. En revista Lurralde n° 18, INGEBA, Donostia, págs. 7-20. HAGGETT, P. (1975): Análisis locacional en la Geografía Humana, Ed. Gustavo Gili, Barcelona. JUNG, J. (1972): La Ordenación del espacio rural, I.E.A.L., Madrid. LABASSE, J. (1973): La organización del espacio, I.E.A.L., Madrid. RICHARDSON, H. W. (1975): Elementos de Economía Regional, Alianza, Madrid. TRICARf, M.A. (1968): Factoresfísicos y regionalización, en AA. VV. Regionalización y desarrollo, I.E.A.L., Madrid, págs. 55-87. TROffIÑO, M.A. (1968): Geografía y Ordenación de[ Territorio, En Garcia Ballesteros, A., Teoría y práctica de la Geografía, Alhambra, Madrid, págs. 213-222. VILA VALENTI, I. (1983): Introducción al estudio teórico de la Geografía, Ariel, Barcelona.
|