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LIBRO PRIMERO

CAPITULO PRIMERO.

Descripción administrativa y geográfica.- Clima.- Límites.- Extensión.- Ríos.- Población.- Partidos judiciales. -Productos.- Criminalidad.

 Es Guipúzcoa provincia marítima y fronteriza. Tiene gobernador civil, corresponde en lo judicial á la Audiencia de Burgos, y en lo militar es comandancia general que depende de la capitanía general de Navarra y Provincias Vascongadas; en lo eclesiástico depende de la nueva diócesis de Vitoria; en lo marítimo del departamento del Ferrol, tercio naval de las Provincias Vascongadas, provincia y partido de San Sebastián, y usa bandera blanca con dado azul superior, punta al asta, y su lado de la mitad de lo ancho.

 Hállase Guipúzcoa en el extremo oriental de nuestra costa del Norte entre los 42º 58' 10" y 43° 22' 7"de latitud, y el 1° 56' 47" y 1° 5' 13" de longitud E. del meridiano de Madrid.

 El clima es húmedo y sano por más que ambas cosas parezcan incompatibles á los españoles del Centro, Mediodía y costa de Levante, hechos al continuo sol que abrasa sus escuetos montes y convierte sus caminos en ríos de polvo, cuya reverberación, y el nitro de que abundan, son mortales para la vista y resecan y abrasan las entrañas. El mucho y bien atendido arbolado mantiene constante humeda por aquellos verdes montes y valles. La temperatura media es de 13° á 14 Reaumur, siendo la ordinaria en verano de 20° á 21, si sopla el Nordeste cual suele en semejante estación; cuando no, llega á 23°y 24, así como en soplando el Sur, lo que no es frecuente, llega hasta 28°  .Cuando tal sucede, acude á media tarde el viento del mar á llenar el vacío de la atmósfera tierra á dentro, producido por la evaporación excesiva; tal es la galerna, que nunca falta en semejantes días para refrescarlos campos, abrasados por la mortal influencia del viento Sur.

 En invierno, la temperatura ordinaria es de 6° y 7 cuando los vientos del cuarto cuadrante, que son los que predominan, llegan al través del mar. El viento Sur, que en la estación de que hablamos pasa por encima de altas montañas cubiertas de nieve, hace bajar el termómetro á 2° y 3, y asimismo el viento Este que pasa por los montes del Pirineo de Navarra y tan helado llega, que suele hacer bajar el termómetro á cero y aun dos ó tres grados mas bajo. Con este viento suele haber hielos en las cercanías del mar, si bien los productos de Guipúzcoa dan á entender la benignidad del clima. Con especial , hacia Deva, se crían limoneros, casi con la misma facilidad que en las riberas del Miño y aun por las costas de Málaga. Los vientos suelen ser temibles por la fuerza que llevan; ni fuera posible quedaran en pié las aisladas casas que se ven por las laderas y cumbres de aquellas montañas, á no estar sólidamente labradas. Los términos y fronteras de Guipúzcoa, son, desde el cabo de Higuer hasta la villa de Salinas, 15 leguas por el aire y 19 por la carretera, cuyo aumento parece pequeño si se tienen en cuenta los infinitos ríos, montes y revueltas que presenta el desigual suelo de Guipúzcoa; la mayor anchura de esta, es entre Motrico y Salinas, que llegará á nueve leguas por el aire. La costa tiene nueve leguas, con los puertos de San Sebastián, Fuenterrabía, Pasajes, Orio, Zarauz, Guetaria, Zumaya, Deva y Motrico.

 Los ríos principales, dejando aparte el Vidasoa, que viene de Navarra y desagua delante de Fuenterrabía, sirviendo de línea fronteriza entre Francia y /11/ España, y el Ondarroa, limite por el O. hacia Vizcaya, son: Deva, Oria, U rola y Urumea, todos los cuales, así como gran número de riachuelos, nacen al pié delos montes que separan á Guipúzcoa de Álava y Navarra, y corren casi siempre de S. á N. Son vadeables, sino es el Oria, mas allá de Tolosa, y el Deva, inmediato á su- desembocadero. Son tantos los puentes, que solo el Oria tiene 17, habiendo también en sus riberas muchas y excelentes ferrerías y mas de 200 molinos. Es abundante y agradable la pesca de estos ríos, todos los cuales nacen y desaguan en tierra y costa de Guipúzcoa.

Hay en la provincia dos ciudades, Fuenterrabía y San Sebastián;· 75 villas, 108 lugares, 1.177 caseríos, y nueve grupos, que constituyen 92 ayuntamientos. El número de edificios públicos, casas, viviendas, albergues, etc., es de 35,650, de los cuales están reunidos 24,171 ; habitados siempre 18.726, y temporalmente3,136. Los edificios consagrados al culto, son 366, y entre almacenes, bodegas, molinos, etc. hay 1.943.

Posee Guipúzcoa · 1,610 casas de un solo piso; 8.043 de dos; de tres 7,533; de mas de tres 3,408, y3,577 albergues. Edificios y albergues habitados, hay 8,556 en poblado, y en despoblado 13,306.La poblacion absoluta, segun el último censo, era de 162,647 habitantes, lo cual equivale á 86,21 por kilómetro. Guipúzcoa se halla un tercio mas poblada que el término medio de Francia, y es la tercera en órden de población, de las 49 provincias españolas.

Los partidos judiciales, son: Azpeitia, San Sebastian, Tolosa y Vergara.

El número de habitantes es el siguiente : varones establecidos, 77,538; transeontes, 2,509; extranjeros establecidos , 798; transeuntes, 383: total, 81,228.Hembras establecidas, 79,920; transeuntes, 821; extranjeras establecidas, 468; transeuntes 110: total81,319. Total162,547 habitantes.

La poblacion guipuzcoana se divide en 491560 niños y solteros, 46,734 niñas y solteras, 27,892 casados,17,889 casadas, 3, 776 viudos y 6,596 viudas.

Saben leer y escribir 201066 varones y 191481 hembras. Leer solo, 8, 716 varones y 131563 hembras: total de los primeros, 30,547. Id. de los segundos, 22,279.Sin instruccion habia 521446 varones y 57,275 hembras: total 1091721.

Hay en Guipúzcoa 1,566 personas consagradas al culto; 11008 empleados (59 pasivos); 1,273 militares; 136 marinos militares; 431 mercaderes; 252 personas dedicadas á la enseñanza; 11.979 niños que van á las escuelas primarias; 648 estudiantes de enseñanzas superiores; 102 abogados; 63 escribanos; 13 procuradores; 125 médicos y cirujanos; 44 farmacéuticos; 38 veterinarios; 127 arquitectos y artistas; 3,747 propietarios; 15,117 arrendadores; 729 dedicados al comercio;99 fabricantes; 3,809 industriales; 120 empleados en ferro-carriles; 12,260 artesanos; 436 mineros; 31290jornaleros de fábrica; 19,233 labradores; 8,017 domésticos; 1547 pobres de solemnidad, 104 sordo-mudos, y 550 ciegos é imposibilitados.

En cuanto al mas pronto aumento de la poblacion, Guipúzcoa corresponde al número 14 entre las demás provincias, contando de mayor á menor.

Segun los datos oficiales, la producción declarada en 1857, fué la siguiente: trigo producido en 71419 hectáreas, 198,766; so valor medio, 40-91; valor total,8.131,537. Maíz, en 1,460 hectáreas, 365,974,valor medio, 26-81; valor total, 9.811,777. Judías,36,232 fanegas; valor medio, 13-94; valor total, 5051074.Patatas, en 183 hectáreas, 61,ii:7 fanegas; valor medio,3-76; valor total, 230,329. Hortalizas, 353,537 fanegas; valor medio, 5-97; valor total, 2.110,620. Castañas,60,089 fanegas; valor medio, 20-19; valor total,1.213,217. Frutas, valor total, 85,776. Vino, en 21792 hectáreas, 900 arrobas; valor medio, 18-12; valor total, 16,323. Sidra, 227,414 arrobas; valor medio,6-31; valor total, 1.434,982. Aguardiente, 464 arrobas; valor medio, 40-90; valor total, 191808. Lino,6,309 arrobas; valor medio, 67-56; valor total, 426,300.Total del valor de los productos en reales de vellon, 23.984,94:3.

La provincia produce, en menor cantidad, centeno, cebada, avena, garbanzos, habas, arbejas, pimenton, gualda, cera y cortezas curtientes.

La ganadería, según el censo de t4 de setiembre de 18651 existe en la forma siguiente: cabezas de ganado caballar, 2,491; mular, 738; asnal, 6,162; vacuno, 76,361; lanar, 160,209; cabrío, 1,850; de cerda,30,724. Total, 278,536.De la industria, hablaremos al mencionar los pueblos y lugares en que existen las principales fábricas.

En cuanto á criminalidad, ya dijimos al escribirlas 0t"6nicaa de Galicia que Guipúzcoa es la provincia de menos criminalidad absoluta y relativa de España y tal vez lo sea de Europa. En efecto, la corresponden únicamente 0-06 de delito por 100 habitantes, siguiendo inmediatamente Logo.

Esta provincia, que es la menor de España, tiene11884-4 kilómetros cuadrados (esto es, 60-8 leguas), ó sea en medidas agrarias, 188,480 hectáreas, que equivalen á 279,709 fanegas de 500 estadales.

Los límites son: al N. el Atlántico, llamado por esta parte Golfo de Cantabria; al E., Francia, yendo la divisoria hasta Navarra por medio del Vidasoa, con cuyo límite fronterizo jamás se ha conformado Guipúzcoa, sosteniendo que el rio era suyo de orilla á orilla, por lo cual llegaron mas de una vez á las manos los pueblos de Fuenterrabía y Endaya. Los de Endaya (franceses) dieron principio á las discordias, apresando una barca que traía lanas de Navarra y matando á varios marineros de Fuenterrabía.

No eran nuestros vascos, ni lo han sido nunca, hombres con facilidad dispuestos á humillar la cerviz ante cualquier ultraje, y como este habia llegado á sangrientísima ofensa, se vengaron por cuantos medios pudieron de sus vecinos de Endaya. Las cosas llegaron á punto que los gobiernos español y francés hubieron de nombrar comisarios que mediaran. Mas como los nuestros mantenían siempre su pretension de ser únicos señores del rio, tal vez no se contentaban con usar de él, y acaso abusaran, si ya los de Endaya no se enojaron infundadamente. El caso fué que, en 1579 hubo nuevas guerras y nuevas represalias. En 1615renació la discordia, siendo gravísimo el caso ocurrido en 1617, pues los de Fuenterrabía pelearon repetidas veces con los franceses. Ni aun en 1679 abatió el ánimo generoso de nuestros vascos el mísero estado de la monarquía. Ni consejos, ni amenazas, ni aun el influjo del resto de la provincia, fueron parte á obligará los hijos de Fuenterrabía á renunciar al que tenían por legítimo derecho, 'y aun hoy, antes del arreglo definitivo de nuestras fronteras con Francia, hemos visto á nuestros ribereños dispuestos siempre á hacer rostro á sus vecinos, poderosos sin duda, pero jamás superiores en esfuerzo.

La línea que por el .E. separa á Guipúzcoa de Navarra, tiene ¡:or fronterizos los lugares de Goizueta, Arano, Leiza y Areso, del valle de Basaburúa menor. Al S. continúa por la cima de Lecumberri, monte de Aralar y San Adrian, hasta Alava, donde son limítrofes los ayuntamientos de Aramayona, Gamboay San Millan. Al O. se hallan Mondragon, Elgueta, Eybar y Motrico, en los confines de Vizcaya.

 

CAPITULO ll.
Costa

Comienza la costa de Guipúzcoa en el Vidasoa, siendo el mas inmediato á Francia, el cabo de Higuer, que tiene cerca un islote rodeado de piedra al NE. y forma el extremo O. de la concha de Fuenterrabía, mientras el extremo E. llamado de Arretas va á la par, inclinándose ambos de E. á O. una milla, teniendo el último dos islotes redondos al N. y NO., desde los cuales comienza una restinga de media milla al N. NO. de la que se ven varias piedras en la baja mar. Va la costa alta desde el cabo de Higuer al Sur media milla, teniendo el desagüe del Vidasoa poco fondo, á causa de un arenal que forma la barra. Río á dentro se halla la famosa isla de los Faisanes, mas importante por los sucesos que ha presenciado que por su tamaño.

Signe la costa brava, formada con los ramales del Jaitzquivel, sin hallarse en tres millas, hasta la punta de la Turulla, mas que la pequeña ensenada de .Asabaratza, lugar por donde en otros tiempos se hacia mucho contrabando, y tan á propósito para ello, como para huir á escondidas muchas personas que se veían obligadas á alejarse de España en busca de asilo contra sus propios compatriotas. De igual manera continúa la costa brava y empinada hasta La boca del puerto de Pasages, cuyas dos puntas ó extremos se llaman Arango grande y .Arando chico: ambas corren Sur 83° 30', y sus cumbres distan una de otra 1,166, siendo la abertura de la entrada de 175, la cual podría ensancharse hasta 200. Bolo la pleamar cubre de ambas puntas una pequeña parte, hallándose á la distancia de un cumplido de bote siete brazas de rondo.

Al N. 21°, 79 brazas de Arando chico y 66 de la costa, hay un bajo de piedra con dos brazas y media de fondo, llamado la Bancha grande ó del O.; tiene alrededor de cinco á seis brazas, cuyo fondo poco mas allá es de ocho y diez brazas, así hácia la costa como hácia el mar. A 100 varas de Arando grande y 50 de la costa, se halla la Bancha del E., de piedra, de 41 brazas de largo y una de rondo, hácia la costa de cuatro á siete, y hácia el mar de 10 á 12.

Desde Arando chico á la punta de la Atalaya sigue la costa brava, y desde esta al B. 56° O., milla y media, se halla la mas boreal del monte Orgullo, pero al mismo rumbo está la escarpada punta del Monpás, la mas al occidente del Ulía. Las 3,370 varas que hay desde aquí al extremo oriental del Igueldo, son, 1,400 del embocadero del Urumea, 920 del monte Orgullo, 350 de la boca del puerto de San Sebastian, 400 de la isla de Santa Clara, y 300 del canal hasta el Igueldo.

La ria del Urumea ni tiene fondo ni ofrece el menor abrigo: sigue el Orgullo, con el castillo de la Mota, y al pié la ciudad de San Sebastian, hallándose despues la Concha, de escaso abrigo y no grande importancia como puerto de comercio, pero que ofrece los mas agradables y seguros baños en la estacion de verano, á los cuales debe San Sebastián el ser para España, con ventaja, lo que Dieppe, Trouville ó Biarritz son para Francia y Brighton para Inglaterra.

Desde Igueldo hasta el desagüe del Oria hay cinco millas escasas de costa brava, y se hallan las peñas de la Galera y Tierra Blanca, la cual está al pié del monte Agudo. Este podría servir de reconocimiento, cuando no se viera Lo demás. desagua el rio al N. NE., entre tierras altas, siendo la boca como de cable y medio: no sirve sino para lanchas de pesca, si bien no dejan de construirse en sus orillas buques de mucho mayor tamaño.

Sigue la costa igualmente escarpada, hasta el islote de Mairruari, que está á media legua, no es muy alto y se halla rodeado de bajos. Aquí comienza la costa baja y arenal de Zarauz. No tiene este, fondo ni abrigo, salvo para barcos de pesca en tiempo sereno, y siempre con grave exposicion, á causa de las repentinas borrascas y chubascos de vendaval que á menudo sobrevienen.

Mas adelante se halla la isla de San Antonio de Guetaria, unida con esta villa por un muelle. EL puerto sirve para Lanchas, que quedan en seco en la baja mar, y tiene una dársena para barcos pequeños.

AL E. del muelle, entre las puntas de San Anton ó Piedra alzada y la de Ubiri, hay buen fondeadero, con siete ó diez brazas, sobre arena y abrigo de los vientos del tercero y cuarto cuadrante , hasta el N. NO., pero descubierto al N. y vientos del primero y segundo cuadrante.

A una milla y un tercio se halla la boca del rio Urola, de escaso rondo, y solo frecuentado por barcos de la tierra, que exportan el hierro de las ferrerías de lo interior de Guipúzcoa. A 500 brazas del desagüe del rio, y tierra á dentro, está Zumaya. Cuatro millas y media mas allá está La punta oriental del rio Deva, escarpada, con islotillos al pié, y en la cumbre la ermita de Santa Catalina. EL puerto de Deva es pequeño y ha perdido gran parte de su antigua importancia.

Con todo, aun conserva algun barco pequeño y sobre todo excelentes marineros. Dos millas adelante está Motrico, que es una cala de escasisima importancia, y otras dos mas allá, Ondarroa, pequeño puerto, cuya boca queda en seco en la baja mar: en su costa, brava como la mayor parte de la que acabamos de describir, termina la de Guipúzcoa y comienza la de Vizcaya.

 CAPITULO Ill.

Terreno.- Montes.-Reseña geológica.

Áspero y desigual es por todas partes el suelo de Guipúzcoa. Desde los montes de Arlaban, por donde antes entraba el viajero, siguiendo el camino real, hasta el Jaitzquibel (Promontorio Olearso), en la jurisdiccion de Fuenterrabía, solo se hallaban montes, collados y estrechos valles, q ne, á veces, mas bien semejaban cañadas. Tal es tambien el aspecto de Guipúzcoa hoy dia, al entrar por Alsásua ó Francia, por Navarra ó Vizcaya.

El Jaitzquibel, que va desde el cabo Higuer hasta Pasajes, abriga en su ladera meridional el santuario del Cristo de Lezo, por extremo venerado de toda aquella comarca, y aun de los vascos franceses. Hállanse canteras de piedra arenisca para construcción, de piedras de moler, y aun de piedra litográfica. La sierra de Miran, llamada por los naturales hácia el embocadero del Urumea monte Ulia, tiene tambien muchas canteras de piedra arenisca y litográfica.

Yendo de San Sebastian, está, como ya sabemos, el monte lgueldo, que así como los demás de la costa, posee abundantes canteras. En Guetaria, especialmente el monte Garate, tiene mucha piedra arenisca y tambien litográfica, por las faldas N. y S. respectivamente.

Forma en gran parte los montes que hay entre Zumaya y Deva, la excelente piedra calcárea, para la cal hidráulica, que tan buena es y tan maravilloso resultado produce, no habiendo dentro ni fuera de España ninguna que la lleve ventaja. Antes de llegar á Deva, en el monte Anduz, está la célebre anteiglesia de nuestra Señora de Iciar, y por último, el monte Arnó, separa á Guipúzcoa de Vizcaya.

Por la parte de Francia, se hallan los montes de San Marcial y de Aya, ambos con canteras de piedras graníticas, y el último, con una mina de hierro y otra de cobre sulfurado. Siguen hácia Navarra los montes de Biandi y Anvidegui, Urdaburu, Mandoegui, Lazarain, Urdaburu, Lagarte, Ortinzun, Ulimendi, Viscoeho, Iporino, Valeadi, Cardel, Altobi, Larrue y el monte Aralar.

Antes de seguir adelante, fuerza es detenernos breves momentos en este último nombre. Separa el Aralar á Guipúzcoa de Navarra, y se halla entre las jurisdicciones de Villafranca, Amezqueta y Abalzisqueta, villas guipuzcoanas, y los valles de Araiz, Araquil y Burunda, de Navarra: álzanse en él las dos altísimas peñas de Larrunari y Gambogaña. Abundan en él los pastos para ganado lanar, robles, hayas y avellanos; hay tambien otros árboles y arbustos silvestres, y es digna de especial mención su excelente mina de cobre. Mas que por todo esto, hablamos aparte del Aralar, por la singularísima semejanza de su nombre con el de Armenia, en donde se detuvo el arca de Noé despues del Diluvio. Tal coincidencia no dejó de llamar la atencion de los vascongados, y aun se ha pretendido que el monte Ararat del arca era el nuestro. No basta, en verdad, la sola prueba del nombre, y no habiendo otro documento en igual sentido, fuerza será dejar al monte de Armenia en plena posesion de su fama tradicional.

Siguen por los confines de Guipúzcoa  con Alava, los montes de Achu-Arrain, Aitzgorri y San Adrian, en el cual está el célebre santuario de Nuestra Señora de Aranzazu, y los montes de Arlaban, de tristímo recuerdo desde la última guerra civil, por la mucha y generosa sangro derramada en aquellas enhiestas cumbres.

Hácia Vizcaya se hallan los montes de Udala, Elgueta y Gaztandola, basta la peña de Guazpe, y -el monte de Uzco, en cuya cumbre se halla la devota imágen de Nuestra Señora de Arrate, cuyos ramos se extienden basta el monte de Arnó, en Motrico.

En lo interior, el Uliamendi se halla entre San Sebastián y Hernani, y en la jurisdiccion de esta, el monte de Santa Bárbara, donde habia una ermita que se fortificó durante la guerra civil, cuyo asiento domina los dos caminos que conducen desde San Sebastian á Irun. Hállase en la jurisdiccion de Astigarraga la montaña de Santiago, con una ermita del santo, en la de Andoain, el monte Adarra, en las de Villabona y Tolosa, el Oleaza y el Uzturre Aldava, y en la de Alduayen, el Amasamendi.

Viene á indicar el centro de la provincia, el monte Hernio, mas alto que cuantos le rodean. Se halla entre las villas de Albistur y A.steasu, y las universidades de Aya, Regil, Goyaz y Vidania; tiene como siete leguas de extension, y dos por lo mas ancho, siendo ramos suyos los montes de Aizarna.

Entre las villas de Azpeitia, Azcoitia, Cestooa y Deva, alza la erguida frente el monte Itzarriz, cuya vista es por todas partes hermosa, especialmente por el puerto de Maurio, yendo de Tolosa á Azpeitia.

En esta hay obradores donde se labran los magníficos mármoles del Itzarritz, y al Oriente tiene las célebres aguas medicinales de Cestona. Siguen di versos ramos, siendo los mas notables los montes de Azcárate, en la jurisdiccion de Elgoibar, y el de Erenza en Deva, á cuyo pié mana la fuente intermitente de Quilimon. Estos montes, con los de Elosua, el Arnó y Uzco ya citados, son los mas importantes de nuestra provincia.

Si no es en las peñas de Udala, Itzarriz ó Hernio, cuyas desnudas frentes forman contraste maravilloso con las verdes montañas que las rodean, no se hallan en la provincia de Guipúzcoa montes formados de áridos peñascales como en los Alpes suizos y tiroleses, antes bien, las cumbres se ven cubiertas de ir boles y verdor, cual quisieran estarlo muchos de otras provincias de nuestra seca península.

En las cumbres y tierras altas medran hayas, cuya madera sirve para ruedas hidráulicas y otros usos que con el de estas tenga relacion, así como para lefia de cocina y ferrerías. En la zona mas baja inmediata, crecen los robles, excelentes para construccion y leña.

En la zona mas abrigada, campean robustos y copudos castaños, cuya leña se usaba antes para los suelos de las casas, que en toda Guipúzcoa son de madera; mas ahora de11de que los labradores los injertan par& sacar mejor fruto, solo se usa la leña para las fraguas.

Pertenece la mayor parte del terreno de esta provincia á las épocas secundarias de sedimento, alternando la roca plutónica, no sin hallarse en pontos aislados formaciones geológicas anteriores, á saber: el granito del monte Aya, la piedra arenisca roja de los confines de Navarra, la formacion jurásica del Jaitzquibel, y la greda del Oyarzun.

Formaron las actuales montañas de Guipúzcoa, las erupciones ofíticas que levantan las formaciones de sedimento de que ya hemos hablado, dándolas el aspecto y forma actuales. Semejante revolución geológica trocó en montañas las capas de lías y jurásicas horizontales, y sus bancos calizos, de dolomita ó bien de contacto de la roca plutónica con arcillas y bancos calizos, criaron diversos y abundantes minerales, brechas, etc. De esa manera, en el monte de Elósua, en Vergara, abunda tanto el yeso, formado por la penetracion del oñto en los bancos de piedra caliza de lias, que el comercio halla gran ventaja en su venta y exportacion.

Las formaciones calizas presentan en Guipúzcoa grandes cuevas, siendo la mas notable y conocida la de San Valerio, en el monte de Udala, cuyas cristalizaciones maravillan á cuantos las ven.

Examinada someramente la geología, daremos á conocer los caractéres exteriores de las rocas. En esta provincia el terreno que tiene mas extensiones es el lias.

Las capas que se presentan en la superficie y se pueden estudiar, son de las secciones del arenisco superior.

Los bancos de piedra arenisca son de color rojizo; la masa compacta, cargada de hierro, al contacto del aire se cubre de óxido y está llena de cristales de mica. Aquí se hallan cristales de roca y hierro ologisto. La piedra caliza de esta época es de color azolado, compacta, con algo de hierro, y tiene plomo argentifero, galena, sulfuro doble de hierro y cobre, carita, estronciana, varios silicatos, cobre gris, carbonato de hierro, y óxido de hierro compacto.

En cuanto á petrificaciones, la piedra caliza que está sobre la arenisca abigarrada, contiene belemnitos, ammonitos, gran variedad de pecténes y otras, lo cual sucede tambien con la piedra caliza de Tolosa, la del monte de Maurio, cerca de A.mbeguieta y por Azcoitia y Azpeitia.

El calcáreo fétido se presenta en bancos, y no se diferencia del anterior sino en el olor á huevos podridos que despide al rozarse con un cuerpo duro, cual puede verse en las rocas de Azpeitia, Mondragon, Tolosa, Plasencia y otras partes.

El ofito se halla en gran cantidad por el monte de Elosua y Anguba en Vergara, siguiendo por Plasencia y Malzaga hasta Marquina en Vizcaya. No ocupa tanto terreno en otros lugares como, por ejemplo, en Tolosa y sus alrededores. A esta roca acompaña siempro el yeso, y en so contacto con la piedra caliza se hallan brechas muy variadas, calizos de diversas maneras modificados, arcillas quemadas, y otros diversos productos de la erupcion. Tambien se encuentran en el ofito minerales de hierro, silicatos, solfatos como amianto, hornblenda, etc., y tiene cavidades que á veces están vacías, y otras llenas de carbonato de cal.

Presentadas las rocas, parte principal de la provincia, ahora hablaremos de las que se hallan aisladas.

El granito del monte de Aya está mezclado con hornblenda, en tan gran cantidad, que en algunos puntos la roca se modifica y trueca en esquisto muy parecido al de Monzomberg en Tirol. Tambien hay piedra arenisca en la cumbre, formando conglomerados.

El Jaitzquibel pertenece á la formacion jurásica, así como los montes de Aralar, Hernio y Ustorre.

Corresponde el monte de Oyarzun á la greda. La arenisca abigarrada se halla á la vista por los alrededores de Lizarza y basas de los montes que dividen á Goipúzcoa de Navarra, corriéndose por todo el Baztan.

Del terreno terciario se hallan petrificaciones encima de Salinas de·Guipúzcoa, cerca de Alava.

Además se debe hacer mencion en esta provincia especialmente del yeso de Vergara, el cual si bien no forma por sí época geol6gica, es sobremanera notable por la grande extension que ocupa, no menos que por la riqueza de sus capas. Este producto mineral se debe á la accion del ofito sobre el carbonato calizo.

Posee además Guipúzcoa en sus montes, los minerales siguientes: en Alzo, piritas de hierro cristalizadas en dodecaedros; en el monte de Aya, sulfuros de plomo, carbonato de hierro, blenda y sulfuro doble de hierro y cobre así como cristales de hornblenda, de los cuales tambien se hallan en Anguba (Vergara); en Asteasu hay cobre gris con sulfuro de cobre; el mineral de hierro de Cizorquil se beneficiaba cuando la guerra civil para la fabricacion de bombas; hay carbonato de hierro en Berastegui; en Hemani, una mina de antracita para la calcinacion de la cal común y de la hidráulica. Hay, además, en el monte Aralar, mineral de cobre; en Mutiloa, hierro, en estado de óxido, caparrosa y varios carbonatos de cobre; se benefician vetas de galena, acompañadas de calamina, entre Mutiloa y Cerain; y en estos minerales, se hallan granates en dodecaedros por la jurisdiccion de Legazpia. En Aloña, sobre el convento de Aranzazu, hay una antigua mina de galena, y hácia el punto horadado de San Adrian, en Olza, un filon de calamina; para la fábrica de Ara ya se benefician grandes bolsas de hierro arcilloso.

Tambien se beneficiaban durante la guerra civil grandes masas de hierro arcilloso entre los bancos de piedra caliza de los montes Itzarritz, Laztar, Mendaro y Arranobate, y no faltan trozos de hierro arcilloso en Udala. Eu Vergara hay piritas de hierro, hierro ologisto, galana, considerable depósito de hierro, hornblenda, barita, estronciana y espato calizo comun, el cual tambien se encuentra en Aizarna.

 

CAPITULO IV.

Aguas minerales.- Aspecto del campo.- Agricultura.-Arbolado.

Célebres, abundantes y por extremo concurridas son en verano las aguas minerales de Guipúzcoa. Las de Santa Agueda son sulfurosas y á la par que son excelentes virtudes medicinales devuelven la salud al enfermo, contribuye á explayar el ánimo, el hermoso valle al pié de la peña de Udala y rodeado de verdes y pintorescos montes, en que se hallan los baños.

Los de Alzola, anteiglesia de Elgoibar, atraen también cada año mayor concurrencia; su temperatura es de 18 grados.

Los baños de Arechavaleta, que se hallan á 300 pasos del camino real de Madrid á Francia, son de aguas hidro-sulfurosas y de las mejores que se conocen.

Orillas del Urola, y al pié del monte Ayaguelaz, hay establecimiento de baños, de agua clara y salada que se vuelve algo opaca al enfriarse, y es su temperatura de 28 á 30 grados.

Las aguas de Guesalaga ó de Cestona, son azoadas, nitrógeno salinas, y excelentes para catarros crónicos, congestiones linfáticas, escrófulas, reúma muscular, neuralgia, dolores de estómago y parálisis. En cuanto a las personas nerviosas á irritables, adviertan que estas aguas no son para ellas sino extremadamente perniciosas.

Puede decirse que toda Guipúzcoa se halla como· sembrada de tan benéficos manantiales.

En cuanto á los que hemos citado por mas conocí· dos, hallará el viagero, y sobre todo el enfermo, fáciles medios de comunicacion, así entrando por la carretera de Francia como dejando el ferro-carril en Zumárraga, desde donde en poco tiempo se hallará en los baños que necesita.

Brevísimo resúmen de lo que fuera necesario decir de Guipúzcoa, es el que acaba de ver el lector. Mas todavía, antes de entrar en la narracion de sucesos, será bueno añadir algunos pormenores necesarios.

Por somera que haya sido la descripcion de los montes de la provincia, fácilmente se comprenderá lo desigual y pintoresco que debe do ser el suelo guipuzcoano. Cuanto mas se mira y estudia, mas sorprende que el ingenioso cultivo del hombre baya afrontado tanta dificultad, para señorear al cabo tan ingrato territorio.

Noble orgullo debe inspirar á aquellos generosos montañeses el ver el paraíso debido á su honrado trabajo. Orgullo de que deberían participar todos los españoles, en vez de mirar con saña lo que otros españoles han hecho, con lo que el extranjero no halla de repente el pasar al Vidasoa los desiertos sahareños de Castilla, Extremadura ó Andalucía.

Beneficia el labrador, no solo los valles y laderas bajas de los montes, sino los terrenos mas altos y desiguales.

Donde la inclinacion es tal, que no solo fuera imposible sembrar ni cultivar planta alguna sino ni aun mantener La menor capa de tierra vejeta!, al punto se ve el terreno labrado en escalones hábilmente dispuestos con hiladas de piedra. Con frecuencia tiene el labrador que amarrarse á un árbol para no rodar, mientras cava ó laya, al rio que corre por un cauce de peñascales, allá en lo mas hondo del precipicio. Aun es necesario atar las yuntas, para evitar que los mansos y pacíficos bueyes no resbalen tambien y se hagan pedazos, cosa que mas de una vez ha ocurrido ya en aquellas empinadas laderas.

Aspero el terreno, y excesiva la poblacion para vivir con los escasos recursos de la agricultora, la pesca y la naciente industria, solo la magnánima paciencia del vascongado, su honradez y amor al trabajo, fueran parte á darle ánimo para vivir y fuerzas para beneficiar la escasa y en general poco fértil tierra que el Señor le ha concedido. De esa manera, cultiva cuanto puede, y aun acaso mas de lo que debería, dejando el resto cubierto de arbolado, necesario no solo para las fraguas y ferrerías, mas para mantener aquella constante igualdad de clima que en parte equivale por la poca fecundidad del suelo.

No hay en Guipúzcoa tierras incultas sino aquellas que deben estarlo, ni inculto puede llamarse un monte vestido hasta la cumbre de poderosos robles y hayas, que allí producen mucho mas que una roza cada cierto número de años, para que de esa manera no haya jamás en las cumbres de los montes de nuestra desventurada Península árboles ni plantas. Así la ruin codicia de una mala cosecha va dejando escuetas y taladas para siempre las montañas de lo interior, cuya capa vejetal, sin tener planta alguna que la contenga, desaparece al cabo, dejando descubierto el granito, como va pareciendo la osamenta por entre los restos de carnes y pellejo del corrompido ca4áver.

Ni es decir que no se hayan roturado montes en Guipúzcoa, especialmente desde la guerra de la lndependencia; pero en general, las cumbres se hallan cubiertas de arbolado, desde la cual, para abajo, comienza el cultivo. Ya desde 1815 no habia en toda Guipúzcoa un solo erial, ni tierra calva, siendo tal la constancia y firmeza con que los naturales se dedicaban á beneficiar su territorio, q a e bien puede asegurarse no habrá, en proporcion, terreno mas productivo en toda la Península.

La tierra jamás descansa; apenas ha. dado una cosecha, el brazo robusto del vascongado vuelve á herir el seno de aquella con la poderosa l'a11a, manejada á veces por mujeres, y de este modo no solo en fáciles llanos y poco inclinadas laderas, sino en las mismas peñas, halla el labrador un hueco que rellenar para exigirle en seguida producto.

Tan repetidas labores han menester muchos y buenos abonos, en lo cual se esmeran los naturales, usando con el estiércol, la cal, arena del mar, broza y algas marinas. · El excesivo número de habitantes mueve á estos á mirar mas por extender el cultivo que por conservar el arbolado de los montes, los cuales están muy lejos de ser hoy di!\ lo que eran en tiempos pasados. Con todo, es de esperar que los buenos principios económicos, mejor apreciados y difundidos por Guipúzcoa que por otras provincias de España, lleguen á poner coto á la destruccion de los árboles.

Si es verdad que poseía Guipúzcoa mas de once millones de árboles en 1784, no hay al presente dato seguro para saber los que existen. De esa manera, y mientras anos contando con la venta de gran parte de los montazgos, durante la guerra de la Independencia, como pertenecientes á los bienes de propios, y asimismo los restantes, desde 1820 al 23, teniendo presentes los daños que debe de haber causado la guerra civil y lo difíciles y tardíos de reponer que son los árboles, creen que su n6mero ha disminuido; otros aseguran que pasan hoy de catorce millones.

Como quiera, no hay duda que los guipuzcoanos conocen la suma utilidad del árbol; pues la falta de la hoja de los montazgos y demás arboledas, seria causa de que al propio tiempo faltase pasto al ganado, el cual se mantiene en verano con la hoja del fresno, roble y otros, así como durante las nieves sirve la hoja del laurel silvestre de alimento al ganado lanar y de abono á las tierras, sin contar con que las ferrerías no podrían seguir trabajando en la forma que hasta aquí, si llegara á faltar combustible.

Cuanto hemos indicado acerca de la hermosura de Guipúzcoa, lo repetiremos ahora. Ya por las riberas de aquende y allende el Ebro, se hallan vegas y aun comarcas enteras, cuyo aspecto va mejorando, conforme se aleja uno del riñon de la Península. Comienzan á menudear los árboles, por la zona intermedia, y si bien pequeño y escaso, tambien se ve el maíz y algunas praderías.

Del horius siccus de Castilla no se llega de repente á nuestras amenas costas del N. y NO. En general, puede decirse que el paisaje no tiene por esta parte la grandiosidad que hácia el Pirineo, ó bien hácia Asturias y Galicia, pero es, digámoslo, hermano de los que al NO. hermosean á nuestra Península, y en mochas ocasiones, verdaderamente grandioso tambien.

Además, fuerza es confesar que la tierra vascongada y especialmente Guipúzcoa, lleva notable ventaja á todas las demás provincias de nuestra costa boreal. Halla el viajero, desde los montes de Arlaban y de las Amézcoas hasta la raya de Francia, tal aspecto de modesto bienestar en las viviendas, de paz y union entre los moradores, que no puede menos de bendecir el feliz estado social de Guipúzcoa
.

Ni se crea que, merced á sus fueros, duerme el guipuzcoano, á la par de vizcaínos y alaveses, en lecho de rosas. Pobres y escasos productos puede dar la tierra de que disponen, para la cual es, como ya hemos dicho, excesivo el número de habitantes. De esa manera, se ven precisados á emigrar mochos desgraciados á quienes, por mas que se diga, no ofrece ya la patria ni vivienda ni acaso alimento. Cierto que, á veces, dejarán muchos á Guipuzcoa movidos de la inquietud de su carácter; pero la emigracion, que continúa no año tras otro, y en vez de disminuir aumenta, no se verifica sin grandes razones que muevan á pueblo tan amante de su tierra, como el guipuzcoano, á abandonar sus hogares.

CAPÍTULO V.

Emigracion de los guipuzcoanos.

Al llegar á este punto, creemos, antes de entrar en la narración de sucesos, que debemos, siquiera sea brevemente, hablar de la emigracion de nuestras provincias del Norte, y en especial de Guipúzcoa. A nuestro entender, el asunto es sobremanera importante, mas no para tratarle de la manera con que se ha solido hasta aquí. Parece imposible que, teniendo á la vista lo poco que despuebla á nuestras provincias del litoral la emigracion, se pretenda que esta es la verdadera causa de la falta de habitantes en las provincias del Centro y Mediodía. Lo que digamos de la emigracion, habrá de referirse á menudo á todos los hijos de la costa boreal y del Oeste, pues unos y otros se hallan en igual caso. Creemos, con todo, que es deber nuestro hablar con cierto detenimiento de tan importante asunto, el cual hemos procurado estudiar, para presentarle al lector en la forma que nos parece mas oportuna.

Dos grandes razones mueven á un pueblo á dejar sus hogares. O una gran calamidad, como el hambre de Irlanda, ó la propia energía que lleva al hombre á buscar lejos de la tierra en que ha nacido, unas veces alivio á su triste suerte, otras capital para comprar tierras, mejorar los bienes, ó recobrar aquellos que fueron de la familia, y por inevitables desgracias se hallan al presente en agenas manos.

En general, el español que emigra, ya sea vasco, cántabro ó gallego, bien haya nacido en las costas del Mediterráneo, jamás se embarca sin pensaren volver.

Su deseo es mejorar de estado social; su mayor anhelo allegar recursos que le concedan para la vida y la muerte, paz y descanso en la tierra de sus padres.

En cuanto á las provincias de donde salen emigrados, en la mayor parte abunda la poblacion, siendo en algunas, hácia la costa, con toda verdad excesiva .

Que la emigracion es efecto de una gran calamidad ó de exceso de vida, es cosa que puede verse en los diversos pueblos de Europa.

Alemania es hoy la tierra mejor cultivada, y en proporcion, mas abundante de nuestro continente. Irlanda, la mas pobre. Pues ambas están poblando á América del Norte y Australia.

Sin salir de nuestra Península, Guipúzcoa es, en su zona de agricultura, la provincia mejor cultivada de España, y des pues las otras dos provincias hermanas, siendo las de Galicia, en igual caso, las peor cultivadas.

Gallegos y vascos son en s mayor parte los emigrados que enviamos, con especial, á América del Sur.

Los hijos de nuestra costa de Levante, si bien mochos permanecen en Argelia, no pocos vuelven á sus respectivas provincias cuando han adquirido un pequeño peculio, ó bien apenas saben que las lluvias consienten, por las tierras de Murcia, Alicante y parte de Almería, emplearse en las faenas del campo, cosa que mochos años suele estorbar la falta absoluta de agua.

De esa manera, bien puede asegurarse que, en general, la emigracion, lejos de disminuir el número de habitantes de nuestras provincias del Norte, Noroeste y Levante, si no contribuye á su medro, no impide al menos su conservacion, dando salida á mochos individuos para quien la vida es punto menos que imposible en la Península.

Desde luego condenamos la manera con que se verifica la emigración, de la cual, mas que la insensata codicia del especulador, tienen la culpa cuantos podrían y deberían, si no estorbarla, cosa imposible, modificarla al menos.

No solo los alcaldes, diputaciones, y aun hasta cierto punto, los gobernadores deben, en su esfera respectiva, poner de manifiesto á los infelices emigrados cuanto les pueda acaecer desde que se embarquen, sino las personas de representacion, inteligencia y arraigo que haya en la provincia, pues nadie está mas obligado que ellas á mirar por su tierra.

El clero debe tambien en este asunto hacer cuanto esté en su mano por evitar que los que puedan fácilmente vivir en casa, se embarquen, alentados por una esperanza insegura, en busca de daños, harto mayores acaso de los que al presente padecen. · Reconocido el mal, y persuadidos aquellos que pueden á oponer su voluntad é inteligencia á las desventuras de la emigracion, queda especificar aunque sea ligeramente, los modos de hacerlo.

Villa de San Sebastian (Cronica de la provincia de Guipuzcoa / Ferlosio)

Todos están obligados á recoger cuantos datos se puedan relativos al trato que se dé á los emigrados á bordo y des pues de desembarcar. Con los datos referidos y cuantas noticias se adquieran, fundados en la posible certeza, se debe formar un folleto, ó mas bien, Cartilla del Emigrado, donde clara y facilísimamente se pueda ver en breve tiempo cuanto á los nuestros concierne.

Si esto lo hacen las autoridades, habrán cumplido con su deber. Si lo hace un particular que prefiera gastar en la impresion de la Cartilla mil ó dos mil reales, en vez de emplearlos en satisfacer algún pueril capricho, cumplirá tambien con el deber de buen ciudadano, al cual estamos obligados todos sin esperar que el gobierno venga á recordárnoslo.

El día en que leamos una Cartilla de este género, impresa en San Sebastian ó la Coruña, daremos gracias á Dios por ver el comienzo de una buena obra.

Se dirá que la Cartilla no la pueden leer los emigrados. Provincias hay, como la Coruña y Pontevedra, en donde serán bien pocos los que no sepan leerla, y en Guipúzcoa se hallan en igual caso la mitad de los habitantes. Pero lo escrito, mas que para ellos, es para aquel inmenso número de personas que en nuestra desventurada patria abunda, y consiste en tantos y tantos, de todas las clases de la sociedad,  que saben leer, pero que no quieren leer mucho. Estos, pues. hallarán en breves páginas. razones y argumentos para convencer y aun persuadir á los infelices que piensan en emigrar, á que se miren mucho en ello, ya que saben, por medio de las personas de educacion que les hablan, los daños á que se han de ver ·expuestos.

Nunca como aquí puede el clero, los dias de misa, advertir á sus feligreses lo propio, refiriéndole ó leyéndoles aquella parte de la Cartilla que mas relacion tenga con el estado de la parroquia.

Mas, despues de lamentar, como es justo, los males que la emigracion puede traer consigo, no contentándonos con ello, pero indicando en parte, ya que no el remedio, el paliativo al menos, justo es que nos detenga: nos, así en las razones del Sr. Salazar y Mazarredo (1), como en las de otros que igualmente deploran la emigracion de nuestros compatriotas á luengas y extrañas tierras.

[Nota al pie] (1) Sabemos que las razones de nuestro amigo el Sr. Salazar han hallado eco en las Provincias Vascongadas. Tan excelente resultado nos Incita con mas fuerza á mantener cuanto nos habíamos propuesto decir.

El Sr. Salazar se limita mas bien á los vascongados, y dice que de alguna manera se ha de poner coto á mal tao grave. Quizá fuera menor el daño, torciendo el curso de la emigracion hácia lo interior de la Península, como muchos proponen, que estorbándola por medidas gobernativas.

¿Ni que respuesta se puede dar al desventurado que dice no le es posible permanecer en su tierra porque no baila modo de vivir? Y aun cuando ello no sea siempre verdad, ¿que derecho tiene nadie á estorbar á un hombre que varíe de tierra y clima, si· con ello espera mejorar de suerte?

Mudarse por mejorarse, decían nuestros padres. Por mejorar muda el mísero emigrado, aun á trucco de exponerse á la muerte. Grande debe de ser su desventura, cuando así abandona tierra, familia y hogar, y quien tal hace, se llama escalduna, cántabro, asturiano ó gallego; esto es, hijo de los pueblos mas amantes de su adorada tierra que Europa alienta en el seno.

Pero nadie puede negar que al vascongado le mueve á emigrar la extrema pobreza, de igual manera que á los demás españoles. Y á quien responde que ni aun pan tiene buena parte del año, ¿cómo obligarle á que no mude por mejorar?

Oyendo estamos á los que, para daño suyo y nuestro, tienen á España por la tierra mas rica del universo: «¡,Por que, dirán, los gallegos, cántabros y vascos no se vienen por acá? ¿Tienen mas sino llegarse á Castilla y Andalocía, en donde la fertilidad de la tierra puede ·mantener diez veces mayor número de habitantes de los que hay al presente?»

¡Pluguiera á Dios que tan risueños consejos tuviesen algun fundamento! Cierto que si en Castilla y Andalucía no hay mas habitantes, es porque ni el estado de la propiedad ni aun el del suelo y el clima consienten por ahora otra cosa.

Y téngase presente que todos los esfuerzos de un gobierno rico y absoluto como el de Cárlos III, no pudieron estorbar que las tierras de buena calidad de las colonias fundadas el siglo pasado, hayan ido á parar á manos que no son, por cierto, las de los habitantes de las nuevas poblaciones de Sierra-Morena.

Las tierras en España, aunque los dueños no suelen dar grandes muestras de merecerlo, son siempre de algun propietario; no como en los Estados-Unidos, donde el gobierno puede ir cediendo á muy pequeño costo las fértiles tierras del Far-West.

Hay, pues, para que vengan colonos á lo interior y al Sur, que contar casi siempre con el propietario, el cual, por bárbaramente beneficiados y aun incultos que tenga sus caminos, habrá de querer aprovechar la ocasión, y pedir por los eriales que le deshonran, Y para la venta, ó bien para el Censo, lo que aquellos no han de valer en muchos años.

Esta dificultad, que no es de las menores que todo colono ha de hallar en Castilla, Extremadura y Andalucía, jamás se tiene en cuenta al hablar de la repoblación de la Península.

Las que el suelo y clima ofrecen á los colonos, que por estar hechos á clima y modo de vivir harto distintos han de hallar á cada paso, no son para especificadas en este lugar.

Con todo, y á pesar de nuestra decadencia, aun arde en el pecho de todo buen español aquel amor entrañable á la patria, propio de los antiguos Iberos. .Creyendo, pues, que la emigracion es una de las causas de nuestro estado, cuando no es, á lo sumo, sino efecto, queremos estorbarla á toda costa; ¿Y puede asegurarse que la emigracion trae consigo únicamente males'? Mas fácil es decirlo que probarlo.

Fuera Irlanda, cuyas circunstancias y ódio secular á Inglaterra no se repiten, por fortuna, muy á menudo en la historia, se puede ver en toda Europa que en las regiones de donde salen emigrados, lejos de perder en poblacion ganan.

Inglaterra, Escocia y Alemania envían á América, no hombres solos, como en general enviamos nosotros, sino familias enteras, siendo la población de aquellas tierras cada dia mayor.

En España acaece lo propio; Guipúzcoa y Pontevedra son las dos provincias de mas habitantes de España, no habiendo acaso en el mundo poblacion rural mas numerosa. La emigracion de ambas provincias no es de ayer, y Guipúzcoa mantuvo hasta 1840 11na guerra civil de siete años. Recórranse las hermosas Rias d'Abaxo de Galicia y la pintoresca costa del golfo de Vizcaya, y señálense la desolacion y aspecto desierto que deberían presentar, despues de tantos emigrados como nuestras deleitosas costas del Norte y Noroeste de España han enviado y envían á las playas de América.

¿Ha sido la emigracion causa del hórrido y espantable aspecto de nuestros desiertos campos de Castilla, Aragon, Extremadura y Andalucía? No pocos lo han dicho, mas ninguno se ha ocupado en probarlo.

San Ignacio de Loyola (Cronica de Guipuzcoa / Fulgosio)

Si la emigración ocurre siempre donde quiera que no haya equilibrio entre las subsistencias y el número de habitantes, ya que la agricultura y la industria  no adelanten lo suficiente, cosa que no se verifica á tiempo donde no hay capitales (1); la falta de pobladores y el aspecto, con toda verdad vergonzoso para nosotros, del centro y Sur de la Península, ponen de manifiesto una série de errores políticos y económicos, en tal forma arraigados que, aun hoy sus consecuencias impiden, por ejemplo, cerrar las heredades en Castilla, ¡en Europa en pleno siglo XIX!!

El centro y Mediodía de la Península no han salido aun de aquel estado semi-bárbaro que se reduce á talar la tierra, sin acordarse de lo por venir, y con el único intento de lograr cereales. Que semejante estado no puede seguir sin acabar por esquilmar del todo tierras que carecen de agua y abonos, lo saben todos, menos, al parecer, nuestros labradores.

Que estos no pueden salir por sí solos del atraso y miseria en que se hallan, lo prueba la triste experiencia de varios siglos.

¡Ni cómo lograr tan anhelado cámbio!

Hay dos pueblos en nuestra Península, si no enemigos, diversos en ideas y opuestos en intereses. La tradicion romana nos ahoga. Conforme á ella, la ciudad es todo; el campo, menos que nada. La cultura, la urbanidad, el capital y la ciencia, son para la civitas; para el villanus tenemos tan solo el desprecio y la contribucion.

El pueblo de la ciudad se cree en todo superior al del campo, y es resúmen de nuestro insensato aborrecimiento aquella máxima siete veces infame:

¡EI vivir en el campo empobrece, embrutece y envilece!

¡A tal punto hemos llegado! El hombre, nacido para gozar de las maravillas do la creacion, puesto por Dios en deleitoso jardín, y no en el recinto de una ciudad, vive en el campo, crece y se multiplica; en las ciudades, cuanto mayores y mas ricas, degenera y muere (2).

Solo la region del N. y NO. donde la centralizacion romana no tuvo tiempo de dar tan desmedida importancia á la ciudad, condena la honrada tradicion de celtas y germanos, de comun origen. De los héroes del Dos de Mayo, Daoiz, el andaluz, era hijo de una ciudad, de Sevilla. Para conocer y honrar á la casa y familia del montañés Velarde, tuvo la reina de España que ir al campo, en donde á pesar del continuo menosprecio del Mediodía, aún se complacen en vivir los españoles del Norte.

Pero la mayoría que por ilustrada se tiene en nuestra tierra, prefiere la vista de la casa del vecino, así en la córte como en los demás pueblos, á la siempre sana y hermosa vista del campo.

Es este para el español un destierro, y puesto en las rústicas manos de lo que por acá llamamos labrador, no es sino el desierto, en donde á veces el bárbaro abandono en que yacen aguas que, de no hallarse estancadas, podrían servir de sangre y vida á los agostados campos, es causa al presente de calenturas malignas que despueblan aldeas enteras.

[NOTAS AL PIE]

(1) Economie Rurale de la France, par M. l. DE Lavergne. Paris 1866, 3º edicion.

(2) M. Quatefages, Tappor sur les Progres de l'Antropololgie, pag. 429-430.

 

No teniendo por digno al campo de nuestra presencia, se comprende no empleemos en él nuestro saber ni nuestro caudal,· contentándonos con deplorar el abandono en que se ve la agricultura de la mayor parte de la Península, como si de semejante estado no tuvieramos nosotros la culpa mas grande y mas imperdonable.

De ese modo, mientras las clases acomodadas miren con semejante horror al campo, dando con su funesto ejemplo lugar á que le abandonen cuantos puedan, ¿cómo hemos de conocer prácticamente el modo de atraer emigrados españoles ó extranjeros al centro y Mediodía de nuestra desgraciada tierra'. Si queremos que esta nos dé únicamente el sustento diario, mal ó bien, ya nos le da, siquiera esté amenazada de quedarse erial el dia en que, quitadas las aduanas, vengan los trigos do Chicago á aventajar á los nuestros en el mercado de Arévalo.

De nuestro gabinete, hablamos de ríos que deberían ser navegables, de alumbramientos de aguas, de terrenos incultos,· mas en cuanto se trata de ir á ver tales cosas por sí propio, el español halla siempre á mano razon que se lo estorbe. Hay quehaceres, ópera en el teatro Real ó plaza de toros.

Adquiere una persona cierto caudal, y en vez de emplearle, ante todo, como haria cualquier otro europeo, en una casa de campo, le emplea en coches para presentarse en la Castellana. Lo mismo que en Madrid, acaece en provincias.

De igual manera, personas que no tienen reparo en gastar ocho ó diez mil duros en caprichos de femenil vanidad, no emplearían otro tanto, ni aun menos, en una agradable mansion campestre. A propósito de ciertos gastos, jamás hay reparo, mas en tratándose de emplear algun dinero en el campo, al punto ocurre aquello de:

Es dinero perdido, puesto que se emplea en una finca improductiva.»

!Finca improductiva aquella en que el hombre, en lugar del aire viciado de la ciudad, que no es sino el mas lento y seguro veneno, respira el saludable aire del campo! !Finca improductiva, cuando da al hombre salud para sus hijos, paz para la familia entera, descanso al cuerpo, reposo al alma, y aquella serenidad de espíritu con que tan á menudo necesita templarse, para afrontar las tormentas de la vida!

!Finca improductiva!

Fuera poco un libro para expresar cuanto se nos ocurre. Mas, forzoso es abreviar. Los quehaceres, la huelga en la Carrera de San Jerónimo, el teatro Real, ú otras tan graves ocupaciones, no nos dejan á los españoles tiempo para perderle en libros. Gracias que tengamos á bien poner los ojos en un periódico amigo.

Se trata de emigrados, esto os, de aquellos cuya mísera suerte es tal, que se hallan en el duro trance de dejar á su patria para establecerse en extraña tierra.

Ya hemos dicho, que, si bien creemos es deber de todo el mundo advertir, y aun apartar en lo posible al emigrado de los daños que le amenazan, no nos pare· ce fundado, ni justo, estorbar á la fuerza su partida.

Queda el recurso de torcer la emigracion hácia lo interior y el Mediodía de la Península. Pero así como ningun gobierno podrá (por desgracia) obligar de real órden á los españoles á que se complazcan en el campo y empleen en él buena parte de su vida, de igual manera no habrá jamás real órden para que nuestros guipuzcoanos que á América emigran, vengan á establecerse en campos donde ni pueden ni quieren vivir .

Por otra parte, y ya que la América del Norte va irresistiblemente pasando á manos del anglosajon, lejos de estorbar, debemos nosotros contribuir, en cuanto sea posible, á que nuestra- sangre, costumbres é idioma se conserven en la parte del continente americano, en que aun duran.

Ni crea el lector que á tal empeño nos mueva en lo mas mínimo, incurable ceguera de amor patrio. Grandes intereses políticos y comerciales habrá siempre en favor de nuestra opinión, con tal que, dejando á un lado toda ligereza indigna del carácter español, no maldigamos á cuanto lleve nuestro nombre en América, movidos de las tristes resultas que, errores propios y agenos, han llevado á tan opuesto polo la opinión que antes prevalecía de mirar á los americanos por hermanos ó por hijos.

En cuanto á los emigrados de las provincias del Norte traídos á Castilla, Extremadura y Andalucía, solo nuestros vascos tendrían energía suficiente para ser buenos labradores. Otra emigracion hay harto mas necesaria, y de ella hablaremos, siquiera sea brevemente.

Sin faltar á la ley, ni aun á nuestros osos y costumbres, debemos recibir con los brazos abiertos á los hijos de ciertas regiones de Europa que quieran venir á poblar nuestros campos. La mitad de Alemania es católica; lo propio acaece en Suiza y Holanda, siendo la inmensa mayoría de belgas y franceses del Norte, esto es, flamencos, normandos, etc., católicos tambien.

El emigrado aleman, que es el mejor, lleva consigo siempre un capital en saber, aplicado á la agricultura y á la industria agrícola, superior al que cualquiera otro emigrado pueda llevar. Solo en esto se advertirá la ventaja que tiene sobre nuestros colonos del Norte.

Que el aleman puede aclimatarse, aun en Andalucía (teniendo en cuenta los preceptos de la experiencia), cosa es fácil de ver, pues tenemos el ejemplo en las poblaciones de Sierra-Morena.

Los pueblos que no renuevan la sangre, perecen, ó viven la triste vida de aquellos árboles viejos por cuyo endurecido tronco no corre sino escasísima sávia.

Tal es el secreto de la floreciente existencia de nuestros vecinos los franceses, que, puestos en el centro del continente europeo, reciben por todas las fronteras de su nacion el alma y el ser de las naciones vecinas. Y de tal manera lo ha comprendido así el emperador, que acaba de facilitar aun mas la naturalizacion de los extranjeros, con una ley por extremo favorable á tan importantísimo objeto.

Tampoco tenemos espacio para dar todas las razones que nos mueven á preferir colonos alemanes, Desde luego diremos que son los mejores que América del Norte recibe. En cuanto á traer húngaros, y, sobre todo, irlandeses, no concebimos idea mas desatinada.

No es nuestro intento ofender á pueblo alguno, y mas, si es desgraciado; pero si el irlandés da tanto que hacer, aun en medio de pueblos de costumbres fuertes y sólidamente asentadas, como el inglés y el norte -americano, ¡qué elemento perturbador no seria en nuestra desconcertada España!

Para aficion á contienda~ y á derramar sangre, para tumultos y conspiraciones, para inquietud perenne, para venganzas heredadas ¿no nos bastamos?

CAPITULO VI.

Industria. Ferlas. Mercados.

Establecidas las aduanas en la frontera de Francia, la industria ha adquirido notable aumento en Guipúzcoa. No hay duda que el carácter enérgico de los vascongados debe de ser muy á propósito para toda clase de empresas; pero así como en la industria de Cataluña tienen nuestros vecinos de allende el Pirineo no pequeña parte, es natural la hayan tenido tambien en la naciente industria guipuzcoana. El eminente naturalista francés, M. de Quatrefages, en sus Recuerdos (souvenirs) de un naturalista, publicados en la Revista de ambos mundos, en 1850, trata de poner de manifiesto el influjo de Francia, la cual, segun él, ha servido de guia al pueblo vascongado en materia de negocios é industria.

Dice que las casas de Bayona se han trasladado á San Sebastian, y con su actividad han producido completa revolucion en el comercio de géneros coloniales, multiplicando las operaciones, sin sacar de ellas mas que la tercera ó coarta parte del beneficio acostumbrado.

No sabemos que las principales casas de Bayona hayan de tal manera trocado de patria; pero, no hay duda que se han empleado bastantes capitales franceses en Guipúzcoa, tierra que segun el ya citado M. de Quatrefages, produce excelentes trabajadores. Vamos, pues, á repetir, y sin responder de so exactitud. lo que aquel dice á propósito de diez fábricas y del origen que atribuye á sus capitales. Una de las fábricas de papel de Tolosa, y la de paños, se estableció con capitales franceses y españoles; la de fundicion, con capitales franceses. En Irun la de papel y la de hilados de algodon y lana, capitales franceses; la de gorros, franceses y españoles. La de bugías y fósforos, de Hernani, capitales franceses. En Rentaría, la de hilados de hilo, franceses. En San Sebastian, la de papel pintado, franceses. En Pasajes, la de cordelería, españoles y franceses. En cuanto á la direccion de todas estas fábricas, estaba en manos, segun M. de Quatrefages, de franceses. Otras hay, fundadas con capitales exclusivamente españoles, como la del Sr. Madoz, en Zarauz; pero, aun cuando tal no ocurriese, tenemos por bien  inapreciable el que vengan capitales de fuera á enriquecernos.

Como quiera, la industria guipuzcoana es ya por extremo importante, y merece especialísima atencion.

En Abalcisqueta hay un molino harinero. En Aizarna (barrio de Alzolarás) hay una ferrería y un molino harinero. Además se ha establecido una fábrica de cal hidráulica, con dos piedras de moler, que ha producido notables ventajas á toda la comarca. En Aizarnazabal, un molino harinero. En Albistur, tres molinos harineros. En Alegría (barrio entre Ormaiztegui y Zumárraga) un molino harinero, que está en el término de Ichaso.

En Alegría (villa, partido judicial de Tolosa), hay una fábrica de papel contínuo, otro de chapa de hierro, otra de cerveza y varias fraguas de machetes, hachas y objetos de hierro. En Alquiza, tres molinos harineros. En Alzola, Además de su célebre establecimiento de baños, una ferrería de acero y un molino harinero. En Amezqueta, una ferrería y dos molinos harineros.

En Andoain, á la par de una ferrería y dos molinos harineros, hay una gran fábrica de tejidos y estampados de algodon. En Anguiozar varios molinos harineros. Dos en Anoeta. Dos en Anzuola, y tambien una fábrica de curtidos y varios telares de marragueria.

En Arama, tres molinos harineros. Arechavaleta posee, además de sus célebres baños, dos fábricas de fósforos y dos molinos harineros.

En las inmediaciones de Arrona (jurisdicción de Cestona), hay dos fábricas de cal hidráulica. En Asteasu, cinco molinos harineros y dos yeserías. En Astigarraga se fabrica mucha y excelente sidra; hay dos molinos harineros. En Ataun, varios molinos harineros.

Azcoitia posee una fábrica de boinas y doce molinos harineros. Azpeitia, un establecimiento en que se asierran y pulimentan los mlirmoies de Izarritz; ocho ferrerías, dos de ellas con máquina para cortar hierro; una fundicion, una fábrica de curtidos y diez y seis molinos harineros.

Hay en Baliarrain un molino harinero (pa!'tido judicial de Tolosa). En Beasain una gran fábrica de fundicion de hierro con hornos altos, etc., una ferrería y tres molinos harineros.

Belaunza, en cuyo territorio está el campo donde se dió la célebre batalla de Beotibar (1321), posee una fábrica de cobre y dos molinos harineros. Berastegui, dos ferrerías y cinco molinos harineros. Berrobi, un molino harinero. Cegama, una ferrería con martinete, y horno de cementacion de acero, siete molinos harineros y una fábrica de sal comun. Cestona tiene en su jurisdiccion dos ferrerías, varios molinos harineros y seis fábricas de cal hidráulica. Cizurquil, un tejar y cuatro molinos harineros.

Digna del mayor encomio es la manera con que trabajan los hijos de Eibar excelentes armas blancas y de fuego, cuya real fábrica existe en la referida villa, donde hay tambien una fábrica de rewolvers, varios barrenos de cañones, y ocho molinos harineros.

En Elduayen hay una ferrería llamada de Olloquiegui, y un molino harinero. En Elgoibar hay cuatro ferrerías y doce molinos harineros. Elgueta no posee industria alguna, salvo en el valle de Anguiozar, donde hay varios molinos harineros.

Fuenterrabía tiene cinco fábricas de conservas de pescado, y como media docena de molinos harineros.

Gaviria, varios molinos harineros, y uno Gaztelu. Hay en Hernani una fábrica de velas de estearina y jabon, tres de fósforos, tres tejerías, una de ellas muy importante, y algunos molinos harineros. Hernialde (partído judicial de Tolosa), tiene una fábrica de mantas y otros tejidos de algodon, y dos molinos harineros. En !barra, del propio partido judicial, hay una ferrería con martinete, una fábrica de papel á mano, una ferrería y un molino harinero. En Icazteguieta, un molino harinero. ldiazabal posee una ferrería y cinco molinos harineros.

Tiene Irun una fabrica de fósforos, una de peines, y otra de carruajes. Isasondo, tres molinos harineros, dos fraguas y talleres de diversos oficios. Larraul tiene un molino harinero.

Lasarte es al presente una poblacion industrial; posee una fábrica de hierro colado, entre las jurisdicciones de Hernani y Urnieta; una de harinas en la de Hernani, y otra de tejidos é hilados de algodon, en la de Urnieta. En Lazcano hay dos molinos harineros y un tejar. En Leaburu, un batan, un molino harinero y un tejar. En Legazpía, cuatro ferrerías, o nade ellas de acero, una fábrica de papel á mano y siete molinos harineros. En Legorreta, una ferrería y dos molinos harineros. Dos en Lezo. Dos en Lizarza, una tejería, y algunos telares de marraguería y liepzos ordinarios.

Mendaro posee una ferrería y siete molinos harineros.

Mondragon tiene una fábrica de harinas , cinco molinos harineros, dos ferrerías, una de ellas de acero, y algunos talleres de cerrajería. Motrico once pequeños molinos harineros. Mutiloa, cuatro molinos, que, como otros varios, trabajan solo parte del año.

Oiquina, una fábrica de cal hidráulica y dos molinos harineros. Posee Oñate una pequeña industria que no se debe pasar en silencio. Abunda de tal manera en su territorio y es tan excelente la borraja, que con su flor se hace todos los años mucho dulce exquisito, el cual se despacha en jarritas para la córte y otros puntos del reino: tiene además Oñate una ferrería (pues las otras dos que hay no trabajan), una fábrica de cobre y veintiún molinos harineros. Oreja tiene un molino harinero. Orendain, dos.

En Orio se construyen barcos, y hay dos molinos harineros. En Ormaiztegui, ademlis de la casa de baños con su hospedería construida en 1854, que tiene aguas sulfurosas, hay tres molinos harineros. Diez y ocho en Oyarzun.

Hay en Pasages una fábrica de porcelana, una de cordelería para sogas y calabrotes de buques, y un excelente astillero.

Posee Placencia una real fábrica de armas blancas y de fuego, y otras dos de propiedad particular. Se construyó la primera hácia 1573 á costa de la villa, y esta la cedió al gobierno. Antes se trabajaban en ella toda clase de armas por cuenta del Estado; hoy únicamente se examinan y reciben en ella las que presentan los particulares, para lo cual hay un director, que es jefe de artillería, con ·los subalternos correspondientes.

En la industria armera se ocupan la mayor parte de los habitantes. de Placencia. Hay tambien cuatro molinos harineros.

Rentería posee cuatro fábricas de lienzos de hilo, que tienen de 500 á 600 telares, una ferrería, otra con martinete, y un molino harinero de ocho piedras.

Rexil tiene ocho molinos harineros. En Salinas, se ocupan los habitantes en fabricar sal comun y en llevarla á los pueblos comarcanos.

La industria de San Sebastian consiste en seis fábricas de cal hidrálica, una de fósforos, una de cerveza, una de papel pintado, alpargarterías, cordelerías de jarcia y velámen, molinos de chocolate y talleres de construccion de remos, de ebanistería, ferretería, etc. Tambien se hace en los alrededores excelente sidra. En Segura hay una ferrería y cinco molínos harineros. En Soravilla, un molino harinero, antes ferrería.

Tolosa merece atencion especial, en la breve resella que vamos haciendo de la provincia de Guipúzcoa. Por su antiguo orígen, empezaremos mencionando la ferrería con martinete de Amaroz, antes de Sasoeta. En 1820 se levantó la fábrica de cobre en Olarrain. Hay seis ferrerías, tres fábricas de papel continuo, de ellas, la llamada de la Esperanza, es la primera de su clase en España, y se inauguró el 11 de junio de 1842: la de Iguerondo construida en 1817 para fabricar papel á mano , se habilitó en 1862 para su actual empleo. Hay además una fábrica de carton y papel de estraza, una de alarnbres y puntas de París, una de paños y otros tejidos de lana, dos de hierro colado, dos de boinas, dos de fósforos y bogías de estearina, dos talleres de construccion de coches y otros dos de carros. Tambien hay telares de marraguería, mantas y lienzos ordinarios, cordelerías, alpargaterías, sombrererías, grandes fraguas de machetes, etc.

En el distrito parroquial de Urrestilla trabajan al presente tres ferrerías y nueve molinos harineros. En el barrio de Unsuarán, un molino harinero.

En Usurbil hay una gran fábrica de harinas y algunos molinos comunes. En Vergara, una ferrería antigua, una fábrica de hilados, tejidos estampados de algodon, una tenería, cuatro fábricas de tejas y ladrillos y diez y ocho molinos harineros. En Vidania, un molino harinero. En Villabona, una fábrica de tejidos de algodon, una ollería y dos molinos harineros. Otros dos en Villafranca. En Villareal, otros dos, un tejar y algunos telares.

Fabrica Zaldivia excelentes quesos, y tiene cuatro molinos harineros. Zarauz posee una buena fábrica de lencería y mantelería, propia de D. Pascual Madoz, que da trabajo á unos cien obreros; tiene tambien algunos molinos de harina. Zubieta, un molino harinero. Por último, en Zumaya se fabrica cal hidráulica.

Además, facilitan el comercio de los pueblos de la provincia entre sí y con los de Alava, Navarra y Vizcaya, las férias siguientes, citadas como mas importantes: la de Aya, el dia de la Asuncion; la de Beasain, el domingo siguiente; la de Vergara, loe tres di as de Pentecostés y especialmente el segundo; la de Elgoibar, el domingo de la Trinidad; la de Segura, el 25 de julio; la de Villafranca, el 8 de setiembre; la de Oñate, el 29 de ídem; la de Azcoitia, el 30 de noviembre; la de Villareal, el 13 de diciembre, y las de Mondragon, Segura y San Sebastián, el 21 del propio mes.

Hay tambien férias mensuales de ganado en Tolosa, Alegría, Hernani, Mondragon, Vergara, Villafranca y Villabona, parte del año. Todos los martes hay mercados, especialmente de granos, en Azpeitia, los miércoles en Villafranca y los sábados en Tolosa.

Del comercio y pesca de los guipuzcoanos, hablaremos mas adelante en la narración de sucesos, verdadero objeto de esta Crónica, conforme vaya siendo oportuno.

 

FIN DEL LIBRO PRIMERO.