SEGUNDA PARTE
GEOGRAFÍA POLÍTICA
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/577/
VII
PARTIDO JUDICIAL DE SAN
SEBASTIAN
SAN SEBASTIÁN
CONSERVACIÓN Y MEJORA.
Hecha a grandes rasgos la descripción de la ciudad, veamos cómo la cuida el
Municipio y cómo vela por su limpieza y su embellecimiento, y por la seguridad
de los edificios y de quienes los habitan.
El personal facultativo de obras del Ayuntamiento se compone de un ingeniero
de caminos, encargado del Negociado de Obras Públicas propiamente dichas; un
arquitecto encargado del Negociado técnico de construcciones civiles, cuatro
ayudantes de obras municipales, un delineante del ingeniero, un sobrestante del
ingeniero y otro del arquitecto, un jefe de sección encargado del negociado
administrativo de obras municipales, auxiliar y escribiente, ordenanza,
administrador de almacenes, portero de los mismos, vigilante, guarnicionero,
mecánico, cuatro capataces, siete guardas y catorce camineros. Este personal
cuesta, en el presupuesto de 1916 cerca de 82.000 pesetas, y hay /578/
además, otras 100.000 destinadas a entretenimiento y conservación de calles y
plazas, aparte de 88,000 para obras de embellecimiento y mejora, y otras
cantidades de capítulos similares.
Para el cuidado de paseos y jardines hay un director que tiene a sus órdenes
dos capataces y varios peones fijos, y en el presupuesto figuran, además de los
gastos de personal, que ascienden a 11.000 pesetas, 43.000 más para ejecución 'y
conservación de paseos, jardines, arbolados. etc.
De la limpieza de calles está encargado el cuerpo de barrenderos, debidamente
uniformado y pertrechado; se compone de un jefe y sesenta y cinco individuos, a
los que se les pagan, próximamente, 90.000 pesetas; adjuntos a este servicio hay
otro de arrastre de basuras y otro de extracción de materias fecales.
El servicio municipal de riego se hacía hasta ahora con mangas y por medio de
carros-regaderas tirados por tracción animal, pero desde este año se utilizará
un coche-depósito automóvil, de 18,22 caballos de fuerza y 5.000 litros de
cabida, que esparce el agua a presión por la parte delantera, en amplitud
regulable, conforme con la anchura variable de las calles.
Para preservar a los edificios de los riesgos de incendio, tiene el
Ayuntamiento muy bien montado el servicio de bomberos, al que es justo dedicar
unas líneas.
Servicio de incendios.
Antes del incendio de 1813 no hubo en San Sebastián un cuerpo de bomberos
encargado de atender al salvamento de personas y propiedades en casos de
incendio. Se prestaba auxilio por el vecindario, puesto en guardia por los
toques de campana, y cuantos tuviesen pozos de agua en sus propiedades se
hallaban obligados a ponerlos a disposición de quienes quisieran utilizarlos
para extraer de ellos agua con que sofocar el fuego (252).
Reconstruida la ciudad, se comenzó a hablar de la necesidad de poseer
material adecuado y de prevenirse; contra posibles contingencias. En 1842 se
constituyó una Sociedad de seguros mutuos, y cinco años después, por disposición
del Ayuntamiento y de esta Sociedad, se redactó un reglamento disponiendo que el
arquitecto alarife de la ciudad y los demás arquitectos y maestros de obras se
encargasen, en casos de incendio, de la dirección facultativa de los trabajos de
extinción, a los que tenían obligación de acudir todos los operarios del
Ayuntamiento y los empleados de la Sociedad de seguros mutuos.
Poco a poco ha ido mejorando la organización del servicio, y hoy está
perfectamente formado, equipado e instruido el cuerpo de Zapadores-bomberos, que
depende única y exclusivamente del Ayuntamiento. Consta de un /579/ jefe,
que es el arquitecto municipal; un subjefe, un maquinista, dos auxiliares de
éste, cuatro capataces, cuarenta y ocho bomberos, dos cornetas y ocho suplentes
y aspirantes, además del personal auxiliar, compuesto de un médico, un
practicante, un contador y un guarnicionero.
De los bomberos, los numerarios desempeñan diariamente sus funciones,
prestando la guardia diurna en los dos parques de la Brecha y de San Martín, y
los supernumerarios concurren con los numerarios a los restantes servicios
propios del cuerpo, y prestan alternando las guardias nocturnas y las restantes
guardias. Todos ellos tienen un timbre eléctrico que sirve para llamarlos en
casos de instrucción o de siniestro.
Los bomberos prestan también servicio en edificios de espectáculos públicos,
cuyo servicio lo fija la alcaldía y es costeado por la empresa o entidades que
la soliciten, comprometiéndose a abonar la tarifa correspondiente.
Para ingresar en el cuerpo son condiciones preferentes el saber la lengua
vasca y ser natural de San Sebastián, de Guipúzcoa ó del País Vasco, por este
orden.
Dispone de excelente material de todas clases, y desde el año 1910 posee una
magnífica bomba-automóvil adquirida por 42.100 pesetas en la casa Merrywauter, y
está en negociaciones para adquirir una segunda.
Con mucha frecuencia hace prácticas del personal y ensayos del material, Por
lo cual está en excelentes condiciones de prestar sus servicios. Como detalle
demostrativo bástanos citar un hecho reciente. Con motivo del Congreso de
arquitectos, celebrado en San Sebastián el verano de 1915, cerca de cien
congresistas acudieron el 16 de Septiembre a visitar la Casa Consistorial, y uno
de los visitantes, por ver cómo estaba organizado el servicio, dio aviso de
alarma a uno de los retenes de bomberos; a los tres minutos, la bomba automóvil
y los bomberos entraron en la plaza de la Constitución, saludados por las
ovaciones de los arquitectos.
Este servicio cuesta al Ayuntamiento en conjunto, incluidos gastos de
personal, material, luz, teléfonos, etc., muy cerca de 60.000 pesetas anuales.
La Corporación municipal tiene muchos de sus edificios públicos asegurados en
diversas Compañías: este año, 1916, tiene presupuestadas, para este capítulo de
seguros y contraseguros, 3.723,44 pesetas.
Vigilancia de las calles.
Está encomendada a la Guardia Municipal, en sus diferentes secciones.
El cuerpo de la Guardia Municipal de San Sebastián tiene por objeto vigilar,
de día y de noche, la población y su término municipal, velando por la seguridad
de las personas y por el cumplimiento de ordenanzas y reglamentos municipales y
bandos de buen gobierno dictados por la alcaldía.
Está dividida en tres secciones:
«Urbana diurna», encargada de la vigilancia diurna de la población. Está
formada por un inspector, cinco cabos y sesenta y tres guardias, de los que
/580/ seis pertenecen a la sección de ciclistas, cuyo campo de vigilancia
llega hasta las carreteras de primer orden, dentro del término municipal. La
Guardia Urbana diurna presta servicio, mediante los oportunos relevos de
personal, de seis de la mañana a diez de la noche. Vulgarmente se les llama
«celadores».
«Urbana nocturna» es la que de noche presta el mismo servicio que la diurna
presta de día. Se compone de un inspector, cuatro cabos y cuarenta y nueve
guardias. Desempeña su servicio, en una sola etapa, de diez de la noche a seis
de la mañana. Comúnmente se les designa con el nombre de «serenos» (253).
La sección «Guardias de campo» tiene por obligación vigilar la población
rural, campo, caseríos, caminos, etc., enclavados en el término municipal. Su
personal está compuesto de dos cabos y diez y ocho guardias, dividido en dos
escuadras, una de las cuales presta servicio de seis de la mañana a ocho de la
noche, y la otra desde esta hora hasta las seis de la mañana siguiente. El
pueblo les llama «guardamontes».
Al frente de todas las secciones hay un superior que se denomina jefe de la
Guardia Municipal, y que está especialmente bajo las inmediatas órdenes del
Alcalde y de la Comisión de Gobernación. Su nombramiento corresponde. por libre
elección, previo concurso, al Ayuntamiento, y tanto para la designación del
jefe, como para la de todos los individuos de la Guardia Municipal, es condición
de preferencia saber el idioma del país, ser de San Sebastián, de Guipúzcoa o
del País Vasco.
El personal total está compuesto de un jefe, dos inspectores, once cabos y
ciento treinta guardias, de los que seis son de los llamados «distinguidos»
porque entra en su obligación el vigilar a los demás y sustituir a los cabos en
ausencias y enfermedades.
La Guardia Municipal tiene su negociado, en el que se lleva cuanta
documentación tenga relación con el cuerpo. Tiene dos empleados: auxiliar y
escribiente.
La cantidad que el Ayuntamiento gasta en sostener la Guardia Municipal y en
dotarla de armamento, vestuario, alumbrado, locales, teléfonos, etc.. asciende a
234.000 pesetas anuales.
Agua.
Tratándose de una población que tiene los servicios públicos tan
escrupulosamente cuidados como los tiene San Sebastián, no hace falta decir con
qué solicitud habrá mirado el problema del agua, que, además de ser elemento de
alto valor para ornato de calles, plazas y paseos, es indispensable para
resolución de cuestiones íntimamente ligadas a la limpieza pública, a la higiene
general y a múltiples necesidades de toda clase de personas.
El primer estudio para la traída de aguas a la ciudad se hizo en 1566, pero
el proyecto no se llevó a cabo. Más tarde, merced a las obras realizadas en 1609
y 1610, se hizo la primera conducción de aguas trayendo las de Morlans. Fueron
cortadas varias veces por el enemigo en tiempos de guerra; otras veces
inutilizadas por desperfectos causados en el acueducto, o porque las lluvias las
enturbiaban; su caudal se calculaba en 40.000 cuartillos, y como allá por el año
1835 resultaba escaso para las necesidades de la población, se autorizó a una
empresa para que, conduciéndola en barricas de fuentes alejadas de la ciudad, la
vendiera a domicilio; la cantidad de agua así distribuida era de 8.000
cuartillos diarios. Para la limpieza doméstica se utilizaban las aguas
llovedizas recogidas en los canalones y en pozos que existían en la ciudad.
Como las necesidades de la población iban en aumento, en el año 1848 se hizo
la conducción de aguas de los manantiales de Moneda y Lapazandegui: se trajeron
a la plazuela de los Esterlines, que ya no existe, y desde allí se hizo la
debida distribución a cinco fuentes principales y cuatro secundarias; éstas, y
la de la plaza Vieja y la de la Brecha, alimentadas de agua de Morlans, surtían
a la ciudad.
Antes de veinte años hubo que hacer la primera traída de aguas de Errotazar;
en 1865 llegaban, en consecuencia, a San Sebastián, 1.286.490 litros de agua
cada 24 horas.
Las obras del ensanche hacían crecer en gran proporción el consumo de agua, y
en 1872 se trajeron de Errotazar las aguas no recogidas en la primera
conducción; terminada esta traída, el Ayuntamiento formó el reglamento para el
servicio de aguas a domicilio, y fijó en 25 céntimos el precio de cada metro
cúbico de agua.
Trajéronse luego las aguas de Choritokieta, cerca de Astigarraga, que daban
25 litros por segundo en 1881, y en 1892 se condujo al barrio del Antiguo el
líquido procedente del manantial de Olarain.
Este mismo año ya se presentó en la ciudad con alarmantes caracteres el
problema del agua: de noche, y a veces también de día, se cerraban las llaves de
los depósitos, y para riegos se utilizaba el líquido del Urumea. El
Ayuntamiento, para obviar el inconveniente, obtuvo una ley especial que le
permitía derivar 200 litros por segundo del río Urumea o de sus afluentes. En
consecuencia, aprobó un proyecto presentado por don Nemesio Barrio y don Marcelo
Sarasola, en el que se proponía la conducción a San Sebastián de 200 litros de
agua por segundo, tomados del río Añarbe, principal afluente del Urumea. El día
10 de Septiembre de 1896 se inauguraron las obras con asistencia de SS. MM., y
el 29 de Junio de 1899 tuvo lugar la solemne inauguración, también con
asistencia de SS. MM., de la traída de aguas.
Las obras realizadas fueron de gran importancia, a causa de la distancia a
que la toma de aguas se halla de la ciudad y el terreno variable que hay que
recorrer: todas las dificultades fueron felizmente salvadas merced a la /582/
pericia del ingeniero de caminos señor Sarasola, quien dirigió todas las obras.
El entonces director del Laboratorio Químico Municipal, doctor Chicote, hizo un
escrupuloso análisis de las aguas del río Añarbe, y resumió su resultado en
estas líneas:
«El agua es fresca, cristalina, ligeramente azulada vista en masa, agradable
al paladar, suficientemente aireada, ligera al estómago e imputrescible; cuece
bien las legumbres y disuelve de la misma manera el jabón.
»Teniendo en cuenta los datos anteriores que demuestran la gran pureza
química y bacteriológica del agua del Añarbe, por mí recogida, estimo debe ser
calificada como de excelentes condiciones» .
Por escritura pública de 24 de Diciembre de 1903, compró el Ayuntamiento a
don Rafael Picabea otros 203 litros por segundo, derivados del río Elama, en
Artikutza, por el precio d.e 350.000 pesetas, los cuales vinieron a sumarse al
caudal de aguas ya existente.
En conjunto llega hoy a San Sebastián un caudal de agua variable de 100 a 130
litros por segundo. Tomando como base un caudal de 100 litros por segundo y una
población de 50.000 habitantes, resulta que cada uno consume en San Sebastián
173 litros diarios.
Hay treinta fuentes públicas, cinco lavaderos y diez abrevaderos. Según la
tarifa generalmente aplicada, el agua para el consumo doméstico se paga a razón
de 15 céntimos el metro cúbico.
Alumbrado.
Hasta el caño 1861 el alumbrado público de San Sebastián se reducía a menos
de un ciento de faroles de aceite, del sistema Bordier Marcet, con
reverbero y quinqué, unos adosados a la pared y otros pendientes de cuerdas
ensebadas que atravesaban la calle a cierta altura en sentido perpendicular; los
extremos de estas cuerdas terminaban en pequeñas cajas provistas de aparatos
rudimentarios que permitían bajar y subir el farol.
Los faroles eran de uno, tres o cuatro mecheros; se encendían al toque de
oración y se apagaban a las diez y media en invierno y a las once en verano. Las
noches de luna no se encendían los faroles públicos. El servicio, a veces lo
hacía el Ayuntamiento por administración y otras lo sacaba a concurso.
Deseosa la Corporación municipal de introducir en el alumbrado público y
particular innovaciones que la mejoraran, pensó en la conveniencia de construir
una fábrica de gas. En 1861 se formó una empresa para suministrar gas al
Municipio y a los particulares, conforme a ciertas bases, según las cuales el
Ayuntamiento concedía por veinte años a los accionistas el alumbrado público y
particular, y les daba además 10.000 pesetas anuales durante el plazo mínimo de
veinte años, y durante los que fueran necesarios, si en ese período no
amortizaban la mitad de las 150.000 pesetas en que se presupuestó el gasto del
establecimiento de la fábrica. Cumplidos los veinte años, o llegado /583/
el caso citado, la fábrica y todos los enseres de alumbrado pasarían a ser
patrimonio del Ayuntamiento en una mitad y de los accionistas en la otra mitad.
Se construyó la fábrica, y su explotación dio tan buen resultado, que el
Ayuntamiento, una vez terminado el contrato con los accionistas, se incautó de
la fábrica, pagando a los accionistas el importe de su mitad, y se decidió a
montar una fábrica más amplia, a cuyo efecto aprobó el proyecto del ingeniero
Lopetedi; en 1892. se dio comienzo a la construcción de la fábrica, que costó
700.000 pesetas, comprendidos el gasómetro y aparatos trasladados de la antigua;
el 7 de Junio del año siguiente ya se surtió la población de gas de la fábrica
nueva, cuyas instalaciones principales se calcularon para una producción de
4.000.000 de metros cúbicos anuales.
Según la Memoria publicada por la fábrica en 1915, el 31 de Diciembre surtía
a 1.467 luces para el alumbrado público y tenía 3.047 abonados particulares, más
del doble que el año 1906, en el que el número de abonados era de 11315.
He aquí el cuadro del servicio de alumbrado privado que publica la Memoria:
Columnas montantes 576
Estufas 590
Contadores instalados 3.948
Cocinas 2.645
Instalaciones completas 3.636
Plancheros 400
Mecheros verticales. 4.290
Calienta-baños 81
Lámparas especiales. 105
Aparatos especiales. 165
El valor de la fábrica asciende a cerca de millón y medio de pesetas, y su
explotación es un magnífico negocio para el Ayuntamiento, que ingresa anualmente
en sus arcas más de 100.000 pesetas de ganancias líquidas de la fábrica.
También se halla establecido en San Sebastián, después de bastantes estudios
y tanteos económicos, un espléndido alumbrado eléctrico.
El primer ensayo se hizo el año 1882. El Ayuntamiento contrató con la casa
Hammond y cª de Londres la instalación de diez y seis luces sistema Brusch, que
lucieron en la Alameda durante los veranos, y en las calles de Peñaflorida,
Andía y Hernani durante el invierno, a excepción de cinco que seguían en la
Alameda todo el año. Cuando en 1893 se inauguró la fábrica nueva de gas se
prescindió de este alumbrado eléctrico.
La empresa de la primitiva fábrica de gas estableció también alumbrado
eléctrico en 1892.
Por su parte el Ayuntamiento aprobó, en sesión de 18 de Octubre de 1898, un
proyecto de alumbrado eléctrico estudiado por el ingeniero municipal don
Bartolomé Lopetedi; se redactaron los pliegos .de condiciones, se celebró el
concurso de suministro de material para la central, .red, etc., y se llevaron a
cabo las obras, cuya terminación y establecimiento del alumbrado /584/
eléctrico municipal se festejó él 29 de Junio de 1899, el mismo día que la
traída de aguas del río Añarbe.
Entonces el alumbrado público eléctrico constaba de cien lámparas de arco:
sesenta y ocho estaban colocadas en candelabros, treinta en liras en el paseo
del Boulevard y dos colgantes.
Hoy, durante el invierno, el alumbrado eléctrico público consta de ciento
treinta lámparas de a diez y seis bujías y ciento treinta arcos voltaicos. En el
verano aumenta considerablemente, hasta el punto de que habrá muy pocas
poblaciones que le aventajen en este particular.
En esta capital hay, además de la central municipal, cinco sociedades
particulares productoras de electricidad.
HIGIENE Y SANIDAD
San Sebastián es una población de excelentes condiciones higiénicas,
difíciles de superar. De estas condiciones, unas las debe a su privilegiada
situación topográfica y otras al desvelo grande con que las sucesivas
corporaciones municipales han atendido a este extremo, tan importante para una
ciudad que pretenda ser ciudad veraniega de renombre universal.
En su situación topográfica tiene San Sebastián un gran elemento de
higienización: el aire del mar, que corre libre por todas las calles de la
ciudad. Este aire de mar, limpio de polvo orgánico, de amoniaco, de hidrógeno
sulfurado y de microbios, es inapreciable agente aséptico, que evita muchísimas
enfermedades, y excelente antiséptico merced a la presencia del ozono. Además,
en San Sebastián, por hallarse a la orilla del mar, la presión del aire es la
máxima, y mayor la cantidad de oxígeno que éste contiene en igual volumen. Si a
todo esto añadimos que el mar es el gran regulador de temperaturas, que evita
los cambios bruscos y rápidos, comprenderemos las grandes ventajas que en punto
a las condiciones higiénicas ofrece el mar a la ciudad donostiarra.
Como es natural, las corporaciones municipales han tratado de mejorar en
cuanto cabe las condiciones higiénicas de la ciudad, y lo han conseguido en
proporciones increíbles, no sólo obligando a que las calles sean amplias y
construyendo entre ellas paseos y parques y jardines, sino estimulando a los
propietarios de las casas a que las construyan conforme a las exigencias más
rigurosas de los preceptos higiénicos, y dando ellas mismas el ejemplo con la
instalación de una magnífica red de alcantarillado, base indispensable para que
a los edificios puedan exigírseles lógicamente ciertas condiciones imposibles de
cumplir si aquella red no reúne las condiciones apetecidas.
En el año 1899 aprobó el Ayuntamiento un proyecto de saneamiento de la ciudad
presentado por el entonces ingeniero municipal don Marcelo Sarasola; de aquella
época parte la transformación radical que en este sentido ha experimentado San
Sebastián, y se ha llevado a la práctica con tal actividad, que hoy San
Sebastián dispone, en toda la zona urbanizada, de una magnífica /585/ red
de alcantarilla visitable, cuya altura varía entre 1,55 y 1,25 metros, según la
cantidad de materias que ha de conducir; hay unos trozos unidos entre sí por
tubería de gres.
La reforma se ha llevado también a cabo en muchos de los barrios y prosigue
todavía en otros; antes de mucho llegarán los beneficios de la innovación a
todos los núcleos de casas que radican en el término jurisdiccional de San
Sebastián. Hay ya 17.000 metros de alcantarilla visitable y 3.000 de tubería de
gres. Estas alcantarillas están vigiladas por una brigada que consta de diez
individuos por término medio; de la atmósfera que en ellas se respira quizá no
pueda decirse, como de las de París, que tiene menos bacterias que la del
exterior, pero sí puede asegurarse que es tan pura como la de la vía pública,
porque las materias salen con rapidez al mar y la ventilación se efectúa con
facilidad. La vía pública está aislada de la red por medio de sifones
hidráulicos.
A medida que se han ido construyendo estas alcantarillas, los propietarios de
las casas han mejorado notablemente las condiciones higiénicas de sus edificios,
conforme a las instrucciones de la Corporación municipal.
Cuando se hizo el proyecto de saneamiento del año 1899, el Ayuntamiento
estableció para las casas tres tipos de instalación, según que aquéllas
estuvieran incomunicadas con la alcantarilla o estuvieran en comunicación con
ella por medio de un pozo negro impermeable o directamente. Y a fin de estimular
a los propietarios a que pusieran sus casas en la clase higiénica, de modo que
tuviesen agua potable y sifones en los tubos que desagüen a los tubos de bajadas
de aguas sucias y depósitos en sifón y golpe de agua con capacidad de ocho
litros en los retretes, etc., etc. , estableció diferentes precios para el agua
que consumieran unas y otras casas: 15 céntimos metro cúbico para las de primera
categoría higiénica, 70 para las de segunda categoría y una peseta metro para
las demás. ,
Los habitantes secundaron con loable entusiasmo la iniciativa de la
Corporación municipal; hasta entonces el sifón era cosa excepcional en San
Sebastián, y hoy no hay en la parte nueva casa que no sea de primera categoría
higiénica, ni en la parte vieja tampoco, a excepción de alguna que otra del
barrio de la Jarana. Desde que estas reformas se iniciaron va decreciendo
considerablemente la mortalidad.
Esta escrupulosidad va extendiendo su radio de acción. Los nuevos retretes
públicos son subterráneos e instalados hasta con lujo; hay ya tres: en la plaza
de Cervantes, en la Alameda y en el paseo de la República Argentina, y en, ellos
se recaudaron 8.000 pesetas el año último. Hay lavaderos públicos, de buenas
condiciones higiénicas, en Amara, Chofre, Muelle, Antiguo, Venta-berri y Arroka.
Están perfectamente organizados, como hemos dicho, el cuerpo de barrenderos y el
servicio de riegos, y el arrastre de basuras se hace en las mejores condiciones
apetecibles.
/586/ Además de todo lo dicho, el Ayuntamiento tiene magníficamente
montado un centro encargado exclusivamente de asuntos relacionados con la
higiene de la población: es el Negociado de higiene y Salubridad.
Fue acordada la creación de este Negociado en sesión de 29 de Octubre de
1903, y es de su competencia cuanto se relacione con los asuntos y servicios de
carácter higiénico. desinfecciones, enfermedades infecciosas, denuncias de
faltas higiénicas, visitas a patios, bodegas y habitaciones, y, en general,
todas aquellas medidas que contribuyan a garantir y afianzar un excelente estado
sanitario del vecindario.
Uno. de los más importantes servicios de este centro es la desinfección
obligatoria de las habitaciones desalquiladas en el término municipal. Este
servicio se hace gratuitamente en habitaciones cuya renta no exceda de 29
pesetas mensuales, y si excede, a precio variable con el de alquiler. Hay
también tarifas para la esterilización de ropa. Por todo ello ingresan en las
cajas municipales cerca de 4.500 pesetas.
Son también de la incumbencia de este Negociado la conducción de enfermos
contagiosos y la quema y enterramiento de los animales muertos.
Además de la oficina, situada en el centro de la población, tiene, en el
barrio de Arroka, un pabellón de desinfección con varias dependencias: una
destinada a los objetos infectados, otra a duchas y baños y otra en la que se
realizan las operaciones de desinfección por medio de estufas especiales. Este
pabellón se inauguró el 30 de Diciembre de 1903.
El personal de este Negociado Se compone de un director, un escribiente, un
mozo auxiliar, un cabo y cuatro individuos de policía sanitaria, un maquinista,
dos cabos desinfectores y tres peones desinfectores. Todo el servicio de este
Negociado cuesta al Ayuntamiento 30.000 pesetas.
Íntimamente relacionado con estos servicios de sanidad pública se halla
también el Laboratorio Químico Municipal, instalado por el Ayuntamiento en el
año 1887, y que presta excelente servicio. Su objeto es vigilar por la buena
conservación y pureza de cuanto se refiere a la alimentación, a fin de que la
salud publica y la confianza general se hallen garantidas.
Se halla bien instalado y tiene magnífico material y buen personal. Los
trabajos que realiza son oficiales unos y particulares otros. En los primeros
entra el análisis de cuantos productos destinados a la alimentación y a la venta
entran en San Sebastián. Este servicio se hace en cuanto los productos se
introducen en la ciudad, pero además los análisis se repiten siempre que los
individuos de la policía sanitaria traigan muestras recogidas en el comercio.
Este servicio de análisis está a cargo del director, el ayudante y el
auxiliar, pero además hay cuatro veterinarios que tienen a su cargo servicios
especiales.
Uno de ellos está encargado exclusivamente del servicio de inspección
/587/ de leches, y se halla tan bien organizada, que todos los caseríos
están registrados en las oficinas con el resultado del análisis de la leche que
poseen: como en las plazas se analizan además diariamente de quince a veinte
muestras de leche, para que se permita su venta es preciso que este análisis
coincida con el que figura en las oficinas del laboratorio, como propio de la
leche procedente del caserío a que la muestra pertenece.
Otro veterinario está encargado de la inspección del Matadero, y reconoce las
reses en vivo y después de muertas.
Otro es inspector de mercados, y tiene a su cargo los dos mercados; el de la
Brecha y el de San Martín, y la pescadería.
El cuarto veterinario está en el laboratorio dedicado al análisis de los
embutidos.
Todos estos análisis oficiales son, naturalmente, gratuitos, y además de
ellos se realizan otros que el público solicita y paga conforme a tarifas que
hay señaladas.
Este servicio del laboratorio cuesta al Ayuntamiento 26.000 pesetas, y por
análisis particulares y reconocimientos e inspecciones recauda cerca de 15.000.
Si después de lo dicho recordamos lo que respecto a la anchura de las calles
dejamos apuntado y lo que hemos escrito respecto a la abundancia de agua
potable, y añadimos que todas las casas tienen excelentes condiciones de
ventilación, es fácil comprender por qué hoy San Sebastián es una de las
primeras ciudades por lo que toca a sus condiciones de higiene y salubridad.
Así lo reconoció el Director general de Sanidad en un diploma expedido en el
año 1902; en él afirma que la población, por sus iniciativas en pro de la
higiene, merece la estimación y el aplauso de cuantos se interesan por el
progreso de España, y muy especialmente de la dirección de Sanidad., a quien
incumbe el Ministerio por aquel supremo bien, procurando su desarrollo y
estimulando a cuantos organismos y particulares le favorezcan.
Y así lo reconocieron también cuantos tuvieron ocasión de examinar, en la
«Exposición internacional de higiene, arte,, oficios y manufacturas», celebrada
en Madrid el año 1907, los planos, fotografías, cuadros gráficos, modelos de
retretes subterráneos, del depósito automático de limpieza de alcantarillas, de
sifón de calle, de lavadora desinfectadora, de estante desinfector de libros, de
estufas de formol, de aparatos de desinfección sistemas Flugger , Hotón y
Berolina, pulverizadores Candio y Lambiota y Geneste-Herrcher, de coche Lohner
para transporte de enfermos infecciosos y de muchos más aparatos y objetos
presentados por el Ayuntamiento de San Sebastián.
Además de todo cuanto las corporaciones municipales han hecho en este sentido
por el vecindario en general, se han preocupado especialmente de los niños, y el
Ayuntamiento destina anualmente 3.000 pesetas para baños de los niños y niñas de
las escuelas, 4.000 para el personal y material de la enseñanza /588/ de
educación física que se da a los niños, 2.000 a retribución de cuatro médicos
titulares encargados de la inspección médica de escuelas, 750 a un profesor
odontólogo que presta sus servicios entre los pequeños escolares y 16.700 a
subvención de las cantinas escolares.
El objeto de estas cantinas es suministrar gratuitamente alimentos sanos y
nutritivos a los alumnos más necesitados de }as escuelas públicas durante la
estación más cruda del año. Hay abiertas cuatro cantinas: en las escuelas' de
Amara; en las del Antiguo, en las del Ensanche oriental y en las de Viteri. El
Ayuntamiento es el patrono de la institución, y su funcionamiento está a cargo
de una Junta especial que recauda fondos por el cobro de cuotas mensuales,
trimestrales, etc., a los miembros de la institución.
En el curso 1914-1915 se distribuyeron 22.816 raciones en las cantinas
de Amara, 18.584 en las del Ensanche oriental, 18.936 en las de Viteri y J
18.492 en las del Antiguo: en suma, 78.828 raciones, cuyo coste medio fue de 24
céntimos de peseta.
El Ayuntamiento tiene organizado el Cuerpo Médico Municipal, dividido en dos
secciones: en una se hallan comprendidos los médicos encargados del servicio
domiciliario y en otra los médicos de la casa y cuartos de socorro. Los primeros
son seis: uno por cada uno de los cuatro distritos en que se divide el padrón
especial de pobres en el casco de la población, otro que presta sus servicios en
el barrio del Antiguo y otro en Igueldo. ,
De los demás ya nos ocuparemos al hablar de la Beneficencia. El Ayuntamiento
no sostiene ninguna farmacia.
Además hay, en San Sebastián, más de sesenta médicos que ejercen libremente
su profesión, y llegan a veinte las farmacias abiertas.
Hay también consultorios y clínicas de renombre, entre las que citaremos la
clínica de San Ignacio, la de Nuestra Señora de las Mercedes, la del doctor
Lerembourg, el Consultorio de Especialidades, etc.
De todo lo dicho y de lo que diremos al tratar en «Beneficencia» de otros
centros e instituciones médicos y quirúrgicos de carácter benéfico, deducirá el
lector qué San Sebastián es, en este ramo, ejemplo bien digno de imitación.
Cementerio.
A medida que: se .ha puesto más cuidado en el cumplimiento de las reglas
modernas de la higiene, el tanto por mil de la mortalidad ha ido decreciendo en
proporción consoladora. Apenas se saneó la población comenzaron a dejarse sentir
los efectos: del año 1901 a 1902 hubo un descenso de 3, 33 por mil en la
mortalidad.
Hoy ha bajado mucho más. En 1902, la mortalidad fue de 25,04 por mil, y en
1904 ha sido mucho menor, como puede deducirse de estos datos:
Los habitantes de San Sebastián eran, en ese año 1914; 51.472; fallecieron
1.034. El tanto por mil de mortalidad fue de 20,08.
Pero entre los muertos hubo 78 que no estaban empadronados: descontándolos,
el tanto por mil de mortalidad fue de 18,57.
/589/ Si descontásemos los muertos en asilos y hospitales, el tanto
por mil sería de 17,77.
Los muertos son enterrados hoy en el cementerio de Polloe, que no es muy
antiguo. Después del incendio de 1813 se estableció provisionalmente el
cementerio en el barrio de San Martín, extramuros de la ciudad; hubo que
ampliarlo considerablemente en 1820, y como aún no bastaba para las necesidades
de la población, en 1855 se construyó un nuevo cementerio en el alto de San
Bartolomé. En 1865 ya hubo que nombrar una comisión que estudiara el
emplazamiento de un nuevo cementerio, pero pasaron diez años hasta que, en 1875,
se aprobó el proyecto del arquitecto señor Goicoa. Cuando se abrió el cementerio
de Polloe ocupaba una superficie de 320 áreas y había terreno para extenderlo al
doble.
Posteriormente se han hecho reformas de importancia, se ha construido casa
para el capellán, etc., y hoy todas las dependencias se hallan en excelentes
condiciones.
Los servicios están atendidos por un capellán, un conserje, un jardinero y
dos sepultureros. El Ayuntamiento presupuesta poco más de 8.000 pesetas para
gastos del cementerio; por la venta de sepulturas, derechos sepulturales y
arbitrio sobre conducciones fúnebres, cobra más de 20.000.
El capellán actual don Justo Camiruaga, hace anualmente curiosísimas
estadísticas demográficas por edades de los fallecidos, por sexos, por meses,
por la naturaleza de sus enfermedades, por las parroquias a que pertenecen, por
calles, etc.
De las estadísticas de 1914 hemos sacado los datos anteriormente expuestos.
De ellas se deduce también que al fin del año 1913 había en el cementerio
33.079 cadáveres. Si a éstos añadimos 1.034 de San Sebastián y 5 traídos de
fuera, correspondientes al año 1914, y restamos 18 llevados a otros cementerios,
resulta que el 31 de Diciembre de 1914 quedaban en Po1loe 34.080 cadáveres.
Como curiosidad añadiremos que, desde el año 1877, se han enterrado
11cadáveres de individuos que llegaron a los cien años; cinco de 100 años, tres
de 101, uno de 102, uno de 104 y uno de 107.
Hay también cementerios en los barrios de Igueldo y Zubieta.
NOTAS
(249) Puede consultarse con fruto Fuero de repoblación de San Sebastián,
publicado en 1909 por don Carmelo de Echegaray.
(250) Los nombres Enbeltrán y Narrica, escritos en correcta
ortografía, en conformidad su significado originario, En Beltrán y Na
Rica (reliquias de la influencia gascona), equivalen a decir en castellano
Don Beltrán y Doña Rica. Ambos dictados, E., y Na, se
hallan vivos en la lengua catalana. De la misma manera el monte Urgull,
de San Sebastián, que también tiene origen gascón, presenta su homónimo en la
población de Cataluña llamada Mont-ergull.
(251) Quien desee conocer circunstanciadamente las condiciones e historia de
todos ellos, puede consultar el libro Las calles de San Sebastián.
Explicación de sus nombres, del autor de estas líneas, y publicado a
expensas del Excmo. Ayuntamiento de San Sebastián.
(252) Quien desee tener noticia exacta de lo que era en aquellos tiempos un
incendio de importancia, puede leer el capítulo incendios del tomo I de
Curiosidades históricas de San Sebastián, del autor de estas líneas.
(253) Como nota curiosa haremos notar que la noche del 25 de Diciembre de
1838 fue la primera en que prestaron servicio en San Sebastián los cinco serenos
de que primitivamente se componía el cuerpo.
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