Pablo Gorosabel

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Bosquejo de las antigüedades, gobierno, administración

y otras cosas notables de la villa de Tolosa

Pablo Gorosabel

CAPÍTULO XIV

DEL TRÁNSITO DE PERSONAS REALES POR TOLOSA

 

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Como Tolosa se halla situada en el crucero de los caminos de Castilla y Navarra, muchas han sido las ocasiones en que las personas Reales la han honrado con su presencia en el tránsito que han hecho por el territorio de Guipuzcoa. Han pasado en efecto con frecuencia, sea de un reino a otro, sea a la frontera solamente, con motivo de ajuste¡ de paces, vistas, conferencias, casamientos y otros asuntos semejantes. En tales ocasiones ansiosos los guipuzcoanos de honrar y servir a sus Reyes, han procurado acreditar tos sentimientos de su fidelidad, amor e hidalguía, haciéndoles todos aquellos obsequios que la cortedad de sus medios pecuniarios y materiales les han permitido. Tampoco han dejado de hacer la acogida correspondiente a su alta dignidad y los debidos agasajos aún a los monarcas extranjeros que han pasado por este país. La iniciativa de las disposiciones conducentes a estos recibimientos ha procedido en cada ocasión de las Juntas de la provincia, las que han solido nombrar Diputados que asistiesen al límite de la misma a prestar los debidos homenajes y acompañar a sus Majestades para lo que se les pudiera ofrecer en sus jornadas. Este tránsito de personas Reales puede considerarse por lo tanto en estos pueblos lejanos de la corte como un acontecimiento o novedad, cuya reseña me propongo hacer. No se trata aquí, como se comprenderá del tránsito hecho por Príncipes o Infantes separadamente de los Reyes, ya por que tal relación sería demasiada-

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mente larga y no de tanta importancia, ya también por que sería muy fácil dejar de incluir a algunos de ellos. Bajo este concepto empezaré por el más antiguo de que he adquirido noticia, y seguiré por su orden hasta llegar a la época presente. auxiliado al efecto de la historia.

En la crónica de Enrique II, escrita por Don Pedro Lopez de Ayala, hallamos que este monarca viniendo de la parte de Castilla pasó por tierra de Guipuzcoa por tiempo de San Juan de 1374 a cercar la ciudad de Bayona ocupada por los ingleses, siendo tan copiosas las aguas y tan grandes que se perdían muchos caballos y bestias. Añade que la hueste del Rey fue muy menguada de viandas, porque por la tierra no se podían encontrar; lo uno por las grandes aguas, lo otro por ser tierra muy lejana de donde estaban ellas. Dice finalmente que al ver que el Duque de Anjou no había acudido al cerco de dicha plaza, según se había concertado, regresó el Rey a Castilla con todos los suyos. Esto mismo refiere el padre Juan de Mariana en su Historia general de España, añadiendo que Beltran de Guevara, Señor de la villa de Oñate, sirvió muy bien en esta jornada al Rey, y que éste a la venida de Bayona le recompensó. Resulta pues de todo esto que Enrique II debió pasar por esta villa de Tolosa en la expresada ocasión, tanto a la ida a Bayona como de vuelta a Castilla, por no haber otro camino transitable, y ser al contrario la calzada que había por aquí la única corriente y acostumbrada. Sin embargo, como no tenemos actas de aquel tiempo, ni otros antecedentes o noticias que nos ilustren; no me es posible dar más pormenores acerca de este particular.

Cuenta también la historia que con motivo de los alborotos y desordenes que había en esta provincia de Guipuzcoa entre los partidarios de los bandos de Oñez y Gamboa, el Rey

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Enrique IV vino a la misma en el mes de Febrero de 1457; y por la razón antes expresada es de suponer que estuviese en esta villa o que a lo menos pasase por ella. Resulta también que dicho monarca hizo demoler varias casas fuertes que había en esta provincia, donde los parientes mayores secuaces de los citados bandos se encastillaban, entre las que se cuenta la de Zaldivia, que existía en esta villa, lo que confirma el tránsito de su Majestad por la misma. A mediados de Abril de 1463 pasó también sin duda por Tolosa a Fuenterrabia el mismo monarca Enrique a vistas con Luis XI de Francia sobre las diferencias que tenia con el Rey de Aragón en orden al principado de Cataluña, y de regreso en los primeros de Mayo siguiente; pero no se descubren fijamente los días en que esto tuvo lugar, ni otra particularidad ocurrida en esta jornada que la muerte dada al judío Gaon, de que he hablado en el Capitulo I.

Sabemos asimismo por la historia general que Francisco I de Francia, cogido prisionero en la batalla de Pavia por Juan de Urbieta natural de Hernani el día 24. de Febrero de 1525, y conducido a Madrid estuvo allí en prisión hasta que se hizo et tratado de 15 de Enero del siguiente año. Consta también que en virtud de este tratado salió dicho monarca para su reino, y aunque no resulta con toda claridad el día en que pasó por esta villa, debió ser fácil el 7 ú 8 de Marzo, puesto que estaba en San Sebastian el 9, según se infiere de un acuerdo de su Ayuntamiento de la misma fecha. Por lo demás no se indica ninguna cosa notable ocurrida en esta ocasión.

Pero el tránsito más memorable de persona Real de aquella época fue el que verificó en 1539 el Emperador Carlos V, Rey de España, cuya relación conviene hacer preceder de algunas indicaciones generales. Habiendo su Majestad resuelto pasar

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a sus estados de Flandes por esta provincia de Guipuzcoa; comunicó a la Diputación su jornada. A su virtud reunida en Junta general por el mes de Noviembre en Fuenterrabia, acordó la provincia las disposiciones convenientes para el buen recibimiento de un monarca tan poderoso, siendo las principales las siguientes. 1ª El nombramiento de once Diputados que se pusiesen en el puerto de San Adrian, limítrofe con Alava, que era por donde debía venir, vestidos de luto. por que el Emperador estaba viudo, y después de hacer el debido homenaje le presentasen dos varas de justicia, la una ordinaria y la otra de la hermandad, y dos llaves doradas en señal de todas las villas y lugares de la provincia. 2ª Que con los dichos Diputados asistiesen al recibimiento de su Majestad mil hombres de infantería vestidos de negro y armados. 3ª Que se compusiesen bien los caminos por donde debía transitar en esta provincia, abriendo nuevos donde conviniese. 4ª Que se doblasen los caballos de las postas. 5ª Que los pueblos del tránsito aderezasen las posadas, casas y calles, y se proveyesen abundantemente de todos los bastimentos necesarios para las personas, así como cebada, paja y demás para los caballos y bestias. 6ª Que en cada uno de los pueblos de mansión o parada de caballos, que eran Villafranca, Tolosa, Hernani, San Sebastian y Fuenterrabia, se juntasen para el recibimiento gran número de naturales armados, bien puestos y vestidos de negro.

Ordenadas así las cosas, lo mejor que se pudo, salió el Emperador de Vitoria el día 26 de Noviembre del citado año en dirección de esta provincia, en cuyo limite ya indicado de San Adrian le esperaban los mencionados once Diputados. Éstos eran Martin Perez de Idiaquez, el bachiller Estensoro, Miguel de Estensoro, Ochoa de Echeverria, Martin Lopez de Otazu ; Juan Gonzalez de Aramburu ; Juanes de

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Munita, Lopez Gonzalez de Orozco, Rodrigo .de Sasiola,. Andres Gonzalez de Eguino y Nicolas de Elola. Llegado su Majestad a dicho punto le arengó el bachiller Estensoro y le presentó las dos varas y otras tantas llaves, que no quiso recibir diciendo Las varas y llaves estan en muy buen lugar; yo terné en memoria de hacer lo que a la provincia conviene. Con tanto habiéndoles dado a besar la mano prosiguió el Emperador la jornada. Llegó para la noche a esta villa de Tolosa, donde fue recibido con muchas demostraciones de alegría, entusiasmo y regocijos públicos por sus vecinos y mas de 1500 hombres armados de la misma y otros pueblos, bien puestos y vestidos de seda negra,. algunos de terciopelo y raso, que estaban preparados a la entrada de la población. Se apeó en las casas de su Secretario Alonso de Idiaquez, hijo de esta villa, situadas en la actual plaza vieja, donde cenó y durmió; y Juan de Aburruza, Alcalde de ella, vestido también de luto, le besó la mano en nombre de la misma, como lo hicieron también otros particulares del pueblo. En la puerta de entrada de éste se pusieron las armas imperiales con el letrero que decía Plus ultra y otro más abajo con el que expresaba Prosperae procede et regna. Debajo de dichas armas se colocaron las de la villa con esta Ínscripción Inter alias Talosa ab initio fidelis el generosa. El siguiente día, que fue 27 de Noviembre, su Majestad madrugó, y habiendo rezado sus horas oyó misa en la iglesia parroquial de Santa Maria ; en seguida tomó la posta, y se puso en camino para San Sebastian, donde comió y prosiguió el mismo día a Fuenterrabia. Todo el gasto que su Majestad y su comitiva hicieron en esta ocasión en esta villa fue a expensas de esta misma, en lo que hubo mucho cumplido. Componían la regia comitiva, además del Secretario Idiaquez, el

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Duque de Alva, el Virrey de Navarra, el Marqués de Cañete," Don Enrique de Toledo y otros Caballeros y la servidumbre.

La Reina de España Doña Isabel de Valois, llamada también de la Paz, mujer de Felipe II, paso por esta villa, viniendo por el puerto de San Adrian para Bayona, el 10 de Junio de 1565 a vistas con su madre la Reina viuda Catalina de Medicis. La acompañaban el Duque de Alva, y otros títulos y prelados. El objeto a lo menos aparente, de esta entrevista parecía ser el tratar de los medios de sofocar los progresos que las nuevas sectas religiosas hacían en Francia y aún en España; si bien se ocuparon también del negocio de bodas entre el Principe Don Carlos con Margarita hermana de nuestra Reina. De vuelta de Bayona para Madrid pasó la. misma por Tolosa de allí a algunos días. Tanto a la ida como a la vuelta se le hizo el recibimiento correspondiente a su alta dignidad ; a cuyo efecto se armaron los Tercios, y hubo algunos festejos. El concurso de gentes forasteras en esta villa con tal motivo fue grande, y se hizo notar la abundancia que a pesar de eso hubo de mantenimientos de toda clase. La villa gastó también bastante de sus fondos en esta ocasión.

Habiéndose realizado en el año de 1615 los casamientos de la Infanta de España Doña Ana de Austria con Luis XIII de Francia y de la Princesa Isabel de Borbon hermana de este con el Príncipe de Asturias Don Felipe, concertáronse las respectivas entregas que debían efectuarse en el paso de Beobia, como limite de ambos reinos. A este efecto Felipe III dio aviso de su venida a la provincia, la que reunida en Junta en Vidania acordó las convenientes disposiciones para el recibimiento. Fueron unas de ellas el armamento de 4000 hom-

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bres, que luego se extendieron a 6000; el nombramiento de cuatro Diputados autorizados para correr con todo lo relativo al más lucido posible recibimiento; el buen surtido de víveres en los pueblos del tránsito; la composición de caminos; y el adorno de las casas donde hubiesen de hospedarse. Así las cosas el Rey y su hija la Reina de Francia entraron en el territorio de Guipuzcoa por el punto de Salinas el día 30 de Octubre, y continuando la jornada por Mondragon, Oñate, Villa Real y Villafranca, llegaron a Tolosa el 3 de Noviembre. La villa recibió a sus Majestades fuera de sus muros en los campos de Lascoain, donde estaban ordenados dos escuadrones de gente muy lucida de 3000 hombres a las dos bandas del camino, de ellos 400 del mismo pueblo; y aunque llovía; agua menuda, hicieron con destreza la correspondiente salva, de que se mostró muy contento el Rey. Aposentados padre é hija en el palacio de Don Bernardo de Atodo, prosiguieron la jornada a San Sebastian el siguiente día. Mientras sus Majestades permanecieron en Tolosa se les hicieron muchos obsequios y regocijos, toda la villa estuvo iluminada de noche, y se reunieron también muchas prevenciones de bastimentos y víveres de todas clases. Los 400 Tercios de esta villa acompañaron y escoltaron a los Reyes hasta el paso de Beobia, cuyo Capitán era Don Bernardo de Atodo, Alferez Martín Ruiz de Ayaldeburu, Sargento Miguel de Goyenechea. Constan los agasajos y preparativos de las actas de 7 y 30 de setiembre, 1º , 9 y 26 de Octubre del mismo año, y de la del 15 de Marzo del siguiente 1616. Tal fue el empeño de la villa para que hubiese víveres abundantes en esta ocasión que compró 600 fanegas de harina de trigo y 600 de cebada, 36 cargas del mejor vino de Navarra, 4 cargas de vinagre, 20 botas de vino de Canarias, y en igual proporción carneros, bueyes, to-

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cino, aves,  pescado fresco, leña, carbón y otras cosas. Todos estos gastos fueron hechos por la villa, habiendo tenido que buscar para ello dinero prestado. El Rey estuvo de vuelta en esta villa el 10 del mismo mes; pero sin hacer mansión pasó a hacer noche a Villafranca. Según una relación contemporánea de este tránsito la comitiva de su Majestad se componía de 7 Duques, 12 Condes, 10 Marqueses, 4 Obispos, 8 capellanes, gran número de Caballeros de las ordenes, varios individuos de los Consejos o Tribunales supremos y la respectiva servidumbre. Venían también en esta jornada 74 coches, 174 literas, 190 carrozas, 548 carros grandes, 300 caballos regalados, 2750 mulas de silla, 128 acémilas con reposteros bordados, otras 246 acémilas en común, 1750 machos con cascabeles de plata, 6500 personas de rolde en todo.

Refiere la historia que en el año de 1659 se hizo en la isla llamada de los faisanes, situada en el río Vidasoa, entre los representantes de los gobiernos de España y Francia un tratado de paz en cuyo articulo 33 quedó pactado el casamiento de la Infanta Doña Maria Teresa de Austria con Luis XIV de Francia. Consiguiente a esta estipulación, Felipe IV pasó por esta villa, viniendo de Madrid para Fuenterrabia con su hija la citada Infanta, a fines de Mayo de 1660 con el objeto de efectuar el concertado desposorio. Celebrado este acto por medio de poderes en la iglesia mayor de dicha ciudad, y verificada la entrega de la novia, regresó el Rey por esta villa el día 10 de Junio siguiente. También se hicieron en esta ocasión grandes prevenciones de víveres, y se armó para el recibimiento una compañía de naturales de esta villa, con otras demostraciones de regocijo público.

Hecha la paz en Nimega en el año de 1679 entre la España y Francia, y concertado a su consecuencia el casamiento

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del monarca español Carlos II con Maria Luisa de Borbon, hija de Felipe Duque de Orleans, hermano de Luis XIV, se desposaron en Paris por medio de poderes el 31 de Agosto. Carlos salió a recibirla a Burgos, y ella puesta en camino en esta dirección llegó el 3 de Noviembre a Irun, donde se efectuó su entrega a los comisionados españoles. Llegó pues la Reina a esta villa de Tolosa el 5, y continuó la jornada para Burgos, donde el Rey la aguardaba. También en esta ocasión la villa compuso los caminos de su jurisdicción por donde debía transitar su Majestad, se hicieron varios preparativos de víveres, se armaron los vecinos del pueblo y de los lugares dependientes de él para el recibimiento y guardia de honor de la Real persona, y se arreglaron algunos festejos, cuya relación se pasó al Corregidor en 27 de Junio de 1680.

En la acta de 17 de Octubre de 1692 se halla así bien inserta una carta del Gobernador del Consejo de Castilla dando aviso a la provincia de la próxima venida de la Reina viuda de Inglaterra y su familia de paso por Francia y España a Portugal, y encargando se compusiesen los caminos y se hiciesen las prevenciones de mantenimientos. De la de 2 de Abril de 1693 consta que la expresada Reina y su familia pasaron por esta villa y se hospedaron en ella; pero no se determina el día, ni se explican otras particularidades acerca de esta jornada.

Habiendo el Duque de Anjou, hijo segundo del Delfin de Francia, heredado la corona de España por muerte de Carlos II, salió de Paris en dirección de este reino a ocupar el trono con el nombre de Felipe V. Pasó en efecto por esta villa de Tolosa, según lo que resulta de su historia, el día 23 de Enero de 1701, si bien no consta esto de las actas de este Ayuntamiento por no existir las correspondientes a

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esta época;  Por la misma razón tampoco puedo explicar la clase de recibimiento que se le hizo en este pueblo en tal ocasión.

Consta de la historia general que en el año de 1721 se ajustaron paces entre el mismo Felipe V y el Duque de Orleans, Regente del reino de Francia. Concertáronse también los enlaces matrimoniales de Mariana Victoria, Infanta española de tres años de edad, con Luis XV de Francia, y del Príncipe de Asturias, que luego reinó con el nombre de Luis I, con Luisa Isabel de Orleans, Princesa de Montpensier. Consiguiente a este tratado ambas novias pasaron por esta villa a sus respectivos destinos, la primera el 8 de Enero de 1722, la segunda a los dos días, haciendo mansión en la casa palacio de Atodo.

De la acta de 23 de Abril de 1801 resulta también que la provincia había comunicado a la villa el próximo tránsito de los Reyes de Toscana de Madrid para Francia, y de la del 28 que la provincia dejó al arbitrio del Ayuntamiento la demostración pública que debía hacérseles. El tránsito de los citados monarcas por esta villa fue el día 7 de Mayo siguiente, según se deduce del libramiento de gastos hechos con este motivo el siguiente día 8; de cuya acta se ve también que para este recibimiento se habían formado dos compañías de naturales.

Después que Carlos IV abdicó la corona en su hijo el Príncipe de Asturias por decreto de 19 de Marzo de 1808, solicitó el nuevo Rey su reconocimiento por parte de Napoleon, Emperador de los franceses. Este que muy lejos de pensar en semejante cosa, tenía proyectado colocar en el trono español a un individuo de su familia, había no obstante hecho persuadir al gabinete de Madrid que vendría dentro de breves días a esta corte a arreglar este asunto. Tal era en efecto la

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seguridad con que el Rey Fernando y sus Consejeros contaban con la sincera y cordial amistad de Napoleon y con el cumplimiento de su oferta, que el Infante Don Carlos salió de Madrid el 5 de Abril a su encuentro en Burgos. Pero no habiendo tenido lugar semejante viaje del Emperador, prosiguió el Infante el camino en dirección de esta villa de Tolosa, a donde llegó el 8, y permaneció en ella hasta el 18 alojándose en el palacio de Atodo. En tanto el Rey se había puesto también en camino para ésta, saliendo de Madrid el 10 del mismo mes, y llegó a Vitoria el 14; pero como ni a esta ciudad hubiese llegado Napoleon, prosiguió para Francia el 19 pasando por Tolosa a hacer noche a Irun el mismo día. A este transito de Fernando VII siguió el de sus padres Carlos IV y Maria Luisa, quienes llegaron a esta villa de paso para Bayona el 29 del mismo Abril aposentándose en el palacio de Atodo, y continuaron la jornada el siguiente día. También llegó a esta villa a los siete días en la misma dirección de Bayona la Reina de Etruria con los Infantes Don Antonio y Don Ftancisco. Los obsequios y regocijos públicos que hizo la villa en el recibimiento y tránsito de estas diferentes personas Reales consistieron en el armamento de una compañía de guardias de honor de sus vecinos, iluminaciones, comparsas de bailarines, prevenciones de comestibles y demás cosas necesarias y otros festejos públicos que costaron no poco dinero.

Pasados a Bayona, según se ha indicado, los individuos de la familia Real de España que se han expresado, sábese que Fernando VII renunció la corona en su padre, quien luego la abdicó en Napoleon. No es menos cierto que éste por un decreto de 6 de Junio del mismo año 1808 proclamó por Rey de España y de las India a su hermano José, Rey de

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Napoles y de Sicilia. Consiguientemente llegó éste a Tolosa de tránsito para Madrid a posesionarse del trono el día 9 de Julio siguiente, y en cumplimiento de lo acordado por la provincia se le hicieron también algunos festejos públicos.

En 8 de Noviembre del mismo año 1808 llegó igualmente a esta villa de paso para Madrid Napoleon I Emperador de los franceses, acompañado de los Mariscales Soult y Lannes, Duques de Dalmacia y de Montebello. Se alojó y pasó la noche en la casa de campo llamada de Urbieta, situada cerca del prado de Iguerondo en el camino para Navarra; y prosiguió su viaje el siguiente día para Vitoria, después de haber revistado en el camino real de hacia Castilla algunos cuerpos de su ejército. Le recibió el Ayuntamiento a la entrada del pueblo, acompañado de los Alcaldes de los lugares de la jurisdicción; se dispuso la bordondanza; se organizaron dos compañías de guardias de honor, vestidos lo mejor posible; se pusieron colgaduras en las casas; se hicieron, en fin, otras demostraciones de público agasajo. El mismo Emperador pasó por esta villa de regreso para Francia el 21 de Enero de 1809; pero no hizo mansión en ella. Tal era la rapidez con que iba.

.El expresado Rey intruso José llegó así bien a esta villa de Tolosa, viniendo de Madrid, el día 8 de Mayo de 1811 con motivo del nacimiento del Rey en Roma, a cuyo bautismo parece iba a asistir. Después de dormir aquella noche en la citada casa de Urbieta, prosiguió la jornada el siguiente día por la mañana a Hernani. Salió a recibirle a la entrada el Ayuntamiento y clero, y se le hicieron algunos festejos; se le preparó también la mesa con abundantes comestibles y demás correspondiente. De vuelta de Paris para Madrid el mismo José llegó a esta villa el 28 de Junio siguiente; y después de

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hacer mansión en ella también en Urbieta, continuó el viaje el inmediato día a Vitoria.

Habiendo concertado Fernando VII su casamiento con la Princesa de Sajonia Maria Josefa Amalia en el año de 1819, y celebrado su desposorio, la provincia encargó a los pueblos de la carretera que dispusiesen los obsequios y festejos correspondientes para cuando se verificase su tránsito. Además, como esta villa de Tolosa era el punto señalado para la mansión de su Majestad, la Diputación le dirigió sus instrucciones particulares sobre el modo de llenar mejor dicho objeto y demás concerniente al asunto. La villa pues determinó para el efecto la organización de dos compañías de guardias de honor, cuyo uniforme consistía en casaquillas encarnadas, pantalones blancos y morriones de pelo. Se arregló y adornó el palacio de Idiaquez para el alojamiento de la Reina y su servidumbre, y se prepararon abundantes provisiones para su mesa y las de su comitiva. También se dispusieron danzas al uso del país, baile de sarao y refresco público para la noche en que llegase su Majestad y algunos otros festejos; y se pusieron colgaduras en las casas durante su permanencia en el pueblo, menos a la noche en que estuvieron iluminadas. Hechos estos preparativos, a cuyos gastos contribuyó también la provincia, llegó a esta villa la Real persona el día 4 de Octubre desde Irun ; y después de dormir en ella aquella noche, siguió la jornada para Madrid el siguiente día por la mañana. Las demostraciones de agasajo que hizo la villa en esta ocasión merecieron la aprobación de la Reina, según se dignó manifestar, y consta de la acta de 7 del mismo mes de Octubre.

El mismo Fernando VII y su esposa Doña María Josefa, Amalia, Reyes de España, de tránsito de Pamplona para San

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Sebastian llegaron a esta villa de Tolosa el día 2 de Junio de 1828, aposentándose en el palacio de Idiaquez y su casa contigua a la que se abrió comunicación. La villa, así como la provincia por su parte, hicieron cuanto pudieron para que el recibimiento de los augustos viajeros fuese el mas lucido posible. Dispuso pues aquella para este objeto la música marcial de aficionados del pueblo; tres comparsas, una de 1abradores, otra de señoritas que llevasen los símbolos de la Majestad Real, y la tercera de espatadanzaris; vistosos fuegos artificiales; una guardia de honor de alabarderos; la iluminación de casas por la noche. La provincia preparó también un espléndido servicio de mesa, no sólo para sus Majestades sino aun para toda su comitiva, y se esmeró por lo demás en su agasajo. Hecho descanso en esta villa el día 3, prosiguieron los Reyes su jornada para San Sebastian el 4. Los mismos vinieron de vuelta de San Sebastian el 10 del propio mes, y continuaron para Bilbao el siguiente día 11, alojándose en el mencionado palacio de Idiaquez, siendo recibidos y agasajados como antes.

Doña Isabel II, Reina de España, con su madre la Reina viuda Doña Maria Cristina de Borbon, y su hermana la Infanta Doña Maria Luisa Fernanda, llegaron a esta villa de paso de Madrid a San Sebastian, donde trataban tomar baños de mar, en la noche del 1º de Agosto de 1845. Haciendo una corta mansión en el palacio de Idiaquez, vistosamente preparado al efecto, siguieron sus Majestades y Alteza a San Sebastian. Les recibió el Ayuntamiento, acompañado del vecindario, en la entrada del pueblo con músicas, bordondanza y otras demostraciones de alegría; al mismo tiempo se iluminaron las casas. Las mismas Reinas madre e hija de vuelta de San Sebastian a los baños de Santa Agueda de Mondra-

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gón pasaron por esta villa el 16 del propio mes de Agosto por la mañana, haciendo en ella alguna mansión en el citado palacio con el objeto de presenciar una lucida comparsa de jóvenes de ambos sexos de la villa, que estaba preparada; la Infanta pasó en la misma dirección el día 27. Las expresadas tres personas Reales vinieron nuevamente a esta villa desde Santa Agueda y Deva por Azcoitia en la noche del día 2 de Septiembre, para continuar el inmediato a Pamplona, como lo ejecutaron. Los Príncipes franceses Duques de Nemours y Aumale, siguiendo en la misma dirección, llegaron a este pueblo desde Bayona el propio día 3 de Septiembre y salieron el 4 para Pamplona después de haber presenciado el baile de una brillante comparsa de jóvenes de ambos sexos, y recibido otros obsequios durante su permanencia en esta villa. Se mostraron ellos tan agradecidos de este recibimiento, que dejaron al Ayuntamiento 1500 francos para repartirlos entre los pobres, dos braceletes para señoritas y dos alfileres para hombres como prueba de aprecio de los individuos que habían figurado en dicha comparsa. Se alojaron en el mismo palacio de Idiaquez.

Así bien la Reina Madre Doña Maria Cristina pasó por esta villa el día 11 de Marzo de 1847 en dirección para Francia desde Madrid; pero no hizo mansión en ella. Se le hicieron también los honores correspondientes.

Finalmente Carlos Alberto, Rey de Cerdeña, llegó a esta villa por Francia el día 3 de Abril de 1849, alojándose en el parador casa numero 4 actual de la plazuela de Arramele. En el mismo día por acta que otorgó por testimonio de Don ;Juan Fermin de Furundarena, escribano del numero de esta villa y secretario del Ayuntamiento de la misma, abdicó formalmente la corona en su hijo primogénito Victor Manuel en presencia, del Marqués Carlos Ferrero de la

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Marmora, Principe Mazerano, primer Ayudante de campo de su Majestad y del Conde Gustavo Ponza de San Martin, Intendente general, y de los testigos Don Antonio Vicente de Parga, Jefe político de esta provincia de Guipuzcoa y Don Javier de Barcaiztegui, Diputado general de la misma. Dicho monarca después de haber dormido aquella noche en la citada posada continuó el siguiente día para Oporto.

 

 

 


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Edición a cargo de Juan Antonio Saez Garcia