EL SECTOR AGROPECUARIO
EN EL PAIS VASCO
ALEJANDRO CENDRERO
LA AGRICULTURA Y LA GANADERIA
EN EL PAIS VASCO
Como un primer acercamiento al tema de nuestro estudio
resulta imprescindible
efectuar un breve repaso a dos elementos básicos para su
comprensión:
los condicionantes bioclimáticos y la evolución histórica
experimentada
por el sector.
Los condicionantes bioclimáticos que configuran nuestro
país son variados
y de fuerte contraste. La parte norte (Guipúzcoa, Vizcaya,
valles
cantábricos alaveses, mitad septentrional de Navarra y
entidades históricas de
Laburdi, Zuberoa y Benabarra) se inscribe dentro del clima
oceánico, suave y
lluvioso. Los rasgos que afectan al sector agropecuario
pueden sistematizarse
en cuatro aspectos: 1º) Escasez de horas de insolación que
dificulta la
maduración de algunos cultivos, como es el caso de la vid;
2º) Exceso de
humedad que resulta negativo para algunos cultivos, como
por ejemplo el
trigo; 3º) Relieve accidentado con abundancia de tierras
en pendiente; 4º)
Suelos de componente ácido y con poco espesor de las
capas, por lo cual el
peligro de agotamiento aumenta. Este medio físico, donde
abundan los pastos
naturales, se dirige naturalmente hacia la explotación
ganadera.
La parte sur (Rioja alavesa, mitad meridional de la
Navarra Media
Occidental, Navarra Media Oriental y Ribera) pertenece al
clima mediterráneo. Éste se caracteriza por fuertes contrastes térmicos,
mayores horas de
insolación y por la escasez de agua. Esta aridez estival
debe ser corregida por
medio del riego, para determinados cultivos. El relieve es
más llano a partir
del surco intrapirenaico y los suelos resultan más espesos
por efecto de una
antigua sedimentación lacustre. Este medio se especializa
naturalmente para
la dedicación puramente agraria.
La evolución histórica experimentada por el sector
agropecuario en
nuestro País demuestra como los condicionantes
bioclimáticos tienen que ser
forzados por imperativos económicos. Los primeros restos
que indican un
aprovechamiento agrario en nuestro País se han encontrado
en Lumentxa
(Lequeitio). Sin embargo la parte norte mantuvo hasta la
edad Media una
economía basada en la ganadería, y complementada con la
recolección de
frutos silvestres, la caza y la pesca. La parte
mediterránea, por el contrario,
experimentó un temprano desarrollo agrario durante las
dominaciones romanas
y musulmana. De la época romana quedan abundantes restos
arqueológicos
en la Ribera tudelana, destacando las villas o fundus de
Fustiñana Pedriz
y Funes, que revelan el cultivo de la vid, el olivo y los
cereales. La
dominación musulmana supuso para la Ribera avances en
cuanto a los
cultivos de regadío, de hortalizas y frutales,
principalmente.
Hasta la Edad Media, por tanto, los aprovechamientos
agropecuarios
respetaron la adecuación al medio físico correspondiente,
con la salvedad de
que en el medio mediterráneo resultaba obligado el
mantenimiento de una
ganadería, imprescindible para la obtención de abono. A
partir de la Baja
Edad Media se aprecia la transformación del medio oceánico
hacia una
agricultura de autoabastecimiento, donde resultan
obligados los cultivos de
trigo y vid. Esta expansión agraria, vinculada al
crecimiento demográfico, se
vio ayudada a partir del siglo XVI con la introducción de
las plantas
americanas (maíz, patata, tomate...) mejor acondicionadas
en un medio
húmedo. El siglo XVIII marca el momento álgido de las
roturaciones en la
mitad septentrional del País.
El siglo XIX, la llegada a nuestro País de la Revolución
Industrial, iba a
trastocar todo el panorama anteriormente descrito. En
efecto, el desarrollo de
los transportes hizo innecesario el autoabastecimiento
tradicional y el auge de
los centros urbanos de la zona norte trajo como
consecuencia un aumento de
la demanda de productos ganaderos. De esta manera el medio
oceánico se va
a especializar definitivamente en la explotación ganadera,
mientras el
mediterráneo eliminada ésta de sus planteamientos, gracias
al progreso de los
sistemas de cultivo fertilizantes químicos y mecanización
de las labores).
1. La organización del espacio agrario
Se hace eco de las diferencias bioclimáticas anteriormente
esbozadas. A
grandes rasgos la organización tradicional es la
siguiente:
El medio oceánico presenta una organización individual y
minifundista,
con hábitat disperso y un paisaje agrario mixto con campos
abiertos
(openfield) y cerrados (bocage), siendo estos últimos
originados por el
desarrollo ganadero. Los sistemas de cultivo son todos de
secano, es decir,
que no reciben más que el agua de la lluvia para su
desarrollo. Los sistemas
de cercado tradicionales a base de estramados de madera,
setos y lajas de
piedra han sido sustituidos en el presente siglo por
alambradas y por el pastor
eléctrico. El caserío se encuentra adaptado perfectamente
al medio geográfico
en el que se inscribe: cubierta a doble vertiente, grandes
aleros...
Las tierras se distribuyen en sistema de coto redondo
(García Fernández),
es decir que la dedicación agraria toma como base la
proximidad a la
vivienda: las huertas se encuentran al lado del caserío; a
continuación viene la
tierra de arada ocupada actualmente por maíz y forrajeras;
después encontramos
las praderas naturales, tradicionalmente asociadas a
manzanales y
castañales; por último aparecen los bosques y las landas.
En el medio mediterráneo la primera distinción necesaria
se establece
entre el secano y el regadío. Este último sistema exige la
colaboración de
varios agricultores dada la envergadura de los trabajos
necesarios para la
preparación de las tierras que se van a poner en regadío.
Este factor sirve
como explicación parcial de la generalización del hábitat
concentrado. La
organización del regadío distingue tradicionalmente tres
sectores: huertas
cercadas dedicadas al autoabastecimiento, próximas al
pueblo; vega de
regadío y sotos o pastos comunales junto al cauce del río
y por tanto
incultivables antiguamente por temor a las crecidas.
El secano fue tradicionalmente comunal y estaba dividido
en lotes o
corralizas, en torno a un corral, ya que se dedicaba,
principalmente a pastos.
Ambas propiedades comunales, sotos y corralizas, han sido
repartidas y
roturadas durante los dos últimos siglos. El paisaje
resultante es predominantemente
de openfield.
2. Rasgos principales de la agricultura vasca:
2.1. La especialización agropecuaria.
Como índice de la especialización anteriormente comentada,
vamos a ver
los porcentajes de superficie cultivada sobre la
geográfica total, teniendo en
cuenta que no ha cesado de disminuir, desde hace algunas
décadas, en todo el
País. En 1977 los porcentajes eran para Guipúzcoa del 3,9%
y para Vizcaya
del 10,6% En 1970 en el País Vasco Continental las tierras
cultivadas
representaban el 11,7% En el medio oceánico, por tanto,
las tierras se dedican
a praderas naturales y también a la explotación forestal.
En el caso de las provincias de Álava y Navarra los
porcentajes fueron del
30% y del 26,4% respectivamente en el año 1977.
2.2. Los problemas de la agricultura moderna.
El éxodo rural, fenómeno que afecta a toda Europa a raíz
de la
industrialización, ha traído como consecuencias el
descenso general del
número de explotaciones agrarias, el envejecimiento de la
población rural y la
disminución de población activa dedicada al sector
primario.
Disminución de la población activa
(% sobre el total de pobl. activa)
Años |
Navarra |
Alava |
Vizcaya |
Guipúzcoa |
P.V.Cont. |
1968 |
29,7% |
17,5% |
10,2% |
10,4% |
22,7% |
1975 |
19,3% |
7,8% |
4,4% |
5,7% |
13,7% |
A partir de los años 60 se ha producido una aceleración,
especialmente
notable en el caso de las provincias de Alava y Navarra,
ya que conservaban
una estructura más rural en el presente siglo.
Las causas del éxodo rural hay que buscarlas en la gran
cantidad de
trabajo que requieren las explotaciones agrarias no
compensado económicamente
y la atracción de la vida urbana.
Respecto al descenso en el número de las explotaciones el
caso más grave
era el de Guipúzcoa puesto que en el período 1962-1972
contaba con un 34%
de pérdidas. Álava registró en el mismo período el 32,6%
mientras que el en
País Vasco Continental entre 1955 y 1976 habían
desaparecido el 30% de los
caseríos.
En el medio oceánico los inconvenientes más graves para la
adecuación
de las explotaciones a una estructura agropecuaria
competitiva son la escasez
de tierras cultivables por la abundancia de pendientes, el
minifundismo y la
dedicación a tiempo parcial.
El minifundismo, que no es exclusivo de este medio, es
destacable en
Vizcaya donde en 1970 el 84% de las explotaciones contaban
con menos de
10 has. de extensión. En Guipúzcoa el porcentajes era del
63,3% en el mismo
año. La superficie media por explotación era en 1972 de 5
has. aproximadamente
en el caso de Guipúzcoa y Vizcaya, mientras que en el País
Vasco
Continental la media ascendía a 8 has. en el Laburdi
costero y alcanzaba hasta
16 has. en Benabarra y Zuberoa, según datos de 1976.
La dedicación a tiempo parcial (empleo principal en la
industria y
complementario en la explotación) se daba en el año 1975
en el 52% de las
explotaciones vizcaínas, en el 36% de las guipuzcoanas y
en el 50% de las
localidades del Laburdi costero.
Para resolver el problema del minifundio se ha ensayado,
especialmente
en Vizcaya, la solución cooperativa. A juicio de Miren
Etxezarreta, las
cooperativas tienen dificultades por el poco capital
disponible y por la escasez
de tierras, antes mencionada.
El medio mediterráneo presenta, además del minifundismo
(el 70% de las
explotaciones Navarras contaban con menos de 10 has. en
1970), una
excesiva parcelación. A pesar de los esfuerzos llevados a
cabo por el
I.R.Y.D.A. en su línea de concentración parcelaria, las
parcelas con una
extensión superior a 5 has. representaban sólo el 3,2% del
total en Navarra,
según el censo del año 1972.
2.3. Los sistemas de cultivo.
Los sistemas de cultivo tradicionales tenían como
principales inconvenientes
la escasez de abono orgánico, la precariedad de los
útiles, dentro de
sistemas extensivos que obtenían escasos rendimiento por
hectárea. Como se
ha visto en la introducción fueron la aparición de los
fertilizantes químicos y
la mecanización de las labores los que propiciaron la
especialización
agropecuaria. En general puede afirmarse que gracias a
estos dos avances la
mayor parte de los sistemas actualmente presentes en
nuestro País tienen
carácter intensivo, lo cual ha aumentado considerablemente
los rendimientos
y en consecuencia con menos hectáreas cultivadas la
producción va a ser
mayor. Sin embargo todavía se mantienen algunas prácticas
tradicionales
como puedan ser el barbecho en el medio mediterráneo.
En el medio oceánico la mecanización de las labores no ha
sido tan
importante como en otras áreas del País. Debido al
relieve, únicamente las
pequeñas máquinas (mulas mecánicas, motosegadoras...)
tienen aceptación
en este medio, mientras que por la misma dificultad que
entraña el cultivo de
las pendientes no es raro encontrar en los caseríos la
tracción animal. Otra
particularidad que presenta en medio oceánico es el bajo
consumo de
fertilizantes químicos, fenómeno explicable por la
especialización ganadera
propia de esta zona. Efectivamente, ante la abundancia de
abono orgánico se
prefiere invertir en piensos compuestos o en plantas
forrajeras ya que a la
larga éstos se convertirán en abono para las parcelas. Es
frecuente en este
medio las rotaciones de cultivo a base de maíz, nabos y
otras forrajeras. Una
innovación reciente ha sido la introducción del cultivo
bajo plástico pensado
para la obtención de flores y primicias que tanta
aceptación tienen en el
mercado.
En el medio mediterráneo destaca el elevado consumo de
fertilizantes
químicos. En el año 1975, las provincias de Álava y
Navarra consumían el
91% del total comercializado de abonos nitrogenados. El
empleo de grandes
máquinas (cosechadoras, empacadoras, segadoras...) que
agilizan extraordinariamente
las labores, se ha generalizado en fechas relativamente
recientes.
Respecto al cultivo cerealístico se mantiene la rotación
bienal con barbecho o
sistema de año y vez. El regadío mediterráneo ha añadido,
a los antiguos
canales de Tauste e Imperial, los de Lodosa y de las
Bardenas que permiten la
puesta en cultivo de las terrazas altas de los ríos.
2.4. Los cultivos y la producción agraria.
Por extensión superficial en el medio oceánico destaca el
cultivo de
plantas forrajeras (veza, nabo, maíz, praderas artificiales) y,
secundariamente, las hortalizas y las patatas. Hay que tener en cuenta
además que en este medio son importantes las extensiones dedicadas al
cereal (cebada, principalmente, y trigo), a la remolacha azucarera y a la
vid. El cultivo de patata es destacable
sobre todo en Álava, mientras que el olivo aún se mantiene
en la Ribera
tudelana. El regadío está centrado en los cultivos
hortícolas, aunque también
aparecen maíz y forrajeras.
Producción agraria. P. V. Peninsular
|
1976
|
1980
|
Plantas
forrajeras
Cereales
Remolacha az.
Patata
Hortalizas
Uva |
1.407.607 tn.
641.582 tn.
257.590 tn.
254.495 tn.
177.462 tn.
166.237 tn. |
1.499.338 tn.
809.817 tn.
164.035 tn.
293.337 tn.
166.238 tn.
150.871 tn. |
Como puede observarse en el cuadro adjunto destaca en el
País la
producción de forrajeras y, a continuación, la de
cereales, donde sobresale el
cultivo de cebada orientada hacia la alimentación del
ganado. Así mismo es
notable la producción de patata que experimenta un aumento
reciente. Entre
las hortalizas los principales productos son, por el
siguiente orden: tomates,
pimientos, alcachofas y cebollas. También destaca por su
importancia
económica el cultivo del espárrago.
Por lo que respecta a la intensificación de los cultivos
el aumento de los
rendimientos por hectárea de los siguientes productos es
suficientemente
expresivo.
Rendimiento por hectárea
|
1971 |
1976 |
Trigo |
1,9 |
2,6 |
Patata |
9,4 |
15,4 |
Remolacha |
28,1 |
40,4 |
3. Rasgos principales de la ganadería vasca
La ganadería tradicional estaba centrada en la cría de
ovino, después de
vacuno y con el mantenimiento de caprino y ganado equino,
en general. La
ganadería del siglo XX ha desarrollado especialmente la cabaña’ de vacuno
y a
partir de los años 60 la cría industrial de porcino y aves
de corral. Se mantiene
el ganado ovino, pero el equino y el caprino se encuentran
en franca
decadencia.
3.1. Descenso generalizado de la cabaña
Esta disminución en el número de cabezas afecta
especialmente al ganado
equino, caprino y ovino. Así mismo se aprecia un descenso
en el vacuno ya
que la sustitución de las viejas razas por las nuevas hace
mantener o aumentar
la producción con menos efectivos. El ganado porcino y las
aves de corral son
las únicas especies que aumentan en número en los últimos
tiempos.
La cabaña de vacuno se evaluaba en 1968 en 264.804 cabezas
en el País
Vasco Peninsular, mientras que en el año 1977 el total era
de 216.271
cabezas, siendo la disminución del 18,3% La cabaña de
ovino ha descendido
de 757.105 cabezas en 1968 a 559.620 en 1977, siendo el
descenso del
20,8% en el período de nueve años.
3.2. El minifundismo
Este problema, que afecta al ganado vacuno, se encuentra
vinculado a la
crisis del caserío oceánico anteriormente mencionada.
Según datos proporcionados
por Miren Etxezarreta el 88% de las explotaciones
guipuzcoanas y
vizcaínas contaban con menos de 10 cabezas en el año de
1975. En el País
Vasco Continental la media de cabezas por explotación era
de 8,9 en 1976,
dándose la particularidad de que ésta desciende a 7
cabezas por explotación
en los casos de Benabarra y Zuberoa.
Se trata, por tanto, de explotaciones ganaderas
escasamente competitivas
y como ejemplo vamos a ver unos datos de producción
lechera por hectárea.
En las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya y en el País
Vasco Continental los
rendimientos eran de 5.000 litros por hectárea, en Bretaña
estos alcanzaban
casi los 10.000 litros, mientras que en Holanda (Alto
Bravante) se obtenían
más de 18.000 litros por hectárea.
3.3. El ganado vacuno
La ganadería vacuna es, sin lugar a dudas, la más
importante del sector en
las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya y en el País Vasco
Continental.
Predominan los modos de explotación individual y los
sistemas estabulado o
semiestabulado, donde se han introducido una serie de mejoras tendentes a
intensificar la producción: introducción de nuevas razas, selección de
especies a través de inseminación artificial, control alimenticio en mayor
o menor grado... Recordemos aquí los intentos cooperativistas vizcaínos y,
sobre todo la importancia de la cooperativa Lur Berri en
el País Vasco
Continental.
La antigua raza pirenaica de origen autóctono, antes
predominante, ha
sido gradualmente desplazada por otras razas
especializadas. En dirección
lechera exclusiva tenemos la raza frisona u holandesa que
alcanza hasta 5.000
litros por cabeza y año. También en dirección lechera,
pero manteniendo los
aprovechamientos cárnicos se encuentra la raza
pardo-alpina o suiza. La
primera ha sido promocionada a partir de la década de los
50, mientras la
segunda se empezó a desarrollar a finales del siglo XIX.
En dirección cárnica
se ha introducido la raza aragonesa, frecuentemente
mestizada con la
pirenaica y muy abundante en el País Vasco Continental. En
las provincias de
Guipúzcoa y Vizcaya es predominante la frisona, seguida de
la pardo alpina.
Por lo que respecta a la producción, en el País Vasco
Continental la
dedicación más rentable es la cárnica. Por el contrario en
la parte Peninsular
lo más importante es la producción lechera, destacando la
provincia de
Vizcaya. Del total de leche producida en todo el País
Vasco en 1976 el 87,7%
procedía de la parte Peninsular.
Destacan por su importancia de la cabaña de vacuno las
provincias de
Vizcaya y Navarra, después el País Vasco Continental y a
continuación
Guipúzcoa, según datos del año 1976. La cabaña alavesa es
poco importante.
Es de destacar el incremento en número de cabezas y en
producción que ha
experimentado Navarra en la década de los 70.
3.4. La cría industrial: el porcino y las aves de corral
Ambas especies ganaderas han observado un desarrollo
relativamente
reciente y con planteamientos de cría industrial: modernas
instalaciones con
agua corriente, electricidad, control sanitario,
desinfecciones periódicas,
alimentación a base de piensos compuestos... En el caso
del porcino, se han
introducido nuevas razas, principalmente inglesas (Landrace,
York, Largue-
White...) que aumentan los rendimientos cárnicos al
reducir el tocino.
La provincia de Navarra se coloca a la cabeza de la
producción de ambas
especies ganaderas.
3.5. El ganado porcino
La cría de ovejas conserva los viejos sistemas de
explotación, en la
mayoría de los casos: pastoreo y transhumancia.
Relacionado con este tipo de
ganadería se encuentra el mantenimiento de los pastos
comunales (terrenos
faceros, uniones, parzonerías, mancomunidades y sindicatos
de valle) especialmente
notable en Navarra, Alava y en el País Vasco Continental.
Se distinguen básicamente dos razas adaptadas a medios
bioclimáticos
distintos. En la parte oceánica predomina la raza lacha especializada
naturalmente en la producción de leche. La raza churra
dirigida hacia la
obtención de carne es propia del medio mediterráneo,
aunque por su carácter
recio se encuentra también el los valles pirenáicos de
Navarra (Roncal,
Salazar...). También aparecen en nuestro País la raza
vasco-bearnesa o
carranza y, en mucha menor proporción, la raza merina, al
sur de Álava.
Según el censo de 1976 la provincia de Navarra albergaba
al 53,2% del
total de la cabaña, incluido el País Vasco Continental. La
disminución de la
misma ha sido del 25% respecto al año 1968. También
conservan importancia
las cabañas del País Vasco Continental y la alavesa.
Los productos que se obtienen se centran preferentemente
en la leche. La
elaboración de quesos del País ha experimentado un cierto
desarrollo de un
tiempo a esta parte y en relación a un aumento de la
demanda. Hasta en el
País Vasco Continental, donde tradicionalmente la Societé
Roquefort acaparaba
la mayor parte de la producción lechera, en la década de
los 70 se ha
visto como al disminuir ésta su demanda quedaba mayor
proporción para la
elaboración de quesos del País. Navarra destaca por lo que
respecta a la
producción cárnica.
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NOTA:
Los datos estadísticos han sido elaborados en base a
la información suministrada por
las Cámaras de Comercio de Álava, Guipúzcoa, Navarra y
Vizcaya, en sus anuales
estadísticos, así como del Anuario 1976 publicado por el
Ministerio de Agricultura y
para el País Vasco Continental se ha utilizado los datos
de Dominique Davant,
ingeniero agrónomo de la cooperativa Lur Berri. |