GEOGRAFIA E HISTORIA DE DONOSTIA-SAN SEBASTIAN

 

Geografía e

Historia de Donostia

S. Sebastián

Edición octubre 2013

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3. 3

LOS SUELOS

Ana SOLA BUENO

 

Los suelos constituyen el soporte material para el desarrollo de toda una serie de organismos vivos estrechamente ligados al mismo (flora y fauna edáficas, fauna terrestre, vegetación), siendo uno de los factores más importantes no sólo en el equilibrio global de la biosfera, sino también en el equilibrio global del planeta, debido a las interrelaciones que ésta presenta, vía ciclo hidrológico, con la atmósfera, la hidrosfera y la litosfera.

La formación de un suelo (edafogénesis) es un proceso evolutivo más o menos complejo y dilatado en el tiempo, en el que a partir de una roca o material geológico determinado y a través de la actuación combinada de los denominados factores formadores (clima, relieve, organismos, material geológico de partida, tiempo) y de los conocidos como procesos formadores (físicos, químicos y biológicos), se forma un suelo propiamente dicho. Dicho suelo va a estar definido por unas características específicas y particulares (textura, estructura-perfil-horizontes, características físico-químicas, etc.) que son las que van a determinar, en ausencia de cualquier influencia antrópica, su vocación y aptitud naturales. No obstante, estas últimas van a estar condicionadas en último término por la incidencia que tanto en el tiempo como en el espacio tienen las diversas actividades antropogénicas (urbanas, industriales y/o agropecuarias) y, en definitiva, por el uso al que esté destinado.

Así, los suelos sobre areniscas, areniscas-lutitas y areniscas-limolitas, litología predominante en el municipio de San Sebastián, son suelos de textura arenosa, de drenaje rápido y como consecuencia pobres en elementos nutritivos. En ellos predomina el cuarzo y escasean los minerales alterables y los cationes básicos25 (Na+, K+, Ca2+, Mg2+), por lo que poseen una escasa capacidad de intercambio catiónico y una baja fertilidad natural. Son suelos de coloración pardo-rojiza, estructura migajosa y marcado carácter ácido. Su profundidad es generalmente reducida (menos de 50 cm) y su carácter arenoso implica que posean una escasa reserva de agua, siendo suelos susceptibles de padecer sequía, especialmente en aquellas áreas en donde las precipitaciones son escasas.

Sus principales limitaciones son su limitado espesor, las pendientes, su excesivo drenaje, su bajo contenido en elementos nutritivos y su escasa fertilidad no siendo, en ningún caso, suelos susceptibles de explotación agrícola intensiva y siendo necesario incrementar su fertilidad con la aplicación de enmiendas químicas.

Desde el punto de vista de los tipos de suelos que se desarrollan sobre estos materiales, indicar que corresponden a Cambisoles, bien húmicos, caracterizados por un horizonte26 A úmbrico (rico en materia orgánica) o dístricos, caracterizados por un horizonte A ócrico (más pobre en materia orgánica).

Los suelos sobre calizas, dolomías y calizas impuras se caracterizan por presentar un límite suelo-roca brusco e irregular que implica que su espesor, aunque generalmente reducido, presente variaciones locales y puntuales importantes dependiendo de la mayor o menor presencia de afloramientos rocosos. Su pH es cercano a la neutralidad o ligeramente ácido y su grado de saturación de bases elevado, siendo "a priori" suelos con una elevada fertilidad natural que, en último término y como ocurre en el municipio de San Sebastián, se va a ver reducida por limitaciones relativas a la pedregosidad, el escaso espesor efectivo del suelo y las importantes pendientes existentes. Su dedicación más adecuada es la de pastizal, dado que su reducido espesor impide su explotación agrícola o forestal, por no ser éste suficiente para el enraizamiento de árboles. La tipología de suelos desarrollada sobre estos materiales corresponde a cambisoles eútricos, luvisoles órticos, e incluso a gleisoles eútricos (en las zonas de menor pendiente) y a litosoles (en las zonas de mayor pendiente).

Los suelos sobre margas, calizas arenosas y calizas arcillosas son suelos cuyos horizontes superficiales son de color pardo y textura franco-arenosa, mientras los subsuperficiales presentan un color pardo-amarillento y textura franco-arcillo-arenosa. Son suelos que, debido a su textura y porosidad, presentan una permeabilidad lenta y en los que las condiciones de lavado de carbonato cálcico implican distintos grados de descarbonatación que afectan también a las bases, siendo, por lo general, suelos pobres en elementos nutritivos. Cuando el grado de descarbonatación es importante, nos encontramos frente a suelos ácidos, pobres en cationes básicos y con elevado porcentaje de aluminio de cambio. En el caso de que el lavado de carbonato cálcico sea menos intenso, la descarbonatación es menor, siendo suelos de menor acidez y con una mayor riqueza en bases así como menor saturación de aluminio. El grado de descarbonatación que presentan este tipo de suelos es esencial en su tipología, estando éste en estrecha relación con la pendiente. Así, en zonas con mayores pendientes y, por tanto, con un grado de lavado mayor, nos encontramos con Cambisoles dístricos, mientras que en zonas de pendientes menores nos encontramos con suelos de tipo Cambisol crómico, caracterizados por su menor grado de descarbonatación.

Sus limitaciones más importantes se derivan de la pendiente que, en último término, condiciona la mayor o menor profundidad de los mismos así como los riesgos de erosión en caso de ausencia de cubierta vegetal.

Los suelos sobre limolitas, lutitas y lutitas-areniscas se caracterizan porque sus horizontes superficiales son de color pardo, en ocasiones, pardo-amarillentos, mientras los subsuperficiales son siempre de color pardo-amarillento. La textura de los horizontes A es de tipo franco, siendo su estructura generalmente grumosa o migajosa, mientras que la textura de los horizontes B es de tipo franco-arenosa y su estructura es siempre poliédrica angular o subangular de tamaño mediano, siendo frecuente la presencia en los mismos de cutanes de iluviación de arcilla y tratándose de suelos que, en zonas llanas, pueden presentar rasgos de hidromorfía. La capacidad de intercambio catiónico de estos suelos es media, siendo suelos de pH cercano a la neutralidad, en ocasiones, ligeramente ácidos, y con una riqueza aceptable en elementos nutritivos. Los suelos tipo desarrollados sobre estos materiales corresponden a Luvisoles órticos, Acrisoles órticos o Cambisoles gleicos, siendo suelos con un alto grado de evolución.

Sus principales limitaciones son el drenaje imperfecto y los riesgos de erosión en zonas con pendientes elevadas y desprovistas de vegetación.

En lo que respecta a los suelos asociados a los sistemas fluviales (materiales cuaternarios), debe señalarse que su evolución y su desarrollo están condicionados al propio material originario no consolidado característico de los sedimentos aluviales, a la topografía llana, a la proximidad de la capa freática a la superficie y a la actividad humana desarrollada sobre los mismos. Así, sobre aluviones no consolidados pueden aparecer desde suelos poco evolucionados (Fluvisoles eútricos) hasta suelos bien desarrollados de tipo cambisol (cambisoles eútricos y cambisoles gleicos), incluyendo en áreas donde se dan condiciones hidromórficas los Gleisoles móllicos. Por el contrario, en las terrazas fluviales, aparecen suelos más desarrollados desde el punto de vista edáfico, correspondiendo a Luvisoles gleicos, cuyos principales inconvenientes son su moderado espesor, y la presencia, en ocasiones, de gravillas e incluso gravas.

Por último, es preciso mencionar los suelos desarrollados sobre resaltes rocosos, asociados a áreas de litología dura y compacta, sometida a una intensa erosión, los cuales corresponden a litosoles (suelos delgados) y rendzinas.

Respecto a la capacidad de uso de los suelos en el municipio de San Sebastián, señalar que exceptuando los suelos improductivos incluidos en la clase VIII (Suelo urbano-urbanizable, núcleos urbanos en suelo rural,canteras, vertederos, etc.), el predominio corresponde a los suelos de la clase VII. Estos suelos están sujetos a limitaciones severas y de tipo permanente por las elevadas pendientes (superiores al 30%), que implican un riesgo de erosión altamente significativo, por su reducido espesor efectivo o pedregosidad, siendo su principal vocación la de suelos forestales.

Le siguen por la extensión que ocupan en el conjunto municipal los suelos de clase VI, cuyas principales limitaciones son las pendientes (entre el 20 y el 30%), pedregosidad y su escasa profundidad, limitaciones todas ellas de carácter severo que implican que no sean suelos susceptibles de laboreo agrícola y que restringen su uso hacia el mantenimiento de una vegetación permanente bien herbácea o bien leñosa.

Los suelos de clase V están totalmente ausentes en el municipio y los suelos de clase IV se encuentran representados únicamente de forma muy dispersa. Son suelos localizados en áreas de pendientes entre el 12 y el 20% y que, en general, presentan una profundidad ligeramente superior a la de las clases precedentes (entre 40 y 60 cm) por lo que su riesgo de erosión es bajo, siendo su vocación predominante la de praderas en rotaciones amplias con otros cultivos.

Los suelos de clase III están asociados a áreas de acumulación tanto aluvial como coluvial, localizándose generalmente en los fondos de valle y en los niveles de terrazas de los principales ríos vaguadas así como en laderas con pendientes que no superan el 12%, por lo que son suelos con una humedad elevada y una profundidad media (en torno a 65 cm) que los hace aptos, previas adiciones periódicas de materia orgánica y encalados, para cultivos, con rotaciones en las que las praderas ocupan un lugar dominante.

Por último, los suelos de clase II se localizan exclusivamente asociados al curso del río Urumea a la altura de su entrada en el municipio de San Sebastián y al curso del río Oria en el enclave de Zubieta. Son suelos productivos, con escasas limitaciones, profundos y casi llanos, con riesgos mínimos de erosión, aunque ocasionalmente pueden tener riesgo de inundaciones, requiriendo tan sólo de sencillas medidas de preservación.

 


Geografía e Historia de Donostia-San Sebastián / Juan Antonio Sáez García, Javier Gómez Piñeiro... et al

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