3.4
LA VEGETACIÓN
© Ana SOLA BUENO
Desde el punto de vista biogeográfico y debido tanto a su localización como
a sus características climatológicas generales, el municipio de San Sebastián
se encuentra encuadrado en la Región Eurosiberiana, Superprovincia Atlántica,
Subprovincia Cántabro-Euskalduna, Sector Cántabro-Euskaldún (Rivas y col.,
1987).
Parámetros e índices bioclimáticos |
|
Igueldo |
Ategorrieta |
Lasarte |
Precipitación anual (mm)
Índice de termicidad (It)
Índice de continentalidad (Gorezynski)
Índice de aridez (Martonne)
Índice de mediterraneidad (Im1)
Índice de mediterraneidad (Im2)
Índice de mediterraneidad (Im3)
|
1.560
290
7,1
67,8
1,50
1,20
1,16
|
1.714
259
7,1
77,6
1,33
1,13
1,06
|
1.678
328
8,4
68,5
1,66
1,33
1,27
|
Los valores correspondientes a los parámetros e índices bioclimáticos de
las tres estaciones meteorológicas de referencia incluyen al municipio dentro
del piso bioclimático colino (It > 180), correspondiendo a las estaciones de
Igueldo y Ategorrieta el horizonte bioclimático eucolino o colino medio (It
entre 241 y 320) y a la de Lasarte el subpiso termocolino o colino inferior (It
> 320). Los elevados valores que alcanza el índice de aridez de Martonne
(> 67), los valores correspondientes a los diferentes índices de
mediterraneidad y el resultado obtenido para el índice de continentalidad de
Gorezynski (> 10) muestran una marcada apetencia climática oceánica, con un
valor de las precipitaciones anuales que, superior a los 1.400 mm, caracteriza a
la zona de estudio por un ombroclima hiperhúmedo.
Dichas condiciones bioclimáticas sumadas a la propia orografía y
topografía territoriales han actuado en el tiempo y en el espacio sobre los
materiales geológicos de partida, permitiendo la formación, el desarrollo y la
evolución de una amplia gama de suelos, a cada uno de los cuales y en ausencia
de cualquier tipo de influencia antropogénica va a corresponderles una
vegetación potencial característica.
Así, sobre suelos profundos y frescos, más o menos hidromorfos y en general
ricos en bases y con un pH próximo a la neutralidad, la vegetación potencial
corresponde a la Serie colino-montana orocantabroatlántica mesofítica del
fresno (Fraxinus excelsior), conocida fitosociológicamente como Polysticho
setiferi-Fraxineto excelsioris sigmetum. Dicha serie se caracteriza por
corresponder, en su etapa madura o cabeza de serie, a un bosque mixto de fresnos
y robles (Quercus robur) que puede albergar en mayor o menor proporción otra
serie de especies de frondosas de porte arbóreo entre las que se encuentran
tilos (Tilia platyphyllos), olmos de montaña (Ulmus glabra), castaños (Castanea
sativa), diferentes especies de arces (Acer campestre, Acer platanoides), algún
haya (Fagus sylvatica), sauces (Salix atrocinerea) y alisos (Alnus glutinosa).
Esta serie da paso en las márgenes de los cursos fluviales y en áreas
caracterizadas por suelos encharcados de forma prolongada o casi permanente a
extraordinarios bosques riparios, bosquetes en los que además de estar
presentes algunas de las especies características de los bosques mixtos,
aparece como especie dominante el aliso (Alnus glutinosa; alisedas; serie
colino-montana riparia cántabro-atlántica del aliso/Hyperico androsaemi-Alneto
glutinosae sigmetum). El sotobosque es rico en especies arbustivas tales como
avellanos, endrinos, rosas, madreselvas etc., a la vez que el estrato herbáceo
es rico y variado, estando presentes numerosas hierbas y helechos esciófilos
como la lengua de ciervo (Asplenium escolopendrum), la sanícula (Sanicula
europea), el androsemo (Hypericum androsaemum), el rusco (Ruscus aculeatus), las
zarzas (Rubus sp.), algunos cárices (Carex sylvatica), Polysticho setiferum,
etc.
Por el contrario, sobre suelos silíceos y fuertemente ácidos de ladera, no
hidromorfos ni encharcados de forma prolongada o permanente, la vegetación
potencial corresponde a la Serie colino-montana cantabroeuskalduna acidófila
del roble (Quercus robur), cuyo nombre fitosociológico es Tamo communis-Querceto
roboris sigmetum. Su cabeza de serie o etapa madura corresponde a un bosque
denso en el que la especie dominante es el roble pedunculado (Quercus robur),
estando presente asimismo algún roble híbrido y también hayas (Fagus
sylvatica) y olmos (Ulmus glabra) así como especies arbustivas tales como
abedules (Betula celtiberica), arraclanes (Frangula alnus) y perales (Pyrus
cordata) entre otros. Las márgenes del robledal, especialmente hacia las
crestas o laderas que no acumulen humedad en el suelo están pobladas de
helechos (Pteridium aquilinum, Blechnum spicant), acebo (Ilex aquifolium),
escobas negras (Cytisus scoparius), loniceras (Lonicera peryclimenum) y tojos (Ulex
europaeus) que constituyen comunidades de orla acidófila bastante cerradas. No
obstante, en condiciones de subsequía (diferencias en el potencial de
crecimiento debido a restricciones hídricas), puede tener lugar una
sustitución del roble pedunculado como árbol dominante por el marojo o rebollo
(Quercus pyrenaica), especialmente en aquellos casos y zonas en las que dicha
subsequía está motivada por un cambio en la capacidad de retención del suelo
(suelos areniscosos y muy poco compactos).
Sobre estos suelos ácidos pero ya asociada a mayores altitudes y a una
pluviosidad también más elevada nos encontramos con una vegetación potencial
sustancialmente diferente. En efecto, en altitudes de entre 500 y 1700 m, aunque
son una cierta variabilidad asociada a la climatología, ya en el dominio del
piso montano, la vegetación potencial corresponde a la serie cantabroeuskalduna
y pirenaica occidental acidófila del haya (Fagus sylvatica)- Saxifrago hirsutae-Fageto
sigmetum. Esta serie corresponde en su etapa madura a bosques densos de hayas de
gran porte, bajo las cuales se desarrolla un sotobosque denso con presencia de
matas de pequeño porte (Vaccinium myrtillus, Erica vagans, etc.) y algunas
hierbas vivaces (Deschampia flexuosa, Luzula sylvatica, etc.). Las etapas de
degradación de estos bosques dan paso a diferentes formaciones en función de
los usos del suelo. En primer lugar, helechales (Pteridium aquilinum), seguidos,
en caso de tala abusiva y pastoreo, de brezales y argomales (Calluna vulgaris,
Daboecia cantabrica, Ulex galli, etc.).
La vegetación litoral incluiría tanto las zonas de marismas (incluyendo
vegetación palustre de aguas dulces) como las comunidades costeras, las cuales
cubrirían desde el punto de vista de la vegetación potencial toda la
alineación costera del municipio tanto en altitud (acantilados) como a nivel
del mar así como la desembocadura del río Urumea.
Sin embargo, este paisaje vegetal "potencial" descrito para el
municipio es, en la actualidad, bien distinto, ya que el mismo se ha visto
significativamente modificado tanto en el tiempo como en el espacio por el
hombre y las diversas actividades que éste ha venido desarrollando. Así, y
debido tanto al crecimiento experimentado por la población, especialmente en el
último siglo, como a la propia industrialización y a las implicaciones que
ello supone (usos urbanos e industriales e infraestructuras y servicios
asociados), buena parte de dicho paisaje vegetal se ha perdido de forma
irreversible por ocupación permanente del suelo, mientras otra parte del mismo
ha sufrido una sensible transformación como consecuencia de la intensificación
de las actividades agropecuarias (cambio de usos del bosque primitivo hacia
zonas de prados y cultivos).
En efecto, el mapa de vegetación actual del municipio de Donostia-San
Sebastián muestra una realidad bien distinta a la correspondiente a dicha
situación óptima "natural" y a la vegetación climácica descrita.
Así, y exceptuando la importante extensión superficial correspondiente a
Suelo Urbano-Urbanizable según el Plan General de Ordenación Urbana de
Donostia-San Sebastián, aprobado de forma definitiva en noviembre de 1.995, el
cual ha "absorbido" toda la vegetación característica de los
arenales y zonas marismeñas (antigua desembocadura del Urumea y zona de playas)
y sobre el que se han cartografiado las superficies correspondientes a los
parques y jardines urbanos existentes en la actualidad (Cristina-Enea, Aiete,
Urgull, Ulía, jardines de Ondarreta, etc.), la mayor parte de suelo rural del
municipio está ocupado por la formación vegetal correspondiente a prados y
cultivos atlánticos. Esta formación vegetal constituye en si misma y junto con
las repoblaciones de coníferas uno de los principales elementos del paisaje
vegetal no sólo de San Sebastián sino en general de toda la vertiente
cantábrica, en un área en la que la explotación tradicional del caserío
sigue siendo un referente fundamental, en torno al cual se ha generado desde
antaño y se sigue generando actualmente una importante actividad económica
(sector primario).
Los prados se mantienen por lo general con dos o tres siegas anuales,
estercolado, siembra de algunas especies forrajeras como alfalfa (Medicago
sativa) y raigrás (Lolium sp.) y como pastos durante el invierno, si bien en
aquellas zonas topográficamente más complejas su destino es siempre el de
pastos para el ganado vacuno. La diversidad florística de estas formaciones
vegetales es elevada, encontrándose presentes especies de gramíneas tales como
la grama de olor (Antoxanthum odoratum), espigas (Bromus sp), cola de perro (Cynosurus
cristatus), dactilos (Dactylis glomerata), cañuelas (Festuca arundinacea), heno
blanco (Holcus lanatus) y Poa pratensis, y numerosas especies de leguminosas,
entre las que caben señalarse el trébol blanco (Trifolium repens), el trébol
rojo (Trifolium pratense), la veza o arveja (Vicia sativa) y el cuernecillo (Lotus
corniculatus). Asimismo, es frecuente la presencia de especies de compuestas
como la chirivita o margarita (Bellis perennis) y el diente de león (Taraxacum
officinale), además de otras hierbas como el llantén mayor (Plantago
lanceolata), el botón de oro (Ranunculus acris), la acedera (Rumex sp.) y la
cresta de gallo (Rinanthus sp.). Ocasionalmente, estos prados incluyen una serie
de frutales, habitualmente manzanos y menos frecuentemente nogales, cerezos y
perales.
Los cultivos incluyen además de maíz (Zea mays) plantas forrajeras como
remolacha y nabo y toda clase de legumbres y hortalizas de consumo humano,
siendo frecuente encontrar asociado a estas áreas el crecimiento de malas
hierbas tales como los bledos (Amaranthus sp.), la hierba cana (Senecio vulgaris),
la pamplina (Stellaria media), la persicaria (Polygonum persicaria) y el cenizo
(Chenopodium album).
Los robledales bosques mixtos atlánticos y los robledales acidófilos son la
segunda de las formaciones vegetales reseñables por la extensión conjunta que
suponen en el término municipal de San Sebastián, si bien son en si mismas una
de las formaciones vegetales de mayor importancia ecológica del territorio.
Ello es debido a que estos bosques constituyen en la actualidad los únicos
restos de la vegetación potencial descrita para el territorio, correspondiendo
tal y como se ha señalado a formaciones naturales de porte arbóreo de especies
de frondosas caducifolias que, por su ubicación, no se han visto alteradas por
la mano del hombre. Estas formaciones vegetales se hallan distribuidas de forma
aleatoria y ciertamente dispersa por todo el municipio de San Sebastián. Una
parte de las mismas se encuentra enclavada en las zonas topográficamente más
complejas (robledales acidófilos en laderas de pendiente más pronunciada),
aunque en su mayoría dichas masas arbóreas están directamente ligadas a la
presencia de los pequeños cursos de agua y regatas que discurren por el
territorio, constituyendo en realidad bosquetes-galería más o menos
fragmentados en torno a las márgenes de los mismos (robledales bosques-mixtos
atlánticos). Por su extensión, son de destacar de forma especial los bosques
localizados en la zona SE. del municipio (en torno a la regata que discurre en
la vecindad del Hospital Donostia y del Club de Golf Basozabal, la cual se constituye como principal tributaria de
la margen izquierda del río Urumea dentro del término municipal) así como los
enclavados en la ladera N. del monte Mendizorrotz, en la ladera que desde el
núcleo urbano de Igueldo desciende hacia el municipio de Lasarte y en el monte
Ulía, sin olvidar la superficie que esta formación vegetal ocupa en la zona
sur del enclave de Zubieta.
Dentro de este panorama, las alisedas quedan configuradas como una formación
vegetal asociada básicamente a las cuencas bajas de los cursos de mayor entidad
y significación del territorio. Son especialmente destacables las existentes en
la cuenca del río Oria a su paso por el enclave de Zubieta del territorio
donostiarra, mientras que poseen muy escasa significación, debido a la reducida
superficie que ocupan, las correspondientes al río Urumea, las cuales están
presentes exclusivamente a nivel cartografiable a su entrada en el término
municipal desde Astigarraga. No obstante, se incide en el hecho de que si bien
su importancia es muy poca atendiendo a la reducida superficie que su conjunto
supone en el término municipal, ésta debe considerarse como muy elevada en
base a los valores ecológicos y naturalístico-paisajísticos que su presencia,
su conservación y el mantenimiento del equilibrio ecológico que para los
cursos de agua implican.
En cuanto a otras formaciones vegetales de frondosas citar únicamente dos
pequeñas manchas de abedulares localizadas en la zona noroccidental del
término municipal y ubicadas la de mayor superficie en las inmediaciones del
camping de Igueldo (ladera al S. del mismo en torno a una regata que se
configura como una de las que conforman la cabecera de la regata Articula
Maskulartz, que vierte sus aguas directamente al Cantábrico a la altura de
Ondarreta encontrándose soterrada tras la trama urbana en su trayecto final) y
la de menor extensión en la ladera noroccidental del monte Mendizorrotz. No son
en realidad formaciones vegetales primarias correspondientes a un tipo
específico de vegetación potencial, sino más bien formaciones secundarias
originadas en áreas muy concretas del territorio tras la tala de las
formaciones de frondosas correspondientes a robledales acidófilos. Dichas zonas
han sido posteriormente colonizadas por el abedul (Betula celtiberica), especie,
por otra parte, habitualmente presente en los robledales, y a la que acompañan
toda una serie de plantas acidófilas tales como helechos comunes (Pteridium
aquilinum), brecina (Calluna vulgaris), tormentilla (Potentilla erecta) y
arándanos (Vaccinium myrtillus), etc.
De especial significación es la presencia de hayedos acidófilos, que ocupan
alrededor del 50% de la superficie correspondiente a Urdaburu, en las
inmediaciones del embalse del Añarbe y también perteneciente al término
municipal de Donostia-San Sebastián. Son no sólo los únicos hayedos del
municipio, sino que quedan incluidos en el territorio del Parque Natural de
Peñas de Aia, uno de los Parques Naturales de mayor importancia y relevancia en
el territorio guipuzcoano.
Conviene señalar también la importante franja correspondiente al complejo
de comunidades de acantilados litorales, la cual se extiende de oeste a este a
lo largo de toda la costa de San Sebastián y corresponde, en líneas generales,
a la vegetación climácica27 característica debido a que por sus condiciones
de accesibilidad no ha sido alterada por las actividades humanas. Si bien se
trata de vegetación natural, no se corresponde en realidad con una formación
vegetal única. Hablamos más bien de un conjunto de comunidades que colonizan
distintos ambientes costeros tanto en función de la intensidad de la influencia
marina como de la altitud y de los propios materiales geológicos que componen
el sustrato de dichas áreas, destacando la habitual presencia de plantas crasas
debido a la salinidad del medio. Así, cabe hablarse de la comunidad vegetal
casmófita, representada por especies habituales tales como Plantago maritima y
el hinojo de mar (Crithmum maritimum) así como algunos helechos (Asplenium
marinum) y plantas menos frecuentes como Spergularia rupicola y Limonium
binervosum, cuyo hábitat corresponde a la parte baja de los acantilados, en
donde colonizan las fisuras y grietas de las rocas, a la vez que están
sometidas a la acción de elementos como el viento, el oleaje y la fuerte
erosión del suelo. Por encima de esta franja baja y asociadas a suelos
ligeramente más desarrollados y estables, se constata el desarrollo de la
cañuela roja (Festuca rubra), gramínea cespitosa de hoja muy fina y larga, a
la que acompañan otras especies tales como la zanahoria silvestre (Daucus
carota), la margarita mayor (Leucanthemum vulgare), la colleja (Silene vulgaris),
mientras que ligadas a rocas preferentemente básicas son frecuentes especies
tales como la vulneraria (Anthyllis vulneraria) y la siempreviva (Helichrysum
stoechas). Por último, la parte más alta de los acantilados se caracteriza por
la presencia de un tipo de vegetación que no es propiamente litoral,
correspondiendo sobre terrenos calizos o margosos a prebrezales, con presencia
de especies como genista (Genista hispanica), lastón (Brachypodium pinnatum) y
brezo (Erica vagans), y en enclaves más resguardados a matorrales altos o
zarzales, colonizados por especies como la rubia silvestre (Rubia peregrina), la
mosqueta (Rosa sempervirens), el aladierno (Rhamnus alaternus) y la
zarzaparrilla (Smilax aspera), entre otras.
Los brezales-argomales-helechales atlánticos son otra de las formaciones
vegetales presentes en el mapa de vegetación actual de San Sebastián, si bien
la extensión superficial que ocupan en el conjunto es más bien reducida,
localizándose las principales extensiones en las zonas NO. (estribaciones del
monte Mendizorrotz en la vecindad con el municipio de Orio: elevación costera
Talaigaña-Mendizorrotz) y NE. del municipio (estribaciones del monte Ulía
hacia Pasaia). En realidad, estas formaciones vegetales no corresponden a una
vegetación natural, sino que, por el contrario, forman parte de una etapa
serial regresiva de vegetación, siendo en realidad áreas de sustitución de
los robledales acidófilos y de los bosques mixtos atlánticos. La presencia y/o
dominancia de unas u otras especies en este tipo de formaciones va a depender
del grado de acidez y de la riqueza en nutrientes del suelo, a la vez que dicha
dominancia va a marcar el propio estado evolutivo hacia la vegetación
permanente (matorrales con mayor o menor grado de degradación). Así, mientras
en suelos pobres y ácidos van a dominar los brezos (Erica, Calluna, Daboecia,
etc.), en suelos mejor más ricos, húmedos y mejor conservados van a dominar
los argomas (Ulex), a la vez que en otras áreas y como consecuencia de las
labores de siega ligadas a la actividad agropecuaria de los caseríos es muy
frecuente la presencia del helecho común (Pteridium aquilinum).
El lastonar tiene una muy escasa representación en el municipio,
localizándose la principal extensión de esta formación vegetal en la ladera
situada al N. del casco urbano de Igueldo. Corresponde, al igual que los
brezales-argomales-helechales atlánticos a una etapa degradada de los
robledales ya mencionados, estando caracterizada por la presencia del lastón (Brachypodium
pinnatum), una hierba que invade claros forestales y pastos poco cuidados así
como espacios marginales y en estado degradado.
Finalmente, merece destacarse una formación vegetal de origen claramente
antropogénico: la correspondiente a las plantaciones forestales y más
concretamente a las repoblaciones de coníferas. Se trata de una formación
vegetal de carácter claramente antropogénico, dado que en realidad son
formaciones "cultivadas" por el hombre, con objeto de su posterior
explotación forestal. Estas formaciones vegetales son dominantes dentro del
municipio de San Sebastián en los enclaves de Landarbaso y Zubieta, en los
cuales se configuran como vegetación mayoritaria, siendo la especie dominante
en todas ellas el pino insigne (Pinus radiata o P. insignis), cuya utilización
básica se centra en la explotación maderera. Únicamente en las inmediaciones
del monte Ulía (estribaciones hacia Pasaia) y de forma general en las
repoblaciones llevadas a cabo en la zona costera se constata la presencia
destacable de pino marítimo (Pinus pinaster).
Para finalizar y aunque sin valor ecológico ninguno, mencionar la
vegetación ruderal-nitrófila, asociada a áreas alteradas o humanizadas entre
las que se incluyen tanto núcleos urbanos en suelo rural como canteras,
escombreras, vertederos, etc., la cual incluye un número variado y diverso de
plantas capaces de soportar las condiciones que dichos medios les imponen.
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