GEOGRAFIA E HISTORIA DE DONOSTIA-SAN SEBASTIAN

 

Geografía e

Historia de Donostia

S. Sebastián

Edición octubre 2013

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3.4

LA VEGETACIÓN

© Ana SOLA BUENO

Desde el punto de vista biogeográfico y debido tanto a su localización como a sus características climatológicas generales, el municipio de San Sebastián se encuentra encuadrado en la Región Eurosiberiana, Superprovincia Atlántica, Subprovincia Cántabro-Euskalduna, Sector Cántabro-Euskaldún (Rivas y col., 1987).

Parámetros e índices bioclimáticos

  Igueldo Ategorrieta Lasarte

Precipitación anual (mm)

Índice de termicidad (It)

Índice de continentalidad (Gorezynski)

Índice de aridez (Martonne)

Índice de mediterraneidad (Im1)

Índice de mediterraneidad (Im2)

Índice de mediterraneidad (Im3)

1.560

290

7,1

67,8

1,50

1,20

1,16

1.714

259

7,1

77,6

1,33

1,13

1,06

1.678

328

8,4

68,5

1,66

1,33

1,27

 

Los valores correspondientes a los parámetros e índices bioclimáticos de las tres estaciones meteorológicas de referencia incluyen al municipio dentro del piso bioclimático colino (It > 180), correspondiendo a las estaciones de Igueldo y Ategorrieta el horizonte bioclimático eucolino o colino medio (It entre 241 y 320) y a la de Lasarte el subpiso termocolino o colino inferior (It > 320). Los elevados valores que alcanza el índice de aridez de Martonne (> 67), los valores correspondientes a los diferentes índices de mediterraneidad y el resultado obtenido para el índice de continentalidad de Gorezynski (> 10) muestran una marcada apetencia climática oceánica, con un valor de las precipitaciones anuales que, superior a los 1.400 mm, caracteriza a la zona de estudio por un ombroclima hiperhúmedo.

Dichas condiciones bioclimáticas sumadas a la propia orografía y topografía territoriales han actuado en el tiempo y en el espacio sobre los materiales geológicos de partida, permitiendo la formación, el desarrollo y la evolución de una amplia gama de suelos, a cada uno de los cuales y en ausencia de cualquier tipo de influencia antropogénica va a corresponderles una vegetación potencial característica.

Así, sobre suelos profundos y frescos, más o menos hidromorfos y en general ricos en bases y con un pH próximo a la neutralidad, la vegetación potencial corresponde a la Serie colino-montana orocantabroatlántica mesofítica del fresno (Fraxinus excelsior), conocida fitosociológicamente como Polysticho setiferi-Fraxineto excelsioris sigmetum. Dicha serie se caracteriza por corresponder, en su etapa madura o cabeza de serie, a un bosque mixto de fresnos y robles (Quercus robur) que puede albergar en mayor o menor proporción otra serie de especies de frondosas de porte arbóreo entre las que se encuentran tilos (Tilia platyphyllos), olmos de montaña (Ulmus glabra), castaños (Castanea sativa), diferentes especies de arces (Acer campestre, Acer platanoides), algún haya (Fagus sylvatica), sauces (Salix atrocinerea) y alisos (Alnus glutinosa). Esta serie da paso en las márgenes de los cursos fluviales y en áreas caracterizadas por suelos encharcados de forma prolongada o casi permanente a extraordinarios bosques riparios, bosquetes en los que además de estar presentes algunas de las especies características de los bosques mixtos, aparece como especie dominante el aliso (Alnus glutinosa; alisedas; serie colino-montana riparia cántabro-atlántica del aliso/Hyperico androsaemi-Alneto glutinosae sigmetum). El sotobosque es rico en especies arbustivas tales como avellanos, endrinos, rosas, madreselvas etc., a la vez que el estrato herbáceo es rico y variado, estando presentes numerosas hierbas y helechos esciófilos como la lengua de ciervo (Asplenium escolopendrum), la sanícula (Sanicula europea), el androsemo (Hypericum androsaemum), el rusco (Ruscus aculeatus), las zarzas (Rubus sp.), algunos cárices (Carex sylvatica), Polysticho setiferum, etc.

Por el contrario, sobre suelos silíceos y fuertemente ácidos de ladera, no hidromorfos ni encharcados de forma prolongada o permanente, la vegetación potencial corresponde a la Serie colino-montana cantabroeuskalduna acidófila del roble (Quercus robur), cuyo nombre fitosociológico es Tamo communis-Querceto roboris sigmetum. Su cabeza de serie o etapa madura corresponde a un bosque denso en el que la especie dominante es el roble pedunculado (Quercus robur), estando presente asimismo algún roble híbrido y también hayas (Fagus sylvatica) y olmos (Ulmus glabra) así como especies arbustivas tales como abedules (Betula celtiberica), arraclanes (Frangula alnus) y perales (Pyrus cordata) entre otros. Las márgenes del robledal, especialmente hacia las crestas o laderas que no acumulen humedad en el suelo están pobladas de helechos (Pteridium aquilinum, Blechnum spicant), acebo (Ilex aquifolium), escobas negras (Cytisus scoparius), loniceras (Lonicera peryclimenum) y tojos (Ulex europaeus) que constituyen comunidades de orla acidófila bastante cerradas. No obstante, en condiciones de subsequía (diferencias en el potencial de crecimiento debido a restricciones hídricas), puede tener lugar una sustitución del roble pedunculado como árbol dominante por el marojo o rebollo (Quercus pyrenaica), especialmente en aquellos casos y zonas en las que dicha subsequía está motivada por un cambio en la capacidad de retención del suelo (suelos areniscosos y muy poco compactos).

Sobre estos suelos ácidos pero ya asociada a mayores altitudes y a una pluviosidad también más elevada nos encontramos con una vegetación potencial sustancialmente diferente. En efecto, en altitudes de entre 500 y 1700 m, aunque son una cierta variabilidad asociada a la climatología, ya en el dominio del piso montano, la vegetación potencial corresponde a la serie cantabroeuskalduna y pirenaica occidental acidófila del haya (Fagus sylvatica)- Saxifrago hirsutae-Fageto sigmetum. Esta serie corresponde en su etapa madura a bosques densos de hayas de gran porte, bajo las cuales se desarrolla un sotobosque denso con presencia de matas de pequeño porte (Vaccinium myrtillus, Erica vagans, etc.) y algunas hierbas vivaces (Deschampia flexuosa, Luzula sylvatica, etc.). Las etapas de degradación de estos bosques dan paso a diferentes formaciones en función de los usos del suelo. En primer lugar, helechales (Pteridium aquilinum), seguidos, en caso de tala abusiva y pastoreo, de brezales y argomales (Calluna vulgaris, Daboecia cantabrica, Ulex galli, etc.).

La vegetación litoral incluiría tanto las zonas de marismas (incluyendo vegetación palustre de aguas dulces) como las comunidades costeras, las cuales cubrirían desde el punto de vista de la vegetación potencial toda la alineación costera del municipio tanto en altitud (acantilados) como a nivel del mar así como la desembocadura del río Urumea.

Sin embargo, este paisaje vegetal "potencial" descrito para el municipio es, en la actualidad, bien distinto, ya que el mismo se ha visto significativamente modificado tanto en el tiempo como en el espacio por el hombre y las diversas actividades que éste ha venido desarrollando. Así, y debido tanto al crecimiento experimentado por la población, especialmente en el último siglo, como a la propia industrialización y a las implicaciones que ello supone (usos urbanos e industriales e infraestructuras y servicios asociados), buena parte de dicho paisaje vegetal se ha perdido de forma irreversible por ocupación permanente del suelo, mientras otra parte del mismo ha sufrido una sensible transformación como consecuencia de la intensificación de las actividades agropecuarias (cambio de usos del bosque primitivo hacia zonas de prados y cultivos).

En efecto, el mapa de vegetación actual del municipio de Donostia-San Sebastián muestra una realidad bien distinta a la correspondiente a dicha situación óptima "natural" y a la vegetación climácica descrita.

Así, y exceptuando la importante extensión superficial correspondiente a Suelo Urbano-Urbanizable según el Plan General de Ordenación Urbana de Donostia-San Sebastián, aprobado de forma definitiva en noviembre de 1.995, el cual ha "absorbido" toda la vegetación característica de los arenales y zonas marismeñas (antigua desembocadura del Urumea y zona de playas) y sobre el que se han cartografiado las superficies correspondientes a los parques y jardines urbanos existentes en la actualidad (Cristina-Enea, Aiete, Urgull, Ulía, jardines de Ondarreta, etc.), la mayor parte de suelo rural del municipio está ocupado por la formación vegetal correspondiente a prados y cultivos atlánticos. Esta formación vegetal constituye en si misma y junto con las repoblaciones de coníferas uno de los principales elementos del paisaje vegetal no sólo de San Sebastián sino en general de toda la vertiente cantábrica, en un área en la que la explotación tradicional del caserío sigue siendo un referente fundamental, en torno al cual se ha generado desde antaño y se sigue generando actualmente una importante actividad económica (sector primario).

Los prados se mantienen por lo general con dos o tres siegas anuales, estercolado, siembra de algunas especies forrajeras como alfalfa (Medicago sativa) y raigrás (Lolium sp.) y como pastos durante el invierno, si bien en aquellas zonas topográficamente más complejas su destino es siempre el de pastos para el ganado vacuno. La diversidad florística de estas formaciones vegetales es elevada, encontrándose presentes especies de gramíneas tales como la grama de olor (Antoxanthum odoratum), espigas (Bromus sp), cola de perro (Cynosurus cristatus), dactilos (Dactylis glomerata), cañuelas (Festuca arundinacea), heno blanco (Holcus lanatus) y Poa pratensis, y numerosas especies de leguminosas, entre las que caben señalarse el trébol blanco (Trifolium repens), el trébol rojo (Trifolium pratense), la veza o arveja (Vicia sativa) y el cuernecillo (Lotus corniculatus). Asimismo, es frecuente la presencia de especies de compuestas como la chirivita o margarita (Bellis perennis) y el diente de león (Taraxacum officinale), además de otras hierbas como el llantén mayor (Plantago lanceolata), el botón de oro (Ranunculus acris), la acedera (Rumex sp.) y la cresta de gallo (Rinanthus sp.). Ocasionalmente, estos prados incluyen una serie de frutales, habitualmente manzanos y menos frecuentemente nogales, cerezos y perales.

Los cultivos incluyen además de maíz (Zea mays) plantas forrajeras como remolacha y nabo y toda clase de legumbres y hortalizas de consumo humano, siendo frecuente encontrar asociado a estas áreas el crecimiento de malas hierbas tales como los bledos (Amaranthus sp.), la hierba cana (Senecio vulgaris), la pamplina (Stellaria media), la persicaria (Polygonum persicaria) y el cenizo (Chenopodium album).

Los robledales bosques mixtos atlánticos y los robledales acidófilos son la segunda de las formaciones vegetales reseñables por la extensión conjunta que suponen en el término municipal de San Sebastián, si bien son en si mismas una de las formaciones vegetales de mayor importancia ecológica del territorio. Ello es debido a que estos bosques constituyen en la actualidad los únicos restos de la vegetación potencial descrita para el territorio, correspondiendo tal y como se ha señalado a formaciones naturales de porte arbóreo de especies de frondosas caducifolias que, por su ubicación, no se han visto alteradas por la mano del hombre. Estas formaciones vegetales se hallan distribuidas de forma aleatoria y ciertamente dispersa por todo el municipio de San Sebastián. Una parte de las mismas se encuentra enclavada en las zonas topográficamente más complejas (robledales acidófilos en laderas de pendiente más pronunciada), aunque en su mayoría dichas masas arbóreas están directamente ligadas a la presencia de los pequeños cursos de agua y regatas que discurren por el territorio, constituyendo en realidad bosquetes-galería más o menos fragmentados en torno a las márgenes de los mismos (robledales bosques-mixtos atlánticos). Por su extensión, son de destacar de forma especial los bosques localizados en la zona SE. del municipio (en torno a la regata que discurre en la vecindad del Hospital Donostia y del Club de Golf Basozabal, la cual se constituye como principal tributaria de la margen izquierda del río Urumea dentro del término municipal) así como los enclavados en la ladera N. del monte Mendizorrotz, en la ladera que desde el núcleo urbano de Igueldo desciende hacia el municipio de Lasarte y en el monte Ulía, sin olvidar la superficie que esta formación vegetal ocupa en la zona sur del enclave de Zubieta.

Dentro de este panorama, las alisedas quedan configuradas como una formación vegetal asociada básicamente a las cuencas bajas de los cursos de mayor entidad y significación del territorio. Son especialmente destacables las existentes en la cuenca del río Oria a su paso por el enclave de Zubieta del territorio donostiarra, mientras que poseen muy escasa significación, debido a la reducida superficie que ocupan, las correspondientes al río Urumea, las cuales están presentes exclusivamente a nivel cartografiable a su entrada en el término municipal desde Astigarraga. No obstante, se incide en el hecho de que si bien su importancia es muy poca atendiendo a la reducida superficie que su conjunto supone en el término municipal, ésta debe considerarse como muy elevada en base a los valores ecológicos y naturalístico-paisajísticos que su presencia, su conservación y el mantenimiento del equilibrio ecológico que para los cursos de agua implican.

En cuanto a otras formaciones vegetales de frondosas citar únicamente dos pequeñas manchas de abedulares localizadas en la zona noroccidental del término municipal y ubicadas la de mayor superficie en las inmediaciones del camping de Igueldo (ladera al S. del mismo en torno a una regata que se configura como una de las que conforman la cabecera de la regata Articula Maskulartz, que vierte sus aguas directamente al Cantábrico a la altura de Ondarreta encontrándose soterrada tras la trama urbana en su trayecto final) y la de menor extensión en la ladera noroccidental del monte Mendizorrotz. No son en realidad formaciones vegetales primarias correspondientes a un tipo específico de vegetación potencial, sino más bien formaciones secundarias originadas en áreas muy concretas del territorio tras la tala de las formaciones de frondosas correspondientes a robledales acidófilos. Dichas zonas han sido posteriormente colonizadas por el abedul (Betula celtiberica), especie, por otra parte, habitualmente presente en los robledales, y a la que acompañan toda una serie de plantas acidófilas tales como helechos comunes (Pteridium aquilinum), brecina (Calluna vulgaris), tormentilla (Potentilla erecta) y arándanos (Vaccinium myrtillus), etc.

De especial significación es la presencia de hayedos acidófilos, que ocupan alrededor del 50% de la superficie correspondiente a Urdaburu, en las inmediaciones del embalse del Añarbe y también perteneciente al término municipal de Donostia-San Sebastián. Son no sólo los únicos hayedos del municipio, sino que quedan incluidos en el territorio del Parque Natural de Peñas de Aia, uno de los Parques Naturales de mayor importancia y relevancia en el territorio guipuzcoano.

Conviene señalar también la importante franja correspondiente al complejo de comunidades de acantilados litorales, la cual se extiende de oeste a este a lo largo de toda la costa de San Sebastián y corresponde, en líneas generales, a la vegetación climácica27 característica debido a que por sus condiciones de accesibilidad no ha sido alterada por las actividades humanas. Si bien se trata de vegetación natural, no se corresponde en realidad con una formación vegetal única. Hablamos más bien de un conjunto de comunidades que colonizan distintos ambientes costeros tanto en función de la intensidad de la influencia marina como de la altitud y de los propios materiales geológicos que componen el sustrato de dichas áreas, destacando la habitual presencia de plantas crasas debido a la salinidad del medio. Así, cabe hablarse de la comunidad vegetal casmófita, representada por especies habituales tales como Plantago maritima y el hinojo de mar (Crithmum maritimum) así como algunos helechos (Asplenium marinum) y plantas menos frecuentes como Spergularia rupicola y Limonium binervosum, cuyo hábitat corresponde a la parte baja de los acantilados, en donde colonizan las fisuras y grietas de las rocas, a la vez que están sometidas a la acción de elementos como el viento, el oleaje y la fuerte erosión del suelo. Por encima de esta franja baja y asociadas a suelos ligeramente más desarrollados y estables, se constata el desarrollo de la cañuela roja (Festuca rubra), gramínea cespitosa de hoja muy fina y larga, a la que acompañan otras especies tales como la zanahoria silvestre (Daucus carota), la margarita mayor (Leucanthemum vulgare), la colleja (Silene vulgaris), mientras que ligadas a rocas preferentemente básicas son frecuentes especies tales como la vulneraria (Anthyllis vulneraria) y la siempreviva (Helichrysum stoechas). Por último, la parte más alta de los acantilados se caracteriza por la presencia de un tipo de vegetación que no es propiamente litoral, correspondiendo sobre terrenos calizos o margosos a prebrezales, con presencia de especies como genista (Genista hispanica), lastón (Brachypodium pinnatum) y brezo (Erica vagans), y en enclaves más resguardados a matorrales altos o zarzales, colonizados por especies como la rubia silvestre (Rubia peregrina), la mosqueta (Rosa sempervirens), el aladierno (Rhamnus alaternus) y la zarzaparrilla (Smilax aspera), entre otras.

Los brezales-argomales-helechales atlánticos son otra de las formaciones vegetales presentes en el mapa de vegetación actual de San Sebastián, si bien la extensión superficial que ocupan en el conjunto es más bien reducida, localizándose las principales extensiones en las zonas NO. (estribaciones del monte Mendizorrotz en la vecindad con el municipio de Orio: elevación costera Talaigaña-Mendizorrotz) y NE. del municipio (estribaciones del monte Ulía hacia Pasaia). En realidad, estas formaciones vegetales no corresponden a una vegetación natural, sino que, por el contrario, forman parte de una etapa serial regresiva de vegetación, siendo en realidad áreas de sustitución de los robledales acidófilos y de los bosques mixtos atlánticos. La presencia y/o dominancia de unas u otras especies en este tipo de formaciones va a depender del grado de acidez y de la riqueza en nutrientes del suelo, a la vez que dicha dominancia va a marcar el propio estado evolutivo hacia la vegetación permanente (matorrales con mayor o menor grado de degradación). Así, mientras en suelos pobres y ácidos van a dominar los brezos (Erica, Calluna, Daboecia, etc.), en suelos mejor más ricos, húmedos y mejor conservados van a dominar los argomas (Ulex), a la vez que en otras áreas y como consecuencia de las labores de siega ligadas a la actividad agropecuaria de los caseríos es muy frecuente la presencia del helecho común (Pteridium aquilinum).

El lastonar tiene una muy escasa representación en el municipio, localizándose la principal extensión de esta formación vegetal en la ladera situada al N. del casco urbano de Igueldo. Corresponde, al igual que los brezales-argomales-helechales atlánticos a una etapa degradada de los robledales ya mencionados, estando caracterizada por la presencia del lastón (Brachypodium pinnatum), una hierba que invade claros forestales y pastos poco cuidados así como espacios marginales y en estado degradado.

Finalmente, merece destacarse una formación vegetal de origen claramente antropogénico: la correspondiente a las plantaciones forestales y más concretamente a las repoblaciones de coníferas. Se trata de una formación vegetal de carácter claramente antropogénico, dado que en realidad son formaciones "cultivadas" por el hombre, con objeto de su posterior explotación forestal. Estas formaciones vegetales son dominantes dentro del municipio de San Sebastián en los enclaves de Landarbaso y Zubieta, en los cuales se configuran como vegetación mayoritaria, siendo la especie dominante en todas ellas el pino insigne (Pinus radiata o P. insignis), cuya utilización básica se centra en la explotación maderera. Únicamente en las inmediaciones del monte Ulía (estribaciones hacia Pasaia) y de forma general en las repoblaciones llevadas a cabo en la zona costera se constata la presencia destacable de pino marítimo (Pinus pinaster).

Para finalizar y aunque sin valor ecológico ninguno, mencionar la vegetación ruderal-nitrófila, asociada a áreas alteradas o humanizadas entre las que se incluyen tanto núcleos urbanos en suelo rural como canteras, escombreras, vertederos, etc., la cual incluye un número variado y diverso de plantas capaces de soportar las condiciones que dichos medios les imponen.

 


Geografía e Historia de Donostia-San Sebastián / Juan Antonio Sáez García, Javier Gómez Piñeiro... et al

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