Denominación. Igaratza
Emplazamiento.
Mancomunidad de Enirio-Aralar.
Accesos:
A través de la autovía del Leizarán (A-15) o de la N-130 se llega
a una rotonda que está al norte de Lekunberri y tras coger la carretera que
atraviesa el núcleo de esta localidad se toma, a la derecha, la NA-7.510 que
lleva a Baraibar, a la Casa Forestal de Aralar (Guardetxe), y al santuario de
San Miguel de Aralar.
Transporte
público:
La línea de autobús de la Roncalesa
une Donostia con Pamplona y a su paso tiene paradas en los municipios de Atallu, Betelu, Lekunberri e Irurtzun. Está también la Muguirotarra que hace
el trayecto Pamplona-Lekunberri.
Servicios:
En Lekunberri:el hostal Ayestarán I
y Ayestarán II (tel. 948- 504127); el camping Aralar, junto al río Larraun, de segunda categoría y abierto todo
el año, accesible a caravanas, con bungalows y capacidad para 310 personas
(tel. 948- 504011-948-504326), además de numerosos bares y restaurantes. Hay
también una oficina de turismo (tel. 948-604619 y fax: 948-604505) y otra del
Consorcio Turístico del Plazaola (tel. 948-604619 y 948-504211 y fax:
948-604505), emplazada en el mismo lugar que la oficina de turismo. Los
servicios en este municipio se completan con los equipamientos de frontón,
piscina, polideportivo, la zona de El Lago, la Casa de Cultura con
biblioteca, Farmacia y Cruz Roja. En esta localidad se halla el área
recreativa de La Peña con mesas y bancos, fuente y parrillas para barbacoas.
En el núcleo de Baraibar: dos casas
de agroturismo, Casa Apezteguía con capacidad para seis personas (tel.
948-504188) y Casa Aratxonea con igual capacidad (tel. 948-504145), y el
restaurante Baraibar (tel. 948-504120). En Iribas está la Posada (tel.
948-504226) y en Mugiro la Venta de Mugiro (tel. 948-504011). También hay
posibilidad de comer en Guardaetxe y en San Miguel y de dormir en el refugio
público de Errenaga (Igaratza), construido por los Amigos de Aralar.
Elementos característicos:
Aralar es una zona muy visitada por montañeros y excursionistas.
Desde tiempo inmemorial ha sido un área muy frecuentada por los habitantes de
los municipios próximos en busca de leña, helechos, pastos para su ganado,
rutas de comercio, carboneo, etc., actividades que en gran medida han perdido
hoy protagonismo y de las que el pastoreo sigue siendo la única que continúa,
lo que ofrece la posibilidad de comprar queso en alguna de las bordas de los
pastores.
Es una zona que tiene también
interés por sus características estratigráficas y tectónicas (anticlinal
fracturado) al igual que por la presencia de formas de origen kárstico y
otras presuntamente glaciares, así como por los numerosos monumentos
megalíticos que denotan la presencia del hombre desde tiempos remotos.
No hay que olvidar tampoco la fauna
y flora que han experimentado un retroceso respecto a los ejemplares y
extensión que ocupaban en un pasado aunque todavía se pueden apreciar
importantes formaciones de hayedo.
Esta Sierra se encuentra en la
actualidad con problemas de desertización. Es un espacio natural protegido,
declarado Parque Natural en la zona guipuzcoana y a la espera de ser objeto
de la misma declaración la zona navarra, tras haberse redactado a finales de
1996 el correspondiente Plan de Ordenación de Aralar.
Cartografía:
Hoja 89-III y 114-I a escala
1:25.000, del Instituto Geográfico Nacional Hojas 89-52, 89-60, 114-3, 114-4,
114-11 y 114-12 a escala 1:5.000, de la Diputación Foral de Guipúzcoa.
La Sierra de Aralar, situada entre las provincias
de Guipúzcoa y Navarra, posee una extensión cercana a los 350 Km2, de los que
aproximadamente un tercio de la superficie pertenece a Guipúzcoa. Es un
importante relieve, con cotas superiores a los 1.300 metros de altitud, que
se extiende en una dirección aproximada este-oeste.
Desde un punto de vista geológico se caracteriza
por la presencia de rocas sedimentarias del Jurásico y Cretácico,
principalmente calizas, margas, areniscas y arcillas. Estos materiales se
hallan plegados en forma de anticlinal pero a su vez fracturados. En
concreto, hacia la zona más Occidental, presenta una morfología de domo o
cúpula y una zona de cumbres con morfologías en cresterío como consecuencia
de las calizas urgonianas, más resistentes a la erosión, y cuyo ejemplo más
característico lo tenemos en el cresterío de Ataun, al oeste del anticlinal
de Txindoki y formado por la alineación de las cumbres de Arastortz,
Itaundieta y Leizadi. Este tipo de estructura en domo se genera por interferencia
de dos direcciones de plegamiento perpendiculares entre sí que producen el
abombamiento y elevación de los estratos afectados en forma de cúpula. Además
del Domo de Ataun las calizas urgonianas se extienden en dos grandes líneas:
una va por Ausa (Gaztelu), Txindoki o Larrunarri, Larraone, Zabalegi y
Balerdi y, la otra empalma con el Domo en Agaotz y luego se dirige hacia el
este por Akaitz, Puterri, Artxueta, Eguardi Muño y Madalen Haitza.
Además de estas calizas urgonianas hay zonas de
calizas jurásicas que presentan relieves más alomados, siendo los más
importantes los que se encuentran en la ladera interior de los montes de la
Malloa y las elevaciones que rodean Alotza (Uzkuiti, Ganbo, Gañeta,
Pardarri).
Ligadas a estas formaciones calizas, que ocupan
importantes superficies, aparecen diversas morfologías kársticas asociadas a
los procesos de disolución de este material en presencia del agua lo que
origina la creación de dolinas, lapiaces, etc., entre las formas denominadas
de tipo externo, o las cuevas, sumideros, etc., de tipo interno. A modo de
ejemplo cabe mencionar el sumidero de Ubei, cerca de la presa de Lareo y en
el fondo de una depresión cerrada entre los montes Sastarri y Maomendi, en
donde se precipitan las aguas de escorrentía procedentes de las laderas
circundantes y que aparecen de nuevo en el manantial de Aiaiturrieta, tras
circular de forma subterránea durante varios kilómetros. Otro ejemplo,
también de morfología kárstica y punto de interés geológico, es el manantial
de Osinberde, situado en el barranco de Arkaka y en zona de la Mancomunidad
de Enirio-Aralar, que con un caudal medio anual de 350-400 l/sg es la
principal salida del acuífero instalado en las calizas jurásicas de la parte
central de la Sierra. En gran medida estas cavidades kársticas han sido
cartografiadas y exploradas por lo que puede decirse que en este territorio
se encuentra uno de los mayores patrimonios geológicos-espeleológicos de
Guipúzcoa.
En la zona más meridional de la Sierra se pueden
apreciar importantes procesos de deslizamientos de ladera, en zonas sin
vegetación arbórea que fije el suelo y con materiales limoso-arcillosos no
consolidados, como los localizados en las cercanías del valle del río
Agauntza (Ataun y Aia).
Igualmente, la Sierra de Aralar destaca por la
presencia de morfologías de posible origen glaciar, consecuencia de la
presencia en tiempo pasado de masas de hielo. En este sentido cabe mencionar,
como punto singular, el circo glaciar de Pardelutz.
Desde el punto de vista edafológico Aralar se
caracteriza por suelos típicos de las montañas de clima templado, con
moderado espesor y tendencia al lavado de nutrientes y a la acidificación
debido a las abundantes lluvias. Esto junto a las fuertes pendientes, la
construcción de pistas, la excesiva carga ganadera, los caminos en pendiente
muy transitados, la circulación de vehículos, etc., está provocando la
pérdida importante de suelo y, con ello, la desaparición de zonas de pasto y
el inicio de los procesos de desertización.
La Sierra de Aralar es uno de los lugares
tradicionales del pastoreo en Euskal Herria desde el Neolítico, como así lo
atestiguan los numerosos monumentos megalíticos diseminados por toda esta
sierra. La subida de los pastores con sus correspondientes rebaños, generalmente
ganado ovino, se efectúa desde finales de abril a mediados de octubre,
momento en el que bajan a los pastos de los valles de las localidades
cercanas (Amezketa, Abaltzizketa, Ataun, etc.). Esta actividad ha decaído con
el paso del tiempo y muestra de ello son las frecuentes bordas, chabolas,
rediles y cercados abandonados. Es habitual encontrar también yeguas pastando
libremente, la antigua raza conocida como poney vasco o jaca navarra.
La intervención humana en este territorio ha
supuesto que la vegetación climácica, caracterizada por hayas, Fagus sylvática, haya desaparecido en
muchas zonas tanto por su utilización para obtener carbón como para
incrementar la superficie dedicada a pastos. De todas maneras, este tipo de
bosque sigue encontrándose en estos parajes, con un sotobosque muy pobre, un
estrato arbustivo caracterizado por el majuelo, Vaccinium myrtillus, y un estrato herbáceo con algunos helechos.
También existe un hayedo sobre calizas, zonas de vegetación arbórea que
busca, entre las grietas, los lugares aptos para desarrollar sus raíces, que
viene acompañada por el avellano,Corylus
avellana, Arce, Acer campestre, Tilo,
Tilia platyphyllos, Fresno, Fraxinus excelsior, Roble, Quercus pubescens, Olmos, Ulmus glabra,Tejo, Taxus baccata, etc.
El paisaje vegetal que predomina en este
territorio es el de los pastizales y landas, que van desde las formas más
puras hasta las áreas de transición de bosque o a las que afloran la roca y
en donde la vida vegetal solamente está presente con aquellas especies más
resistentes y menos exigentes a las condiciones tan duras.
Además de lo descrito, también existen ciertas
zonas de interés botánico o florístico como las crestas, roquedos y lapiaces,
algunas de ellas incluso con especies endémicas de las montañas cantábricas;
los bordes encharcados de arroyos y manantiales (juncos, por ejemplo); o la
comunidad herbácea antropófila ligada a las zonas donde hay asentamientos
humanos y/o ganado con especies de gran rareza (beleño negro, por ejemplo).
En cuanto a la fauna puede decirse que no quedan
prácticamente osos, lobos, jabalíes, corzos, ciervos y linces, especies que
poblaron en un pasado esta zona. Aralar tiene un papel de frontera entre las
especies faunísticas mediterráneas y atlánticas. Destacan el tritón alpino, Triturus alpestris, sapo partero, Alytes obstreticans, lagartija
roquera, Padarcis muralis, víbora
cantábrica, Vipera seoanei, alondra,
Alauda arvensis, Colirrojo tizón, Phoenicururs ochruros, etc. Hay
también algunos mamíferos como el topo, zorro, tejón, liebre, etc.
En relación al régimen comunal cabe decir que éste
se desarrolla en la zona alta de la mencionada Sierra, coincidiendo con los
parajes donde pastan libremente ovejas, cabras y vacas. Estos terrenos pertenecen
principalmente a los municipios cercanos, con diferencias en los derechos de
vuelo, agua, pastos, etc. Así en la zona navarra está el Realengo o Erregenea
mientras en la guipuzcoana está la Mancomunidad de Enirio Aralar. Esta
Mancomunidad se creó a finales del siglo XIV, en el año 1399, con la
asistencia de los lugares de Arama, Ataun, Beasain, Gaintza, Itsasondo,
Legorreta y las Casas de Lazkao que se agregaron voluntariamente a la Unión
de Villafranca (Ordizia) y con derechos sobre los montes de Aralar. En el año
1400 el rey Enrique III cede una zona de Aralar a Juan de Amézqueta, cesión
que es contestada por el poder municipal de la entonces Unión de Bozue
(Amezketa, Abaltzisketa, Baliarrain, Ikaztegieta y Orendain). Este litigio
termina en el año 1409 cuando Juan de Amézqueta traslada su derecho sobre los
montes a la citada Unión por la suma de
1400 florines de oro fino y justo peso de la moneda de Aragón. La
escritura de esta transacción se confirmó en 1412 y la cantidad recibida por
Juan de Amézketa se hizo efectiva, a partes iguales, por la Unión de Bozue y
la Unión de Villafranca. Según los
estudiosos del tema este acto refleja el origen de la actual Mancomunidad de
Enirio Aralar al producirse el reparto de los derechos de aprovechamiento en
proindiviso entre todos los municipios que pertenecían a la mencionada
Mancomunidad. En 1821 fueron lotificados y repartidos entre ellos los bosques
y el derecho de vuelo, aunque el derecho de pasturación en los montes
comunales se mantuvo. En este último hecho radica la razón de los derechos
que existen sobre algunos de los bosques actuales en la zona guipuzcoana y
uno de los factores que más ha influido en la desaparición del arbolado en
los últimos años.
El recorrido de Igaratza-Aralar, que a
continuación se describe y que atraviesa territorio de Enirio-Aralar, es
aconsejable realizar en días despejados, sin niebla, ya que con este
condicionante climatológico es fácil la desorientación del paseante. El
acceso más cómodo es la carretera (NA-7.510) que lleva al Santuario de San
Miguel (17 Km) desde Lekunberri y Baraibar (Navarra), donde se coge la
carretera asfaltada hasta llegar a la zona de aparcamiento de la Casa
Forestal del Realengo o Guardaetxe (1.035 m), unos 13 Kms aproximadamente,
lugar en el que se puede aparcar el coche. En esta subida se pasa por el
núcleo de Baraibar (3 Km desde el cruce), donde se puede visitar la iglesia,
al tiempo que se pueden observar importantes ejemplares de robles, Quercus pubencens, en las cotas más
bajas, y de hayas, Fagus sylvática, en
zonas de más altitud y donde afloran frecuentemente las rocas. Estos
afloramientos calizos denotan la presencia de lapiaces, simas, etc. y otras
formaciones kársticas. También se contemplan pastos con ovejas pastando al
igual que algunos caballos. El paisaje es verdaderamente bello, especialmente
en días soleados. Estamos pasando por una zona que es coto de caza.
A unos 12 kilómetros del cruce de Lekunberri se
encuentran unas campas, con zona de aparcamiento, próximas al dolmende Albia (a
mano derecha conforme se sube). Desde aquí se puede coger, si se desea, una
senda que lleva a Andre Pagoena, Arrate, Borda Bustintza y las chabolas
Cupulares Arkuek. Pero el objetivo del itinerario propuesto es continuar un
kilómetro más por esta carretera hasta Guardaetxe y dejar aquí el coche.
En Guardaetxe se toma la misma pista, en la que la
circulación de vehículos está prohibida, y se comienza a ascender. En
ocasiones se puede llegar a retomar el viejo camino, a uno y otro lado de esta
pista, y contemplar la vegetación autóctona de hayas. A la derecha de la
pista se encuentra la sima de Beingo Leizea (1.085 m), de ancha boca y casi
80 metros de vertical de entrada, que desde hace unos años se encuentra
vallada. Continuando en esta subida, y tras dejar una zona de hayedo, se
llega a un paso entre rocas conocido por Kolosanbarnea (1.140 m) desde donde
se continua por la pista que bordea la cara Oeste del Eulatz (1.281 m) hasta
llegar a la zona conocida por Pago Mari o Intzezelai (1.155 m). Se sigue por
la pista hasta el collado (1.220 m), en dirección Oeste, donde se encuentra
una bifurcación. Aquí se toma la pista de la izquierda que lleva a la
depresión de Olatz donde se aprecian bonitos ejemplares de Fagus sylvática, hayas, hasta llegar
al collado y paso de Mandarrate (1.238 m), abierto en roca viva, desde donde
se divisa el Kart de Desao, a la derecha, y la depresión de Ormazarreta y
Larretxiki, lugar donde se hallan simas muy profundas.
A partir de este momento se abandona la zona de
hayedos y se sigue hasta llegar a una encrucijada con tres opciones, siendo
el camino de la izquierda el que se elige para acceder a la cima de Errenaga
donde se hallan los refugios del mismo nombre, también llamados refugios de
Igaratza. De los varios refugios que existe en este paraje, el más antiguo es
el de “Amigos de Aralar” (1928). Cerca de éste existe otro público que
funcionó como cantina los domingos de verano y la ermita de Errenaga,
bendecida en 1946. El primer domingo de agosto se celebra una romería en la
que se lleva en procesión a esta ermita la imagen de San Miguel. Desde aquí
se disfruta de un bello paisaje del Aralar Occidental al igual que se divisa
la línea de cumbres que hace de muga entre Navarra y Guipúzcoa.
Continuando por el mismo camino se llega a un
cruce en el que existen dos opciones. En el caso que se tengan pocas fuerzas
para continuar, se tomará el camino de la derecha que lleva al poste
indicador de rutas y caminos de Igaratza. En esta zona destaca la pradera de
Igaratza, o también conocida por Perileku, que se halla justo en el comienzo
del valle de Arritzaga, por hallarse importantes monumentos megalíticos
pertenecientes a la Estación de Aralar y que se concretan en el túmulo de
Igaratza Norte, el dolmen de Igaratza Norte, el Dolmende Igaratza Sur, el
crónlech de Igaratza II y el monolito de Igaratza III.
Este paraje ha destacado también por la feria de
ganado que hasta hace algunos años celebraban los pastores de la zona en la
antevíspera de San Juan (22 de junio) con el fin de intercambiar carneros
para la reproducción de los rebaños, compra y venta de ovejas, etc. Al mismo
tiempo, estos pastores ofrecían quesos o corderos, como limosna seguían entregándola en algún municipio de la zona. El
topónimo Perileku, lugar de feria,
es reflejo de este pasado aunque, también se dice, que es indicativo de la
casa de mikeletes que se erigió en la muga de Guipúzcoa y Navarra con el fin
de controlar el paso hacia Ataun, Zaldibia, Abaltzisketa y Amezketa. Sobre
los cimientos de esta edificación se construyó en 1928 el actual refugio de
los Amigos de Aralar.
En el caso de que se opte por el camino de la
izquierda se sigue el trazado de un antiguo camino de peregrinos. Esta ruta,
que partía de Larraitz, la solían utilizar los romeros de los municipios de
Abaltzisketa, Alegi, Orendain ... para ir al Santuario de San Miguel. Por
este camino se pasa cerca de la zona de Beaskin en donde se hallan un túmulo
y un crónlech, ambos pertenecientes a la estación megalítica de Aralar, y
cercanos a la majada de Beaskin (5 m al Oeste y 250 m al NE. respectivamente).
Se continua por esta senda y, a unos 2 kilómetro de Igaratza, se pasa cerca
de Ontzanburu en donde hay un túmulo perteneciente también a la estación
megalítica de Aralar. Se regresa a la pista para continuar hasta llegar al
lugar en donde hay dos caminos, siendo el de la derecha el que se toma,
dirección NE., abandonando el de la izquierda que lleva a Doniturrieta
goikoa. Por esta senda se continúa hasta llegar a un punto en el que
convergen varios trazados debiéndose optar por el más oriental, que llega al
collado de Lizaso (1.302 m), entre las cumbres del Ganbo y Pardarri, desde
donde se aprecia las Malloas y el barranco de Arritzaga.
Seguidamente se toma la senda que transcurre por
el fondo de un pequeño barranco, en dirección NE. para, descendiendo. llegar
a las chabolas de Pardeluts (1.125 m) y aquí se tomará el “camino de minas”,
senda a la derecha para llegar a la zona de Amabirjin arri pues si se opta
por la de la izquierda se bajaría al núcleo de Amezketa. Según la tradición,
en la parte superior de esta piedra caliza existe una oquedad que responde a
la huella de la Virgen, Andra Mari, que descansa aquí, en su camino de Aralar
a Aizkorri. En la cara sur de esta roca hay un nicho con la imagen de la
Virgen. Ha sido costumbre dejar algunas monedas en una pequeña repisa, que
posteriormente solían ser recogidas por cualquier persona que pasaba por el
lugar en dirección al Santuario de San Miguel para depositarlas allí como
limosna.
Desde el punto de vista geológico destaca en esta
zona el circo glaciar de Pardelutz, detrás de las chabolas, en un corto valle
que confluye con el de Amabirjina,
momento en el que cambia de pendiente y marca el umbral a partir del cual los
hielos se deslizaban hacia el valle principal. El fondo del mismo es
semicircular, de unos cientos de metros, y con paredes muy verticales como
consecuencia de la acumulación de nieve y hielo de épocas pasadas y cuya
acción erosiva labró un pequeño circo glaciar. Cabe referenciar que esta zona
de Pardeluz no es la única donde se pueden apreciar posibles morfologías de
origen glaciar ya que en las partes más altas de esta Sierra se pueden
apreciar similares formas.
Existe la posibilidad de tomar la pista de la
izquierda, la que lleva a Amezketa, con el fin de apreciar el paraje de Burunzusin
(Buruntz), lugar donde se encuentran los restos del antiguo poblado donde se
alojaban los mineros de las minas abandonadas de Arritzaga. Su explotación
comenzó en 1732, a cargo de una veintena de personas, y llegó a ocupar a más
de cuatrocientas, entre las que se encontraba Fernando Bengoetxea (Fernando Amezketarra). A principios
del siglo XIX se clausuraron y aunque hubo un intento de reabrir el coto
minero en 1860 nunca más se pusieron en activo.
Asimismo, y en sentido perpendicular al valle principal,
se observan, a ambos lados, sendas zonas deprimidas situadas entre los
cresteríos calizos en las que se pueden reconocer posibles depósitos
morrénicos, formados por arcillas y limos que engloban cantos de areniscas y
calizas de tamaño pequeño, que pudieron ser arrastrados por los hielos y
posteriormente depositadas al fundirse las mismas como consecuencia de la
subida de las temperaturas que se produjo en época postglaciar.
Cerca de esta zona, tomando la senda más
occidental que baja a Amezketa, se puede apreciar otra morfología de posible
origen glaciar, como es el valle de Aritzaga. Este tipo de morfología
asociada a la presencia de hielos se encuentra en la parte más alta del
mismo, en las cercanías de las chabolas de Etise, con un perfil transversal
de valle en forma de U, típico de zonas con glaciares, mientras que la zona
más baja del valle presenta una forma en V, característico más de formas
erosivas ligadas al agua, es decir, de ríos. Esta clara diferenciación
morfológica dentro de un mismo valle se explica porque el glaciar no llegaba
a ocupar todo el valle, sólo la zona de más altitud, ya que en cuanto
descendía el glaciar por debajo de una determinada altitud se fundían los
hielos por lo que el efecto erosivo era del agua y no del glaciar.
Se regresa por el mismo camino hasta Elurtzulo
(1.134 m) y desde aquí se llega a Igaratza, zona descrita anteriormente y
lugar de encuentro con la pista que lleva a Errenaga, Pagomari y Guardaetxe.
Descendiendo por la NA-7.510 se llega de nuevo a Lekunberri donde se puede
hacer una parada para visitar el casco urbano. Merece la pena visitar la
iglesia parroquial de San Juan Bautista del siglo XIII, con retablos
renacentista y barroco y pila bautismal románica; el convento de las Hermanas
Clarisas del siglo XIX; la ermita del Pilar, abierta al público para la
novena del Pilar (octubre) pues el resto del año está cerrada; el lavadero de
1858; y las numerosas casas tradicionales con amplios aleros, tejados a dos
aguas, fachada en hastial y con una carpintería bien trabajada, algunas de
ellas incluso del siglo XVI. Como lugares de interés cultural y recreativo se
propone hacer una visita a la exposición permanente del tren del Plazaola,
que se halla en la Oficina de Turismo; el Túnel Fantástico; el Parque de la
Peña, lugar idóneo para hacer paseos, deporte y contemplar desde el mirador
la localidad de Lekunberri; y el Lago, a las afueras de esta localidad, lugar
para pasear y apreciar especies animales.
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