Logo sellos gipuzkoa

Home / Euskaraz

Cubierta

Introduccion

Sellos

Impresión

Filatelia

Organizaciones

Picaresca

Valor

Prefilatetia

Siglo XIX

II Republica

Patrioticos

Pruebas Tolosa

Gobierno Vasco

1938

1939-1950

1951-1955

1956-1960

1961-1965

1966-1970

1971-1975

1976-1980

1981-1985

1986-1990

1991-1995

1996-2000

2001-2005

2006-2010

2011-2015

2016-2020

Pruebas Oficiales

Extranjeros

Extr . S. Ignacio

Tarjetas (Tolosa)

Tarjetas privadas

Tarjetas

Sobres

Estampillas

Matasellos

Franqueo mecanico

SPD y TM

Personalizados

Privados

Marcas censura

Franquicias

Viñetas

Parecen sellos

Framento de una página del Catálogo Scott (2007)

LA FILATELIA

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la filatelia como la “afición a coleccionar y estudiar sellos de correos”. Prescindiendo de las definiciones académicas, hay quien considera a la Filatelia como una rama de la Historia. Pero no nos engañemos, hemos de reconocer que actualmente está más relacionada con el entorno del coleccionismo que con el ámbito del conocimiento científico.

En el filatelista (persona dedicada a la filatelia) prima generalmente la posesión de tal o cual sello sobre la adquisición de información vinculada al mismo y la consiguiente investigación en fuentes solventes de las circunstancias de tipo histórico, económico o administrativo que le afectaron directamente.

Debemos considerarla más bien una actividad lúdica que con el paso del tiempo se ha visto rodeada por una serie de normas más o menos estrictas y en torno a la cual se ha desarrollado –para bien o para mal- una actividad económica de alguna importancia.

Ahora bien, esta afirmación ha de matizarse. Existe indudablemente un núcleo de filatelistas que, al menos en parte, poseen un indudable interés por avanzar en el conocimiento de los hechos de diversa índole que giran en torno a los servicios postales. La prueba de ello es que la puntuación más alta considerada en los baremos de las exposiciones o concursos filatélicos corresponde al epígrafe denominado “Conocimiento e investigación”, aunque éste es un término un tanto ambiguo y que no siempre puede ser equiparado al de una investigación científica al uso.

Entre los elementos que participan en los procesos de todo tipo relacionados con el mundo de los sellos podemos diferenciar, entre otros: el filatelista, el comerciante, las empresas de gestión de bienes tangibles, Correos y las organizaciones filatélicas.

LOS FILATELISTAS

Los coleccionistas de sellos no forman un grupo uniforme. En primer lugar porque son muchos millones repartidos entre casi todos los países. En segundo lugar, porque sus aspiraciones con relación a los sellos son muy diversas.

Para unos, la filatelia tiene como fin pasar un buen rato recolectando, cambiando o comprando sellos usados o nuevos, organizándolos, creando páginas donde disponerlos de forma lógica y estética. Hay quien disfruta asistiendo a subastas, persiguiendo algún ejemplar que se resiste a caer entre sus manos o conversando amigablemente con otros colegas en el seno de alguna asociación. Tampoco falta el “coleccionista” inversor, capaz de elegir determinados ejemplares destinados en su día a ser vendidos.

Los hay especializados en una temática concreta, en tal o cual país, en cierta forma física, técnica de impresión, período cronológico o grabador. Otros, por el contrario, no se plantean sino tener un cierto número de sellos almacenados por los procedimientos más inverosímiles. Y así podríamos continuar enumerando casi hasta el infinito.

No obstante, podemos intuir, observando en aquellos lugares donde se dan cita filatelistas (por ejemplo en la Plaza Mayor de Madrid), que la edad media es elevada. Apenas se ve gente joven. Esto sugiere que la filatelia afronta un futuro incierto o, cuando menos, que posiblemente pasará a ser una afición que atraiga a un menor número de personas.

Catalogo de 1968

Catálogo de 1968

LOS COMERCIANTES

La mayor parte de los comerciantes han sido (o son) coleccionistas. Normalmente mantienen un stock más o menos amplio de sellos y se dedican a comprar colecciones enteras para revenderlas posteriormente; bien completas, bien por series o sellos sueltos. Acuden frecuentemente a mayoristas para conseguir ciertos ejemplares que les demandan los clientes. Mantienen sistemas de abono destinados a proporcionar a cada cliente los sellos que necesita, cobrando por el servicio alguna pequeña comisión. Venden (y en ocasiones editan) catálogos y todo tipo de material relacionado con la filatelia y con la numismática, pues es frecuente que ambas actividades confluyan en un mismo comercio. Actualmente incluso ofertan sus servicios por internet, consiguiendo así mercados más amplios que el propio de la ciudad en la que radican físicamente.

LAS EMPRESAS DE GESTIÓN DE BIENES TANGIBLES

Son entidades empresariales de diversa concepción, estructura y solidez, cuyo negocio es la gestión de operaciones económicas basadas en sellos u otros objetos. Ofrecen a sus clientes productos “pseudofinancieros” basados en la intermediación de compraventas, depósitos, etc., sin despreciar en muchos casos la organización de subastas.

Su incidencia en el mercado filatélico sólo se puede notar directamente en los valores susceptibles de su interés, que son aquéllos que tienen un cierto valor, fruto de su rareza u otras características intrínsecas. Es obvio que mantienen un cierto número de ejemplares fuera del mercado tradicional y que la valoración que realizan de los sellos con los que “trabajan” puede estar considerable y artificialmente incrementada sobre la que podríamos considerar como razonable. El sistema funcionará bien si la elección de los sellos es la adecuada y no aparecen elementos novedosos de cualquier orden (variaciones en la fiscalidad, intervenciones gubernamentales, etc). Los posibles riesgos –que existen- son compensados con rendimientos superiores a los que ofrecen muchos productos propiamente financieros. El escándalo acaecido a mediados del año 2006 con las dos principales empresas dedicadas a la gestión de bienes tangibles, centradas principalmente en los sellos, así lo prueban.

CORREOS

La empresa adjudicataria del servicio del Correos y la propia Administración del Estado tienen notable importancia en la regulación del coleccionismo y del mercado de los sellos de reciente emisión.

Si en un principio el coleccionismo de sellos era una derivación de su función como signos destinados al franqueo de la correspondencia, actualmente la razón de ser éstos ha pasado a ser fundamentalmente filatélica, puesto que el cambio de hábitos de comunicación y las nuevas tecnologías han hecho que sean utilizados de forma prácticamente residual.

No tenemos más que observar nuestra correspondencia. La mayor parte procede de empresas o de la Administración pública y éstas, generalmente, no utilizan sellos en sus envíos. Los pocos que circulan corresponden a las series básicas, mientras que los conmemorativos son aún más difíciles de encontrar.

La creciente mercantilización de Correos, fruto de su semiprivatización y de la adecuación a los nuevos usos empresariales, ha forzado a que esta empresa pública pretenda obtener de la gestión filatélica el máximo beneficio; de ahí que haya incrementado de forma innecesaria el número de series emitidas anualmente, que sus valores faciales sean exagerados y que muchas veces ni tan siquiera coincidan con las tarifas vigentes. Las tiradas son cada vez más pequeñas (en 1960 la media podía estar situada entre los cinco y diez millones y actualmente rara vez supera el millón), se han multiplicado el número de productos: pruebas, hojas bloque, minipliegos, etc. que, en ocasiones, inducen a comprar más de un ejemplar de un determinado sello.

Por otra parte, el aumento del valor en el mercado de los sellos emitidos a partir de la década de 1960 puede considerarse, salvo alguna rara excepción, como muy reducida. Por ejemplo, una colección de sellos nuevos 1965-1985 estará valorada a precio de catálogo en aproximadamente 600 euros, aunque es fácil que podamos adquirirla por unos 200 ó 250 € y venderla a un comerciante por bastante menos.

El panorama, en suma, es desalentador para el filatelista que quiere dedicarse a la colección de sellos según éstos van siendo emitidos, puesto que se ha mercantilizado en exceso la cadena del sello. Cada vez es más complicado no entrar en su engranaje, ya que es arduo encontrar sellos usados en las cartas franqueadas. Los nuevos son difíciles de encontrar en mínima variedad en los estancos y hace ya años que desaparecieron de las oficinas de Correos. Ni siquiera los abonados al Servicio filatélico de Correos tienen la seguridad de que van a recibir la totalidad de las series emitidas.


Reservados todos los derechos

© Ingeba (Edición) y © Juan Antonio Saez (textos e imagen)