Se conoce como Entero postal al documento
producido por un ente de la Administración del Estado con capacidad legal
para ello, puesto en circulación por éste o por particulares autorizados,
que incluye un signo de franqueo y espacios destinados a la dirección del
destinatario y a escribir un mensaje.
El signo de franqueo (generalmente un sello impreso)
es indisociable de la tarjeta. Es decir, no es válido recortarlo e
intentar franquear con él una carta, un paquete u otra tarjeta. Existe
gran variedad de entero-postales: tarjetas, sobres, aerogramas, fajas para
prensa, etc. Los hay de uso general y de iniciativa privada.
La tarjeta entero-postal puede ser definida
como una cartulina de medidas normalizadas en la que se ha impreso un
signo de franqueo, normalmente en forma de sello. En realidad, son muy
parecidas a las actuales “postales” que pueden adquirirse en cualquier
localidad turística, con la diferencia de que éstas no poseen un signo de
franqueo y, por ello, es preciso adherirles un sello antes de echarlas al
buzón.
La primera tarjeta entero postal fue emitida en 1873,
en tiempos de la I República Española. Las colonias españolas contaron
también con tarjetas propias o habilitadas para su circulación en tales
territorios.
El primer entero postal de uso general vinculado
con Gipuzkoa estuvo relacionado con la Fábrica del Timbre e Imprenta Nacional de
Tolosa, que si bien tuvo una actividad testimonial en lo que respecta a sellos, imprimió tarjetas entero-postales que incorporaron sellos con la
imagen de Cervantes (sin pie de imprenta) diseñada por el pintor
guipuzcoano Gregorio Hombrados Oñativia.
En 1938 se imprimieron de 15 cts, destinadas al
correo interior (imagen superior izquierda). En el mismo año fue necesario
proceder a la habilitación de las mismas mediante sobrecarga tipográfica,
pues la tarifa para este tipo de correo subió en el mes de noviembre a 20
cts. (imagen central izquierda).
En 1938 se imprimió también en Tolosa la tarjeta
entero-postal de 20 cts (imagen inferior izquierda) que sustituiría a la
de 15 cts. El sello tendrá en esta ocasión el mismo diseño, pero color
castaño, e incluirá el pie de imprenta Fca. del Timbre e Imprenta
Nacional .
Al año siguiente (1939) fue emitida una nueva tarjeta
entero-postal para correo exterior en la que se incorporó la leyenda, en
francés Carte Postale. Union Postale Universelle. (imagen derecha). En este caso el sello tenía un valor facial de 45 cts y color
carmín rosado, incorporando pie de imprenta.
En Tolosa se realizaron también algunas pruebas de otras tarjetas
entero-postales que no llegaron a circular.
La FNMT de Madrid recogió en 1940 el material que
permanecía en las instalaciones de las imprentas que se habían hecho cargo
de la impresión de sellos y otros efectos durante el transcurso de la
Guerra. Ello afectó también a la Fábrica de Tolosa. Entre el material
aprovechado de está última se encontraba el sello de Cervantes
(desprovisto del pie de imprenta) que fue utilizado para realizar una nueva impresión
de la tarjeta de 20 cts.
Imágenes similares de Cervantes (otro diseño y menor calidad) fueron
empleadas posteriormente para la impresión de tarjetas y otros efectos
(sobres timbrados a petición particular y pliegos timbrados), pero ya no
guardan relación alguna con los impresos en Tolosa.
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