Lurralde inves. esp.

1 (1978)

p. 13-21

ISSN 1697-3070

 

 

PENSAMIENTO Y ESPACIO.

REFLEXIONES EPISTEMOLÓGICAS

©Fco. Javier GOMEZ PIÑEIRO

 

Laburpena

Pentsamendua eta espazioa: gogoeta epistemologikoak

Geografo batek Geografiaren zergatiaz, balioaz, erabilgarritasunaz, helburuaz egindako hainbat gogoetaren emaitza da artikulua. Bere erantzunekin justifikatu egiten du 1977an geografi elkargo bat eta aldizkari zientifiko espezializatu bat sortzearen egokitasuna, kontuan hartuta batak zein besteak jorratuko duten zientzia eztabaidatua dela, itxuraz krisian dagoela eta barne arazoak dituela.

Gako-hitzak: Geografia, INGEBA, Euskal Geografi Elkargoa, Donostia, Lurralde.

 

Resumen:

El artículo es resultado de algunas reflexiones de un geógrafo en torno al por qué de la Geografía, de su valor, de su utilidad, de su finalidad, justificando con sus respuestas la oportunidad de la creación en el año 1977 de un Instituto geográfico y de una revista científica especializada, teniendo en cuenta que ambos se ocuparán de una ciencia discutida, aparentemente en crisis, y con problemas internos.

Palabras clave: Geografía, Instituto Geográfico Vasco, Ingeba, Euskal Geografi Elkargoa, San Sebastián, Lurralde.

 

 

Al iniciar su andadura una Institución científica y programar entre sus actividades la publicación de una revista, surge inevitablemente la pregunta de qué objetivos se proponen conseguir, cuál será la orientación de los trabajos, de los grupos de investigación, del grado de participación en los problemas sociales, etc. Este breve artículo es el resultado de algunas reflexiones de un geógrafo, ilusionado con su quehacer y que ha puesto toda su entrega en la creación de un centro de estudios geográficos en Euskal Herría pero, que me llevan a preguntarme, al igual que a otros muchos profesores, estudiosos y aficionados, del por qué de la Geografía, de su valor, de su utilidad, de su finalidad. y ya en el caso que ahora nos atañe de si merece la pena la creación de un Instituto geográfico y de su revista, teniendo en cuenta que ambos se ocuparán de una ciencia discutida, aparentemente en crisis, y con problemas internos.

En el primer artículo de esta revista expongo lo que es INGEBA, sus objetivos generales, su finalidad, y sus grupos de trabajo. En este otro trabajo desarrollaré algunas reflexiones epistemológicas sobre la Geografía como ciencia y de cuál pienso que debe ser su lugar, su finalidad, y su utilidad en la sociedad de nuestro tiempo, con la esperanza de que al final del mismo el lector vea por sí sólo el gran papel reservado a nuestra Ciencia.

Pocas ciencias ofrecen tantos puntos de crítica como la Geografía. Cualquiera que se aproxime a nuestro campo de investigación se verá sorprendido al encontrarse tantas veces con la palabra crisis. y su sorpresa será aún mayor al comprobar que son los propios geógrafos los que utilizan esta palabra y han animado incluso a los profesionales de otras disciplinas a poner en tela de juicio la validez de nuestros trabajos. Por otro lado gran parte de los profesores de geografía, desde el nivel escolar hasta el universitario, actúan como si la Geografía no fuera otra cosa que el memorizar largas listas de hechos, nombres, accidentes y términos, a los que se pone el adjetivo de geográficos, que se aprenden aislados y poco relacionados entre sí olvidando la complejidad de problemas que tiene planteados el mundo actual. Podemos decir muy bien que la crisis ha llegado a la escuela, y allí donde no la hay ocupa su lugar la indiferencia, como ocurre con el gran público que sólo alcanza a ver lo que podemos llamar geografía espectáculo: revistas ilustradas, mapas, postales, documentales, etc.

Hasta el siglo XIX los trabajos tenían una clara finalidad estratégica. El conocimiento de los territorios servía para conocer sus dificultades, sus posibilidades de ocupación, sus habitantes, sus recursos, etc. , facilitando así su control y ocupación. Estos estudios estaban reservados lógicamente a los mandos militares ya los dirigentes políticos y económicos. A esto es lo que llama el profesor Y ves Lacoste (1) la geografía de los estados mayores, que es algo totalmente actual y una de las geografías existentes de nuestros días. Todavía hoy, y quizás más que nunca, la geografía es un saber político y militar (y ves Lacoste).

Antes del siglo XIX encontramos la obra de Varenio (2) (1621-1650) al que podemos considerar como el precedente de la geografía científica. La importancia de su obra radica en la distinción que hace entre Geografía General y Geografía Espacial o Regional, y en la afirmación de que sólo la elaboración de los principios de la primera facilitarán los conocimientos teóricos que permitan la integración de los aspectos regionales. Si a esto añadimos su insistencia en las demostraciones matemáticas y en el carácter aplicado de la geografía, comprenderemos fácilmente el que aún hoy tengan actualidad su obra y sus ideas.

Será en el siglo XVIII cuando aparezcan los que han sido considerados como creadores de la moderna geografía: Alejandro de Humboldt (1769-1859) y Carlos Ritter (1779-1859), y con ellos se inicia la geografía universitaria, a la que Lacoste, en el artículo antes indicado, denomina geografía de los profesores, en esa distinción que él va haciendo de las distintas geografías que constituyen la Geografía.

A partir de este momento esta «geografía de los profesores» desarrolla toda una serie de teorías duramente enfrentadas y que en ocasiones levantan mitos para hacerlos caer un poco más adelante. Así tenemos el determinismo (el medio es dominante) de Federico Ratzel (1844-1904) al que se opone hasta eclipsarlo el posibilismo (el hombre elige entre las posibilidades que le ofrece el medio) del francés Vidal de la Blache que desarrolla una serie de tendencias: etnográfica, sociológica, biológica, regional, historicista, geopolítica, y la geografía cultural con su famosa noción de paisaje cultural. Todo el movimiento universitario y científico de la geografía se ve impregnado de las ideas de la escuela francesa.

Destacan, poco después, importantes movimientos como el de la geografía aplicada y el de la llamada Geografía Activa (uno de sus máximos defensores es P. George) que en síntesis dice que la investigación geográfica debe centrarse en situaciones (resultantes en el momento presente de un conjunto de acciones dinámicas y relativas, con unos límites espaciales) pero de una manera activa, es decir, percibiendo las tendencias y las perspectivas de evolución a corto plazo, midiendo en intensidad y en proyección espacial las relaciones entre las tendencias de desarrollo y sus antagonismos, definiendo y evaluando la eficacia de las fuerzas y de los obstáculos, que se presentan en los hechos geográficos y en su medio. Intenta ser una geografía crítica.

Tras estas ideas y movimientos llegamos al comentario dedicado a la Nueva Geografía. Las ideas de esta Nueva Geografía tienen varios antecedentes. Uno de los más notables lo encontramos en el economista y geógrafo Christaller (3) (1933) con su teoría de 10s lugares centrales, las funciones y la jerarquía urbana. Vemos que el análisis espacial no es algo totalmente «nuevo» y atribuible a la Nueva Geografía, sino que ha sido desarrollado por economistas y geógrafos no incluidos en esta tendencia (4)

En 1953 nos encontramos con el artículo póstumo de Schaefer «Exceptionalism in Geography», que ataca duramente la posición idiográfica (originalidad de los óbjetos geográficos) , el estudio de casos excepcionales, oponiéndose a que sea una ciencia meramente descriptiva, y propugnando la búsqueda de leyes generales (ciencia nomotética) que den carácter científico a nuestra disciplina. Inmediatamente se produjo la réplica de Hartshome primero en un artículo (5) y luego en un completo contramanifiesto, «Perspective on the Nature in Geography», editada en Londres por John Murray, en 1959. Así lo general y lo único aparecen como dos conceptos opuestos. Lo espacial preside la obra Schaefer, mientras que la expresión idiográfica de lugar es la que domina los trabajos de Harsthome.

Pero no es sólo Schaefer el que debe ser citado, sino que luego asistimos a una serie de trabajos, de revisiones, de críticas, de nuevas actitudes. Entre ellos mencionaremos los trabajos de Ullman (6) (1954) que al desarrollar su teoría de los transportes considera a la geografía como una ciencia de las interacciones espaciales. Ackerman (7) se inclina por el estudio de las distribuciones en abstracto. Bunge (8) habla de geografía teórica o teorética. Como muy bien dice el profesor Vilá los caracteres que definen a la Nueva Geografía aparecen delimitados por las diferentes denominaciones: cuantitativa (Burton, Garrison, Haggett), teorética (Bunge, Ackerman), para indicarnos el uso de técnicas cuantitativas y el proceso de abstracción que resultará de que partiendo de unos datos iniciales y sometiendo los mismos a las técnicas cuantitativas nos alejaremos de los puntos concretos de partida. Aquí se puede señalar el error de llevar esto a sus últimas consecuencias perdiéndose el contacto con la realidad y abandonándose los trabajos de campo, fundamentales en geografía. Lo sensato será ir a una complementariedad.

Algunos autores (Ambrose, Bunge, Haggett) se detendrán en lo que ellos consideran el núcleo fundamental de los trabajos de la Nueva Geografía, a la que consideran como «ciencia de la localización» estudiando puntos diferenciados en el espacio geográfico en distintos sentidos de estudio. Al igual que otros profesores pienso que este concepto no es nuevo en geografía ya que lo encontrarnos desde Humboldt en el principio de localización, y ahora lo que está es más desarrollado abstractamente, pero esto es lógico en el proceso de evolución de toda ciencia, que al ir perfeccionándose aumenta su grado de abstracción. Por lo tanto la ciencia del paisaje (interacción entre elementos sobre una cierta porción del espacio) y la «Nueva Geografía» como ciencia de interacción espacial no son sino distintos grados de evolución de nuestra disciplina.

Siguiendo con este proceso de abstracción que comentamos diremos que Chorley y Haggett (v. bibliografía) afirman que el conocimiento de leyes debe preceder a la descripción de la realidad. Estas leyes deberán permitir realizar previsiones, y aquí se produce la crítica del posibilismo al que se le reprocha que, al reaccionar contra el determinismo, no hizo sino retrasar la revolución cuantitativa y el establecimiento del carácter científico de la geografía, ya que el posibilismo no intentó expresar sus conclusiones con leyes. Curiosa polémica en pleno siglo xx. en el que unos profesores se sienten satisfechos y seguros de su disciplina, y otros ponen en duda su carácter científico, al menos del modo tradicional de desarrollar la vieja disciplina. Ahora bien. hoy que la Física ha descubierto el principio de indeterminación, la Geografía se ve obligada a introducir el azar, ya tener en cuenta lo que tanto preocupó a los posibilistas: la capacidad humana para tomar decisiones, a un nivel individual, es totalmente imprevisible. La Nueva Geografía utiliza los modelos estocásticos en los que se introduce lo aleatorio y en los que la probabilidad desempeña un papel fundamental. La construcción de modelos es inevitable porque no existe una línea divisoria fija entre los hechos y creencias que nosotros tenemos. La construcción de modelos es económica porque nos permite transmitir una información generalizada de una forma muy comprimida. La construcción de modelos es estimulante porque, precisamente a través de sus generalizaciones, pone de relieve las áreas donde hace falta un perfeccionamiento. Chorley, en 1964, creó un modelo de modelos (v. bibliografía). que consiste en un diagrama de flujos donde una serie de escalones (Al a AJ están ligados por transformaciones (Ti a T6). Cada escalón contiene algún concepto del mundo real, una observación, un modelo, o una conclusión. Cada transformación conecta estos últimos mediante algún proceso (idealización, argumentación, interpretación estadística, etc.) que avanza o se detiene en el proceso de razonamiento.

Además de los modelos alcanza gran desarrollo. desde los años sesenta, la teoría de los sistemas generales. Los sistemas son secciones arbitrariamente deslindadas del mundo real que presentan algunas conexiones funcionales comunes. Todo ello ha contribuido a un gran desarrollo en los campos de la geografía urbana y regional. En el estudio de los sistemas regionales hay que señalar los siguientes niveles: flujos o movimientos, redes, nudos de la red, jerarquías (organización de los nudos), y superficies (integración final de las áreas intersticiales, consideradas como superficies) .Como centros fundamentales de la Nueva Geografía tenemos a los de Chicago (Berry , Garrison, Harris, Ginsbury), Cambridge ' (Caesar, Chisholm, Haggett, Hall), y Lund (Bunge, Hagerstravel).

Dentro de las modernas corrientes no podemos olvidar los trabajos relacionados con la Ecología. Para estos geógrafos el análisis geográfico tendrá como finalidad describir, definir y explicar una «situación» de orden ecológico. La palabra «ecología» se debe a Haeckel (1911) y el término «ecología humana» es debido a Park (9) en (1920) y Burgess (10) en (1925), siendo definida la Geografía como una Ecología humana por varios autores como Barrows (1926), Max Sorre (1943), y Berry nos habla de «ecología factorial» en 1971. De aquí vamos a la geografía facton'al y otras definiciones similares, terminando por definir la geografía como la ciencia de la diferenciación y de la organización de los ecosistemas espaciales.

Como conclusión tenemos formadas tres escuelas: 1) Escuela del Paisaje (ciencia de la superficie terrestre) , 2) Escuela Ecológica (ciencia de las relaciones entre el hombre y su ambiente natural) , y 3) Escuela Locacional (ciencia espacial, estudia la localización de los fenómenos sobre la superficie terrestre) .Las tres pueden ser consideradas, como dijimos antes, grados de evolución en el proceso de abstracción de la Geografía.

Dentro de las concepciones de la geografía moderna hay que detenerse en la importante aportación de la escuela soviética, la geografía global, con sus nociones de la esfera geográfica o esfera del paisaje. Aquí el concepto de medio geográfico es más restringido, puesto que sólo abarca aquellas partes de la esfera del paisaje que han llegado a estar directamente relacionadas con la vida de la sociedad humana. La esfera del paisaje debe ser estudiada como complicada combinación de sistemas en desarrollo, cada uno de los cuales contiene determinados atributos de sistemas menos avanzados que les precedieron, y este hecho es el que afirma la unidad de esa envoltura geográfica, que se desarrolla y hace nacer nuevos componentes, pero con un sentido de unidad y no como una mera suma de elementos. Vínculos estrechos entre geografía física y humana. La geografía tendrá como objeto de estudio del medio sociogeográfico, que tiene un carácter complejo, y en el que se acumulan los medios materiales del desarrollo social y es al mismo tiempo el resultado de la acción social sobre la naturaleza -naturaleza humanizada y supone una combinación compleja de condiciones sociales y naturales. Se ocupará del sistema material que existe formando la esfera geográfica de la Tierra, como medio ambiente para el desarrollo, real o potencial, de la sociedad humana, juntamente con los aspectos materiales del desarrollo social que se expresan en sus complejos regionales dentro del medio geográfico. El enfoque espacial es la base metodológica de cualquier estudio geográfico, pero sin olvidar que la lógica geográfica abarca los dos aspectos de la existencia de la materia: el tiempo y el espacio. El profesor Anuchin es uno de los máximos representantes de estas concepciones, y en repetidas ocasiones ha afirmado que es un error la prioridad que se está dando, por parte de algunos geógrafos, a los métodos cuantitativos que no permiten aprehender la totalidad de la complejidad geográfica, siendo necesario que se complementen, sin entrar en una absurda y estéril rivalidad, los métodos cuantitativos y los cualitativos.

En este intento de complementariedad se mueven los estudios sobre la percepción. Estos estudios suponen, frente a la «revolución cuantitativa» de la Nueva Geografía, una «revolución de comportamiento». Es la geografía de la percepción del medio y del comportamiento geográfico.

Los primeros estudios sobre la percepción del medio los encontramos en Chicago (G. F. White; R.W. K ates; I. Burton; K. Lynch) a partir de 1960, e igualmente es en Estados Unidos donde vemos a los primeros geógrafos del comportamiento (Barker, Wolfert, Doherty, Buttimer) aproximadamente por las mismas fechas. Hay numerosos estudios y trabajos en otros países: Gran Bretaña (Downs, Brookfield); Francia, Alemania y la URSS.

La percepción humana tiene un papel decisivo en la formación de una imagen del medio real, siendo esta imagen, y no el medio, la que influye directamente sobre el comportamiento humano. Hay que recordar que en el análisis tradicional de las relaciones hombre-medio se concluía con que el hombre adaptaba su acción a las características del medio natural. En la tesis de la percepción habría que diferenciar el medio geográfico, que es medio real objetivo y exterior al individuo; dentro de este medio encontraríamos el medio operacional que es en el que se realizan las acciones del hombre. El hombre no es consciente de todo este medio operacional sino sólo de una parte del mismo, así tenemos el medio perceptivo. Por último diremos que el medio del comportamiento será la parte del medio perceptivo que motiva directamente una acción o que provoca una respuesta del comportamiento, que se traduce en el espacio geográfico.

Todas estas manifestaciones geográficas modernas pretenden actualizar el papel de la Geografía y han tratado de explicar ¿qué es la geografía? , ¿para qué sirve? , pero no se han planteado ¿a quién sirve? , o más importante aún ¿a quién puede servir? .

Lógicamente entre tanto movimiento geográfico a nivel universitario, tradicional, cuantitativo, aplicado, etc. , era inevitable que surgieran geógrafos críticos que, no conformes con el status establecido o que se pretendía oficializar, desarrollaran una serie de trabajos en los que se ponía en entredicho las nociones fundamentales de la geografía: así se empezó a hablar de «el mito de la unidad de la geografía», «el mito de la región», la «síntesis geográfica», y tantos otros temas, quedando de manifiesto la ambigüedad y las limitaciones de sus planteamientos y conclusiones (11).

Pronto tenemos una geografía radical y crítica, con autores destacados como David Harvey, Steen Folke, William Bunge, S. Campbell, Rod Burgess y Máximo Quaini, entre otros numerosos especialistas. La revista que refleja mejor el momento de la geografía radical es Antipode, A radical journal of geography, Worcester, Massachusets, que tiene aparición periódica desde 1969, y que pretende aglutinar los esfuerzos e ideas de los geógrafos preocupados por esta postura radical y crítica dentro de la geografía. En esta tendencia son numerosos los autores que se inclinan por la tesis de que la geografía radical debe ser marxista (12).

Si bien es cierto que hay numerosos marxistas entre los geógrafos, no podemos decir que exista una geografía marxista. Marx trató en sus obras las relaciones campo-ciudad, los problemas de la tierra, de las ciudades, pero sin analizar su dimensión espacial. Ello ha tenido graves consecuencias ya que los marxistas hacen escasas referencias al espacio. Ciertamente los fenómenos urbanos e industriales fueron analizados por los marxistas en primer lugar con sobradas pruebas de acierto. Sin embargo hay numerosos geógrafos no marxistas y otros estudiosos de las ciencias sociales que han profundizado brillantemente en estos temas. En realidad el análisis marxista de ,los fenómenos urbanos no puede sustituir por sí solo a la geografía marxista (13), y además hay que admitir que estos geógrafos se han limitado a superponer una reflexión histórico-económica a un estudio geográfico clásico, eludiendo el estudio espacial diferencial y no planteando cuestiones teóricas fundamentales. Grave error no concebir el análisis marxista más que en términos históricos olvidando la dimensión geográfica de los fenómenos y por lo tanto el análisis espacial diferencial.

Anteriormente hemos hablado de la Geografía Activa iniciada por P. George (l4) y un grupo de profesores, muchos de ellos militantes marxistas, en la década de los años sesenta, que pretende ser una geografía crítica, independiente, y opuesta en parte a la geografía aplicada de la que, admitiendo su orientación como positiva, se criticaba su dependencia del poder político o económico. Aquí el hombre productor-consumidor pasa a un primer plano y se revalorizan los factores socio-políticos. Pronto hay un activo grupo en la Universidad de Vincennes, en los años setenta, que buscan esa otra geografía. la polémica iniciada tiene prolongación en la revista Hérodote, Stratégies, geographies, idéologies, trimestral desde 1976 y editada por F. Maspero en París, estando al frente de la misma Y ves lacoste (15). Trata de poner de manifiesto la función estratégica de la geografía, de llevar acabo una geografía operacional. Se trata de demostrar la importancia del razonamiento geográfico en tanto que instrumento estratégico. Descripción del mundo y al mismo tiempo saber estratégico y representación ideológica. la revista no pretende atacar a una geografía para construir otra, sino que pretende que la capacidad de analizar el espacio, el saber pensar el espacio, no sea privilegio de unas minorías. Además de lacoste colaboran en la revista prestigiosos geógrafos: Bataillon. Gugliemo, Kayser, Racine, Reynaud, Milton Santos y otros muchos científicos de suficiente categoría como para pensar que no son un grupo de aventureros y que, aunque sus post~ras resulten incómodas a algunos, algo tendrán que decir.

El profesor Y ves lacoste viene desarrollando hace tiempo la tesis de que lo que actualmente está en crisis no es la Geografía, sino una de las geografías, concretamente la que él llama geografía de los profesores, que es la que surge en el siglo XIX como antes hemos indicado, y que por el contrario hay otras muy activas, la de los estados mayores, que prácticamente pasa desapercibida a la mayoría, incluso a los mismos profesores de geografía que ahora se encuentran con las críticas, cada vez mis duras, acerca de su trabajo y de la inutilidad del mismo, sin saber qué responder.

Lacoste en su teoría se enfrenta al problema de la región, concepto-obstáculo, que, al dividir el espacio de una manera determinada, impide tomar en consideración los diferentes conjuntos espaciales y sus intersecciones. También analiza el problema de las escalas, es decir, de la diferenciación de los niveles de análisis espacial ya que la «realidad» aparece diferente según la escala de los mapas. El geógrafo debe referirse necesariamente a diferentes espacios de conceptualización y éstos deben ser el objeto de diferenciación y de articulación sistemáticas. Lamenta también la ausencia de polémica y de debates epistemológicos en el campo de la geografía universitaria, en donde la mayor parte de las reflexiones teóricas han sido acerca de la «unidad» de la geografía. Lacoste y su grupo no pretenden hacer una geografía científica, es decir, epistemológicamente aséptica, ni tampoco una geografía marxista, es decir, conceptUalmente estandarizada, por el materialismo histórico, sino una geografía operacional, como ya antes indicábamos.

Es cierto que la articulación de conocimientos referentes al espacio es un saber estratégico y proporciona un poder. Lo esencial del discurso político está impregnado de argumentos de tipo geográfico. Los conceptos geográficos deben permitir aprehender racional y estratégicamente la espacialidad diferencial y pensar mejor el espacio. El desarrollo del proceso de espacialidad diferencial provocará necesariamente el desarrollo de un saber pensar el espacio. La geografía debe ayudar a los hombres a que sepan pensar el espacio. Sin embargo pocas veces los geógrafos hemos intentado pensar conjuntos para los fenómenos «humanos». Pocas veces nos hemos detenido en el problema que plantea la superposición encabalgada de conjuntos espaciales diferentes, por su escala y en el aspecto cualitativo. El análisis espacial diferencial se basa en el estudio de los diferentes conjuntos espaciales a que pertenece el espacio que en ese momento estamos investigando, según distintos niveles de análisis espacial y escalas de representación. Representación resultado de la combinación de conjuntos espaciales y que permiten aprehender progresivamente las múltiples formas de la «realidad».

El análisis espacial diferencial puede ofrecer las informaciones que el análisis histórico no es capaz de establecer con la suficiente rapidez como para que sean útiles a la sociedad actual. La rapidez de los hechos, acontecimientos y movimientos impone este tipo de análisis geográfico, que nos debe llevar a una geografía transformada y preocupada por las interacciones profundas de teoría y práctica, a una Geografía de, por y para todos los hombres.

©Fco. Javier GOMEZ PIÑEIRO 1977

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NOTAS

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2 B. V ARENlO: Geografia General. Edición y estudio preliminar de Horacio Capel. Ediciones de la Universidad de Barcelona, 1974.

3 W. CHRJSTALLER: Central places in southern Germany (1933). traducción de C. N. Baskin. New York, Prentice Hall. 1966.

4 J. VILÁ VALENT!: ¿Una Nueva Geografi¡¡? cRevista dl: Geografía» V (Barcelona. 1971).9-38 y VII (1973) págs. 5-55.

5 R. HARTSHORNE: Excepcionalism in Geographj reexamined cAnn. Asso. American Geographers.. xiv, págs. 205-244.

6 E. ULLMAN: Geography as spatial interaction (abstract) .cAnn. Asso. American geographers.. XLIV.

7 E. A. ACKERMAN: Geography as a Fundamental Research Disctpline. University of Chicago.

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9 R. E. PARK: Humlln Ecology, «The AmericanJoumal of «Sociology. XLlI, 1936.

10 E. W. BURGESS: .The Grouilh of Ihe Cily: An lnlroduclion lo II Resellrch Projecl», en R. E. Park, E. W. Burgess y R. O. Makenzie, The Cilhy, University of Chicago Press, Chicago, 1925, págs. 47-62.

11 ALAIN REYNAND: La géographie entre le mytte el la science. Essai d'épistemologie, Reims, Travaux de l'lnstitut de Géographie de Reims, 1974.

12 S. FoLKE: ¿Por qué una geografía radical debe ser marxista? Univ. de Barcelona, cGeo-Crítica. Cuadernos críticos de Geografía Humana., n." 5, sept. 1976

13 Y. LACOSTE: La Geografia: Un arma para la guerra. Edit. Anagrama, Barc. 1977.

14 P. GEORGE, R. GUGLIEMO, B. KAYSER, Y. LACOSTE: La Geographie active, Presses Universitaires de France, Parls, 1964.

15  YVES LACOSTE: «Pourquoi Hérodote? Crise de la géographie et géographie de la crise», Hérodote, n." 1, janvier-mars 1976, pp. 8-62.