Lurralde :inv. espac. N. 2 (1979) p. 7-20 ISSN 1697-3070

 

PERSPECTIVAS GEOGRAFICAS DE UN PASADO Y PRESENTE

 CONFLICTIVOS A UN FUTURO PROMETEDOR

 

© Javier Gómez Piñeiro

 

Universidad de Deusto

Paseo de Mundaiz, 51

San Sebastián

 

 

007  En los últimos años se ha abierto camino una línea de reflexión en el campo de la Geografía, con la pretensión de desarrollar una ciencia crítica, que sea útil a todos, que sea operacional, que ponga de manifiesto los distintos niveles de análisis, que trabaje activamente en el análisis espacial diferencial. Constantemente asistimos a debates y discursos sobre el pensamiento geográfico. Pero con todo ello, ¿no estamos separando muchas veces la teoría de práctica? , ¿no estamos complicando los propios geógrafos las cosas con nuestras disquisiciones? , ¿no estamos alejándonos peligrosamente de la realidad? , ¿hasta qué punto no estamos defendiendo una determinada opción ideológica dentro de una corriente de pensamiento más que una epistemología geográfica? ¿Cuáles son las actuales perspectivas de nuestra ciencia?

La Geografía de nuestros días poco tiene que ver con esa geografía que se practicaba hasta la segunda mitad del s. XIX. Posiblemente sea una de las ciencias más antiguas, pero quizás, por esto mismo, sea de las que más cambios ha experimentado en sus contenidos, al menos en un primer plano, en su metodología, y de las que ha experimentado más profundas crisis, que han llegado a poner en peligro su existencia, su valor como ciencia y su continuidad. Por otra parte hay que tener en cuenta que la conciencia de crisis es algo generalizado en el campo de las ciencias sociales. Los límites de las distintas disciplinas son desbordados por ciencias afines. Hay quien piensa que habría que prescindir de las tradicionales divisiones para poder proceder libremente a una reorganización, y así crear aquellas divisiones científicas que mejor se acomoden y sirvan a la sociedad actual. Ante esto, que hoy por hoyes una utopía, los grupos científicos y profesionales de cada una de las llamadas disciplinas tradicionales reaccionan con técnicas defensivas de cara a la opinión pública ya las actitudes de otros profesionales, que a su vez adoptan actitudes similares, al tiempo que se registran, en cada grupo de científicos y profesionales. actitudes críticas internas y luchas por el liderazgo intelectual. 7

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Antes hemos indicado que la Geografía actual poco tiene que ver con la que se desarrollaba hasta mediados del s. XIX. ¿Cómo se desarrollaba hasta ese momento? ¿Cuándo se produce el cambio? ¿Cómo y por qué se da esta transformación?

La Geografía que se desarrolla hasta el s. XIX tiene una clara fina lidad estratégica, política y militar, geografía de los estados mayores (Lacoste, 1977). A lo largo de la Edad Moderna nos encontramos con Geografías, Cosmografías y Geografías Descriptivas de países que po dían interesar a los navegantes, viajeros, comerciantes y a un público curioso e interesado. De una Geografía Matemática practicada por los griegos, de una Geografía Descriptiva desarrollada por griegos y romanos, no.8 encontramos con que nuestra disciplina apenas ha progresado, pese a los siglos transcurridos, ya que su desarrollo va unido a los progresos en el campo de la Astronomía ya los continuos viajes y descubrimientos. Nociones aristotélicas y concepciones ptolomeicas como dominantes. Así lo encontramos en las obras de Bartholoniew Keckermann (1573-1609) , que son de carácter geográfico general.

Poco después la obra del holandés Bernhard Varenio (1621-1650) va a lograr una notable síntesis y el intento de desarrollar una geogra fía general con categoría de ciencia. Realizó una distinción clara y concreta entre la Geografía General y la Geografía Especial o Regional. Se propuso elaborar los principios de la Geografía General, para que sea ésta la que descubra los principios generales que luego son aplicados en cada país o área de estudio. En su labor de síntesis fue un notable recopilador y sistematizador de los descubrimientos y aportaciones rea lizadas por otros. Dio gran importancia a los aspectos teóricos y meto dológicos, destacando la utilización de las demostraciones matemáticas, siendo para él la Geografía una ciencia aplicada. Es evidente el aire de modernidad de este gran geógrafo. (Capel, 1974) .

Hay que señalar también el papel de ciencia auxiliar de la Historia, que tenía asignado la Geografía, en esta época, junto con la Cronología. Esta para el tiempo, aquélla para el espacio. Este era el carácter que se le daba en la enseñanza a todos los niveles.

Tradicionalmente han sido consideradas las figuras de A. de Humboldt (1769-1859) y K. Ritter (1779-1859) como iniciadores de la Geografía moderna. Ellos fueron los que sistematizaron y desarrollaron los principios fundamentales: localización, distribución, generalización, acti vidad, causalidad y conexión. Pero no hay que olvidar que Ritter procedía del campo histórico, por lo que sus intereses se movieron en ambos terrenos científicos, y que Humboldt fue ante todo un naturalista. Por otra parte la influencia de ambos es tardía y la Geografía entra en un período de profunda decadencia y crisis que hace temer por su supervivencia durante la primera mitad del s. XIX (Crone, 1970) y (Claval, 1974) . Todo esto es comprensible si tenemos en cuenta que, en esta época, se desarrollan numerosas ciencias, que contribuyen a un mejor conocimiento de la Tierra y que no son cultivadas por los geógrafos.

Sin embargo hay .una serie de hechos que contribuyen a que la Geo grafía no desaparezca y que sec afiance definitivamente. El primero de ellos es lo que podemos llamar desarrollo de la geografía docente, .es

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decir la enseñanza de la Geografía a niveles primarios y secundarios en el momento en el que comienza la difusión de la enseñanza elemental en toda Europa. La Geografía se benefició de este auge escolar y del impacto de las nuevas corrientes culturales y pedagógicas (Pestalozzi; Frobel) .

Toda ciencia desarrolla su producción de acuerdo con las ideas científicas y filosóficas de su época. En esta época que comentamos las ideas dominantes eran las positivistas y el evolucionismo de Darwin. Con los nuevos métodos pedagógicos pasa a ser una ciencia activa que ocupa un lugar en la enseñanza. 

En su disputa con otras ciencias rivales hay un factor que fue decisivo para la Geografía y su afianzamiento: la idea política de las nacionalidades, que pronto asigna a la Geografía la función en la conformación del sentimiento de nacionalidad. La Historia y la Geografía se convierten en indispensables. Este papel lo lleva a cabo la Geografía en la enseñanza, la publicación de obras, la formación de profesores en demanda creciente que fomentó la creación de numerosas cátedras universitarias en diversos países. Alemania, Francia y Suiza fueron las pioneras en este sentido. Si además tenemos en cuenta que en esta época se da el fenómeno imperialista y colonial, nos encontramos con que la Geografía va a ser una de las ciencias más favorecidas a nivel oficial. Ligado al fenómeno imperialista, y como factor secundario en el desarrollo y consolidación de la Geografía, tenemos la formación de las Sociedades Geográficas en casi todos los países europeos. La Geografía colonial, o mejor la Geografía económica adquiere un auge extraordinario. En estos estudios lo importante era la localización y producción de las materias primas dentro de los territorios coloniales y el posterior proceso de comercialización hasta las metrópolis. 

El año 1871 se celebró el Primer Congreso Internacional de Geografía en la ciudad de Amberes. En él y en los que inmediatamente le siguieron, el papel de los geógrafos profesionales no fue muy destacado como lo refleja el informe de la Unión Geográfica Internacional (v. bibliografía) que se refiere a los congresos de París ( 1875) , Venecia ( 1881) , París (1889). Es a partir del de Berna (1891) cuando el número de profesores de Geografía es mayoritario. Se alcanza la mayoría de edad. A éste le seguirán los de Londres (1895) , Berlín (1899) , Washington (1904) , Ginebra (1908), Roma (1913), El Cairo (1925), Cambridge (1928), París (1931), Varsovia (1934), Amsterdam (1938), Lisboa (1949), Washington (1952), Río de Janeiro (1956), Estocolmo (1960), Londres (1964), Nueva Delhi (1968), Montreal (1972), y Moscú (1976). En todos ellos la tendencia antes señalada ha ido consolidándose y aumentando progresivamente. La Unión Geográfica Internacional se había creado en 1922. En estos congresos podemos distinguir tres etapas: I) hasta el de 1904; 2) hasta el de 1938, y 3) desde la segunda guerra mundial hasta nuestros días. En la primera etapa destacan los trabajos sobre problemas cosmográficos, sobre Geografía comparada, de Geomorfología, Meteorología, Magnetismo, Oceanografía, Fisiografía de la Tierra, Biogeografía y Cartografía. En la segunda nos encontramos con la superioridad de los trabajos de Geografía Física sobre los de Geografía Humana: climas locales, ríos de, origen

 

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glaciar, penillanuras del Terciario, etc. Nombres importantes son los de Emmanuel Martonne, Cholley, Passarge, Johnson, etc., que siguen a los ya legendarios de la primera etapa: Humboldt, Ritter, Mendelsohw, Kohl, Neumann, Berghans, Kiepert, Perchel, Brückner, Lapparent, Penck, Ratzel y Vidal de la Blache. A partir del congreso de Amsterdan (1938) los trabajos de Geografía Humana superan a los de Geografía Física, destacando los estudios coloniales y económicos y apareciendo notables trabajos de Geografía Cultural, movimiento iniciado por Sauer en los EE. UU. y que pronto destacó en Europa, singularmente en Alemania y Gran Bretaña. En la tercera etapa siguen destacando los trabajos de Geografía Humana y Económica y poniéndose más que nunca de manifiesto las divisiones, tensiones y diferencias entre los distintos grupos de geógrafos, estando todos de acuerdo en tratar de mantener la unidad de la Geografía y nuestro propio campo de investigación en estrecha colaboración con otras disciplinas pero sin ser absorbidos o eliminados por ellas. En esta última etapa destacan los trabajos sobre la industria, el medio rural, aspectos regionales, el fenómeno urbano, geografía aplicada, teoría y pensamiento geográfico, población, métodos cuantitativos, elaboración de modelos y teledicción, procesos geomorfológicos e hidrológicos, geoecología, terminología geográfica internacional y cartografía (Gómez Piñeiro, 1976). 

Al llegar a este punto nos encontramos con la llamada geografía de los profesores (Lacoste, 1977) que presenta un carácter científico a través de una serie de trabajos y publicaciones de las distintas cátedras universitarias, que se van especializando y diversificando cada vez más, apareciendo en ella una serie de escuelas y conceptos, a veces duramente enfrentados. Baste recordar el enfrentamiento entre el determinismo (el medio es dominante) y el posibilismo (el hombre elige entre las posibilidades que le ofrece el medio) .Este posibilismo que terminó siendo la teoría dominante, bajo la fuerte personalidad de Vidal de la Blache, desarrolló una serie de tendencias, que han llegado hasta nuestros días: etnográfica, historicista, geopolítica, biológica, sociológica, regional y cultural. 

A partir de la década de los años cincuenta se van a producir una serie de cambios decisivos para la Geografía. La Geografía se debate entre ser considerada como ciencia del paisaje (estudio de los objetos de la superficie terrestre) , o como ciencia regional o ecológica (estudio de las relaciones) .Al comienzo de esta década la Geografía trata de que sus trabajos y estudios tengan un carácter sistemático, tratando de llegar a la generalidad explicándola mediante leyes generales. 

Ya en 1933 nos habíamos encontrado con el excelente trabajo de Christaller (v. bibliografía) en el que desarrolla la teoría más original dentro del ensayo geográfico, la. de los lugares centrales, con las funciones y la jerarquía urbanas. Así surge un movimiento que poco a poco se va a ir configurando con los trabajos de varios autores destacados: Schaefer (1953) , con su artículo «Exceptionalism in Geography)), en el que ataca duramente la posición idiográfica (originalidad de los objetos geográficos) , el estudio de casos excepcionales, oponiéndose a que sea una ciencia meramente descriptiva, y propugnando la búsqueda de leyes generales (ciencia nomotética); la réplica de Harsthorne (1955, 1959); !os

 

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trabajos de Ullmann (1957) sobre su teoría de los transportes y al coniderar con ella a la Geografía como una ciencia de las interacciones espaciales; Ackermann (1958) se inclina por el estudio de las distribuciones en abstracto; Bunge (1962) nos habla de geografía teorética con la búsqueda de leyes explicativas y una serie de importantes conclusiones teóricas y conceptuales; Haggett, Burton y Garrison nos hablan de geografía cuantitativa; el ya citado Bunge, Haggett y Ambrose consideran a la Geografía como ..esencia de la localización" estudiando puntos diferenciados en el espacio geográfico en distintos sentidos de estudio (este aspecto siempre ha existido en el estudio geográfico, sólo que ahora es presentado más abstractamente) ; Chorley y Haggett van aún más lejos y nos dicen que el conocimiento de leyes debe preceder a la descripción de la realidad. 

Con todo esto ya tenemos configurado el movimiento que un periodista (Manley) llamó en 1966 «Nueva Geografía». (Gómez Piñeiro, 1978) y (Vila Valentí, 1971, 1973) .La Nueva Geografía utiliza los modelos estocásticos en 10s que se introduce lo aleatorio y en los que la probabilidad desempeña un paper fundamental. Se utilizan modelos, y desde los años sesenta se desarrolla con gran éxito la teoría de los sistemas generales. En relación con todo este movimiento revolucionario en el campo de la Geografía, se desarrollan trabajos de carácter ecológico. Así nos encontramos con términos como ..ecología humana», «ecología factorial» y de aquí vamos a la geografía factorial. La Geografía es concebida como la ciencia de la diferenciación y de la organización de los ecosistemas espaciales. 

Ciencia del paisaje, ciencia de las relaciones entre el hombre y el ambiente natural, y ciencia espacial que estudia la localización de los fenómenos sobre la superficie terrestre. En estas tres direcciones se mueve la Geografía, direcciones o escuelas que suponen distintos grados de evolución en el proceso de abstracción de nuestra ciencia, y que buscan afianzar y consolidar la Geografía en el campo científico. Polémicas con otros especialistas, de carácter defensivo y ofensivo, como fueron los casos de la polémica con los especialistas de las ciencias naturales en la década 1920-30, y la aparición de la «geografía aplicada» que buscaba nuevos terrenos para la Geografía, nuevas sal idas profesionales para los geógrafos, y que llegó a. plantear serias dudas, por su carácter especializado, entre numerosos grupos de geógrafos. 

Precisamente, y en parte como una reacción a esta excesiva especialización, buscando nuevos horizontes para la ciencia geográfica aparece, en torno a la figura de P. George, la llamada Geografía Activa. Para ella la investigación geográfica debe centrarse en situaciones (resultantes en el momento presente de un conjunto de acciones dinámicas y relativas, con unos límites espaciales) pero de una manera activa, es decir, percibiendo las tendencias y las perspectivas de evolución a corto plazo, midiendo en intensidad y en proyección espacial las relaciones entre las tendencias de desarrollo y sus antagonistas, definiendo y evaluando la eficacia de las fuerzas y de los obstáculos, que se presentan en los hechos geográficos y en su medio, intentando adoptar posiciones y actitudes críticas ante los mismos (P. George, A. Gugliemo, B. Kayser, Y. Lacoste, 1964). 

 

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Una interesante aportación la constituye la teoría de la esfera geográfica o esfera del paisaje, de la escuela soviética. Estudio del medio sociogeográfico, que tiene un carácter complejo, y en el que se acumulan los medios materiales del desarrollo social y es al mismo tiempo el resultado de la acción social sobre la naturaleza. Estudio del sistema material que existe formando la esfera geográfica de la Tierra, como medio ambiente para el desarrollo, real o potencial, de la sociedad humana, juntamente con los aspectos materiales del desarrollo social que se expresan en sus complejos regionales dentro del medio geográfico. El medio geográfico tiene un sentido restringido, ya que sólo abarca aquellas partes de la esfera geográfica que han llegado a estar directamente relacionadas con la vida de la sociedad humana. (Anuchin, 1965) , (Gomez Piñeiro, 1976 y 1978). 

Llegado este momento, ya través de lo que estamos explicando, podemos afirmar de acuerdo con el profesor Capel que « la misma producción científica -tanto la de tipo teórico, c9mo las investigaciones concretas realizadas pueden ser asimismo interpretadas como resultado de dichas estrategias y no sólo como el producto lógico e inevitable del desarrollo del conocimiento científico» (Capel, 1977) .Esto ha ocurrido también a la ciencia geográfica. Esta ha producido sus propias normas, sistemas de valores, pautas de trabajo, métodos de acceso, objetos de estudio, lazos de solidaridad que no excluyen tensiones internas, pero que se ponen de manifiesto en las estrategias de defensa y de ofensiva frente a otros grupos y colectividades profesionales. 

Antes hemos hablado de espacio y paisaje. El espacio es el objeto de estudio de la Geografía y se le considera el elemento fundamental en la distribución de interrelaciones de los fenómenos (Chisholm, 1969) .El espacio pasa a ser un concepto abstracto que permite un proceso de generalización y la obtención de una serie de flujos, redes, nudos de la red, jerarquías (organización de los nudos) y superficies (integración final de las áreas intersticiales, consideradas como superficies) , que constituyen los pasos del análisis espacial (Haggett, 1976) . 

El espacio geográfico se forma y evoluciona partiendo de unos conjuntos de relaciones, que se establecen en el marco concreto de la superficie terrestre. Lo importante de cada punto de este espacio es su situación con relación a un conjunto en el cual se inscribe y las relaciones que mantiene con los diversos medios de los que forma parte. El espacio geográfico se presenta como el soporte de unos sistemas de relaciones, unas a partir de unos elementos físicos, otras teniendo en cuenta la actuación de los grupos humanos (Dolfus, 1976). 

El análisis geográfico pasa a ocuparse de las relaciones entre la localización, la organización y la diferenciación espaciales. Clasifica las estructuras organizadoras del espacio (Labasse, 1973) y descompone los sistemas que lo rigen; estudia la intensidad de los fenómenos, las características de los grupos humanos, el volumen de las transferencias y de los intercambios, poniendo de relieve el significado de los límites y de las discontinuidades que recortan el espacio y buscan el sentido de las evoluciones. (Dollfus, 1978) y (Brunet, 1968) . 

 

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El espacio geográfico es un conjunto dinámico formado por estructuras móviles en el espacio y en el tiempo. La porción visible de este espacio es el paisaje (Bertrand, 1969) .El paisaje será un primer paso perceptivo, la explicación de su estructura nos llevará al análisis de sus leyes y características, llegando entonces y de forma gradual a la percepción del nivel superior: el espacio geográfico. 

Nos encontramos de nuevo ante concepciones nomotéticas, con un sentido de lo general, de nuestra disciplina, que superan las anteriores concepciones idiográficas de lo único, lo singular, y que nos permiten señalar un profundo cambio metodológico y conceptual. Es una ciencia de síntesis, de la generalidad, que busca leyes explicativas y generales que nos llevan a comprender mejor las estructuras geográficas. Teniendo en cuenta todo esto la Unión Geográfica Internacional en el Manual para la enseñanza de la Geografía, publicado en 1969 (hay una edición actualizada que probablemente se publicará en 1979) , nos hablaba de la Geografía como ciencia de síntesis, ciencia de las relaciones espaciales de los fenómenos, y ciencia de la organización del espacio. Unión y relación estrecha entre métodos cuantitativos y cualitativos. 

Otro aspecto interesante a mencionar es la geografía de la percepción y del comportamiento geográfico. La percepción humana tiene un papel decisivo en la formación de una imagen del medio real, siendo esta imagen, y no el medio, la que influye directamente sobre el comportamiento humano. En esta tesis el medio geográfico es el medio real objetivo y exterior al individuo. Dentro de este medio tenemos el medio operacional que es en el que se realizan las acciones del hombre. Aquella parte del medio operacional de la que el hombre es consciente es el medio perceptivo. El medio del comportamiento es la parte del anterior que motiva la acción humana en el espacio geográfico. 

Vamos a llegar ahora al momento más apasionante y conflictivo de la Geografía Moderna. Para ello tenemos que volver de nuevo a esa «revolución cuantitativa» que surgió con la Nueva Geografía, a partir de la década de los cincuenta, y que partió de los Estados Unidos. Como bien sabemos, destaca de ella el uso de métodos estadísticos, tecnología cibernética y teorías y estudios interesantes y fundamentales como la teoría de la localización, con elementos de la teoría del lugar central y la ecología cultural y factorial; el análisis de redes urbanas y las nociones de la jerarquía urbana en el sistema urbano; la teoría de la difusión; los análisis de áreas sociales y del comportamiento humano. El espacio es algo abstracto, cuantificable, siendo esta última cualidad llevada a extremos excesivos. El profesor w. Bunge con su Theoretical Geo. graphy (1962; 1966) logró una formulación de una estructura teórica para nuestra disciplina. Pronto se inicia la polémica y se extienden las ideas, destacando en este sentido otra de las obras fundamentales, la de D. Harvey, Explanation in Geography (1969) .Continúa el debate y se busca resolver las cuestiones metodológicas, teóricas, profesionales, éticas, y las contradicciones que se planteaban dentro de la propia geografía cuantitativa, cuyo líder más significativo es el profesor Brian J. Berry (1976 a y b).

Así llegamos al movimiento más prometedor y crítico dentro de la Geografía: la geografía radical. Precisamente los dos grandes geógrafos 

 
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que señalamos dentro de la geografía cuantitativa: Bunge y Harvey, son los que podemos considerar como figuras clave dentro del movimiento radical. Este movimiento empieza con el intento de las llamadas «expediciones geográficas», que iniciadas por Bunge en los EE. UU. pretendían hacer geografía crítica y operativa en los barrios, en los sectores marginados, poniendo los conocimientos geográficos al servicio de la comunidad y preparando a sus miembros para ser capaces de enfrentarse ellos solos con sus problemas. El experimento fue apoyado por centros universitarios como el de Michigan, pero pronto surgieron las dificultades y el choque con el orden establecido y el proyecto fue clausurado, teniendo que exiliarse a Canadá el propio Bung~. Aquí ha desarrollado experimentos similares con resultados alentadores (Mattson, 1978) . 

Dentro de la Geografía Radical es muy importante el papel de la revista Antipode, A radical journal of geography, que desde 1969 pretende ser una publicación didáctica, un medio de comunicación de ideas, un medio útil para la crítica, y un medio de difusión de trabajos de vanguardia. Algunos títulos tratados en esta publicación pueden ser orientativos para nuestros lectores: Pobreza; Acceso a los servicios sociales; Explotación y destrucción en el Tercer Mundo; Ideología y ambiente; Geografía de la mujer, crítica de la teoría de centros de crecimiento, abogacía y planifícación, justicia social, desigualdad; Economía política urbana; Geografía marxista, etc. ..El actual editor es Richard Peet, y el centro se encuentra en la Universidad de Clark. La Geografía Radical busca una mayor solidez teórica, una concepción generalizante, busca métodos y teorías capaces de analizar y aportar soluciones a los numerosos problemas que surgen a todos los niveles. Hasta ahora es un movimiento bien intencionado y prometedor, pero utópico e idealista sin tener sólidas bases políticas y sociales, pero que permite ampliar la visión de la Geografía y establecer contactos con grupos marginados. 

La Unión de Geógrafos Socialistas, fundada en 1974, y que tiene su sede no oficial en la Universidad Macfill de Montreal, en la provincia de Ouébec, está en relación con este movimiento radical y pretende conseguir un cambio radical en la teoría geográfica de modo que ésta pueda servir a la lucha revolucionaria. 

Autores importantes dentro de la línea radical son Bunge (1971) ; Harvey (con su obra clave: «Urbanismo, Desigualdad social», 1976) ; Milton Santos; McGee; Slater; Buchanan; Burgess; Campbell; etc. Merecen destacarse los trabajos del sociólogo Manuel Castells, que pueden conectarse con esta actitud crítica y de búsqueda de una nueva epistemología dentro del campo de las ciencias sociales y de las relaciones inter disciplinares. Harvey y Castells han trabajado juntos en el terreno de la economía política urbana. 

La ideología marxista ha entrado de lleno en el movimiento radical (Folke, 1976) sin que todavía podamos hablar claramente de una geografía marxista, habiendo, eso sí, numerosos geógrafos marxistas. Hemos de tener en cuenta el error que han cometido muchos de estos geógrafos marxistas pretendiendo superponer una reflexión histórico-económica a un estudio geográfico, eludiendo lo que debería de haberles preocupado de manera fundamental, el análisis espacial diferencial. El espacio 

 
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debe ser aprehendido racional y estratégicamente. Hay que pensar conjuntos para los fenómenos humanos. Hay que tener en cuenta los diferentes conjuntos espaciales a los que pertenece el espacio que en ese momento estemos estudiando, según distintos niveles de análisis espacial y escalas de representación. Representación que será el resultado de la combinación de conjuntos espaciales y que nos permitirá aprehender progresivamente las múltiples formas de la «realidad» para una mejor solución de los problemas planteados (Lacoste, 1977). 

Es precisamente Lacoste el alma de la revista Hérodote, trimestral desde 1976, en la que colaboran nombres prestigiosos como Bataillon, Gugliemo, Kayser, Racine, Reynaud y otros (Lacoste, 1976) , y que pretende resaltar el papel estratégico de la Geografía, de demostrar la importancia del razonamiento geográfico en tanto que instrumento estratégico, de lograr un saber pensar el espacio, de lograr una capacidad de análisis a distintos niveles y escalas de representación, de llevar a cabo una geografía operacional, dando gran importancia al tema ideológico. 

Por todos estos grupos de geógrafos, especialmente los más críticos y radicales, el paisaje y el espacio no pueden ser estudiados como soportes neutros. El espacio geográfico es un producto social, y hay que estudiar los procesos políticos a través de los cuales se organiza y se transforma. Hay que estudiar no sólo cómo se distribuyen los hechos, sino porqué lo hacen de una manera u otra. Pero aún se añade lo más importante, cómo pueden mejorarse. Habrá que encontrar la relación entre sociedad y espacio dentro del proceso histórico. Hay que considerar múltiples variables dentro de un sistema complejo de relaciones a niveles abstractos y concretos. 

A lo largo del camino que llevamos recorrido en este breve trabajo nos hemos dado cuenta de que nos movemos en tres niveles de reflexión: geográfico, ideológico y epistemológico. El carácter pluridisciplinar de nuestra disciplina, el objeto y los métodos geográficos, las polémicas surgidas en los últimos años, aunque ya hemos visto que de hecho han sido constantes a lo largo de la historia de nuestra disciplina; el movimiento cuantitativista, la revolución del comportamiento y de la percepción, la Geografía Radical, y las actitudes críticas reflejadas en revistas como Hérodote y Antipode, nos permiten afirmar que la polémica más que entre métodos cuantitativos y cualitativos se ha desplazado ya hacia el terreno ideológico. La cuestión de la ideología preocupa o debe preocupar a todos los geógrafos. 

Pese al concepto generalizado acerca de la ideología, « las ideas dominantes son las ideas de la clase dominante», Henri Lefebvre (1966) ha puesto de manifiesto que para Marx el concepto de ideología tiene por lo menos tres significados distintos: «teoría que generaliza el interés particular»; «teoría que ignora sus presupuestos», y «representación ilusoria de lo real ». Por otra párte, Karl Mannheim ( 1971) ha mostrado la relación existente entre el medio social y las formas del pensamiento, diferenciando las ideologías de las utopías. Según él, la ideología refleja el orden social e intenta protegerlo, mIentras que la utopía busca la transformación del orden establecido. Todo el campo conceptual afecta no sólo a la geografía, sino al conjunto de las ciencias humanas y So-

 
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ciales. El problema no se reduce a una bifurcación entre la ciencia y la ideología, o si se prefiere entre el conocimiento y la ideología. Ni tampoco se trata de escoger entre dos formulaciones según el tipo de sociedad. Es evidente que el problema no puede generalizarse y, en sus manifestaciones, los geógrafos tendremos una primera aproximación al mismo en las formas de la organización del espacio, aunque también aquí hay aspectos relativos. 

En el nivel de reflexión geográfico podemos recordar las implicaciones entre la Geografía y el poder de los llamados «estados mayores.. (Lacoste, 1977) , la polémica entre las tesis deterministas y posibilistas, el debate entre posiciones idiográficas y nomotéticas, etc. Tenemos que tener presente, como ya indicábamos en líneas anteriores, que la Geografía que hemos llamado moderna nace en un mundo científico impregnado de empirismo y positivismo. Difíciles barreras para el estructuralismo posterior y para todo el proceso de revisión crítica que nos permite afirmar que el conocimiento científico está en estrecha relación con la conducta y con las acciones humanas. Esa acción humana sobre el espacio que tanto nos preocupa a los geógrafos. 

La acción crítica en el terreno geográfico puede y debe centrarse en las palabras, en la terminología, en los conceptos. Pero hay que tener la precaución de que, al centrarnos en lo anterior. no olvidemos que en el terreno de la realidad, de la aplicación y concreción de esas palabras y conceptos podemos incurrir en dogmatismos y excesos, como está ocurriendo con los que sólo ven el verdadero camino a través de la cuantificación de nuestra disciplina, que pueden provocar una reacción y una vuelta atrás que ninguno deseamos. Todavía nos faltan estudios teóricos y demostraciones que den validez a muchos de los métodos del anáiisis factorial. También hay que tener en cuenta que la búsqueda de un cierto orden, de unas leyes, de unas generalizaciones, presuponen una cierta toma de posición ideológica. En todo ello hay el riesgo de imponer una determinada opción política, de aceptar una determinada forma de organización de la sociedad y del espacio geográfico en el que se desarrolla esa sociedad.

Si admitimos la crítica de Lacoste a la geografía tradicional, que olvida el análisis espacial diferencial y el valor de las distintas escalas de representación con el encabalgamiento de conjuntos espaciales a los que pertenece el hecho estudiado, y si tenemos en cuenta el concepto de ..sistema espacial de la nueva geografía, ..conjunto de elementos (lugares) y de atributos de esos elementos (relaciones entre los lugares), de lazos entre los atributos (relaciones entre los hechos característicos de esos lugares) , y la interdependencia entre esos elementos y esos atributos(Berry, 1976) , con los métodos de análisis estadístico multivariado, no podemos tampoco dejar de admitir el riesgo que hay de reducir la realidad a un conjunto de variables que sólo nos dan una información parcial, una cierta visión de lo real, y además encerrarla en unos límites determinados, con lo que estaríamos volviendo a la crítica de Lacoste que nos indicó el peligro de olvidar los distintos niveles V dejar de considerar una serie de factores y elementos físicos, económicos, sociales y políticos que sólo pueden ser estudiados con un análisis espa-

 
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cial diferencial. Tema de reflexión no sólo para los geógrafos tradicionales sino también para los de la revolución cuantitativa.

Admitimos la dificultad de esta problemática. De conseguir la objetividad del pensamiento científico y, en nuestro caso, del saber pensar el espacio geográfico. Por esto hay geógrafos que afirman que la Geografía debe ser dialéctica (Harvey, 1973) , para comprender y explicar una realidad que presenta variables formas y combinaciones múltiples, en continuo movimiento, en continuo cambio, en un proceso dinámico y contradictorio. 

Las líneas más avanzadas del pensamiento geográfico actual siguen dos grandes corrientes, que ya antes hemos indicado: el camino propuesto por Brian Berry (1973) , o el que proponen Harvey (1973) y Bunge. 

El primero propone en su trabajo un nuevo «paradigma» para la Geografía. Los segundos, una «geografía de la supervivencia» o «de la alter. nativa)), Ambas Geografías se pretenden totalizantes y dialécticas, utilizando el concepto de -sistema-. La primera dentro de la lógica funcionalista, y la segunda marxista. Brian Berry propone una -metageografía de los procesos-, que supone pasar del estudio único de las estructuras a los procesos, en la que la explicación geográfica se consideraría en términos más complejos y relativos, de manera sistemática y cibernética. El hombre es el actor principal que toma decisiones tras la consiguiente información, tras la toma de datos y su tratamiento cibernético. Las tomas de decisión están inscritas en un -ecosistema», un sistema de interacciones funcionales entre organismos vivos y sus medios. El propio -ecosistema» es producto de procesos naturales y culturales en interacción. El mundo es un conjunto de sistemas abiertos jerarquizados; de estructuras que se mantienen, se repiten y se transforman. Aquí cabe señalar el peligro de que esta jerarquía se convierta en un modelo natural y obligado de la jerarquización de las relaciones sociales y de los espacios geográficos. Los conceptos utilizados a través de este paradigma pueden ser usados para justificar lo que se desee, pero aun así el paradigma puede ser válido siempre que al llegar a las actividades sociales sólo sirva como instrumento de reflexión que nos permita plantear hipótesis refutables (Racine, 1977). No hay que olvidar que las -formas espaciales, desde el punto de vista del hombre, pueden concebirse igualmente como una relación social, y que para esta dialéctica social se han de forjar conceptos nuevos )) (Castells, 1971).

Pasando al segundo grupo, pensadores marxistas como Levy (1976) y Poncet (1976) manifiestan que de lo que se trata es de «construir una ciencia del espacio, en relación con la concepción materialista de la dimensión espacial de la realidad, partiendo de los conceptos marxistas y del materialismo histórico aplicado a la economía política ya la historia, debiendo esta geografía marxista estudiar las formas espaciales especificadas por los modos de producción en sus relaciones y en su evolución». Sin embargo, como señala Racine (1977), ambos autores discrepan: Levy pretende que « la Geografía debe producir las leyes del desarrollo del espacio social»; Pocet dice "que ni la Geografía ni ninguna ciencia de la tierra O de la sociedad serán capaces de producir leyes que no hacemos más que aprender a dominar ya utilizar? Bien señala Racine 

 
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que esto nos recuerda el viejo debate entre las concepciones idiográficas y nomotéticas, con la disputa sobre el excepcionalismo, y desechando todas las aportaciones del estructuralismo y del pensamiento dialéctico respecto a la totalidad racional. Concepto 9ue por otra parte presenta diferentes connotaciones según los diferentes teóricos marxistas. 

También se puede indicar a los geógrafos marxistas que el mundo social no se puede reducir al mundo de la producción y de sus relaciones de intercambio. Con esto también se prescinde de una parte de la realidad, que no se pone de manifiesto. El marxismo debe aportar directrices, caminos de trabajo y acción, problemas a resolver, y no convertirse en un «saber», en un conjunto de postulados y axiomas de los que pueda deducirse todo conocimiento (Racine, 1977) .

Ambos grupos, con sus limitaciones y problemas, pretenden conseguir una explicación de la naturaleza de los procesos sociales y elaborar una teoría de la sociedad. ¿Debemos inclinarnos por alguno de ellos? 

Sinceramente pienso que las aportaciones de ambos grupos son interesantes, y que no debemos tomar partido por ninguna de estas opciones, de manera que rechacemos de plano a la no elegida. El análisis geográfico debe servir para presentar una serie de opciones dinámicas, cada una de ellas con múltiples variables, que se traducen en hechos ecológicos, económicos, sociales y políticos, que nos ayuden a una mejor organización social del espacio. Para ello, y de acuerdo con todas las indicaciones y reservas ya comentadas en líneas anteriores, utilizaremos técnicas cualitativas, medios cuantitativos cada vez más depurados, actitudes críticas y dialécticas no sometidas dócilmente a ninguna ideología, sea o no la dominante. Nuestro trabajo debe ayudar a comprender el mundo en que vivimos ya mejorarlo continuamente, ofreciendo constantemente otras alternativas que busquen conseguir el equilibrio ecológico, social, económico y político. Como ya indiqué en un artículo anterior (Gómez Piñeiro, 1978) nos sigue haciendo falta una Geografía. sin adjetivos que la limiten y encasillen ideológica, conceptual o metodológicamente, y que sea de, por y para todos los hombres, permitiéndonos producir, bajo nuestro propio control, las formas de organización del espacio geográfico en el que se desarrolle nuestro grupo social. ¿No es este un porvenir prometedor para la Geografía, como ciencia es. pacial al servicio de todos los hombres? 

Fco. JAVIER GOMEZ PIÑEIRO 

 

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