Lurralde :inv. espac.

N. 5 (1982)

p. 13-19

ISSN 1697-3070

VARIACIONES DE LA PRECIPITACIÓN SEGÚN EL FLUJO

 ENTRE LA COSTA VASCA Y LA RIOJA LOGROÑESA

Recibido: Noviembre 1981

Eugenio RUIZ URRESTARAZU

Facultad de Filosofía y Letras.

Vitoria-Gasteiz

LABURPENA

Euskal kostaldetik Ebrora gifo kantauriar batetik mediterranear batera iragapen klimatiko bat gertatzen da. Prozesu honetan gehien bereizten denetariko elementu bat erauntsia da. Artikulu honetan j1uxuekin erlazionatuaz era dinamiko batez estudiatua izanen da. Horretarako fluxu bakoitzak aukeraturiko behatokietan sortzen duen erauntstaren portzentaiaren konparaketarajoko dugu. Zentzu honetan, hain eragin haundia duen erliebea laburki aurkeztu ondoren, iturriez eta erabiliriko metodoaz jardunen gara azkenik behatu ditzagun jasotako erantzunak, non ondorio adierazgarrienak nabarmentzen bait dira.

 

RESUMEN

Este artículo se centra en la observación de uno de los principales elementos del clima, la precipitación, contemplada bajo una concepción dinámica, en relación con las situaciones atmosféricas o, más en concreto, con los flujos que éstas establecen. El espacio comprendido entre la costa vasca y el Ebro presenta un interés sobresaliente desde el punto de vista climático. La transición que tiene lugar desde un ambiente cantábrico a otro de carácter mediterráneo continentalizado se presta a múltiples matices locacionales y comparativos que no escapan a la atención de los geógrafos.

Palabras clave: clima, climatología, precipitación, flujo, costa,  País Vasco, La Rioja

 

1. Centrando el tema.

El espacio comprendido entre la costa vasca y el Ebro presenta un interés sobresaliente desde el punto de vista climático. La transición que tiene lugar desde un ambiente cantábrico a otro de carácter mediterráneo continentalizado se presta a múltiples matices locacionales y comparativos que no escapan a la atención de los geógrafos.

Este artículo se centra en la observación de uno de los principales elementos del clima, la precipitación, contemplada bajo una concepción dinámica, en relación con las situaciones atmosféricas 0, más en concreto, con los flujos que estas establecen.

Dentro del marco espacial citado, el total de precipitación es en conjunto decreciente de norte a sur. Tal descenso pluviométrico se debe a la actuación de unas situaciones atmosféricas concretas sobre una región configurada topográficamente de un modo determinado.

Los grandes rasgos del relieve de nuestra zona son, pues, factores de primer orden en la explicación de los contrastes pluviométricos. .Entre la costa y el tramo riojano del Ebro se insertan una serie de cadenas montañosas orientadas en dirección W -E y paralelas entre sí. Desde el mar basta las montañas de la divisoria cantábrico -mediterránea se ubican una serie de colinas y sierras que, aún alcanzando en ocasiones alturas superiores a los 1000 m., no impiden a las masas de aire circular con facilidad pues no formando alineaciones elevadas continuas presentan numerosos valles longitudinales y corredores longitudinales. No obstante, su papel inestabilizador es patente.

El primer gran obstaculo topográfico lo encontramos en la cadena divisoria, la cual, aunque de alturas modestas (Gorbea, 1475 m., Aitzgorri, 1544 m.), condensa con facilidad la humedad de las masas de aire. Esta cadena, a través de la sierra de Aralar (Irumugarrieta, 1427 m.) tiende a enlazar con el alto Pirineo navarro.

AI sur de la Llanada alavesa se yerguen los Montes de Vitoria que ganando altura hacia el este (Kapilduy, 1180 m.) se continúan por las sierras de Iturrieta, Entzia y Urbasa- Andla. El Perdón y Alaiz (Eloillendi, 1289 m.) cierran por el sur la Cuenca de Pamplona.

Antes de llegar a la Rioja otro nuevo contrafuerte montañoso, la sierra de Cantabria (Palomares, 1436 m.), termina por desecar las masas de aire de procedencia cantábrica.

Estas alineaciones montañosas principales acrecientan la precipitación o desecan el aire en una u otra vertiente según la dirección del flujo predominante.

Aquí está el objeto central de este artículo: conocer la capacidad pluviométrica comparativa de los distintos flujos sobre varias comarcas del ámbito elegido.

2.- Fuentes del estudio método empleado. !

Se han escogido cinco observatorios en los que la fiabilidad de los datos diarios de precipitación es satisfactoria y su ubicación de ciertas comarcas de la transición. Dos en la costa, Sondica e Igueldo, otros dos en las cuencas intermedias, Vitoria y Pamplona, y uno en el Ebro, Agoncillo, aguas abajo de la capital logroñesa (1).

La época estudiada se circunscribe a los alios 1968- 70 que registran unas precipitaciones acordes con las medias correspondientes a períodos más largos y cuentan con una tipología muy variada de tipos de tiempo.

La precipitación diaria de los observatorios citados para el período elegido se ha obtenido directamente de los Centros Meteorológicos correspondientes. Así, los datos de Vitoria, Pamplona y Agoncillo en el Centro Meteorológico del Valle del Ebro, sito en Zaragoza, y los de Sondica e Igueldo en San Sebastián, sede del Centro Meteorológico del Golfo de Vizcaya.

Los días se han catalogado según el flujo dominante tal como aparecen en los mapas sinópticos del Boletín Diario del Servicio Meteorológico Nacional (2).

El método de trabajo ha seguido los siguientes pasos. Tras la asignación a cada día de su flujo correspondiente, se han agrupado aquellos según los 8 flujos principales. Se han sumado cada observatorio por separado, las precipitaciones registradas de cada grupo de días clasificados por flujo. Por último, se han calculado los porcentajes que suponen sobre el total de las precipitaciones de cada lugar dichas sumas parciales.

Estos tantos por ciento sobre el total particular de cada observatorio son los que han servido para establecer las comparaciones. Estas últimas, pues, no se basan en cantidades totales de precipitación sino en porcentajes sobre esos totales (3).

En resumen, la variación espacial observada se deduce de las diferencias que existen en la proporción de lluvia que cada flujo aporta en cada una de las ciudades independientemente .

3.- Los resultados.

3.1.- La variabilidad porcentual en los totales pluviométricos.

Los valores registrados se expresan en el cuadro 1 y en Ios gráficos 1, 2a y 2b, de cuyo comentario surgirán las conclusiones más reveladoras.

Como primera aproximación sintética pueden observarse en el gráfico los porcentajes de precipitación que aportan las situaciones agrupadas por sectores.

De su examen se deduce que la ordenación de los sectores según su capacidad pluviométrica coincide en todos los observatorios. Esta quiere decir que el sector más lluvioso, N -NW , lo es tanto en la costa como en el Ebro. Otro tanto cabría decir del más seco, S -SE.

El orden, de mayor a menor capacidad pluviométrica, queda así : N- NW , W-SW, E-NE, S-SE.

Los flujos oceánicos, y entre ellos los del 1.er cuadrante, son los que más riego proporcionan en toda la región. Los menos lluviosos vienen representados por los que proceden del interior de la Península o del Mediterránea.

La transición, sin embargo, se patentiza al observar los valores absolutos de cada estación meteorológica. El sector N -NW ve decrecer de norte a sur su intensidad de riego y, paralelamente, su porcentaje sobre el total de precipitación que es lo que aquí tratamos. Desde el 56,3% en Sondica hasta el 38,4% en el observatorio de Agoncillo. En las tres capitales vascongadas se recogen con este sector de flujo más de la mitad de las precipitaciones totales. En la ciudad navarra se inicia un cierto descenso bastante perceptible.

Con los sectores del 3° y 4° cuadrante la situación es inversa, si bien no se alcanzan las diferencias porcentuales del caso anterior. El porcentaje sobre la lluvia total aumenta hacia el interior, logrando Logroño los valores más elevados. Se denota aquí la influencia de los temporales mediterráneos.

El sector W -SW obtiene unos valores parecidos en todas las comarcas, entre el 20 y el 25% del total, por razones que se verán al estudiar los flujos por separado.

Estos con su porcentaje de lluvia correspondiente se reflejan en el cuadro nº 1.

El flujo que más proporción de lluvia ocasiona es el NW, excepto en el Ebro donde el N le supera ligeramente. A aquél le siguen el N. y el W. Tras estos tres flujos más lluviosos, las influencias dominantes se entremezclan y superponen en las distintas comarcas denotando el grado de transición.

El SE cobra mayor importancia en el Ebro y la Cuenca de Pamplona, hasta donde llegan con claridad las lluvias mediterráneas. Otro tanto puede notarse con el flujo del E.

El del SW riega con más profusión comparativa las comarcas interiores que las costeras. Entre aquellas destaca la Llanada alavesa por ser más occidental. La Rioja, a pesar de su situación meridional, no agranda su porcentaje por hallarse en la «cazuela» orográfíca de la Depresión del Ebro (Biel Lucea, A. y García de Pedraza, L., 1962).

El efecto foehn originado por la brusca caida de las masas de aire desde las cumbres de la divisoria cantábrico -mediterránea hasta el nivel del mar explica la escasa importancia de las lluvias costeras bajo este flujo de origen sudoccidental.

El flujo del W presenta porcentajes similares en los cinco observatorios. Ello se debe a que participa de caracteres propios de los vientos que lo enmarcan por el norte y por el sur. En concreto, la franja litoral recibe en ocasiones alturas de lluvia elevadas debido a la frecuente torsión hacia el Valle del Ebro que sufre este flujo en el vértice del Golfo de Vizcaya (Uriarte, 1977,1979).

El del S, por lo general poco perturbado y desecado al atravesar las rugosidades peninsulares sucesivas, es el menos lluvioso con un ligero gradiente de descenso hacia el norte.

Este último carácter citado -descenso o aumento del porcentaje de precipitación siguiendo la dirección de los meridianos- es definidor de los rasgos de transición, ya que en el se conjugan las situaciones atmosféricas que crean los flujos y el papel del relieve.

Los flujos del primer cuadrante, incluido el del N, señalan el carácter atlántico. Su porcentaje de precipitación es descendente al bajar en latitud, como consecuencia del alejamiento del océano y de los condensadores de humedad que forman las sierras transversales. La disminución es más palpable con el NW, pues las comarcas meridionales quedan, por lo general, más alejadas en la zona de mayor inestabilidad.

Son los dos únicos flujos con este comportamiento (4).

Los de componente S -SW, S- SE y el del E ven menguar su porcentaje hacia el Cantábrico. El efecto desecante de las cadenas montañosas actúan de modo inverso. Hay que añadir el influjo, ya mencionado, de los temporales mediterráneos que afectan sobre todo a las áreas más meridionales al remontar la Depresión Ibérica hacia su cabecera.

Por último, quedan dos flujos cuyo reparto pluviométrico no ofrece apenas gradiente. Son los del W y NW. El primero ha quedado explicado. Las precipitaciones del NE son fruto, en numerosas ocasiones, de gotas frías peninsulares o cobijadas en el Mediterráneo occidental que provocan una inestabilidad generalizada y no selectiva. De ahí que sus montantes sean comparables.

3.2, -La variabilidad porcentual en la intensidad diaria de las precipitaciones.

Otra forma de expresar la transición costa vasca-Ebro consiste en observar la intensidad de precipitación diaria que cada flujo produce, tal como viene dibujada con intervalos marcados en tantos por ciento sobre cada total particular en los gráficos 2a y 2b.

El SE, N, NW, y E proporcionan la mayor intensidad. El primero y el último obtienen gran parte de sus destacadas intensidades diarias a causa de fenómenos tormentosos veraniegos y de embolsamientos fríos respectivamente. Los otros dos por temporales atlánticos y por invasiones frías a todos los niveles, de procedencia nórdica y muy inestables, consecuencia en ambos casos de ondulaciones de la corriente zonal.

" Las lluvias del NE y, sobre todo, del SW son poco intensas.

Los índices de intensidad decrecen desde el litoral hacia las comarcas interiores, lo que contradice la extendida idea de la suavidad de las lluvias en la costa vasca. Llueve mucho y de forma intensa.

Entre las cuencas intermedias de Vitoria y Pamplona destaca esta última por su mayor violencia en las precipitaciones. La Rioja, por su parte, recibe cantidades diarias más reducidas con casi todas las situaciones.

4.- Conclusiones.

1. Los sectores de flujo más lluviosos y los más secos son los mismos para todas las comarcas.

2. Los flujos oceánicos son los que más riego proporcionan en toda la región. Los más secos proceden del interior peninsular .

3. Los del cuarto cuadrante adquieren valores porcentuales más altos en el Ebro y Cuenca de Pamplona que en el resto.

4. Otro tanto ocurre con el SW en todas las comarcas interiores.

5. Los del NW y N obtienen un porcentaje que decrece hacia el sur. Los de componente S -SW, S y SE- y el del E lo aumentan en la citada dirección, los restantes -W y NE no ofrecen apenas variación.

6. Los flujos del N, NW, SE y E acaparan las intensidades diarias más elevadas.

7. Los índices de intensidad decrecen desde el litoral hacia el interior .

CUADRO N° 1

Porcentaje de precipitación que aporta cada situación (1968-1970)

  N NE E SE S SW W NW TOTAL
SONDICA 25,3 10,1 3,3 8,4 1,4 5 15,5 31 100
IGUELDO 21,6 9,8 2,7 6,4 1,6 5 19,9 33 100
VITORIA 22,6 10,7 4,8 7,6 3,6 8,7 14 28 100
PAMPLONA 18,6 9,4 7,5 10,2 3 8,3 16,9 26,1 100
AGONCILLO 19,5 11,2 10,8 14 3,1 8,3 14,2 18,9 100

Gráfico 1: porcentaje anual de precipitación que aportan las situaciones agrupadas por sectores

Gráficos 2a y 2b: Reparto de la precipitación según los flujos...

BIBLIOGRAFÍA

BIEL LUCEA, A. y GARCÍA DE PEDRAZA, L., (1962) El clima de Zaragoza y Ensayo climatológico para el Valle del Ebro. Madrid.

COMELLAS, J .L., .Los estados de tiempo en la Cuenca de Pamplona». Geographica. año X- XI, Zaragoza, 1963 -1964, pp. 3- 34.

CREUS, J. y PUIGDEFABREGAS, J., (1978) .Influencia del relieve en la distribución de !as precipitaciones máximas : un ejemplo pirenaico» .Cuadernos de Investigación; Logroño.

FLORISTÁN SAMAMES, A. , (1975) Urbasa y Andia, solar de los navarros. Pamplona.

 FLORISTÁN SAMAMES. A., (1975) El clima de Pamplona y de las ciudades vecinas. Pamplona.

 GARCÍA DE PEDRAZA, L., (1964) La predicción del tiempo en el Valle del Ebro. Madrid.

RUIZ URRESTARAZU, E., (1981) La transición climática del Cantábrico Oriental al Valle Medio del Ebro. Tesis doctoral sin publicar .

SÁNCHEZ GABRIEL, M., (1979) Climatología y Bioclimatología aplicadas a la Rioja. Logroño.

SERVAIN, J., (1977) Convention de recherche portant sur; étude de quelques donnes historiques relatives au proche Atlantique faite en liaison avec la Climatologie. Brest.

URIARTE, A., (1977) «El régimen pluviométrico en San Sebastián». Munibe, n.º 12, San Sebastián, pp. 111- 164.

URIA:RTE, A., {1979) El régimen de precipitaciones en la costa N y NW de la Península ibérica. Tesis doctoral sin publicar .

NOTAS

(1) La altura y coordenadas de estos observatorios es la siguiente. Altitud en m.

Coordenadas

Sondica 4S O°46'E 43° 18'N Igueldo 258 1° 39'E 43° 18'N Vitoria 550 I°O2'E 43°04'N Pamplona 449 2°O3'E 42°49'N Agoncillo 345 1° 24'E 42°27'N

Según Situación geográfica e indicativas de las estaciones pluviométricas españolas = S.M.N., Madrid, 1968. Las longitudes están tomadas respecto a Madrid.

Debe entenderse, por tanto, que los resultados obtenidos se aplican a las áreas cubiertas por dichos observatorios. A lo largo del artículo se emplea indistintamente el nombre del observatorio o el de la ciudad junto a la que se encuentra. Así, Sondica-Bilbao, lgueldo-San Sebastian, Agoncillo-Logroño.

(2) Para ello se han tenido en cuenta los mapas de las 00, 12 y 18 horas.

(3) Las cantidades de lluvia recogidas en los cinco observatorios durante el periodo 1931- 60 son las siguientes: Sondica 1249 mm  Igueldo 1506 mm. Vitoria 844 mm. Pamplona 1077 mm. Agoncillo 442 mm.

Según la Guía resumida del tiempo en España. 5.M.N.. Madrid. 1968. La precipitación de la capital navarra parece abusiva tal como lo puso de manifiesto Floristán en El clima de Pamplona y de las ciudades vecinas. Pamplona. 1975.

(4) Debe tenerse siempre presente que se habla de tantos por cientos respecto del total de cada observatorio en particular y no de efectivos totales.