ITINERARIO Nº 7

EL VALLE DEL RIO PURON: SECTOR COMPRENDIDO

ENTRE RIBERA y HERRAN

María José GONZALEZ AMUCHASTEGUI

Universidad del País Vasco

1INTRODUCCION

El sector del valle del rio Purón aqui analizado, se inscribe en la unidad más amplia de Valderejo recientemente (febrero de 1992) declarada parque natural, constituyendo la primera zona de Alava que recibe esta categoría El valle del río Purón es el que define prácticamente los limites del parque natural de Valderejo, a excepción de la zona oriental en la que el valle del pequeño arroyo Paules, afluente del Omecillo, efectúa un pequeño entrante

Se sitúa en la palie occidental de Alava (Fig 1), en el pequeño saliente que ésta presenta en el límite con el norte de Burgos, provincia de la que parte el itinerario aquí presentado Administrativamente Valderejo pertenece al ayuntamiento de Villanueva de Valdegovia desde que en el año 1967, perdió la categoría de ayuntamiento Se trata de una de las zonas más elevadas de Alava con altitudes que oscilan entre los 580 m que presenta el cauce del río Purón en las proximidades de Herrán, y los 1226 m alcanzados por la peña Vallegrull al NW de Ribera

La localización de esta zona en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica, pero sin inscribirse de lleno en el ámbito mediterráneo permiten definir a este sector como de transición o intermedio entre la zona cantábrica y la más interior, castellana, caracterizada por la fuerte continentalidad; este carácter de transición queda plasmado en sus rasgos climáticos y biogeográficos

2. CLIMA

Hay dos factores que determinan la caracterización climática de este sector

  • Su situación en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica y por lo tanto a sotavento de los vientos. y al norte del valle del Ebro sector caracterizado por la fuerte continentalidad y el claro carácter mediterráneo
  • Sus características regionales: altitud elevada y disposición topográfica en valles casi cerrados.

ig. 1: Localización del itinerario propuesto

Climáticamente por tanto, este espacio puede definirse como hemos dicho, de transición entre el clima atlántico y el mediterráneo, participando de las características de ambos ambientes.

Dada la inexistencia de observatorios meteorológicos en esta zona, ha sido necesario recurrir a estaciones próximas para llevar a cabo su caracterización climática; se ha descartado el observatorio de Barcina del Barco ya que cubría un período de tiempo muy corto y se ha seleccionado Bóveda, que aunque tampoco reúne el período exigido de 30 años, sí ofrecía una serie suficiente para realizar una aproximación al clima regional; además su localización en las cercanías del valle permitía la extrapolación de los datos.

2.1.Precipitaciones

La precipitación media anual en este observatorio es de 774 mm., distribuidos mensualmente del siguiente modo:

- P.mm.
Enero 94,7
Febrero 81,5
Marzo 60,5
Abril 67,2
Mayo 65
Junio 63,2
Julio 23,9
Agosto 32,7
Septie. 48,9
Octubre 64,3
Noviem. 86,3
Dicie. 85,8

En cuanto a las estaciones, la distribución de las precipitaciones es:

Invierno

Primavera

Verano

Otoño

% Precipitación

30.5

25.3

13.6

30.6

Se trata de una distribución pluviométrica que no presenta una única estación húmeda, sino que las precipitaciones se concentran fundamentalmente en el otoño y el invierno y sobre todo en los meses de noviembre, diciembre y enero, siendo éste último el mes más lluvioso con 94,7 mm. de media, lo que representa el 12,2% del total de la media anual.

Durante los meses de verano se produce un descenso de las precipitaciones lo que señala la existencia de una sequía estival, que aunque no es muy marcada, está indicando la presencia de una cierta mediterraneidad. Julio es el mes más seco al recibir 23,9 mm. de media, lo que significa e13, 1% de la precipitación media anual.

2.2.Temperaturas

La temperatura media anual es de 11,1oc' 10 que indica un clima no muy riguroso aunque con inviernos frescos en los que no están ausentes las olas de frío, sobre todo en los meses de enero y febrero que son los más fríos del año y más excepcionalmente en noviembre y diciembre.

-

Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septie.

Octubre

Noviem.

Dicie.

TºC.

3,9

4,9

8

10

2,6

15,9

18,9

18,2

15,2

12,2

7,7

5

El verano no es muy caluroso, siendo julio el mes que presenta las temperaturas más elevadas (18,9°C). La conjunción de las temperaturas más altas y el descenso de las precipitaciones es la responsable de la existencia de una sequía estival que se extiende por los meses de julio y agosto (Fig. 2), si bien en este último ya de un modo muy moderado. Este rasgo manifiesta una influencia mediterránea que se hace más nítida en el sector concreto del valle del Purón que nos ocupa ya que la apertura del valle en Herrán parece permitir la entrada de la influencia mediterránea procedente del valle de Tobalina; este hecho se plasma también en el tipo de vegetación y en el cultivo de árboles frutales en Ribera, tradicionalmente importante y hoy tan sólo atestiguado por la presencia diseminada de algunos pies de árboles frutales, sin que este aprovechamiento fuera posible aguas arriba de dicho pueblo.

Finalmente, hay que hacer una pequeña referencia a la influencia que la topografía local puede introducir en la definición de ambientes climáticos más reducidos. Así las montañas que cercan Valderejo frenan las masas húmedas del NW, donde descargan dando lugar a un ombroclima más húmedo; se establece así una primera diferenciación entre umbrías y solanas. Asimismo, las umbrías presentan un microclima más fresco como consecuencia de que tan sólo reciben la luz solar muy oblicuamente, lo que provoca que permanezcan en una penumbra casi constante. Además, es frecuente la condensación en forma de nieblas provocadas por el enfriamiento de la masa de aire que asciende por las laderas. Las solanas por su parte, presentan un ambiente más cálido y seco como consecuencia de la mayor insolación y del resto de los factores ya mencionados.

Esta diferenciación se plasma con mucha claridad en la distribución de las especies vegetales dando lugar a paisajes muy diferenciados.

3. GEOMORFOLOGIA

El área aquí analizada pertenece al dominio estructural de la Cordillera Cantábrica, en su vertiente meridional y se inscribe en un dominio de sierras de dirección general WNW-ESE.

El relieve, que es el elemento configurador del paisaje, puede definirse como relieve estructural, ya que hay una total fidelidad de éste a las estructuras que quedan definidas por una tectónica de plegamiento. Se trata, al igual que en otros aspectos, de una zona de bisagra estructural, dado que es un sector de influjos encontrados procedentes del macizo asturiano y de los Pirineos, respondiendo a ellos con una tectónica de revestimiento en la que la cobertera eocena y mesozoica se adapta a la tectónica del zócalo profundo. Además, se trata de un relieve conforme en el que los anticlinales coinciden con las partes elevadas y los sinclinales con las más bajas.

Fig. 2 Climodiagrama de Walter-Gaussen. Estación de Bóveda. Periodo de 17 años

Este conjunto se organiza a partir de una serie de unidades tectónicas (Fig. 3); el valle del río Purón más concretamente, queda en marcado por la sierra de Arcena por el SW y la sierra de Bóveda por el NE, alineaciones que constituyen los flancos de un anticlinal desventrado.

Se trata de un relieve estructural que forma parte del gran eje anticlinal de Lahoz, de dirección NW-SE con tendencia a situarse E-W en su zona terminal, y cuyas dimensiones aproximadas son de 23x5 km. El flanco N de este anticlinal presenta buzamientos más marcados e incluso subverticales, que el flanco S, y su núcleo está fallado por un sistema de fallas de dirección E-W (Figs. 3 y 4).

Presenta una morfología elíptica como consecuencia del cierre NW periclinal, constituyendo como se ha dicho, un magnífico ejemplo de anticlinal desventrado. Afecta a materiales cretácicos de naturaleza carbonatada con un núcleo formado por las arenas del Albiense, sector más deprimido dada la mayor deleznabilidad de los materiales.

Litológicamente predominan los materiales calizos y dolomíticos extendidos por todo el Cretácico, con intercalaciones de pisos y niveles margosos; esta alternancia de materiales de distinta deleznabilidad, favorece el desarrollo de una erosión diferencial, erosión que se centra con especial intensidad en los niveles margosos y cuyo primer efecto puede apreciarse en la mayor o menor apertura del valle en función de los terrenos atravesados (Fig. 5).

Esquema tectónico. Fuente IGME

Fig. 5 Perfil longitudinal del río Purón y cortes transversales del valle.

3.1.Formas de modelado

Siendo éste un ámbito en el que predominan los materiales calcáreos las formas exokársticas son bastante marginales y se sitúan en las bóvedas de los anticlinales o en los reversos de las cuestas y por tanto su importancia es escasa; por el contrario, el endokarst presenta un desarrollo extraordinario.

Predomina un modelado fluvial en el que el río Purón ha excavado un valle cuya morfología se encuentra en relación directa con la dureza de los materiales atravesados, de tal modo que el río presenta un valle estrecho en las calizas y dolomías del Coniacense y del Santoniense, y un valle amplio en las arenas del Albiense y en los niveles margosos del Turoniense y del Santoniense (Fig. 5).

En relación con los valles fluviales y las surgencias kársticas que se sitúan en las paredes de este tramo del río Purón (Herrán-Ribera), aparece un conjunto de acumulaciones tobáceas que presentan una importancia geomorfológica grande. Son muy numerosos los edificios tobáceos y travertínicos en toda esta zona, así aparecen preciosos ejemplos en Frías, en Tobera y ligadas a todo el valle del río Molinar; en este sentido, llama la atención los múltiples topónimos que hacen referencia a este tipo de formaciones: valle de Tobalina, Tobera, valle Toba, Tobillas, Tobalinilla, etc.

Las tobas constituyen depósitos carbonatados de origen químico por precipitación de los carbonatos que marchan disueltos en las aguas procedentes de los macizos calcáreos que ocupan esta región. Forman parte de la reacción reversible: disolución -precipitación, o karstificación-construcción de edificios tobáceos. Constituyen por tanto, los depósitos correlativos de importantes fases de karstificación (NICOD, 1986).

Por otro lado, su estudio presenta un interés muy elevado ya que permite una aproximación a la reconstrucción de la evolución del paisaje; en efecto, el conocimiento de las condiciones y los mecanismos necesarios para la construcción de las tobas, dota a estas acumulaciones de un significado paleoecológico que permite la posibilidad de reconstrucción del ambiente en el que se edificaron estos conjuntos carbonatados; así estas acumulaciones aportan información desde el punto de vista:

  • Paleoecológico: la construcción de los edificios tobáceos requiere una serie de condiciones ambientales: fitoestabilización de las laderas que impida los aportes de terrígenos a las aguas, insolación, pluviosidad, flujos de agua tranquilos sin fuertes estiajes, un nivel de base estable, ausencia de ciclos de hielo-deshielo.
  • Florística: Las tobas y travertinos presentan multitud de restos vegetales, semillas, pólenes así como núcleos y restos de tallos, hojas y frutos, cuyo estudio, unido al de los restos de carbón, permiten una aproximación a la reconstrucción del paisaje vegetal.
  • Faunística: El estudio de los restos de microfauna, moluscos esencialmente, presentes en los depósitos tobáceos, permiten una aproximación en este mismo sentido, sobre todo con la aparición de indicadores cuyos requerimientos ecológicos han sido perfectamente estudiados.

En este sector del valle del río Purón aparecen los dos grandes tipos de acumulaciones tobáceas:

I. Acumulaciones tobáceas asociadas a surgencias de aguas subterráneas. No aparecen ejemplos espectaculares de este tipo, aunque puede apreciarse un pequeño edificio en la margen derecha del río Purón, tras atravesar el límite entre las provincias de Burgos y A)ava. Su localización se asocia al contacto entre litologías de permeabilidad diferente (margas y calizas) a partir del cual las aguas se canalizan para aflorar en superficie. Estas han adquirido un alto grado de mineralización a partir de la disolución de las masas carbonatadas atravesadas subterráneamente que componen todo este sector. Una vez en superficie las aguas sufren una serie de modificaciones bio-físicoquímicas que rompen su equilibrio, produciendo la precipitación de carbonatos. Están formadas por lechos groseramente estratificados que se adaptan a la morfología de la ladera.

II. Acumulaciones tobáceas de fondo de valle. Se asocian al antiguo fondo del río Purón, donde constituyen un relleno importante; llegan a alcanzar en algunos puntos los 10 m. de espesor y entre ellos pueden diferenciarse dos subtipos:

-Las acumulaciones calcareníticas, se asocian a tramos del cauce donde la dinámica de las aguas es muy tranquila como consecuencia de situarse en tramos del valle donde el perfil es extremadamente tendido, o bien por ser una zona en la que las aguas han quedado parcialmente retenidas por la presencia de un edificio tobáceo de barrera o por el estrechamiento del valle como ocurre en este caso. Este tipo es el que mejor se halla representado en el valle del Purón, en el que forma grandes replanos, desde Santa Ana hacia aguas abajo (Fig. 5).

-Edificios tobáceos de barrera situados en rupturas de pendiente del perfil longitudinal del río; este tipo puede observarse en el estrechamiento que sufre el valle del Purón, después de Ribera, también a su salida e inmediatamente aguas abajo de la confluencia de este río con el afluente que llega por su margen derecha, donde se sitúa el mejor ejemplo de este tipo (Fig. 5).

Los edificios de barrera que aparecen en este sector funcionan a modo de cascadas con una disposición perpendicular al cauce del río Purón, al que cierran. Reúne las condiciones necesarias para la construcción de este tipo de formaciones: existencia de un valle estrecho que va a dar a una ruptura de pendiente, un perfil longitudinal del río suave con una alimentación fundamentalmente procedente del karst y un paisaje en el que abunda la vegetación higrófila (CASANOVA, 1981 ).

Este tipo de edificios ha sido descrito en numerosas zonas (Plitvice, Croacia, (ROGLIC, 1981), La Provenza (CASANOVA, 1981), Ruidera (GONZALEZ MARTIN y otros, 1987», y su modelo de construcción y funcionamiento es asimilable a ellos.

La génesis de la construcción del edificio tobáceo comienza por la presencia de una ruptura en el perfillongitudinal del río, lo que provoca la agitación de las aguas, su desgasificación y la consiguiente precipitación de carbonatos en un proceso de tipo físico-químico; pero además estos puntos de buena oxigenación, luminosidad y escasa profundidad son propicios para la colonización vegetal que a través de la fotosíntesis altera la reacción de equilibrio del agua provocando indirectamente la precipitación de carbonatos, con un origen, esta vez, biológico, generándose el embrión de la barrera travertínica.

De este modo se produce la construcción del edificio de barrera que crece en la vertical y el origen de un edificio tobáceo que al crecer en la vertical puede ocasionar el represamiento parcial de las aguas del río. En este sector del valle del Purón, puede apreciarse la superposición de capas cuyo espesor oscila entre uno y varios centímetros; desde su base hacia las partes altas del edificio, pueden diferenciarse lechos constituidos por facies de musgos -éstos se sitúan en las zonas de máxima agitación de las aguas-, dispuestos en capas de suave pendiente que reflejan la antigua morfología del cauce. Hacia las partes altas del edificio puede observarse cómo estos lechos se fueron verticalizando progresivamente a medida que la barrera tobácea fue adquiriendo más altura y el salto de agua fue mayor. También es importante la función desempeñada por la acción combinada de las algas y las bacterias que dan lugar a la construcción de un tapiz algo-bacteriano que conforma los encostramientos estromatolíticos, formaciones típicas de los edificios de barrera. Además, en los sectores laterales del edificio tobáceo, donde la energía del agua era inferior, se instaló una vegetación formada fundamentalmente por cañas y juncos, cuya existencia queda reflejada en las facies de tallos y tubos tobáceos.

De modo concomitante a la construcción de estos edificios, se produce la karstificación y formación de conductos internos en el interior de la masa tobácea, sirviendo de desagüe parcial del edificio; su desarrollo puede conducir al desplome y colapsamiento del edificio. A la vez que se produce el crecimiento vertical de la barrera que llega a cerrar el cauce, se produce una progradación horizontal de los edificios tobáceos hacia aguas abajo como consecuencia de la formación de estos conductos internos que crean nuevas situaciones de precipitación de carbonatos, y de la colonización de las briofitas de la zona de ruptura de pendiente, de modo que la fuerza de la corriente y de la gravedad, llevan a la progradación de los travertinos.

Hay que hacer una pequeña observación respecto a las acumulaciones tobáceas y es que aunque están presentes en la mayor parte de los dominios morfoclimátiCOS, es en el ámbito mediterráneo en el que alcanzan una mayor profusión y en el que se da una mayor variedad de sus manifestaciones de tal modo que puede decirse que poseen una "significación global mediterránea" (VAUDOUR, 1984).

Finalmente, las laderas son sectores en los que concurre la acción combinada de una serie de factores geomorfológicos. Así su naturaleza litológica, determina en este caso la existencia de escarpes vertical izados en función de la resistencia de los materiales, Es también importante la huella dejada por procesos geomorfológicos que han actuado tanto en tiempos pasados como en la actualidad. Las acumulaciones coluvionares que tapizan la mayor parte de las laderas de este sector son indicadoras de momentos en los que se ha producido un cambio en las condiciones climáticas hacia temperaturas más bajas y en los que no existe un recubrimiento vegetal capaz de proteger los roquedos lo que ocasiona la emisión de material procedente de las paredes dando lugar la formación de los conjuntos coluvionares que recubren las laderas. La formación de estos puede corresponder a episodios antiguos del Cuaternario o a etapas más modernas, conformando entonces los canchal es que regularizan gran número de las laderas de este valle.

También en las laderas, como hemos dicho, aparecen algunos ejemplos de acumulaciones tobáceas, que han sido descritos conjuntamente con el resto de las formaciones tobáceas con el fin de obtener una mayor claridad.

3.2. El río Purón

Nace en torno a los 1.150 m. de altitud en la sierra de La Bóveda, en las proximidades de los picos Lerón (1.240 m.) y Lerón I (1.236 m.) y marcha con una disposición NNW-SSE por el gran eje anticlinal cretácico de Lahoz que se encuentra muy fracturado aprovechando el afloramiento de las litologías más deleznables. Tras atravesar toda la banda cretácica, el río llega a los materiales del Mioceno inferior constituidos por calizas, arenas y arcillas blancas que buzan en la misma dirección que el Cretácico aunque mucho más suavemente. A partir de aquí el río presenta un amplio valle con una extensa llanura de inundación y depósitos aluviales y terrazas algo elevadas sobre el cauce con una edad que parece ser pleistocena. Estas se asocian también al río Ebro donde presentan un gran desarrollo. En esta zona las terrazas quedan colgadas a pocos metros, quedando tan sólo retazos aislados y separados por barranquillos y arroyos. En este sector, cuando el río amplía su valle, atraviesa la Formación de La Bureba (arcillas rojas, areniscas y arenas) del Mioceno medio -inferior, desembocando en el Ebro sobre esta Formación. En este momento atraviesa la gran unidad tectónica del sinclinal de Villarcayo-Medina.

4. VEGETACION Y FAUNA

Como consecuencia de la localización de esta zona en un espacio de transición, en este sector conviven especies atlánticas mesófilas con otras mediterráneas xerófilas. Pueden diferenciarse tres grandes ambientes (Fig. 6):

-Las cumbres, paredes verticales y canchales en las que la colonización vegetal presenta múltiples dificultades.

-Los sectores boscosos.

-Los fondos de valle recorridos por los ríos y donde se concentra la actividad humana.

En relación con este apartado hay que destacar la existencia de un trabajo reciente sobre el parque natural de Valderejo realizado por Fernández de Montoya y otros (1993) .

4.1.Cumbres, paredes verticales y laderas tapizadas por canchales

En primer lugar haremos referencia a las comunidades vegetales y animales que habitan las zonas rocosas, tanto cantiles y cresterías, como pedreras. Evidentemente se trata de un ambiente restrictivo caracterizado por la dureza de las condiciones, lo que exige una especialización de los organismos, que consiste en el desarrollo de un conjunto de adaptaciones que les permiten instalar ahí su hábitat. Son zonas en las que el viento ejerce su acción abrasiva y desecante, donde son frecuentes los ciclos de hielo/deshielo y en la que apenas existe una cubierta edáfica.

El grado de desarrollo de la cubierta vegetal en este ambiente está en relación con la morfología de las cumbres y paredes rocosas, de tal modo que cuanto más verticales y menos diaclasadas se presenten éstas, menor será la colonización vegetal y su grado de evolución. En muchos casos, aunque aparentemente no existe vida, los cambios en la coloración de la roca, suelen obedecer a la colonización de estos ambientes por parte de líquenes y musgos, organismos importantes en el proceso de meteorización de la roca y capaces de crear una fina capa de suelo que será colonizada posteriormente por plantas más exigentes.

Fig. 6.Cliserie de vegetación en las laderas del valle del ríoPurón. En: Fdez. de Montoya y otros, 1993

La presencia de fracturas y repisas favorece la colonización vegetal ya que permite la existencia de un suelo incipiente que sirve de soporte; así es frecuente la existencia de plantas especializadas como los helechos (culantrillos, romperrocas), algunos ejemplares de sabina negra (Juniperus phoenicea), el té de roca, las anémonas y de una formación muy típica de los paredones del río Purón, el brezal calcícola (Fig. 6), formado por la aulaga (Genista occidentalis) y el brezo común ( Erica vagans). Por otro lado, también es frecuente la presencia de comunidades nitrófilas asociadas a los roquedos en los que anidan las aves.

En las zonas menos protegidas y más afectadas por la acción del viento, la vegetación presenta un conjunto de adaptaciones a estas rudas condiciones; así, crecen con portes almohadillados, sus hojas presentan un recubrimiento céreo que reduce la transpiración y adoptan formas rastreras, como la gayuba (Arctostaphylos uva-ursi) que tapiza importantes extensiones de suelo de este sector, o el enebro enano (Juniperus communis subsp. nana). En este ambiente vive un endemismo de esta zona que es una pequeña aulaga, cuyo nombre científico es la Genista eliassennenii.

En las partes altas, el bosque no ha podido desarrollarse como consecuencia de la adversidad de las condiciones, tan sólo pequeños grupos de hayas y encinas;

También aparecen agrupaciones arbustivas formadas por matorrales como el endrino Prunus spinosa), enebros (Juniperus communis), la espirea (Spiraea hypericifolia) y el gillomo (Amelanchier ovalis).

En cuanto a la fauna, las cumbres y paredes rocosas son lugares favorables para el desarrollo de la comunidad ornítica, ya que ofrecen buenas condiciones para el refugio y localización de nidos. Tan sólo se citan las especies más importantes que habitan en este área; destaca en primer lugar la presencia del buitre leonado (Gyps ful- v us) que presenta una comunidad numerosa. También es importante la presencia de alimoches(Neophron percnopterus) y diversos córvidos, todos ellos necrófagos, desempeñando una importante función ya que sirven para eliminar restos orgánicos que de otro modo supondrían un importante foco de infección. Otras dos especies dig- nas de mención son el aguila real (Aquila chrysaetos) y el halcón peregrino (Falco peregrinus). Además, hay importantes comunidades de pájaros pequeños que viven en este hábitat.

Los canchales son medios también restrictivos para la ocupación vegetal y ani- mal y sólo son colonizados por plantas especializadas que presentan una serie de adaptaciones, como órganos subterráneos muy desarrollados que les permite fijarse al canchal; por lo general se trata de herbáceas que cubren pequeñas porciones de la pedrera. Por otro lado, hay que señalar que la colonización de los canchal es por parte de la vegetación son un signo inequívoco de que el proceso geomorfológico responsa- ble de su formación se ha paralizado o es muy débil, de tal modo que puede afirmarse que la mayor cubierta vegetal es el reflejo de la escasa o nula movilidad de los gelifrac- tos, o de los aportes de material procedente de los cantiles. Esta colonización es inicia- da por las herbáceas, posteriormente el canchal es recubierto por un matorral, pies arbóreos aislados y finalmente cubierto por la masa arbolada. El mundo animal está representado en este biotopo por la víbora aspid (Vipera aspis) y la lagartija roquera (Podarcis muralis), entre otros.

4.2.- Las zonas boscosas

Se encuentran recubriendo las laderas que contornean el valle del Purón y aun- que en la actualidad su extensión y variedad es muy diferente a la que tuvo antaño como consecuencia de la acción antrópica, pueden diferenciarse distintos tipos de bosques.

Los hayedos

El haya (Fagus sylvática) aparece en nuestro sector en forma de bosque mixto mezclada con otras especies como el fresno (Fraxinus excelsior), el tejo (Taxus baca- ta), el quejigo (Quercus faginea) o el pino albar (Pinus sylvestris).

El hayedo ocupó históricamente una gran extensión, incluso por el valle de Tobalina, localizándose por encima de los encinares y quejigares y constituirían el enlace entre los hayedos de los Montes Obarenes y las Parameras de la Lora con las masas más septentrionales. Los hayedos de este sector han ido desapareciendo como consecuencia de un ataque secular, aunque especialmente intenso en la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con un momento de especial pobreza de esta zona (1851) cuando se talaron grandes extensiones para obtener carbón para la industria siderúrgica vizcaina.

Los encinares

Es la formación que ocupa una extensión mayor en la zona; están formados por encinas o carrascas (Quercus ilex) y se localiza sobre todo en las laderas orientadas al sur. Se sitúa por encima del quejigar como consecuencia de un claro condicionamiento edáfico; esta localización se explica porque la encina es una especie xerófila que encuentra aquí una excesiva humedad, humedad que combate mediante su situación sobre rocas de acentuada sequedad, porosas, karstificadas y sin apenas cubierta edáfica.

El aspecto del encinar es el de un monte bajo, denso con individuos de talla media-baja ya que representa una etapa de degradación de origen antrópico, aunque no de destrucción ya que las encinas se sitúan en suelos no utilizables (litosuelos calizos). Estos bosques además se integraron desde muy antiguo en las economías domésticas ya que la encina se aprovechaba para la obtención de leña por su gran valor energético. Ello llevó a los concejos a conservar sus reservas, conviertiéndolas en bienes concejiles y obligación colectiva las tareas de conservación.

Es un bosque de aspecto cerrado con un sotobosque bien desarrollado en el que destaca la presencia de enebros (Juniperus oxycedrus), tomillo (Thymus vulgaris), especie muy frecuente entre Herran y Ribera, y muy rara aguas arriba de este pueblo.

En cuanto a la fauna, la propia morfología del encinar y la escasez de árboles viejos obstaculizan el desarrollo de una importante comunidad ornítica; entre las especies de mamíferos más destacables que habitan el encinar, se encuentra la gineta (Genetta genetta), el lirón careto (Eliomys quercinus) que como su nombre indica se asocia a bosques formados por árboles del género Quercus, el zorro (Vulpes vulpes), el gato montés (Felis sylvestris), el jabalí (Sus scrofa)...

Los pinares

El pino albar (Pinus sylvestris) forma importantes masas en toda la zona. Aunque se trata de una especie autóctona, la gran extensión que ocupa, se encuentra en relación con la actividad humana que mediante talas, incendios y pastoreo ha favorecido a esta especie frente a otras como el quejigo o el haya. En efecto, su mayor amplitud ecológica, su carácter pionero tras los incendios y el hecho del ataque preferente del ganado a los brotes jóvenes de las hayas y quejigos frente a los de los pinos jóvenes, ha favorecido la regeneración y extensión de esta especie. Su sotobosque está formado por un brezal-helechal con matas de arándanos (Vaccinium myrtillus). Es una especie cuya madera presenta una calidad media utilizada en construcción y para la fabricación de muebles.

El pinar alberga una importante comunidad ornítica y una fauna en general de composición muy semejante a la del hayedo ya que en muchos casos el pinar se sitúa sobre terrenos potenciales del hayedo. Puede destacarse la ardilla (Sciurus vulgaris) como uno de los mamíferos más representativos de esta formación vegetal; también hay que señalar la presencia muy común de un insecto que algunas veces adopta el rango de plaga: la procesionaria (Thaumetopocea pityocampa).

Los quejigares

Su área de extensión potencial es mucho mayor de la que ocupa en la actualidad, y así queda demostrado por la presencia de quejigos (Quercus faginea) en el interior de los pinares, o incluso la aparición de masas mixtas de quejigar-pinar. Sin embargo la reducción del quejigar también hay que ponerlo en relación con el hecho de que su localización a bajas altitudes le hace entrar en competencia con las tierras de cultivo, y así puede apreciarse en el vecino valle de Tobalina donde esta especie ha quedado reducida a los taludes sobre los conglomerados.

4.3. -Los fondos de valle

Finalmente, hay que hacer una última referencia a la vegetación que aparece en el fondo del valle del río Purón, describiendo someramente la vegetación de su ribera y la asociada a los campos de cultivo.

La vegetación ripícola no presenta una variedad importante en este sector sino que se reduce a una sauceda que bordea las orillas del río; como fauna piscícola destaca la presencia de truchas (Salmo truta fario) y piscardos (Phoxinus phoxinus).

En cuanto a los campos de cultivo, es importante señalar el papel ecológico que desempeñan los setos vivos ya que además de garantizar una diversidad ecológica sirven de alimento y refugio a una variada fauna; en este sentido, merece la pena destacar los setos del sector final del itinerario propuesto, en los alrededores de Ribera, formados por majuelos (Crataegus monogyna), endrinos (Prunus spinosa), distintos tipos de arces...

5. ITINERARIO PROPUESTO

El itinerario propuesto parte del pueblo de Herrán. Para llegar a este punto hay que coger la carretera que sigue el valle del Ebro por el embalse de Sobrón en dirección a Quintana Martín Galindez, atravesando el valle de Tobalina. Después de pasar Barcina del Barco, hay que coger la desviación a mano derecha hacia Gabanes, pasar éste, luego Promediano y finalmente se llega a Herrán. Una vez allí, se toma el camino que sigue el valle del río Purón hasta el pueblo de Ribera, donde finaliza el itinerario. En relación con este tramo del valle del río Purón, existen indicios de que el camino romano que comunicaba Briviesca con Orduña, atravesaría el río Purón tras haber cruzado el río Ebro por la localidad de Frías, sin embargo no existe una seguridad total al respecto.

1. Tras atravesar un pequeño tramo en el que el valle, excavado en las calizas santonienses presenta una morfología estrecha, el valle se amplía notablemente al pasar a los terrenos margosos de edad también santoniense. Puede observarse la disposición monoclinal de los estratos que conforman el flanco occidental del anticlinal de Lahoz; la diferente dureza de los materiales que componen el flanco, crea un sistema de pasillos ortoclinales que son aprovechados por la red fluvial.

En el inicio de la apertura del valle, en la margen izquierda del río Purón se observa una acumulación coluvionar que constituye un cono procedente del pequeño valle lateral que aparece en este sector. También hay que destacar los canchales que recubren las laderas. En esta zona se observa la primera acumulación tobácea en el fondo del valle; se trata de una terraza calcarenítica muy espesa dispuesta a ambos lados del cauce que presenta un techo extremadamente horizontal por el que discurre el camino. Esta misma formación aparecerá en otros puntos del valle, así como en otros valles próximos a esta zona; en ausencia de análisis más detallados que indiquen otra cronología, su edad podría ser holocena.

La vegetación dominante es un encinar o carrascal que recubre parte de las laderas orientadas al sur y en el que llama la atención su aspecto abigarrado que obstaculiza el tránsito por su interior. También aparece un matorral en el que destaca la presencia de boj.

2. De nuevo llegamos a un punto en el que produce un estrechamiento del valle como consecuencia de que el río atraviesa un nivel más duro formado por las calizas del Santoniense medio; tras este estrechamiento, comienza un tramo en el que el valle se amplia por hallarse sobre terrenos margosos. Otra vez aquí aparecen grandes acumulaciones tobáceas, semejantes a las anteriores y de naturaleza esencialmente calcarenítica; en ellas se encaja el cauce actual del Purón a partir de pequeñas cascadas. En este tramo, en la margen derecha del río aparece la pequeña formación tobácea lateral, anteriormente mencionada. Continuando aguas arriba llegamos a un punto en el que las formaciones tobáceas presentan formas y facies diferentes, son acumulaciones carbonáticas que representan la morfología de antiguas cascadas por las que se precipitaba el agua para salvar un desnivel; una observación detallada pemitirá reconstruir el antiguo cauce y apreciar la existencia de restos vegetales en su masa, alrededor de los cuales se ha precipitado el carbonato cálcico en una serie de bandas concéntricas de colores oscuros y claros. El análisis y reconocimiento de estos restos vegetales permitirá reconstruir parcialmente el bosque existente en el momento de la formación de las tobas.

En las laderas son frecuentes los desplomes, algunos de gran tamaño y canchales que tapizan las laderas.

La mayor amplitud del valle ha permitido el desarrollo de una vegetación ripícola compuesta por sauces y fresnos, mientras que las laderas aparecen cubiertas por encinas, pinos, un matorral de enebros y boj fundamentalmente.

Justo antes de llegar al siguiente tramo hay que señalar la presencia de un eremitorio excavado en la toba en el que los monjes se retiraban para llevar una vida en soledad; su edad puede remontarse a la época visigoda.

3. A partir de aquí el valle se estrecha, formando un auténtico desfiladero en el que el ambiente cambia bruscamente; efectivamente, el camino que hasta ahora transcurría por un holgado valle, pasa a adaptarse a un valle muy estrecho al atravesar las calizas y dolomías del Coniacense. En él siguen abundando las acumulaciones tobáceas, ahora restringidas a una estrecha formación que tapiza las paredes y que se conserva puntualmente en zonas especialmente protegidas quedando colgados sus restos respecto al talweg actual. En alguno de estos puntos, una vez que el camino pasa a la margen derecha del río, pueden observarse muy bien los restos vegetales que aparecen en el interior de la masa carbonatada, algunos incluso son fáciles de reconocer. Además en las paredes puede apreciarse la existencia de formas abovedadas y oquedades por las que circulaba anteriormente el agua.

Como se ha dicho, el ambiente cambia, hecho que queda patente en la vegetación, formada ahora por un bosque mixto formado por árboles de especies muy diferentes: tilos, tejos, hayas, pinos, quejigos o arces, entre otros.

Antes de llegar a un pequeño bosque formado por pinos y quejigos, todavía en el sector en el que el río circula profundamente encajado, puede observarse adosada a la pared derecha del valle la misma acumulación tobácea que hemos estado siguiendo, formada por una serie de lechos en el que se aprecia una nueva facies formada por restos de otras acumulaciones tobáceas que han sido destruidas aguas arriba y cuyos restos han quedado acumulados en este punto.

4. A continuación el valle de nuevo vuelve a abrirse al llegar a las arenas albienses donde aparecen extensas campas y al fondo se divisa el pueblo de Ribera, hoy abandonado y en el que destaca su Iglesia, en la que en el año 1981 se descubrieron un conjunto de pinturas góticas de gran interés. El pueblo queda rodeado por los escarpes de la sierra de Arcena y de la Peña de Carrias, cuyas laderas están recubiertas por una vegetación de pinos y hayas. En este punto concluye el itinerario propuesto.

Por último hay que señalar que este enclave de singular interés natural tanto por sus rasgos geomorfológicos como vegetales y taunísticos ha sido declarado parque natural en el año t 992 este hecho que señala el interés y la necesidad para proteger un espacio de caracteristicas peculiares, puede producir un efecto contrario al pasar de ser un espacio casi "olvidado" a constituir uno de los lugares preferentes para el excursionismo, soporfando en la actualidad una atluencia de visitantes que puede ser perjudicial para la permanencia y conservación de este espacio Por ello ya la vista de lo que está ocurriendo en ofros espacios protegidos donde se está imponiendo la necesidad de introducir medidas restrictivas es ahora el momento de establecer una normativa encaminada a la protección real de los espacios naturales que sirvan para evitar con la prevención la destrucción y desaparición de los enclaves de mayor

interés natural

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