Lurralde :inv. espac. N. 18 (1995) p. 137-154 ISSN 1697-3070

PROPUESTA METODOLOGICA PARA LA OBTENCION

DE GRADIENTES TERMOHIDRICOS ANUALES

Recibido: 1995-04-09

José Manuel SANCHEZ MARTIN

Dpto. GEOT. Universidad de Extremadura

Avda. de los Quijotes S/N.

10004 Cáceres

RESUMEN:

Los gradientes termohídricos anuales tienen un considerable interés, pues permiten obtener, de una forma aproximada, las principales variables climáticas de las zonas carentes de observatorio. Para elaborarlos hemos utilizado una técnica multivariante (regresión múltiple), mucho más adecuada que las simples bivariantes y apoyada en una metodología bastante novedosa al intervenir en los cálculos un total de cinco factores geográficos. Esto da lugar a unos resultados diferentes a los conocidos hasta ahora.

Palabras clave: Regresión múltiple, gradiente térmico, gradiente hídrico, temperaturas y precipitaciones.

ABSTRACT:

The main climatological variables of the areas without melheorological stations can be obtained from

thermohidric annual gradients. We have used multiple regression analysis more than the simple regression model. This was gained by using five geographic factors thal gives diferent results than the known untill now

Key words: Multiple regression, termic gradients, hidric gradients, temperatura and precipitations.

1. INTRODUCCION

La metodología que proponemos en este artículo constituye un ensayo para la obtención de gradientes termohídricos en áreas complejas, como pueden ser la zonas de montaña, que suelen carecer de información climática y, así mismo, son las que presentan una mayor variabilidad climática.

Pese a que este ensayo tiene unas características generales, que pueden ser extrapolables a otras zonas, nosotros, para comprobar su validez y efectividad, nos hemos circunscrito a un entorno determinado, las zonas de montaña de la Comunidad Autónoma de Extremadura, en las que existen muy pocos observatorios, pero los suficientes para llevar a cabo el proyecto metodológico que proponemos.

De esa forma, se ha pretendido obtener el gradiente que existe en diferentes variables climáticas anuales, pues resulta innegable la importancia del cálculo de los mismos. Se ha efectuado en función de los distintos factores modificadores que intervienen en las alteraciones climáticas de un tipo de clima dado.

Estos factores afectan de una forma diferente a las temperaturas y precipitaciones, por lo que se ha hecho necesario el cálculo de su influencia. Para ello hemos utilizado una técnica multivariante plenamente aceptada por la comunidad científica, como es la regresión múltiple, en nuestro caso con cinco variables independientes, principal aportación de este trabajo.

Debido a ello, ha quedado de manifiesto que los factores geográficos más importantes a lo hora de provocar alteraciones climáticas son: la altura, el emplazamiento, la latitud, la longitud y la exposición.

Motivados por la diversidad en el grado de influencia de los factores geográficos sobre las temperaturas y precipitaciones, proponemos realizar un cálculo de los gradientes originados por dichos factores en las principales variables climáticas. Así, no nos limitamos a establecer un gradiente altitudinal, como sucede en buena parte de la literatura existente, pues se considera cada uno de los factores geográficos de forma aislada. Con ello se obtienen unos resultados más reales, al menos, en el caso de Extremadura.

El estudio de los gradientes tiene gran interés para conocer, de una forma general, la influencia de los distintos factores geográficos en el clima. De esa manera, es posible establecer un modelo muy simple del clima basándonos en sendos tipos de variables (geográficas versus climáticas).

Esto se deduce de buena parte de la bibliografía consultada, ya que mediante dichos gradientes sería posible obtener, de una forma aproximada, los diversos registros climáticos en las zonas carentes de estaciones meteorológicas, hecho muy significativo en las áreas montañosas de cualquier área.

Sin embargo, pese a la importancia que posee el cálculo de gradientes, en la literatura se limita a dar unos valores cuantitativos estimados mediante una simple interpolación bivariante, es decir, utilizan exclusivamente dos variables para su obtención, una climática y otra geográfica, limitándose en muchas ocasiones a la altura.

Este tipo de análisis pensamos introduce errores de cierto peso, no sólo metodológicos, sino también contribuyendo a la creación de una serie de postulados presuntamente equivocados y, por lo tanto, cuestionables para llevar a cabo cualquier aplicación de los mismos.

Con todo, aún están plenamente vigentes algunos gradientes utilizados por gran parte de los científicos, como el que indica un descenso medio de las temperaturas de 0,60° ó 0.65° C. por cada 100 metros de altitud, que desde Lautensach sigue vigente, si bien algunos investigadores han empezado a dudar que sea tan elevado.

Este gradiente quizás puede ser aceptable para el caso de la atmósfera, pero jamás podrá ser aplicado a la parte del aire que está en contacto inmediato con la superficie de la tierra, pues aquí intervienen otros factores correctores que lo inutilizan.

A pesar de todo, la variación de -0,65° por cada cien metros de ascenso altitudinal ha sido utilizada en muchas estimaciones térmicas en lugares donde no existen observatorios, con lo que los resultados obtenidos son no se ajustan a los reales, en buena parte de los casos.

En nuestro caso, hemos trabajado sobre las áreas de montaña en Extremadura, obteniendo unos resultados que difieren considerablemente de los mencionados.

Para calcularlos, se ha aplicado la técnica de la regresión múltiple con cinco variables independientes (altura del observatorio, emplazamiento, latitud, longitud y exposición) y como variables dependientes los principales parámetros climáticos (precipitaciones medias, temperaturas medias, temperaturas máximas medias y temperaturas mínimas así como las extremas, para el conjunto del año).

De esta forma, creemos que pueden calcularse de una manera muy exacta los diversos gradientes para, a partir de ellos, poder calcular las variables climáticas señaladas anteriormente en cualquier punto de las áreas de montaña extremeña.

El procedimiento seguido es ciertamente laborioso, como resultado de una combinación múltiple entre variables independientes y dependientes. Se obtiene a cambio una precisión muy elevada, como podrá comprobarse en los siguientes observatorios seleccionados:

PREC.OBSERV. PREC. CALC.

ABADIA: 754,50 mm. 756,56 mm.

GUADALUPE: 837,00 mm. 838,47 mm.

PIORNAL: 1684,00 mm. 1683, 77 mm.

VILLAMIEL: 1076,20 mm. 1076,81 mm.

CABEZA LA VACA: 872,97 mm. 872,55 mm.

ZAFRA: 645,48 mm. 643,83 mm.

 

T. MD. OBSERV. T. MD. CALC.

BARRADO: 13, 77° 13, 77°

GUADALUPE: 15,04° 15,04°

HERVAS: 14, 13° 14, 13°

CABEZA LA VACA: 15, 13° 15, 13°

ZAFRA: 16,04° 16,04°

 

T. MX. OBSERV. T. MX. CALC.

BARRADO: 19,62° 19,60°

GUADALUPE: 19, 13° 19, 15°

HERVAS: 19,57° 19,57°

CABEZA LA VACA: 19, 73° 19, 72°

ZAFRA: 22,04° 22,05°

 

T, MN. OBSERV. T. MN. CALC.

BARRADO 7,90° 7.90°

GUADALUPE. 10,98° 10,98°

HERVAS 8,68° 8,69°

CABEZA LA VACA 10,53° 10,53°

ZAFRA 10,03° 10,03°

 

T, MX, AB, OBSERV, T. MX. AB. CALC.

BARRADO 26,08° 26,08°

GUADALUPE 26,63° 26,63°

HERVAS 25,33° 25,32°

CABEZA LA VACA 26,16° 26,16°

 ZAFRA 28,59° 28,60°

 

T. MN, AB. OBSERV. T. MN. AB. CALC.

BARRADO 2,38° 2,38°

GUADALUPE 6,08° 6,08°

HERVAS 3,71° 3,71°

CABEZA LA VACA 5,04° 5,04°

ZAFRA 4,28° 4,27°

 

De todos estos cuadros se deduce la bondad de la técnica utilizada y de las variables independientes seleccionadas pues, como se ve, las diferencias entre los valores observados {reales) y los calculados son muy reducidas, prácticamente insignificantes en todas las variables climáticas analizadas.

Una vez comprobada la eficacia de esta técnica en el conjunto de observatorios, hemos elaborado los gradientes termohídricos debido a los cinco factores geográficos Así, con la aplicación de la regresión múltiple, se consigue acabar con los tópicos postulados que utilizan sólo técnicas bivariantes, basadas la mayoría en meras interpolaciones entre varios observatorios.

Se consigue una mayor objetividad a la hora de calcular los distintos gradientes, ya que si para su obtención se utilizan dos variables, desde un punto de vista formal, los gradientes no son válidos debido a que cuando se comparan dos observatorios, se suele tener en cuenta exclusivamente la altura

Sin embargo, como se deduce de un trabajo mucho más amplio que efectuamos en la actualidad, también intervienen de forma muy notable el resto de factores geográficos {latitud, longitud, emplazamiento o altura general del sistema montañoso y exposición), con lo que de no utilizar una técnica multivariante, puede llegar a cometerse un error considerable, que provoca la gran confusión que existe hoy en día a la hora de analizar los gradientes

Esos errores dan lugar a que no se conozca de una forma más precisa el clima de las zonas carentes de observatorio y en ias que debe recurrirse a la utilización de gradientes para calcular las variables climáticas principales Por ello, si par1imos de coeficientes erróneos, los resultados que deriven de su aplicación serán también inexactos

Utilizando pues, la regresión múltiple con cinco variables independientes se obtienen unos gradientes muy aproximados, tanto, que en algunos casos pueden llegar a ser exactos, hablando en términos estadistico-matemáticos y reales

Los resultados conseguidos, que se verán de una forma detallada a continuaciÓn, han sido los siguientes.

2. RESULTADOS

2.1. Precipitaciones medias anuales: +70,99 mm./Hm. (altura)

+ 108,98 mm./30' (latitud)

+37 ,02 mm./30' (longitud)

+ 140,28 mm./Km. (emplazamiento) + 140,84 mm./unidad (exposición)

Los gradientes pluviométricos motivados por los diferentes factores geográficos son bastante heterogéneos, tal como puede apreciarse en la tabla adjunta.

Es destacable el hecho de que las precipitaciones sufren un incremento muy importante con la altura, situándose en más de 70 mm. anuales por cada 100 metros de ascenso. Ello se debe, sin lugar a dudas, a la fortísima correlación que se establece entre la altura de un lugar y el volumen de precipitaciones registrado.

La causa puede ser el descenso térmico general, que da lugar, a su vez, a una disminución del punto de saturación del vapor de agua, desencadenándose la precipitación, sea ésta en forma de lluvia, nieve, granizo, etc...

La latitud también desempeña un papel fundamental en las precipitaciones, ya que éstas aumentan casi 110 mm. al año por cada 30 minutos que nos desplacemos hacia el norte. Con ello se corrobora el hecho de que normalmente, cuando se asciende en latitud, la pluviometría de una zona experimenta igualmente un incremento.

Ello puede estar ocasionado por que en las zonas ubicadas a mayor latitud los frentes nubosos son algo más efectivos que en otras áreas situadas a menor latitud, máxime si tenemos en cuenta que en nuestras latitudes son más frecuentes los frentes que tienen una componente NW. Por ello, no es de extrañar que esas zonas, las norteñas, tengan los mayores registros pluviométricos, sobre todo si a ello añadimos que tanto la altura como el emplazamiento alcanzan allí sus máximos exponentes.

La longitud en cambio, tiene mucho menor peso específico en el aumento de precipitaciones, ya que éstas sólo se incrementan en 36 mm. anuales con un desplazamiento longitudinal, hacia el oeste, de 30 minutos.

Esta circunstancia implica una clara influencia oceánica a medida que nos dirigimos hacia el oeste. Es muy perceptible, pues, la debilitación de los frentes a medida que atraviesan Extremadura es un hecho de sobra conocido, siendo destacable la mayor continentalidad en el extremo oriental de la región.

Asímismo, el emplazamiento modifica notablemente el volumen de precipitaciones, teniendo en cuenta que como tal hemos considerado la altura general del sistema montañoso en que se halla inserto un determinado observatorio. Debido a ello se alcanza un ascenso de precipitaciones que ronda los 14 mm. anuales por cada 100 m. de altura del emplazamiento o del sistema montañoso más próximo. De esa forma queda patente el efecto de barrera o pantalla orográfica que suponen los sistemas montañosos en cualquier zona, dejando sentir su influencia no sólo en la montaña en

sí, sino también en sus áreas adyacentes, como son las laderas de sierras, piedemontes, valles y zonas limítrofes de penillanura.

De igual manera, la exposición ocasiona unas alteraciones o modificaciones importantes en las precipitaciones, pues dependiendo de que ésta sea favorable o desfavorable, los registros pluviométricos aumentan o disminuyen notablemente, cifrándose en más de 140 mm. anuales estas modificaciones por cada unidad que aumente o disminuya el factor exposición. Para ello es preciso tener en cuenta que el valor cero es considerado como una exposición neutra, el uno como favorable, el dos como muy favorable, el menos uno como desfavorable y el menos dos como muy desfavorable. Así el paso entre una situación y otra implica un aumento o descenso de las precipitaciones, en función del grado de exposición que tengan las distintas áreas analizadas.

Teniendo en cuenta todo ello, llegamos a la conclusión obvia de que cualquier factor geográfico modifica de forma importante el volumen pluviométrico que se recoge en cada zona, con diferente peso en unos y otros lugares.

2.2. Temperaturas medias anuales:

-0,25°/Hm. (altura) -0,23°/30' (latitud)

-0,31°/30' (longitud)

-0,49°/Km. (emplazamiento) + 1 ,00°/unidad (exposición)

Las temperaturas medias también se ven fuertemente modificadas por los factores geográficos, siendo posible calcular los gradientes debidos a cada uno de ellos con la misma técnica.

Con ese fin hemos efectuado la tabla anterior, que constata muy bien los gradientes calculados.

En este sentido, es posible señalar que la altura desempeña un papel determinante en las modificaciones térmicas, dando lugar a un descenso considerable en sus registros, ya que en tan sólo 400 m. de incremento de altura, las temperaturas se reducen en 1° centígrado. Este hecho resulta muy significativo ya que rompe con buena parte de los esquemas existentes en la actualidad, que cifran entre 0,50 y 0,65° el descenso de la temperatura por cada 100 m. de altitud.

Sin embargo, como vemos, el gradiente calculado, de forma muy exacta como se ha demostrado anteriormente, alcanza sólo un valor de -0,25° por cada 100 m. de altura. Estos resultados parecen más coherentes, puesto que se ha conseguido aislar la influencia que ejerce la altura exclusivamente sobre esta variable térmica, eliminando así otras modificaciones, ocasionadas por el resto de los factores geográficos, que dan lugar a cambios más o menos intensos en las temperaturas, tal como puede apreciarse en cada caso.

La latitud posee igualmente un gradiente térmico bastante significativo, cifrándose en -0,23° por cada 30' de desplazamiento hacia el norte. Este descenso térmico está ocasionado por una mayor oblicuidad en los rayos solares, cuya repercusión más inmediata es un descenso en la radiación solar recibida por unidad de superficie y la consiguiente disminución en la temperatura que conlleva dicha circunstancia.

Los resultados conseguidos, que se verán de una forma detallada a continuación, han sido los siguientes.

2. RESULTADOS

2.1. Precipitaciones medias anuales: +70,99 mm./Hm. (altura)

+ 108,98 mm./30' (latitud)

+37 ,02 mm./30' (longitud)

+140,28 mm./Km. (emplazamiento) +140,84 mm./unidad (exposición)

Los gradientes pluviométricos motivados por los diferentes factores geográficos son bastante heterogéneos, tal como puede apreciarse en la tabla adjunta.

Es destacable el hecho de que las precipitaciones sufren un incremento muy importante con la altura, situándose en más de 70 mm. anuales por cada 100 metros de ascenso. Ello se debe, sin lugar a dudas, a la fortísima correlación que se establece entre la altura de un lugar y el volumen de precipitaciones registrado.

La causa puede ser el descenso térmico general, que da lugar, a su vez, a una disminución del punto de saturación del vapor de agua, desencadenándose la precipitación, sea ésta en forma de lluvia, nieve, granizo, etc...

La latitud también desempeña un papel fundamental en las precipitaciones, ya que éstas aumentan casi 110 mm. al año por cada 30 minutos que nos desplacemos hacia el norte. Con ello se corrobora el hecho de que normalmente, cuando se asciende en latitud, la pluviometría de una zona experimenta igualmente un incremento.

Ello puede estar ocasionado por que en las zonas ubicadas a mayor latitud los frentes nubosos son algo más efectivos que en otras áreas situadas a menor latitud, máxime si tenemos en cuenta que en nuestras latitudes son más frecuentes los frentes que tienen una componente NW. Por ello, no es de extrañar que esas zonas, las norteñas, tengan los mayores registros pluviométricos, sobre todo si a ello añadimos que tanto la altura como el emplazamiento alcanzan allí sus máximos exponentes.

La longitud en cambio, tiene mucho menor peso específico en el aumento de precipitaciones, ya que éstas sólo se incrementan en 36 mm. anuales con un desplazamiento longitudinal, hacia el oeste, de 30 minutos.

Esta circunstancia implica una clara influencia oceánica a medida que nos dirigimos hacia el oeste. Es muy perceptible, pues, la debilitación de los frentes a medida que atraviesan Extremadura es un hecho de sobra conocido, siendo destacable la mayor continentalidad en el extremo oriental de la región.

Asímismo, el emplazamiento modifica notablemente el volumen de precipitaciones, teniendo en cuenta que como tal hemos considerado la altura general del sistema montañoso en que se halla inserto un determinado observatorio. Debido a ello se alcanza un ascenso de precipitaciones que ronda los 14 mm. anuales por cada 100 m. de altura del emplazamiento o del sistema montañoso más próximo. De esa forma queda patente el efecto de barrera o pantalla orográfica que suponen los sistemas montañosos en cualquier zona, dejando sentir su influencia no sólo en la montaña en

Por lo que respecta a la longitud hay que señalar un hecho ciertamente anómalo, ya que se da un descenso de las temperaturas hacia el oeste, concretamente el gradiente obtenido es de -0,31° por cada 30' de longitud oeste.

Esta circunstancia implica una relación inversa entre las temperaturas y la proximidad al océano, algo que puede interpretarse como una suavización térmica, mientras que la temperatura media es algo superior a menor longitud, es decir, más al este, con lo que se demuestra el matiz continental de algunos observatorios analizados.

El emplazamiento incide de igual manera en la modificación de esta variable térmica, debido a la importancia que ejerce una masa compacta como es la montaña en las temperaturas. El gradiente que se obtiene con él es relativamente bajo -0,05° por cada 100 m. de las altitudes absolutas del sistema montañoso en que se inserta el observatorio. Llega a ser significativo si tenemos en cuenta que en algunas zonas el sistema montañoso general supera los 2000 metros de altitud, lo que unido a la altura, provoca una reducción térmica notable.

La exposición en cambio, influye de una manera importantísima, alcanzando un gradiente de 1,0° centígrado en función de la oscilación de la misma, desde muy desfavorable a muy favorable.

Como se aprecia con la obtención de este gradiente, la exposición es uno de los factores geográficos que altera más profundamente las temperaturas medias anuales, incluso por encima del efecto de la altura.

2.3. Temperaturas máximas medias anuales:

-0,35°/Hm. (altura) -0, 76°/30' (latitud)

-0,34°/30' (longitud)

-0,05°/Km. (emplazamiento) + 1 ,01 O/unidad (exposición)

Las temperaturas máximas tienen gradientes diferentes debidos a los factores geográficos considerados, modificando cada uno de ellos esta variable térmica según distintos criterios.

Así, tenemos que el gradiente térmico que ocasiona la altura es de -0,35° por cada 100 m. de ascenso, es decir, un incremento sensiblemente inferior a los que aparecen en la mayor parte de la bibliografía existente.

Este descenso en la temperatura máxima es debido al enrarecimiento del aire, con el consiguiente descenso en su densidad y, como consecuencia de ello, la disminución de la capacidad calorífica. Este hecho resulta obvio ya que mientras más separadas se encuentran las moléculas del aire, existe una mayor dificultad en la transmisión de calor.

Este gradiente es superior al que se obtenía en las temperaturas medias anuales, empero es preciso considerar que se obtiene sobre unos registros térmicos más elevados. Por ello, si reducimos el gradiente térmico altitudinal a un porcentaje de la temperatura alcanzada, veremos cómo los cambios no son tan acusados, sino que por el contrario se homogeneizan los gradientes de sendas variables térmicas.

La exposición, en cambio, desencadena fuertes alteraciones climáticas, en la misma medida que en las otras variables térmicas analizadas, por lo que no es preciso insistir en su comentario.

2.5. Temperaturas medias de máximas absolutas anuales:

-0,25°/Hm. (altura) -0,46°/30' (latitud)

-0,23°/30' (longitud)

-0,22°/Km. (emplazamiento) +1,06°/unidad (exposición)

El análisis de los gradientes que originan los distintos factores geográficos en las medias de temperaturas máximas absolutas anuales resulta muy interesante para conocer el entramado climático de las zonas montañosas de Extremadura.

Por tal motivo, hemos decidido calcular estos gradientes, cuyos resultados pueden apreciarse en la tabla precedente. De ella se deduce que la altura introduce siempre una influencia negativa en esta variable térmica, alcanzándose un valor de -0,25° por cada cien metros de altitud.

Esta cifra es muy inferior a la que suele aparecer en la bibliografía especializada en el tema, circunstancia que ya no debe sorprendernos ya que se ha venido corroborando en los gradientes altimétricos anteriores.

Su valor suele ser reducido, a pesar de que las temperaturas registradas suelen ser bastante elevadas, aunque esto no debe preocuparnos en exceso. Lo realmente interesante es que vuelve a aparecer un descenso térmico con la altura, por los motivos termodinámicos señalados ya en alguna ocasión.

De esa manera, las zonas elevadas suelen tener unos registros térmicos sensiblemente inferiores, aunque sólo en general, puesto que en el valor que alcanzan las temperaturas intervienen otros factores geográficos, que provocan una variación distinta en cada caso. Por ello, si no efectuamos primero una valoración de los gradientes que origina cada factor geográfico, no podremos apreciar algo que resulta obvio, el descenso térmico con la altura, sobre todo en algunas variables, como ésta que ahora nos ocupa.

Teniendo en cuenta esta serie de reflexiones, no queda más remedio que aceptar el valor que obtenemos en este gradiente térmico a que da lugar la altura de un punto.

No obstante, como se veía en otras variables climáticas, existen otros factores geográficos que provocan alteraciones térmicas de considerable interés y, entre ellos se encuentra la latitud. Este factor da lugar a un descenso térmico de 0,46° por cada 30' norte. Es debido a que las zonas más septentrionales reciben de una forma más oblicua los rayos solares, lo que repercute en la recepción de una menor radiación solar por unidad de superficie y esto origina que se obtengan menores temperaturas.

De esto se deduce que las zonas del norte extremeño cuentan con menor temperatura, debido a la influencia negativa que ejerce la latitud sobre la misma, mientras que en el sur, la latitud influye con un incremento térmico. Este hecho es comprensible únicamente si nos fijamos en la influencia que provoca la latitud en los distintos observatorios extremeños, explicada en páginas precedentes, si bien puede apreciarse una complejidad mucho mayor en el norte, motivada por el peso específico tan importante que tienen en esas áreas otros factores geográficos.

Si ya se ha visto que la latitud introduce fuertes modificaciones en las temperaturas máximas absolutas, no es menos cierto que también provoca intensos cambios la longitud, obteniéndose un gradiente térmico de -0,23° por cada 30' oeste, es decir, a medida que nos acercamos al Atlántico. Esto supone y confirma de nuevo la existencia de matices contrastados entre el este y el oeste de Extremadura, poniendo de relieve la presencia de áreas más continentales y otras más oceánicas respectivamente. Con ello tenemos una ligera idea del papel tan relevante que desempeña la mayor o menor cercanía de un punto con respecto a las grandes masas de agua, sobre todo con los mares y océanos.

El gradiente de la longitud refleja de forma sobresaliente la suavización térmica del Atlántico y la influencia que ejerce sobre zonas alejadas del mismo, como sucede en nuestra Comunidad Autónoma. Su presencia produce una moderación de las temperaturas máximas, es decir, los valores que se alcanzan no son tan elevados en el oeste como en el este de la región. Pese a ello, es necesario considerar que estamos tratando sólo zonas de montaña en su sentido amplio, pero sin tener en cuenta otras áreas en las que es posible que no se produzca una situación tan palpable, nos referimos lógicamente al sub clima de vegas. Pese a todo, no puede quedarnos ninguna duda razonable sobre la existencia de un determinado matiz oceánico en Extremadura, tal como lo reflejan los gradientes obtenidos.

El emplazamiento produce también una alteración interesante en esta variable térmica. Se obtiene un descenso térmico cifrado en 0,22° por cada 1000 metros de altura general del sistema montañoso en que esté inserto cualquier área. De ahí se deduce y se refuerza la teoría o hipótesis que implica un descenso térmico en esta variable cuando incrementamos la altura, bien sea ésta absoluta (la de un punto) o relativa (la del sistema montañoso general).

La variación entre las temperaturas máximas absolutas anuales de un punto a otro, debida al emplazamiento puede resultar o al menos aparentar ser débil. Sin embargo, la situación cambia mucho si tenemos en cuenta que algunas zonas de Extremadura alcanzan cotas de hasta 2400 m., lo que traducido a modificación termométrica supone casi medio grado de descenso con respecto a un observatorio que tenga un emplazamiento o una altura general del sistema de 500 m. Esto nos da una explicación bastante satisfactoria sobre la idea o hipótesis que teníamos al comienzo de la investigación sobre la influencia que ejercen las masas montañosas en las áreas cercanas, provocando alteraciones climáticas, máxime en las variables térmicas.

A pesar de que todos los factores geográficos analizados hasta ahora dan lugar a cambios muy interesantes en las variables climáticas, no es menos importante la que produce la exposición, que llega incluso a ser mucho más significativa, como lo demuestra el gradiente obtenido, cifrado en un ascenso de 1,06° por cada entero que incrementemos la exposición.

Esto es comprensible si tenemos en cuenta que existen zonas con una exposición muy favorable, es decir soleadas. Ellas ven incrementados sus valores termométricos, en detrimento de otras zonas con una exposición mala, las umbrías, en las que se alcanza una temperatura menor.

De lo analizado hasta ahora, se deduce que cualquier factor geográfico incide de una forma más o menos intensa, dependiendo del caso, en las medias de temperaturas máximas absolutas anuales. A pesar de ello, se ha visto cómo la incidencia de cada factor es muy distinta de uno a otro, aunque son lo suficientemente ejemplificadoras para poder hacernos una idea bastante real del entramado climático que existe en las zonas de montaña.

2.6. Temperaturas medias de mínimas absolutas anuales:

-0,34°/Hm. (altura) +0,03°/30' (latitud)

+ 0, 12°/30' (longitud)

-0,62°/Km. (emplazamiento) + 1,12°/unidad (exposición)

El análisis detallado de las variaciones térmicas a que dan lugar los factores geográficos en las medias de temperaturas mínimas absolutas anuales es ciertamente interesante, sobre todo si se tiene en cuenta cómo cada uno de ellos corrobora ciertas hipótesis de partida, tal como podrá verse a continuación.

La altura posee un gradiente negativo bastante importante, aunque sin llegar a los extremos que se observan en la literatura existente. Concretamente, nosotros hemos calculado mediante la regresión múltiple un descenso térmico de 0,34° por cada 100 metros de la altura. Esto rompería en parte la idea de inversiones térmicas, pero hay que tener en cuenta que se trata de mínimas absolutas que se registran de forma general en todo el territorio extremeño como consecuencia de las invasiones de aire frío. Por este motivo es normal que se registren valores térmicos inferiores en las zonas más altas. Este hecho no debe sorprendernos en absoluto, máxime si consideramos una cuestión fundamental, a saber, el descenso térmico con la altura es la norma general, que nos ha aparecido en el resto de variables térmicas.

En cambio, la latitud no ofrece ningún aspecto sobresaliente, pues, el gradiente calculado es muy bajo, aunque positivo, cifrándose en +0,03° por cada 30' norte. Esta variación tan ínfima está ocasionada porque los registros más bajos se alcanzan cuando se producen invasiones de aire frío que afectan generalmente a toda la región, sin grandes distinciones entre norte y sur. Por este motivo, no creemos conveniente insistir en el comentario de las variaciones térmicas latitudinales.

La longitud en cambio, sí introduce modificaciones más intensas en esta variable climática. Así, se ha calculado un gradiente de 0,12° por cada 30' que nos desplacemos hacia el oeste. Esto implica un leve incremento en las temperaturas, es decir, hace menos frío en la parte occidental de Extremadura. Con esto, de nuevo se corrobora la consabida influencia oceánica, con la regulación térmica asociada.

Este matiz o influencia oceánica versus continental no es nueva, ha estado apareciendo en todas las variables climáticas analizadas, por lo que su presencia está comprobada sobradamente.

Por otra parte, el emplazamiento origina profundos cambios térmicos. Se cifran en -0,62° por cada 1000 metros de elevación del sistema montañoso en que está inserto un observatorio. Esto muestra nuevamente la tendencia del descenso térmico propiciado por la altura. Se aprecia, sobre todo, en el caso de las mínimas absolutas,

porque aparentemente de ninguna otra manera pueden registrarse de forma global unas temperaturas mínimas extremas más elevadas en zonas que están a menor altura relativa.

Con ello resulta visible el hecho de que se produce una disminución térmica con la altura, aunque ésta sea relativa, dando así la razón a las leyes termodinámicas existentes en la actualidad, pero también corroborando la idea de que un sistema montañoso implica y origina diferencias térmicas notables en las áreas adyacentes.

En lo referente a la exposición conviene señalar la tendencia a un incremento importante de las temperaturas en las áreas de solana, mientras la umbría registra valores sensiblemente inferiores. Así no es de extrañar el gradiente térmico ocasionado por este factor cifrado en l' 12° por cada unidad que incrementemos la exposición.

3. CONCLUSIONES

De todas estas reflexiones surge una corroboración muy interesante de las hipótesis de partida, que consistían en la idea de que el clima es muy variable de un espacio a otro, debido a la influencia de los diversos factores geográficos, que interactúan para provocar alteraciones climáticas de muy diversa índole.

Del análisis de los gradientes que originan los distintos factores geográficos en las principales variables climáticas se deducen una serie de características generales de considerable importancia. Entre ellas cabe mencionar la gran influencia de la altura sobre cualquier variable, si bien es más visible en las térmicas, aunque no debemos dejar de lado la que provocan otros factores como la latitud, ya que repercute sobremanera con incrementos pluviométricos y descensos térmicos, la longitud que pone de manifiesto la importancia que posee la mayor o menor cercanía al Atlántico.

Además, conviene recordar la influencia del emplazamiento o la altura general del sistema montañoso en que está inserto un lugar, en muchos casos decisivo para delimitar el clima de montaña o, más bien, las repercusiones de un determinado sistema montañoso en el entorno. De igual manera, la exposición se muestra como uno de los factores geográficos que más cambios introduce en las diversas variables climáticas analizadas, provocando fuertes incrementos o descensos térmicos, sin olvidar las alteraciones experimentadas por las precipitaciones.

Pese a todo ello, debe considerarse que se trata de gradientes obtenidos para los valores medios anuales, circunstancia por la que se encubre en buena medida la relación que se establece entre los factores geográficos y las variables climáticas durante todos y cada uno de los meses del año.

A modo de conclusión general sobre los gradientes anuales que hemos calculado, puede señalarse que es posible deducir una serie de características generales, pero no por ello menos importantes. Estas definen el clima de montaña de Extremadura, hasta hace poco casi desconocido, si bien ahora hemos conseguido corroborar algunas de esas hipótesis.

De esa manera, pensamos que ha quedado patente la influencia que ejerce la altura sobre las distintas variables climáticas que analizamos, poniendo de manifiesto que suele repercutir en un descenso más o menos marcado en los registros térmicos, aunque no debemos olvidar que se trata de valores medios para el conjunto del año.

Por otra parte, hemos visto cómo la latitud incide de una forma intensa en el clima, modificando profundamente todas sus variables, ya que en la parte septentrional se produce una mayor cantidad de precipitación y menores temperaturas. Esto se debe a la influencia que ejerce este factor geográfico, pues ocasiona una mayor efectividad de los frentes, con el consiguiente incremento las precipitaciones y, una mayor oblicuidad de los rayos solares, que se traduce en unos menores registros térmicos.

Sin embargo, tal vez la conclusión más interesante es la consecución de unos gradientes longitudinales, específicos para esta Comunidad Autónoma, en los que se ve la influencia oceánica o continental, ya sea en la parte occidental u oriental.

A esta conclusión llegamos tras un minucioso análisis de los gradientes termopluviométricos obtenidos, en los que se observa una regulación térmica y un incremento pluviométrico en la parte occidental de Extremadura.

Esta suavización es significativa porque durante los meses invernales las temperaturas ascienden a medida que nos dirigimos al oeste, mientras que descienden en los meses estivales.

Mediante este comportamiento sintomático es posible deducir la existencia de una influencia oceánica en el oeste, mientras que en el este, empiezan a aparecer rasgos de continentalidad.

Otro de los factores importantes es el emplazamiento del que hemos obtenido gradientes muy interesantes. Demuestran la existencia de inversiones térmicas causadas por el estancamiento de masas de aire frío en los valles, mientras las partes altas tienen mayor temperatura o, el efecto de pantalla orográfica para los frentes nubosos y que da lugar a un considerable incremento de las precipitaciones recogidas en dichos puntos.

Además de esto, hemos demostrado el papel tan importante de la exposición en las alteraciones termohídricas, pues dan lugar a fuertes descensos versus incrementos térm)cos y pluviométricos, dependiendo de que éste factor geográfico sea propicio o no.

Con todo ello pensamos que se han demostrado muchas de las hipótesis de partida y, a la vez se ha conseguido tener una visión general de los gradientes en Extremadura.

4. APLICABlLIDAD DE LOS GRADIENTES

Los gradientes han sido utilizados durante mucho tiempo, incluso hasta hoy, para tener una referencia aproximada del clima que existe en zonas carentes de observatorios, si bien en buena parte de los casos los que figuran en la literatura no son aplicables al caso extremeño.

El procedimiento que han utilizado con más frecuencia ha sido recurrir a una interpolación entre dos observatorios situados a una altitud diferente, siendo el gradiente correspondiente, las diferencias termopluviométricas que hay entre uno y otro.

Esta forma de actuar es cuestionable, al menos en parte, desde un punto de vista metodológico, debido a que entre dos observatorios A y B, existen diferencias climáticas, pero también altitudinales, latitudinales, longitudinales, etc. Ahora bien, si se considera para el cálculo de gradientes sólo la altura, se cometen errores de cierto peso, al menos en el caso extremeño.

La aparición de dichos errores se debe a que si bien es cierto que se podría considerar como gradiente climático altitudinallas diferencias entre los observatorios A y B, es necesario complementar la información con otros factores geográficos, pues ningún observatorio puede estar situado en las mismas coordenadas geográficas y, esto también introduce alteraciones climáticas de mayor o menor importancia, según los casos.

De esa forma tenemos que el observatorio A ocupa una posición A', mientras el observatorio B ocupa la posición B'. Si adoptamos esta forma de actuar, nos daremos cuenta de un error metodológico, pues se deduce que A' es igual a la altura exclusivamente y hacen lo propio con B'. Así, están omitiendo el resto de factores geográficos, modificadores de cualquier variable climática.

Sin embargo, si consideramos que A' y B' resultan de unas condiciones únicas e irrepetibles, debido a la posición geográfica, es un poco aventurado calcular los gradientes en función de la altura exclusivamente.

Si es difícil obtener las variaciones termopluviométricas mediante un procedimiento que considere dos variables, la solución más razonable es recurrir a una técnica multivariante. Ella nos permite calcular los gradientes existentes de forma conjunta para todos los factores geográficos. Si obtenemos de esa manera los gradientes se consigue una fiabilidad bastante aceptable y, para ello, procedemos según el criterio siguiente:

El observatorio A ocupa una posición A', estando conformada ésta por cinco factores geográficos (altura del observatorio, emplazamiento, latitud, longitud y exposición), mientras que el observatorio B ocupa la posición B', compuesta, de igual modo, por esos cinco factores geográficos.

Cuando se calculan los gradientes mediante tratamiento estadístico se hacen intervenir para su confección cinco variables independientes (factores geográficos) y una variable dependiente (parámetro climático), con lo que se eliminan los errores inherentes a la utilización de un sólo factor geográfico, propio de las técnicas de análisis bivariantes, como la regresión lineal, tan utilizada en el cálculo de gradientes.

Una vez demostrada la fiabilidad de esta metodología, es necesario que estos gradientes tengan una aplicación. En este sentido, cabe señalar la posibilidad de obtener los valores termohídricos medios de cualquier punto inserto en las áreas de montaña de Extremadura, con un error mínimo. Para ello debe tomarse un observatorio como base, con una posición y parámetros climáticos conocidos y modificar estos registros en función de los gradientes existentes para cada zona.

Así es necesario obtener previamente los valores que tienen los factores geográficos en el punto que pretendemos calcular los parámetros climáticos. Este procedimiento no tiene ninguna dificultad añadida, puesto que se encuentran en cualquier mapa. En él hallamos la altura del observatorio, el emplazamiento, la latitud, la longitud y la exposición de forma aproximada, si tenemos la precaución de utilizar la tabla que figura en páginas sucesivas y extrapolamos el valor de la misma que tienen los observatorios base a los que deseamos calcular, teniendo en cuenta que tengan una orientación muy parecida.

La operación es bastante sencilla, pues en un mapa topográfico aparecen todos los datos necesarios y además incluimos una tabla para calcular la exposición y, a cambio, obtenemos el valor de las variables climáticas principales. Así, en función de las diferencias de posición existentes entre el observatorio conocido y el punto en que queremos calcular los parámetros climáticos, se deben corregir los gradientes.

De ese modo, se consigue obtener, de una forma relativamente sencilla, objetiva y bastante exacta, el valor que tienen las variables climáticas, si bien hay que tener la precaución de utilizarlos exclusivamente para zonas de la Comunidad Autónoma de Extremadura que se encuentren situadas, preferentemente, a más de 500 m. de altura sobre el nivel del mar.

Pese a ello, estos gradientes pueden ser aplicables para otras áreas, ya sean de Extremadura o no, pero es necesario comprobar su validez en las mismas, teniendo en cuenta las diferentes correcciones que hemos elaborado a la hora de generar una metodología que nos permita su cálculo.

4.1. Exposición (Observatorios testigo)

OBSERVATORIO T.MD.  T.MX.M.  T.MN.M.  T.MX.A.  T.MN.A.  P R.MD.

Abadía  -1.31  -0.83  -0.70  -0.43  -0.17  -1.31 

Alburquerque  -0.48  -0.58  6E- 3  -1.84  1.01  -1.26 

Alcuéscar  -0.31  -0.50  0.13  -7E-  3 -0.21 -0.85

Aldeacentenera -1.65 0.41 -2.29 0.79 -2.19 -2.33

Aldeanueva Camino 1.03 1.31 -9E- 2 1.62 0.13 -0.91

Alía 8E- 2 3E- 2 7E- 2 -0.12 0.40 -1 E- 2

Arroyomolinos Vera 0.91 -0.87 1.88 -1.61 1.70 -0.98

Azuaga -0.38 -0.16 -0.27 0.13 -0.12 -7E- 3

Barcarrota -0.35 9E- 2 -0.48 0.21 -4E- 2 -0.17

Barrado -0.28 0.21 -0.52 12E- 2 -0.80 0.42

Berzocana 1.09 1.08 0.20 1.49 8E- 2 0.75

Bienvenida -0.28 -5E- 2 -0.27 0.15 -5E- 2 -2E- 2

Cabeza Vaca -0.18 -1.29 1.05 -1.07 1.22 0.89

Calzadilla Barros -1.13 5E- 2 -1.34 0.13 -0.99 -0.30

Cañamero -1.1 -0.87 -0.42 -0.9 0.21 2.13

Cañamero -El Pinar -1.54 -1.38 -.43 -0.92 0.23 0.46

Carrascalejo 0.42 -1.52 1.96 -1.9 2.01 -1.88

Casas Miravete 1.71 2.85 -0.8 1.69 0.48 -0.99

Conquista Sierra 1.72 0.16 1.82 -0.15 1.35 -0.29

El Torno 1.28 1.35 0.17 1.74 -0.11 -8E-2

Feria 1.36 -9E- 2 1.66 0.35 1.18 -0.84

Fregenal Sierra -2.33 -0.2 -2.49 0.15 -1.56 0.76

Fuente Arco 0.47 1.1 -0.53 2.07 -6E- 2 0.61

Fuente Cantos -0.33 -8E- 2 -0.30 0.12 -5E- 2 1.91

Fuentes León 0.56 1.18 -0.51 2.05 1 E- 2 1.07

Garciaz -0.4 -1.45 0.95 -2.18 1.30 -0.40

Garvín-J.E.P. -1.89 -0.13 -2.06 0.63 -1.46 -1.06

Guadalupe -0.1 -2.19 2.00 -1.98 2.12 -0.29

Hervás 0.32 0.27 0.11 3E- 2 0.33 -0.93

Hoyos 0.11 -1.62 1.71 -1.61 1.75 2.45

Jaraíz Vera -0.1 -0.22 9E- 2 -0.17 -1.00 2.98

Jerez Caballeros -0.34 3E- 2 -0.43 0.15 -4E- 3 0.40

La Cardenchosa -0.39 -0.15 -0.31 0.15 -0.17 -0.23

La Lapa -0.32 4E- 2 -0.41 0.2 -9E- 2 -0.71

La Parra -1.57 -1.2 -0.64 0.19 -8E- 2 -0.46

Llerena -El Cercado -0.32 -9E- 2 -0.27 0.14 -8E- 2 -0.35

Logrosán -0.35 -0.55 0.13 6E- 2 -0.38 1.60

Madroñera 1.06 0.33 0.90 -0.58 0.99 5 E- 2

Malcocinado 0.34 0.27 0.13 0.33 -0.32 0.13

Malpartida Plasencia 1.65 0.88 1.05 0.49 0.86 6E- 2

Medina Torres -0.33 -5E- 3 -0,38 0.16 -6E- 2 -0,46

Monesterio -0,23 -1.31 1.01 -1.06 1.00 5 E- 2

Montánchez 2.E- 2 -0,49 0,51 5E- 2 -0,39 -1.15

Montemolín 1.36 1.49 0,12 0,11 -1.34 -0,85

 Montemolín -El Santo 1.46 1.41 0,32 5E- 2 -1.32 0,97

Montemolín -Pallares -0,39 -1.31 0,82 -1.08 1.27 0,64

Nuñomoral. -V. C. -0,48 -0, 17 -0,39 1.78 -0,47 1.22

Pantano Cíjara -1.72 -0.11 -1.87 0,62 -1.83 -0,24

Pinofranqueado -1.47 1.08 -2.74 1.72 -2.82 0,97

Piornal -1.19 0,19 -1.55 8E-3 0,21 0,82

Puebla Maestre 0,33 0,33 6E- 2 0,31 -0,24 0,36

Puerto. Sta. Cruz 1.20 0, 73 0,67 -0,58 0,94 -0,52

Reina 1.56 1.47 0,38 0, 16 -1.49 -0,36

RobledilloTrujillo 1.46 0,51 1.19 0,93 0,69 -0,11

Romangordo 1.50 2.63 -0,82 1.73 0,43 -0,52

Salvaleón -0,31 5E- 2 -0,41 0, 16 4E- 3 0,65

San Martín Trevejo -0, 10 -0,23 0, 11 -0.38 -0,57 0,46

 Santa Cruz Sierra -1.26 -1.68 0, 18 -1.42 0,33 0,96

Santos Maimona -0,62 -0,87 0, 13 -0,64 0, 19 -0,66

Segura León -0,22 -1.26 0,97 -1.06 1.24 5 E- 2

Tejeda Tiétar -0, 18 -0, 18 -4E- 2 -0, 15 -0,99 1.26

Torremenga -0,32 -0,48 0, 10 -0,55 -0,36 -0, 15

Trasierra 1.56 1.48 0,36 0, 16 -1.47 -0,55

Trujillo 1.06 0,35 0,87 -0,57 0,91 -1.18

ValenciaAlcántara 0,39 -0,22 0,67 -0,98 1.13 -1.21

Valencia Ventoso -0,37 7E- 4 -0,43 0, 16 -7E- 2 -0,25

Valverde Fresno -0, 12 -0.11 -3E- 2 -0,26 -0,69 0,29

Valverde Llerena -0,37 -0, 14 -0,29 0, 11 -8E- 2 0, 11

Villamiel 2E- 2 -0,23 0,24 -0,36 -0,63 -1.40

Villanueva Sierra 1.13 1.59 -0,24 1.51 -0,53 -0,40

Villanueva Vera -0,47 -0,66 0, 10 -0,75 -7E- 2 0,94

Zafra 0,38 0,49 -4E- 2 0,45 -0,35 0,21

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