Lurralde inves. esp.

23 (2000)

p. 171-180

ISSN 1697-3070

 

EL DESARROLLO RURAL EN LA VERTIENTE ATLÁNTICA

DEL PAÍS VASCO: UN BALANCE

Recibido: 2000-10-09

 

 

© María José AINZ IBARRONDO

© Juan Cruz ALBERDI COLLANTES

Universidad del País Vasco I Euskal Herriko Unibertsitatea

Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología

Tomás y Valiente, s/n

01006 VITORIA-GASTEIZ

 

Laburpena:

Artikulo honetan euskal isurialde atlantiarreko bi munitzipioetan martxan jarritako garapen lokaleko proiektuak aztertzen dira. Esperientzia horiek beherapen industrialean dagoen eskualde batean landa garapenak izan dezakeen egokitasunari buruz pentsatzera bultzatzen dute.

Hitz gakoak: Atlantiarreko landa eremua, landa-garapena, Orexa, Zerain.

 

Resumen:

En el presente artículo se comentan los procesos de desarrollo local seguidos en sendos municipios rurales de la vertiente vasco-atlántica. A partir de ambas experiencias se invita a la reflexión sobre la oportunidad del desarrollo rural en una región en declive industrial.

Palabras clave: Espacio rural vasco-atlántico, desarrollo rural, Orexa, Zerain.

 

Abstract:

In this paper the local development processes !ollowed in two rural villages pertaining to the basque-atlantic side are student. Based on both instances the likelihoud that rural development may experience in an areas o! industrial declive is analised.

Keywords: basque-atlantic rural area, rural development, Orexa, Zerain.

 

 

0 INTRODUCCIÓN

Hace ya algunos años Miren Etxezarreta insistía en que "la agricultura de esta Región [Bizkaia y Gipuzkoa] debe estudiarse en el contexto de un entorno industrial que la condiciona y determina" (1977, p. 28). Hoy no cabe sino reiterar que en la vertiente atlántica del País Vasco "lo agrario" no se entiende sin "lo industrial", y más en general "lo rural" sin "10 urbano". El devenir industrial, además de condicionar en buena medida la actual estructura del mundo rural, ha determinado su consideración social y, por tanto, política. En realidad, lo rural había pasado simplemente a no contemplarse, dado su valor despreciable según los términos de contabilidad que manejó una sociedad sumergida en la vorágine de un crecimiento industrial en apariencia ilimitado. Sin embargo, la crisis desatada en los años 1970 por el alza en los precios del petróleo abrió un nuevo período marcado por la necesidad de la reorganización productiva y territorial que obligan a reconsiderar, al menos sobre el papel, el mundo rural.

En esa nueva vía y de acuerdo con el "Plan de Actuación para el Desarrollo del Medio Rural Vasco 1997-2000", la estrategia del desarrollo rural se contempla no ya como un medio, sino como una pauta que "... debe impregnar permanentemente el funcionamiento general de la sociedad en el futuro". No obstante y hasta el presente, el desarrollo rural no ha estado a la altura de los retos que se le plantean; entre las causas que se aducen está la propia especificidad del mundo rural vasco-atlántico, a estos efectos excesivamente imbricado con el urbano, pero también la política comunitaria implementada en este territorio, más atenta como a priori parece inevitable al sector industrial, y por tanto a lo urbano que a lo rural. Sin embargo, el "éxito" de ciertos proyectos de desarrollo endógeno invita a mayor reflexión.

1 ESPECIFICIDADES DE "LO RURAL" EN LA VERTIENTE ATLANTICA DEL PAIS VASCO

Comprendido entre la divisoria de aguas cantábrico-mediterránea y el mar, es decir, en los Territorios Históricos de Gipuzkoa y Bizkaia, a los que debe sumarse la comarca Cantábrica Alavesa, el mundo rural vasco-atlántico presenta unas diferencias absolutamente netas respecto al vasco-mediterráneo, por ejemplo. Así, si se toma como primer referente la producción agraria, mientras en las provincias coste ras los subsectores ganadero y forestal generan dos tercios del valor final de la misma, en Alava tres cuartas partes proceden del subsector agrícola. Pero no se trata Únicamente de la distinta orientación productiva, acorde con potencialidades ecológicas diferenciadas, sino también de las estructuras que la soportan y de su evolución reciente, entre cuyas consecuencias cabe resaltarse que si al Sur de la divisoria de aguas predomina la dedicación exclusiva al Norte se impone la parcial.

La escasa base territorial del caserío -2 a 6 Has. de SAU propició en las décadas de 1950-1970 la apertura de una distancia progresivamente insalvable entre los ingresos del trabajador agrario y los del industrial. En esa tesitura no cabía duda sobre la necesidad de dinamizar la agricultura a partir de la incorporación de jóvenes agricultores, el asociacionismo, la agroindustria... y, sobre todo, no cabía duda sobre la necesidad de incrementar el tamaño de la explotación. No obstante, el caserío, aún si por lo reducido de su base territorial y los condicionantes ecológicos del ámbito carecía de la posibilidad de abrirse un hueco en el contexto productivista en que progresivamente pasaba a desenvolverse la actividad agraria, no fue abandonado, sino que pasó a gestionarse mayoritariamente en e) marco de la

A TP , dada su proximidad, creciente en la medida que los medios de transporte han ido desarrollándose, a los núcleos urbanos. A resultas de tal proceso ha quedado poco espacio para el redimensionamiento de la explotación, en la actualidad más difícil que nunca por el incremento de los precios de la tierra que deriva de la presión urbana y el escaso recurso al arrendamiento legalizado, dados los recelos de unos pequeños propietarios que ven próxima la recalificación de sus parcelas de suelo rÚstico en suelo urbanizable.

Se estima que durante la última década han desaparecido la mitad de las explotaciones con dedicación exclusiva; con independencia de los datos que puedan arrojar los Censos Agrarios, muy poco realistas a estos efectos, actualmente no alcanzarían un 5% sobre el total. y si la dedicación parcial no ha supuesto en otros ámbitos una disminución sustancial de la eficacia productiva de la explotación, su precaria compatibilidad con la estructura particular del caserío y la orientación productiva láctea ha provocado que prácticamente dos tercios de los ATP se limiten a "mantener" sus recursos, dado el elevadísimo valor patrimonial que suponen, sin que pueda hablarse de verdadera explotación.

Todo ello contribuye a que el sector agrario únicamente genere el 1,5% del V AB en Bizkaia y Gipuzkoa; pero si atendiendo al criterio económico "lo rural" puede parecer carente de significado, debe considerarse que las condiciones topográficas han impedido una urbanización de carácter difuso imponiendo límites territoriales muy netos a los asentamientos urbanos, lo que significa que la mayor parte del territorio, el 80% de la superficie geográfica, se cataloga como agrario.

Efectivamente, si se analizan las tasas de crecimiento demográfico para el período 1950-1975, además de comprobarse lo espectacular del promedio anual: 2,5%, se obtiene un primer aviso sobre el carácter concentrado del mismo: el 40% de las entidades municipales registraron tasas de crecimiento negativas durante el desarrollismo. Pero no serán únicamente los núcleos excéntricos respecto a los principales ejes y nodos industriales, sino la mayor parte del territorio la que se vacíe de una población que abandona las vertientes para ubicarse, junto con las fábricas, en la mermada superficie que aquí viene a significar el fondo de los valles. En cualquier caso, el que unas 35.000 explotaciones agrarias gestionen 4/5 partes del espacio tampoco permite calificar a éste, automáticamente, de rural. Debe distinguirse entre la superficie agraria más próxima a los núcleos urbanos, que progresivamente se constituye en una periferia residencial privilegiada, por mucho que el Censo Agrario se empeñe en contabilizar viviendas unifamiliares construidas sobre parcelas segregadas de antiguos caseríos como explotaciones agrarias, y los sectores más excéntricos donde se constata, por ejemplo, el característico envejecimiento de las sociedades rurales en los países desarrollados.

En ese sentido, una vez iniciada la desaceleración del crecimiento industrial en el conjunto de la vertiente vasco-atlántica se alcanza una tasa de crecimiento demográfico medio anual negativa del -0,08% -1981-1996 que se agudiza, en las comarcas que conservan un mayor número de municipios rurales -Markina-Ondárroa, Gernika-Bermeo, Arratia y Encartaciones, en Bizkaia, y Alto y Bajo Deba, Goierri y Tolosaldea, en Gipuzkoa-. En tales municipios al menor crecimiento natural producto del envejecimiento se suma el hecho de que si bien la actual generalización del coche ha evitado la emigración forzosa, la desestructuración del tejido social hace que el escaso potencial joven tienda a instalarse en las áreas urbanas donde trabaja. Con todo, los índices de vejez muy altos, por encima del 200%, se dan con muy escasa frecuencia (Galdos, 1998).

En definitiva, la imbricación entre lo rural y 10 urbano evita que la despoblación y el envejecimiento alcancen en el mundo rural vasco-atlántico la intensidad con que cuentan en el vasco-mediterráneo, pero también provoca la progresiva pérdida de su función económica más característica: la agraria.

2 EL DESARROLLO LOCAL EN LA NUEVA FUNCION DEL MUNDO RURAL VASCO-ATLANTICO; EXPECTATIVAS Y REALIDAD: ZERAIN Y OREXA

La tremenda congestión, fruto de un crecimiento urbano concentrado y carente de cualquier tipo de planificación, agudiza la actual necesidad social de contacto con la naturaleza; pero también ha acarreado importantes deseconomías de escala que obstaculizan el saneamiento económico de una región catalogada como Zona en declive industrial, todo lo cual ha hecho que también aquí se vuelvan los ojos sobre ese espacio rural carente de mayor interés hasta hace bien poco.

En esta coyuntura, el "Plan de actuación para el desarrollo del medio rural vasco: 1997-2000" se presenta como el resultado de un pacto global entre el medio urbano y el medio rural, a partir del cual se revaloricen las funciones económicas, socio-culturales y ecológicas de éste. En la consecución de tal reto el desarrollo rural se presenta como estrategia fundamental, para cuyo correcto y más fácil desenvolvimiento el Gobierno Vasco incluso ha elaborado un marco jurídico específico: "Ley de Desarrollo Rural" (10/1998). No obstante, la política regional de la U.E. favorece escasamente la anterior pretensión.

Mapa ACTUACIONES DE LA POLíTICA ESTRUCTURAL COMUNITARIA

EN EL ESPACIO RURAL VASCO-ATLÁNTICO

Catalogado como Zona de Agricultura de Montaña, en base a sus difíciles condiciones orográficas, en 1989 se elabora un Programa de Agricultura de Montaña unitario centrado en la potenciación de las áreas rurales de la zona atlántica vasca a partir del impuso a iniciativas de desarrollo local. El instrumento para su vehiculación son las llamadas Asociaciones de Agricultura de Montaña constituidas por las entidades locales, asociaciones y sindicatos del sector primario que ejercen su actividad en las respectivas comarcas; sin embargo, sus posibilidades presupuestarias son muy limitadas. A esa circunstancia se suma el hecho de que las zonas rurales del área atlántica del País Vasco se encuentren mayormente consideradas como de Objetivo 2, es decir como regiones en declive industrial, con la excepción de las Encartaciones, Gorbea y Ernioladea declaradas Zona de Objetivo 5b para el quinquenio 1994-1999 en función de sus comparativamente elevados índices de envejecimiento y peso de la actividad agraria en la distribución sectorial de su población activa.

En el resto de las áreas rurales del País Vasco, con unas condiciones muy similares en lo que a la problemática del sector agrario respecta, la mayor proximidad a núcleos urbanos propicia menores índices tanto de envejecimiento como de población ocupada en el primario, impidiendo su catalogación como Zonas de Objetivo 5b y, en definitiva, privándoles de fondos específicos para el desarrollo rural -la declaración de Zona en Declive Industrial si bien no está cerrada a proyectos de desarrollo en estos núcleos, desvía la mayor parte de sus fondos al área urbana e industrial-. La consideración a partir del año 2000 de toda la Comunidad Autónoma como Zona de Objetivo 2, con la calificación de un área rural (2b) más extensa, limita las diferencias entre los municipios menos poblados, aunque también reduce las posibilidades presupuestarias de estos fondos.

En la actualidad son diez los municipios que lideran proyectos de desarrollo rural (véase mapa) y de su evaluación se desprende que hasta el presente, sea por la propia especificidad del mundo rural vasco-atlántico, sea por lo mermado de los fondos económicos de que se dispone -obsérvese, sin embargo, que sólo tres: Aia, Beizama y Artea, se localizan en Zonas de Objetivo 5b -, no han tenido la virtualidad de invertir o al menos ralentizar el proceso de abandono y desaparición generalizada de la actividad agraria y paralela pérdida de identidad de las comunidades rurales en que han sido programados. Existen, no obstante, dos excepciones a dicha realidad: Zerain y Orexa; el "éxito" que viene coronando los procesos de desarrollo seguidos en ambas localidades invita a reflexionar tanto sobre las causas más comúnmente empleadas a la hora de justificar la escasa incidencia del desarrollo local en este territorio, como sobre su virtualidad real. En ese sentido, se considera conveniente enmarcar y recoger ambas experiencias de desarrollo.

Los municipios de Zerain y Orexa, en las comarcas del Goierri y Tolosa respectivamente, quedan incluidos en la cuenca del río Oria, eje industrial del territorio guipuzcoano potenciado por la N-I y la línea ferroviaria Madrid-Irun. Tras el fortísimo crecimiento de la etapa del desarrollismo, en que la industria del papel imprimió carácter al Oria medio -Tolosaldea y la metalurgia al alto -Goierri-, la inflexión adquiere particular intensidad en ambos sectores del valle, tal y como delatan las tasas de crecimiento demográfico (véase tabla nº 1 ). A las causas generales de orden externo se añaden factores de orden interno entre los que destaca el desequilibrio de la estructura productiva, centrada en sectores maduros, y la tremenda congestión, propiciada por unas condiciones topográficas particularmente difíciles, pero también por la ausencia de una política de planeamiento urbano y, más en general, de ordenación territorial.

 

Tabla nº 1

Tasas de crecimiento demográfico anual

 

1900-1950

1950-1981

1981-1991

1991-1996

CAV

1,13

2,35

-0,12

-0,18

Gipuzkoa

1,25

1,99

-0,24

0,09

Goierri

0,96

2, 11

-0,67

-0,02

Zerain

-0,50

-1, 72

-0,56

0,26

Tolosaldea

0, 75

1, 12

-0,41

-0,05

Orexa

-0,44

-2,02

-1,65

0,13

Fuente: Censos de Población y Padrón 1996.

 

En ese último sentido, buena parte del territorio del Goierri y de Tolosaldea ha quedado al margen del proceso de crecimiento -6 municipios de 20 y 4 de 26 concentran 2/3 de las respectivas poblaciones comarcales-, de modo que se constituye una estrecha franja urbana, sobre el fondo del valle, afectada por todas las externalidades negativas que derivan de la actividad industrial y el crecimiento urbano desordenados, envuelta por una amplia corona rural afectada por un proceso de deterioro económico y social cuyo nivel de profundización se incrementa con la distancia. El hecho de que tanto Zerain como Orexa queden incluidos en el reducido grupo de municipios guipuzcoanos -10% del total cuya población vieja aventajaba en número a la joven en 1991, da cuenta de la posición que ocupaban en ese ranking, consecuencia del proceso emigratorio que venían protagonizando desde comienzos de siglo.

Tabla nº 2

Estructura de la población por grupos de edad (%)

 

0-19

20-64

65 y +

CAV

20,6

64, 1

15,3

Gipuzkoa

20,6

64

15,4

Goierri

20,6

64

15,4

Zerain

22,8

56,6

20,6

Tolosaldea

21,1

63,3

15,6

Orexa

11,4

72, 1

16,5

Fuente: Padrón 1996.

 

Y si por su evolución y su estructura demográfica ambos municipios podrían haberse catalogado dentro de las Zonas de Objetivo 5b, otro tanto sucede respecto a la estructura sectorial de la población ocupada, que en ambos casos llama la atención por los porcentajes comparativamente muy elevados que alcanza la Agricultura, siendo además éste el sector de la economía que en el año 1996 absorbía la mayor parte de los empleos radicados en el propio municipio, a su vez caracterizados por la elevada edad media de la población que los desempeñaba. No obstante, el hecho de pertenecer a Zonas de Objetivo nº 2, y por tanto de no disponer de fondos estructurales específicos para el desarrollo rural, no ha impedido que se ponga freno al proceso de progresiva retracción socioeconómica.

Tabla nº 3

Distribución sectorial de la población ocupada (%)

 

Agricultura

Industria

Construcción

Servicios

CAV

2,5

31,8

7

58,7

Gipuzkoa

2,6

38,2

7

56,2

Goierri

2,2

45,7

6,8

45,3

Zerain

16

49,4

3, 7

30,9

Tolosaldea

3,8

38

9,4

48,8

Orexa

20,5

10,3

7.7

61,5

Fuente: Padrón 1996.

a) "Proyecto cooperativo Orexa"

Orexa, el municipio gipuzkoano de menor población, presenta unos condicionantes físicos particularmente difíciles -ubicado sobre los 500 m. de altitud, prácticamente no cuenta con superficies por debajo del 20% de pendiente que agudizaron el proceso de abandono de caseríos y paralelo incremento de la superficie dedicada a las plantaciones forestales. Sin embargo, la crisis industrial del Oria medio, consecuencia de los cierres de diversas industrias papeleras en las que se empleaba buena parte de la población activa del municipio, ha puesto freno tanto a la retracción de la actividad agraria como a la de la vida comunitaria.

La movilización social que fue capaz de generar, en torno a 1992, un grupo de jóvenes afectados por el problema del paro, se ha concretado en la constitución de una explotación agraria insólita en el contexto rural vasco-atlántico. Insólita en cuanto que se trata de una cooperativa de producción, realmente escasas en el sector agrario de esta zona; en cuanto que la totalidad de la misma se explota en régimen de arrendamiento bajo contratos legalmente establecidos, en el anterior epígrafe se señalaba la escasa eficacia de esta vía en el redimensionamiento de las explotaciones; e insólita en cuanto a sus dimensiones, porque cuenta con 100 Has. de pastos -prácticamente el total de la SAU municipal que antes se repartía entre los diversos caseríos-, algunos provenientes incluso de la roturación de antiguos helechales y plantaciones de pino insigne.

El hecho de que, dados los condicionantes topográficos, la mayor parte de la producción pascícola deba aprovecharse a diente -sólo un 30% se localiza sobre superficies mecanizables inclinó hacia su aprovechamiento mediante ganado ovino que, por otra parte y frente al vacuno antes mayoritario, cuenta con un mayor espacio productivo en el marco de la U.E. Pero, además, se consideró el mercado en alza para el queso con Denominación de Origen Idiazábal; en base a todo ello, la cooperativa posee algo más de 1 .700 cabezas de ovino de la raza autóctona latxa.

Las labores productivas se complementan con las de transformación, se cuenta con una completa línea de derivados lácteos, y comercialización, para todo lo cual la cooperativa, que dispone de los servicios de un gerente desde 1995, emplea a ocho de sus doce socios. Además de la creación de nueve puestos de trabajo, cifra por otra parte nada despreciable si se considera que el volumen de población total en Orexa es de 79 habitantes, el proyecto cooperativo tiene importantes implicaciones de tipo social en una comunidad de tan escaso tamaño demográfico.

El éxito del proyecto cooperativo ha supuesto el freno en la tendencia de continua regresión demográfica -el Ayuntamiento aprobó la construcción de 12 pisos con el fin de dar salida al problema de vivienda de algunas familias jóvenes vinculadas al proyecto-; pero, sobretodo, es un elemento de cohesión en la vida social, particularmente de su población más joven, que incluso si no trabaja directamente en él participa a partir de la aportación de capital o de mano de obra en los períodos de trabajo punta. La inclusión de Orexa en zona de Objetivo 2 no ha facilitado el desarrollo de la iniciativa, en cuanto que ha carecido de la línea de financiación que el relativamente importante monto de la inversión realizada -125 millones de ptas.habría requerido.

b) "Fundación Zerain Dezagun"

Los primeros intentos de dinamización en Zerain son extraordinariamente tempranos en el contexto del mundo rural vasco-atlántico; es a mediados de los años 1970 cuando la comunidad toma conciencia del grave estado de abandono en que se encuentra su patrimonio, de la importante alteración que sufre el paisaje rural por la reducción de la actividad agraria y, sobre todo, de la extraordinaria limitación de la vida social a que se encuentra sometida la escasa población que aún residía en el municipio -250 habitantes en 1975 frente a los 525 que se contaban en 1900-. Se inició así una fase de incorporación de servicios básicos que se prolonga hasta finales de los ochenta; durante ese período la vecindad consiguió, además de cubrir sus necesidades de infraestructuras mínimas, recuperar el ayuntamiento y la escuela municipal no ya como meros servicios, sino como instrumentos de cohesión y representación exterior y de vinculación de la población más joven a su municipio natal respectivamente.

En cualquier caso y como la Tabla nº 1 pone de manifiesto, la movilización social no consigue invertir el signo de la evolución demográfica negativa, de modo que a comienzos de los años 1990 se acepta que la vitalización social del municipio pasa por el desarrollo de su tejido económico. El Ayuntamiento contrata un gerente dinamizador y se establece un proyecto de desarrollo rural fundamentado en el apoyo al sector primario y la potenciación del turismo. En el campo agrario se ha procurado incrementar el valor añadido a la producción a partir del producto de calidad -tres explotaciones de ovino han pasado a transformar su producción láctea bajo la Denominación de Origen Idiazabal, dos explotaciones se dedican a la cría de "Pollo de caserío" con Label Vasco de Calidad, en otras dos se dispone de lagares para la transformación de la manzana de sidra, elaboración de conservas artesanas en un centro comunitario de transformación por parte del grueso de caseríos y la comercialización directa de parte de la producción desde una tienda ubicada en el casco municipal, que a su vez funciona como centro de recepción turística.

Los esfuerzos en el campo del turismo se han concretado en el programa "Zerain, Parque Cultural" que pretende ser una oferta global fundamentada en los recursos locales, tanto de tipo cultural -patrimonio arquitectónico, etnográfico, gastronómico, artesanal, agrario como natural -senderismo, mountain-bike , e incluso en el propio proceso de desarrollo local, que se da a conocer junto con los aspectos más sobresalientes de la rica historia local. Los servicios de guía, restauración y alojamiento que los aproximadamente 20.000 visitantes anuales requieren, además de la mano de obra empleada por el centro de sacrificio de "pollo de caserío" que la cooperativa Lumagorri ha instalado en la localidad, han permitido el incremento -18 puestos de trabajo a jornada completa y 12 a media jornada y diversificación del empleo residente que, a la postre, ha acarreado el cese de la corriente emigratoria que sistemáticamente venía protagonizando la población joven.

Finalmente a partir de 1997 se abre una nueva fase en este proceso de desarrollo local que, ante la consistencia adquirida, se desliga del Ayuntamiento pasando a gestionarse por una fundación privada: "Zerain Dezagun Fundazioa", integrada por los miembros de la comunidad residente pero también por parte de la población emigrada del municipio, siendo que incluso comienza a pensarse en el retorno de algunos naturales de Zerain actualmente residentes en los municipios industriales del Goierri. Además de ese reto, mediante el que se pretende un volumen demográfico más acorde con las metas propuestas en cuanto a equipamientos sin por ello perder la propia identidad, la Fundación lleva a cabo un proyecto para la recuperación y explotación turística de unas antiguas minas de hierro ubicadas en el municipio. Tanto este último proyecto como buena parte de los ya llevados a efecto vienen en parte materializándose gracias a la recuperación del trabajo en auzolan -característico de las comunidades rurales tradicionales donde aquellas labores que el recurso exclusivo a la mano de obra familiar no permitía abordar se ejecutaban mediante la solidaridad vecinal-, que ha permitido paliar no ya la escasez de fondos económicos -únicamente el 10% de la financiación procede de fondos estructurales del FEDER-, sino la desestructuración de la vida social.

CONCLUSIONES

En términos abstractos, respecto a la teoría del Desarrollo Rural Integrado, Nuevo Desarrollo, Desarrollo Global, Ecodesarrollo... o como prefiera lIamárselo, poco o nada de nuevo se desprende de las anteriores líneas; simplemente se confirma la necesidad siempre reiterada de que sean las propias comunidades quienes lideren tales procesos, la importancia de la condición endógena como única posibilidad de éxito en este tipo de desarrollo.

No obstante, de cara al mundo rural vasco-atlántico debe señalarse la conveniencia de revisar las causas mediante las que, hasta el presente, se ha venido justificando la falta de eficacia del desarrollo local. Ni las especificidades que provoca su, a veces, "excesiva" proximidad al mundo urbano, ni la falta de fondos específicos de financiación han frenado dos procesos que convendría analizar en profundidad a fin de establecer su carácter bien excepcional o bien paradigmático, en un país particularmente necesitado de un nuevo re equilibrio tanto en lo territorial, como en lo económico y en 10 social. A primera vista, da la sensación de que la clave en estos dos casos ha estado en que la comunidad ha decidido, impulsada por unos u otros motivos, tomar de nuevo la riendas de su porvenir; si así fuera, quizá merecería la pena que los recursos económicos, pocos o muchos, se encaminaran primero que nada a que tales comunidades dejaran de sentir que viven el último episodio de un ciclo socioeconómico que se cierra para siempre.

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© María José AINZ IBARRONDO, 2001

© Juan Cruz ALBERDI COLLANTES, 2001