Lurralde inves. esp.

24 (2001)

p. 77-97

ISSN 1697-3070

 

LA CIUDAD POTENCIA Y DESTRUYE LA ACTIVIDAD HORTÍCOLA:

EL PERIURBANO DE SAN SEBASTIÁN

 

 

 

©Juan Cruz ALBERDI COLLANTES.

Departamento de Geografía de la Universidad del País Vasco

Facultad de Filología y Geografía e Historia.

Francisco Tomás y Valiente, s/n. Apartado 2111. 01006 Vitoria.

fgpalcoj@vc.ehu.es

 

Laburpena: Tradizionalki, hiriaren hurbiltasunak baragintzaren bultzatzaile giza jokatu egin du, nahiz eta garraioen eta produkzio kontzerbazioaren hobekuntzak eta ekoizpen haundiko zonaldeetan ematen ari den konzentrazioa bere eragina txikitu. Donostialdeko eskualdeko baratzagintza hurbiltasuna eta produktoaren balorapenan oinarritzen da eta horretaz sustatzen du egun duen garapena. Hiriak, bestalde, bere garapena sailtatzen du eskuladean geratzen diren lur emankorrenak urbanizatuz.

hitz gakoak: baserria, Donostia, Euskal Herria, nekazaritza, baragintza, hirigunea, agroaldeak.

Resumen: la proximidad urbana ha impulsado tradicionalmente la consecución de una especialización hortícola en su cercanía, a pesar de que la incorporación de mejoras en los transportes y en la conservación junto a la concentración de la capacidad productiva en zonas fuertemente especializadas, a menudo alejadas de los centros de mercado, ponga en entredicho las ventajas locacionales de los espacios periurbanos. La especialización hortícola de la comarca de San Sebastián se apoya en la demanda de producto local de su proximidad y, fundamentado en ella, continúa su desarrollo. La ciudad, sin embargo, dificulta a su vez este desarrollo arrebatando y urbanizando aquellos suelos que mayores posibilidades presentan para el desarrollo de las funciones hortícolas.

Palabras clave: caserío, San Sebastián, País Vasco, agricultura, horticultura, periurbano, polígonos agrícolas.

Abstract: In a lot of city, in the urban shadow, have been a green belts, although the last years the trade and the conservation technical betterment and the concentration of green production in a speciality areas, often remote of the population centre, have putted the urban shadow locality averages in question. The specialisation of green production in San Sebastián has sported in the request of local production and by this go on the development of this farm sector. By other side, the city growth is difficulty its development building the better ground to development the green functions.

Key words: Gipuzkoa, Basque Country, agriculture, green productions, urban shadow, farm spaces.

 

La proximidad a la ciudad puede suponer una excepcional ubicación para una unidad agraria, una importante renta de situación que le permita obtener un mayor beneficio de su producción. La cercanía del medio urbano, del consumidor y del pequeño comerciante es una de las ventajas con las que un agricultor que tenga una explotación próxima al mercado puede contar. Sin embargo, los cambios acaecidos en el sector agroalimentario en estas últimas décadas parecen restar importancia a esta ventaja locacional. Entre otros aspectos, el desarrollo del transporte y de las técnicas de conservación ha supuesto que en muchos casos se pase del cinturón hortícola próximo a la ciudad, entre 15-20 km., a un abastecimiento desde zonas más especializadas.

La comarca de San Sebastián, Donostialdea-Bidasoa, desarrolla un modelo agrícola con características propias de los espacios periurbanos, entre otros, una clara especialización hortícola en un entorno eminentemente ganadero. La consecución de un área metropolitana en esta comarca, en la que reside más de la mitad de la población de la provincia (ver mapa nº1), ha potenciado la especialización de muchos de sus caseríos en la obtención de productos dirigidos a la venta diaria en sus mercados y comercios, dominando entre estos los de la huerta.

En este artículo analizamos las peculiaridades que presentan sus explotaciones hortícolas, su nivel de desarrollo y sus perspectivas de evolución. Asimismo, profundizamos en la influencia económica y espacial que actualmente está teniendo la proximidad de un centro urbano importante, receptor de producción local pero demandante de otro tipo de necesidades, sobre la actividad hortícola.

1.- Actividad propia de los espacios periurbanos.

La proximidad a la ciudad tradicionalmente ha generado que en sus alrededores se desarrollen actividades agroganaderas orientadas a satisfacer la demanda de productos frescos con una reposición a menudo diaria y difícilmente accesibles desde distancias más lejanas. De entre todas las funciones agrícolas presentes son las hortícolas las que mejor le caracterizan. La proximidad al mercado provoca que en muchas ciudades progresen auténticos cinturones hortícolas que pueden originar la consecución de un sector dinámico, modernizado y capitalizado y cuya influencia llegue a traspasar incluso el mercado local al que inicialmente se dirigía.

Mapa 1: Espacio urbanizado en los municipios de Donostialdea-Bidasoa

La extensión de la peculiaridad hortana en los espacios periurbanos es una realidad contrastada e incluso en regiones con una clara vocación ganadera y una explotación orientada al autoabastecimiento encontramos el desarrollo de este tipo de funciones como puede ser el caso de la Cornisa Cantábrica o del mismo País Vasco.

En la comarca de Donostialdea-Bidasoa parece producirse un hecho similar. ETXEZARRETA resalta la importancia de los cultivos hortícolas en las proximidades de las capitales del País Vasco y concretamente en San Sebastián, justificando la menor presencia de A.T.P. en estas zonas como consecuencia de la mayor intensidad y, por tanto, mayor mano de obra que este tipo de cultivo requería (1984, p. 134).

Si la singularidad hortícola de los espacios periurbanos es un estadio compartido, los cambios acaecidos en los últimos años en el comercio, distribución, transporte o en la demanda de un producto cada vez más homogéneo pone en entredicho las ventajas que tienen ahora los cultivos próximos a la ciudad.

La concentración del sector comercial en unas pocas firmas y la necesidad de competir en precios impulsan la especialización de la producción, la organización en cooperativas o grupos de cultivadores para asegurar volumen y regularidad en el suministro, y la modernización y tecnificación de la explotación. En este proceso, la cercanía de la ciudad pierde importancia, mientras la centralización de la actividad en grandes zonas elaboradoras gana presencia.

En el nuevo concepto productivo el centro, el mercado, continúa siendo la ciudad y, especialmente, las grandes urbes, pero la periferia ya no está a unos kilómetros sino en grandes zonas productoras desde las que, con un género que apenas se altera en el transporte, se abastecen los mercados urbanos. A este respecto BEDOS et al. señalan que "la reciente historia agrícola de España permite hacer una nueva gran clasificación de las hortalizas. Por una parte, están aquellos cultivos de la huerta tradicional en terrenos cercanos a los grandes núcleos urbanos. Por la otra, unos horticultores más profesionales, el gran motor de la modernización y puesta en práctica de técnicas intensivas de producción de hortalizas con costes razonables: los frutos y hortalizas tempranas y/o de concentración ... Una socioeconomía agrícola muy centralizada en determinadas regiones y municipios permite continuamente que los conocimientos de vanguardia corran rápidamente de boca a oreja y logren altos grados de especialización en determinadas hortalizas ... Para este sector agroalimentario español existe un buen futuro mientras los agricultores de la huerta tradicional no lo tienen tan claro" (1995, pp. 55-56).

Ante la tendencia a la centralización de la producción, los espacios periurbanos reaccionan de distinta manera. Muchos de ellos siguen aprovechando la ventaja que todavía supone la proximidad al mercado, el contar con un tejido productivo y una tradición laboral y se adecuan ahora a las nuevas exigencias, invirtiendo capital, especializándose en ciertos cultivos y, en definitiva, asegurando la integración económica de estas explotaciones. Este es el caso del Maresme e incluso de determinadas comarcas de Galicia.

En otras zonas, sin embargo, tras un importante período de progreso, observamos cómo o no se han adecuado o no han podido hacer frente a las nuevas demandas del mercado y la función hortícola inicia un proceso de dejadez. Las pocas referencias que tenemos relativas a la situación del sector en el País Vasco apuntan más bien a este extremo. La Cooperativa LORRA, a propósito de la horticultura vizcaina, observa cómo las explotaciones cuentan con instalaciones envejecidas, tecnológicamente desfasadas, con pocas posibilidades y en el límite de su vida. La mayor parte de las inversiones se realizaron a principios de los ochenta y ya desde 1985 se produce una paralización casi total del ritmo de construcción de invernaderos (HAGINA, nº 9, 1996, p. 18). Todo indica que la situación en la que se ha de encontrar el sector hortícola del periurbano de San Sebastián ha de ser similar.

2.- Donostialdea-Bidasoa: una comarca con cierta especialización hortícola.

A pesar de que la agricultura de Donostialdea-Bidasoa es principalmente ganadera, la horticultura tiene una importante representatividad en la comarca. La información más reciente con la que contamos es del año 1999 y nos ha sido aportada por la Diputación Foral de Gipuzkoa a través de la utilización del registro de explotaciones.

 

Tabla 1. Nº de explotaciones según superficie hortícola dedicada (Ha.). Año 1999.

 

MUNICIPIO

< 0,1

< 0,2

< 0,3

< 0,4

< 0,5

< 1

< 1,5

< 2

< 3

> 3

TOTAL

ANDOAIN

5

5

2

0

1

1

1

 

 

 

15

ASTIGARRAGA

9

7

1

2

2

1

4

0

1

0

27

DONOSTIA

15

14

8

5

4

19

1

3

1

0

70

ERRENDERIA

12

8

4

4

0

4

0

0

0

0

32

HERNANI

19

10

4

3

0

5

4

0

2

0

47

HONDARRIBIA

11

10

5

6

2

7

1

0

0

0

42

IRUN

25

12

4

1

0

3

1

0

0

0

46

LASARTE-ORIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

0

LEZO

11

1

2

2

0

0

0

1

0

1

18

OIARTZUN

46

13

6

0

0

3

1

0

0

0

69

PASAIA

3

1

0

0

0

0

0

0

0

0

4

URNIETA

15

12

1

1

0

2

0

0

0

0

31

USURBIL

2

3

5

3

1

3

3

1

1

1

23

COMARCA

173

96

42

27

10

48

16

5

5

2

424

PROVINCIA

439

245

137

79

73

129

37

17

7

4

1.167

COMARCA %

40,8

22,6

9,9

6,4

2,4

11,3

3,8

1,2

1,2

0,5

 

PROVINCIA %

37,6

21,0

11,7

6,8

6,3

11,1

3,2

1,5

0,6

0,3

 

FUENTE: D.F.G. 1999. Elaboración Propia.

Como se aprecia, la actividad hortícola es común a toda Gipuzkoa y aunque presenta un porcentaje mayor en el periurbano de San Sebastián (36,3% del total de las explotaciones que tienen huerta en la provincia) no alcanza las cifras aportadas por el censo agrario respecto a la O.T.E. de la explotación de la orientación de la provincia (64%). Sin embargo, sí se denota que a medida que aumenta la base territorial del cultivo y una vez superada 1 Ha., se incrementa la representatividad de la comarca respecto a Gipuzkoa (sobre 1 Ha., 40%., sobre 1,5 Ha., 43%). Precisamente es a partir de esta extensión cuando se comienza a iniciar la especialización en esta actividad. Aún así, la gran mayoría de las instalaciones no llegan a la consideración del mínimo de trabajo requerido en función del uso hortícola. Si tomamos como medida representativa 1 Ha., tan sólo el 17% de los caseríos que poseen huerta la superarían.

La distribución de las unidades productivas que superan la hectárea es dispar. Donostia es el municipio que mayor número de explotaciones mayores de 1 Ha. concentra, seguido de Astigarraga, Hernani, Usurbil y Hondarribia. Otras poblaciones como Urnieta, Pasaia, Lasarte-Oria, Lezo o Andoain apenas muestran alguna unidad que supere la Ha., siendo muy escasas también en Oiartzun, Irun o Rentería.

El siguiente cuadro, relativo a la extensión destinada a horticultura en las explotaciones y municipios de la comarca, aporta también algunos resultados a considerar.

  

Tabla 2. Superficie en Ha. por tamaños de explotación. Año 1999.

MUNICIPIO

Nº Expl.

Nº Ha.

< 0,1

< 0,2

< 0,3

< 0,4

< 0,5

< 1

< 1,5

< 2

< 3

> 3

ANDOAIN

15

3,8

0,3

0,6

0,4

0,0

0,5

0,8

1,2

0,0

0,0

0,0

ASTIGARRAGA

27

10,1

0,3

0,9

0,2

0,6

0,8

0,5

4,6

0,0

2,2

0,0

DONOSTIA

70

27,7

0,6

1,7

1,7

1,6

1,6

12,4

1,1

4,8

2,1

0,0

ERRENDERIA

32

6,0

0,4

1,0

0,8

1,3

0,0

2,5

0,0

0,0

0,0

0,0

HERNANI

47

16,4

0,6

1,2

1,0

1,0

0,0

3,2

4,7

0,0

4,7

0,0

HONDARRIBIA

42

12,9

0,4

2,2

1,1

1,8

0,8

5,4

1,2

0,0

0,0

0,0

IRUN

46

9,9

0,9

5,1

0,9

0,3

0,0

1,5

1,1

0,0

0,0

0,0

LASARTE-ORIA

0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

LEZO

18

3,5

0,4

0,1

0,5

0,6

0,0

0,0

0,0

1,9

0,0

3,4

OIARTZUN

69

7,2

1,5

1,8

1,3

0,0

0,0

1,5

1,1

0,0

0,0

0,0

PASAIA

4

0,2

0,2

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

0,0

URNIETA

31

3,5

0,5

1,3

0,2

0,3

0,0

1,2

0,0

0,0

0,0

0,0

USURBIL

23

12,6

0,2

0,5

1,2

1,0

0,4

2,2

3,4

1,7

2,2

4,1

COMARCA

424

113,7

6,2

16,4

9,4

8,5

4,1

31,2

18,4

8,4

11,0

7,5

FUENTE: D.F.G. 1999. Elaboración Propia.

Las explotaciones mayores de 1 Ha., a pesar de ser tan sólo el 17% del total, concentran el 67,3% de la superficie destinada a horticultura en la comarca. Respecto a su distribución, San Sebastián concentra la mayor superficie destinada a este cultivo (24,5%). Junto a ella, los municipios lindantes y también la comarca del Bajo-Bidasoa.

El resto de concejos, a pesar de que pueden mostrar un gran número de unidades, presentan una superficie mucho más reducida. Oiartzun constituye el ejemplo más llamativo. Entre los 69 caseríos que registran esta utilidad apenas superan las 7 Ha., es decir, algo más de 1150 m2 de huerta por explotación, sin duda una pequeña parcela destinada al autoconsumo en la mayoría de los casos.

La información de estos registros de explotaciones deja algunos elementos sin completar. En ella no se recoge el cultivo ornamental y no se especifica la superficie que es destinada a invernaderos. La implantación de la producción de flor es reciente y prácticamente data de la década de los noventa. Requiere de un mayor conocimiento técnico y una mayor inversión económica. Las explotaciones suelen presentar una doble orientación, a maceta y a flor cortada, y en este subsector la profesionalización es la característica dominante. En Gipuzkoa existen 24 instalaciones que presentan cultivo ornamental. De éstas, 21 están ubicadas en Donostialdea-Bidasoa. Si tenemos en cuenta que son necesarios 2000 m2 de invernáculo para completar una U.T.A., 17 de éstas la justifican, 14 de ellas en la comarca en estudio.

Tendencia similar refleja el análisis de la superficie hortícola cubierta. En este caso, los datos han sido recogidos a partir de la información relativa a la superficie de invernaderos asegurada a través de la Asociación de horticultores de Gipuzkoa

Tabla 3. Superficie por tipos de invernadero en m2. Año 1999.

MUNICIPIO

CRISTAL

PLACA

MULTI

TUNEL

MIXTO

ANDOAIN

 

 

1.575

272

 

ASTIGARRAGA

 

2.768

14.819

4.874

 

DONOSTIA

2.409

7.045

8.019

7.996

 

ERRENDERIA

1.699

4.800

896

4.310

 

HERNANI

 

3.900

5.885

3.976

3.232

HONDARRIBIA

6.008

9.040

6.160

2.483

 

IRUN

 

800

 

 

 

LASARTE-ORIA

 

 

435

 

 

LEZO

 

960

 

1.088

 

OIARTZUN

333

6.050

5.409

557

 

PASAIA

 

 

 

 

 

URNIETA

 

 

1.350

 

 

USURBIL

2.414

 

1.664

2.915

 

COMARCA (m2)

12.863

35.363

46.213

28.471

3.232

PROVINCIA (m2)

16.823

49.621

92.640

74.068

9.035

Nº EXPLOTACIONES

12

32

62

66

6

SUP. MEDIA EXPL. m2 (m2)

1.402

1.551

1.494

1.122

1.506

FUENTE: GILBE, 1999. Elaboración Propia.

En principio, las instalaciones de cristal y de placa son las que mayores posibilidades de producción aportan (mayor luz, automatización, etc.) pero también las que requieren una mayor inversión. El multi y el túnel son estructuras más simples que no necesitan ni de unas sujeciones especiales ni de una obra previa de instalación y el material que los recubre es plástico. Su costo es mucho menor pero sus posibilidades también lo son.

Según esta información, si en Gipuzkoa tenemos un total de 242.187 m2 de extensión cubierta, el 52% está ubicada en Donostialdea-Bidasoa. Si centramos nuestros datos en aquella ligada a una producción más intensiva, como placa o cristal, esta proporción aumenta considerablemente y concentra el 76,5% y el 71,3% de la de la provincia respectivamente.

Respecto a su distribución por municipios, una vez más Donostia y Hondarribia retienen la mayor superficie de invernaderos, el primero el 20,2% y el segundo el 18,78%. A ellos le siguen Astigarraga (17,8%) y Hernani (13,47%) y a otro nivel Oiartzun, Rentería y Usurbil.

De todas las afirmaciones realizadas obtenemos para Donostialdea-Bidasoa las siguientes conclusiones:

·         El sector tiene peso en esta comarca. Aunque todavía no hemos aportado datos concretos, un análisis somero del espacio dedicado a esta actividad nos muestra que alrededor de ochenta explotaciones se aproximan a la superficie requerida para obtener una unidad de trabajo agrícola (U.T.A.).

·         Sin embargo, otro amplio grupo no alcanza una dedicación mínima que justifique ni una familia ni una persona empleada con ocupación exclusiva a esta labor. Suponen aproximadamente el 75% de las unidades que poseen huerta.

·         Si tenemos en cuenta el número de explotaciones hortícolas, los datos de cultivo ornamental y la superficie hortícola cubierta, especialmente de placa o cristal, podemos ubicar en esta comarca al menos a la mitad de las unidades productivas que desarrollan esta labor en la provincia.

·         En Donostialdea-Bidasoa se encuentran las explotaciones guipuzcoanas más avanzadas, más dinámicas y que mejor se amoldan a las exigencias del mercado, con incorporación de nuevos productos y nuevas técnicas. La presencia de resguardos de cristal y placa junto a la concentración de casi la totalidad del cultivo de flor son elementos indicativos de esta situación.

·         La horticultura, sin embargo, no se expande de igual manera en toda la comarca. San Sebastián y su entorno próximo concentra el mayor número de explotaciones y la mayor superficie destinada (Hernani, Astigarraga y Usurbil).

3.- Profesionalización y abandono se combinan.

En este apartado vamos a proceder a analizar la división actual que nos plantea el desarrollo general del sector agrícola, con unas explotaciones que apuestan por incorporar medidas que llevan al aumento de la capacidad productiva, mientras otras, incapaces de hacer frente a las nuevas exigencias del mercado marginan progresivamente la actividad y finalmente la abandonan.

3.1.- Hacia la especialización e intensificación.

A priori, podemos pensar que el análisis de las unidades productivas de los socios de GILBE (Asociación de horticultores profesionales de Gipuzkoa) nos ha de aportar las características más esenciales de las que, en la dualidad a la que nos referíamos, apuestan por continuar, acercándonos incluso al número total de las que optan por esta actividad. En 1999 había en Gipuzkoa un total de 159 socios de GILBE de los que 70 tenían su instalación en la comarca de Donostialdea-Bidasoa.

 

Tabla 4. Registro de explotaciones de los socios de GILBE. Año 1999.

MUESTRA

MUNICIPIO

Compl.

Bov.

Edad

Titular

Dedic.

T/P

Cóny.

Ayuda

Otras

Ayuda

Res. por cultivos (Ha.)

Rég. de tenencia (Ha.)

Hortal.

Flores

Otros

Prop.

Arrend.

Otros

ASTIGARRAGA

 

48

P

T

 

 

0,9

2,9

3,7

 

 

ASTIGARRAGA

 

62

 

T

 

1,2

 

6,2

6,2

1,2

 

ASTIGARRAGA

 

62

T

T

 

2,2

 

5,0

5,1

2,0

 

DONOSTIA

 

50

T

 

 

0,4

 

0,6

1,0

 

 

DONOSTIA

 

43

T

 

 

2,3

 

0,7

3,0

 

 

DONOSTIA

6

49

T

P

 

0,5

0,5

14,5

5,4

10,2

 

DONOSTIA

9

58

T

T

 

1,0

0,0

3,4

4,4

 

 

HERNANI

 

75

P

 

T

2,2

 

3,1

5,4

 

 

HERNANI

4

30

T

 

T

0,7

0,5

10,1

11,3

 

 

OIARTZUN

12

56

T

P

P

0,5

 

6,8

6,2

 

1,1

URNIETA

 

43

P

P

 

 

0,4

3,8

4,2

 

 

USURBIL

6

55

T

 

T

0,1

0,4

4,8

5,3

 

 

Total

37

631

9,5

5,5

3,5

11,0

2,3

57,0

55,7

13,5

1,1

Expl. Media

3,1

53

0,8

0,5

0,3

0,9

0,2

4,7

4,6

1,1

0,1

FUENTE: D.F.G. Registro de Explotaciones. 1999. Elaboración Propia.

En estas explotaciones, como media, encontramos tres personas trabajando a tiempo completo, con una más que colabora a tiempo parcial. Muestran en el 75% de los casos una continuidad manifiesta, estando al frente de ellas agricultores jóvenes o mayores que tienen hijos empleados en la actividad. El carácter intensivo del cultivo hortícola parece justificar la presencia de una mayor mano de obra.

En 9 de los 12 ejemplos se trata de explotaciones agrarias familiares comunes, ligadas al caserío, con un titular constituido por una persona física a la que se le incorpora el cotitular o el cónyuge y la ayuda familiar. Sin embargo, en tres casos, unidos también a la figura del caserío, se conforman comunidades de bienes. En éstas, varios hermanos participan en la plantación y la población que trabaja o ayuda se amplia enormemente, ascendiendo el número de activos a dieciocho personas, siendo además los únicos que tienen población no familiar empleada.

El análisis de las actividades agrícolas de estas explotaciones así como la superficie total cultivada completa las aportaciones señaladas. Como primera, conclusión cabe reseñar que con un dominio medio de 6,3 Ha., base territorial que coincide con el caserío medio del País Vasco.

Respecto a los usos del suelo, llama la atención el hecho de que el 50,8% del terreno de estas explotaciones está dedicado a utilidades forrajeras, cuando sólo cuatro de ellas tienen actividad ganadera. Es especialmente representativo un caserío que, no teniendo ganado, destina más del 83% de su heredad a pradera. Si tenemos en cuenta que la orientación técnico-económico de estas explotaciones es hortícola, excepto en un caso que sería mixta, la superficie destinada a forraje se justifica por la propia estructura de las parcelas de las explotaciones, no hábiles para cultivo hortícola, que en algunos casos se utilizan para el alimento de su cabaña y en otros se cede el disfrute a terceros.

El espacio destinado a hortalizas y flores constituye el 11,7% del total de la heredad, con una superficie media de 1,18 Ha. Atendiendo a los datos aportados por GILBE, los socios recogidos en la muestra han asegurado en 1999 un total de 34.985 m2 de invernadero, lo que indica que al menos el 25% de la superficie que destinan a hortalizas y flores está resguardada. Ello nos llevaría a considerar una explotación media con 0,88 Ha. dedicadas a horticultura al aire libre, normalmente intensiva, y una superficie aclimatada de 0,3 Ha.

Los datos con los que contamos a la hora de establecer la evolución del sector son escasos. Hacen referencia a determinados años de la década de los ochenta y de los noventa y son cifras relativas a toda la provincia de Gipuzkoa. Han sido obtenidos a partir de la información de distintos trabajos. Concretamente, los de la década de los ochenta son recogidos por SEGUROLA et al. (1987). Los de la década de los noventa por GILBE, bien mediante censo a todos sus socios o bien a través de la superficie asegurada por ellos.
 

 Tabla 5. Evolución de la superficie cubierta en m2 en Gipuzkoa.

Año

Superficie/m2

1980

85.000

1982

160.816

1983

204.475

1986

298.820

1993

368.285

FUENTE: SEGUROLA et al., 1987 y GILBE, 1993.

En principio, los resultados son significativos y más teniendo en cuenta que la información de 1993 está referida sólo a los socios de GILBE. El aumento es espectacular y el espacio cubierto entre 1980 y 1993 se ha cuatriplicado.

La extensión que hemos recogido en 1999 y que estaba asegurada a través de GILBE es inferior a los datos aquí reflejados. En total suponen 242.187 m2 de invernadero, cuando en 1993 teníamos 368.285 m2 para los socios de GILBE. Anteriormente hemos puesto en duda la fiabilidad de estas aportaciones, especialmente la relativa a la superficie de multi y túnel asegurada y, por ello, no consideramos esta última como significativa. Sin embargo, sí nos parece comparativa la aportación que uno y otro recogen para cristal y placa.

Tabla 6. Superficie por tipos de invernadero en m2. Años 1993 y 1999.

 

Cristal

Placa

Multi

Tunel

Gipuzkoa 1993

10.000

31.492

138.009

188.784

Gipuzkoa 1999

16.823

49.621

92.640

74.068

FUENTE: GILBE, 1999. Elaboración Propia.

La superficie destinada a este tipo de instalación, precisamente la de aquel que presenta un mayor valor añadido del cultivo, dinamismo de la producción (cultivo hidropónico, ornamental) y unas mejores prestaciones técnicas es la que sigue experimentando un mayor crecimiento, tanto de cristal como, y especialmente, de placa, duplicando en seis años el número de miembros que tienen este tipo de invernáculo e incrementando la superficie cubierta en un 57,5%.

El análisis de los socios de GILBE, bien mediante una muestra de conjunto bien mediante el estudio de datos globales, descubre la existencia de un sector fuertemente implicado en la actividad agrícola y con unas perspectivas de futuro evidentes. En general, se trata de caseríos inicialmente de orientación ganadera pero que siempre han mantenido una producción hortícola y que a lo largo de las dos últimas décadas se han ido centrando en ésta, especializándose cada vez más. De hecho, las inversiones realizadas en la adecuación y mejora de las infraestructuras agrarias en el último año del que poseemos datos, en 1998 y en la comarca de Donostialdea-Bidasoa, ya superan en invernáculos a las de construcción e instalaciones ganaderas –59 y 57 millones de pesetas respectivamente– (D.F.G., 1999). Los rendimientos económicos también les acompañan, y aunque disponemos de pocos ejemplos, en éstos la U.T.A. ronda los 3 millones de pesetas netos por persona empleada, llegando casi a duplicar el beneficio que las explotaciones lecheras especializadas obtienen por U.T.A.

El modelo elegido es claramente productivista. Enfocado en torno a unas políticas de calidad y centrado especialmente en la venta en circuito corto y en la valoración del producto local, la dinámica que presenta, con un aumento del suelo aclimatado y la apuesta por substratos inertes (hidroponía), denota el desarrollo de una actividad intensiva y muy poco ligada al medio. La agricultura biológica no cuenta con practicantes en esta comarca.

3.2.- El Mercado de San Martín: imagen del sector.

En este apartado nos acercamos a las características de las explotaciones no socias de GILBE, por lo que consideramos a priori que su grado de especialización será menor. Ello no quiere decir que sea un grupo que realice una actividad ya marginal o que la esté abandonando. El hecho de que acudan diariamente a un mercado a vender productos hortícolas y lo lleven haciendo durante décadas genera una duda razonable sobre su actitud ante esta actividad.

Para su correcto análisis hemos elegido el Mercado de San Martín (San Sebastián). Es una alhóndiga en la que los agricultores tienen una zona destinada tradicionalmente a ellos. En este sector son los productos de la huerta los mayoritarios y se venden prácticamente en todos los puestos. A él acuden regularmente alrededor de cuarenta cultivadores, principalmente de San Sebastián, Astigarraga y Hernani, normalmente de explotaciones agrícolas que distan escasos kilómetros de la ubicación del mercado.

De estos cuarenta productores, tan sólo tres son socios de GILBE, once carecen de registro de explotación y del resto, unos 26, hemos tomado 12 muestras para obtener mediante el análisis de los registros sus características más significativas.

 Tabla 7. Explotaciones que acuden al Mercado de San Martín. Año 2000.

MUNICIPIO

MUESTRA

Compl.

Bov.

Edad

Titular

Dedic.

T / P

Cóny.

Ayuda

Otras

Ayuda

Resumen cultivos (Ha.)

Régimen Tenencia (Ha.)

Hortal.

Flores

Forraj.

Otros

Propied.

Arrend.

Otros

DONOSTIA

 

59

P

 

 

0,6

 

0,4

0,4

1,3

 

 

HERNANI

 

70

P

P

 

0,3

 

 

6,6

6,9

 

 

DONOSTIA

 

64

P

 

 

0,7

0,2

0,4

0,2

 

 

1,4

DONOSTIA

2

77

P

 

T

 

 

2,9

 

2,9

 

 

DONOSTIA

20

65

T

T

 

0,2

 

1,4

 

1,6

 

 

DONOSTIA

10

33

P

 

P

0,6

 

16,4

7,2

6,7

10,2

 

HERNANI

26

70

T

P

T

0,4

 

14,2

2,0

16,6

 

 

HERNANI

9

71

T

 

T

0,1

 

3,3

2,6

 

 

 

URNIETA

18

36

T

 

T

0,6

 

5,5

3,7

7,6

2,1

 

ASTIGARRAGA

 

70

P

 

 

0,6

 

 

 

0,6

 

 

ANDOAIN

35

60

T

T

T

0,2

 

13,0

6,7

 

 

 

HERNANI

12

43

 

 

 

0,2

 

5,8

0,5

6,5

 

 

Total

132

718

8

3

5,5

4,6

0,2

63,1

29,6

50,8

12,3

1,4

Expl. Media

11,0

61

0,8

0,2

0,4

0,4

0,0

5,3

2,5

4,2

1,0

0,1

FUENTE: D.F.G., Registro de Explotaciones, 1999. Elaboración Propia.

En estos caseríos trabajan 23 personas. De ellas 16 son mayores de 55 años y tan sólo 3 menores de 35 años. Si en la muestra relativa a GILBE el 30% era mayor de 55 años en ésta lo es el 70%, población claramente envejecida, ya jubilada o en edad de jubilación en la mayoría de los casos. Tan sólo en una cuarta parte de estas unidades existen posibilidades de continuidad en la explotación puesto que el relevo generacional parece estar asegurado. Lo que también es evidente es que en seis de las doce instalaciones, a la que se les añadiría una séptima que no tiene producción, la retirada es inmediata dado que la edad es muy avanzada y no poseen reemplazo.

Teniendo en cuenta los caseríos que carecen de registro (27%) y los que no tienen continuidad (48%), el 75% de las explotaciones que acuden al mercado presentan una actividad marginal o tenderán a ello en breve período de tiempo.

La distribución de los usos agrícolas es similar a la del caserío medio de la comarca. Coincide el espacio dedicado a forraje, el ocupado por el bosque y tan sólo la superficie labrada (hortícola y frutales) es algo superior (7,4% frente al 4% habitual para el caserío medio). Respecto a los socios de GILBE, la diferencia más significativa es el mayor espacio dedicado a usos forrajeros y la menor extensión orientada a hortalizas y flores. Si en la otra muestra se destinaba un 11,7% de la heredad a estos usos, en este caso tan sólo supone el 4,7%. En datos absolutos, mientras aquellos dedicaban a este aprovechamiento 1,2 Ha., aquí sólo se les destina 0,4 Ha.

El tipo de producción hortícola también marca distinciones entre ambos grupos. En primer lugar, la hortaliza es casi el único cultivo representado puesto que la flor apenas tiene relevancia. La superficie cubierta, a su vez, es reducida. Tan sólo tres poseen invernaderos, siempre túneles o multitúneles de plástico, que suman 5.500 m2 entre todos ellos.

La orientación técnico-económica de estas unidades denota otra particularidad respecto al grupo especializado. En este caso son 6 las explotaciones orientadas hacia vacuno, 5 hacia cultivos hortícolas y 1 mixta, mientras que en el anterior, excepto una, todas estaban especializadas en horticultura.

Del análisis del mercado de San Martín obtenemos una muestra del estado del sector en la comarca y de la evolución que podemos esperar a medio plazo, diferenciando tres situaciones distintas.

La primera, constituida por explotaciones que carecen de registro junto a aquellas en las que es población mayor la única que trabaja en la explotación. Por lo general presentan poca labor agraria y es de esperar que la vayan abandonando progresivamente, tanto la ganadera como la hortícola. Es el grupo mayoritario y en San Martín se encuentran en esta situación aproximadamente 33 de los 40 que acuden a este mercado.

La segunda, formada exclusivamente por socios de GILBE, tres en el citado mercado, que están apostando por una estrategia orientada al aumento de la capacidad productiva y a la especialización hortícola.

El tercer grupo estaría constituido por las explotaciones que emplean mano de obra joven pero que no están asociadas a GILBE. Han optado por la especialización en vacuno y la actividad hortícola se mantendrá mientras estén dispuesto a acudir al mercado, normalmente la madre o la mujer. El hecho de que no hayan iniciado ninguna estrategia tendente a aumentar la producción y que sigan cultivando superficies inferiores a 0,5 Ha. de huerta al aire libre apunta a que a medio plazo retirarán la actividad hortícola.

Por tanto, si tomamos el mercado de San Martín como reflejo del casi medio millar de caseríos que tienen actividad hortícola en la comarca, llegamos a la conclusión de que no alcanzará al 10% el total de los que continuarán con una labor dirigida a la venta exterior.

Todo indica que la dinámica descrita coincide con el proceso que observamos en el desarrollo de las actividades agroganaderas y que nos llevaba a la especialización de unos, los menos, y al descuido de la actividad por parte del resto de explotaciones.

4.- La Ciudad ante la actividad hortícola.

En este epígrafe vamos a recoger mediante varios ejemplos concretos cómo se materializa la influencia de la ciudad en este sector, en un caso impulsando su crecimiento mediante la demanda de producto local y en otro limitándolo, urbanizando progresivamente los terrenos en los que se desarrolla. Apuntaremos también la respuesta territorial que un grupo dinámico de horticultores propone ante el aumento de la presión urbana, la agroaldea.

4.1.- La Venta Directa y los Mercados Locales, piezas básicas del desarrollo del sector hortícola.

La comercialización de los productos hortícolas de los socios de GILBE muestra la importancia que hoy por hoy mantiene todavía la venta directa en las plazas o en los establecimientos minoristas. El 82% del género producido en Gipuzkoa por los socios de GILBE es despachado de esta manera, el 51% directamente en el mercado y el 30,7% por medio de pequeñas tiendas. Sólo un 14,7% es vendido mediante mayoristas y un 3,7% a través de cadenas alimenticias.

La justificación del mantenimiento de una estructura de comercialización apoyada en el contacto directo con el cliente, en un momento en el que las grandes cadenas acaparan aproximadamente el 80% de la facturación de productos alimenticios, se fundamenta en la valoración positiva que el consumidor guipuzcoano tiene del producto del caserío. De las encuestas que se han efectuado en los mercados municipales, el 85% de la clientela considera que su calidad es superior.

La presencia de producto local y su posibilidad de adquisición se ha fundamentado tradicionalmente en la existencia de ferias locales. Muchas de ellas, de tradición centenaria, se desarrollan principalmente en la década de los años sesenta-setenta. El crecimiento poblacional de la provincia permite orientar gran parte de la producción del caserío a la venta directa.

La comarca en estudio concentra la mayoría de las lonjas de la provincia de Gipuzkoa. San Sebastián tiene tres centros (Gros, La Bretxa, San Martín) con más de un centenar de agricultores. Irun, integrado dentro de su alhóndiga municipal, presenta un área destinada al despacho de género de caserío a la que acuden 35 cultivadores. De igual manera Rentería, Pasai Antxo y Pasai San Pedro cuentan con 48, 12 y 8 puestos respectivamente. En Hernani se ubican en las antepuertas del Ayuntamiento diariamente 4 productores. A Lasarte-Oria, Andoain y Hondarribia acuden semanalmente agricultores, contabilizándose 20 explotaciones.

La presencia de unos puestos diarios con una cuota de venta fija y con una demanda en crecimiento, va a contribuir a que en muchas explotaciones se de un abandono progresivo del ganado vacuno de leche y una intensificación de los cultivos hortícolas. Fruto de ello, algunas zonas y especialmente San Sebastián, se especializan en la producción de verdura mientras otras, las ubicadas en zonas menos urbanas, presentan una orientación exclusivamente ganadera. La importante demanda de la capital posibilita que en este municipio y en los más próximos (Astigarraga, Hernani, Usurbil) la horticultura sea una actividad con representación en el sector.

En este desarrollo una ubicación ha tenido una importancia transcendental, el Mercado de La Bretxa, situado en el casco antiguo de San Sebastián. Aquí se configura una actividad a primera hora de la mañana, de 06:00 a 08:30, en la que se realiza el despacho dirigido a los tenderos de la ciudad. Muchos productores venden primeramente a éstos y luego continúan en el puesto para realizar la venta directa al consumidor, mientras otros para las 08:30 abandonan este mercado.

La Bretxa es el único asentamiento que ha funcionado de esta manera en Gipuzkoa. La importancia de esta lonja ha sido fundamental en el desarrollo de una horticultura competitiva, especialmente la realizada por los productores de primera hora. La posibilidad de diversificar ventas ha abierto un abanico de opciones que ha permitido ampliar la cuota de negocio de muchos de ellos. La dedicación exclusiva es mayoritaria en el mercado de primera hora y una gran parte de las explotaciones hortícolas principales de la provincia acuden diariamente a él. Según los datos aportados, el 70% de los que asisten ostentan dedicación exclusiva y son preferentemente socios de GILBE, una realidad sensiblemente distinta a la que hemos observado en el mercado de San Martín.

En un momento tan transcendental para la agricultura como lo está siendo la década de los noventa, en el que las explotaciones están tendiendo o a especializarse en una agricultura o ganadería intensiva o a desaparecer a un ritmo vertiginoso, la posibilidad de contar con este abanico de opciones ha permitido desarrollar en determinadas zonas próximas a la capital un sector que se va ampliando y modernizando progresivamente.

Este tipo de escenario, sin embargo, se ha visto modificado a finales de 1998. Al realizarse un nuevo mercado de frutas para la provincia, la transacción al por mayor de La Bretxa requería cambiar su ubicación y para ello se traslada, mediante la compra de dos naves para horticultores, al nuevo mercado de frutas de la capital, en las que se instalan 26 productores. Se produce una adecuación de la venta, concentrando la oferta al por mayor de frutas y hortalizas en un único punto, en el que los agricultores tienen su representación (HAGINA, nº 20, 1999, pp. 24-28).

La Bretxa ha sido una pieza clave en la consolidación de un modelo de venta y de producción, tanto por las posibilidades que aportó en su momento a determinadas personas para optar por una especialización hortícola, como por el papel tan transcendental que ha supuesto la existencia de un grupo de horticultores para hacer frente a nuevos proyectos, como es la presencia de éstos dentro del mercado alimenticio principal de la provincia.

4.2.- El problema de la tierra. El caso de Martutene.

A menudo, entre polígonos industriales, zonas residenciales o infraestructuras (ferrocarril, viales) se conservan áreas relativamente amplias de ribera en las que la actividad hortícola es importante. De entre todas éstas, la de Martutene es la más significativa.

Limitada por la línea del ferrocarril Madrid-Irun y por el río Urumea, se extiende al sur del término municipal de San Sebastián una zona de ribera de aproximadamente 22 Ha. En ésta se ubican siete viviendas, de las que dos se encuentran abandonadas y las otras cinco son caseríos especializados en producción de verdura.

Todas estas unidades, en función de la información de los registros de explotación, presentan unas características coincidentes con las recogidas para los socios de GILBE. En todos los casos al menos dos personas ostentan ocupación exclusiva en la agricultura, extremo que se extiende a todos aquellos miembros que trabajan en ella.

La orientación técnico-económica de estas instalaciones es hortícola aunque todavía dos mantienen actividad ganadera. Entre todas destinan a cultivo hortícola y ornamental 9,5 Ha., es decir, 1,9 Ha. por explotación, de las que aproximadamente una quinta parte está aclimatada.

En todos los casos, la población al frente de la explotación o es menor de 50 años o cuenta con activo joven trabajando a tiempo completo. La continuidad de la unidad productiva en la misma unidad familiar está, por tanto, a medio plazo garantizada.

En el mapa nº 2 recogemos los usos del suelo que presenta esta área. Como se puede observar la huerta intensiva al aire libre domina un amplio espacio en esta zona, completada con superficie destinada a invernaderos y también, en una explotación, a frutales, concretamente kiwi. Los usos forrajeros, prados de siega, tienen presencia aunque en menor medida que en otras zonas, desarrollándose principalmente en áreas más marginales, sometidas a inundaciones periódicas. Es, por tanto, una zona productiva con una concentración de población empleada importante, un espacio reliquia en un entorno urbano y montañoso.

Esta área, sin embargo, está en la actualidad en período de reconversión en suelo urbano. Su proximidad a distintos núcleos urbanos (San Sebastián-Astigarraga-Hernani), su condición de suelo llano con pendientes inferiores a un 3%, la práctica ausencia de urbanización y su ubicación estratégica en el corredor de interconexión interior del área funcional de Donostialdea le convierten en zona preferenciada por todo plan urbanístico que se plantee el desarrollo de la comarca.

 

Mapa n. 2 Ribera de Martutene (Donostia). Usos del suelo. Año 2000

Especial relevancia tienen en este caso las obras de infraestructura. Estas hectáreas van a cumplir el papel de espacio de conexión de las tres infraestructuras principales que la comarca va a acometer en los próximos años: la autovía del Urumea, el segundo cinturón de San Sebastián y el T.A.V., que ubica en sus proximidades la estación intermodal de San Sebastián.

No es la única zona hortícola afectada. La ribera de Altzueta y Galarreta en Hernani, el área de Miramón y Akular en San Sebastián, Ergobia en Astigarraga, Gurutzeta en Urnieta,... se unen a una serie de franjas ubicadas en zonas de escasa pendiente y que se ven ahora amenazadas por el avance de la ciudad.

Los espacios con condiciones adecuadas o simplemente relativamente llanos para acoger invernaderos son escasos y la presión ejercida sobre ellos muy importante. Hoy en día el cultivo hidropónico elimina la necesidad de suelos agrológicamente adecuados pero la topografía sigue siendo un obstáculo difícil de salvar. Cualquier excavación o relleno encarece mucho la explotación y la convierte en inviable. Esta posibilidad se topa, según LOPEZ DE ETXEZARRETA, presidente de GILBE, con dos problemas: por un lado, la carestía de la obra de acondicionamiento a efectuar para obtener la pendiente del 2% recomendada en cultivos hidropónicos y, por otro, el impacto que provoca semejantes actuaciones en zonas altas y visibles desde buena parte del valle, que está llevando a su rechazo por parte de las autoridades locales.

Aunque la horticultura de la comarca cuenta con un grupo de explotaciones con claras perspectivas de futuro y con una presencia comparable a la de las vaquerías de leche profesionales, la presión que la ciudad ejerce sobre los terrenos que utiliza es el principal escollo que en este momento limita su desarrollo.

4.3.- El surgimiento de las agroaldeas: los polígonos rurales.

El concepto de agroaldea, entendido como un espacio de propiedad pública acondicionado para uso hortícola y que es explotado mediante la cesión de parcelas dentro de esta área, se desarrolla en la comarca a partir de la década de los noventa.

La fuerte presión urbana ejercida sobre el suelo rural, que impide crear nuevas explotaciones hortícolas o ampliar las existentes, es la razón que justifica la aparición de este concepto. Su materialización no es original y en comunidades próximas, como Navarra, hay varios modelos de este tipo de espacios. La novedad estriba en que no son nuevos productores los que acceden a estas parcelas sino agricultores ya consagrados que necesitan terreno para mantener o ampliar su cultivo. La presión existente en esta zona justifica que estas iniciativas estén dirigidas por y para esta tipología de horticultores.

La puesta en marcha en 1993 de la agroaldea de Oiartzun marca un hito en este proceso. Por primera vez un ayuntamiento de la comarca cede unos terrenos para usos hortícolas. La instalación de varias explotaciones y su regulación van a definir los postulados que regirán el funcionamiento de un polígono rural:

a) La propiedad del terreno ha de corresponder a una entidad pública.

b) La cesión se ha de realizar por el máximo de tiempo permitido por la ley, es decir, por un total de 15 años más 5 años prorrogables y ha de recoger la posibilidad de prolongar el contrato una vez transcurrido el plazo anteriormente estipulado.

c) La parcela asignada a cada productor será cedida en régimen de arrendamiento. Se cobrará una cantidad anual por toda la parcela si bien ésta ha de ser meramente simbólica (15.000-25.000 ptas./año).

d) Como todo polígono destinado a una actividad económica, las parcelas cedidas han de estar convenientemente urbanizadas: accesos, explanaciones, agua, electricidad, cierres, ... .

e) Una vez realizada la cesión, corresponde al horticultor instalar su propia explotación. La financiación de ésta correrá a cargo del arrendatario y las líneas de subvención serán las habituales de cualquier proyecto agropecuario, recogidas en el plan de ayudas de las entidades públicas correspondientes.

f) En lo referente a los empresarios, éstos serán siempre dueños de las instalaciones e inversiones que lleven a cabo sobre el terreno. En el momento en que cesen su actividad deberán ceder su parcela a otro productor a cambio de un traspaso por el valor actualizado de la inversión realizada. El Ayuntamiento y los productores, por este orden, tendrán opción prioritaria de compra.

g) Se contempla que si durante el período de arrendamiento se produjera un cambio en la calificación urbanística de los terrenos, el Ayuntamiento se compromete a habilitar una parcela de características similares a las que hemos descrito y a indemnizar a los productores, si fuera necesario, por las inversiones que hayan llevado a cabo.

La agroaldea de Oiartzun dispone de 130.000 m2, de los que 91.400 constituyen el área productiva propiamente dicha y otros 38.600 el lugar de ubicación de los servicios comunes a las empresas allí instaladas (principalmente el almacén).

La inauguración de San Marcos en octubre de 1998 supone un nuevo revulsivo a la filosofía materializada en Oiartzun y señala una línea de trabajo que presumiblemente se verá ampliada en el futuro.

En el caso que nos ocupa, la puesta en marcha de un polígono rural ubicado en un vertedero de basura todavía en funcionamiento y que da servicio a un total de 360.000 habitantes, ha relanzado la concepción de la agroaldea, haciendo partícipe de ella a la opinión pública y a los medios de comunicación.

El polígono agrícola de San Marcos dispone de 30.000 m2 en su primera fase, susceptible de ser ampliada en la medida que el vertedero vaya clausurando más espacio hasta aproximadamente 100.000 m2. Actualmente, se han instalado dos superficies aclimatadas que cubren un total de 6.000 m2, con la ocupación de dos de las cinco parcelas con que cuenta la misma. Se completa con un almacén de aproximadamente 400 m2 en el que se ubica el montaje común a los dos invernaderos: cabezal de riego, control de clima, equipos de bombeo, sistema general de calefacción,... .

Las dos instalaciones cultivan tomate en substrato inerte y la orientación actual que presentan es exclusivamente hortícola. Son dos explotaciones agrarias ya consagradas que cuentan, además de con los 3.000 m2 de San Marcos, con 10.000 y 5.000 m2 de invernadero en terrenos de su propiedad respectivamente. La razón por la que acuden a este lugar es triple. Por un lado, carecen de más suelo en su dominio susceptible de ser utilizado para este uso. A su vez, la agroaldea se encuentra ubicada en las proximidades de su caserío, en ambos casos a una distancia inferior a dos kilómetros. Finalmente, cuenta con un sistema de calefacción que permite abaratar enormemente este costo.

Con el ejemplo de la agroaldea de San Marcos se pone en evidencia la falta de suelo disponible en la comarca, que lleva a la agricultura a buscar espacio en terrenos límites, con claras dificultades de asentamiento, al que se le unen problemas de olores (es un vertedero activo) y de imagen para las explotaciones y el sector. La falta de suelos adecuados para el desarrollo de la actividad agrícola en Donostialdea-Bidasoa es una realidad contrastada. La incorporación de nuevos agricultores al sector agroganadero en todo el País Vasco Atlántico es mínima debido, entre otras razones, a la imposibilidad de obtener o arrendar terrenos a un precio adecuado.

El destinatario de estas parcelas está formado, al menos en la comarca, por agricultores ya experimentados. El horticultor profesional cuenta con una ventaja añadida, ya que la incorporación a estos espacios requiere de una inversión cuantiosa y lo que es más importante, de un mercado propio ya consolidado. Mientras el proceso de expansión del suelo urbano continúe, éste será el destinatario principal pues verá que su explotación se va reduciendo o que carece de posibilidades de ampliación.

Esta iniciativa es un paliativo al problema de espacio en la comarca, que va a dar opciones a algunos horticultores pero que no va a solucionar la inseguridad territorial de este sector, en un momento en el que se plantean actuaciones urbanísticas sobre gran parte de estos suelos.

 

BIBLIOGRAFIA Y FUENTES IMPRESAS CITADAS

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©Juan Cruz ALBERDI COLLANTES, 2001