VALORACIÓN BIOGEOGRÁFICA DE LOS ANFIBIOS EN LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EUSKADI Recibido: 01-12-2006 Aceptado:15-01-2007 © Pedro J. Lozano Valencia © José Antonio Cadiñanos Aguirre Universidad del País Vasco, Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología Vitoria-Gasteiz
LABURPENA: Lurralde Antolamendurako esparru eta espezien baloraketa biogeografikoa ezinbesteko tresnatzat har dezakegu. Munduan zehar, biodibertsitate babesaren arloan anfibioen espezie eta populazioen murrizketa orokorra arazo eta enigmarik garrantzitsuenetarikoak ditugu. Horregatik, artikulu honen bidez espezie ezberdinen egoera eta lurralde nahiz ingurune unitate bakoitzak azaltzen duen aberastasun maila, ebaluatu nahi da. Baloraketa hau ezezik, bioadierazle bikain hauen kudeaketarako datuak lortzeko asmoz, azken urteotan anfibio-populazioen bilakaerarako lehenbiziko hurbilketa egin da ere. GAKO HITZAK: Anfibioak, Euskadi, ingurune unitateak, koadrikulak, espezien dibertsitatea, baloraketa eta babespena, arriskuan dauden espezieak. RESUMEN: La valoración biogeográfica de las especies y espacios se configura como una herramienta de especial importancia para la ordenación y gestión territorial. A nivel mundial la disminución de taxones y poblaciones de la clase anfibios representa uno de los mayores enigmas y problemas en la conservación de la biodiversidad. El presente artículo pretende evaluar el estado de las diferentes especies de anfibios en el País Vasco, así como su riqueza y abundancia en cada unidad territorial y ambiental. Por último, también con el objeto de obtener datos para la gestión de estos magníficos bioindicadores, se ha realizado una primera aproximación a la dinámica de sus poblaciones en los últimos años. PALABRAS CLAVE: Anfibios, Euskadi, unidades ambientales, cuadrículas, diversidad específica, valoración y protección, especies en peligro. ABSTRACT: The biogeographical valuation of the species and spaces forms like a tool of special importance for the arrangement and territorial management. World-wide the diminution of taxons and populations of the amphibians class represents one of the greater enigmas and problems in the conservation of the biodiversity. The present article tries to evaluate the state of the different species from amphibians in the Basque Country, as well as its wealth and abundance in each territorial and environmental unit. Finally, also with the intention of providing data for the management of these magnificent bioindicadores, it has been made one first approach to the dynamics of his populations in the last years. KEY-WORDS: Amphibians, Basque Country, environmental units, grids, specific diversity, valuation and protection, species in danger.
INTRODUCCIÓN La clase anfibios cuenta en el País Vasco con dos grandes tipos; los urodelos: salamandras y tritones, y los anuros: sapos y ranas. Como se verá, son varias las especies pertenecientes a estos grupos que ocupan el territorio. Se puede afirmar que el conjunto europeo muestra una relativa abundancia de batrácios. No obstante, en los últimos años al parecer se asiste a un proceso general de empobrecimiento en herpetofauna y a un retroceso mucho más alarmante de determinados taxones. Los cambios de los usos del suelo, el abandono de prácticas agrícolas más sostenibles y la tecnificación e intensificación de las labores agrícolas, la desaparición de pilones, pequeñas balsas, abrevaderos, etc. de vocación ganadera, la utilización masiva de pesticidas, la consolidación y cementación de grandes extensiones de suelo, la introducción de especies foráneas y enfermedades, etc. se configuran como alguno de los factores más importantes que están dando lugar a nivel mundial a una crisis de los anfibios que también existe en el País Vasco. Es difícil determinar las causas exactas en cada caso, pero, seguramente responde en mayor o menor medida a los factores anteriormente comentados. Para mostrar conclusiones certeras habría que desarrollar estudios de detalle, tanto a nivel específico como territorial. De esta forma, investigaciones sistemáticas y sostenidas en el tiempo (más de 20 años), podrían otorgar una información precisa y fiable de los procesos vitales, ecológicos y territoriales que afectan a cada uno de los taxones. No obstante, la propia estructura de los proyectos de investigación y el cortoplacismo típico de las sociedades de la información actuales, hace que este tipo de estudios sean raros. Por otra parte, grupos como los mamíferos y sobre todo las aves cuentan con un mayor número de equipos de investigación, proyectos, etc., pero, los anfibios, hasta el momento, no han sido estudiados de igual manera. Sin embargo, los anfibios se muestran como unos bioindicadores muy fiables de los procesos que están ocurriendo en el medio ambiente. Sus dos fases bien diferenciadas, una larvaria acuática y otra adulta terrestre; sus cortos desplazamientos y escasa capacidad dispersiva; su alta dependencia de los hábitats que los acogen; su poca plasticidad de adaptación a los cambios, potenciados en gran medida por el ser humano, etc., les hacen además padecer con mayor severidad las reducciones de sus poblaciones. Aunque dentro del espacio estudiado (CAE: Comunidad Autónoma de Euskadi) no se cuenta con este tipo de estudios de medio y largo plazo de una manera sistemática, tanto a nivel de cada una de las especies como del grupo de anfibios en general, existen trabajos más o menos concretos, citas, atlas, etc. que nos pueden ofrecer una información relativamente precisa y dilatada en el tiempo. En el presente trabajo, de hecho, se realiza una valoración diacrónica teniendo en cuenta fundamentalmente dos trabajos sistemáticos realizados en épocas diferentes y lo suficientemente alejados en el tiempo como para poder sacar algunas conclusiones. Se trata del “Estudio de los Vertebrados de la Comunidad Autónoma Vasca”, elaborado por ALVAREZ et al. (1985) a petición del Gobierno Vasco entre los años 1981 y 1985 y el “Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España”, realizado por PLEGUEZUELOS et al. (2002) a solicitud del Ministerio de Medio Ambiente. Estas fuentes han sido complementadas con estudios más concretos sobre los distintos taxones que pueblan el territorio vasco, consultas en fondos documentales, bases de datos, artículos científicos… así como una información personal derivada del estudio de determinados ámbitos territoriales de los dos autores que firman el presente artículo. Con todo, se pretende realizar un análisis biogeográfico acerca del estado general de la comunidad anfibia en Euskadi y diagnósticos individuales para cada uno de los taxones. Además de estos dos grandes objetivos, se ofrece una valoración a partir de la comparación de la diversidad en anfibios de los diferentes territorios históricos, así como a partir de las cifras globales comparadas con otros ámbitos territoriales más o menos cercanos y que puedan darnos una visión lo más completa posible acerca del grado de conservación de la herpetofauna. En estos ejercicios de valoración se consideran dos variables concretas, como son la diversidad de taxones y la calidad de los mismos medida por el grado de protección que, según la UICN y la propia ley de protección de la naturaleza del País Vasco, debería tener cada especie. Con ello, a partir de la cantidad pero también de la calidad de los diferentes taxones, podemos realizar un diagnóstico valorativo certero y específico. ANÁLISIS DE LA DIVERSIDAD ESPECÍFICA En base a las citadas fuentes (ÁLVAREZ et al., 1985; PLEGUEZUELOS, MÁRQUEZ & LIZANA, 2002), hemos realizado el análisis de la diversidad de cada especie de anfibio en diversos ámbitos territoriales: desde los sectores fitogeográficos en que se puede dividir el País Vasco según su vegetación, pasando por los territorios provinciales hasta su cotejo con otros ámbitos espaciales. 2.1. Análisis de la diversidad específica por grandes unidades ambientales Resulta oportuno un primer diagnóstico de la diversidad en anfibios dentro del País Vasco estudiada por ambientes o zonas naturales. Hemos estimado como más oportuna la sectorización realizada por ASEGINOLAZA et al. (1989: 23-32) en su estudio sobre la vegetación del País Vasco, ya que la misma está basada en criterios biogeográficos y bioclimáticos, en especial los derivados de la cobertura vegetal, lo que permite además una primera aproximación a las relaciones entre esta variable y la herpetológica. Dicha sectorización se ajusta a un esquema zonal, dado que el gradiente climático principal, la precipitación y la alineación este-oeste de las principales barreras montañosas, siguen un esquema consecutivo en bandas de norte a sur. Por ello, resulta muy apropiado para su representación en gráficas de barras apiladas. La definición de los sectores contemplados y sus correspondientes abreviaturas, son los siguientes:
2.1.1. Representación por especies: elementos biogeográficos y grupos corológicos. En función de los patrones de distribución amplia en el continente europeo se puede hablar de los elementos y grupos faunísticos que se representan en la siguiente tabla:
Tabla 1.- Patrones de distribución de las distintas especies de anfibios dentro del territorio europeo (Fuente: PLEGUEZUELOS et al., 2002; elaboración propia).
Los diversos elementos corológicos europeos se entrecruzan en el País Vasco, que ejerce, como en otros aspectos, de encrucijada biogeográfica, lo que se plasma en una amplia casuística. Como queda dicho, hemos representado, mediante gráficas de barras apiladas, la distribución de cada uno de los anfibios de la CAE. Siguiendo el orden establecido en la taxonomía herpetológica, se da comienzo con los urodelos, anfibios que mantienen la cola en el estado adulto, representados por cinco especies, y se continúa con los anuros, o anfibios sin cola en estado adulto, que alcanzan la cifra de doce taxones: Figura 1.- Distribución de los distintos taxones de anfibios por grandes unidades dentro de la Comunidad Autónoma de Euskadi (PDF). (Fuente: ÁLVAREZ et al., 1985; elaboración propia). Dentro de este amplio abanico de situaciones corológicas se observan algunas regularidades y una serie de patrones de distribución que nos permiten hablar de los siguientes grupos herpetológicos en la CAE, ordenados de mayor a menor riqueza en especies: Tabla 2. - Patrones de distribución de las distintas especies de anfibios dentro del territorio vasco (elaboración propia) Graficos y texto. (Solo graficos. Version PDF) 2.1.2. Representación por sectores Como se observa en la tabla 3, la mayor abundancia de taxones se da en los dos tercios septentrionales y, dentro de éstos, en una amplia banda central; y no sólo porque las condiciones ambientales son más favorables para los anfibios, sino por ser una zona de confluencia de especies de diversa índole, como acabamos de ver. Y, en cuanto a la zona central montañosa, se añade el ser la mejor conservada en una comunidad, como la vasca, con un medio muy antropizado y alterado.
2.2. Análisis de la diversidad específica por provincias A continuación se realiza un estudio comparativo de la riqueza de especies para cada una de las tres provincias que conforman la CAE. Para ello se adjunta la tabla 4. En ella aparecen los diferentes territorios junto a datos como su extensión, el número de taxones anfibios con los que cuenta y el cociente entre la extensión y ese número. Por último, en la última de las filas se adjuntan los datos medios para cada una de las columnas.
Tabla 4.- Relación entre la superficie de cada provincia y su número total de anfibios (elaboración propia).
Como se puede observar, Álava se configura como el territorio más rico en especies anfibias en números absolutos. Su mayor extensión territorial, mayor amplitud biogeográfica y mayor riqueza geoambiental hace que albergue un mayor número de anfibios. De hecho, los catalogados en la tabla 2 como grupo mediterráneo sólo cuentan con representación dentro de esta provincia. A su vez, Álava presenta comarcas dentro de los diferentes sectores descritos, a excepción de la litoral. En segundo lugar aparecería Guipúzcoa y, en último, Vizcaya, ambos territorios donde la transformación del medio es más intensa. La diferencia a favor de Guipúzcoa estriba en la existencia de especies de origen transpirenaico (Hyla meriodionalis, aunque también se especula que pueda ser fruto de una traslocación) o pirenaico (Calotriton asper). No obstante, si atendemos al cociente entre la extensión y el número de taxones (como se realiza en el punto 2.3.), las cifras hablan de otra realidad. En primer lugar, la valoración relativa debería tener en cuenta que cuanto menor sea el territorio pero, a la vez, mayor sea el número de taxones, mejor valorado biogeograficamente se encontrará. A la inversa, cuanto mayor sea el territorio pero a la vez, menor sea el número de taxones existentes menor será la valoración biogeográfica. Teniendo presentes estas premisas, se puede observar que Guipúzcoa cuenta con un territorio por debajo de la media mientras el número de taxones se encuentra por encima de la misma. En segundo lugar, Álava mantendría cifras superiores a las medias y, en último lugar, Vizcaya ofrece cifras inferiores a las dos medias, aunque muy cercanas a dichos guarismos en ambos casos. 2.3. Análisis de la diversidad específica en comparación con otros ámbitos territoriales. Para establecer comparaciones entre diferentes países europeos (se han escogido los de tamaño más grande) con respecto al número total de taxones presentes en cada uno, hemos de referirnos a las dos primeras columnas de la tabla 5, donde se recogen estos datos. A continuación, la tercera de las columnas expresa la relación existente entre la extensión y el número de anfibios y en la cuarta se indica su posición en función del anterior ratio, de manera que, cuanto más bajo es el número de ésta, mayor es la riqueza relativa, con la excepción de Islandia cuyo cociente es cero por no contar con ningún anfibio. No obstante, hay que reseñar que sólo puede servir como mera orientación puesto que a nivel ecológico la relación entre número de especies y superficie muestra una función no lineal o geométrica, sino exponencial o logarítmica. Al respecto, Wilson (1994) intenta modelizar o cuantificar dicho cociente; según este autor se deben comparar unidades territoriales relativamente cercanas y el resultado es que la diversidad específica crece siguiendo una relación logarítmica que determina que cuando el espacio analizado se multiplica por 10, la diversidad lo hace por 2. Todo ello nos lleva a crear la siguiente relación:
X= lg área de la unidad territorial de estudio/ área de la unidad de referencia
De esta relación se deduce que cuando crece o decrece el área de forma exponencial en base 10, las especies lo hacen también de forma exponencial pero con base 2: 10x . Un territorio en km2 = 2x . especies censadas en dicha área O, lo que es lo mismo: 10x . A = 2x . E (LOZANO & MEAZA, 2003) Además de estas cuestiones hay que tener en cuenta otras que también van a modificar notablemente la distribución de los anfibios. El primer factor importante es la latitud que por si misma no condiciona la aparición de más o menos especies, pero si muestra una clara relación con respecto a condiciones ambientales como el clima. Así, cuanto mayor sea la latitud peores o más duras van a ser las condiciones climáticas, en forma de temperaturas más frías y menor posibilidad para grupos como el de los anfibios, muy dependientes de las condiciones climáticas. Otro de los factores fundamentales sería la riqueza en diferentes ecosistemas o unidades ambientales. Existen países europeos con unas características relativamente homogéneas lo que hace que la diversidad geográfica (geodiversidad) no sea excesivamente alta. Al contrario, países como España, Francia, Italia… muestran características heterogéneas; zonas de condiciones atlánticas, otras mediterráneas de costa, mediterráneas de interior, media y alta montaña, islas, etc. Cuanto mayor es la riqueza en diferentes ambientes mayor va a ser la riqueza en taxones. Otra cuestión importante para los anfibios es la insularidad. En este sentido, puede jugar en dos direcciones: la más importante es que cuanto mayor sea la distancia entre la isla y el continente menor va a ser la posibilidad de que un anfibio continental pueda llegar a dicho territorio insular. Sin embargo, en el momento en que este taxón llegue van a existir mayores posibilidades de que en espacios de tiempo relativamente reducidos se den procesos de especiación. Este último es el caso del ferreret o sapillo balear (Alytes muletensis). Por último, hay que tener especial cuidado con la influencia antrópica. Muchos de los taxones anfibios han sido transportados, traslocados, introducidos… en distintos territorios de manera más o menos voluntaria. Este podría ser el caso de la mayor parte de los taxones anfibios de Gran Bretaña e Irlanda, donde parece que existen introducciones y que la pobreza en especies sería, originalmente, aun mayor.
Tabla 5.- Relación entre diferentes países europeos y su riqueza en anfibios (elaboración propia). A la vista de lo comentado anteriormente, se puede observar efectivamente que existe un descenso generalizado del número de taxones conforme ascendemos en latitud. De esta forma, mientras los países de la cuenca mediterránea destacan tanto en riqueza absoluta: España, Francia, Italia y Portugal; como en relativa: Portugal, Grecia, Italia y España; los países de Europa central muestran posiciones intermedias: Alemania y Polonia. Y los países más norteños o insular-septentrionales: Suecia, Noruega, Inglaterra, Irlanda e Islandia, muestran unas cifras absolutas y relativas muy pobres. El caso más reseñable es el de Islandia que no cuenta con ningún anfibio; pues a la alta latitud se le añade su carácter insular remoto. También hay que tener en cuenta el caso de de Euskadi que, aunque se ha introducido dentro de esa tabla como referencia, no es comparable a estas escalas. En cualquier caso, es más lógico comparar dicho territorio con el resto de Comunidades Autónomas españolas, como se hace a continuación:
Figura 2.- Número de taxones por extensión de CC AA de España (elaboración propia).
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En un espacio más reducido como es la Península Ibérica, donde el factor latitud ha perdido importancia respecto de otros. Sigue existiendo, no obstante, una relación clara entre la extensión y el número de taxones, de manera que, en cifras absolutas, son las comunidades autónomas más grandes las que mayor número de taxones detentan (Castilla-León y Castilla-La Mancha). Sin embargo, también hay que tener en cuenta otro tipo de factores. Por ejemplo, es destacable que tres regiones pequeñas (Madrid, Euskadi y Navarra), muestren un alto número de taxones (18, 17 y 16 respectivamente). En los dos últimos casos parece razonable pensar en la existencia de un territorio rico en distintas unidades ambientales, con una fachada atlántica, una zona de transición y unas condiciones mediterráneas al sur, todo ello, a su vez, enriquecido con unidades de media montaña y por una posición de bisagra entre la Península Ibérica y el resto del continente europeo. El territorio de Madrid muestra una riqueza bruta ciertamente remarcable a pesar de que no cuente con una geodiversidad tan pronunciada como las otras dos. Para realizar una comparación significativa tomaremos en cuenta las medias de cada una de las variable: mientras que la de los taxones se sitúa en 14,29, la del territorio lo hace en 20726 Km2. Teniendo en cuenta estos dos datos se podrían diferenciar 4 grupos diferentes de comunidades:
Habría que dejar al margen los territorios de Ceuta y Melilla puesto que presentan tamaños muy reducidos como para realizar comparaciones reales. También el caso de los territorios insulares es particular puesto que debido a esta posición muestran cierta pobreza absoluta en anfibios y además también han sufrido procesos de introducción de especies.
3 ANALISIS DE LA CALIDAD DE LAS ESPECIES Con el fin de completar la valoración general del estado de la comunidad de anfibios del País Vasco una vez que se ha tenido en cuenta la cantidad de los taxones o riqueza específica, hay que considerar también la variable cualitativa, esto es, el grado de protección convenido para cada uno de los taxones. Para ello hemos tenido en cuenta en primer lugar los listados de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y, posteriormente, los criterios emanados de la Ley vasca de protección de la Naturaleza y del Catálogo Vasco de Especies Protegidas. 3.1. Análisis según criterios UICN La UICN ha elaborado una relación para España donde se evalúa el grado de peligro de desaparición de los distintos taxones de anfibios. No existen, sin embargo, catálogos generalizados a nivel autonómico o a otras escalas de mayor detalle. En cualquier caso, cada administración autonómica cuenta con las competencias para evaluar, ordenar y gestionar cada una de las especies. No obstante, los listados de la UICN, aunque con el ligero inconveniente de que, al abarcar un territorio muy amplio, algunos taxones están desigualmente estudiados o cartografiados, muestran una gran potencialidad para realizar comparaciones entre diferentes territorios, como se muestra en la siguiente tabla:
Tabla 7.- Número de taxones incluidos en las listas de la UICN por territorios (Fuente: PLEGUEZUELOS et al., 2002; elaboración propia). La primera cuestión a reseñar es la existencia de un número considerable de taxones bajo alguna de las categorías de protección de la UICN dentro del territorio de la CAE. Así, mientras toda España, incluidos los territorios insulares, cuenta con una superficie de 583.500 Km2, el País Vasco tiene una superficie de 7.482 Km2. En el primer territorio aparecen 29 taxones y en el segundo 17, es decir; un 58,62% de los mismos. Como la CAE sólo supone un 1,28% de la superficie de España, en ella se concentra hasta casi el 60% de los taxones bajo algún grado de amenaza. Esto, como cifra global sugiere que la CAE muestra una gran relevancia como territorio de una gran cantidad de especies en peligro. Hay que tener en cuenta que la importante ocupación del territorio, fundamentalmente en la vertiente atlántica, la desaparición y contaminación de zonas húmedas y hábitats forestales autóctonos, la consolidación y cementación de importantes zonas potenciales, etc. ha hecho que, aunque la diversidad específica se muestre alta, una gran cantidad de estos taxones respondan a tipologías en peligro y, por lo tanto, más o menos amenazadas por las prácticas antrópicas. Si se realiza una comparación por territorios, Álava, que supone el 43,68% del territorio de la CAE, mantiene el 88,23% de las especies; Guipúzcoa con el 26,42% del territorio, cuenta con el 82,35% y Vizcaya, con el 29,63%, muestra una riqueza en especies catalogadas del 70,59%. En definitiva, que la proporción entre extensión y diversidad específica indica una relación directa clara, de tal manera que destaca Guipúzcoa, que aunque cuenta con el menor porcentaje territorial, aporta la segunda cifra más elevada mostrando un ratio superior, por este orden, a Álava y Vizcaya. 3.2 Análisis según criterios de la ley vasca de protección de la Naturaleza (Catálogo vasco de especies protegidas). La ley vasca de protección de la naturaleza (Ley 16/1994, de 30 de Junio, de Conservación de la Naturaleza del País Vasco), prevé la generación del Catálogo Vasco de Especies protegidas. En este aparecen catalogados aquellos taxones que cuentan con algún grado de protección según varias categorías:
Todo esto se ha recogido en la tabla 8, en la que también hemos reflejado la evolución de las poblaciones entre los datos del Catálogo (ALVAREZ et al.,1985) y los del Atlas y libro rojo de los Anfibios (PLEGUEZUELOS et al., 2002), de manera que, cuando existe cita en la provincia para la primera fecha, se señala con una “X” en la casilla correspondiente, mientras que se señala con “↑, – ó ↓” respectivamente, si ha aumentado, sigue igual o ha disminuido para la segunda fecha.
Se comprueba que existen diferencias notables y discrepancias entre los listados de la UICN a nivel estatal y las categorías que dicta el catálogo vasco de especies protegidas. Dentro de las listas de la UICN, si tomamos en cuenta las 3 primeras categorías (En peligro, vulnerable y casi amenazada), aparecen 9 taxones, mientras que los protegidos por el catalogo vasco son tan sólo 8, estando lógicamente este último más próximo a la realidad. Es paradigmático el caso de la ranita meridional (Hyla meriodionalis) que, mientras en la Península muestra poblaciones en buen estado y abundantes, de manera que aparece como “casi amenazada”, dentro del País Vasco sólo cuenta con una pequeña población acantonada en la montaña de Igeldo-Mendizorrotz, cerca de San Sebastián. Lo mismo se puede afirmar del sapo de espuelas (Pelobates cultripes) ya que dentro del territorio vasco muestra poblaciones reducidas a su sector más meridional, en la ribera del Ebro. También el tritón pirenaico (Calotriton asper) recibe un mayor grado de protección en territorio vasco puesto que sólo cuenta con una población acantonada en una regata de la zona de Leizaran, mientras esta misma especie muestra poblaciones relativamente buenas a lo largo del Pirineo, de donde es endémico. Con el sapo corredor (Bufo calamita) también ocurre algo similar, porque, mientras es una especie relativamente frecuente en España, las poblaciones de este batracio en Euskadi se reducen al sector más meridional y a dos pequeños enclaves costeros, uno en la Bahía de Txingudi (Guipúzcoa) y el otro en la playa de Azkorri (Vizcaya), por lo que ha merecido ser catalogada como vulnerable, mientras que en los listados de la UICN aparece como de “preocupación menor”. Al contrario, mientras que para el Catálogo Vasco especies como la rana patilarga (Rana iberica) pero, sobre todo, la ranita ágil (Rana dalmatina), muestran categorías de protección relativamente laxas (la primera de interés especial y la segunda vulnerable), para la UICN esta última se encuentra en peligro de extinción. La diferencia es que las poblaciones vascas son prácticamente las únicas que aparecen en territorio español junto a las navarras. En lo que se refiere a la patilarga, viene a pasar algo similar. Resulta curioso que la salamandra (Salamandra salamandra), urodelo extendido por toda la península pero con poblaciones a veces muy exiguas o aisladas, reciba la categoría de vulnerable para la UICN, mientras en el País Vasco la especie se encuentra catalogada como fuera de peligro. La existencia de un territorio, en proporción, mucho más pequeño en el que existe esta especie con una amplia distribución y relativamente buenas poblaciones, puede ser la explicación de esta “descatalogación”. No obstante, habría que tener en cuenta que la reducción de los hábitats favorables y otros procesos, podrían poner en cierto riesgo a este taxón con lo que el Catálogo Vasco debería reconsiderar dicha decisión. Lo mismo podría pensarse con respecto al sapo partero (Alytes obstetricans), que parece estar disminuyendo como se evidencia en algunos de nuestros trabajos de campo (CADIÑANOS & LOZANO, 2006). Por ello, sería recomendable catalogarlas dentro de la cuarta categoría de protección cuando menos. Junto a éstas, también habría que mostrar cierto interés por la ranita de San Antonio que, aunque relativamente citada dentro de las tres provincias vascas, mantiene poblaciones muy exiguas y desconectadas. Es posible que la inclusión a nivel estatal dentro de la categoría de casi amenazada, deba traducirse en su inclusión también dentro del Catálogo Vasco. En lo que respecta a la comparación por provincias, a continuación proponemos un método sencillo y cuantitativo para la realización de estos procedimientos comparativos. La fórmula sería la siguiente: REp = 3 . nEP + 2 . nV + 1 . nR + 0,5 . nIE donde REp: riqueza de especies protegidas, nEP: número de especies en peligro, nV: número de especies vulnerables, nR: número de especies raras y nIE: número de especies de interés especial. De esta forma la riqueza en taxones protegidos es igual al sumatorio de los productos entre las ponderaciones diferentes para cada una de las categorías (“en peligro” serán multiplicadas por tres, por dos el número de especies vulnerables, por 1 el de raras y por 0,5 el de interés especial) y el número de taxones en cada clase. Los resultados son los siguientes:
Como se puede observar existe un orden prelatorio que estaría encabezado por Guipúzcoa y terminado por Vizcaya. No obstante, habría que matizar diferentes cuestiones. En primer lugar, sólo Guipúzcoa muestra, hasta la fecha, una pequeña y exigua población de la ranita meridional, de manera que al estar catalogada ésta como en peligro cuenta con una diferencia notable. Por otra parte, aunque las diferencias entre las especies vulnerables y raras son inexistentes, sí existen diferencias a nivel de taxones y poblaciones. En la zona alavesa son mucho mejores las poblaciones de ranita ágil que las que aparecen en la zona guipuzcoana o vizcaína. Exactamente ocurre lo mismo con el sapo corredor. Especies como el sapillo pintojo y el sapo de espuelas sólo muestran poblaciones en Álava, mientras que el tritón pirenaico sólo lo hace y de manera muy exigua en Guipúzcoa. Vizcaya, por su parte, no muestra ninguna especie en algún grado de protección que sólo cuente con poblaciones dentro de su territorio. 3.3. Análisis diacrónico Como queda dicho, en la tabla 8 se ha representado también la posible evolución de las poblaciones de anfibios durante los años que median entre las dos fuentes utilizadas. Para su cálculo se han contado las cuadrículas donde cada taxón está presente en una fecha u otra. Conviene advertir que esta técnica refleja en realidad la existencia o no de citas en la cuadrícula correspondiente y por tanto las conclusiones que se extraigan respecto a la evolución poblacional deben ser tomadas con muchas reservas. Es muy posible, por no decir casi seguro, que en realidad, el aumento de las citas se corresponda más a una mayor y más intensa prospección del territorio por parte de herpetólogos o aficionados (mejor prospectadas Álava y Vizcaya en la 2ª ocasión, mientras Guipúzcoa se mantiene prácticamente igual ya que estaba mejor explorada desde la primera fecha), que a un verdadero aumento o expansión de las comunidades de los anfibios, que, en líneas generales, están en declive, tanto a escala mundial (ALFORD Y RICHARDS, 1999, GIBBS, 2000; CUSHMAN, 2006; etc.) como en la CAE, quizás con la excepción, en este territorio, del sapo y la rana comunes (Bufo bufo y Rana perezi) (Gosá, 2002; CADIÑANOS & LOZANO, 2006) . Por ello, indicar únicamente que todas las especies muestran una evolución positiva salvo la ranita meriodional (Hyla meridionalis), el tritón palmeado (Lissotriton helveticus) y la rana común (Rana perezi) que mantienen más o menos estable su número de cuadrículas y sapo común (Bufo bufo) que, de forma sorpresiva, decrece en el territorio vizcaíno, si bien nuestros estudios de campo indican lo contrario.
4. CONCLUSIONES A la vista del desarrollo de los distintos epígrafes del presente artículo se extraen las siguientes conclusiones:
5. BIBLIOGRAFÍA
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