Desde el año
1893 el palacio de Miramar fue utilizado durante el verano por la familia real.
Disponía de un gran parque, trazado por Ducasse -mucho mayor que el que
actualmente se conserva abierto al público- dotado de hermosas vistas hacia la
bahía de la Concha.
Tras la muerte
de la reina en 1929, heredó la finca Alfonso XIII, siendo expropiada por el
Gobierno republicano en 1931. En 1933 la recibe el Ayuntamiento con objeto de
servir de residencia veraniega del Presidente de la República y con la condición
de que a los edificios anejos se les diera una utilidad educativa y cultural.
Tras la caída
de la República, en 1941 los bienes fueron devueltos a D. Alfonso de Borbón,
unos meses después de su fallecimiento, siendo herederos del mismo D. Jaime, Dª
María Cristina y, mayoritariamente, D. Juan, así como un usufructo a favor de Dª
Victoria Eugenia.
En 1958 se
disolvió el condominio sobre el Palacio de Miramar. La finca matriz, formada por
el entorno inmediato del Palacio, se adjudicó a D. Juan, segregándose una
pequeña parcela de 1.000 m2, que será vendida en 1963. La finca matriz (34.136
m2) fue comprada por el Ayuntamiento de San Sebastián en 1972.
El resto de la
finca fue dividida en dos parcelas: de 10.700 m2 y de 37.000 m2 respectivamente
a favor de D. Jaime, Dª Beatriz y Dª María Cristina de Borbón, que fueron
vendidas en 1963 con objeto de construir viviendas.
Sobre parte de las parcelas se realizó el vial de Pío Baroja y
algunas edificaciones que ocuparon una
mínima parte de la superficie, quedando el resto (UNOS 17.000 metros cuadrados) como
estaban en el tiempo en que constituía el jardín histórico del Palacio de
Miramar.
Se conserva:
El
trazado de jardín, especialmente el camino (en moderada pendiente) que recorre
todo el sector de jardín.
Gran
parte del muro perimetral de cierre en buenas condiciones, culminado por teja
plana.
La
vegetación en su estado original, si bien existen algunas especies que tras
años de descuido convendría retomar su cuidado o suprimir.
Considerando
que la parte ocupada por el viario no forma parte ya del jardín, la mayor
afección consiste en el corte del camino ocasionado por el desmonte realizado en
la parte baja para realizar las edificaciones. Este desmonte está realizado en
talud, cuya sencilla reformulación permitiría el disfrute de este peculiar
jardín.
Se propone
también su protección, tanto de los aprox. 17.000 m2 que se conservan en
el estado original, como de los aprox. 3.000 metros de taludes alterados (en
total unos 20.000 m2).
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