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LIBRO CUARTO

ÉPOCA MODERNA .

CAPITULO PRIMERO .

Reyes católicos. - Origen del Daca Rey de los guipuzcoanos. Defensa de Fuenterrabía. - Lealtad de la provincia. - Naves guipuzcoanas en la costa de Nápoles. - Estatuto referente á los cristianos nuevos. - Confirman los Reyes Católicos en Tarazona los fueros de Guipúzcoa. - Defensa de San Sebastián. - Derrota de los franceses. - Concede doña Juana la Loca un nuevo cuartel al escudo de la provincia.

Grandes recuerdos conserva la provincia de Guipúzcoa de los Reyes Católicos. Unidos Alonso V de Portugal y Luis XI de Francia, trató el último de estorbar á nuestro Fernando V la conquista del Rosellon, para lo cual empezó á guerrear contra los guipuzcoanos .

No contentos estos con defender su tierra, acudieron también mochos al rey de Castilla el año siguiente, en union de los vizcaínos, mostrando unos y otros su valentía en el combate de Haciñas de Herreros, orillas del Duero. · (1476) Tambien en el siguiente año lidiaron guipuzcoanos en Castilla, y entonces fué cuando habiéndose ido el rey, sin que ellos lo supieran, comenzaron á gritar: Daca Rey, Daca Rey y, por prueba de lealtad. Demostrábanla, en efecto, por do quiera; pues al propio tiempo defendían á Fuenterrabía los hijos de esta, así como los de San Sebastian, Tolosa, Pasages, Hernani, Zarauz, Guetaria, Deva y otros puntos. El sitiador de Fuenterrabía era Aman de Labrit, quien tenia consigo 40,000 hombres, contra los cuales bastaron para darles harto que hacer 3,000 guipuzcoanos, además de los defensores de la plaza .

Entretenidos de esta manera los franceses, halló modo el Rey Católico de reunir 50,000 hombres en Vitoria, con lo que aquellos tuvieron .por bien el retirarse. No podemos menos de citar las palabras que usa la crónica, despues de lo que vamos relatando. "En esta guerra los guipuces se mostraron leales á su rey, esforzados en las peleas y liberales de sus bienes porque mantuvieron la guerra a sus propias expensas. Tambien fueron en este año naves vascongadas contra varios pueblos de la costa de Galicia, sublevados favor del rey de Portugal .

(1480) Sitiaba el turco á la ciudad de Otranto, y queriendo el Rey Católico mantener á salvo las costas de Nápoles, mandó reunir en todas partes cuantas fuerzas marítimas fuera posible allegar. En su nombre acudieron á nuestros guipuces, como a gente sábia en el arte de navegar, esforzados en las batallas marinas y mas instruidos en cuanto á las guerras marítimas se refería, que ninguna otra nacion del mundo, Alonso Quintanilla y Juan de Ortega, provisor de Villafranca .

Guipuzcoanos y vizcaínos digeron ser contra fuero el obligarles á semejante servicio. Pensaban ya los comisionados del rey en volverse, sin lograr so objeto, cuando vieron que nuestros vascongados les ofrecían voluntariamente 50 naves, las cuales, saliendo de Laredo fueron á juntarse con las muchas que dieron Galicia y Andalucía, yendo todas al cabo á ponerse á las órdenes de D. Francisco Enriqoez, primo hermano del rey .

Era antiguo estatuto, confirmado después por Cárlos V, que ningún cristiano nuevo, ni de linage de ellos pudiese morar ni avecindarse en Goipúzcoa. Semejante estatuto, aprobado por los reyes, no debia dar lugar para las burlonas palabras de Hernando del Pulgar, quien motejó á los hijos de Guipúzcoa de mas aficionados a escribir que a justar. Cierto que siempre han mostrado grande inclinacion al arte de escribir, en el cual han llevado á los demás españoles notable ventaja; mas ni aun de burlas habrá quien, en so cabal juicio, se atreva á poner en duda el animoso esfuerzo de nuestros vascongados .

(1484) En esto año confirmaron los reyes en Tarazona todos los fueros y privilegios de Goipúzcoa; ex-

FALTAN PAGINAS 44 Y 45

 

San Antonio, mas apaciguada la insurrección, volvió á su anterior cargo .

Pasado el Estrecho, que hasta nuestros dias conserva el nombre de Magallanes, entraron en el Pacífico el dia 27 de noviembre de 1521. Siguieron adelante, y en la isla de Zebú fué muerto el ilustre portugués .

Tambien mataron alevosamente en un convite los moros de la misma isla, al sucesor Duarte de Barbosa, á quien reemplazó en el mando Gonzalo Gomez de Espinosa, capitan da la nao Victoria, cuyo mando tomó Elcano. En ella siguió hasta que se descubrieron las Molucas, el dia 6 de noviembre y despues de infinitas penalidades .

Cargadas las naves de especería, y deseando los marinos dar la vuelta á España, iban ya á poner por obra el intento, cuando advirtieron que la capitana tenia grandes averías, para cuyos reparos se necesitaban tres meses, con lo que dispusieron la partida de Elcano. Vieja era la nave de este y mal dispuesta para el viaje despues de veintiocho meses de navegacion. Parecióles que el cargamento seria excesivo, y desembarcaron sesennta quintales de clavo, dejando el resto á bordo .

Con sesenta hombres de tripulacion emprendió so viaje la Victoria el 21 de diciembre. Llegó al Cabo de Buena Esperanza, y tocando des pues en las islas de Cabo Verde, donde tomó víveres, entró en San Lúcar el 6 de julio de 1522. Tres años menos catorce dias tardó en volver al puerto de donde habia salido, despues de recorrer 141000 leguas. De los setenta hombres que con él se embarcaron, no llegaron á España sino diez y ocho, flacos y extenuados. Apenas en Sevilla , fueron todos en procesion en camisa, los piés descalzos y una vela encendida en la mano, á las iglesias de Nuestra Señora de la Victoria y Nuestra Señora de la Antigua, cumpliendo de esta manera el piadoso voto que habían hecho .

Avisó Elcano desde San Lúcar su llegada al emperador, y este le mandó ir á Valladolid, donde á la sazon se hallaba la córte. Presentóse nuestro marino con dos compañeros, y halló buena acojida, logrando la merced de la cuarta parte de la veintena de cuanto traían, la cual correspondía al rey .

Además de esta ventaja concedida á Elcano y sus compañeros, otorgó su magestad á aquel el privilegio de introducir lo contenido en sus cajas. Igualmente le concedió el uso de escudo de armas partido en dos mitades; la superior habia de tener escudo dorado en campo rojo, y la inferior, campo dorado sembrado de especiería, esto es, dos palos de canela, tres nueces moscadas en aspa y dos clavos de especia, teniendo encima yelmo cerrado, por cimera un globo, con esta inscripción:

Primus circundidisti me .

Mas adelante, logró nuestro guipuzcoano, á 23 de enero de 1623, una pensión vitalicia de quinientos ducados al año sobre la casa de contratacion de especiería de la Corona, y además el perdon de la pena que mereció por haber vendido el barco á sus acreedores, segun mas arriba dijimos, hablando do su primera estancia en Sevilla .

Trajo Elcano á España varios naturales de las tierras que acababa de recorrer, y entre ellos fué notable uno muy principal, por extremo astuto, el cual, apenas llegado, se puso á inquirir cuantos reales valia un ducado y un real cuantos maravedís, y por un maravedí cuanta pimienta se daba, así en Sevilla como en los demás pueblos, hasta la córte. De igual manera, acudía á las tiendas de los especieros á informarse del valor que loa productos de su tierra tenían en España, y "estaba tan diestro, añade Gonzalo Hernandez de Oviedo (Historia General y Natural de las Indias, lib. XX, cap IV), en ello, que temiendo su aviso, dió causa á que nunca volviese, como tornaron otros indios con la armada que despues mandó ir la Cesárea Majestad con un caballero de Ciudad Real, comendador de la órden de Rodas, llamado Frey García Gofre de Loaisa."

Discordes el emperador y el rey de Portugal sobre si laa Molucas pertenecían ó no á España, conforme á la línea de demarcación del Papa Alejandro VI, determinóse nombrar de cada parte tres letrados, tres pilotos y tres astrónomos. Por piloto fue Juan Sebastian de Elcano, mas no habiéndose avenido los comísarios portugueses y españoles durante el plazo señalado al efecto, tornó nuestro guipuzcoano á la córte en demanda de empleo correspondiente á su profesion .

Al cabo, determinó el emperador enviar otras naves á las Molucas para que trajesen mas especería, y Elcano, despues de reunir en Guetaria dinero y gente, armó cuatro naves en Portugalete, con las cuales fué á Galicia. El 24 de julio dió la vela desde la Coruña, en donde se hallaba, y con él los demás buques de la armada, que eran siete, al mando del ya citado don García Gofre de Loaisa, y mandando Elcano la nave llamada Sancti-Sptrus, con el cargo de piloto mayor de la armada .

Tan grandes ó mayores que los trabajos de la primera expedición, fueron los de la segunda, así antes de pasar el Estrecho de Magallanes como despues. Las repetidas tormentas y padecimientos continuos, rindieron al cabo el robusto cuerpo del buen hijo de Guetaria, que enfermó, y temiendo cercana la última hora, hizo testamento ante lñigo Artés de Perea, contador de la nao Victoria .

Mandó se hiciesen aniversarios y exequias en el enterramiento de la iglesia de San Salvador de Guetaria, donde yacían sus padres y antepasados, y dejó varias mandas á la referida iglesia, á Sao Martin de Asquizu, á las ermitas de la misma jurisdicción, al hospital, al santuario de Nuestra Señora de lciar, y además de otros, á los de Aranzazu y Sasiola .

Dejó cien ducados á la madre de un hijo natural que tenia, y cuatrocientos á otra hija, natural también, quedando el resto de la herencia para su hijo Domingo, mas con el usufructo de por vida á su propia madre .

Mientras en tan grave estado se hallaba Elcano, enfermó y murió el general Loaisa, quedando nuestro marino por jefe de la armada, mas no duró su mando sino cinco dias, al cabo de los cuales murió, sin llegar á las Molucas, deseado término de tan desastrosa navegacion .

La corte fue ingrata con nuestro esforzado guipuzcoano; siete años despues, la madre de Juan Sebastian de Elcano, litigaba con el fisco y reclamaba en vano el pago de los sueldos que su hijo habia devengado. Pueblos en donde, como en España, tan frecuente ha sido semejante espectáculo, no merecen tener héroes, ni aun leales servidores .

Mas si en general los españoles en general merecemos la tacha de ingratos, no así los vascongados, que conservan siempre piadoso recuerdo de sus hijos.D. Pedro de Echave y Aso, vecino de Guetaria, costeó en 1671 una losa para la sepultura de la familia de Elcano, con esta inscripcion:

"Esta es la sepultura del insigne capitan Juan Sehastían de Elcano, vecino y natural de esta noble y leal villa de Guetaria, que fué el primero que dió la vuelta al mundo en el navío Victoria, y en memoria de este héroe animoso, mandó poner esta losa D. Pedro de Echave y Asa, caballero de la orden de Calatrava, año de 1671. Rueguen á Dios por el primer CIRCUMDEDISTI ME" En otras partes se hallarán inscripciones mas correctas, pero no el desinterés y patriotismo de D. Pedro de Echave .

Ni fué él solo: D. Miguel de Argote, vecino también de Guetaria, erigió una hermosa estátua de mármol blanco, labrada por D. Alonso Bergaz, escultor de cámara, la cual estaba en la plaza pública á la entrada del pueblo, sobre pedestal de mármol, y con inscripciones en latín, castellano y vascuence .

Las discordias civiles, que nada perdonan y ciegan los hombres, aun para las mas respetables glorias de la patria, contribuyeron en gran manera al deterioro de la estátua de nuestro héroe .

Guipúzcoa, generosa y agradecida como siempre, determinó en junta general celebrada en la misma villa de Guetaria, el año de 1859, erigir nueva estatua al insigne Juan Sebastián de Elcano. El dia 28 de mayo de 18611 inauguraba la diputación de la provincia con toda solemnidad la nueva estátua, fundida en bronce en Paris, y erigida sobre el arco que hay entre el pueblo y el muelle .

Honor á Guipúzcoa, siempre leal y agradecida, siempre fiel guardadora del glorioso renombre de sus hijos. ¡Bendita sea por. ello! ·:

 

CAPITULO IV .

Urdaneta, célebre marino y cosmógrafo.-Sus bazañas contra los portugueses. - Expedición desde Mejico á las islas del Poniente.- Urdaneta en Filipinas. - Torna a Méjico. - Fallece. - D. Miguel Lopez de Legazpi. - Es nombrado jefe de la expedición á Filipinas a  instancia de Urdaneta. - Errado modo de llamar vizcainos á todos los vascongados..

 

Es la historia de Guipúzcoa esencialmente marítima, y ya que hemos dado cuenta de uno de sus mas insignes marinos, fuerza será citar otros guipuzcoanos, igualmente dignos de alabanza .

Dos nombres van casi á la par, que son Urdaneta y Legazpi, mas hemos de empezar por el primero. Nació este en Villafranca, en 1498; eran sus padres nobles, y se llamaban Juan Ochoa de Urdaneta y doña Gracia de Cerain. Fue soldado en Italia y Alemania; pero mas inclinado á las marítimas que á las terrestres empresas, se embarcó en la armada de que ya hemos hablado, al mando de D. García Gofre de Loaisa, de cuyo triste suceso ya hemos dado cuenta. Elcamo murió en brazos de Urdaneta, y de todas las naves solo llegó á las Molucas la capitana, mandada por Martin Lopez de Carquizano, hijo tambien de Guipúzcoa .

Solos 125 españoles que habían quedado, tuvieron repetidas contiendas y encuentros con los portugueses, en los cuales habrían sucumbido de no ampararles el rey moro Tidore. Al cabo, concluyeron un fortín, y á su abrigo afrontaron todo peligro, hasta el año de 1529. Mandaban aquel puñado de valientes, jefes dignos de ellos, Hernando de la Torre y Urdaneta .

Al cabo, cedió Cárlos V sus derechos á las Molucas, y nuestro guipuzcoano pudo volver á Europa en una nave de la India, no llegando á Lisboa sino despues de infinitos trabajos. Acudid Urdaneta á la córte con sus pretensiones, mas nada pudo lograr, á causa de· hallarse el emperador en los preparativos de su empresa contra Túnez, con lo cual se embarcó para Méjico, cuyo virey, D. Antonio de Mendoza, conociendo su aptitud, quiso darle el mando de la expedicion que preparaba á las islas del Poniente (1542) .

Entonces fué por general de la armada Ruy Lopez de Villalobos, quien perdió al cabo todas las naves con la propia vida, asistido en los últimos momentos de San Francisco Javier .

(1552) En Méjico tomó Urdaneta el hábito de San Agustín, á los cincuenta y cuatro años de edad; mas, sin rendir el ánimo á las continuas fatigas y penalidades de su vida, acudid á Felipe, y movió su ánimo á la conquista de las islas Filipinas .

Al cabo de algunos días, preparó la expedición el vire y de Méjico D. Luis de Velasco, á quien se le encargó especialmente fuese por cosmógrafo de la armada nuestro Urdaneta. A propuesta de este, se dió el mando á otro guipuzcoano, de quien mas adelante hablaremos, llamado D. Miguel Lopez de Legazpi. Mas, por ahora, hemos de relatar únicamente cuanto á Urdaneta se refiera .

Vuelto de Filipinas, en donde trabajó con verdadero ahinco para el buen éxito de la expedicion, tampoco pudo llegar al puerto de Acapulco, sino despues de infinitos azares, muriendo muchos compañeros suyos en la travesía. Al fin, logró hacer relacion á la real ·audiencia de Méjico de la grande importancia del rico archipiélago filipino, y después se embarcó para España, á dar cuenta al rey .

Habia hecho profesion de pobre y no quiso para sí la menor recompensa; solo, despues de recibir nuevos despachos, dió la vuelta á Méjico, para tratar á un tiempo de dar calor á la conquista de Filipinas y reposo su cuerpo en el sosegado recinto de la celda .

Vida tan generosamente empleada en beneficio de la patria y de la humanidad, llegaba al cabo á su fin. Tantos viajes y repetidos padecimientos postraron nuestro ilustre guipuzcoano, quien falleció á los setenta años de edad (3 de julio de 1568) .

Buen soldado, excelente marino y verdadero misionero cristiano, no ha tenido España muchos hijos que la hayan servido tanto, y de cierto ningún servidor de mas valía. La propagacion de la fé por el archipiélago filipino y el nombramiento del insigne Legazpi, para señorearle, á él la gran parte se le deben. Con razon dice el padre Grijalva,· en su historia de Méjico, que: "era el P. Urdaneta persona tan cabal para el efecto, que ni para la navegación, ni para la guerra, ni para la predicacion y fundacion de aquellas iglesias no se pudiera hallar ni desear otro que le igualase". Manila conserva en el cláustro del convento de San Martín su retrato, puesto á la cabeza de los demás que allí existen. · No es posible separar del nombre de Urdaneta el de Miguel Lopez de Legazpi. Nació este varon insigne á principios del siglo XVI en la casa-palacio de Legazpi, llamada tambien de Jauregui, puesta en la vega de Zumárraga, á corta distancia de la iglesia parroquial .

Fueron sus padres, Juan Martinez de Legazpi y doña Elvira de Gurruchategui .

Había puesto Ruy Lopez de Villalobos, á las islas hasta entonces llamadas del Poniente, el nombre de Filipinas, en honor de Felipe II, á la sazon príncipe de Astúrias. Cuatro expediciones enviadas al descubrimiento y conquista de aquel hermoso archipiélago, así como de las Molucas, habían ido en vano .

Ya hemos dicho al hablar del insigne Urdaneta, que á sus consejos é instancias se debió el nombramiento de Legazpi por jefe de la quinta expedicion, á la cual tambien movia el ánimo de Felipe la circunstancia de llevar su nombre las islas que para su corona deseaba .

Aquí comienza el nombre de nuestro guipuzcoano á ser ilustre. Mas, antes debemos á la noble provincia, cuya crónica está encomendada á nuestra pluma, rendir el tributo debido á la verdad y á la justicia .

Solía, en tiempos pasados, confundirse con el nombre general de vizcaínos á todos los vascongados. Y cierto que todos estos podrían tenerlo por grandísima honra, á no haber nacido en Alava, Guipúzcoa ó Navarra, solares no mas ilustres, pero sí tanto por hermanos, como Vizcaya. Que todos nuestros vascongados son y deben ser siempre hermanos, imposible es ponerlo en duda; que cualquier hombre, por generoso que su nacimiento fuese, podría muy bien trocarle por el de la generosa Vizcaya, tambien lo tenemos por cierto, siendo nosotros los primeros que tendríamos por insigne semejante honor. Mas se trata de escribir historia, y no de seguir la trivial opinion del vulgo, con lo que no podemos menos de oponernos á que, á sabiendas ó por ignorancia, se repita, cual á menudo suele hacerse, aquello de «el vizcaíno Elcano, ó el vizcaíno Juan de Urbieta,» lo cual fuera lo mismo que decir:

Lo mismo decimos á propósito de nuestro Legazpi. Para ser sinceros, mas de una vez nos ha faltado paciencia al ver con qué falta de verdad le llaman vizcaino. Cuanto decimos se funda en que, nadie mejor que los mismos hijos de Vizcaya sabe poner coto á semejante error. Ni para qué necesita de ajenas glorias el generoso pueblo que sopo tener por ley que (1) «ningun vizcaíno pudiese ser preso por deuda que no proviniere de delito ó cuasi, ni ejecutada la casa de su morada, ni sus armas, ni caballo, aunque en la escritura ó contrato hubiese renunciado á la hidalguía.,"Como consecuencia de esa ley, ningun marino ó ejecutor podia ni acercarse á la casa de un vizcaino á la distancia de cuatro brazas contra la voluntad de su dueño , salvo con escribano y sin arma alguna, para el único obje· to de ver los bienes ejecutables, é inventariarlos .

No es posible, en verdad, mentar á Vizcaya sin poner los ojos y el alma en el árbol de Guernica, santo recuerdo de aquellos tiempos en que los españoles no habían llegado á dudar de sí propios, último valladar de nuestra libertad tradicional, faro que anuncia al mundo entero que siempre ha habido y habrá españoles dignos de ser libres .

CAPITULO V .

Legazpi recibe el nombramiento de Adelantado. - Le acompañan á la expedicion en las islas Marianas. - Islas Filipinas. - Alianza de Legazpi y Sicatuna. - Generosidad y discrecion de Legazpi. - Se someten los tagalosin resistencia. Funda Manila. - Traicion de Soliman. - Vence el Adelantado á los sediciosos, y los perdona. - Incendio y reedificacion de Manila. - Conquista pacifica de Luzon. - Muerte de Legazpi.

Era á la sazon Legazpi escribano mayor y alcalde ordinario de la ciudad de Méjico. Tan honrado español, como leal guipuzcoano, en cuanto recibió el nombramiento de Adelantado, empleó cuanto tenia en los gastos de la expedicion; y acompañado de Urdaneta y cuatro misioneros de la órden de este, que eran, fray Andrés de Aguirre, fray Martín de Rada, fray Diego de Herrera, y fray Pedro de Gamboa, dió la vela, del puerto de Natividad (Méjico), á 21 de noviembre de 1564, llegando en el inmediato mes de enero á la isla que llamó de los Barbados, porque los habitantes tenían mucha barba para indios .

Al cabo fondeó Legazpi en las islas Marianas (22 de enero ), donde hizo aguada y acopio de bastimentos, siguiendo adelante el dia 3 de febrero. Luego llegó en diez dias á las islas Filipinas, llamando Buena Señal á la que aun conserva nombre de tan excelente agüero .

Al cabo, y no sin pasar por medio de peligrosísimos bajos y escollos, llegó la expedicion felizmente conducida á buen puerto por el diestro Adelantado, á Tandaya y Abuyo. Demás fueron las pacíficas ofertas de nuestro guipuzcoano á los naturales, quienes, ni aun por dinero, quisieron socorrer con víveres á los españoles, de suerte que estos hubieron de acudir á Bohol .

Maravillábase Legazpi del retraimiento de hombres á quienes ningun daño habia cansado, sabiendo, además, por el diario de Ruy Perez de Villa lobos, que siempre habían sido amigos de este. Al cabo, pudo averiguar la causa de semejante mudanza. Hallábase á la vista un junco borneo, y el Adelantado mandó al maestre de campo Mateo de Sanz, que fuese á reconocerle .

NOTA AL PIE

(1) Fuero de Vizcaya, ley 3ª tit XVI. Véase la excelente Historia de la Legislacion y Recitaciones del Derecho civil de España, por los señores marqués de Montesa y Manrique..

Recibieron los isleños á los nuestros á cañonazos, matándoles un soldado é hiriendo á veinte, con lo que fué necesario responderles. Breve fue la pelea, y habiendo muerto el jefe enemigo, huyendo en bote la mayor parte de los tripulantes, rindiéronse el piloto y los seis' únicos marineros que habían quedado á bordo .

Desde luego mostró el Adelantado su discrecion y generosidad, admitiendo los descargos de los rendidos y mandando ponerlos en libertad, devolviéndoles cuanto les habían quitado .

A su vez mostráronse maravillados los hijos de Oceanía, y entonces supo Legazpi que se hallaban agraviados y temerosos de los grandes daños que anteriormente les habían hecho los portugueses de las Molucas; y como para ellos no habia diferencia entre estos últimos y los españoles, temían, no sin fundamento, la renovacion de las pasadas injurias. Diestro político nuestro guipuzcoano, vió de aprovecharse del buen efecto que habia cansado su generosa conducta en los naturales, y de contraer estrecha amistad y alianza con Sicatuna, reyezuelo de los mas poderosos y esforzados, el cual correspondió con leal agradecimiento á las promesas del Adelantado .

Entonces se derramó sangre humana, mas ·no de aquella negra manera que en, otras conquistas suele dejar huella odiosa y perenne. Para dar por firme é imperecedera la amistad entre Sicatuna y Legazpi, sangráronse ambos, al ratificarse el tratado, conforme á la costumbre de la tierra, y cada ano bebió sangre del otro. Felicísimo comienzo de una de las mas puras y gloriosas conquistas de España, debida á la virtud y valor de un hijo de Guipúzcoa .

Vista de Pasajes / Cronica de Guipuzcoa / Fernando Fulgosio (1868).

Bien puede asegurarse que los demás sucesos, cuya narracion fuera demasiado larga para este lugar, correspondieron á la generosidad de Legazpi, así como de Urdaneta y demás jefes y misioneros que le acompañaron en todo ó parte del tiempo que duró la expedicion .

Habiendo recibido órden el Adelantado de tomar posesion del archipiélago en nombre del rey de España, encaminóse al punto á la isla de Luzon, despues de fundar en Cebú la ciudad del Santo Nombre de Dios, llegando al puerto de Cavite con 280 hombres de desembarco (1670.) Temíase que los tagalos hicieran gran resistencia, pero no solo no opusieron ninguna, mas desde luego se mostraron dispuestos á la sumision, movidos sin duda de la excelente fama de Legazpi; á todo lo cual acabes de poner el sello la sumision de los rajás Matandá, Lacandola y Soliman .

De esta suerte se iba estableciendo y afirmando el señorío de España por el hermoso archipiélago filipino. Entonces (19 de mayo de 1571) fundó nuestro guipuzcoano á Manila, construyendo casa para el Adelantado, iglesia, convento de frailes, y ciento cincuenta casas mas .

No era fácil pasara el mando de Legazpi sin dolorosas pruebas; mas en ellas, como en todas ocasiones dió el insigne Adelantado maestras de talento, cordura y generosidad. Mal avenido el rajá Soliman con sus propias promesas, así como Lacandola con las suyas, uniéronse con el rajá de Tondo y tramaron la pérdida de los españoles. Supiéronlo estos á tiempo, y Legazpi envió á su maestre de campo, Martín de Goiti, guipuzcoano tambien, con ochenta hombres en contra de los rebeldes .

Muerto Soliman en la pelea, y preso el hijo de Lacandola, quedó la insurreccion sin alma, y por lo tanto, vencida y deshecha, con lo que á poco llamó el Adelantado á los fautores, y haciéndoles ver el crimen que habian intentado llevar á cabo, faltando á la palabra empeñada, les dijo merecían la muerte. No quiso Dios que nuestro dominio comenzase en Filipinas derramando sangre de hombres, que si tal vez habían faltado a la palabra empeñada, al cabo tenían por disculpa el santo amor a la libertad é independencia de la patria. Legazpi, lejos de ensañarse, perdonó á todos los culpados, conducta que trajo al rajá de Tondo y habitantes comarcanos, á rendir homenaje por vasallos del rey de España á los piés del generoso Adelantado. De esta manera se fué haciendo la conquista de Luzon, no empleando la fuerza sino en defensa propia, y usando, siempre que era posible, la persuasion .

Pluguiera á Dios que de todas las conquistas pudiese decir lo mismo la historia .

Habiendo acaecido un incendio que convirtió á Manila en hórrido monton de cenizas, reedificóla nuestro guipuzcoano, mientras su nieto Juan de Salcedo sometió pacíficamente la parte boreal de la isla de Luzon. Al propio tiempo convertían los misioneros al cristianismo á los habitantes de las Visayas, sin mas armas, como dice el francés Mallat, que la palabra, ni mas apoyo que la fé .

En siete años habia Legazpi sometido casi toda la isla de Luzon y las Visayas, empleando siempre, como ya hemos dicho, la generosidad y la persuasion antes que las armas. Durante este tiempo, mostró no menor habilidad diplomática con los chinos, habiendo comenzarle desde luego el trato y comercio del celeste imperio con Filipinas, de tan señaladas ventajas en nuestros días, y cuyo orígen y fundamento se deben á la sagaz prevision del insigne guipuzcoano .

El nombre de este, es uno de los mas honrados y gloriosos que la historia de España ostenta; su muerte casi repentina, á consecuencia de una desazon de aquellas que suele traer consigo el ejercicio de todo elevado cargo, fué llorada de cuantos le conocían. La posteridad le ensalza, la pátria le debe una estátua.

En las juntas generales celebradas en Guetaria el año de 1859, la representacion de Santa Cruz de Arguisano, á la cual corresponde la villa de Zumárraga, honró la memoria de Legazpi, pidiendo que la diputacion mandara allegar cuantos datos fuera posible acerca de la persona de tan insigne varon, y que además se pintase su retrato para ponerle en la sala de sesiones. Pidióse, en efecto, á Manila copia del retrato que allí existe, y además, Zumárraga puso el mas loable empeño en conservar la casa donde Le¡azpi había nacido, cuando se trató de derribarla, para agrandar la estacion del ferro-carril .

Ni es ya posible tener la menor duda acerca de la pátria, casa y parentela de nuestro guipuzcoano; honra que, indudablemente, corresponde á la noble y leal Villa de Zumárraga .

CAPITULO VI .

San Ignacio de Loyola.-Su nacimiento, vida y carácter.-Fundacion de la Compañia de Jesus. - Estado social de Guipúzcoa. - El valle real de Leniz y los señores de Guevara. .- Energía y constancia de los guipuzcoanos.

La narracion de sucesos nos ha hecho pasar adelante, dejando por mencionar no pocos de la mayor importancia .

No es posible, en verdad, cuando de la historia de Guipúzcoa se trata, pasar en silencio el nombre de uno de sus hijos mas célebres .

(1491) En Azpeitia, en la casa solar de Loyola, nació Iñigo ó Ignacio, hijo de Beltran Yañez de Oñaz y Loyola, y doña María Saenz de Licona y Balda, ambos descendientes de las mas ilustres familias de aquella tierra. Crióse Iñigo en la villa de Arévalo, fué luego paje de los Reyes Católicos, y despues en  la defensa del castillo de Pamplona contra los franceses, fué herido en el pié izquierdo .

Obligado á permanecer en reposo, empleó el tiempo de su curacion en la lectura de obras piadosas, las cuales causaron tan extraordinario efecto en el ánimo del guerrero, que desde luego pensó en consagrarse á la vida religiosa .

De carácter por demás enérgico, puso en planta su deseo, apenas se halló restablecido, yendo por peregrino á Monserrat, y despues á Tierra-Santa en 1523. Treinta y tres años tenia cuando volvió a España, donde se dedicó á estudiar en las universidades, despues (1528) en París y luego á Roma, fundando al cabo la Compañía de Jesús, muriendo en la misma ciudad en 31 de julio de 1556 .

El guerrero de Pamplona, beatificado por el Papa Paulo V en 27 de julio de 1609, quedó canonizado por Gregorio XV, en 12 de marzo de 1622. Grande fué la alegría que á la sazon experimentó Guipúzcoa por la · canonización de su hijo, y notables las fiestas celebradas en las juntas generales de Tolosa, la cual tomó por patrono á San Ignacio de Loyola, con. cuyo nombre conoce el mundo al célebre hijo de Azpeitia. Aun considerándole en el punto de vista humano, único en que nos es lícito hablar al presente, no hay dada que, si por las obras se ha de juzgar á los hombres, tuvo San Ignacio de Loyola fé y voluntad inquebrantables, pues solo con semejantes prendas es posible dar vida á una institucion religiosa como la Compañía de Jesús .

Tampoco debemos pasar adelante sin referir algunos sucesos que den á conocer el estado interior de Guipúzcoa por aquellos tiempos. Los disturbios y alteraciones que fueron por largo tiempo azote de España no perdonaron, en verdad, á nuestra provincia, donde además de lo mucho que daban quehacer varios grandes señores revoltosos, los dos partidos, oñecino y gamboino, acrecentaban por donde quiera el daño .

Fáltannos tiempo y espacio, mas fuerza será mencionar tal cual suceso, cuya sola relacion valga por cuantas consideraciones tratemos de hacer. No eran los señores feudales por nuestra provincia tao sumisamente obedecidos como por otras, que el altivo carácter vascongado no se aviene fácilmente con la servidumbre. De esa manera, vemos que aun en aquellos tiempos, en que ni el poder real solía ser parte á contrastar al de los señores, estos no se llamaban en nuestra provincia sino Parientes mayores con lo que se les reconocía á la vez por superiores é iguales .

Nuestros guipuzcoanos se oponían á menudo á la voluntad de aquellos, sin reparar, ni aun en hacer uso de las armas, cuando lo tenían por necesario. Habiendo el rey D. Enrique II donado el señorío del valle de Leniz con la jurisdiccion civil y criminal á. D. Beltran de Guevara, señor de la villa de Oñate, los hijos del valle vieron con disgusto semejante donacion, proponiéndose ir contra ella y aprovecharse de la primera ocasion propicia para lograr su intento. Halláronla cuan.do la menor edad de D. Pedro Velez de Guevara, á. quien negaron los derechos del señorío. Mas por entonces no lograron nuestros guipuzcoanos su intento, pues Fernan Perez de Ayala, tutor de D. Pedro, allegó tropas, y con ellas invadió el valle, donde quemó casas y taló heredades, imponiendo de nuevo á. los habitantes el yugo del señor de Guevara .

 

Juan Sebastian Elcano / Cronica de Guipuzcoa / Fernando Ferlosio

No cede tan fácilmente, ni aun á. la fuerza, el carácter vascongado, con lo cual, el valle puso en 1497 pleito al conde de Oñate, acudiendo á. la Real Chancillería de Valladolid. Pedía el valle ser restituido á. la corona, fundándose en que la donacion de D. Enrique 11 habia caducado. Durante el pleito, y cuando en 1542 levantó la provincia dos mil hombres para defender la frontera, tuvo el valle de Leniz que dar cuarenta soldados .

El conde de Oñate, como señor quiso tener á su disposicion á los soldados referidos, mas el regidor y sindico del valle se negaron á ello, diciendo que el valle estaba incorporado á la provincia y no dependía para nada del conde. Irritado este, procedió contra ellos, arrestándoles y poniéndoles en un cepo por mas de tres meses. El lector comprenderá que el valle no permanecería padeciendo en silencio las persecuciones del de Oñate. Acudieron los concejales á la Chancillería, con la voz y costa de la provincia entera, .y al cabo, el tribunal falló en favor del valle. Interpuso el conde recurso de segunda suplicación auto el Consejo de Castilla, mas este confirmó el fallo de la Chancilleria .

Al cabo, y despues de secular resistencia al dominio de la casa de Guevara, quedó el valle de Leniz adjudicado á la corona con la jurisdiccion civil y criminal, desde cuya época se llama real, por oposicion al señorío que acababa de desechar. Cincuenta y nueve años duró el pleito, habiendo sido los de la casa de Guevara señores del valle de Leniz durante ciento ochenta y dos años. La tenacidad de nuestros guizpuzcoanos fué mas poderosa que la voluntad y riquezas de una de las mas poderosas casas de España; pero el valle gastó cuarenta mil ducados, por cuya razon la provincia le eximió por doce años del pago de la foguera .

Doña Juana, gobernadora del reino, dió al valle (12 de abril de 1557) facultad para nombrar cada año alcalde ordinario y demás empleados del ayuntamiento, á la manera de todos los pueblos comarcanos y con arreglo á sus ordenanzas .

En todo cuanto llevamos referido vemos la inquebrantable constancia de nuestros guipuzcoanos. Mientras el estado social de España les obligaba á ello, no se retraían de acudir á las armas para rechazar lo que consideraban injusto. Vencidos, pero jamás rendido el ánimo, acudian de nuevo á la defensa de su derecho, logrando al cabo, despues de mas de un siglo, acabar con el ·señorío de la casa de Oñate. El suceso del valle de Leniz le hallamos reproducido, con di versos aspectos, en toda la historia de Guipúzcoa .

CAPITULO VII .

Oñate y sus condes.-Los hijos y oriundos de Oñate, siempre guipuzcoanos.-Señorío de la casa de Guevara.-Insurrecciones y pleitos entre la villa y sus señores.-Derechos de estos. -Derecho  llamado del puerco ezcurbeste.-Nuevos disgustos entre los hijos de Oñate y los condes.- Union definitiva de la villa con la provincia de Guipúzcoa .

Lo que acabamos de ver á propósito del señorío del valle de Leniz nos lleva, como por la mano, á tratar del de la villa de Oñate. A pesar de haberse hallado esta siempre en manos de la casa de Guevara, y apartada, digámoslo, del resto de Guipúzcoa, bien podemos considerarla como guipuzcoana tambien. Háse pretendido que Oñate era de Alava, mas bien porque los señores de Guevara tenian su residencia y riquezas en esta provincia que por otra razon de mas valía. Cuando se dieron las reales cédulas para que los pueblos formasen hermandad, se sabe que Guipúzcoa requirió á Oñate para que entrase á formar parte de aquellas, mas no se halla en ninguna parte escritura por donde conste semejante union; si bien hay en el archivo de la villa de Mondragon un poder concedido á su ayuntamiento por la junta general en el campo de Vizcargui, cerca de Azcoitia (21 de setiembre de 1451) para que, con los apoderados de Oñate otorguen la escritura de union de antemano convenida .

Acaso el conde se opuso, pues no hay duda de que semejante union no se llevó á cabo á pesar de los deseos de los vecinos de Oñate y los demás guipuzcoanos. A pesar de todo, no puede negarse que nuestra villa se ha considerado siempre á sí propia como guipuzcoana. En 1457 celebró la hermandad de la provincia junta general en Oñate asistiendo el corregidor D. Juan Hurtado de Mendoza. La villa, constante en el afecto á sus hermanas, afirmó en su memorial á las juntas de Mondragon (1595) que en tiempos pasados habia sido tenida por guipuzcoana, é insistió en lo mismo años .adelante .

Como quiera, Oñate no formaba hermandad con las demás villas en 1455, como se ve por la escritura de Oyarzun, donde se hallan los procuradores que concurrieron, sin que allí parezca el nombre de la villa en que nos estamos ocupando. En las ordenanzas de la hermandad guipuzcoana reformadas, se habla de pueblos limítrofes de la provincia de Oñate (1). Así esta, como otras varias razones que podríamos alegar, prueban que si la villa tenia grandes deseos de pertenecer á la provincia, se lo estorbaba siempre el señorío de la casa de Guevara .

Podría además alegarse la real cédula dada en Vitoria (31 de marzo de 1457), á D. lñigo de Guevara y D. Juan Alonso de Mújica, por la cual se ve que el rey sabia como en las villas de Oñate y A.ramayona daban acogida á los malhechores de Guipúzcoa y otras provincias inmediatas, estorbando á los corregidores y alcaldes de la hermandad el cumplimiento de la justicia, para lo que alegaban las referidas villas el ser privilegiadas y exentas. El rey autoriza á los corregidores y alcaldes de la hermandad para que entren en Aramayona y Oñate, siempre que sea necesario aprehender y castigar á los culpados .

NOTA AL PIE

(1) CapXXXII. .

 

Al año siguiente (25 de setiembre), dice tambien el rey á Guevara y Mújica que sabe, que á pesar de su anterior cédula, se habían acogido á una cueva de las cercanías de Oñate varios malhechores, y puesto que la justicia de la villa se negaba á entregarlos, mandaba fuesen al punto aprisionados .

De todo esto es fácil colegir que, si bien el corregidor de la provincia y los alcaldes de la hermandad entraban en territorio de Oñate, no era sino á prender á los malhechores que en él buscaban amparo. Cierto que los hijos de la villa habían de mirar cada vez con mayor envidia los fueros de Alava y Guipúzcoa, y á lograrlos para sí, les movía siempre el anhelo de ir la par con sus hermanos .

En 1389 se unieron formando ordenanzas con juramento y pleito-homenage de cumplirlas; mas D. Beltran de Guevara, que era entonces el señor, les formó proceso criminal. Triste fué el resultado para la desventurada villa, pues quedaron quemadas las casas de los que mas se habían señalado y talados sus manzanales, llevando además de otras penas, la del destierro del señorío y su territorio. Los culpados pidieron perdon de hinojos, que no fué la menor pena que debieron de esperimentar .

Al cabo, cedió D. Beltran á los ruegos de su mujer doña Mencia de Ayala, y de doña Isabel de Mújica esposa de su hijo D. Pedro Velez; tambien intercedieron D. Juan de Gamboa y otros caballeros, por lo cual, y teniendo en cuenta los servicios de los padres y abuelos de los culpados y la deshonra que habia de recaer en ellos, les perdonó el señor y se sobreseyó la causa, si bien no permitió que los principales promovedores entraran por algun tiempo en la villa .

Con esto siguió Oñate reconociendo el señorío de la casa de Guevara, al propio tiempo que esta reconocía los fueros y costumbres de la villa, como consta de cuando D. Pedro Velez, al llegar á so mayor edad, prestó juramento de guardar los buenos usos, costumbres, privilegios, libertades y exenciones de Oñate, cual lo habían hecho sus antecesores. Después de esto, el ayuntamiento y vecinos le rindieron pleito-homenage y besaron la mano, reconociéndole por so señor, todo lo cual se hizo en la plaza de San Miguel .

A pesar de todo, la villa anhelaba vivir la vida de sus hermanas de Guipúzcoa, y en 1540 acudió á la chancillería de Valladolid, para que se declarase pertenecía á la corona, pues el conde no podía llamarse señor de Oñate, hallándose falto de título que por tal señor le acreditara. No se sabe cuanto duró este pleito, si bien debió de tardar muchos años en resolverse. En vano acudió la villa á la provincia solicitando el favor de esta en 1595, 1597, 1629 y 1640, pues si bien le logró, no tuvo el pleito el éxito que los vecinos anhelaban, quedando al cabo sujetos á los condes de Oñate .

Los derechos señoriales de estos eran la administracion de justicia, el nombramiento de escribanos de número, la confirmacion de los alcaldes, la tutela de los negocios públicos de la villa, el derecho llamado del puerco ezcurbeste, y ciertos tributos en dinero. Era, además, el conde de Oñate capitan á guerra, siempre que habia gente armada en servicio del rey ó en defensa de la frontera. La falta de espacio nos estorba dar mas pormenores; pero no hemos de pasar adelante sin esplicar al lector en qué consistía el derecho señorial llamado del puerco escurbeste. Tenia derecho el señor á un puerco trasañado de cada piara de sesenta y seis puercos que se engordaban en los montes del territorio .

Diversas contiendas que trajeron consigo alborotos y derramamiento de sangre acaecidas en diferentes épocas, demuestran que el carácter entero de los hijos de Oñate, á semejanza de los demás guipuzcoanos, lejos de avenirse con el vasallaje que la casa de Guevara les imponía, se conservaba, siempre ileso, jamás quebrantado por la suerte que á su libertad se oponía .

De los diversos sucesos á que aludimos, solo citaremos uno. Quería D. lñigo Velez de Guevara, primer conde de Oñate (1455) tener un rio para pescar él solo, con esclusion de todos los vecinos, y para ello contó con los amigos de la familia de Arrieta, Olalde y otras .

Hallábanse por extremo divididos los dos linajes de Garibay y Uribarri, mas ante la pretension del conde, reuniéronse todos en el Batzar ó junta general de vecinos, y allí determinaron oponerse. Garcia Ruiz, capitan de los oñecinos, dijo que el rio y todos los demás de Oñate se hallaban al servicio del conde, pero que se debía usar en comun, cual siempre se habia hecho .

Apenas supo semejante resolocion D. Iñigo, esclamó lleno de enojo que semejante desacato le habia de pagar Garcia Roiz, á quien le iba á poner la cabeza donde tenia los piés. Hallábase presente Sancho García, capitan de los gamboinos, el cual replicó que la cabeza de Garcia Ruiz pesaba demasiado para hacer con ella lo que el conde habia dicho .

Viendo el conde que los vecinos de todas clases se oponían, fuése lleno de enojo á su castillo de Guevara, en donde tenia consigo á Gil García, hijo mayor de Sancho García. Al verle, alzó el baston contra  el, diciendo que era hijo de villano, y que todos en Oñate, incluso su padre, le negaban la obediencia. Gil Garcia hubo de acudir á la espada para evitar el agravio que le queria hacer el conde, de cuya casa huyó á la de su padre .

Es de creer que los de Oñate negaron del todo la obediencia al conde, quien pidió auxilio al condestable de Castilla D. Miguel Lácas Iranzo. Enviósele este con un destacamento de caballería á las órdenes del capitan Herrera .

Unidos los de la villa, así oñecinos como gamboinos, y habiéndose alzado todos, padre por hijo, fueron á esperar á los del condestable á las herrerías de Marulanda. La muchedumbre de los de Oñate puso respeto al capitan Herrera y al conde, los cuales dieron la vuelta, aquel al condestable y este á Guevara. Debió de haber transaccion y arreglo amistoso despues de este suceso, si bien nada mas se sabe acerca de él .

Basta lo q oe acabamos de referir para demostrar' con cuanta razon hemos dicho que los vecinos de Oñate no se avenían' vivir vida distinta de los demás guipuzcoanos, con quienes estuvieron siempre igualados los hijos y oriundos de Oñate, así para la probanza de nobleza é hidalguía, como para las prerogativas de semejantes calidades en Guipúzcoa. Todas estas ventajas y derechos eran, naturalmente, recíprocos. Al cabo, des pues de infinitas alternativas, escribano de número de la villa de Tolosa, D. Juan Fermin de Furendarena, formalizó la escritura de concordia (9 de Octubre de 1745) entre la villa de Oñate y la provincia Guipúzcoa, quedando legalmente reoonocida la union que siempre habia reinado en los corazones de todos, y contra la cual siglos y siglos se estrelló en vano el poderío de la casa de Guevara

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CAPITULO VIII .

San Sebastian.-Su puerto y comercio.-Privilegios concedidos por los reyes de Castilla .-Casa-Lonja.-Cofradía de mareantes.- Decadencia del comercio de lanas.-Ereccion del consulado en tiempos de Cárlos II. -  Muere este, y sube al trono Felipe V .-Entra Felipe en España.-Guerra de Suceslon .

La ciudad de San Sebastian ha sido siempre la mayor y mas importante poblacion de Guipúzcoa. Su asiento geográfico, entre Francia y Navarra, así como el puerto, no podían menos de contribuir al aumento de su comercio y riqueza. De esa manera, la historia de San Sebastian sirve como de pauta para conocer el estado de toda la provincia .

Aquietados los ánimos d inclinados ya del todo á las artes de la paz, florecieron en Guipúzcoa, á la par de la agricultura, el comercio y la navegacion. Ya la carta-puebla de D. Sancho de Navarra contiene muchas disposiciones relativas á los mercaderes propios y estraños que acudiesen al puerto de San Sebastian .

Diversos privilegios concedidos mas adelante por los reyes de Castilla, demuestran asimismo la importancia del comercio á que se referían. En 1477 se estableció una casa-lonja para vender las mercaderías; mientras á la par era notable la antiquísima cofradía de maestros de naos, mercaderes, pilotos, etc., aprobada ya por los Reyes Católicos en sus ordenanzas de Jaen (7 de julio de 1489). Aquellas ordenanzas fueron confirmadas por Cárlos V, en Toledo (10 de marzo de 1539) .

Las lanas de Navarra y Aragon salían de España por el puerto de San Sebastian, pero nuestra torpe administracion acabó con tan utilísimo tráfico, en daño de la capital de Guipúzcoa. Púsose un recargo de derecho á las lanas esportadas en 1654, cuya absurda contribucion fué aumentando de año en año, de suerte que navarros y aragoneses comenzaron á enviar sus lanas por tierra á Bayona. Así la ignorancia en materias económicas iba cegando toda fuente de riqueza para la triste España .

Tambien causó perjuicio en San Sebastian la abertura del camino por la peña de Orduña que facilitaba el trasporte á Bilbao de las lanas de Castilla. Por todas estas razones decayó en estremo el comercio de Guipúzcoa, la cual acudió al rey en queja, logrando quedaran sin efecto los nuevos derechos (1688) .

Vanamente esperaban los hijos de San Sebastian que volvieran á verificarse en su puerto los embarques de lanas, y viendo fallido su intento, acudieron á don Cárlos II, quien, por real cédula (13de marzo de 1682) mandó erigir un consulado de la propia suerte que los de Bilbao, Sevilla, Búrgos y otras ciudades. Estendiéronse además las correspondientes ordenanzas, que fueron aprobadas por el Consejo de Castilla .

El capitulo XXIV autorizaba al consulado para que pudiese hacer repartimientos ordinarios y estraordinarios, siempre que lo creyese necesario para subsistir. Fundándose en esto, dispuso un arancel para las mercaderías que entrasen ó saliesen por San Sebastian, imponiendo asimismo derechos, aunque moderados, ' ciertos productos industriales de la misma provincia, de donde resultaron graves y ruidosas cuestiones entre aquella y el consulado, hasta que, por fin, esta dejó de cobrar derechos á los productos de Guipúzcoa .

Mas antes de seguir adelante, la narracion de sucesos nos obliga á tener el paso y referir los graves é importantes acaecidos despues de la muerte del rey Cárlos II (1790). La crónica local en que debemos encerrarnos, se refiere solo á sucesos acaecidos en nuestra provincia; no es, pues, el caso de dar grandes pormenores á propósito del cámbio de dinastía, y del advenimiento al trono de España del duque de Anjou .

El Rey Felipe V, y llamado al trono por el testamento del último monarca austriaco, entró en España por Guipúzcoa, yendo á San Sebastian desde Hernani en enero de 1701, pasando despues por Tolosa el dia 23 del mes referido. Constan en el libro titulado: Sucesion del Rey Don Phelipe Quinto Nuestro Señor en la corona de España. Diario de  sus viajes desde Versalles á Madrid. etc.., los preparativos que se hicieron para recibir al nuevo rey. Nombráronse los servidores que le habían de acompañar, los cuales el dia 30 de diciembre, concurriendo en palacio, se despidieron de los ministros de la Junta de gobierno, entrando en seguida en los coches que con toda solemnidad salían á recibir al nuevo rey .

Es curiosa la forma en que iba dispuesto el cortejo, del cual debemos dar cuenta, puesto que así pasó por nuestro territorio; la casa, como en lenguaje de palacio se dice, iba de esta manera: cuatro clarines y dos timbales con la librea del rey, banderolas y frisos en las armas reales, dos escuadras de soldados de las guardas, una carroza de terciopelo verde y una estura de lo mismo, ambas para la real persona de su majestad (1}; otra carroza tambien de terciopelo verde, de respeto; una litera de terciopelo verde para su majestad; el coche de los gentiles-hombres de cámara y mayordomos de semana; otras dos literas y catorce coches mas para los criados, así como algunos otros vacíos que venían sirviendo al rey D. Felipe V. Además del interminable convoy ó cortejo de que acabamos de dar cuenta, iban ventinueve calesas y doscientas treinta mulas de paso, con las de vacío para los criados que traía el rey. En la forma que hemos dicho, salió la casa real á las once de la mañana, desde la plaza de Palacio, por la calle Mayor á la Puerta de Alcalá. En pos siguió, si bien marchando separadamente, la escuadra de la guarda de Corps á caballo, muy lucida y con armas de fuego .

La casa empleó diez y siete jornadas en llegar a Irun, no habiendo andado ningun día mas allá de siete leguas.¡Notable contraste con el tiempo que hoy se emplea en llegar á Francia por ferro-carril!

NOTAS AL PIE

(1) Vamos, como comprenderá el lector, conservando en lo posible el estilo, y aun á veces las frases del libro que nos sirve de guia.

Bien querríamos ir especificando la calma con que la córte se fué deteniendo á comer y dormir en los diversos pueblos, pero lo haremos únicamente en lo que á nuestra provincia se refiere. Felipe V tuvo que detenerse en Hernani, desde el 24: en que habia salido de Irun hasta el 28. Fueron causa de semejante detencion las muchas lluvias, lo cual no sorprenderá ciertamente á cuantos conozcan el clima de Guipúzcoa y sepan lo lluvioso que es, con especial en invierno .

El día 28 llegó al cabo el rey á Tolosa, en donde le festejaron con primorosos fuegos artificiales. Siguió Felipe á Villafranca, Villareal, Oñate y Mondragon, hasta Salinas, en donde le sirvieron la vianda, como con toda puntualidad afirma el autor del Diario de los viajes del rey (1). A 1º de enero salia Felipe V del territorio de Guipúzcoa, entrando al cabo en Alava .

No tardó en estallar la guerra de Sucesion, y como las fuerzas de Felipe no bastaban á arrostrar el poderío de Alemania, Inglaterra, Holanda y Portugal unidos, hubo Luis XIV de enviar tropas en auxilio de su nieto. En enero de 1705 entraron 6,000 franceses, los cuales pasaron por Guipúzcoa sin que ocurriese suceso digno de mencion, salvo los acopios que las ciudades y villas tuvieron que hacer de leña y todo género de comestibles. Al año siguiente se dijo que, vencidas las tropas españolas y francesas, los reyes trataban de retirarse á Pamplona, con lo que la junta acordó levantar 3,000 hombres en defensa de Felipe. Al punto comenzaron á alistarse todos los hombres útiles, desde los 18 hasta los 60 años, mas ninguno tuvo necesidad de salir de su pueblo. En abril de 1077 entró por Guipúzcoa un ejército francés mandado por el duque de Orleans. En .el mismo mes y año pasaron tambien por Goipúzcoa los prisioneros que las tropas de Felipe V habían hecho en la batalla de Almansa .


CAPITULO IX .

Disturbios a causa de las aduanas en la frontera y costa de la provincia.- Carta de Alberoni.-Continúan los ánimos desasosegados. -s .Insurrecciones.- Vuelven las aduanas á quedar en la forma que anteriormente.- Guerra con Francia.- Presta obediencia la provincia al duque de Werwik.-Paz. -La machinada.

Graves disturbios trajo á Guipúzcoa la impolítica determinacíon de poner aduanas en las Provincias Vascongadas, que se mostraron desde luego agraviadas con semejante desafuero (1718) .

Reunióse en Tolosa, á 18 de octubre, la Junta particular de los procuradores de los pueblos, y todos convinieron en que el pago de derechos por los géneros que en Guipúzcoa se introdujesen se oponía á las exenciones y libertades que hasta entonces habían tenido por fuero .

Al punto nombraron dos comisionados para solicitar del rey que devolviese á las Provincias Vascongadas la antigua exencion de derechos de aduanas,¡ mandando quitar desde luego las que se hallaban establecidas en costas y fronteras .

NOTA AL PIE

 (1) El autor era D. Francisco de Ubilla, marqués de Ribas. .

Al día siguiente de la Junta llegó una carta del cardenal Alberoni, en la cual decía el ministro que no habia sido el ánimo del rey ofender á los vascongados ni estorbarles el uso de sus exenciones y privilegios, por lo cual no pagarían derechos los víveres y alimentos necesarios á su propio uso y consumo. Por lo demás, añadía cuán necesario era respetar y obedecer con toda sumision las órdenes del rey. · No era la respuesta muy á propósito para apaciguar los ánimos, pues aun suponiendo que el cardenal Alberoni tratara de buena fé que solo pagaran derechos de aduanas los comestibles y géneros que fueran para emplearse en Guipúzcoa, no era fácil, en verdad, establecer la diferencia y debida separacion entre lo que iba á quedar en la tierra y lo que habia de seguir á lo interior. Poco satisfechos los comisionados guipuzcoanos, siguieron pidiendo al rey que se pusiesen de nuevo las aduanas en donde se hallaban anteriormente .

En tanto pasaba el tiempo, y con él acrecía el disgusto de los pueblos; de manera que al cabo se alteró del todo la paz, especialmente en Mondragon, Salinas, Arechavaleta y Elgoibar. El fuego cundía: tumultos, incendios y todo género de desmanes acaecidos en los pueblos que acabamos de nombrar, amenazaban á los demás de la provincia. En tan grave aparo, la villa de Tolosa preguntó á la diputacion qué debía hacer si la insurreccion llegaba á estenderse hasta ella. La respuesta fué que se tratara en lo posible de mirar par la defensa y tranquilidad del pueblo. El ayuntamiento determinó acudir á la piedad del cielo con rogativas, procesion general por las calles, con el Señor manifiesto y novena. Al propio tiempo mandó tomar razon de todas las armas de fuego que habia en Tolosa, trajo pólvora, balas y los pedreros que habia en el palacio de Yorreamendi; y dispuestas las rondas de noche por las calles, con otras medidas propias para atender á la seguridad de los vecinos, pudo al cabo esperar con mas tranquilidad el resultado de tan graves sucesos .

A esto, el marqués de Duran escribió en nombre del gobierno una carta á la provincia (7 de noviembre), diciendo que el rey deseaba siguiesen las aduanas en la lengua del agua y en Irun, si bien quedando libres de derechos los géneros que los naturales de las Provincias Vascongadas necesitasen para su propio uso y consumo. En diciembre dió el rey un decreto disponiendo quedaran libres de todo derecho de aduanas los géneros que los guipuzcoanos necesitaran, salvo el azúcar, cacao, tabaco y otros de Indias. El capitan general publicó esta resolucion en San Sebastian por bando; y aquietada la insurreccion de Vizcaya, así como de los pueblos de nuestra provincia que habían imitado á aquella, hiciéronse algunos castigos y se restableció la paz, si no en los ánimos, en la apariencia al menos. Al cabo, los vascongados lograron á fuerza de continuas reclamaciones que se quitaran las aduanas, dejándolas en donde antes se hallaban .

El carácter inquieto de Alberoni atraia por do quiera gravísimos daños á Felipe. Mientras, sin hallarse convenientemente afirmado el poder, ponía en compromiso so existencia faltando á los fueros y exenciones de provincias siempre leales, la invasion de Sicilia levantó contra España los ánimos de sus propios aliados. El duque de Orleans declaró la guerra á España (enero de 1719); nueva tormenta atraída sobre nuestra provincia por el inquieto carácter de Alberoni .

Cumplieron los guipuzcoanos por fieles españoles. Tolosa armó tres compañías de tercios, de 50 hombres cada una, con el alcalde y regidores por jefes y subalternos, segun costumbre. Los demás pueblos de la provincia hicieron otro tanto, conforme á las fuerzas y recursos de que podían disponer .

A la sazon entró por Vera un ejército de 16,000 franceses con el duque de Berwick, y como amenazara á Oyarzun, fué preciso que la provincia hiciese aun mayores sacrificios. No habia armas ni dinero, pero al cabo cada cual aprontó lo que pudo, y se decretaron al propio tiempo rogativas, novena y procesion por las calles .

Los franceses, despues de señorear á Beobia y cerro de San Marcial (21 de abril de 1719), amenazaron á Fuenterrabía, Pasajes, San Sebastian y Hermani, en cuya pob!acion entraron el 20 de mayo. Díjose que el rey D. Felipe acudia con tropas, con lo que se hicieron los prepara ti vos necesarios para recibirle y hospedarle dignamente .

La provincia, en tanto, aprontaba nuevas tropas, las cuales iban marchando hácia la frontera, conforme quedaban organizadas. Embestida la plaza de Fuenterrabía, y abierta brecha el dia 27 de mayo, la provincia mandó hacer nuevo levantamiento de tercios, y solo la villa de Tolosa envió cien hombres mas á la frontera. El rey, que se hallaba en Pamplona, determinó encaminarse á Fuenterrabía para hacer levantar el sitio, pero supo en el camino la rendicion de la plaza, por lo cual, no menos que por las superiores fuerzas del de Berwick, hubo de tornar á Pamplona .

Victoriosos los franceses y no hallando ejército que les afrontase, entraron por lo interior de Guipúzcoa, llegando unos cinco ó seis mil hombres de infantería y caballería mandados por el general marqués de Silly á Tolosa (29 de junio). Casi toda la fuerza se quedó fuera de la poblacion, entrando solo una pequeña parte con el general. Trató este á todo el mundo con el mayor comedimiento, y despues de reconocer la villa y sus salidas á Castilla y Navarra, dió la vuelta á Hernani en el mismo dia. Dueños al cabo los franceses de San Sebastian, señorearon tambien la provincia, la cual apremiada de todo género de males y sin esperanza de socorro, hubo de prestar obediencia al duque de Berwick, siempre con la condicion de que este mantuviera ilesos los fueros, privilegios, exenciones, buenos usos y costumbres de Guipúzcoa. De ese modo concluyó la guerra por esta parte de la frontera, la cual permaneció sujeta al francés hasta el mes de agosto de 1721. Ajustada entonces la paz, tornaron los guipuzcoanos á su legítimo rey D. Felipe V, lo cual celebró la provincia con regocijos públicos .

Hubo despues largos años de paz, y en ellos pudieron los naturales dar empleo á su constante amor al trabajo, sin que nada alterase la tranquilidad, salvo la conmocion habida en Azcoitia y Azpeitia, que llamaron despues la Machinada ó maquinada, á la cual dió lugar la excesiva carestía de granos atribuida por los alborotadores á que los propietarios los sacaban de la provincia .

Pedían los revoltosos que los granos tuvieran cierto precio y no mas, llevando á tal punto el empeño, que obligaban á los párrocos á que desde el púlpito publicasen sus deseo; y en tanto, ellos gritaban en la iglesia beticó, ó lo que es lo mismo: sea para siempre .

No contentos con esto, obligaban á las personas de mas representacion social á que les acompañasen en sus danzas por calles y paseos. Como una vez obligaran á un alcalde, rico propietario, á publicar el precio de los granos y otros comestibles, supo este que un zapatero era el que principalmente movía el desórden, y tuvo la feliz ocurrencia de señalar por sí el precio de los zapatos, á lo cual se opuso el zapatero, si no con el derecho de la razon, con el de la fuerza al menos .

Cundió la insurreccion y los amotinados se encaminaron á Tolosa, llegando á Albistur, en donde dos comisionados del ayuntamiento, que eran el conde de Echauz y D. José Martinez de Zavala, lograron apartarles del intento de seguir adelante, con lo que dieron la vuelta á sus casas. Con esto concluyó el motín, siendo enviados á presidio los principales causantes, si bien parece no fué ninguno de ellos castigado con pena de muerte. El gobierno tuvo que enviar tropas, y en Tolosa estuvo acuartelado el segundo batallon del regimiento de Hibernia, cerca de un año .

CAPITULO X .

Muerte de Luis, rey de Francia.-guerra con la repúbica.-Entran los franceses y permanecen en Guipuzcoa hasta la paz dé Basilea .Alianza con Francia.-Guerra con Portugal .- Agresion de Inglaterra.-Entran varios cuerpos de ejercito franceses por Guipúzcoa. - -Guerra de la Independencia .

Sucesos de altísima importancia y gravedad suma acaecidos á fines del siglo XVIII en la vecina Francia, atrajeron sobre nuestra provincia guerras y desventuras sin cuento. El gobierno español, que hasta la muerte de Luis XVI habia permanecido indiferente, en la apariencia al menos, á cuanto en Francia pasaba, creyó empaliada su honra cuando el monarca dejó de existir en la guillotina. El próximo parentesco del desventurado príncipe con Cárlos IV habia movido á este á pedir por su vida, mas todo fué en vano, estallando en seguida la guerra entre Francia y España (1793) .

Fecha memorable, por muchas y diversas razones que al presente vamos recordando, fuélo, al propio tiempo que para Europa entera, para la provincia de Guipúzcoa. Mayor era el ánimo de los nuestros que las fuerzas; escasa España de poblacion y de todo género de recursos para mantener largo tiempo guerra contra su poderosa vecina, las provincias fronterizas debian de ser las primeras que padeciesen con el infausto resaltado de la guerra. La provincia determinó .servir con 4,600 hombres al rey. Relevaban los tercios de lo interior á los que se hallaban en la frontera, y los crecidos gastos á que el mantenimiento de fuerzas daba ocasión, obligaba en las poblaciones á tomar dinero á préstamo ó á censo .

Al cabo, el general francés Moncey, con su ejército, sefíoreó á Irun (1º de agosto de 1794), obligando al ejército espafíol á retirarse á lo interior. Presentáronse los franceses á la vista de San Sebastian, y la tarde del dia 3 enviaron un trompeta con dos pliegos cerrados, uno para el gobernador de la plaza y otro para el alcalde y habitantes .

En el primero, Moncey, teniendo en cuenta el triste estado de defensa en que se hallaba la plaza, intimaba la rendicion en el término de una hora: en el segundo, aconsejaba al alcalde y vecinos que moviesen al gobernador á entregarse. Los cañones de las principales baterías se habían llevado á Irun de órden del general D. Ventura Caro : ni granadas de mano babia, ni aun tacos para los pocos cañones que quedaban, hallándose además San Sebastián del todo desprovista de comestibles .

En cuanto á la guarnicion, no era cosa de esperar mucho de ella, pues de los tres batallones incompletos que la formaban, uno se componía de quintos que acababan de llegar, y mientras tanto los paisanos se habían dispersado; ·razones todas que movieron al gobernador, no menos que al ayuntamiento, á rendirse ·al francés, el cual entró en la plaza el dia 4, permaneciendo en ella hasta la paz de Basilea .

El conde de la Colomera, sucesor de D. Ventura Caro, se retiró con el ejército á Tolosa: sabida que rué la rendicion de San Sebastian, emprendió el camino de Pamplona, quedando la provincia en manos de los franceses. Mucho padeció Guipúzcoa, no solo con la estancia de los enemigos, mas con la crudeza del invierno y escasez de víveres, la cual llegó á tal punto que una fanega de trigo dicen se vendió en 300 rs. No padecian menos los franceses, privados tambien á menudo de la correspondiente racion, y fué ventura para los nuestros el que la buena disciplina de aquellos les estorbara el hacer el menor daño. De esa manera, y á pesar de que ya hemos dicho padecían no poco á causa del hambre, contentábanse con los nabos que hallaban por los campos, alimento que en estacion tan fria costó la vida á muchos .

Des pues de la paz de Basilea, se formó en Pamplona consejo de guerra de generales para examinar la conducta del vecindario de San Sebastian (1796). Ciertas demostraciones y aun festejos con que habían sido recibidos los franceses, ""Cuando la capitulación, dieron lugar á que fueran arrestados la noche del 18 al 19 de febrero el alcalde D. Juan José Vicente de Micbelena, y los jurados D. José Antonio Lozano y D. José Joaquín de Larbuzu, siendo todos llevados con escolta á la ciudadela de Pamplona, donde quedaron en prision mucho tiempo. Igualmente fueron aprisionados los concejales y vecinos D. Juan José Cardon, D. Fermin de Claesens, D. Juan Bautista de Zozaya, D. Francisco Antonio de Gaztelu, D. Juan José Ibañez de Zavala, D. Vicente de Mendizabal, don Antonio Joaquín Lozano, D. Sebastian de Urrutia, D. José Antonio de Echevarría y D. Manuel Francisco de Saraiz. La causa rué por estremo ruidosa; mas al cabo quedaron los culpados absueltos de las penas de destierro y multas que para ellos pedía el fiscal militar .

La guerra y la paz con Francia fueron igualmente dañosas á nuestra provincia. Obligado el gobierno español á estrechar alianza con la república francesa, los daños que hasta entonces habíamos podido tener de esta iban á venir á la sazon de parte de Inglaterra. Era, cual siempre, aliado y aun dependiente de esta nacion el vecino reino de Portugal, cosa que no podia consentir Bonaparte, ya primer cónsul; y como nuestro gobierno caminaba, digámoslo, á remolque del francés, la voluntad de este era ley para España .

Con pena vamos recordando aquellos tristísimos días de nuestra historia, que no puede haber mayor dolor para un pueblo que verse regido por gobiernos del todo faltos de dignidad y energía. Bien que nada importaba, con tal que el favorito Godoy llegase á acumular todo género de dignidades y honores, aunque fuese á costa de la monarquía y del pueblo .

(1801) Guerreamos con Portugal, puesto que así lo deseaba Bonaparte, cuyos soldados pasaron por Guipúzcoa en varias divisiones, hasta el número de 18,000 infantes y 4,500 caballos. De abril á junio atravesaron nuestro territorio las referidas fuerzas, mandadas por el general Leclerc, y á fines de año volvieron á pasar, ajustada ya la paz que nunca debió alterarse entre hermanos .

Segun hemos indicado mas arriba, la estrecha alianza con Bonaparte, á que nos obligaba lá triste paz de Basilea, no podia menos de causar recelo á Inglaterra, que tanto daño podía hacernos á causa de nuestras dilatadísimas posesiones de América. Cierto que la neutralidad de España mas lo era en apariencia que otra cosa, puesto que nos habíamos obligado á contribuir con dinero al gobierno francés. Queríanos Inglaterra, si no por amigos, por enemigos declarados, á todo lo cual habia dado lugar la torpe conducta de nuestro gobierno. Cuatro fragatas españolas que traían dinero de América, fueron embestidas por otras cuatro inglesas de superior porte y artillería. La honra estorbó al comandante español rendir loa buques á otros tantos enemigos, por mas que la ventaja de estos fuera desde luego innegable. Combatieron los nuestros y quedaron vencidos; suceso que los mismos ingleses tuvieron por inícua agresión .

Envolvian al gobierno de Madrid sus propios errores, sin serie dado salir de las garras de Napoleon, por mas que lo intentaba, con lo cual perdida la esperanza que el príncipe de la Paz · habia tenido de que el francés quedase vencido por el ejército prusiano, hubimos de pasar por la ignominia de que nuestro gobierno diera á Napoleon todo género de humillantes disculpas, y así logró el favorito, en la apariencia al menos, el perdon que tan ruinmente habia pedido .

(1807) Quedábamos del todo en manos de Francia. So pretesto de conquistar á Portugal, reunióse en Bayona un cuerpo de observacion, llamado de la Gironda, compuesto de 25,000 hombres al mando de Junot. Portugal era el pretesto de Napoleon; su verdadero deseo, España .

A 18 de octubre, comenzaron á entrar los franceses por Irun, y despues del cuerpo de ejército de Junot, entró otro de 24,000 infantes y 5,000 caballos, mandadados por Dupont; así como luego, otro de 25,000 infantes y 2, '700 caballos á las órdenes de Moncey, (19 de enero de 1808). Tan crecidas fuerzas no podian menos de cansar gastos y daños sin cuento á la provincia de Guipúzcoa. Añádase á esto la inquietud y zozobra de los ánimos, y fácilmente se comprenderá cuán triste recuerdo es para nuestra provincia, como para toda España, el del año de 1808, mas por los daños que prometía, que por lo no escasos que traía consigo .

Puesta Guipúzcoa entre Francia y España, y ofreciendo el mas fácil y breve camino para lo interior, puede decirse que de los 250,000 hombres que envió Napoleon á Espafta, las cuatro quintas partes entraron por Irun, con lo cual es incalculable la carga que hubieron de sobrellevar nuestros guipuzcoanos en los seis años que duró la guerra. Los franceses seguían la opinion de Caton: Bellum se alet; esto es, que la guerra alimenta á la guerra, y, por lo tanto, Guipúzcoa se vió obligada á todo género de sacrificios, teniendo que buscar recursos donde quiera, y cuando ya no bastaban, acudiendo á empréstitos forzosos y ventas de bienes concejiles .

Vista de Guetaria / Cronica de Guipuzcoa / Fernando Ferlosio

Añádase que, si bien los franceses señoreaban las poblaciones importantes que tenían fortificadas, los guerrilleros mantenían la independencia y dignidad de la pátria, haciendo cuanto daño podían á las huestes de Napoleon; mas como la necesidad y falta absoluta de recursos les obligase á ello, acudían aun á los pueblos fortificados por los franceses en demanda de dinero. Lográbanle, mas apenas tenían de ello noticia los generales de Napoleon, imponían contribucion doble de la que habían cobrado á los patriotas. Tal fué el tristísimo estado á que se vid reducida Guipúzcoa los seis años que duró nuestra gloriosisima guerra de la Independencia. No es posible hablar de ella en nuestra provincia sin citar el nombre de D. Gaspar de Jáuregui, llamado comunmente .Archava (el Pastor), pues, en efecto, lo había sido de niño .

Oprimida Guipúzcoa cual acabamos de ver, no por eso titubeó el animoso Jáuregui en alzarse contra la tiranía extranjera. Siguiéronle al principio solos seis individuos, á los cuales fueron uniéndose con el tiempo multitud de jóvenes, hasta llegar á componer tres batallones, cuyo coronel fué Jáuregui. Escoltas de correo, convoyes y partidas sueltas eran fácil presa de hombre tan conocedor del terreno como nuestro valiente guipuzcoano. Cuando las fuerzas de este, en mayor número y mejor organizadas podían emplearse en mas dificiles empresas, hízolo al punto Jáuregui, afrontando al enemigo no pocas veces con ventaja. Los generales Cambron , Dumonthier, Mouton y Palombini tuvieron con él reñidos encuentros, y los campos de Loyola, Izarriz de Azpeitia y otros sirven de mudo testimonio á la posteridad del animoso esfuerzo del pastor Jáuregui, como con placer le llaman todavía sus compatriotas. Asimismo guerreó por Vizcaya y Navarra; mas, al concluirse la guerra, el gobierno, lejos de premiarle como era debido, le dejó sin la menor recompensa .

Jáuregui se unió al partido liberal, basta el año 23, en que fué llevado á Francia prisionero, no siéndole posible volver á España por hallarse excluido de toda amnistía. Desde entonces, el general Jáuregui militó en las filas liberales, siempre con el mismo aliento y ánimo con que le hemos visto dar comienzo á su carrera .

Había nacido en Villareal, y murió de segundo cabo de la capitanía general de las Provincias Vascongadas á 19 de diciembre de 1844, cuando aun no tenia sino cincuenta y tres años .

 

CAPITULO XI .

Asalto y destrucción de San Sebastian. - Injuriosas palabras del esritor ingles Ford. - Testimonio de Napier. - Disgusto de Wellington. - Gasto de la villa de Tolosa, desde la entrada del ejército aliado.

(1813) Bien habríamos querido terminar la relacion de los sucesos de la guerra de la Independencia, sin vernos obligados á dar cuenta de uno de los mas tristes y lamentables de nuestra historia. Iban ya de vencida los franceses, y el ejército aliado habia puesto sitio á la plaza de San Sebastian. Mandaba el ejército sitiador, compuesto de ingleses y portugueses, el general sir Thomas Graham. Era jefe de los sitiados el general de brigada Rey, el cual tenia á sus órdenes cuatro mil hombres, los cuales dieron pruebas de señalado esfuerzo en la defensa .

Despues de reñidos combates que la falta de espacio no nos consiente especificar, Graham intimó á la plaza la rendicion, pero el general Rey ni aun admitió el parlamento. Dieron los aliados el asalto, mas todos sus esfuerzos fueron vanos, quedando por breve tiempo suspendido el ataque .

Al cabo, á las once de la mañana del dia 31 de agosto, aprovechándose ingleses y portugueses de que el mar hubiese dejado en seco parte del lecho del Urumea, embistieron por la parte llamada la Zurriola .

Larga y obstinada fué la pelea, la cual permanecía de tal manera dudosa, que á no haberse incendiado un almacen de combustibles, cuyo estampido sorprendió á los franceses, acaso los aliados se habrían visto en el duro trance de retirarse vencidos y con notable pérdida .

Retiráronse los franceses al castillo, no sin haber perdido 700 hombres, mientras los aliados tuvieron 500 muertos y unos 1,500 heridos: Inglaterra esperimentó en aquel dia gravísima pérdida con la muerte del célebre ingeniero sir Richard Fletcher, director de las célebres líneas de Torres-vedras, de Portugal .

Hasta aquí referimos meramente sucesos ordinanarios de la guerra, mas aun cuando se trate de una villa tomada por asalto, creemos que de haber habido voluntad en los jefes aliados, no llorara San Sebastián los daños y horrores sin cuento, que mas todavía que la historia, conservan impresos en el corazon los hijos de aquellos desventurados, que en vez de recibir amigos, solo hallaron en los aliados vencedores, hombres sin piedad, sedientos de muerte, incendio y saqueo .

Jamás hemos podido leer sin ira las palabras del inglés Ford, en su Hand-Book ó Gula del viajero por España, cuando dice (1) que San Sebastian es célebre por sus sitios, mentiras y libelos. Añade que San Sebastian fué saqueada por los vencedores, conforme en todos los usos de la guerra. ¡Cómo si San Sebastian fuese ciudad enemiga! ¡Cómo si en pleno siglo XIX pudiera decirse con vislumbre de razon, que los soldados de naciones civilizadas tienen derecho á saquear ciudades tomadas por asalto! Por nuestra parte, y entre los dos enemigos que mas daño han cansado á España, que son Napier y Ford, creemos mas digno de crédito al primero por haber guerreado en los lugares de que vamos hablando; de tal suerte que, segun el mismo Napier asegura, oyó mas de una vez á los soldados durante las largas noches de campamento, y cuando ellos creían hallarse solos, referir las crueldades cometidas en San Sebastian, y aun nombrar á los compañeros que mas se habían ensañado en los indefensos y desventurados vecinos .

En suma, San Sebastian fué saqueado é incendiado, y por si acaso hubiere quien se atreviese á negarlo, bien se le podría decir

!Te saxa loquuntur!

Vaya á la capital de Guipúzcoa, y la verá reedificada desde los cimientos, mientras el aspecto de los edificios y su moderna construccion le dirán á voces que en aquel lugar donde en otro tiempo existió una ciudad famosa, ha sido necesario edificar otra sobre los escombros y cenizas de la antigua .

Cuando semejante desgracia acaece , mas vale confesarla y apresurarse á poner el oportuno remedio que entretenerse en negar la verdad. Robada, quemada y destruida la ciudad de San Sebastian, establecióse el Ayuntamiento en Zubieta, desde donde acudió en queja al general en jefe, duque de Wellington, mas sin lograr satisfaccion. Obligado de nuevo el duque á contestar, llamó libelos infamatorios á los escritos que el Ayuntamiento habia publicado (1), añadiendo deseaba no recibir nuevas representaciones sobre semejante asunto, ni verse obligado á ocuparse mas en él, Sin duda Wellington debió de esperimentar gravísimo disgusto, no solo por las desgracias que todo corazon generoso habrá de mirar siempre lleno de compasion, mas porque la conductla de las tropas y sus excesos podían haberse reprimido á tiempo, evitando que de esa manera pudiese nadie echar en cara á los jefes su negligencia y acaso el olvido de su obligacion .

Tambien hubo que lamentar en otros pontos de la provincia algunos desmanes, pues las tropas aliadas sacaron á la fuerza alpargatas, zapatos y otros géneros de las tiendas, como sucedió en Tolosa, cuyos habitantes no esperaban, en verdad, semejante trato de aquellas á quien recibían por amigas. También quemaron en la espresada villa la casa de Misericordia y el caserío de Perrategui .

En resolucion , para probar los gastos á que se veían obligados los Ayuntamientos de nuestra provincia, diremos, que el importe de los víveres y demás servicios hechos por Tolosa á las tropas española y aliada llegó á 2.072;953 reales, á contar únicamente desde el 25 de junio de 1813 hasta 31 de enero de 1815 .

NOTAS AL PIE

(1) Comunicación del 2 de noviembre, escrita en Vera .

No llueven sobre un pueblo las desventuras que  sobre el nuestro habían llovido desde 1808, sin dejar honda huella en su estado social. Al acabar la guerra de la Independencia, los españoles, hasta entonces unidos, fueron mostrando el ánimo cada vez mas enconado unos contra otros. Falta de tino y prevision en el gobierno y excesiva aficion á la vida inquieta en  que muchos habían medrado, fueron siempre sobradas razones para que la paz de España se viese constantemente amenazada.

Otra causa superior á todas dividía á los españoles, causa que, á la larga, habia de quedar victoriosa, mas por entonces fuerte y sañudamente contrariada, así por el gobierno como por el pueblo en general. La libertad, ausente de España hacia siglos, tenia ya muchos amigos, hombres de saber y buena fé indudables, pero faltos de aquella esperiencia que solo pueden tener los hijos de pueblos libres y acostumbrados, digámoslo, desde la infancia á mirar por los intereses de la pátria como por cosa propia, cual, en efecto, lo es.

(1820) Al cabo, se proclamó y juró la Constitucion del año 12, armándose la milicia nacional voluntaria en las villas y poblaciones importantes de la provincia, donde, á no dudarlo, halló decididos amigos el sistema liberal. Cuando la reaccion del año 23, la mayor parte de los milicianos voluntarios se encerraron  en San Sebastian, embarcándose luego para Santander, yendo despues por tierra á Gijon. Formóse un batallon con todos los guipuzcoanos, los cuales dieron señaladas muestras de valor y sufrimiento, padecien- do todo género de fatigas por los montes de Astúrias y Santander

Obligados á retirarse con las tropas del ejército, ante los soldados del duque de Angulema que hácia aquella parte se encaminaban tambien, entraron en Galicia, no sin combatir antes, de lo cual quedaron varios heridos. Ya en la Coruña, concurrieron á la defensa de la plaza hasta su rendicion á fines de agosto (1). Disuelto el batallon, tornaron nuestros guipuzcoanos á su tierra, donde, en vez de hallar el respeto debido á la constancia y lealtad con que acababan de- sostener so causa, fueron encausados, multados y aun  presos. Leve muestra de la ceguera con que los partidos suelen tratar á sus enemigos, cuando, si á la lealtad y á la buena fé miraran, antes deberían complacerse en honrarlos .

 Duélenos haber de confesar que, en medio del tumulto y á consecuencia del encono que reinaba en los ánimos, llegara el espíritu de venganza en algunos hasta el punto de apedrear y aun herir á puñaladas á sus contrarios. Caso indigno y mas doloroso todavía, tratándose de pueblo tan honrado y generoso como el guipuzcoano .

Los ánimos fueron agitándose poco á poco, y ya en el año 26 podian las personas tachadas de liberales vivir sin temor de vejaciones. No tardó en renacer la inquietud, pues con la revolucion de 1830 y caída del rey de Francia, Cárlos X, cobraron ánimo los liberales emigrados, viniendo desde lo interior de Francia á la frontera, mandados por el general Mina.

Armáronse las Provincias Vascongadas y Navarra para rechazar la invasion, acudiendo tambien tropas del gobierno; mas vencidos los emigrados y sin el apoyo que del gobierno francés habían no sin fundamento esperado, hubo de nuevo paz y tranquilidad por Guipúzcoa .

NOTA AL PIE

Véase la Crónica de la Coruña, escrita por el autor de la presente.

 

FIN DEL LIBRO CUARTO.