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IV GEOLOGIA Y PALEONTOLOGÍA
La circunstancia de hallarse confiada en esta obra la descripción y estudio
de todo lo qué á geología del país vasco se refiere, á especialista tan
autorizado como D. Ramón Adan de Yarza, nos mueve á ser muy parcos en la reseña
geológica de Guipúzcoa, máxime cuanto lo que nosotros digamos ha de ser extracto
y compendio de lo que, acerca de la misma materia, lleva escrito aquel ilustre
ingeniero.
Muy limitada es en esta Provincia, como advierte el mismo señor Adan de Yarza,
la región que las rocas paleozoicas ocupan, pues solo aparecen hacia el extremo
oriental de la misma, en sus límites con Navarra y el territorio francés. Juzga
el sabio geólogo, á quien seguimos, que es difícil establecer la separación de
los, sistemas cambriano, siluriano, devoniano y carbonífero en que se dividen
las rocas de esta época y están representados en esta zona de Guipúzcoa, pero
afirma que la mayor parte de esas rocas paleozoicas corresponden á los sistemas
cambriano y siluriano y son generalmente pizarras arcillosas, de colores
obscuros, grises ó violáceos, los cuales se presentan rodeando el macizo
granítico de la Peña de Aya, y se extienden por sus estribaciones
septentrionales y occidentales. El granito que forma la cúspide de aquella
montaña, presenta una prolongación irregular hacia el NE., estrechando allí la
faja cambrio-siluriana, cuyas rocas ocupan un espacio limitado al S. por
una línea muy sinuosa; pero hacia el O. de la mencionada Peña, adquiere ya más
amplitud, formando los montes de Arichulegui, Adula, Malmazar y el Puerto de
Biandiz, en el confín de Guipúzcoa y Navarra.
La dirección de estas pizarras es muy variable, pero tiende en su conjunto á
arrumbarse hacia el NE. También la inclinación cambia con mucha frecuencia,
sobre todo en la sinuosa zona de contacto con el macizo granítico.
Sus caracteres ofrecen alguna variedad: cerca del contacto con el granito se
asemejan á verdaderos filadios lustrosos y de apariencia leñosa, análoga á la
que presentan las rocas cambrianas, ó sean las más antiguas del grupo /100/
paleozoico en otras regiones de la Península, y con frecuencia aparecen cruzadas
en diversas direcciones por numerosos filoncillos de cuarzo blanco, que se
destacan sobre su fondo generalmente oscuro, á consecuencia del pigmento
carbonoso que en abundancia contienen; pero á medida que se las examina en
puntos alejados del granito, se ofrecen menos lustrosas, disminuyen los
filoncillos de cuarzo y predominan los matices más oscuros.
El señor Adan de Yarza no ha hallado ningún fósil en estas rocas. A pesar de
que Stuart-Menteath no menciona en su nota Sur la géologie des Pyrénées de la
Navarre du Guipuzcoa et du Labourd, publicada en el Boletin de la Sociedad
Geológica de Francia, ninguna mancha devoniana observada en Guipúzcoa, el señor
Adan de Yarza es de parecer que deben referirse al sistema devoniano capas poco
gruesas de caliza gris azulada oscura, con numerosas impresiones de políperos y
calizas pizarrosas que ha reconocido entre las pizarras arcillosas de los montes
de Oyarzun, pues tanto sus caracteres como las circunstancias de su yacimiento,
corresponden á las descripciones que de las rocas de este sistema, y en lugares
poco distantes del señalado, hacen el citado Mr. Stuart-Menteath y el ingeniero
de minas D. Lucas Mallada, autor del Mapa geológico de Navarrra. Otro
argumento se invoca en pro de la .opinión de que estas rocas corresponden al
sistema devoniano, y es el predominio que en ellas se observa de restos de
poliperos.
Monte de san
Marcial, en Irún, constituido por rocas del sistema triásico
Entre las pizarras paleozoicas antes descritas y las capas del triás, se
encuentra en el paraje llamado Aguinaga, término municipal de Irún, una estrecha
faja caliza que se tiene por indudablemente correspondiente al sistema
carbonífero. Tiene un color gris, está atravesada por vetas blancas de espato
calizo, y á veces empasta trozos de pizarra, como sucede en el mármol /101/
amigdaloide, si bien este hecho es aquí mucho menos frecuente. Su examen en el
microscopio revela una constitución muy diferente de la que ofrece la caliza
devoniana de que antes se ha hablado, pues faltan los restos de políperos y
presentan una estructura más cristalina.
El espacio ocupado por las rocas que pertenecen al sistema carbonífero, se
halla limitado en Guipúzcoa á una estrecha faja que, entre el triás y el
paleozoico más antiguo, corre desde el S. de Oyarzun á la frontera francesa en
una longitud de unos diez kilómetros próximamente, dibujando una curva que
vuelve su concavidad hacia el macizo granítico de la Peña de Aya.
Efecto de la curva que describen, la dirección de las capas del sistema
carbonífero es variable: las de Aguinaga aparecen siguiendo una dirección O. 35°
N., buzando al SO. con inclinación próxima á la vertical. En las inmediaciones
de Oyarzun se arrumban las capas de NE. á SO., y en general paralelamente á la
línea de la costa. Su inclinación es siempre muy fuerte, aproximándose
generalmente á la vertical, y aún rebasándola algunas veces, como sucede en
Aguinaga. A causa de esta fuerte inclinación, y aunque en el mapa ostenta muy
poca anchura, la faja carbonífera reúne un espesor bastante considerable, aunque
muchísimo menor del que presentan las capas cambrianas y silurianas.
Es detalle que no debe omitirse el que consigna el señor Adan de Yarza, de
que en el sistema carbonífero de Guipúzcoa no aparece la hulla, ni siquiera en
lechos tan delgados como los que se han tratado de explotar en Larrun.
Las rocas del sistema triásico, correspondiente á la serie secundaria,
aparecen en Guipúzcoa divididas en dos manchones. La faja triásica más oriental
penetra desde el territorio francés, atravesando el río Bidasoa; se estrecha al
S. de lrún, á consecuencia de las denudaciones que en ella han causado las
corrientes de agua que descienden de la Peña de, Aya, destacándose entre este
estrechamiento y aquel río, el monte de San Marcial, de tan grande celebridad
histórica, constituido por rocas de este sistema; vuelve á ensancharse la faja,
triásica hacia el SO. de Irún; presenta luego un saliente muy brusco hacia el
N., donde sobresalen los erizados picos del monte Feloaga ó Arkale, y pasando su
límite occidental por Oyarzun, termina al SO. de la zona urbanizada de este
valle. Esta. faja triásica queda comprendida entre las rocas del sistema
carbonífero, que la limitan por el SE., y las del cretáceo, que la rodean por el
NO., presentándose en estratificación concordante con las primeras y discordante
con las últimas.
Al O. de la mancha triásica que acabamos de describir, queda un corto espacio
en que el paleozoico se pone en contacto con el cretáceo, y después se vuelven á
encontrar las rocas del triás formando otra mancha más extensa que la primera.
Sírvenla de límite por el N. las rocas cretáceas hasta cerca de Andoain, pasando
por Fagollaga; al E. y SE. aparece en contacto con el grupo paleozoico; penetra
por el S. en Navarra, y al 0. queda cubierta /102/ en estratificación
concordante por las rocas liásicas. Las denudaciones causadas por el río Eldua,
que otros denominan Berástegui, afluente del Oria, han dividido en dos ramas el
macizo liásico, poniendo entre ellas á descubierto el triás, que penetra hasta
el O. de Berrobi cerca de Tolosa. En esta mancha, que resulta de contornos muy
irregulares, quedan comprendidos el monte Urdaburu, á la derecha del Urumea, y
el de de Adarra, entre este río y el Leizarán, afluente también del Oria.
Las rocas del sistema triásico se distinguen en general con claridad de las
que las rodean. Sus pudingas y areniscas están fuertemente teñidas por el óxido
férrico y resaltan por su color rojo oscuro más pronunciado que en las areniscas
y cuarcitas paleozoicas. De las cretáceas se distinguen además por su
estratificación marcadamente discordante.
Berrobi. El río
Eldua, que divide en dos ramas el macizo liásico.
El suelo, constituido por las rocas triásicas, es sumamente escabroso, y su
desigual denudación por los agentes atmosféricos presta á las cúspides de las
montañas caprichosas y pintorescas formas, que pueden admirarse en los
encrespados picos de Feloaga y de Adarra. Los derrubios de sus rocas,
principalmente silíceos, no forman tierras muy fértiles lo cual, agregado á la
rapidez de sus pendientes, hace que estos terrenos no estén tan cultivados como
otros de la provincia.
En cuanto al sistema liásico, los límites que pueden asignársele, á juicio
del señor Adan de Yarza, son los siguientes: comienza hacia el NE. de la villa
/103/ de Andoain, y se extiende hacia el S., descansando en
estratificación concordante sobre las rocas del triás. Las denudaciones
producidas por el río Eldua, han dividido en dos ramas el liásico, dejando entre
ambas descubierto el triás: la rama más septentrional, que es á la vez la más
corta, termina al N. de Berastegui, y la otra, pasando al S. de este pueblo,
penetra en Navarra por Leiza. Esta estrecha faja queda en Guipúzcoa, limitada al
S. por las rocas del cretáceo inferior que se le sobreponen en estratificación
concordante, y pasa por cerca de Lizarza, desde donde la divisoria entre el
liásico y el cretáceo se dirige al O., y corriendo al S. de Alegría, y entre
Villafranca y Beasain, va á terminar al 0. de Astigarreta, desde cuyo punto
hasta Andoain sigue el liásico en contacto anormal con el cretáceo, apareciendo
entre las rocas de ambos sistemas algunos afloramientos de ofita, y dibujando
sus límites una línea sinuosa que pasa al E. de Albistur, por Alquiza y al N. de
Villabona. Enclavados en el liásico están, entre otros pueblos de menor
importancia, los de Andoain, Villabona, Irura, Tolosa, Anoeta, Ibarra, Gaztelu,
Oreja, Alegría, Alquiza, Icazteguieta, Legorreta, Isasolldo, Villafranca y
Astigarreta.
Inmediaciones del
Santuario de Nuestra Señora de Izaskun, en Tolosa (Sistema liásico)
La composición del liásico, que algunos autores comprenden en el sistema
jurásico, es en Guipúzcoa muy poco variada, reduciéndose á calizas compuestas un
poco arcillosas, de color gris azulado oscuro, y algunos bancos de pizarras
calíferas que se explotan como baldosas.
/104/ Su contingente en fósiles es también muy limitado. Además del
manchón que se ha mencionado, hay en esta provincia dos asomos de rocas
jurásicas, el uno cerca de Oyarzun y el otro al S. de Andoain, pero ambos ocupan
muy reducida extensión.
Muy quebrada es toda la región que en Guipúzcoa ocupan las rocas del sistema
liásico. La villa de Tolosa, colocada hacia su centro, está rodeada de altas
montañas, constituídas por calizas de esa división. Entre ellas descuella el
monte Uzturre, que mide más de 700 metros de altitud. Análogas rocas forman al
N. de la misma villa las primeras estribaciones del monte Hernio, uno de los
gigantes de Guipúzcoa. Aparecen también capas liásicas en el monte Murumendi,
levantadas hasta la vertical, y elevándose á la altura de 900 metros sobre el
nivel del mar. El liásico, sin embargo, ofrece paisajes menos agrestes que el
triásico, y la agricultura es en él mucho más floreciente. Las tierras
procedentes de la descomposición de estas rocas suelen ser ricas en ácido
fosfórico y aún en potasa.
El sistema cretáceo es el que mayor desarrollo tiene en Guipúzcoa, A él
pertenecen, salvo los afloramientos de ofita, que luego recordaremos, las
cuencas enteras de los ríos Deva y Urola, y la parte más superior y la parte más
inferior de la cuenca del Oria.
Todas las formaciones anteriores á la cretácea, incluyendo en ellas al
granito, se agrupan al extremo oriental de la provincia. Tan solo hacia su
centro penetra un extremo de la zona liásica.
El sistema cretáceo se divide, según los autores modernos, en otros dos
designados con los nombres de infracretáceo y cretáceo propiamente dicho.
Dos variedades muy diferentes entre si presenta el infracretáceo en
Guipúzcoa: la primera se compone de rocas detríticas; la segunda de calizas de
formación coralina. Las rocas detríticas infracretáceas ocupan tres manchas de
muy desigual extensión. La mayor de ellas se extiende de E. á O. por gran parte
de la alta Guipúzcoa, desde las márgenes del río Araxes, hasta los confines de
Álava y Vizcaya. En esta mancha quedan comprendidos, entre otros, los pueblos de
Amézqueta, Zaldivia, Beasain, Ormaiztegui, Gaviria, Segura, Cegama, Legazpia,
Oñate, ,Mondragón, Arechavaleta, Escoriaza y Salinas, excluyendo, claro está,
las pequeñas vegas aluviales y algún asomo de ofita. La composición de las rocas
correspondientes á esta mancha es bastante variable, siendo de notar que hacia
el O, de la provincia tienden á predominar las areniscas, en tanto que hacia el
E. abundan las pizarras y margas; pero sin que sea dado trazar una línea
divisoria, porque unas y otras rocas alternan entre sí. Con las areniscas y
pizarras alternan también en algunos puntos las psamitas, compuestas de cuarzo,
arcilla y mica.
En otra mancha de rocas detríticas infracretáceas, situada entre las
cercanías de Andoain y las de Oyarzun, predominan las margas pizarrosas, y
pizarras de color oscuro, en la que se halla entre los montes de Hernio y
Erchina.
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Montañas de Salinas
de Léniz (Infracretáceo).
/106/ La gran formación caliza infracretácea ocupa en Guipúzcoa varias
manchas de desigual extensión. Esta roca es muy compacta y resistente á la
descomposición, á lo cual es debido que forme las cumbres de las más elevadas
montañas, como Aitzgorri, Aralar, Hernio, lzarraitz, Pdala, Aloña, Zaraya,
Anduzmendi y Arno, entre otras.
Una mancha de estas calizas forma toda la sierra de Aralar. Otra la de
Aitzgorri, Aloña y Zaraya, describiendo un gran arco de círculo que vuelve su
concavidad hacia el S. Otra, la montaña de Hernio; en que están enclavados los
pueblos de Albistúr, Vidania, Regil y Larraul. Otra, de figura muy irregular,
está forrmadapor las montañas de Izarraitz, Araunza, Erchina, Anduzmendi y
Arno, y termina al S. de Motrico. Además de estas grandes extensiones de caliza,
existen otras más limitadas, como la que forma la peña de Udala, en los confines
de las tres provincias; la estrecha faja que corre desde el monte de San Marcos
(Rentería) hasta cerca de Aduna, pasando al NE. de Hernani y formando el monte
Burunza; otra faja paralela á esta, que pasa cerca de Fagollaga y se ensancha en
Santiagomendi, así como otros pequeños manchones, como el del monte Urkabe,
cerca de Oyarzun, y algunos más de reducida extensión y que por ello no merecen
ser especialmente mencionados.
Estas calizas presentan caracteres parecidos á los del sistema jurásico, y
son aún más Compactas que aquéllas, más exentas de arcilla y más resistentes á
la alteración. En esta zona caliza abundan las depresiones ó valles sin salida
aparente de las aguas que se filtran entre las oquedades de las rocas.
A las calizas infracretáceas se sobrepone en algunos puntos una serie de
capas areniscas cretáceas, No ocupan ellas sino una extensión muy limitada, y
donde más desarrollado se presenta este horizonte geológico, es en la estrecha
faja que se dirige de SO. á NE. desde SoraviUa, atravesando el río Oria, y
viniendo á terrí1inar en las márgenes del Urumea, entre Astigarraga y Loyola; en
ella queda comprendida la rí1ontaña de Oriamendi.
Sobrepuestas á estas areniscas y á veces directamente á las rocas
infracretáceas ó en contacto con las triásicas, aparece una espesa serie de
capas margosas con intercalación de lechos areniscos. Esta formación se extiende
en gran parte de la baja Guipúzcoa, desde los confines de Francia hasta los de
Vizcaya, y constituye una gran mancha aproximadamente triangular, cuyos vértices
son Fuenterrabia, Aduna y Motrico.
Las rocas de esta zona ofrecen, por lo general; poca resistencia á la
descomposición, y á esto se debe que las montañas por ellas constituidas sean
menos elevadas que en las zonas de caliza y arenisca, á causa de haber sido
rebajadas por la erosión. La descomposición de esta serie de rocas forma tierras
de excelente calidad desde el punto de vista físico, y se hallan en ellas
convenientemente ponderadas las proporciones de arcilla, carbonato de cal y
granos de cuarzo ó arena silícea.
/107/ Otra mancha .del mismo horizonte geológico, pero en que la
proporción de lechos areniscos es mayor y llega en algunos puntos á predominar
sobre las margas, se extiende sobre los pueblos de Alzola, Azpeitia, Goyaz,
Villarreal y Elgueta, y penetra en Vizcaya por los montes de lnchorta y Urko.
lnclúyense en esta mancha un gran macizo de ofita y algunos reducidos asomos de
la misma roca eruptiva, así como algunas vegas de formación aluvial.
Coronando las formaciones cretáceas aparece en la costa guipuzcoana una serie
de capas areniscas, que se extiende desde el cabo Higuer hasta Zumaya, y forma
las montañas de Jaizkibel, Ulia, Urgull, Igueldo, San Antón, etc. La composición
de estas rocas es muy semejante á las de Oriamendi. Con areniscas de éstas se ha
construido la mayor parte de los edificios de San Sebastián;
Muy reducida extensión alcanzan en Guipúzcoa los depósitos de aluvión. Los
más dilatados son los que se encuentran en las márgenes del Bidasoa, entre lrún
y Fuenterrabía, hasta su desembocadura.
El río Oyarzun ó Bertandegui, forma en las inmediaciones de Rentería y Lezo,
algunos depósitos de cantos rodados y légamo.
Las masas aluviales del río Urumea son también muy reducidas; una de las
principales está entre Hernani y Astigarraga. Toda la nueva población de San
Sebastián y la mayor parte de la antigua, excepto los edificios adosados al
monte Urgull, está construida sobre las arenas acumuladas por el Urumea, en su
desembocadura en el mar.
El monte Urgull, en que está situado el castillo de la Mota, fué en tiempos
diluviales una isla como la de Santa Clara, hasta que por la acumulación de las
arenas quedó unido á la tierra firme.
Tampoco son de importancia los depósitos aluviales del río Oria. Citaremos
tan solo los acumulados en las inmediaciones de Tolosa, allí donde se mezclan
sus aguas con las del Araxes, y los que forman la vega de Lasarte.
De los que ha constituído el río Urola no merecen mencionarse más que los que
han formado la preciosa vega de Loyola, entre Azcoitia y Azpeitia, y algunos
menos extensos reunidos junto á su desembocadura en Zumaya.
Los del rio Deva son todavía más reducidos. Apenas si pueden citarse algunos
de muy limitada extensión en las proximidades de Mondragón y de Vergara, y otros
poco más dilatados cerca de su desembocadura en el Cantábrico.
Como en el golfo de Vizcaya dominan las corrientes del O., los arenales
adquieren mucha mayor extensión al E. de la desembocadura de los ríos; se ve
palpablemente en las márgenes del Bidasoa. Por la parte de Fuenterrabía la playa
es de muy corta extensión, en relación con la que adquiere las de
Ondarraizu. Lo mismo ocurre en la del Urumea, que forma al E. las dunas de la
Zurriola, y otro tanto sucede en las desembocaduras de los ríos Oria, Urola y
Deva.
/108/ Las arenas marinas, reunidas en la ensenada comprendida entre
Guetaria y Orio, juntamente con los materiales acarreados por los riachuelos que
á ella afluyen, han dado origen á la linda vega de Zarauz, que es también de
formación aluvial.
Otra clase de depósito, correspondiente á los tiempos cuaternarios, es el
légamo diluvial de las cavernas. En Guipúzcoa las hay muy numerosas, como es de
suponer, dada la abundancia de montañas constituidas por rocas calizas. La más
notable, entre ellas, es la de Aizkirri, en término de Oñate, no lejos del
camino que conduce al monasterio de Aranzazu; en ella se han encontrado
numerosos restos de Ursus Speloeus. En la caverna de Akategui, situada en
la sierra de Aitzgorri, se hallan también restos de la misma especie.
Oyarzun. Macizo granítico de la Peña de Aya.
Hemos dejado para el ultimo lugar el hablar de las rocas eruptivas que hay en
Guipúzcoa. Macizo granítico no hay más que uno forma las cúspides de la Peña de
Aya, divisoria entre esta provincia y Navarra, y penetra en territorio francés
atravesando el río Bidasoa. En la parte comprendida en Guipúzcoa, los límites
del granito son muy irregulares. Las cimas" graníticas de Aya se destacan en
abruptas pendientes sobre las pizarras paleozoicas, dibujando pintorescas
crestas que desde puntos muy lejanos se divisan. En la prolongación que el
macizo presenta hacia el norte, no son las pendientes tan rápidas y el granito
no sobresale tanto entre las pizarras. En ambas orillas del Bidasoa las
vertientes graníticas son muy escarpadas.
Valle de Loyola, en
San Sebastián (Tierras de aluvión).
Montaña de San
Antón, en Guetaria.
/109/ En cuanto á su estructura y composición mineralógica; presenta
el granito de Aya algunas variedades. En los puntos más próximos á la villa de
Irún tiene generalmente poca ó ninguna mica negra, algo de mica blanca y mucha
clorita, alteración probablemente de la mica. Esta desaparece casi por completo
en algunos sitios y aún también la clorita, siendo entonces la roca una
pegmatita. Hacia las cumbres del macizo es el granito de grano más fino y abunda
la mica negra ó biotita, transformada muchas veces en clorita y limonita. En
todas estas variedades el feldespato que predomina es la ortosa, presentándose
también la oligoclasa, aunque á menudo en exigua proporción. En la orilla del
Bidasoa, cerca del puerto de Endarlaza, donde concurren los límites de
Guipúzcoa, Navarra y Francia, son mucho más abundantes en el granito los
feldespatos triclínicos, siendo la oligoclasa la especie más frecuente, aunque
también aparece en algunas muestras la microclina. En ejemplares recogidos cerca
de las cúspides de Aya, se ha hallado también como parte integrante el granate.
De ofita hay multitud de afloramientos, y un macizo sobre todo, que es, á
juicio del señor Adán de Yarza, el mayor de todos los conocidos en la zona
pirenaica! donde esta roca representa un papel importante. «Ese gran macizo
ofítico -añade el mismo ilustre geólogo- que mide próximamente 16 kilómetros de
longitud y de 5 á 6 de anchura, proporciones desusadas en los de su clase, está
orientado de NO. á SE., alcanza considerables altitudes (721 metros en el monte
Elosua) y su eje mayor es una línea trazada desde el SO. del pueblo de
Urrestilla hasta al N. de Eibar. Bajando por el río Deva comienza la ofita en el
barrio titulado Los Mártires, término de Vergara, y concluye en las
inmediaciones de la villa de Elgoibar, El río Urola encuentra las ofitas al
Norte de Villarreal y corre entre estas rocas hasta cerca de Azcoitia, estando
el gran macizo eruptivo prendido y seguido de otros afloramientos de la misma
roca en forma de filones-capas. El suelo, constituido por este inmenso depósito
de ofita, es sumamente quebrado y en él los valles de los dos citados ríos
semejan estrechos desfiladeros».
El apuntamiento ofítico que sigue en extensión á ese macizo tan extenso y
considerable, es mucho más reducido, y está situado entre Villabona y Asteasu.
Hay además pequeños afloramientos de ofita en las inmediaciones de Motrico;
en Vergara, al N. de la villa y á la margen derecha del río; cerca de Anzuola;
muy numerosos al N. de Villarreal, descollando entre ellos el del monte Irimo,
en su mayor parte constituido por ofita; en las inmediaciones de Azpeitia y
Urrestilla, entre Andoain y Hernani, y en los términos de Oyarzun y Aya, todos
ellos entre rocas del sistema cretáceo. En el contacto de éstas y las liásicas
se ven afloramientos de ofita al S. de Alegría y en el Alto de Mainduri, entre
Azpeitia y Beasain. Entre rocas liásicas aparecen muchos apuntamientos ofíticos
en las inmediaciones de /110/ Tolosa é Irura, y en Hernani y Oyarzun los
hay entre las areniscas rojas del triás, Hablando de la edad de estas rocas,
dice el señor Adán de Yarza: «Mucho se ha discutido sobre la edad de las ofitas
y ya antes de ahora hemos tenido ocasión de exponer nuestro humilde parecer por
lo que se refiere á las del país vascongado. En Guipúzcoa se ven aflorar estas
rocas indistintamente entre las formaciones triásica, liásica y cretácea,
cortando su estratificación, y no á manera de antiguos arrecifes, existentes en
los mares de estos períodos; según la opinión emitida por Mr. Carez. Cerca de
Alzola se ve un dique de ofita, de un metro próximamente de espesor, cortando
oblicuamente una caliza cretácea, y no es este el único ejemplo que pudiéramos
citar en prueba de que aquella roca es posterior á las formaciones en que
aparecen sus afloramientos. Nosotros nos inclinamos á considerar su salida á la
superficie como una consecuencia del levantamiento de los Pirineos, que
trastornó toda esta región, y no encontramos hechos que comprueben las tres
épocas que Mr. Dieurafait distingue en las erupciones ofíticas».
Con frecuencia, pero no siempre, acompaña el yeso á las ofitas en Guipúzcoa.
Entre los apuntamientos eruptivos con yeso podemos citar los inmediatos á
Motrico y Azpeitia, en donde. se explotan abundantes canteras de esta substancia,
y los comprendidos entre Andoain y Hernani y Urnieta. El gran macizo ofítico
antes descrito no va acompañado de yeso.
Si se examinan á simple vista las ofitas de los distintos afloramientos
enumerados, se ve que predominan aquellas que aparecen como una masa homogénea
de color verde, ó dicho en otros términos, las que tienen estructura afanitica;
á veces, cuando sus elementos son algo mayores, pueden discernirse cristales
blancos de feldespato, sin que sea fácil reconocer su especie, y manchas negras
de hierro 'magnético. Hay otras ofitas menos abundantes en que los elementos son
mucho mayores, y se descubren con claridad cristales blancos de plagioclasa y
oscuros de augito y hornablenda. Con mucha frecuencia presentan en Guipúzcoa las
ofitas estructura amigdaloide, sobre todo cuando su alteración está bastante
avanzada, pues entonces aparecen sus cavidades circulares rellenas de caliza y
clotita, y á veces epidota, destacándose sobre un fondo oscuro, pardo rojizo.
Las tierras, formadas por la descomposición de las ofitas, tienen notable
aptitud para el cultivo del trigo, planta que esquilma pronto el ácido fosfórico
del suelo. El estudio de estas ofitas en el microscopio demuestra en ellas
la presencia de diminutos cristales de apatita, flúo-fosfato de cal. La
desagregación y descomposición de estas rocas debe, por lo mismo, proporcionar a
la tierra una dosis regular de ácido fosfórico, y este es el secreto de su
fertilidad.
Por eso las montañas formadas de ofita se ven cultivadas hasta mayor altura
que las demás, y hasta en sus pendientes más rápidas, que se disponen en forma.
de gradas para que no sea arrastrada la tierra vegetal, según se observa en las
cercanías de placencia. Supone el señor Adan de Yarza, con mucha razón, que las
tierras de esta zona serán probablemente las menos necesitadas de abonos
minerales. Y agrega que sin perjuicio de la rotación ordinariamente seguida en
el país, se adaptarían muy bien al establecimiento de praderas de leguminosas,
tal vez sin necesidad de abono alguno, ya que dichas plantas absorben el ázoe
del aire y que los otros elementos pueden serles proporcionados por las rocas
descompuestas en la superficie.
Barrio de los
Mártires (Vergara), donde comienza la ofita.
Montaña de Andoain,
con el salto de agua para el alumbrado público de dicha villa.
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