SEGUNDA PARTE
GEOGRAFÍA POLÍTICA
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V
USOS Y COSTUMBRES
No es posible exponer noticias de todos, porque para ello sería preciso un
volumen especial. Por eso nos limitaremos a citar aquellos que los guipuzcoanos ponen en práctica en sus horas de descanso y recreación. Realmente,
no debíamos haber empleado la palabra descanso en este caso, porque . la
característica de los juegos y diversiones populares de los guipuzcoanos es el
movimiento, el desgaste de energías, Dotados de agilidad y destreza, de vigor y
soltura grandes, prefieren siempre los juegos en que intervengan la movilidad 'y
la fuerza.
El juego de la pelota es el primero que debemos citar, porque es el más
extendido. No está aun bien aclarada la procedencia de este deporte; no puede
asegurarse que es de origen vasco, pues hay noticias de tenerlo algunos
pueblos de Cataluña en el siglo xv; pero el hecho es que los vascos la practican
con tal perfección y entusiasmo, que no puede negárseles «el furor de haber
hecho de la pelota un juego nacional y de haberlo puesto en moda, en nuestro tiempo, en Europa, en América y hasta en
África» (243).
.El juego de pelota abarca bastantes variedades. El primero que se puso en
práctica fue probablemente el juego a mano, eskuz, y posteriormente vendría el empleo del guante.
El juego de largo y el de rebote se desarrollaban en plazas
abiertas y no requerían pared lateral, sino dos perpendiculares a la dirección
en que se lanzaba la pelota. Estos juegos se desarrollaban con guantes
cortos, de cuero, y la pelota era siempre arrojada «á remonte», es decir,
recibiéndola a golpe y haciéndola, sin parar, resbalar por la superficie
cóncava, del guante en forma que adquiriese velocidad y movimientos de rotación
y efectos diversos y extraños que dependían de la habilidad del jugador. En
ambas variedades /544/ de juego, tan solo el saque se hacía sin guante, a mano limpia, eskuz,.
todos los demás jugadores, generalmente otros tres o cuatro por cada bando, jugaban
con guantes cortos de cuero.
Estos juegos se conservaron en auge hasta las proximidades del año 1871 y
rara es la vez que se juegan ahora en Guipúzcoa.
El otro juego, hoy en uso, se llamaba ble, y es el que se juega contra
la pared.
La decadencia del guante corto se inició hacia 1860, y poco a poco fue
sustituido por el guante 'largo, de cuero también; la sustitución trajo una
innovación en el modo de lanzar la pelota, que ya no resbalaba, sino que se la
detenía un momento en la punta y luego se la arrojaba con mayor violencia que
con el guante corto, es decir, que estos guantes largos hicieron que el remonte
cayera en, desuso.
Entre 1860 y 1865 los vasco-franceses idearon la cesta de mimbre, más larga
que el guante de cuero, más ligera y con la que puede darse a las pelotas
mucha más velocidad y extensión. Cinco años más tarde, ya se inició el desuso de
los juegos de largo y rebote, que fueron sustituidos por el de ble,
practicado indistintamente a mano, a guante, a cesta, a pala, con palas de
madera, o a sare, que es una especie de raqueta cuya red en lugar de ser
tersa es flexible, floja, y por consiguiente no devuelve a golpe la pelota, y
hasta se juega con botella, sin que ésta se rompa a los golpes de la pelota. En
la inmensa mayoría de los pueblos de Guipúzcoa hay frontones, pelota tokiak,
construidos por el municipio, y de los que el vecindario disfruta
gratuitamente. Fuenterrabía, Tolosa, Alegría, Villafranca, Beasain, Zumarraga,
Villa-Real, Vergara y otros los tienen muy buenos y algunos magníficos; el
más largo es, indudablemente, el de Fuenterrabía, que mide 22 cuadros y
cuarto, ó sea 87,63 metros.
También se juega desde antiguo en trinquetes, que eran grandes salones
cerrados, dentro de edificios particulares, con una red en el centro y otras
singularidades que permitían poner en práctica un juego peculiar y distinto al
de las plazas abiertas. Cuando el juego de pelota adquirió gran incremento,
comenzaron a construirse plazas cubiertas, con objeto de explotar la afición al deporte.
La primera que se construyó en España fue la denominada Jai-alai , de San
Sebastián, que aún subsiste.
De Guipúzcoa han salido pelotaris famosísimos: de la memoria de los
aficionados no se borrarán fácilmente los nombres del Chiquito de Eibar; de Urchale. de Oyarzun; del Manco de Villabona; de Beloki; de
Portal, de Mardura,
de lrún, de Muchacho, de Tacolo... (244).
/545/ El juego de barra, es decir, el lanzamiento de la palanca de hierro,
es otro deporte favorito de los guipuzcoanos, aunque no tan extendido, ni mucho
menos, como el anterior. La palanca es más pesada por un extremo, para que caiga
vertical al suelo, condición indispensable para que sea válida la tirada.
La barra puede ser lanzada a pecho, bularrez, por debajo de las
piernas,. anka-pe. o a la media vuelta, biraka.
Para que el lector tenga idea de las distancias a que son lanzadas las
palancas le haremos saber que en Tolosa, el 28 de Julio de 1913, usando
palancas que excedían de 4,5 kilos, Gabino Lizarra, de Berástegui, tiró a distancia de 186 pies
a la media vuelta, de 118 a pecho y de 100 por bajo las
piernas.
Hemos de citar también a los «barrenadores de piedra», arri-zulatzalleak,.
de los que hay muchos muy diestros en las canteras de Guipúzcoa. En una de
las apuestas concertadas, el vencedor barrenó cuatro metros y siete centímetros en una hora y treinta y seis minutos.
Las «apuestas de hachas», aizkora-jokuak, son también muy del
agrado de nuestros caseros. Consiste el juego en cortar troncos de árboles, con
hachas, en el menor tiempo posible. Al azar, podemos citar un caso que da idea
de la habilidad de los aizkoralaris: Fermín Otegui, de Vidania, cortó en
Tolosa, el 4 de Noviembre de 1910, cuatro troncos de haya de a 90 pulgadas de
diámetro en 64 minutos y 10 segundos (245).
Hay también en Guipúzcoa buenos korrikalaris o corredores, capaces de
andar 124 kilómetros en doce horas; pulsolaris, que .sin mucho esfuerzo
levantan a pulso 40 veces, en 27 minutos, una piedra de 112 kilos de peso;
burrukalaris o luchadores de fuerza y de habilidad, que han aumentado en
número desde que la lucha greco-romana y otras parecidas hicieron su aparición
en circos y teatros, y saltokaris o brincadores de bien probada destreza.
Todos ellos hacen las delicias de la muchedumbre en muchos días festivos del
año.
La gente de mar mide sus fuerzas en regatas, estropadak, que muchas
veces llevan enorme gentío a los puertos de Guipúzcoa. Perdura aún, y perdurará por mucho tiempo, el
recuerdo de varias famosísimas, que tuvieron en conmoción no solo a Guipúzcoa, sino
a todo el país. El nombre de Carril, por ejemplo, se pronuncia todavía con veneración entre nuestros marinos.
El verano de 1915, se corrieron en San Sebastián unas regatas organizadas por
el Excmo. Ayuntamiento. Acudieron a la lucha traineras de Pasajes de San
Juan, de Pasajes de San Pedro, de Orio y de San Sebastián. La pelea fue, durante
muchos días, conversación de toda Guipúzcoa. En la primera prueba, Pasajes de
San Juan ganó el primer premio, y San Sebastián el segundo. Los dos jugaron más
tarde la regata de honor, y salieron vencedores /546/ los donostiarras, que se hicieron dueños de la bandera y de 2.500
pesetas.
A veces, aunque no con la frecuencia que en los anteriores, los guipuzcoanos toman parte en juegos que nada tienen de simpáticos, y que poco
a poco se
van desterrando. De entre ellos, el de las apuestas de bueyes y vacas que
arrastran piedras, idi-apostuak, es el que más interés despierta en los
caseros, y también es de su agrado el juego de carneros que riñen a topetazos;
otros, repulsivos de veras, como las peleas de gallos, el cortar con un sable y
los ojos vendados la cabeza de un gallo metido en un hoyo o de un ganso colgado por las patas, etc., rarísima vez reaparecen en las plazas.
Los guipuzcoanos han sido muy aficionados a los toros, pero ya no lo son,
aunque a primera vista parezca la contrario. Hay, en efecto, en Guipúzcoa las
plazas de toros de Fuenterrabía, lrún, San Sebastián, Martutene, Tolosa, Eibar y
Azpeitia, pero algunas de ellas están cerradas, y todas las demás, .excepto la
de San Sebastián, se abren una vez al año para dar corridas. y aún la de San
Sebastián no haría gran negocio si la gente forastera no la llenara
cuatro o seis veces durante los meses de Julio y Agosto.
A los bueyes ensogados, a la soka-muturra, sí tenían afición los
donostiarras de pura cepa, y con alguna frecuencia lucían ante ellos su
ligereza de piernas, hasta que una orden general los suprimió en absoluto.
En cuestión de toros, queda aún el zezen-suzko, un toro de cartón y
madera, que tiene el lomo y la cabeza adornados con luces de pólvora, y que
los hombres, metidos en el animal, lo llevan por las plazas públicas después
de los fuegos artificiales, que Se queman en muchos pueblos de Guipúzcoa para
celebrar la festividad de sus santos patronos.
En las villas y aldeas del interior se juega a los bolos, y junto a las
iglesias, cerca de las tabernas, y aún en las barriadas de los montes, hay
lugares dispuestos al efecto, y en ellos se congregan los aficionados las tardes
de los domingos.
De juegos de niños pudiéramos citar muchos, pues es grandísima la variedad de que disponen los muchachos guipuzcoanos. Juegan con nueces, con palos,
con cuerdas, con monedas; con alfileres, con guindas, con las boinas, con todo
y, claro es, más que nada a la pelota. Imposible detenernos en más
explicaciones, pero hemos de citar por curiosidad el Juego de la kalika o
.churra, que consiste en que los muchachos de ambos bandos, armados de
palos; curvos en uno de los extremos, luchen por hacer que una pelota pase de
una raya que cada bando defiende. El año 19I11 se discutió un poco en la prensa
si este juego podría o no haber sido origen del golf inglés (246).
Desde hace unos diez años se ha generalizado bastante en Guipúzcoa el
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foot-ball, importado de Inglaterra. Los vascos muestran grandes aptitudes
para ese deporte, y los jugadores de San Sebastián y los de Irún han conseguido ganar el campeonato de España, después de vencer
a los mejores equipos
de la Península. Hay magníficos campos y se explota el espectáculo en Fuenterrabía, Alza, Rentería y San Sebastián; en Tolosa, Eibar:,
Vergara, etc., hay también campos más modestos.
El juego de law-tennis ha tomado asiento también entre nosotros, y
aparte de los campos públicos que hay para el ejercicio de este deporte en San
Sebastián y Fuenterrabía, existen otros privados en varias posesiones
particulares deja Provincia.
Muchachos jugando a
kalika
En Tolosa sé practica durante los inviernos el deporte de los skis, importado en 1907 por unos noruegos que vinieron
a poner en explotación una
fábrica de clavos. Ellos trajeron los skis de Cristianía; se formó el
ski-club tolosano, y los pertenecientes a él practicaron en los montes
nevados de Huici, Lecumberri y Baraibar, y en 1909 se presentaron al concurso de
Aguas Buenas: uno de los noruegos obtuvo el segundo premio, en competencia con
irristalaris (así les llaman en lengua vasca), italianos, suizos y
franceses.
Una de las diversiones favoritas de los guipuzcoanos es el baile, que lo,
practican en gran escala. Al efecto, apenas hay en Guipúzcoa villa ni lugar que
no tenga su banda de tamborileros costeada por el municipio. La banda completa consta de cuatro instrumentos:
silbo 1º, silbo 2º,
silbote y atabal, pero en muchas falta el silbote y en algunas el
silbo 2º.
Los dantzari-chikiak bailando el fandango. Clisé de L Mujica
La misión de los tamborileros es la de tocar kale-jira, las mañanas de
los días festivos, y la de ejecutar bailables en la plaza publica las tardes de
esos mismos días.
lztueta, en un curiosísimo libro que escribió, dice que
conocía 36 bailes en uso en Guipúzcoa (247). Hoy hay que reducir mucho ese
número. Se bailan principalmente el ariñ-ariñ y el fandango, y en
ocasiones solemnes el eskudantza, dantza-soka o aurresku.
Una de las ocasiones en que se baila el aurresku, es la de las
Fiestas Euskaras, de que ya hemos hecho mención en otro lugar de este libro.
En esas fiestas, no solo suele organizarse el baile entre personas que
ordinariamente no la practican en público, sino que, como número obligatorio,
bailan aurresku los diputados de Guipúzcoa e invitan a las damas más distinguidas del pueblo
a formar en la cuerda.
Bertsolari
improvisando versos
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Merecen también mención especial los ezpata-dantzariak, que son muchachos que ejecutan el baile de las espadas, en las plazas, y
a veces en la
misma iglesia, como sucede en la actual parroquia de Zumarraga el día 15 de Agosto y en la Antigua en 2 de julio.
Si en lugar de espadas llevan palos bien adornados, los muchachos se llaman makil-dantzariak, y unos y otros hacen preciosas figuras de
combinación. A veces las cuadrillas son de niños, y se llaman dantzari-chikiak.
Además de estos bailes de las plazas públicas, los jóvenes se congregan en
praderas, cercanías de ermitas, etc., para celebrar billeras, es decir,
para bailar al son de música tocada por tamborileros pagados por ellos, o por muchachos caseros que
a oído tocan el acordeón, o por muchachas que saben tañer la
pandereta o la trompa.
Hay además días fijos para reunirse en sitios consabidos, y con ese motivo
se celebran en casi todos los pueblos, una o dos veces al año, romerías a las
que acude mucha gente.
En esas fiestas, nunca falta el espectáculo de los bertsolaris o
improvisadores de versos en lengua vasca, que son capaces de estar, y están a veces, horas enteras conversando en verso. Los famosos Pello-errota, Olloki,
Gaztelu, Chirrita y otros pudieran demostrárnoslo.
En la mayoría de las villas hay bandas de música y charangas que, con la
ejecución de piezas de baile agarrado, han contribuido no poco a que caigan en
desuso nuestras danzas peculiares, honestas y airosas.
NOTAS
(343)Les études basques. Leur passé, leur présent, leur. avenir;
por
Julio de Urquijo.
(244) El lector que quiera conocer circunstanciadamente las diversas
variedades del juego de pelota, debe leer el libro La pelota y los pelotaris, de J. Peña y Goñi.
(245} Hay una descripción preciosa de este ejercicio en la novela vasca
Garoa, de don Domingo de Aguirre.
(246) Esta discusión aparece; en síntesis, en el artículo que bajo el
epígrafe ¿El cgolf» es un juego vasco?, publicó don Julio de Urquijo en
la revista de cultura vasca Euskalerriaren alde, t. I, pág. 389.
(247) Gipuzkoako dantza gogoangarrien kondair'a edo historia... (Donostian,
1824).
El señor don Francisco Gascue tradujo trozos de este libro al castellano y
los comentó en unos artículos, que escribió en la revista Euskalerriaren alde el año 1915, y que reunió luego en un folleto titulado
El
aurresku en Guipúzcoa a fines del siglo XVIII según Iztueta.
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