LA EDAFOLOGIA:
ORIGEN, DESARROLLO Y CONCEPTOS
I . BARRIOS
La influencia del tipo de roca es tanto más importante
cuanto menor sea la
escala de trabajo. Las relaciones existentes entre las
propiedades y tipos del
suelo con el material original son muy complejas. Nuestra
litología es muy
variada, encontrándose rocas calcáreas, areniscosas,
margosas, esquistosas,
graníticas, etc. Su composición químico-mineralógica y el
grado de estabilidad
de los minerales primarios en los sistemas naturales es
extraordinariamente
variado y además aspectos de tanta importancia como el
grado de
fracturación y la porosidad pueden oscilar dentro de un
mismo tipo de roca.
El relieve se puede afirmar que junto con la roca, es el
factor más
importante de la diferenciación de nuestros suelos, pues
en un país tan
accidentado como el nuestro, se producen fuertes
variaciones topográficas en
áreas pequeñas. Esto da lugar a que propiedades tan
importantes como la
profundidad efectiva, contenido en materia orgánica,
humedad, erosionabilidad
y fertilidad, entre otras, sean modificadas, dependiendo
de la posición,
aún bajo el mismo tipo de roca.
Se pueden observar en el País Vasco tres zonas
climáticamente diferentes.
De ellas, la que más nos interesa es la templado húmeda
(oceánica) que se
extiende a través de Guipúzcoa, Vizcaya y Norte de
Navarra. Los suelos de
este área sufren un lavado intenso, pero según la
litología y la topografía
encontraremos suelos de una climatología edáfica muy
variada. Así tenemos
desde suelos hidromorfos (Fluviosoles que se hallan en las
llanuras aluviales)
hasta suelos con un déficit hídrico muy acusado sobre
materiales siliceos
(Litosoles de Peñas de Aya y Jaizkibel).
Respecto a la edad de nuestros suelos, la falta de
superficies estables en la
zona templado húmeda condiciona que se hallen sujetos a
fuertes procesos
erosivos. Por lo tanto son suelos jóvenes, todavía en
general, lejos de su
madurez.
La acción desequilibradora antropógena hace que la
influencia de la
vegetación autóctona sea mínima, debido a la intensa
explotación maderera y
ganadera.
1. OBJETO DE ESTA CIENCIA
El objeto de la Edafología es el suelo y según la
definición que adoptemos
variarán los límites y la forma de estudio.
El concepto que se tiene del suelo no sólo varía con el
tiempo, sino que
también varía según las distintas escuelas, corrientes de
pensamiento o el
enfoque establecido por el observador.
Así, el suelo puede presentarse como un cuerpo natural con
una dinámica
propia o como, un eslabón más dentro de los ciclos de la
materia y energía.
2. HISTORIA DEL DESARROLLO DE LA EDAFOLOGIA
En la historia de una ciencia se suelen considerar tres
fases.
1. La etapa pre-científica, con conocimientos dispersos no
diferenciados,
y, siempre entremezclados con ideas de tipo
filosófico-religioso acerca de la
naturaleza. Es muy larga. Termina en el siglo XVIII.
2. Una segunda fase ocurre tras la aparición del método
científico y su
aplicación al propio objeto de interés. En esta fase se
asientan los pilares o
principios fundamentales de dicha ciencia. Esta fase no
ocurre simultáneamente
en todas las ciencias, sino que hay una gradación en el
tiempo. Así la
Física o más exactamente la Mecánica, con la revolución
que supusieron los
trabajos de Copérnico (1543), Kepler (1609) y Galileo
(1609), ya alcanzó
este nivel hacia el 1600.
El establecimiento de esta metodología en la Física y la
invención de
utensilios y aparatos permitió su aplicación al campo de
la Química que inició
su despegue de esta manera de las teorías alquimistas, en
parte derivadas de la
filosofía aristotélica.
Vemos que no hay un desarrollo simultáneo de las etapas
sino que son los
conocimientos, los métodos de trabajo y los instrumentos
creados en las
Ciencias Básicas los que al dirigir su atención a un
determinado objeto natural
originan su desarrollo.
En el caso de la Edafología esto es particularmente
aparente y sus ideas
básicas han necesitado de la aportación de otras ciencias,
principalmente la
Física, Química, Geología, Biología y Geografía.
El fin de la fase de creación de las ideas fundamentales y
el surgir de la
Edafología como ciencia se hace coincidir con los trabajos
de Dokuchaev,
quien sintetizó y armonizó los diferentes enfoques hasta
entonces existentes.
3. El tercer período es el desarrollo de la Ciencia ya,
independientemente,
desarrollo que es extraordinariamente rápido en la
obtención de datos y está
basado en la aparición de nuevos instrumentos de trabajo,
mientras que las
ideas básicas se ven escasamente modificadas.
2.1. El Desarrollo de la Edafología anterior a Dokuchaev
El suelo en sentido amplio es conocido desde tiempos
remotos, desde que
el hombre se volvió sedentario y comenzó a cultivar sus
propias cosechas,
tuvo necesidad de conocer el suelo, sus propiedades y su
comportamiento.
Todo ello desde un punto de vista utilitario.
Esta gran revolución caracterizó al período Neolítico. De
acuerdo con los
datos más probables, parece que hace unos 9000 a.d.C.
comenzó la
agricultura.
Simonson (1958), sitúa en las montañas Zagros y en la zona
de
Mesopotamia el lugar en que se produjo este cambio
trascendental. En fechas
posteriores la revolución agrícola comienza a aparecer
como un componente
importante en las antiguas civilizaciones; aproximadamente
6000 a.d.C. en
China; de 4 a 5000 en Egipto; en México y Perú 4000 y
hacia 2500 en el valle
del Indo.
En esta fase de iniciación de la agricultura, el hombre
neolítico debería de
reconocer ya algunas diferencias entre los suelos
demasiado húmedos,
arenosos, etc., y conocer la influencia de algunas
técnicas agrícolas como la
fertilización producida por la adición de restos orgánicos
y por el quemado de
una zona de bosque o matorral.
También se debía conocer ya, a partir de la aparición de
la Cerámica,
4000 a 5000 a.d.C. en Mesopotamia y Egipto, algunas de las
propiedades de
los materiales; facilidad de cocción, las propiedades de
plasticidad, contracción
al secado, etc.
El concepto de suelo es un concepto utilitario de esta
manera no es
extraño que se hicieran clasificaciones de suelos buenos o
malos, útiles. Así
aparece en China la primera clasificación conocida de
suelos, unos 4 a 5000
años a.d.C. dividiéndolos en nueve clases según su
capacidad de dar
cosechas. Así utilizaban como criterio, el color del
suelo, que es una
propiedad muy importante.
En el Antiguo Testamento Acsa, la hija de Caleb le habla a
su padre de
«tierra de secano y tierra de regadío» (Josué 15, 19).
Se puede concluir que las antiguas civilizaciones tuvieron
una interrelación
muy grande con la agricultura y que en algunos casos su
decadencia fue
debida a la destrucción de la fertilidad de sus suelos
Macías Vázquez, 1980).
Quizás el autor griego que mejor sintetizó las
concepciones utilitarias y
filosóficas, fue Teofrasto (327-287 a.d.C.), discípulo de
Aristóteles (384-322
a.d.C.) que fue botánico y filósofo. Se conservan de él
dos obras «Investigaciones
sobre las plantas» y un «Tratado de las causas de la
vegetación».
Definió al suelo como «el estómago de las plantas» y
afirmó que «las plantas
constan de los elementos tierra-agua». Su doctrina se
admitió y continuó
durante toda la Edad Media.
En 1840 Von Liebig publica: «La química y sus relaciones
con la
agronomía». Distingue en el suelo la parte orgánica y la
mineral. Considera al
suelo como una reserva pasiva de nutrientes para las
plantas. Observa que las
plantas absorben sales minerales del suelo y que el humus
es un producto
transitorio entre la materia orgánica y las sales
minerales. En 1842 se creó la
industria de los fertilizantes. Esta época corresponde
sobre todo a una visión
químico-agrícola y utilitaria del suelo.
2.2. Dokuchaev y la Escuela Rusa
En 1877, Ucrania padeció una sequía catastrófica y una
sociedad cultural
rusa, la Sociedad Libre Económica de Petersburgo, se
interesó y financió una
expedición científica para estudiar sobre el terreno los
efectos de la sequía y
los posibles remedios, en las «tierras negras», (estas
tierras dan el 80-90% de
la cosecha de cereales de Rusia y producen de 2 a 3
cosechas al año), al
mando de Dokuchaev, el cual además de ser geólogo, tenía
conocimientos de
tipo geográfico y geobotánico y a ello se añadía su
interés por los aspectos o
condiciones económicas.
Conviene resaltar la diferencia entre la Europa occidental
y Rusia. En el
oeste de Europa la gran densidad de población hacía
necesario incrementar el
rendimiento de la agricultura mediante la adición de
abonos, mientras que en
las inmensas regiones de Rusia, el problema no era la
falta de suelo, sino
conocer las diferentes condiciones de la naturaleza para
poderlas aprovechar y
en caso necesario, eliminar las condiciones desfavorables
modificando los
tipos de cultivos del país. En último caso y dado el
exceso de suelo, las zonas
más dificultosas podrían ser totalmente abandonadas.
También había unas diferencias respecto a la Geología. El
desarrollo de la
Edaf. occidental en países poco extensos, en que las
condiciones climáticas
apenas variaban en todo el territorio, condicionó el papel
primordial al factor
material de partida.
Sin embargo al estudiar los suelos de la inmensa llanura
rusa, donde de N.
a S. se producían grandes modificaciones climáticas, se
llegó a una
concepción opuesta:
«rocas iguales en climas distintos, dan suelos distintos,
y rocas
distintas pero bajo el mismo clima, dan suelos iguales.»
Para Dokuchaev sólo tienen importancia los factores
externos y de ellos el
principal es el clima.
Dokuchaev estableció una clasificación de los duelos según
su potencial
agrícola. Utilizó para ello el procedimiento de
correlaciones geográficas,
según el cual la distribución del suelo depende de las
condiciones ambientales.
Rusia era el país ideal para aplicar este método ya que
por su gran
extensión, las variaciones climáticas se podían observar
tanto en sentido
latitudinal como altitudinal, llegando así a la idea de
zonalidad.
En Dokuchaev se observan influencias de Von Humboldt y de Darwin, ya que
su método se basa en la visión armónica de la naturaleza, en que no se estudian los componentes del suelo de forma aislada, como
se había hecho
hasta entonces.
La otra visión o enfoque importante de la escuela rusa se
encuentra en la
doctrina evolucionista que fue rápidamente aceptada; así
se empezó a ver el
suelo no sólo como una entidad independiente sino también
dinámica, que
tiene un principio y un desarrollo.
Para Dokuchaev la vegetación era un factor de formación
pero era más
importante la influencia del clima. En relación con la
degradación de los
Chemosem (los suelos que había estudiado Dokuchaev en
Ucrania) hacia
suelos lixiviados y podsolizados, Dokuchaev considera que
era debido a
fenómenos climáticos, pero un discípulo suyo Korszhinskii
sostenía que la
degradación era estrictamente biológica, debido a los
restos vegetales que
llegaban al suelo. Finalmente Dokuchaev admitió esta
hipótesis, y por tanto
reconoció a la vegetación como un factor de formación
directo en la génesis
de suelos.
Fueron Dokuchaev y sus discípulos los que asentaron las
bases de la Edaf.
moderna y reconocieron al suelo como un cuerpo natural
organizado,
acreedor por si mismo de un estudio científico.
La segunda generación de edafólogos rusos ampliaron el
campo de
estudio de los suelos estudiados por Dokuchaev a todos los
tipos de suelos y
medios de Rusia y divulgaron las teorías y metodología
indicada por
Dokuchaev al mundo occidental, donde tuvieron una gran
resonancia.
Dokuchaev realizó la primera clasificación de suelos del
mundo. Murió
sin dejar nada escrito.
Glinka, uno de sus discípulos escribió el primer Tratado
de Edafología y
ocupó la primera cátedra de Edafología en Nueva
Alejandría.
Dos discípulos de Glinka, Ramann (alemán) y Marbú (inglés)
lo traducen
al alemán y al inglés.
En 1924 se realiza el primer congreso en Roma. A partir de
entonces la
Edafología comienza a funcionar como una ciencia, con su
metodología
propia.
3. CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Es necesario antes de seguir esta exposición comprender
una serie de
conceptos que son fundamentales en Edafología; suelo,
pedon, horizonte y
perfil.
3.1. Suelo
El vocablo suelo ha cambiado de significación en el curso
de la historia.
Así el especialista norteamericano en Genética de suelos,
Hans Jenny (1968)
señaló que los pintores del siglo XIV mostraron paisajes
completos de resaltes
de rocas desnudas. Los artistas de siglos posteriores han
llegado a representar,
primero una cubierta de vegetación sobre roca y más
recientemente una
capa de suelo entre la vegetación y el sustrato, con
horizontes.
En 1967 Boulaine y Aubert dieron una definición bien
elaborada:
«Es el producto de la alteración, de la reestructuración y
de la organización
de las capas superiores de la corteza terrestre bajo la
acción de la vida, de
la atmósfera y de los intercambios de energía que en ella
se manifiestan».
Los componentes del suelo que nosotros observamos, medimos
e interpretamos,
no pertenecen a un sistema de cuerpos materiales fijos,
sino que
transitan en el interior del pedon procediendo de la
atmósfera (agua,
nitrógeno, carbono); de la hidrósfera (sodio, potasio,
cloro, sulfatos, etc.); de
la litósfera (fósforo, oligoelementos, calcio, magnesio,
etc.) o de pedones
vecinos.
Estas transferencias continuadas, alternadas, cíclicas o
episódicas se
hacen a velocidades variables y en direcciones variadas.
Por tanto, el
concepto de suelo es un concepto muy difícil de definir.
Los constituyentes
del suelo son los residuos de la alteración minera que
constituía el estado
inicial del suelo, pero provienen también de la atmósfera
y de los organismos
asociados a ellos.
El suelo es el resultado y la interacción de al menos cinco tipos de
factores:
— Clima.
— Roca madre.
— Tiempo.
— Relieve.
— Seres vivos, y a veces el agua libre dentro del perfil,
de las capas
freáticas.
En resumen, el suelo es una estructura cuadridimensional (tiempo Y
espacio), en la cual persisten y transitan:
— Los residuos y productos de la alteración de la capa mineral
superficial del globo.
— Las materias orgánicas muertas o vivas de la biomasa
asociadas a esta
capa superficial.
— Los elementos que provienen de la atmósfera, sea de modo
accidental,
sea de modo cíclico.
La organización y evolución de esta estructura es el
resultado de
variaciones de formas de energía de toda clase que se
manifiestan en la
superficie de la tierra. Estas son permanentes (el peso),
cíclicas (calor),
acumulativas (seres vivos al comienzo de la evolución del
suelo) y accidentales
(acción del hombre).
3.2. Pedon.
Según la Soil Taxonomy en 1960, en la 7.ª aproximación es
«el volumen
más pequeño que permite el estudio de todos los
horizontes».
El pedon es comparable en muchas ocasiones a la unidad de
la célula o a
la del cristal.
La superficie varía de 1 a 10 m.2
tiene tres dimensiones y
forma
hexagonal. Según Aubert y Boulaine (1967), es el volumen
más pequeño que
puede ser llamado suelo.
3.3. Horizonte
En el suelo se observa la existencia de capas paralelas a
la superficie,
llamadas horizontes, de textura, estructura y colores
diferentes, que se
producen durante la formación y evolución del suelo por la
influencia de los
factores ecológicos.
Los horizontes están tanto más diferenciados cuanto más
evolucionado
está el perfil. Su designación se realiza por las letras:
A, B y C, etc.
Podemos distinguir según su posición dos tipos de
horizontes: superficiales
y de profundidad.
Vamos a ver primero los superficiales.
3.3.1. Horizonte H (hístico, de histos = tejido)
Es un horizonte con un contenido muy alto de materia
orgánica, 30% o
más. Tiene que estar durante casi todo el año encharcado o
con un grado de
humedad muy elevado. Es una acumulación de restos
vegetales prácticamente
sin descomponer en los que puede verse prácticamente la
estructura primitiva,
incluso puede decirse de qué especie vegetal se trata.
Por tener un grado de humedad tan grande (anaerobiosis)
los procesos
biológicos están muy frenados. Su color es siempre negro o
pardo negruzco y
el espesor varía desde unos centímetros hasta varios
metros. Es típico de las
turberas (zonas pantanosas). En Guipúzcoa no hay turberas
citadas y se habla
de algunas localizaciones puntuales en Jaizkibel
(Guipúzcoa).
3.3.2. Horizonte O (orgánico)
Formado también por acumulación de restos vegetales. La
cantidad de
materia orgánica es igual a la del caso anterior, pero
está libre de agua la
mayor parte del año.
Hay descomposición en aerobiosis y el aspecto de las
fibras vegetales no
es el de unidas, sino el aspecto del tabaco o del café
molido. Se subdivide en
dos:
Of=Horizonte
O de fermentación. Todavía se diferencian las estructuras
vegetales.
Oh=Horizonte
O de humificación. Las hojas sufren transformaciones más
profundas, se transforman en una masa coloidal, el humus.
Tampoco es frecuente, igual que el anterior.
3.3.3. Horizonte A
Horizonte mineral, pero con un contenido en materia
orgánica menor del
30% que está humificada e íntimamente asociada con la
fracción mineral. La
materia orgánica de los Horizontes A está bien
descompuesta, o bien está
distribuida como partículas finas o bien se presenta como
revestimientos
sobre las partículas minerales. En consecuencia, los
Horizontes A normalmente
son más oscuros que los horizontes subyacentes contiguos.
Antes se consideraba al Horizonte O aquí. Podemos
diferenciar aquí cinco
t i p o s .
a) A mollico
Es un horizonte en el que la materia orgánica y la mineral
están unidas por
enlaces químicos, formando complejos órgano-minerales. El
grado de saturación
de bases es mayor del 50% Humífero; C/N menor que 17. El
pH es
neutro o muy próximo.
Es un suelo blando (su nombre alude a muelle), cuya
estructura no puede
ser ni masiva, ni dura.
b) A umbrico
Es como el mollico, mineral rico en materia orgánica. Las
diferencias con
el anterior son:
1.—La materia orgánica y la mineral están unidas sólo
mecánicamente,
esta mezcla la realizan los animales del suelo (fecal pellets). Es del color
oscuro, generalmente negro, de ahí su nombre, parecido al
otro.
2.—El grado de saturación de bases del complejo de cambio
en menor del
50%
Abunda mucho en nuestros suelos, más que el mollico.
c) A ócrico
Es un horizonte con un color mucho más claro que los dos
anteriores,
pues contiene menos materia orgánica que ellos. Su color
es pardo ocre. Se
encuentra también en Guipúzcoa.
d) A. Antrópico
Producido por la acción del hombre al ser cultivados, pues
éste adiciona
fertilizantes y modifica su estructura removiéndolos y
arándolos.
e) A antrópico plaggen.
Es la tierra de jardín. Se produce en sitios donde existe
una acción muy
continuada del hombre. Tiene dosis más fuertes de
fertilizantes.
El otro tipo de horizontes que vamos a ver son los que no
se hayan en
superficie, sino por debajo de cualquiera de éstos, a no
ser que hayan sido
erosionados y aparezcan éstos en superficie.
3.3.4. Horizonte B
Es un horizonte mineral en el cual se van acumulando
sustancias solubles
procedentes de los horizontes superficiales. Es muy
distinto de la roca madre
y en él los minerales primarios han sido profundamente
transformados o
alterados. Está situado debajo del horizonte A. Cuando
este horizonte
presenta variaciones muy pequeñas en el contenido de
arcilla, hierro,
aluminio, humus muy escasa y su diferenciación con el
horizonte A o con el
C es muy pequeña, designaremos a este horizonte como B
incipiente.
Los horizontes B, son de clases muy diferentes.
Generalmente es
necesario establecer el parentesco que existe entre los
horizontes que lo
rodean para considerar cómo ha sido formado. Por esto se
designa a los
horizontes B con un sufijo para tener una información
sobre su génesis y
propiedades. Podemos diferenciar los siguientes tipos:
a) Bc:
B cámbico
Es un horizonte de alteración que carece de las
propiedades que satisfacen
las exigencias de los demás tipos de horizontes B. No
presenta colores
oscuros. Su límite inferior está por lo menos a 25 cm. de
la superficie del
suelo. No está coloreado por el humus, sino por los óxidos
de hierro
resultantes de la alteración.
Es muy corriente.
b) B argílico: Bt
Formado por una acumulación muy grande de arcilla
depositada por un
proceso de lavado: iluviación. Color pardo o pardo rojizo
dependiendo del
tipo de arcilla. En suelos muy arcillosos.
Hay otros tipos de horizontes B, pero no entra dentro del
ámbito de la
siguiente exposición el describirlos.
3.3.5. Horizonte C
Corresponde a la roca en vías de alteración. Es un
horizonte mineral
distinto de la roca inalterada situada debajo de B, o de A
si B no existe.
3.3.6. Horizonte R
Roca no alterada situada bajo el perfil y que puede
perfectamente no ser la
roca madre o serlo parcialmente.
3.4. Perfil
Al conjunto de horizontes del suelo se le llama perfil.
Los horizontes están tanto más diferenciados cuanto más
evolucionado es
el perfil del suelo. Según el tipo de perfil podemos
hablar evolutivamente de
los siguientes tipos de suelos:
3.4.1,. Suelos jóvenes
Son muy superficiales, están todavía muy próximos a la
roca madre. No
se ha diferenciado ningún tipo de horizonte.
3.4.2. Suelos poco evolucionados
Se caracterizan por una capa rica en humus sobre el
horizonte C. El perfil
es de tipo AC.
Si este suelo sigue evolucionando, se forma un horizonte
resultante de la
alteración de la roca madre, aunque pobre en materia
orgánica; el horizonte B
incipiente que se presenta así: (B).
El perfil es entonces de tipo A (B) C.
3.4.3. Suelos evolucionados
El perfil es de tipo ABC y corresponde al máximo grado de
evolución.
Los horizontes superiores se empobrecen en elementos finos
o solubles, como
consecuencia de su arrastre (eluviación). Se llaman
horizontes eluviales o
lavados. Al horizonte inferior B se le llama al contrario
iluvial o de
acumulación, por ser el enriquecido. Pueden existir varios
horizontes
iluviales de aspecto y estructura diferentes.
Según Kubiena la evolución sería así:
A → AC → A(B)C
→ ABC
4. FACTORES DE FORMACIÓN EN
LA GÉNESIS DE SUELOS
El suelo se origina a partir de una roca o de un sedimento
que no tiene
porqué estar consolidado, pero cuando influyen otras
variables, saber cuál de
ellas es la más importante, es difícil. El geólogo afirma
que la roca, el biólogo
los organismos, etc.
Cinco son los factores responsables de la edafogénesis.
Tres son independientes;
el material, la duración de la alteración de dicho
material y el clima o
los climas sucesivos que se han dado en la evolución de
ese suelo.
Hay otros dos factores vinculados con los anteriores, pero
que dependen
de ellos; la topografía que depende de la roca, de la
duración de la alteración y
el conjunto de los factores biológicos.
4.1. Influencia de los tipos de roca en la formación del
suelo
A pesar de que la roca madre ha sido admitida como uno de
los clásicos
facotes de formación del suelo, es evidente que el marco
geográfico en que se
desarrollan los conceptos básicos de la Edafología no ha
favorecido su
importancia. Smith (1949) señala que la visión zonal
explica el escaso interés
mostrado por este factor en algunas tendencias de la
Edafología en las que se
llega a afirmar qué rocas diferentes bajo el mismo clima y
vegetación originan
suelos iguales (suelos climax).
4.1.1. Diferencia entre roca consolidada y material de
partida
La primera cuestión a consolidar es si el factor de
formación que vamos a
considerar aquí en cuenta es la roca consolidada o el
material que resulta de
las primeras etapas de su alteración.
Si se tiene en cuenta que el material de partida
(horizonte C) es el estado
inicial del suelo, tiene que considerarse como tal un
material desintegrado que
es el único que permite el comienzo de los factores
propiamente edafogenéticos.
Hay que considerar entonces los procesos de formación
inducidos por el
material de partida, teniendo en cuenta en primer lugar
los procesos
fundamentales de alteración y disgregación de rocas y
posteriormente
aquellos más propiamente edafológicos y en los que el tipo
de roca influye en
algún sentido.
4.1.2. Procesos de alteración físicos, químicos y
biológicos
Como fue definida por Reiche (1950) la mateorización es la
respuesta del
material que está en equilibrio en la litosfera a las
condiciones en o próximas
a su contacto con la atmósfera, la hidrosfera y quizá con
mayor importancia la
biosfera. Se pueden distinguir, según esto, tres tipos
principales de procesos:
físicos, químicos y biológicos, y aunque estos últimos son
en esencia físicos o
químicos, se recogen aquí por su particular importancia.
Los procesos físicos incluyen todos los que causan la
desintegración de la
rica, sin cambios químicos o mineralógicos. De ellos
podemos citar los
procesos de dilatación-contracción de la roca por cambios
de temperatura que
originan un sistema de grietas y fisuras. Una vez
establecidas las grietas
pueden producirse otros fenómenos de desintegración física
como es la acción
de las raíces o del hielo, produciendo ambos el efecto
desintegrador llamado
«efecto de cuña».
En resumen, la meteorización física lo que consigue es
reducir la masa
compacta de roca a una serie de fragmentos todavía de gran
tamaño, y sobre
todo aquí reside su importancia fundamental, en aumentar
con ello la
superficie expuesta de la roca, lo que facilita los
procesos químicos, que se
localizan fundamentalmente en las zonas superficiales. En
este proceso se
obtienen minerales primarios. Es el proceso característico
de climas fríos o
desérticos, aunque de un modo general se da en todos los
climas.
Los procesos de alteración química son mucho más poderosos
que los
anteriores, ya que pueden alterar totalmente la naturaleza
de la roca. Depende
fundamentalmente de la existencia de agua y sobre todo de
la presencia en la
misma de una serie de agentes como el oxígeno, anhídrido
carbónico, ácidos
orgánicos, etc., que aumentan considerablemente su poder
reactivo.
Se produce una transformación de los minerales primarios,
con formación
de minerales diferentes a los que había anteriormente que
reciben el nombre
de minerales secundarios o de neoformación (principalmente
son arcillas),
cuyo conjunto constituye el llamado «complejo de
alteración».
Los procesos de alteración biológicos son en primer lugar
las plantas que
con sus raíces pueden ejercer una poderosa acción física
de la alteración con
la presión que desarrollan en su crecimiento radicular. Al
mismo tiempo el
CO2
que desprende en su respiración
incrementa la reactividad química.
También las materias orgánicas del suelo originan toda una
serie de
productos orgánicos de su metabolismo que contribuyen
poderosamente a la
alteración de las rocas.
4.1.3. Minerales primarios y minerales secundarios o de
noeformación.
Indice de alteración
La alteración de los minerales constituyentes de la roca
sigue una
secuencia que depende totalmente de sus condiciones de las
actuales mayor es
su alteración. Se utilizan unas tablas para calcular la
estabilidad de los
minerales. Así para calcular la estabilidad de los
minerales primarios más
frecuentes en los suelos se usan las propuestas por
Goldich (1938).
Goldich, hizo dos series, una para minerales
ferromagnesianos y otra para
no ferromagnesianos. En la primera serie al ser minerales
básicos (silicatos de
hierro y magnesio: olivino, piroxenos y anfíboles) son
fácilmente atacables y
las rocas formadas por estos minerales (dioritas, grabos,
anfibolitas) son poco
resistentes a los procesos de alteración.
Los minerales que están en la serie de no ferromagnesianos
se alteran con
mayor lentitud. En ella abundan los feldespatos siendo más
fácilmente
alterables aquellos que poseen calcio, que los feldespatos
que poseen potasio.
Las series de estabilidad propuesta por Goldich, son para
partículas
minerales del tamaño de la arena y el limo. La secuencia
de alteración
propuesta por Jackson (Jackson et al, 1948) con
modificaciones posteriores
(Jackson, 1968) es utilizada para conocer la secuencia de
alteración de los
minerales del tamaño de la arcilla. Esta secuencia se
compone de 13 etapas.
Se observa que el cuarzo, en la serie de Goldich, es
decir, con un tamaño
de partícula limo-arenoso es más resistente que la
moscovita (mica blanca),
mientras que en la serie de Jackson, es decir, cuando el
tamaño del mineral es
más pequeño, se invierte el orden en estabilidad. Esto es
debido a que el
cuarzo cuando tiene un tamaño grueso es muy resistente,
pero cuando su
tamaño disminuye su solubilidad se ve muy incrementada al
aumentar la
superficie específica que se asocia al tamaño menor de la
partícula. La mica
blanca es más estable en el tamaño de la arcilla, a causa
del efecto
estabilizador de las capas de silicio y aluminio.
De todas formas no hay ninguna trayectoria simple o
principal para la
alteración. Así bajo un clima con una temporada seca
pronunciada, puede
producir secuencias muy distintas de minerales arcillosos
que un suelo con la
misma cantidad de lluvias, pero bien distribuidas a lo
largo de todo el año.
Para calcular grado de alteración de un suelo se utiliza el índice de
alteración, que es el cociente:
Indice de alteración =
minerales secundarios / (minerales primarios + minerales secundarios)
Este cociente puede alcanzar el 100 % en un clima tropical
húmedo, pero
es muy pequeño en suelos alpinos o desérticos.
4.1.4. Rocas frecuentes en el País Vasco que forman
La composición de las rocas es un factor muy importante en
la
diferenciación de suelos. Las rocas ácidas son más
estables que las básicas
porque estas últimas son más ricas en minerales
alterables.
Se puede afirmar que la capacidad de un suelo para retener
iones, llamada
complejo de cambio, se encuentra íntimamente ligada a la
composición
química de la roca. Cuanto más básica sea, más saturado de
bases se
encontrará el complejo de cambio, aun cuando esta relación
dependerá
también del clima y del tiempo de alteración.
Los tipos de rocas más corrientes son:
a) Calizas
b) Areniscas
c) Granitos
d) Esquistos
e) Pizarras
f) Margas
g) Depósitos aluviales
Las características a nivel general de los suelos sobre estos materiales
son:
a) Calizas y Dolomías
Tienen por definición estos materiales más del 50% de carbonatos, y el
resto de la roca se compone de limo y arcilla o de cuarzo, hierro y otros
contaminantes. Los suelos procedentes de la alteración de estas rocas
sedimentarias se forman a partir de los residuos dejados por la
disolución de carbonatos. Así pues, el tipo de suelo formado se relaciona
con el tipo predominante de «impurezas» en las calizas y dolomías.
Si las calizas son ricas en arcilla, el resultado son
suelos arcillosos e
impermeables, con pH y saturación de bases altas. Si la
caliza es rica en
arena, los suelos formados son de textura gruesa,
permeables, ácidos y con un
contenido bajo de bases. Si la caliza es rica en impurezas
de hierro, como la
hematita, el resultado es un suelo rojo, generalmente
ácido.
b) Areniscas
Contienen más del 50% de partículas del tamaño de la arena,
predominantemente cuarzo. Las arenas están cementadas por diversas
elementos como son el silicio, hierro y carbonatos que junto con las
impurezas tales como las micas y los feldespatos tienen una gran
influencia en los suelos formados.
Los suelos derivados de las areniscas suelen ser de poco
espesor a causa
de la naturaleza resistente de la roca madre. La capa
freática si existe,
usualmente no está cerca de la superficie, a causa de la
alta permeabilidad y
porosidad del suelo. Poseen una textura gruesa, sobre todo
en los horizontes
superficiales y son muy permeables. Tienen un contenido
bajo de bases y son
ácidos.
c) Granitos
De todas las rocas ígneas intrusivas, el granito es la más
común. Está
formada por un 20-40% de cuarzo, 25% o menos de feldespato
alcalino
(normalmente potásicos que se alteran muy lentamente) con
cantidades
menores de mica moscovita y/o biotita. Puede contener
además algunos
minerales accesorios. Los suelos formados a partir de su
saprolita son ácidos
y de bajo contenido en bases, debido al alto contenido en
cuarzo de las rocas
originales y poseen texturas gruesas. Los suelos suelen
ser amarillentos o de
color café amarillento, cuando son evolucionados debido al
bajo contenido en
hierro de la roca madre. Tienen un buen drenaje.
d) Esquistos
Son rocas metamórficas con un origen primario ígneo o
sedimentario, en
las que se observa una ordenación y disposición paralela
de la mayor parte de
sus minerales constituyentes. Reciben distintos nombres
según sus constituyentes
que pueden ser: feldespatos, cuarzos, cantidades pequeñas
de mica,
a veces carbonato cálcico y silicatos en capas como la caoninita o la ilita.
Se diferencian de las pizarras en que han sufrido un
metamorfismo
intenso. El tránsito de pizarra a esquisto es muy difícil
de apreciar y marcar
un límite preciso entre ambas rocas. Sin embargo en los
esquistos ya no
aparecen fósiles, ni restos de materia orgánica, que se ha
transformado en
grafito.
Los suelos formados sobre esquistos arcillosos tienen una
textura fina,
son impermeables, contenido en bases medio y pH bajos
debido al intenso
lavado que sufren en este clima.
Los hay también de textura limosa con un mayor drenaje
cuando
contienen cuarzo o sericita (mica).
e) Pizarras
Las hay de naturaleza sedimentaria y de naturaleza
metamórfica. Las
sedimentarias al estar formadas por la cementación de
partículas finas (limos
y arcillas) dispuestas en planos paralelos forman suelos
de texturas finas, con
un drenaje lento. La mayor parte del agua de lluvia es
drenada por escorrentía
superficial. El pH y el contenido de bases en el complejo
de cambio es bajo
debido al intenso lavado.
Las pizarras metamórficas, también tienen planos de
exfoliación paralelos
y se han formado por la acción del calor y la presión
sobre pizarras
sedimentarias generalmente, con la consecuencia de cambios
en su composición
física. Las características que se derivan de estas rocas
son prácticamente
semejantes a la anterior.
f) Margas
Es una roca sedimentaria arcillo-calcárea. Es decir que sus
constituyentes calizos son del tamaño de la arcilla. Los suelos formados
pertenecen a los descritos anteriormente en el apartado de las calizas
arcillosas.
g) Depósitos aluviales
Se encuentran en las llanuras de inundación de nuestros
ríos. Al ser
materiales sedimentarios transportados, de origen fluvial,
se caracterizan por
fuertes variaciones en sentido vertical, debido a las
alteraciones estacionales o
periódicas del régimen fluvial, que en un mismo suelo
puede originar
sedimentos finos o gruesos. Por tanto se caracterizan por
una heterogeneidad textural lo que indica las fases sucesivas del
aluvionamiento. Son suelos
fértiles, bien provistos de agua durante todo el año, en
general con una buena
profundidad efectiva. El inconveniente que ofrecen es el
que se deriva de su
posición topográfica ocupada, pues al ser ésta llana, en
primavera e invierno
sufren el efecto de las crecidas y avenidas fluviales.
En resumen podemos decir que la roca madre desempeña una
misión muy
secundaria a escala mundial, y que se hace más importante
cuando se estudian
los suelos a menor escala y cuando se desciende cada vez
más en las unidades
de clasificación.
4.2. Influencia de la topografía o relieve
La forma del terreno es un factor de diferenciación de los suelos. Su
estudio lo realiza la Geomorfología. Algunas propiedades como las
siguientes, están totalmente relacionadas con la topografía:
— Profundidad del suelo y espesor de los horizontes.
— Contenido en materia orgánica.
— Humedad relativa del perfil.
— Grado de diferenciación de los horizontes.
— Contenido en sales solubles
— Tipo de material inicial,...
4.2.1. Erosión acelerada y geológica. Teoría de la bio-rexistasia
de Erhart
(1967)
Podemos distinguir dos tipos extremos de evolución del relieve:
— La erosión acelerada, debida al ataque mecánico de los agentes
climáticos que retiran materiales de las posiciones inclinadas de los
terrenos y los deposita en valles y depresiones. La erosión acelerada
tiene lugar después de los movimientos tectónicos, de los cambios
climáticos y de la intervención del hombre. En pendientes acusadas puede
poner en movimiento enormes cantidades de materiales.
— La erosión geológica, es aquella en que la velocidad de
desgaste del
suelo es lo bastante lenta para que su velocidad de
formación, por
descomposición de las rocas, compense las pérdidas
experimentadas.
La erosión geológica, también llamada normal, tiene lugar
cuando el
clima permite que el suelo quede cubierto por la
vegetación protectora.
La teoría de la Bio-rexistasia de Erhart demuestra no sólo
la acción de las
fases climáticas sucesivas de la edafogénesis sino también
la superposición de
horizontes de naturaleza y propiedades distintas.
Esta teoría se adapta particularmente bien a la
edafegénesis tropical y a la
mediterránea (Durand, 1956; Boulaine, 1961).
El período de biostasia caracteriza las fases
suficientemente húmedas para
favorecer el bosque. Coincide con el período llamado de
erosión geológica.
El período de rexistasia (rhexis viene del griego =
ruptura), es una fase en
conjunto mucho más seca, con contrastes estacionales más
acentuados, va
acompañada de una destrucción parcial del bosque; las
aguas de escorrentía
provocan la erosión más o menos completa de los suelos.
Los períodos de
erosión acelerada son llamados fases de rexistasia.
4.2.2. Lavado oblicuo o lateral
Los suelos que ocupan posiciones topográficas inclinadas,
en las laderas
están sometidos a dos tipos de procesos que se oponen a la
evolución del
suelo:
1.º Hay una pérdida de los elementos no solubles en el
agua que son
arrastrados a favor de la pendiente bien por la
escorrentía superficial que
proviene de las lluvias, bien por los movimientos de solifluxión. Este proceso
erosivo rejuvenece constantemente el suelo y pone al
descubierto los
horizontes profundos o bien la roca madre.
2.º Existe además un «lavado oblicuo o lateral» que
arrastra ladera abajo
los elementos solubles en el agua, a lo largo de la
pendiente; mientras que los
elementos gruesos permanecen «in situ». Así la zona
superior, de cumbre, es
empobrecida en elementos finos lo cual influye en su
fertilidad química y en
su capacidad de retención de agua. En la zona media se
compensan de un lado
las pérdidas debidas al lavado con los aportes que recibe
de los suelos que
ocupan posiciones superiores.
En la base de la pendiente hay un enriquecimiento en
elementos finos y la
retención y almacenamiento de agua es mayor.
Fig.:
Influencia del lavado oblicuo sobre la evolución de los
suelos. Duchaufour (1975)
4.2.3. Acción de la hidromorfía
En las zonas poco drenadas la capa freática altera muchas propiedades
físicas y químicas de los suelos:
1.º Predominan las reacciones anaeróbicas o de reducción, debido a la
carencia de oxígeno, produciendo la asfixia de las raíces vegetales.
2.º Predomina el desplazamiento lateral del agua en la
zona saturada sobre
el descenso vertical que está impedido.
En la parte del perfil que está sometida a una saturación
prolongada se
agua se desarrollan cuerpos grises de una tonalidad
cromática de dos o menos
(Munsel, 1975), índice de que el hierro está en estado
reducido (Fe++). El
agua bien oxidada o con un pH elevado no desarrolla los
colores grises porque
el hierro se mantiene en forma férrica (Fe+++), siendo
frecuente cuando el
hierro está reducido, la presencia de canales de óxido de
hierro en tomo a esas
entradas de oxígeno por el hueco excavado por una raiz o
durante períodos de
secado del suelo.
Al efecto de la topografía, sobre la impermeabilidad
superficial debido a
la forma de depresión se añade, la presencia de una roca
madre dura o
arcillosa.
Respecto al segundo punto que se ha mencionado
anteriormente, es
debido a que el nivel freático tiene relieve y por ello se
establece una
circulación muy lenta que tiende a producir
desplazamientos laterales.
4.2.4. Catenas de suelos
Es una sucesión de suelos ligados genéticamente por una
secuencia de
drenaje topográfico (Bushnell, 1942).
El resultado del doble proceso erosivo debido al lavado
oblicuo y a la
erosión, origina un escalonamiento regular de los suelos
desde la cima hasta
la parte inferior de las pendientes, y sus propiedades se
pueden relacionar con
las diferentes posiciones ocupadas.
En general las catenas de suelos se estudian bajo el mismo
tipo de
litología, aunque se puedan estudiar con distintos
materiales de partida.
4.3. Influencia del clima
El clima es un promedio de los acontecimientos
meteorológicos y como tal,
desempeña un papel fundamental en la edafogénesis mediante
el régimen de
precipitaciones y el de temperaturas. Existe relación
entre el tipo de clima y el
tipo de alteración, aunque los últimos trabajos de
alteración (Pedró, Boirot,
Millot) insisten en la importancia de:
— permeabilidad del material
— velocidad de circulación de las soluciones del suelo.
Así Millot atribuye el papel fundamental en la
diferenciación de los
procesos de alteración a las condiciones de drenaje, en
detrimento de las ideas
clásicas del papel del clima (Macías, 1980).
Son cada vez más numerosos los ejemplos de que en sistemas
bien
drenados la tendencia de la alteración es semejante bajo
los distintos
ambientes climáticos, variando únicamente la velocidad del
proceso. Esta
nueva concepción está muy cerca de las ideas de Chersworth
(1973, 75, 77)
en que el clima es un catalizador de la reacción y no la
causa de la reacción
como aparecía y todavía aparece en muchos esquemas de la
distribución de
los minerales de la arcilla.
El clima no es invariable. Los climas cambian con el
tiempo y aunque los
cambios se dan en períodos prolongados, algunos se
producen dentro de la
edad de algunos suelos (ver el factor tiempo).
4.3.1. Relación entre precipitación y propiedades de los
suelos
El agua disuelve los materiales solubles y propicia el
crecimiento de
plantas y de otros organismos que contribuyen con sus
aportes de materia
orgánica al enriquecimiento del suelo; transporta
materiales de una parte del
suelo a otra; rompe físicamente los materiales al
congelarse.
El tipo y rapidez de las reacciones en que participa el
agua son
dependientes de otros factores (temperatura, pH, potencial
redox). También
depende de la cantidad de agua que se encuentre disponible
en el suelo y esto
depende del relieve, el cual regula el hecho de que el
agua entre o escurra,
además también participa la textura y la porosidad.
El lavado intenso de los suelos provoca un aumento de la
concentración
del ion hidrógeno en el suelo y por tanto el pH disminuye
al aumentar las
precipitaciones. También el contenido en arcilla de los
suelos aumenta
conforme lo hacen las lluvias ya que el agua cargada de
sustancias químicas
ataca y altera los minerales primarios del suelo,
transformándolos.
4.3.2. Relación entre temperatura y propiedades de los
suelos
La temperatura influye sobre la velocidad de las reacciones. Además ejerce
una gran influencia en el tipo y la cantidad de vegetación y por tanto en
la cantidad y calidad de la materia orgánica producida. El calor percibido
por el Sol depende para un suelo de varios factores:
— según la estación del año
— la nubosidad reduce la insolación (horas de sol anuales)
— orientación de las laderas
— altitud. etc.
Ciertas propiedades del suelo dependen de la temperatura.
Al aumentar
ésta los colores de los suelos tienden a hacerse menos
grises y más rojos, las
bases tienen una lixiviación más completa en las zonas
cálidas, el contenido
en materia orgánica disminuye al aumentar la temperatura y
el de la arcilla
aumenta.
4.3.3. Indices climáticos y evapotranspiración. Clima del
suelo
Para describir el clima existen numerosos índices,
incluyendo la precipitación
y la temperatura que se correlacionan con las
características de los
suelos. Es difícil que haya una correlación completa
debido a los efectos de
otros factores. Así el diagrama de Thornthwaite (1948)
relaciona la oferta del
agua con la demanda del agua del suelo. En él se expresa
la evapotranspiración
potencial del suelo. Es el agua perdida por evaporación
del suelo y por
transpiración de las plantas.
Es muy importante también conocer el clima interno del
suelo para así
obtener un mejor aprovechamiento de las tierras y además
porque una gran
parte de los procesos edáficos están totalmente
condicionados por estos
parámetros.
La 7.ª aproximación de la Soil Taxonomy (1977) incluye ya
entre los
criterios de clasificación el régimen de temperatura del
suelo y el de
humedad.
Así el régimen de humedad se clasifica en: AQUICO, USTICO,
UDICO
y XERICO.
Mientras que el régimen de temperaturas se diferencia en:
PERGELICO,
CRIOLICO, FRIGIDO, MESICO, TERMICO e HIPOTERMICO.
4.3.4. Paleoclimas
Al igual que el clima cambia a lo largo del tiempo los
suelos también lo
hacen en respuesta a los cambios en su ambiente. Es muy
difícil interpretar
los cambios paleoclimáticos en los suelos. Así es
frecuente utilizar minerales
de neoformación más alterados que los que debiera
esperarse en los ambientes
climáticos existentes.
A los suelos que han sufrido más de un tipo climático se
les llama suelos
policíclicos o relictos.
4.3.5. Climax del suelo. Concepto de zonalidad
El climax del suelo es el perfil que está en equilibrio con la vegetación
estable, característica de un medio dado y no modificada por el hombre. El suelo una vez formado pasa por unas fases o grados de
juventud sucesivos
hasta llegar a la fase de madurez correspondiente al climax estable.
Según este concepto podemos diferenciar los siguientes tipos de suelos:
1.º Suelos zonales: su desarrollo está de acuerdo con las condiciones
climáticas de la zona.
2.º Suelos azonales: por ser muy jóvenes o por ser su
evolución muy lenta
todavía no están de acuerdo con las condiciones actuales.
3.º Suelos intrazonales: no están de acuerdo con el clima
actual debido a
condiciones locales especiales que pueden ser de tipo
físico (encharcamiento)
o de tipo químico (salinización del perfil).
4.4. El tiempo como factor de formación
4.4.1. Tiempo cero. Términos de Davis
Se considera como tiempo cero la roca o el material de
partida de ese
suelo. Se han aplicado a los suelos los términos
geomórficos de Davis (1899)
es decir juventud, madurez y selinidad.
Según esto los suelos azonales, se pueden considerar
jóvenes, los suelos
intrazonales, corresponden a los inmaduros; los suelos
zonales corresponden
a los maduros en equilibrio con el ambiente y por último
los suelos seniles son
acumulaciones edáficas de materiales inertes como
sesquióxidos y minerales
pesados.
Un suelo en su evolución puede pasar por estas cuatro
etapas, puede
quedar indefinidamente en uno de estos estados y hasta
incluso puede
desaparecer totalmente víctima de la erosión.
Debido a la intensa influencia antrópica, climática, y
topográfica nuestros
suelos son en general muy poco evolucionados y
constantemente rejuvenecidos.
4.4.2. Datación de suelos
Resulta bastante difícil calcular con exactitud el efecto
del tiempo como
factor de formación. De todas formas se considera al suelo
como un recurso
u-renovable a escala humana pues su formación es de una
gran lentitud.
Vamos a ver a continuación varios ejemplos de métodos.
1.º Por análisis polínico (Tortas, 1980). El polen queda
enterrado en el
suelo. La evolución de la vegetación está ligada
íntimamente con las
variaciones climáticas y éstas con los suelos. Estas fases
actualmente están
muy bien conocidas durante el cuaternario.
2.º Mediante el estudio del C14
radioactivo, que permite
datar la materia
orgánica. Es el método de mayor exactitud y con menor
error. (González
Gómez, 1983). De todas formas lo importante no es tanto
conocer con
exactitud la edad de un suelo sino enclavarlo en una era y
saber los cambios
que ha sufrido.
3.º Anillos de los árboles. Se puede fechar la edad de un
suelo por conteo
de los anillos de los troncos de los árboles. Así se han
fechado algunos suelos
(Dickson y Crocker, 1954). Este método no es aplicable a
nuestros suelos
pues prácticamente no tenemos vegetación autóctona
relicta.
4.º Por restos arqueológicos. Estos restos quedan
enterrados por depósitos
más recientes que los recubren. Este método también es
difícil de aplicar a
nuestros suelos porque los restos no son muy abundantes.
5.º Según la velocidad de un proceso de alteración
característico de un
tipo de suelo (Aubert y Leneuf, 1960). Es un método muy
complejo y hasta
ahora muy poco estudiado.
6.º Por su posición estratigráfica respecto a otro suelo o
depósito
geológico de edad conocida. Así hay evidencias
espectaculares; cuando
aparece una línea de piedras (teoría de la boirresistaxia)
se relaciona con
ciclos erosivos. Esta línea de piedras se formó por
erosión y a continuación
cesó la erosión. López Echezarreta y Barrios (1983) han
encontrado líneas de
piedras en suelos aluviales.
En general, se puede decir que para la formación de un
suelo maduro se
necesitan varios miles de años. Así Aubert (1960)
encuentra que para la
formación de un suelo tropical en Africa de 1 metro de
espesor se necesitan
75.000 años, es decir 750 años/cm. Otros suelos pueden
formarse a
velocidades muy altas. Así Mohr y Van Baren (1954)
estudian un suelo
azonal, un entisol, sobre cenizas volcánicas de 35 cm. de
profundidad y que
necesitó 45 años para formarse, es decir 1,3 años/cm.
4.5. Influencia de los factores biológicos
Son los vegetales, animales, microorganismos y el hombre.
4.5.1. Los vegetales
La vegetación actúa de cuatro modos diferentes sobre la
evolución del
suelo.
a) Favorece un microclima: el bosque protege al humus por
el ambiente
sombreado y húmedo. Cuando el bosque se destruye, el humus
se descompone
rápidamente por efecto de la insolación, y por tanto se
pierde la materia
que aporta cualidades para la estructura, con lo que ésta
se destruye, y al
romperse la estructura se provoca una dispersión de los
coloides, produciéndose
un arrastre con lo que se destruyen los horizontes, en
especial los
superiores, produciéndose la destrucción del suelo.
b) Por el enraizamiento: además de proteger el suelo
contra la erosión
favorece la permeabilidad del suelo y su aireación,
provocando el lavado de
los elementos coloidales y además la subida de los
cationes extraídos por las
raíces y su concentración en la superficie. Así la
alteración es mayor en un
bosque que en una pradera, si los demás factores son
iguales.
c) Por el humus producido: la vegetación forma humus que
además de
mejorar la estructura del suelo favorece a la microflora y
a la microfauna que
obtienen alimento para descomponer.
d) Efecto protector contra la erosión: gracias a que las
raíces retienen el
suelo.
4.5.2. Los Microorganismos
Son transformadores de las sustancias químicas que hay en
el suelo,
interviniendo así en los ciclos de los elementos químicos
(N, C, S, P, Fe,
etc.). Aquí no vamos a ver nada de estos ciclos.
La microbiología del suelo es un campo poco conocido. Se
desconoce el
papel de alguno de estos microorganismos. Se ha observado
que los hongos
microscópicos además de transformar la materia orgánica,
realizan una
función de agregación del suelo con sus hifas, provocando
microagregados.
Hay también bacterias, líquenes microscópicos, etc.
4.5.3. Animales
Según su tamaño podemos hacer dos grupos.
a) Mamíferos: se puede decir que ejercen una influencia
pequeña, y en
algunos casos pueden ocasionar fenómenos erosivos al
pastar en suelos de
textura arcillosa, cuando están muy húmedos, produciendo
la pérdida de la
estructura del suelo.
Ciertos micromamíferos son muy importantes. Dentro de
estos están los
minadores que viven dentro del suelo. Mueven toneladas de
suelo a lo largo
del año. Como construyen sus galerías entre el horizonte
orgánico y el
mineral, realizan una mezcla de materia orgánica y
mineral, teniendo un
papel muy importante en la formación de la estructura del
suelo y de sus
horizontes.
b) Mesofauna: a este grupo pertenecen en general los
animales visibles a
simple vista. Viven entre los 0 y 30 cm. de profundidad y
tienen una gran
dependencia de la temperatura y humedad del suelo;
realizan también una
labor de mezcla. El más importante es la lombriz de
tierra.
La importancia de las lombrices de tierra fue primero
hecha resaltar por
Darwin en su libro The Formation of Vegetable Mould
through the Action of
Worms, uno de los clásicos de la ciencia del suelo. Sin
embargo a pesar de
este precoz comienzo se han realizado muy pocos trabajos
sobre su ecología.
Son los principales agentes de la mezcla de los residuos
superficiales
muertos con la masa del suelo, haciéndolos además más
accesibles al ataque descomponedor de los microorganismos.
Mejoran la aireación del suelo al construir sus galerías y
a la vez la
permeabilidad, mejorando la infiltración sobre la
escorrentía superficial.
Darwin fue el primero en llamar la atención sobre la gran
cantidad de
suelo que las lombrices pueden mover en un año. Estimó que
las lombrices de
tierra en algunos pastos próximos a su casa podían formar
una nueva capa de
suelo de 18 cm. de espesor en treinta años, o que podían
llevar a la superficie
cerca de 50 Tm. de suelo por hectárea, cantidad suficiente
para formar una
capa de 0,5 cm. de profundidad cada año. Esta cifra
representa con bastante
fidelidad la cantidad de tierra que pueden llevar
anualmente a la superficie las
especies extractoras.
Ya se están realizando experiencias en España para la cría
de la lombriz y
la obtención de un abono, que es una mucosa producida por
ellas. Se habla de
que un kilo equivale a 50 de estiércol (Miguel Martí,
1983).
4.5.4. El Hombre
Es el ser vivo que más influye. Es capaz de mejorar las
propiedades de los
suelos. Son de todos conocidas las experiencias israelís
en los kibutz, las de
los holandeses con los polders, etc.
De todas formas predominan los aspectos negativos, dejando
al suelo sin
defensa contra la erosión, contaminándolo con herbicidas,
etc.
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