ORDENACION DEL TERRITORIO
MIKEL FABO
Yo no sé, si el término de «Ordenación del Territorio», que el título que
se ha puesto a esta charla, os será desconocido o quizá os resulte
extraña su introducción a un curso de Geografía.
El contenido de lo que voy a tratar de explicar es,
precisamente, la
delimitación de lo expresado por los términos «Ordenación
del Territorio»;
del propio contenido espero que se deducirá lo que la
Geografía aporta, al
menos desde el punto de vista teórico, a este campo de la
planificación. De
todos modos voy a tratar de reflejar aquellos aspectos de
la ordenación
territorial que, en principio, están más cercanos a la
actividad de la Geografía:
medio físico, infraestructuras y estructura urbana.
Es decir, voy a hablar más de ordenación que de Geografía,
en primer
lugar porque pienso que ya que no se conoce el sentido de
la Ordenación del
Territorio como una «filosofía de la planificación
territorial» puede tener un
interés especial su divulgación; y en segundo lugar, y
sobre todo, porque no
soy geógrafo y probablemente me dejaría demasiados temas.
Sáenz de Buruaga, autor que probablemente os sonará, en su
tesis
doctoral, titulada «Ordenación del Territorio, el caso del
País Vasco y su zona
de influencia», de la que él mismo dice ser la primera
obra sobre Ordenación
del Territorio en castellano, dice, así mismo,
refiriéndose a los términos de
Ordenación del Territorio: « ...surgirán quienes recojan
la expresión, se
encandilen con ella formalmente, la jaleen a diestro y
siniestro y, a fuerza de
ofrecerla como solución vagamente tecnocrática y moderna,
la pulvericen
para siempre» (1). Desde luego, la observación de Sáez de Buruaga ha sido
premonitoria como lo demuestran la situación de confusión
conceptual de el
término Ordenación del Territorio y el resultado de lo que
el poder Público ha
venido denominando ordenación territorial (véase Ley del
Suelo).
En ciencias sociales es importante diferenciar teoría y práctica, sobre
todo cuando como en este caso, en la práctica las decisiones y las
actuaciones vienen siendo tan desastrosas que cualquier teoría que las
sustentase quedaría lógicamente desacreditada en gran parte. Y, en cierta
medida, esta es una de las causas de la crisis en que se encuentra la
Ordenación del Territorio, pero la causa real no está en errores de
planteamiento o de enfoque teórico, en mi opinión, sino en que la
Administración Pública -encargada en este caso de asumida la teoría
llevarla a la práctica- no ha sabido o no ha querido tomar la iniciativa.
Esto, entre otras, tiene una explicación histórica, y es
que por muy
permisiva o desarrollista que fuera a ser la normativa que
se desprende de los
«planes territoriales» —que son parte del output de la
actividad de Ordenación
del Territorio—, hubiese como consecuencia de la filosofía
que subyace
en la ordenación territorial limitado el proceso de
crecimiento «ultrarrápido»
que hemos vivido.
Como idea básica quiero dejar claro que la Ordenación del
Territorio
llevada a la práctica racionaliza la dinámica del
crecimiento económico y
responde a intereses globales de la comunidad, y por ello
y por ejemplo
intenta anular las oportunidades especulativas sobre el
espacio, trata de evitar
la apropiación individual de recursos públicos corrigiendo
los efectos de las
economías y deseconomías externas, y tiende a reducir los
desequilibrios
sociales que se manifiesten en el uso del territorio como
factor de desigualdad.
Como resumen y ejemplo de lo que he querido explicar os
presento un
cuadro tomado de la obra de John Friedmann «Territorio y
Función», donde
quedan claramente expresadas las relaciones entre las
diversas dimensiones
de la planificación. Los cuatro niveles que se distinguen
aparecen encerrados
en un doble entorno:
El ideológico,
entendido ampliamente como los
esquemas previos que se
tienen cuando uno se acerca a cualquier tema.
El histórico,
que representa la estructura
organizativa, también en sentido
amplio, de la sociedad y sobre la que en principio no es
posible actuar.
Las Técnicas —teoría procedimental— y los análisis de la
realidad
-teoría sustantiva-, determinan la doctrina de la
planificación que se
constituyen en la base de lo que será el desarrollo de la
práctica de la
planificación. Estas formulaciones, por desgracia, no son
válidas para nuestro
País en la medida que aunque sí existe una teoría
sustantiva desarrollada, la
teoría procedimental no tiene contenido, y por otro lado
doctrina y práctica,
desde luego se conocen pero no se relacionan.
Ideología: esquemas previos que inciden en la formación
tanto de la teoría
como de la práctica.
Teoría de la planificación procedimental = método
específico de procedimiento:
aportaciones de las ciencias técnicas y sociales en torno
a los sistemas
de organización e información, estadística,
administración, desarrollo de
proyectos y gestión, etc.
Fig. 1: Interrelaciones entre las principales aportaciones a la
planificación regional. Fuente: John
Friedman, Territorio y Función. IEAL. [No
disponible].
Teoría sustantiva en la planificación: aportaciones de las
ciencias sociales,
geografía, sociología..., en la definición de objetivos y
sobre todo en el
análisis e interpretación de la realidad.
Doctrina de planificación regional = concepto o modelo de
desarrollo.
Práctica de la planificación regional: conjunta una teoría
de planificación
procedimental y la doctrina de la planificación regional,
supone una iniciativa
por parte del Estado.
El enfoque doctrinal de la Ordenación del Territorio
El enfoque o doctrina más generalizado en Ordenación del Territorio es el
denominado enfoque de sistemas. En Ordenación del Territorio se actúa
sobre el hábitat considerándolo como un sistema, que como tal, forma
parte de un sistema más amplio y que está, a su vez, formado por un
conjunto de subsistemas. Estos sistemas no son conceptos rígidos sino que
su definición será arbitraria en base a los objetivos del estudio de que
se trate.
Por «sistema» se entiende un todo conjunto en el que se
distinguen a su
vez un conjunto de elementos que tienen una serie de
atributos relacionados
todos ellos entre sí. El estudio de las relaciones es,
precisamente, la
característica fundamental del enfoque sistemático en
planificación. Por
ejemplo, el hábitat definido por la naturaleza, las
construcciones humanas, el
hombre y sus actividades se categoriza como un sistema
ecológico o un
ecosistema.
Los rasgos o criterios básicos de la noción de sistemas
son:
— La visión global o total inherente al mismo,
— la interrrelación dialéctica existente entre los distintos elementos
atributos y relaciones definidas
— la historicidad del sistema, es decir, el sistema en un momento dado va
a venir explicado por la dinámica histórica seguida por el sistema.
La planificación territorial tiene por objeto regular o
controlar la actividad
de los individuos y grupos, de modo que los efectos
negativos que puedan
surgir se reduzcan al mínimo, y, en consecuencia,
estimular mejor el
rendimiento del medio físico. Sin embargo, la
planificación quedará coja sino
se introducen dentro del propio Plan los mecanismos que
determinen su
ejecución, la acción e iniciativa del Poder Público y sino
se hace del Plan algo
permanente pero dinámico.
En relación a la época anterior a 1975 el entorno general de la
planificación territorial ha cambiado radicalmente en su dimensión de
doctrina, los principales síntomas son:
— Aparece el concepto de calidad de vida como medida global del bienestar
frente a los índices típicos de niveles de renta y producción.
— Surgen atisbos de participación ciudadana en la toma de
decisiones, al
mismo tiempo que el decisor —político— participa y llega a
entender
el proceso de planificación.
— Se abandonan los grandes planes: desarrollo, regadíos,
autopistas.
— Se matizan, es decir, se cuestionan los resultados del
cálculo económico.
La forma en que debe ser llevada adelante la planificación territorial ha
tenido cambios radicales, también a nivel de doctrina:
— Se pasa de un enfoque sectorial a otro integral dentro de la filosofía
básica de Ordenación del Territorio.
— Se reduce la dimensión temporal de los Planes.
— En alguna medida la centralización pierde fuerza y al
enfoque
tecnocrático le suceden criterios de participación y
concertación.
— Los
análisis coste-beneficio y científico-técnicos quedan como un
factor más frente al análisis de tipo multicriterio y el
enfoque
sociológico.
Sin embargo y a pesar de esta euforia y optimismo, y por
contra, el
desarrollo de este nuevo contenido de la planificación se
estanca como
consecuencia, en parte de la crisis económica, en parte
por la crisis de la
Administración Pública, pero sobre todo por la falta de
iniciativa del Poder
Público que renuncia y margina la planificación
territorial. Quizá, a su vez,
como consecuencia del escepticismo de la etapa anterior
-léase Planes de
Desarrollo- y también por la existencia de problemas
puntuales graves de
carácter socio-económico y político.
No obstante, el marco de la crisis, en cuanto supone un
parón del
crecimiento económico, encierra elementos positivos para
que la evolución
de la planificación territorial y sus cambios se asiente.
Fases en el desarrollo de Planes
con un enfoque de sistemas
Las fases de carácter general que se diferencian en los
procesos de
planificación son las siguientes:
1.
Análisis del
entorno: Análisis que se realiza sobre la base de las
demandas individuales y colectivas identificando y
definiendo problemas.
Esta fase incluye la decisión de iniciar la planificación.
2.
Formulación de objetivos:
Evidentemente, esta fase es
consecuencia
de la anterior, es decir, es el resultado de la definición
de los problemas.
Supone la descripción del sistema y sobre él la concreción
de los objetivos.
La formulación de objetivos como también las otras fases
no se realizan en
una sola pasada, sino que es necesario volver sobre élla a
medida que se
avanza en el proceso.
3.
Generación de alternativas:
Se trata de plantear las posibles
vías de
actuación. Esta fase requiere la proyección del sistema
predefinido en la etapa
anterior.
4.
Evaluación de alternativas:
Esta fase concluye con la elección
de la
alternativa a seguir, es una fase en parte síntesis de las
anteriores, y
plenamente relacionada con la fase siguiente de ejecución.
Desde el punto de
vista metodológico ésta es la fase de mayor complejidad y
donde es en mayor
grado necesaria la introducción de la participación de
decisores y población
afectada.
5.
Ejecución del Plan:
El nivel de desarrollo de esta fase está en función
de la categoría del Plan y del papel que el Poder Público
asuma en la gestión.
Pero en cualquier caso lo que no se puede obviar en esta
fase es el establecer
distintos niveles de control en determinadas fases de
desarrollo del Plan.
6. Por último algunos autores añaden una fase más, la
revisión del Plan
en su propia dinámica. En mi opinión puede considerársele
como una etapa
más si la dimensión temporal del Plan es larga. Pero, en
cualquier caso es una
acción complementaria de los mecanismos de auto-revisión
contenidos en la
alternativa elegida.
De alguna manera, todas estas fases deben estar incluidas
en un proceso
de planificación. Sin embargo, no creo que el esquema haya
de plantearse de
manera rígida, muy por el contrario, tras cada fase debe
funcionar el
mecanismo —feed-back— de revisión de las fases anteriores.
MEDIO FISICO
Los efectos de las actividades humanas en el entorno
físico son cada vez
más transcendentes. Por esto y en la medida que la
planificación territorial
incide en el carácter sistémico del hábitat, el estudio
del medio físico pasa a
convertirse en imprescindible. Tanto a nivel sectorial o
de inventario, si el
objetivo es el plantear una política territorial regional,
como a nivel de
procesos de planificación en proyectos concretos y áreas
más reducidas.
En realidad, la idea del medio físico o medio ambiente, no
es más que la
idea de la superposición de los recursos naturales —en la
medida que son
aprovechables para el bienestar humano— y sus
interrelaciones mutuas. En
función de la naturaleza, que no de la importancia, a los
recursos del medio
ambiente puede aplicárseles cuatro tipos de valores (D.
Gómez Orea):
— Valor naturalístico: variable relacionada con el grado
de conservación
del territorio, y con la especifidad o no de su
ecosistema.
— Valores relacionados con ciertas características que lo
hacen valioso
para la localización de actividades humanas, por ejemplo:
el microclima,
la vulnerabilidad a la contaminación, la erosionabilidad,
los
recursos acuíferos, etc.
— Valores perceptuales, que agrupa conceptos ligados a
elementos
culturales y de paisaje.
— Valores relacionados con la productividad, especialmente
agraria,
pero también ecológica en cuanto energía fijada por unidad
de
superficie y tiempo.
Los estudios del medio físico pueden plantearse respondiendo a criterios
de recuperación de los valores del medio, o a criterios de reducción de
los impactos negativos, evidentemente, antes de que sucedan:
— En el primer caso, que es el que suele presentarse, las conclusiones
tienden a plantear la necesidad de fuertes inversiones con tecnología
sofisticada de alto coste económico, legislación totalmente restrictiva y
que puede afectar a la equidad en la distribución de las cargas.
— En el segundo caso, se puede hablar propiamente de planificación
territorial. Y es aquí donde se plantea la integración del estudio en un
proceso global de planificación, ya que de no ser así
aumentan las
probabilidades de hacer estudios utópicos y que se pierdan
gran parte
de los objetivos.
Normalmente, los estudios del medio físico se basan en un
enfoque de
oferta, es decir, se estudian las cantidades y calidades
del suelo y ambiente
existentes, ofrecen digamos un stock del medio físico.
Esto, sin embargo, no
debe ser sino una parte de la aportación de los estudios
del medio físico; es
necesario plantear paralelamente la dimensión de la
demanda. Ambos
trabajos confluirán y determinarán las conclusiones del
estudio del medio
físico. Se produce entonces una readaptación de los
objetivos medioambientales
para que los mismos estén en consonancia con la realidad
existente. Al
mismo tiempo el Plan de ordenación territorial global se
encontrará con un
panel de objetivos sobre el medio físico, por un lado
admisibles, por otro lado
condicionantes de otros objetivos de crecimiento y por
otro negociables
dentro del proceso global de planificación.
Clasificación de la información relativa al medio físico
Esta clasificación que voy a repasar brevemente, corresponde a la obra El
Medio Físico y la Planificación de D. Gómez Orea.
1. Variables relativas al medio inerte:
— Datos climáticos
— Datos clasificatorios del terreno: forma del terreno, geomorfología,
condiciones naturales,...
2. Variables relativas al medio biológico: vegetación y
fauna.
3. Variables relativas al medio perceptual: son muy
difíciles de inventariar
en cuanto que su valoración es totalmente subjetiva, no
obstante se
distinguen dos parámetros:
— Paisaje intrínseco: que se define como la percepción de
una unidad
de paisaje que tiene un observador situado en cualquier
punto desde
el que esa unidad es accesible a la percepción polisensorial.
— Potencial de visualización: que es la valoración de la
posibilidad de
apreciación del paisaje circundante.
4. En un cuarto nivel se agrupan un conjunto heterogéneo
de variables
como rentabilidad agraria, vías de comunicación, minería,
ocio, etc.
Toda esta clasificación tiene por objeto el obtener un
inventario ordenado
de los recursos del medio ambiente. Los datos de este
inventario habrán de
expresarse orientados a la integración en el proceso de
planificación global
que se persigue, por ello el tipo de datos habrá de reunir
las siguientes
condiciones: relevancia para los objetivos perseguidos,
operativos para el
proceso de planificación, suficientes, necesarios y
fiables.
El siguiente paso tras el inventario de los recursos, es
su valoración,
valoración en un doble sentido. Se trata, primero, de
determinar el valor de
cada recurso, y en segundo lugar, determinar el valor
ambiental global, es
decir, el valor resultante de la integración de los
recursos que coexisten en un
punto.
Los sistemas más generales de presentar los valores del
medio se
concretan a través de escalas homogéneas y ampliamente
aceptadas. Y
también, a través de coeficientes de poderación estimados
a partir de
encuestas entre expertos o decisores o, así mismo, por
medio de formulaciones
matemáticas de regresión. Un paso más en la concreción del
valor que
puede adjudicárseles a las unidades territoriales de
referencia que se estudien,
se realiza a través de las nociones de impacto y actitud.
Conceptos de impacto y actitud
Cuando estemos ante la elaboración de Planes territoriales
de niveles
municipales o comarcales y en la medida que estos Planes
constituyan
normativa, se exige un mayor nivel de concreción en los
resultados del
estudio del medio físico. En esta dirección dos son los
conceptos más
importantes que se utilizan: la aptitud del territorio y
el tamaño del impacto
que produce sobre el territorio un determinado cambio. Los
objetivos
territoriales se concretarán entonces, en la maximización
de la aptitud del
territorio y la minimización de los impactos.
Relación Uso-Territorio
En un cuadro adjunto se trata de explicar cuál es el
mecanismo con que se
aplican estos dos conceptos. En la medida en que lleguemos
a obtener el
impacto y actitud de un determinado territorio descubrimos
cuál es la
potencialidad del mismo para una serie de usos, pero en
base a la vocación
propia de ese territorio en cuanto que tiene un conjunto
de características diferenciadoras. La medida del impacto y la aptitud vendrá
dada por la
variación en el valor global de ese teritorio como
consecuencia de la
implantación de una actividad concreta.
De estar haciendo un estudio real tendríamos ya un número elevado de
datos que manipular y, en consecuencia, el paso a dar sería el de generar
alternativas. Lo que en definitiva consiste en el establecimiento de un
modelo territorial que permita representar la distribución óptima de los
recursos en el territorio, de manera que se aproveche al máximo la
aptitud o potencialidad natural de los recursos y al mismo tiempo se
reduzcan al mínimo los efectos negativos. Llegados a este punto la
interrelación del estudio del medio físico con el resto de los estudios
sectoriales ha tenido ya que producirse, y, en resumen, la información
que poseeríamos en este momento sería:
— inventario del territorio
— datos del inventario expresados en índices directamente utilizables
— la capacidad o aptitud agregada de cada punto del territorio
— el impacto agregado que cada uso produciría sobre cada punto del
territorio en el caso de que se estableciera en él.
Finalmente, la conclusión del análisis del medio físico
consiste en
encontrar la solución que haga máxima la aptitud global y
mínimo el impacto
global de manera conjunta. Para ello la información se
somete a las técnicas
de análisis que se elijan ofreciéndose como resultado un
conjunto de mapas
que configurarán un modelo territorial. Es decir, los usos
y actividades que
tolera cada parte del territorio, de forma que poseamos un
marco de referencia
concreto previo para la localización de actividades ante
la elaboración de
cualquier proyecto.
fuente: D. Gómez Orea
LAS INFRAESTRUCTURAS
Las infraestructuras son la base sobre la que descansa una
determinada
estructura o actividad. Las infraestructuras pueden ser
naturales, es decir,
existentes por la propia configuración del medio físico, e
infraestructuras
artificiales en cuanto son consecuencia de la interacción
del hombre. Dentro
de las infraestructuras artificiales se distinguen las
infraestructuras internas, o
específicas de una actividad concreta, y las
infraestructuras sociales, y dentro
de éstas, entre infraestructuras técnicas que son las
obras o edificios
propiamente dichos y los equipamientos que existen en
cuanto a las anteriores
se incorporan relaciones personales.
Aunque, evidentemente, los equipamientos son aspectos
básicos como
instrumentos de ordenación territorial, su análisis forma
parte de lo que son
las dimensiones socio-económicas e institucionales. Así
que en estas líneas y
en general en Ordenación del Territorio cuando se habla de
infraestructuras
nos referimos a infraestructuras artificiales de carácter
técnico que al actuar
sobre la base física, que no es sino la infraestructura
natural, permite la
adecuación del territorio a las necesidades sociales
imperantes. Sin lugar a
dudas, las infraestructuras son uno de los instrumentos
más específicos de que
dispone el planificador para ordenar el territorio.
En el tema de las infraestructuras existe una especie de
mito del que ya se
ha probado su falsedad, y es de la creencia de que la
infraestructura de por sí
es condición suficiente para el crecimiento económico, o
desarrollo si se
prefiere de cualquier territorio. En las políticas de
desarrollo de la década de
los sesenta en España, Italia y más recientemente en
Suramérica, que es el
ejemplo típico, se ha caído en este error.
Hay dos cuestiones especialmente significativas para entender el papel de
las infraestructuras en el territorio:
1. La pervivencia en el tiempo de la infraestructura y de sus efectos. Es
decir, las consecuencias de carreteras, autopistas, puertos, etc...,
afectan al territorio durante largos períodos de tiempo -en muchos casos
cientos de años-. Además, una vez estructurado el territorio cualquier
renovación o ampliación obliga a mantener esa misma estructura en lo que
ya son consecuencias históricas.
2. En segundo lugar está lo que se denomina «impactos
marginales
decrecientes» de la creación de una nueva infraestructura.
Es decir, a medida
que llenamos el territorio de infraestructuras técnicas,
las posibilidades de
actuación sobre el mismo van decreciendo de forma que la
realización de
nuevas obras tiene unos efectos marginales sobre el
sistema cada vez
menores. Lo que no quiere decir que suceda lo mismo con
los impactos
ambientales, sino que probablemente vayan en dirección
contraria, pongamos
por caso las autopistas o las centrales nucleares.
Volviendo, para completar el tema, sobre las clasificaciones de las
infraestructuras, en base a su función se distinguen tres tipos de
infraestructuras artificiales:
— Infraestructuras de asentamiento: urbanización, redes de
distribución.
— Infraestructura de producción: regadíos, polígonos
industriales, etc.
— Infraestructuras de conexión: puertos, aeropuerto,
carreteras, etc.
Evidentemente y desde el punto de vista del desarrollo, la
característica de
estos tres grupos es su mutua interdependencia y la
necesidad de que se
establezca un equilibrio entre las dimensiones de cada uno
de ellos.
En un sentido similar a esta clasificación algunos autores hablan de:
— Infraestructuras de impulsión: que están dirigidas a promover un
determinado tipo de desarrollo en su área de influencia, es decir, se les
considera de alguna manera motores del desarrollo.
— Infraestructuras de acompañamiento: que son consecuencia
del intento
de satisfacer una demanda preexistente.
En cualquier caso, esta última clasificación más que
definir lo que hace es
caracterizar la infraestructura en mayor o menor medida,
ya que en definitiva
todas las infraestructuras tienen las características de
impulsión y acompañamiento.
Efectos de las infraestructuras
Las infraestructuras actúan y modifican las condiciones
naturales del
territorio dando lugar a una configuración territorial que
tiene como objeto
posibilitar y potenciar el desarrollo socio-económico del
área de influencia.
Sin embargo, estas actuaciones tienen más efectos que no
van en la misma
dirección, por el contrario, crean graves contradicciones
y problemas al
objetivo global de desarrollo de una determinada área.
En primer lugar, será preciso concretar las áreas de
influencia de los
distintos tipos de efectos que tiene una infraestructura.
Es del todo posible
que una infraestructura produzca un balance positivo en
sus impactos a nivel
de Estado, y, sin embargo, produzca impactos negativos a
nivel local o
regional. Esto obliga a que el análisis de la realización
infraestructuraterritorio
incorpore de una forma clara y precisa la dimensión
espacial como
variable determinante del territorio.
En segundo lugar, los efectos de las infraestructuras se encuentran
netamente diferenciados a los largo del tiempo. Las etapas que suelen
señalarse como significativas son:
— Decisión y proyecto: momento en que los efectos son producidos por las
expectativas a nivel económico.
— Construcción: se producen además efectos relacionados
con la producción
de elementos y por las expectativas tanto individuales
—especulación,
empleo— como sociales —crecimiento económico— que se
generan nuevamente.
— Etapa de
funcionamiento: destaca el hecho de que es posible el
consumo de un servicio del cuál la infraestructura es
base.
— Por último, en la fase de obsolescencia se superponen
los efectos de la
fase de funcionamiento, los de reparaciones y deterioro
del servicio.
Por último, y aparte de las dimensiones espacial y temporal suelen
presentarse otros enfoques para analizar los impactos, a los que solo
haré referencia:
— Impactos sobre el sistema territorial: en sus componentes físicas y
económicas.
— Impactos sobre los agentes sociales: en cuanto a la
división social del
espacio y a los efectos sobre los grupos económicos.
— Efectos directos: por ejemplo el caso de una autopista
el aumento de
accesibilidad.
— Efectos indirectos: en el mismo ejemplo anterior, la
autopista provocará
la disminución de los viajeros de ferrocarril.
Como nota final a este tema quiero recalcar parte de lo ya
dicho, que las
infraestructuras siendo actuaciones necesarias para el
mantenimiento e inicio
del desarrollo, no puede considerárseles como actuaciones
suficientes para
generar un proceso de desarrollo. Razón de más para que
cualquier actuación
en infraestructuras esté integrada en un Plan territorial
global dentro de cada
nivel administrativo que sea agente del planeamiento.
Como señala A. Serrano, el esquema tradicional de decisión
en la
planificación de infraestructuras viene dado por la
optimización de la
diferencia entre los beneficios directos obtenidos con la
infraestructura y sus
costes de construcción. Esta óptica lleva a que las
inversiones en infraestructuras
hubieran de seguir linealmente la demanda existente,
perpetuándose las
economías y deseconomías sociales que fundamentaban esa
demanda. La
Ordenación del Territorio y el enfoque de sistemas han
trastocado esta visión,
y se intenta incluir en el análisis consideraciones sobre
los efectos indirectos,
aplicando técnicas de evaluación de tipo multivariable,
que permitan sopesar
el efecto de la infraestructura sobre el sistema global en
función de los
sistemas de objetivos y de las valoraciones explícitas de
los distintos efectos
esperados de la infraestructura.
LA ESTRUCTURA TERRITORIAL
Hasta el momento hemos visto dos de los aspectos básicos
que definen el
territorio, el medio físico y, a grandes rasgos, el tema
de las infraestructuras.
Y lo que he contado en ambos casos lo ha sido desde un punto de vista
sectorial. En lugar de continuar con lo que serían las dimensiones
social, económica e institucional, me parece más‘ oportuno dejar estos
temas al margen e introducirnos en el análisis de la estructura
territorial, pretendiendo,
en definitiva, acercamos a esa visión global del
territorio que señalaba al
comienzo.
La realización de un análisis territorial presupone la
identificación y
delimitación del sistema territorial así como de los
subsistemas que lo
componen. Como subsistemas componentes de la estructura
territorial se
distinguen cuatro subsistemas básicos: medio físico,
asentamientos, productivo
y conexión. Sin embargo, habrán de ser los objetivos lo
que en la práctica
se definan estos u otros subsistemas.
En mi opinión esta tarea de integración que supone el
estudio de la
estructura territorial de un área determinada es la fase
más compleja y difícil
en Ordenación del Territorio.
Utilizando el análisis de sistemas, me parece interesante
para explicar qué
es esto de la estructura territorial seguir de manera
teórica el proceso de un
supuesto caso de estudio de la estructura territorial.
Las fases y el contenido de las mismas podría ser de la
forma siguiente:
1. La primera fase tiene por objeto precisar cuáles son
los objetivos del
análisis.
a) En primer lugar se busca conocer la estructura espacial
de los
asentamientos y sus interrelaciones señalando la jerarquía
y las
ligazones entre los distintos elementos del sistema
territorial. Esta es
una tarea tradicional del campo de la Geografía.
b) En segundo lugar se sitúa el establecer las
potencialidades y deficiencias
remarcables en la estructura espacial, así como sus
implicaciones
económicas.
c) Por último y como objetivo básico se trata de fijar los
elementos
necesarios para definir las líneas básicas de la política
territorial como
son las actuaciones infraestructurales precisas y el papel
y funciones de
los distintos núcleos.
2. La segunda fase tiene por objeto la
definición del sistema.
La
explicación de los objetivos en la fase anterior hace que
dispongamos ya de
los elementos, los atributos y las relaciones más
importantes que han de
conformar elsistema. Por ejemplo y como ya está señalado
en el caso de un
hipotético estudio de la estructura territorial pueden
diferenciarse estos cuatro
sistemas, por orden de importancia: sistema de
asentamientos, de conexiones,
productivo y sistema natural o medio físico.
3. La tercera fase consiste en establecer el
estado y funcionamiento
de los
sistemas definidos, que lo han sido hasta el momento
conceptualmente. Se
trata de identificar las constantes, las variables y el
significado de las
relaciones de forma que todo el conjunto se ajuste a la
realidad. El output o
salida en esta fase es la modelizar el sistema a partir de
la información
recogida, lo que consiste en establecer un cuadro
simplificado e inteligible de
la realidad, que nos permita conocer tanto el estado como
la dinámica del
sistema.
La modernización que se plantea no es sino una
interpretación de los datos
de que se dispone; y como interpretación que es, es un
proceso cargado de
subjetivismo y que puede abordarse desde distintos
enfoques. De hecho, es
normal que se proponga más de un modelo para explicar la
misma realidad.
En este sentido es importante que queden claros cuáles han
sido los criterios
empleados en el proceso de abstracción y que en definitiva
nos dicen ante qué
tipo de modelo estamos. Esta explicitación es importante
para permitir
aproximaciones al tema de personas que no sean las que han
modelizado, y
por supuesto, con puntos de vista alternativos.
4. La última fase es la
planificación del
sistema. La idea de
planificación
en este momento se refiere tanto a la determinación del
estado futuro de
nuestro modelo como a la introducción de nuevas variables
y relaciones que
permitan la redefinición del sistema hacia otros «estados»
más deseados. Dos
son las características de esta fase:
— La primera, y ya comentada, es la característica
dialéctica de funcionamiento
del sistema, que obliga a lo que se llama feed-back o
ciclos
de retroalimentación dentro del esquema de planificación.
— La segunda característica es la de la evaluación
continuada a lo largo
del desarrollo de la planificación.
Veamos ahora qué es lo que supone la diferenciación y el
análisis de cada
uno de los subsistemas definidos en la segunda fase. Al
medio físico hemos
dedicado ya una parte de la charla, lo mismo que,
indirectamente al sistema
de conexión puesto que he resumido los aspectos más
importantes de la
planificación de infraestructuras, centraré entonces esta
última parte en los
otros dos subsistemas básicos, el sistema de asentamientos
y el sistema
productivo.
A nivel teórico, y por ejemplo, puede definirse el sistema de
asentamientos formado por los siguientes componentes:
— Elementos: ciudades, núcleos urbanos y otros asentamientos.
— Atributos: población, áreas de influencia.
— Relaciones: flujos de transporte e información,
relaciones de dependencia
social, económica y productiva.
Una vez definido el sistema, debe plantearse para cada uno
de sus
componentes un esquema metodológico de análisis en base a
las técnicas
específicas que se elijan.
Para el estudio de cada uno de estos componentes suelen
considerarse en
la mayor parte de las ocasiones algunos de estos temas:
1. En el caso de los elementos del sistema, suele
plantearse la distribución
espacial de las ciudades y la dinámica urbanizadora. Así
mismo suele
aplicarse los modelos horizontales de Berry, Losch o Von
Thuner.
2. En cuanto a los atributos del sistema y en relación a la población se
suele efectuar el análisis de rango-tamaño y en lo que se refiere a los
niveles de producción se hacen análisis funcionales y
estudio de los
niveles de especialización.
3. Por último, en lo que se refiere a las relaciones entre
los elementos y
entre éstos y sus atributos se distinguen cuatro capítulos
de estudio:
niveles de conexión, niveles de transporte, relaciones
comerciales y
dotaciones de equipamiento.
En otro sistema al que vamos a referimos continuando en
ese hipotético
estudio de la estructura territorial es el que hemos
llamado sistema productivo.
No se trata de realizar un análisis económico detallado
del territorio, sino
de tomar del estudio de su estructura económica aquellos
temas o conclusiones
que permitan integrar las características espaciales del
sistema productivo
con el objeto a su vez de tener una comprensión global del
territorio.
Básicamente se busca detectar las peculiaridades
productivas de los distintos
ámbitos territoriales y, en particular, los procesos de
localización de
actividades y especialización de núcleos que se han ido
produciendo a lo largo
del tiempo. Las técnicas básicas de planificación en este
tema viene siendo
los cocientes de localización, el Shift-Share, la Base
Económica y sobre todo
el análisis Input-Output. Pero el análisis tradicional y
empleado por geógrafos
en este tema es el análisis espacial de la especialización
funcional.
Según Horacio Capel para la tipificación de las funciones
de las ciudades
pueden seguirse dos tipos de métodos: métodos intuitivos y
cuantitativos.
Los métodos intuitivos son subjetivos y son consecuencia
de la falta de
estadísticas que permita la contrastación empírica de las
funciones.
Fruto de este método es la clásica distinción en los
textos de geografía en
tomo a, por ejemplo, las siguientes funciones urbanas:
política, defensa,
cultura, religiosa, minera, comunicaciones, comercio,
ocio, turismo y
portuaria.
En cuanto a los métodos cuantitativos, se basan en la
identificación entre
función y actividad. La cuantificación permite determinar
de una manera
objetiva qué actividades son las predominantes en el marco
urbano a que nos
refiramos. La primera cuestión que se plantea es el
elemento y nivel de
referencia a establecer para la adjudicación a una ciudad
de una función y de
su nivel de especialización. Es decir, se trata de
establecer umbrales de
producción, de empleo u otros parámetros a partir de los
cuales se adjudiquen
las funciones principales y en su caso los niveles de
especialización. El
criterio usado con más frecuencia en general, por que es
el único disponible
es el de la cifra media nacional de empleo por actividad.
No obstante, el análisis funcional viene perdiendo
actualidad en la medida
en que, como afirma Berry «los centros metropolitanos
tienden hacia
características multifuncionales y autogenerativas.
Únicamente en algunos
pequeños centros en los que los factores de localización
no metropolitana
prevalecen tiene algún sentido la especialización
funcional: centros mineros,
académicos, militares, etc.».
NOTAS
(1) Estudios Territoriales no 7, pág. 17. |