Servicios
y equipamientos:
Mini-zoo de San Andrés, junto a la ermita del mismo nombre. Abre
los sábados de 4 a 6 y los domingos y días de fiesta de 11 a 13 horas.
Durante el resto de la semana, grupos de escolares mañana y tarde. Teléfono:
943 80 14 10/943 80 12 35.
Elementos
notables
Segura ofrece un interesante
patrimonio cultural e histórico y un entorno natural digno de ser conocido, sin
olvidar que esta villa se constituye como ruta de acceso a unos enclaves de
elevado valor paisajístico y ecológico como son las Sierras de Aralar y
Aitzgorri.
Cartografía:
Hojas 88-IV y 113-2 del Mapa Topográfico Nacional a escala
1:25.000. Hojas 88-63 y 113-7 de la Cartografía a escala 1: 5.000 de la
Diputación Foral de Guipúzcoa.
Con una extensión de 9,2 Km2 y
perteneciente a la comarca del Goierri, el municipio de Segura se encuentra
localizado al sur del territorio Histórico de Guipúzcoa, limitando al N. con
Mutiloa, al E y al S. con Idiazabal, al S. y O. con Zegama y al O. con
Zerain.
El origen de Segura se remonta a tiempos muy
antiguos. Su primitivo emplazamiento estaba localizado hasta el año 1236 en
el lugar que ocupa en la actualidad la ermita de San Andrés. A consecuencia
de un incendio, el núcleo originario fue destruido. En 1256 con motivo de
proteger los caminos que se dirigían al otro lado de los Pirineos, el rey
Alfonso X el Sabio otorgó un fuero inspirado en el de Vitoria una población
que se estableció en el lugar que hoy ocupa el centro histórico de Segura.
Las murallas, el comercio y sus buenas comunicaciones caminos supusieron un
gran impulso para la población que durante siglos estuvo al pie del principal
camino que unía los puertos guipuzcoanos con la Llanada Alavesa y el Valle
del Ebro, siendo además y en un contexto más amplio una importante ruta de
conexión entre Castilla y Francia.
Si a su recinto murado le sumamos su
extraordinaria localización geográfica, defendida por el río Oria en uno de
sus frentes, y por un desfiladero natural al sur en la confluencia de las
sierras de Aralar y Aitzgorri, podemos afirmar, sin duda alguna, que Segura
hacía honor a su nombre, quedando configurada ya desde la Edad Media como una
población estratégica desde la que se controlaban los puentes sobre el río
Oria y todos los accesos del entorno.
Sin embargo, el periodo de prosperidad del que
esta villa disfrutó comenzó a declinar entre los siglos XV y XVII, como
consecuencia de diversos factores. Entre ellos que cabe destacar los
numerosos incendios acaecidos en la misma (1420, 1492, 1645), la epidemia de
peste que asoló la población en 1564 y los enfrentamientos con toda una serie
de poblaciones anexionadas a la villa durante el s. XIV. A estas causas se
suman los elevados costes de mantenimiento que implicaba el Camino Real por
San Adrián y los peligros a los que los viajeros estaban expuestos por el
mismo debido a las inclemencias del tiempo y, sobre todo, a que hacia 1760 se
promovió la construcción del Camino Real Madrid-Irún a través del Valle de
Léniz. Por todo ello Segura se adentra desde comienzos del s. XVIII en una etapa
decadente notablemente agudizada con la crisis de las ferrerías, la
construcción a mediados del siglo XIX del ferrocarril del Norte y de la
carretera por Etxegarate, hechos todos ellos que acabaron por relegar a
Segura a un segundo plano.
Nuestro recorrido por el municipio se inicia a la
altura del arrabal de Abajo, conocido también como de La Magdalena debido a
un hospital que existió en esta zona de la villa y que todavía se conserva
hoy en día convertido en caserío (Madalena Haundi), localizado frente al
cementerio de la localidad. Seguidamente, a una distancia de unos 350 m, y
poco antes de alcanzar el centro histórico de la villa, nos encontraremos con
un antiguo humilladero (Santa Cruz), junto al cual podremos admirar el
caserío Buenabista, como ejemplo típico de arquitectura rural.
A una distancia de menos de 100 m de este lugar
entraremos ya en el casco histórico de Segura, que se bifurca en dos calles
principales. Hacia la derecha, nos adentraremos en la calle Mayor, que
coincide con el trazado del antiguo Camino Real a su paso por la villa.
Aunque en esta calle han desaparecido los portales de acceso a la misma, se
conservan sin embargo los estrangulamientos que indican la antigua
localización de estos pasos abiertos en la muralla. Se trata además de la
calle principal de la villa de Segura, lo que sin duda alguna ha favorecido
la localización en la misma de los edificios más nobles. Hacia la izquierda,
se sitúa la calle Unzurrunzaga que se continua en línea recta con la calle
Lardizabal.
En la calle Mayor destacan la casa Ardizaharra,
localizada en el nº 12. En su fachada y debido al mal estado del revoco de la
pared se aprecian los entramados de madera, destacando de forma especial la
viga central, con un bonito trabajo de talla. A su izquierda se localiza otra
de las edificaciones más bellas de Segura. Se trata de la casa Txakarra,
palacio urbano de estilo barroco en el que además de los sillares
almohadillados, llama especialmente la atención su gran escudo, colocado en
el remate de la fachada principal. Merece también mención la casa Balanzegi,
localizada en el número 4 de la calle Mayor, antigua casa solar de los Yarza
en la que se conserva también el escudo con la fecha de 1543.
Poco antes de alcanzar la altura de la iglesia
parroquial podremos contemplar a mano derecha una de las antiguas puertas de
acceso al municipio. Se trata del portal de Zubihaundi, de donde partía en
tiempos el camino que se dirigía hacia las localidades vecinas de Zerain y
Mutiloa. A escasos metros del mismo y también a mano derecha, se sitúa la
iglesia parroquial de Nuestra Señora de La Asunción. Se trata de una iglesia
cuya amplitud, fiel reflejo de la importancia y preponderancia que alcanzó
otrora la villa de Segura. Consta de tres espaciosas naves, cuyas bóvedas de
crucería, complicadas con terceletes y nerviaciones ondulantes, están
sostenidas por seis columnas muy altas, ornamentadas con detalles de estilo
gótico. Su primitiva construcción data del s. XIV, aunque fue en el s. XVI
cuando se llevaron a cabo una serie de reformas, como la construcción de la
torre siguiendo las indicaciones de Don Juan de Bolívar. En su interior
conserva un retablo de estilo churrigueresco, del s. XVIII, adornado con 42
imágenes, obra de Luis de Carmona. La lámpara central corresponde a una araña
de cristal de Bohemia que fue enviada a esta iglesia por error, pues su
destino final era la Catedral de Sevilla.
Desde esta iglesia merece la pena acercarse al Convento de la Concepción. Para
ello basta llegar al final de la calle Mayor y superar la Casa de Cultura en
cuya cercanía se levanta. Conocido también como Convento de Santa Isabel, fue
fundado en el s. XVI (1519) y en su interior se conservan hermosos retablos
de los s. XIV y XVII, así como un Cristo gótico del s. XIV. Al lado de la
Casa de cultura se encuentra también la casa solar de Arrúe. Su traza
original ha sido modificada, pero aún conserva elementos arquitectónicos
interesantes entre los que destacan el escudo y, sobre el mismo, una galería
mudéjar que discurre de un lado al otro de la fachada, siendo una de las
pocas muestras de este estilo en Guipúzcoa. Otro edificio interesante es el
Palacio de Guevara, localizado en el número 32 de la calle Mayor y del que
destacan fundamentalmente su fachada principal de sillería, el arco de la
entrada, los tres escudos de la fachada principal, las ventanas trilobuladas
y las gárgolas del tejado. En la calle Lardizabal se levanta el Ayuntamiento
de la villa, antiguo palacio barroco del s. XVIII, y la Casa Jauregi, datada
del s. XVI y próxima a una de las antiguas puertas de acceso a la villa: el
portal de Jauregi.
La ermita de Santa Bárbara está situada en un
pequeño rellano en la ladera norte del monte Unamendi o Aitz-leor (Aizleor)
(730 m), en las proximidades del límite SE. del municipio. Llegaremos a ella
a través de un paisaje dominado por los pinos de repoblación (pino insigne) y
algún que otro alerce , además de pequeños bosquetes de vegetación autóctona
compuestas fundamentalmente por robles pedunculados (Quercus pyrenaica) que alternan con pequeños claros ocupados por
prados. La ermita, de gran sencillez, fue reformada en los s. XVII y XVIII y,
si bien se encuentra completamente aislada del núcleo urbano, su localización
está asociada a la existencia en tiempos pasados de caminos de cierta
importancia que conducían a las sierras de Aralar hacia el este y a la de
Aitzgorri hacia el oeste.
Si todavía nos quedan fuerzas será interesante acercarnos
hasta el dolmen de Zozoztarri (Estación megalítica de Alzania), localizado en
la divisoria de los términos municipales de Segura e Idiazabal. Para ello
tomaremos una pista que parte de las inmediaciones de la ermita de Santa
Bárbara y accede directamente y a través de la línea de cimas que constituye
el límite suroriental del municipio de Segura con Idiazabal hasta el citado
monumento megalítico, localizado en plena Sierra de Aitzgorri.
Para visitar el barrio de San Andrés tomaremos la
carretera que se dirige hacia Zegama. En él podremos visitar la ermita de San
Andrés. En su interior conserva varias imágenes, de las que destaca una talla
de Cristo del s. XVI y una cruz procesional de madera de estilo gótico. Anejo
a la ermita se localiza el caserío San Andrés, sede del denominado Mini-zoo
de San Andrés. Se trata en realidad de un centro asociado a la Excma.
Diputación Foral de Guipúzcoa, al que llegan animales heridos y que, ya recuperados, poseen algún defecto
que les impide retornar a su hábitat natural.
A escasos metros de este centro y continuando por
la carretera que se dirige hacia Zegama, podremos visitar el molino de
Arraola. Situado en la margen derecha del río Oria, es uno de los pocos que
en la actualidad sigue en funcionamiento.
El barrio de Santa Engracia, cuyo acceso se sitúa
a la salida del casco urbano de en la carretera GI-3571 de acceso a Mutiloa.
En este barrio y además de las hermosas panorámicas que desde el mismo
podremos contemplar, Merece visitarse la ermita de Santa Engracia en la que
destaca su espadaña y el acceso en arco apuntado.
Además de los elementos señalados destacan sus
procesiones de semana Santa, cuya imaginería constituye una muestras de arte
de interés. También se ha recuperado la denominada fiesta de San Nicolás, el
día 6 de diciembre, consistente en la postulación que realizan niños de la
localidad encabezados por un "obispillo", montado en su cabalgadura
(una pottoka).
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