Denominación: Parque Municipal de Ulía.
Dependencia: Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián.
Extensión: 377.000 m2, ampliables según planeamiento a 2.322.000 m2
Accesos
·
En automóvil: Carretera de Ulía que parte de las
proximidades del Alto de Miracruz.
·
A pie: ruta del antiguo tranvía que puede tomarse cerca
de la glorieta que da acceso al barrio de Intxaurrondo subiendo el alto de
Miracruz.
Transporte
público:
·
Autobuses: Líneas urbanas con parada en el "reloj
de Miracruz".
·
Ferrocarril:apeadero de RENFE de Ategorrieta.
Servicios:
Albergue (tel. 943 483480), Bar (antiguo tiro al pichón/plato), guardería forestal, aparcamientos,
juegos infantiles, papeleras, mesas (20 aprox.), fuentes.
Elementos
notables: Vistas sobre la ciudad y el mar; vestigios de un área
recreativa de principios de siglo.
Bibliografía: Ulía. -
Donostia-San Sebastián : Ayuntamiento, 1991. - 108 p. + 1 plano
El monte Ulía se inserta en la macrounidad
geológica denominada "Cadena Terciaria Costera", de dirección
Este-Oeste y más concretamente en la alineación
"Jaizkibel-Mendizorrotz" que configura el extremo oriental de la
misma. Las rocas predominantes son las areniscas cuarzosas
El parque municipal ocupa solamente una pequeña
parte del monte y llegó al Ayuntamiento después de que dejara de funcionar un
parque de diversiones que se inauguró a principios de siglo promovido por la
"Compañía del Ferro-carril de Ulía". En 1928 se constituyó la
Sociedad Inmobiliaria del Monte Ulía, que pasó a ser propietaria de los
terrenos y de otros que fue añadiendo a la finca original, vendiéndolos en
1948 a la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa. La institución de ahorro
permutó en 1952 al Ayuntamiento de San Sebastián los mencionados terrenos,
junto con otras propiedades, por el edificio que entonces albergaba la
"Escuela de Artes y Oficios". El Plan General de 1995 propone un muy
considerable aumento de su extensión.
Itinerario: La carretera de acceso al Parque
Municipal del Monte Ulía finaliza en una explanada habilitada como
aparcamiento. Traspasando la puerta, y a la izquierda de la misma existe otro
aparcamiento.
Nada más entrar en el parque el paseante
encontrará 6 ejemplares de magnolias (magnolia grandiflora) y siguiendo por
el camino de la izquierda estará acompañado en todo el sector por cuidados
setos de aligustre, arbustos de laurel cerezo (prunus laurocerasus), laurel
(laurus nobilis) y Hortensias
(Hydrangea macrophylla), así como algunos pinos y abedules (betula
pendula). El camino termina en una pequeña explanada. Justo antes de llegar a
la misma se puede contemplar entre el arbolado una preciosa vista de San
Sebastián con el barrio de Gros en primer término.
El barrio de Gros toma nombre de D. Tomás Gros,
propietario de los arenales del Chofre sobre los que se construyó, a los que
se añadieron una serie de terrenos ganados al mar. Inicialmente el barrio tuvo
dos sectores: uno costero y residencial, en torno al actual paseo de Colón,
en el que se construyeron palacetes similares a los que se levantaron en la
Concha; el otro "industrial" y de residencia para los trabajadores.
También se levantó en el barrio la plaza de toros, construida sobre una
pequeña colina de arena, que fue derribada en la década de los años setenta,
dando lugar a la extensión de la trama urbana del barrio. El Hospital de
Manteo, en la misma falda de Ulía, fue construido en el siglo XIX y perduró
hassta 1960 en que fue derribado.
Actualmente Gros es un barrio predominantemente
residencial, aún cuando todavía subsisten algunos pequeños
talleres y almacenes que está siendo desplazada progresivamente hacia la
periferia de la ciudad.
La actual playa de Gros fue formada
artificialmente en 1994 mediante la construcción de un espigón curvo y el
vertido de arena, en un intento de recuperar la playa que se formaba ante los
arenales del Chofre, de los que únicamente persistía una pequeña playa
habilitada al abrigo de un pequeño muro de costa en la parte más cercana a
Ulía.
Además de la carretera, es muy recomendable el
acceso a pie siguiendo el camino del antiguo tranvía, que diseñado por el
ingeniero D. Ramón Elósegui e inaugurado en 1902, partía como línea
independiente de Ategorrieta en la zona del Reloj de Ategorrieta ‑donde
se construyeron las cocheras, el generador de energia eléctrica y la estación‑
consiguiendo recorrer los 3 kilómetros de vía de 1 m de ancho tendida hasta
la mencionada terminal superior en veinte minutos. A las once y a las doce de
la mañana partían los primeros servicios del día, que se continuaban por la
tarde a la una y, a partir de las 3h. 20m. hasta las 8h. 40m., cada veinte
minutos. Hacia 1920 dejó de prestar el servicio de forma regular y poco
despúes fue desmantelado, utilizánose actualmente como camino peatonal de
acceso al monte, siendo practicable para bicicletas de montaña.
Al llegar a la estación superior del tranvía se
reconocen las escaleras que daban acceso a un restaurante, cuyas ruinas
todavía pueden verse entre crecidos laureles. A su izquierda se accede a un
lugar en el que se encuentra una masa de hormigón sobre la que han crecido
varios arbustos. Son las ruinas de la estación inferior de un curioso
teleférico o "transbordador funicular", diseñado por el ingeniero
Torres Quevedo e inaugurado el 30 de septiembre de 1907 para unir la zona del
restaurante con la parte superior del parque, salvando la distancia ‑unos 280 metros‑ y la diferencia
de altitud, ‑28 metros‑ que mediaba entre ambos.
La estación de salida estaba formada por una
caseta de madera instalada sobre una plataforma que la elevaba a unos tres
metros de altura. Estaba unida con la estación superior por medio de seis
cables metálicos que formaban dos series de a tres, que hacían el papel de
raíles sobre los que se deslizaba una plataforma provista de ruedas de la que
pendía la barquilla, en la que podían acomodarse un máximo de dieciocho
pasajeros. Un cable sin fin era el encargado de arrastrar la plataforma y la
barquilla, gracias a la fuerza proporcionada por un motor eléctrico de 12
C.V. La actividad del teleférico no duró mucho tiempo, ya que la desaparición
del servicio regular del tranvía de Ulía hacía poco accesible el monte a los
posibles visitantes.
El camino tomado desembocará en la entrada
principal del Parque por carretera. Para continuar el recorrido, el paseante
puede tomar el camino situado justo enfrente de la puerta. Un cartel anuncia
que servirá de acceso hasta el albergue que ocupa el que fuera caserío
"Mendiko-Etxeberri", luego transformado en "Restaurante Monte
Ulía" que cesó de funcionar en 1982. Dos años después se inauguró el
actual albergue, destinado exclusivamente al alojamiento de grupos con reserva
previa.
Antes de llegar al albergue, el caminante
observará a su derecha un espacio en el que predominan los plátanos de sombra
(Platanus hybrida), caracterizados por la corteza de su tronco, fácilmente
exfoliable en pequeñas placas. Una mesa puede observarse al fondo, al igual
que una fuente. A ella llegarán los paseantes que hayan decidido ascender al
monte por el camino del antiguo ferrocarril o desde el barrio de Sagüés.
Volviendo nuevamente hacia la entrada principal,
el paseante podrá tomar el camino ascendente, flanqueado por hortensias,
situado a la derecha de la puerta principal, que le conducirán hasta las
ruinas de un edificio que parece un "molino" y así es como
popularmente se le conoce, aunque nunca fuel tal, sino que se trataba de un
curioso "merendero" con una terraza.
A la izquierda de las ruinas, un camino llevará al
paseante hasta impresionantes
acantilados y a las ruinas de la batería de Monpás, construida en 1898 para
prevenir un posible ataque a San Sebastián por parte de la Armada
estadounidense en el contexto de la guerra hispano-norteameriacana de 1898.
A la derecha otro camino arenoso permitirá la
continuación del recorrido por el parque. A la izquierda del mismo se elevan
tres peñascos de arenisca que en su día fueron habilitados como miradores,
protegiendo a los visitantes de posibles caídas mediante barandillas de
madera y esculpiendo escalones en la propia roca. La utilización de estas
peñas como atalayas desde las que los balleneros donostiarras oteaban el
horizonte en busca ballenas, se recuerda, aún hoy en día, mediante una placa
situada en el más alto de los antiguos miradores en la que reza la siguiente
leyenda: "ATALAYA PARA LOS BALLENEROS DE GUIPUZCOA EN EL SIGLO X".
Al final del camino se llega a una pequeña explanada,
al fondo de la que se levanta las antiguas instalaciones de "tiro al
pichón", durante algún tiempo convertido en "tiro al plato"
por la sociedad Basollua. En el mismo existe un servicio de bar abierto al
público instalado en el edificio que se construyó como restaurante. A la
derecha de la explanada el paseante debe entrar en un nuevo espacio tapizado
de hierba donde se encuentran varias mesas y juegos infantiles. Al fondo,
escondidos por un seto y por hortensias, se encuentran los restos de la
estación superior del "transbordador funicular" ya citado.
La explanada se encontró dominada desde la década de los años cincuenta
hasta el año 2010 por una gran antena,
poste emisor que fue de "La Voz de Guipuzcoa", luego de "Radiocadena Española,
emisora de San Sebastián" y finalmente Radio Nacional de España.
Volviendo al camino -detrás del antiguo "tiro
a pichón"- el paseante dispone de otro área de estancia con mesas a la
que accederá en las inmediaciones de la cabaña del guarda forestal y de un
depósito de agua. Si el paseante decide proseguir por el camino, podrá salir
del parque por una puerta secundaria y realizar una preciosa excursión hasta
el Faro de la Plata y, de ahí, descender hasta Pasajes de San Pedro, o bien
descender sin andar tanto por un camino que le llevará al Alto de Miracruz
(Arzak-Enea).
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