N. : prueba oficial nº 55 Fecha de
emisión: 1996 marzo 8
Imagen del sello: José María Mathé, torre de telégrafo y
mecanismo.
Leyenda alusiva del sello : 150 años de la línea telegráfica
óptica Madrid-Irún Otra leyenda del sello: día del sello 1996. Pie de imprenta
de la prueba: M FNMT 1996
Valor facial: (del sello) 60 pesetas)
Técnica de impresión: sello: calcografía
Tirada: 55.000
Soporte físico: Hoja de 105x78 mm
Imagen de la prueba:
Sello, y esquema del telégrafo óptico
Leyenda prueba: Día del sello 1996
Otras leyendas en la prueba: Prueba de lujo nº 10
Logotipo en hoja la prueba: Cornamusa
Cifra de control:
en anverso de la prueba
Las pruebas son muestras de grabado anteriores
la impresión del sello que se hacen como ensayo previo. Por lo tanto, sólo
se pueden hacer de los sellos que utilizan como técnica de grabado la
calcografía. En principio, las
pruebas formarían parte del proceso técnico de fabricación del sello. Sin
embargo, a partir del año 1975, Correos las comenzó a comercializar (o
mejor dicho comenzó a realizar pruebas como un producto filatélico más).
Sus tiradas oscilan entre 55.000 y 10.000 ejemplares.
Son conocidas como pruebas oficiales, existiendo dentro de ellas
las pruebas de lujo y las pruebas de artista.
Las pruebas de lujo, como la que nos ocupa, tienen
una numeración añadida a la que les corresponde como pruebas oficiales.
Así, la prueba relativa al sello
del 150 aniversario de la línea telegráfica Madrid-Irún posee como número
de prueba oficial el 57 y el 10 como prueba de lujo. Además, cada ejemplar
de la prueba posee un número de control.
No se limitan a incorporar la prueba del sello, sino
que añaden en la hoja textos e imágenes relacionadas con el sello en cuestión. En
este caso un esquema del funcionamiento del dispositivo del telégrafo
óptico, inventado por el donostiarra José María Mathé, que es el que fue utilizado en la
línea, aunque cabría hacer una matización y es que el representado
corresponde a un mecanismo simplificado utilizado en otras líneas, pero
no en la que nos ocupa. En la llamada en su tiempo "Línea de Castilla" o
Madrid-Irún, se implantó un mecanismo más complejo que tenía la virtud
de facilitar que las torres no estuviesen necesariamente situadas
en línea recta, sino que permitía que entre las torres existieran
ángulos de alguna importancia, debido a que cada torre (salvo las de los
extremos) tenían que "ver y ser vistas" tanto por la torre anterior como
por la torre posterior.
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