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Parecen sellos

Isabel II de 2 reales, año 1851

¿ 20.000 € ?

EL VALOR DE LOS SELLOS

Muchas personas creen que quien posea una colección de sellos tiene una fortuna entre sus manos y que ésta crece rápidamente con el paso del tiempo. Por otra parte, se piensa que es fácil vender una colección de sellos obteniendo pingües beneficios en la transacción. En el noventa por ciento (o más) de los casos esto no es así.

Primera observación. Entre 1850 y el año 2011 se han emitido en España unos 4.700 sellos (sin contar los entero-postales, los emitidos con destino a las colonias, a Andorra, etc). El abanico de precios es considerable: desde unos pocos sellos cuyo valor oscila entre 10.000 y 20.000 euros (por ejemplo el sello reproducido arriba), hasta los que tienen adscrito el precio mínimo, fijado actualmente en torno a 0,25 € (cantidad que cubre principalmente el coste de manipulación). Determinadas variantes, errores, sellos sin dentar, pruebas, hojas-bloque, etc. (con o sin razón) pueden llegar a alcanzar “cotizaciones” elevadas. Lo mismo diremos de los sellos coleccionados en pliegos, medios pliegos, boques de cuatro, etc, generalmente mejor pagados que los sellos conservados de forma individual.

Además, los precios marcados en los catálogos se refieren a ejemplares “normales”, por lo que su valor variará (especialmente en los anteriores a 1960) en función de si poseen o no marca de fijasello, del centrado, calidad del dentado, si conserva o no la goma original, si está matasellado y de la claridad de su cuño; grado de oxidación, etc., etc.

Segunda observación: Es preciso relativizar el valor de los sellos consignado en los catálogos. Aunque es cierto que la mayor parte de las transacciones de sellos toman como base referencial el valor consignado en ellos, el mismo sufrirá en la práctica notables desviaciones:

  •  Los catálogos proporcionan los precios "recomendados" de venta (no de compra) en los comercios filatélicos minoristas.
  • Los catálogos son publicados, en general, por los comerciantes de sellos y, lógicamente, están plegados a sus intereses (si tienen almacenados ciertos sellos, suben los precios de éstos; si quieren comprar ciertos sellos, estancan los precios, etc.).
  • Ya se ha comentado que los sellos (muy numerosos) cuyo valor en catálogo es el mínimo establecido, o cercano a él, en realidad, no tienen valor alguno desde el punto de vista "económico".
  • Es preciso adaptar el "valor" consignado en el catálogo a las características y estado del sello concreto de que se trate. Este asunto es delicado para los no expertos. El comprador, dado que no es una ciencia exacta, lógicamente, intentará minusvalorar algo el sello que se le ofrece en venta.
  • Téngase en cuenta que es "posible" adquirir en el mercado muchos sellos entre el 50% y el 75% más baratos de lo consignado en los catálogos.

Los catálogos más difundidos con ámbito geográfico  internacional son Ivert&Tellier (publicado en Francia), Scott (USA), Stanley-Gibbons (Reino Unido) y Michel (Alemania). Todos ellos constan de varios volúmenes, dado que incluyen sellos de todos los estados del mundo y antiguas colonias. Entre los catálogos temáticos es preciso citar los publicados por la editorial catalana Domfil . Los catálogos de ámbito geográfico español los publican también editoriales especializadas: Edifil, Manfil (antiguo Anfil) y Filabo (Grupo Lamas Bolaño). También existen catálogos on-line (de pago) como es el caso de Phildom philately

Catalogos de cobertura mundial Stanley Gibbons, Ivert&Tellier, Michel, Scott

Catálogos de cobertura mundial: Stanley Gibbons (UK),
Ivert&Tellier (Francia), Michel (Alemania) y Scott (USA).
Existen también versiones electrónicas.

Catálogos españoles: Edifil, Manfil, Filabo.

 

De todo ello debe deducirse que si un coleccionista medio quiere vender sus sellos, el precio tendrá que calcularlo muy a la baja con relación al precio marcado en los catálogos. De esta afirmación sólo se librarán (con suerte) los sellos verdaderamente valiosos (que escasean en las colecciones medias).

Tercera Observación: los sellos valen lo que un comprador esté dispuesto a pagar por ellos. De ahí que proliferen las subastas promovidas por comercios filatélicos, empresas dedicadas a la gestión de bienes tangibles e, incluso, por empresas especializas en subastas por internet. Es mejor no participar en ellas si no se conocen todos los factores relacionados con la filatelia y con los sellos concretos que se pretendan adquirir por estos métodos (especialmente si se trata de ejemplares valiosos). En las “subastas” de internet (generalmente especializadas en sellos baratos) es más que probable que algunas personas adquieran sellos a precios más elevados del que podrían obtener en un comercio convencional, sin que además exista en muchos casos seguridad sobre su autenticidad o estado real de conservación. Eso sí, debemos reconocer que internet es un instrumento válido para conocer las ofertas de sellos que los comercios convencionales publicitan por este medio.

Cuarta observación: existe un cierto número de “coleccionistas” que no aplican normas (incluso de sentido común) a la hora de coleccionar sellos. Les da lo mismo su estado, la forma de conservación (incluso pegados con pegamento en hojas de papel), su ordenación, etc. Al final, todos los sellos (la mayor parte ya de por sí sin valor intrínseco) acaban maltrechos e inutilizados desde el punto de vista filatélico.

Quinta observación: El valor invertido en elementos de soporte para la colección (hojas de álbum, filoestuches, etc) puede superar en algunos casos casos el valor económico de la colección propiamente dicha.

¿Cuales son los elementos que hacen que algunos sellos adquieran valor? Básicamente son cuatro: garantía de la emisión, tirada reducida, calidad del diseño y aceptación.

  • Por garantía de emisión se entiende que los sellos deben ser emitidos por un Estado (y no por ciertas agencias privadas), y que éste destruya ante notario todas las planchas utilizadas en la impresión y notifique públicamente el número exacto de ejemplares emitidos.
  • La escasez de la tirada es un requisito imprescindible para que un sello alcance un valor considerable, pues es garantía de que el mercado nunca llegará a estar saturado.
  • La calidad está relacionada con cuestiones formales (centrado, color, perfección del dentado, ausencia de deficiencias) y no tanto con la calidad del diseño o la técnica de impresión.
  • La aceptación está relacionada con el interés que despierte entre los filatelistas, que son los demandantes del sello. Si el sello pertenece a alguno de los temas más coleccionados, mejor que mejor.

Conclusión: Es muy complicado vender a buen precio una colección de sellos (excepto si ésta es excepcional). Sólo ejemplares escogidos o series de cierta relevancia podrían proporcionar suculentas ganancias siempre y cuando se gestione la operación adecuadamente. Derivado de ello podemos deducir que es posible encontrar en el mercado colecciones completas montadas en hojas (especialmente abarcando los años 1965 y 1995) por cantidades muy modestas.


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© Ingeba (Edición) y © Juan Antonio Saez (textos e imagen)