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INICIACION A LOS ESTUDIOS SEDIMENTOLOGICOS
DE DEPOSITOS DETRITICOS CUATERNARIOS
FÉLIX UGARTE
LABURPENA
Idazlan honetan Euskal Herriko ikerkuntza
geomorfologikoaren gaurko eta
biharkoa azaltzen da. Alde batetik, eta sarrera gisa,
orain arte egindako azterketa
geologikoak, ondorengo lan guztien oinarria, azaltzen dira
oso hitz gutxitan: bestetik,
gaurregun geomorfologia egiterakoan aurkitzen diren
oztopoak eta berauek
gainditzeko irtenbideak. Ibai-geomorfologia zehazten da
gehiago, berari dagozkion
datu batzu emanez eta etorkizunerako asmo eta gogoak
kaleratzen direlarik..
Geomorfologia kuantitaboa behar da honetarako eta beronen
ideia batzu ere aipatzen
dira honetan. Azkenean, etorkizunari begira geomorfologiak
izan lukeen
garrantzia agertzen da, Lurraldeko Antolakizunean batez
ere, ikerkuntza teorikoa
ahaztu gabe.
Podría aportar algunas noticias y datos sobre los trabajos
que la sección de Karstología de la S.C. Aranzadi está realizando sobre la
problemática del karst:
— Evaluación de la corrosión actual en la masa caliza
(Sierra de Aralar), por
el método de las plaquetas y análisis geoquímicos de las
aguas.
— Cartografía geomorfológica y tipología de formas
exokársticas.
Pero en esta ocasión me referiré a otro tipo de trabajos,
concretamente al estudio
sedimentológico de las formaciones detríticas
Cuaternarias, de los cuales el
País-Vasco está prácticamente huérfano. Efectivamente, a
excepción de los trabajos
de Viers, Santana y Hazera (por parte de las universidades
francesas); Sancristóval
(terrazas del Oria); Aranegui (bosquejo de terrazas
Cuaternarias, 1928);
Hernández-Pacheco, Asensio-Amor y Gómez-Tejedor (sedimentología
de la zona
litoral), y de Gómez de Llarena (en el caso de ciertos
depósitos morrénicos, Aralar)
(1); prácticamente este tipo de investigaciones, tan
necesarias para el estudio
de la evolución morfogenética Cuaternaria, permanecen
ajenos al quehacer geomorfológico.
Por mi parte (2) he realizado una investigación bastante
intensa en la
búsqueda, localización y tipificación de depósitos
detríticos Cuaternarios en el Valle
del río Oñati (cuenca del río Deba), trabajo que
esquematizo a continuación:
Los depósitos hallados hasta el momento han sido
clasificados de la siguiente
manera:
ZULUETA |
Fluvial, en “vrac”. |
KASTILLOKUA |
idem. |
ITURRI-GORRI |
idem. |
BELLOTZA |
idem. |
ALBITXURI |
Fluvial, capturado y colgado. |
JATURABE |
Fluvial, colgado en zona caliza. |
ZUMELZEGUI |
Glacis?, fluvial (colgado), cono coluvial. |
SAN LORENZO |
idem. |
OTADUI |
Coluvión de pie de monte. |
MIRUERREKA |
Coluvión solifuído, s/argilitas y areniscas. |
KORTAKO-GAIN |
«Groizes» y «grèzes litées». |
ITURRIGORRI |
«Groizes». |
Para ilustrar el trabajo realizado y la metodología
utilizada, incluyo aquí una
muestra del análisis del depósito de Kortako-gain.
ANALISIS SEDIMENTOLOGICO DEL DEPOSITO
KORTAKO-GAIN
(OÑATI. Guipúzcoa)
LOS DERRUBIOS ESTRATIFICADOS DE VERTIENTE
Buenos ejemplos de materiales detríticos ordenados son
visibles, tanto en la
zona de estudio, como en el caso de las trincheras
abiertas en la carretera de acceso
al Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu (Kortako-gain),
en el camino local de
Iturrigorri, etc., como fuera de ella, siendo
espectaculares los coluvios ordenados
del desfiladero de Acharte, en la provincia de Vizcaya.
Estos materiales de ladera aparecen más o menos ordenados
en lechos de
distintos grosores y con inclinaciones, a veces bastante
acusadas. En su estratigrafía
alternan horizontes con matriz fina y sin ella, así como
lechos de granulometrías
diferentes. La cementación de estos conjuntos es muy
variable; por norma general,
los lechos con abundante matriz fina son los que suelen
aparecer más consolidados;
esto es consecuencia de que la emigración vertical de los
carbonatos es
fácil en los estratos con material grueso y sin matriz,
mientras que se ralentiza o tapona
en los horizontes con abundante material fino,
precipitándose en ellos los
carbonatos al producirse la desecación.
Desde perspectivas morfológicas, estos materiales ocupan
las partes altas,
medias y bajas de las vertientes en la zona; casi siempre,
se encuentran asociados a
antiguas laderas con fuertes pendientes, cuya inclinación
original ha sido luego
suavizada moderadamente por este tipo de derrubios.
Igualmente, hay que mencionar
que estos derrubios ordenados aparecen en vertientes con
exposiciones diferentes,
sin que se advierta una mayor dominancia en función de la
orientación.
Muchas veces, se advierte un marcado control litológico o
tectónico, ya que con
frecuencia los derrubios estratificados hacen su aparición
en zonas donde afloran
determinadas litologías calizo-margosas o donde existe una
acentuada rotura por
elevada tectonización de los estratos.
Uno de estos depósitos se localiza a una altitud de 600 m,
en el segmento
superior de la vertiente meridional de Aloña
(concretamente en las inmediaciones
del paraje «cantera de Kortako-Gain») y es visible en las
trincheras de la mencionada
carretera al santuario de Aránzazu. Desde el punto de
vista estructural, la
vertiente está coronada por una barra de calizas
arrecifales (Urgonianas) que reposa
sobre una potente serie de caliza margosa. El corte
visible tiene una longitud
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FELIX UGARTE
de unos 50 m y una potencia de 2-3-5 m y pone en evidencia
la presencia de materiales
detríticos ordenados que conviven con otras generaciones
de derrubios de
ladera.
De muro a techo, distinguimos estratigráficamente las
siguientes formaciones
y caracterizamos su granulometría y litología (3) (Gráfico
B):
a) En la base del corte aparece una formación coluvial
antigua integrada
por elementos bastante heterométricos, engastados en una
matriz fina de
tipo limoso. El histograma granulométrico se caracteriza
por la existencia
de varios máximos, una mediana alta (Md. = 9,0 cm) y un
centilo de características
gravitatorias (C = 112,0 cm). La presencia de bloques (24
cm) es bastante acusada y desde el punto de vista
litológico existe una
distribución desigual de calizas margosas (65%) y calizas
arrecifales
(35%).
b) Encima se dispone otro dispositivo coluvial, bastante
menos heterométrico,
con elementos engastados en una matriz fina muy similar a
la
anterior. Esta menor heterometría se constata si atendemos
al descenso
del valor de la mediana de grano (Md. = 6,0 cm) así como a
la brusca
disminución de los porcentajes de bloques. El histograma
presenta un
solo máximo (4-6 cm = 22%) y e1 centilo con sus dos metros
de longitud,
vuelve a poner en evidencia la presencia de mecanismos
gravitorios
para algunos elementos. Entre esta formación y la de abajo
parece advertirse,
aunque muy tenuamente, una cicatriz erosional que se
constata mejor
por sedimentología que sobre el terreno: efectivamente, la
litología de
esta acumulación está formada exclusivamente por elementos
de caliza
arrecifal ( 100%).
c) Incidiendo a la primera formación coluvial aparece un
canal de escorrentía
abierto sin duda en una fase de abarrancamiento y que
ulteriormente
ha sido relleno por un material anguloso y estratificado
en lechos. Se
trata de elementos bastante pequeños (60 mm = 81%) y con
mediana de
grano baja (Md. = 3,5 cm). No puede ser asimilada a una «grèze
litée»
ya que si bien los elementos se disponen en lechos de
diferentes grosor y
granulometría, con o sin matriz fina, etc, desde el punto
de vista granulométrico
no coincide con el módulo de finura que ha sido
determinada
para las «grèzes litées»: 2,5 cm (GUILLIEN,
1974); no obstante, esta
formación encaja con las descripciones dadas por algunos
autores
(GUILLIEN,
1974) para las denominadas «groizes». El histograma ofrece un máximo principal situado en las dimensiones más
pequeñas (20-40 mm= 58%) y el tanto por ciento de bloques es muy pequeño
(5%).
En la litología del depósito predominan casi
exclusivamente las calizas
margosas (98%), siendo las calizas arrecifales raras (2%)
y situándose en
la fracción de bloques, a expensas de algunas acciones
gravitatorias aisladas.
Atendiendo a la orientación de los ejes de los fragmentos,
con respecto
a la inclinación de la vertiente, según el Método de Poser
(ROSELLO
VERGER,
1975) se aprecia una distribución muy similar entre los
centajes de elementos que disponen su eje paralelo y los
que lo disponen
perpendicularmente ala línea de máxima pendiente.
En cuanto a la matriz fina diremos que la clasificación es
mala (Indice de
Trask: SO = 2,14). Los elementos detríticos de esta
acumulación tipo
«groize» están envueltos en una matriz en la que se
encuentran bien representados
todas las fases arenosas, pero más significativamente las
de tipo
grueso (28,7%), medio (29,0%) y fino (20,3%). La mediana
de esta formación
(0,60) se integra en la secuencia de arenas de fase media.
La curva
acumulativa (Gráfico C) muestra una visible inflexión
basal, con ascensión
poco marcada de su segmento intermedio. Hacia arriba, la
curva no ofrece
apenas inflexión en 2 mm se trata pues de una curva con
acentuada apariencia
parabólica, en la que el segmento trazado desde 0,30 mm -
2,0 mm
parece pertenecer a un tramo de características
logarítmicas, —muy propias
de coluvios de vertiente— donde se encuentran bien
representadas todas las
fases arenosas. Sin embargo, la inflexión a partir de 0,30
mm hacia abajo
parece denunciar la existencia de algunos mecanismos de
transporte (seguramente
aguas de arroyada) que han seguido arrastrando en parte,
el material
de talla más pequeña (fracciones arenosas muy finas y
limos).
d) Por ultimo, fosilizando claramente la formación
coluvial b, aparece una
pedrera subactual, sin ningún tipo de matriz y de escasa
entidad. Su situación
se encuentra relegada al pie de la barra de calizas
arrecifales que
corona la vertiente; por ello, el 100% de sus elementos
pertenecen a la citada
litología. Granulométricamente se trata de un material
nulamente
clasificado, con un histrograma muy alargado y aplanado.
El valor de la
mediana de grano es alto (Md. = 7,5) y el porcentaje de
bloques es significativo
al alcanzar 13%.
Cierto es que esta estratigrafía sólo ha podido ser
levantada en un único paraje,
y que por lo tanto, todos los comentarios que vamos a
hacer, pueden estar revestidos
de un marcado carácter local, mientras no aparezca la
misma o similar
composición estratigráfica en cortes de las vertientes de
otros lugares. Hecha esta
advertencia, podemos indicar que dada la ausencia de
paleosuelos en las formaciones
detríticas que componen el perfil y la escasa alteración
del material (altamente
suceptible en el caso de las calizas margosas) podemos
sugerir que las capas A, B y
C, pertenecen a una misma etapa cronológica, con clara
predominancia de condi-
181
FELIX UGARTE
ciones climáticas frías. No obstante, parecen advertirse
algunos momentos en los
que estas características climáticas sufren ciertas
oscilaciones, con cambios de ambientes
(de fríos acusados a fríos moderados) e incluso, momentos
más o menos
breves en los que quizás se paralicen los mecanismos
fríos:
a) Desde el punto de vista morfogenético, el coluvio basal
parece corresponder
a una situación térmica, probablemente la más rigurosa del
corte,
donde una acción del hielo prolongada (quizás de carácter
estacional) logró
penetrar con cierta profundidad en los estratos calizos
margosos y
arrecifales; éste accionamiento liberó los gruesos
elementos que componen
la base detrítica del corte. La abundante matriz fina
limo-arcillosa
parece identificar procesos de transporte por solifluxión
fría (gelifluxión)
que se realizarían bajo ambientes más o menos húmedos.
b ) Posteriormente, una nueva suavización de las
condiciones térmicas o quizás
simplemente un régimen de precipitaciones algo contrastado
(con
fuertes aguaceros ocasionales) determinó una activa fase
de incisión (1.ª),
cuyos testigos se encajaron en la formación coluvial «A»,
dando lugar a
una serie de canales y surcos de escorrentía no
excesivamente profundos.
Sobre este incipiente modelado de disección labrado sobre
las vertientes
del paraje acontece otro momento de frío moderado, pero
con una gran
cantidad de ciclos de hielo-deshielo (posiblemente de
frecuencia diurnonocturna
a lo largo de algunas estaciones); estos mecanismos fríos
y frecuentes
engendrarían por un lado, una abundante liberación de
material
de los afloramientos rocosos y por otro, homogenizarían
las tallas de los
elementos, reduciéndolos casi todos a fragmentos de tamaño
bastante pequeño;
en estos casos, hay que resaltar el hecho de que la
naturaleza
margo-caliza del material ha contribuido de una manera
decisiva a generar
este tipo de facies «groizes». Los mecanismos de
transporte han
estratificado el material en lechos y algunos de ellos,
parecen estar en relación,
con procesos de arrastre por aguas de arroyada escasa de
energía
y sin apenas tendencia a incidir la topografía de la
vertiente (dadas las
características de esta arroyada probablemente fueran
aguas debidas a la
fusión de hielo o seguramente de nieve); a esta
consideración llegamos al
analizar la orientación predominantemente perpendicular
que se aprecian
en los ejes de los fragmentos de algunos lechos; también,
el trazado parabólico
de las curvas acumulativas de la matriz fina de estos
lechos parece
denunciar la acción de un transporte por aguas de arroyada
que ha logrado
arrastrar hacia las secciones inferiores de la vertiente
los materiales
más finos.
No obstante, la orientación de los elementos en algunos
lechos, con ejes
paralelos a las líneas de máxima pendiente, sugieren un
transporte por solifluxión;
las curvas tendidas, de sensible aspecto logarítmico, de
la matriz
de estos lechos (Gráfico C) parecen corroborar esta
interpretación.
Por ultimo, las condiciones no escesivamente frías que
coincidieron durante
la génesis de esta acumulación tipo «groize» quedan bien
demostradas
al no advertirse ningún síntoma de crioturbación en los
lechos estratificados,
siendo éstos muy susceptibles siempre a este tipo de
acciones rigurosas.
c) Entre este momento genético de los groizes y el que dio
lugar a la formación
del coluvio «B», hay que señalar una episódica fase
erosiva (2.a),
coincidente, a lo mejor, con una suavización de las
temperaturas y el consiguiente
desarrollo de una cubierta vegetal que ralentiza o
paraliza los
mecanismos acumulativos del material.
No obstante, la acumulación «B» vuelve a indicar la
llegada de nuevas
condiciones frías, aunque de notables diferencias, con
respecto a la fase
fría anterior. Efectivamente, la granulometría del
material parece poner
en evidencia, la existencia de algunos cambios desde el
punto de vista
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FELIX UGARTE
térmico, de tal manera que el clima se hace sensiblemente
menos riguroso:
el hielo ya no alcanza la profundidad que antes lograba en
los afloramientos
y además, parece hacerse menos estacional aumentando la
cantidad
de ciclos anuales de hielo-deshielo; ésto es lo que
sugiere la ausencia
de fragmentos superiores a 400 mm en el histograma
granulométrico, ya
que una mayor cantidad de ciclos de gelifracción
contribuiría a un notable
descenso de los tamaños.
d) Fase pedrera subactual. Otros derrubios estratificados
de vertiente aparecen
en el camino vecinal a Iturrigorri, que tiene su entrada
en las inmediaciones
del Santuario de Aránzazu; aparecen a una altitud de unos
700
m y al pie de un murallón subvertical de calizas
arrecifales urgonianas.
Los derrubios estratificados son visibles en las
trincheras del camino y se
apoyan sobre bloques gravitatorios, presentando el
conjunto un espesor
de 3-4 m. Sus lechos ordenados muestran una inclinación
muy acusada
(próxima a 30°-35º) y alternan horizontes con elementos
urgonianos de
diverso calibre y de cementación variable.
Durante la génesis de este depósito han existido
concomitantemente momentos
de incisión en las vertientes, como lo demuestra la
presencia de
canales de escorrentía, rellenos a su vez por sedimentos
crioclásticos. La
exposición de la vertiente es S-SE. En uno de estos lechos
se aprecian las
siguientes características granulométricas: en lo que
concierne a la fracción
de bloques, cantos y gravas (Gráfico D) diremos que se
trata de un
depósito coluvial, relativamente hornométrico donde el 71%
del material
se encuentra englobado en la categoría de cantos pequeños
(20-60 mm);
el valor de la mediana es bajo (Md. = 4,0 cm) y el
porcentaje de bloques
(240 mm) es muy pequeño : 1%; el valor del centilo es muy
alto (2000
mm) y seguramente coincide con alguna acción gravitatoria
aislada. Así
pues, a la vista de su disposición estratificada, su
granulometría bastante
pequeña y su naturaleza litológica caliza, se trata de una
acumulación del
tipo «groizes».
En lo que concierne a la matriz fina, la curva acumulativa
ofrece un aspecto
muy similar a la granulometría que ofrecen los materiales
finos de
un lecho de la groize de Kortako-Gain. Efectivamente, se
trata de una
curva de aspecto parabólico (Gráfico C), con una inflexión
basal que se
hace notoria a partir de 0,40 mm. La clasificación del
material es bastante
mala (So = 1,70) y genéticamente, las arenas y limos que
componen
esta acumulación, parecen haber sido puestos en marcha, en
algunos
lechos (como el que consideramos) por la acción de aguas
de arroyada y
en otro, por mecanismos solifluidales.
A la hora de realizar este tipo de investigaciones en el País-Vasco
cantábrico, los problemas son numerosos e importantes :
a) Dificultad de localización de los depósitos, por la existencia de una
vegetación tupida y densa.
b) Escasez de testigos de la evolución Cuaternaria por:
— La conformación del relieve de las vertientes, con
grandes desniveles que evacuan con rapidez todo el material al mueble; valles
estrechos que hacen muy difícil
el mantenimiento de depósitos en su interior.
— Existencia de valles de cabecera con perfiles fluviales
de tipo torrencial.
— En zonas de litología caliza los restos detríticos son
difíciles de hallar y las
trazas del modelado se borran con gran rapidez.
— Cercanía del nivel de base absoluto.
Evidentemente dada la precariedad de los medios puestos en
juego y teniendo
en cuenta los objetivos de este trabajo introductorio, no
hemos avanzado
apenas en el camino de la interpretación de los análisis y
su relación con la datación
cronológica absoluta. Serán necesarios un mayor número de
trabajos, en espacios
conexos aunque dispersos, para que una tipificación válida
(y sus análisis correspondientes)
nos permita llegar a la consecución de una cronología
aceptable.
Últimamente, y como consecuencia del deterioro ambiental
al que nos lleva
el «progreso», parece ser que se empieza a tener en cuenta
a geólogos, geógrafos,
biólogos, edafólogos, meteorólogos, sociólogos..., a la
hora de ordenar la ocupación
del territorio, y es en esto en lo que tenemos que
presionar, para que esa ocupación
esté integrada en su medio natural. Porque, además, los
técnicos tienen que
ir después, y nunca antes.
En Euskal Herria, recientemente se ha empezado a contar
con geomorfólogos
en tareas de este tipo, fundamentalmente en normas
subsidiarias para municipios,
pero también en proyectos de mayor escala, como es el caso
del de la comarca
de la ría de Gernika (BIZKAIA), todavía sin finalizar. Las
experiencias
que de ahí se saquen, y otras más, valdrán, no cabe duda,
para ir avanzando en el
conocimiento tanto del medio, de sus procesos dinámicos,
como de la metodología
más adecuada para su estudio, y esto implica también
potenciar la investigación
teórica que más se adecúe a las necesidades de nuestro
país. Todo ello unido al desarrollo
de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko
Unibertsitatea y al uso
que de ella quieran hacer los organismos competentes.
BIBLIOGRAFIA
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hidrogeológico de la cuenca del río Arratia.
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(2) En colaboración con GONZÁLEZ. Juan A. y ALONSO, F.
(Departamento Geografía.Universidad Autónoma. Madrid).
(3) No se ha realizado análisis morfométrico, dado que
todos los elementos son muy aristados
y sin desgaste; idéntico comentario, en lo que concierne
al aplanamiento, ya que este está
influenciado por la litología del material: los
aplanamientos más altos coinciden con las calizas
margosas que se disponen como auténticas lajas mientras
que el valor del aplanamiento es sensiblemente
inferior en los fragmentos calizos de procedencia
arrecifal.
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