Lurralde :inv. espac.

N. 5 (1982)

p.145-170

ISSN 1697-3070

VARGAS PONZE Y GUIPÚZCOA, PRECURSORES

DE LA DEMOGRAFIA HISTORICA.

 

J.G. URRUTIKOETXEA

LABURPENA:

José de Vargas y Ponze Ontzitako Ordezko Jaunak, Madrileko Historia ErretAkademiako Zuzendari izanak, 1805 ean, demografia historikuaren barrutian zalantzarik gabekotzat jotzen dugun lan bat idatzi zuen : Estados de Vitalidad y Mortalidad de Guipúzcoa en el siglo XV/Il. liburua alegia. Historiak, jakintza aldetik. eta estatuko demografiak. eta batipat Gipuzkoakoak, liburu honetan soro oparo eta zabal bat aurkituko dute non beren erroak aurkitu, eta era berean non beren ahalmen ikertzaileak aberastu. Ponzeren kezka politiku -historiku -ekonomikuek demografiaren analisian aurkituko dute erantzun biderik onena. Bi dira benaz aipagarri gertatzen diren alderdiak: Alde batetik dokumentu «corpus» bat eskaintzen digu. XVIlI. mendeko Gipuzkoaren demografiaren dinamika ezagutu eta ulertzeko ezinbesteko kontsulta edukiak eskaintzen diguna. Bigarren. demografia metodologia goiztiar eta zehatz bat erabiltzen du idazleak. hartara gaurko historia eta demografia eginkizunetan baztertu ezineko garapena lortu duen demografiajakintzaren aintzindari delarik.

 

Nos disponemos en las presentes páginas a presentar al estudioso de la geografía humana la figura de un hombre que, conocido en amplios sectores de su tiempo, y por derivación en determinados ámbitos de la ciencia actual, debido a la variada gama de actividades que llegó a desempeñar, supone una casi perfecta novedad en lo que a su calidad de precursor de la ciencia demográfica respecta. Don José de Vargas y Ponze, Teniente de Navío, Director de la Real Academia de la Historia, político del último tercio del siglo XVIII, es nuestro personaje. Enviado a la provincia de Guipúzcoa con objeto de redactar un detallado informe en torno al contencioso que mantenían determinadas villas de la costa guipuzcoana con motivo de la jurisdicción sobre el Puerto de Pasajes, Vargas llevará a cabo una ingente labor de recopilación documental en torno al presente y pasado de la Provincia, de innegable interés y que se recoge en dos fondos documentales que se custodian en el Archivo del Ministerio de Marina y en el de la Real Academia de la Historia de Madrid respectivamente.

Es cierto que autores como Fernández de Pinedo (1) o Fernández Albaladejo (2) han trabajado sobre los materiales que aquél nos legara. No era sin embargo el demógrafo Vargas Ponze el objeto directo de su estudio. Era su información la que atrajo su interés como medio para alcanzar unos objetivos que trascendían a la propia información. Hay que confesar que tampoco en nuestro caso, al menos inicialmente, fue Vargas el objeto directo ni primario de nuestra curiosidad. En nuestro intento por analizar la demografía del XVIII guipuzcoano (3) Vargas no era sino un recopilador de datos demográficos de cuyo acierto de selección pensábamos aprovecharnos. Pero a medida que el contacto se fue intensificando, y sin que ello supusiera menoscabo alguno de la utilidad de la información contenida en su obra, era la propia figura del Teniente de Navío la que iba cobrando entidad en sí misma. El Vargas recopilador de datos demográficos cedía terreno ante la imagen de los resortes de una incipiente ciencia demográfica. La imagen de Vargas demógrafo se iba agigantando, al punto de llegar a merecer el título de precursor de la Ciencia Demográfica.

Historia y Geografía han venido a converger, con el tiempo, en el terreno de la Demografía histórica, allá donde el protagonista colectivo de un tiempo que fue presente se hace actor y catalizador básico e insustituible de un pasado cuyo estudio trata de abordar con afán globalizador creciente la historia como ciencia. El estudio de la Demografía histórica se ha convertido, en los últimos cincuenta años, en capítulo imprescindible del quehacer histórico. En su afán renovado por interpelar a los protagonistas reales del pasado la ciencia histórica ha atravesado por etapas ciertamente distintas : de la contemplación del protagonista individual (reyes, militares, santos, etc.), pasando por el estudio casi excluyente de los grupos privilegiados, ha venido a desembocar en el estudio de la colectividad humana, en el convencimiento de que es ella la principal protagonista del acontecer histórico.

«La Historia es hija de su tiempo. Cada época construye la historia de sus necesidades» (P. Chaunu). y es evidente la necesidad que vive el presente, al menos al nivel de formulación de principios, de devolver a TODA la colectividad humana el protagonismo que individuos relevantes o grupos privilegiados le arrebataron en lo que durante largo tiempo ha venido siendo la ciencia de la Historia: escenario de cartón-piedra del pasado. y no es claro que hayamos logrado superar esta etapa.

Esta necesidad no es, sin embargo, un descubrimiento precisamente reciente. Los políticos de todos los tiempos, al menos los más avispados, han sido conscientes del papel primordial que le es dado protagonizar en todo momento al amplio y englobante protagonista colectivo conocido, y tantas veces manipulado, bajo el apelativo genérico de «Pueblo». No es preciso retrotraernos hasta Augusto (Evangelio de Lucas, 2, 1-5) para dar con un ejemplo de aquella preocupación. Que el binomio Subsistencias-Demografía es uno de los resortes fundamentales que mueve los hilos de la trama histórica es algo que no exige ser probado. Geografía humana e Historia concuerdan en tal apreciación, cada una dentro del marco temporal que le es característico. Vargas Ponze es consciente de esta realidad, y lo es hasta el punto de que su cualidad de historiador y de político le impulsan a desarrollar la de geógrafo de las realidades humanas, la de demógrafo en definitiva:

«Como quiera que nada sea tan esencial para conocer el vigor y los recursos de un pays como calcular su gentío; y las alteraciones de este sean también la verdadera medida de los grados de su prosperidad : antes de emprender la descripción histórica y geográfica de la Guipúzcoa, nos aplicaremos con esmero á poner en claro este preliminar el mas necesario para entrar en aquella labor con un cabal conocimiento». (4)

Existe efectivamente un amplio capítulo de autores a los que la actual ciencia demográfica viene considerando como sus precursores: GRAUNT , PETTY, SUSSMILCH, SAUGRAIN, ESPILLY, MESSANCE, FEILLET, NOIROT, etc., ocupan lugares preeminentes en tal consideración. Es claro que nuestros USTARIZ, ARRIQUIBAR, FORONDA, etc., merecen tener un lugar relevante dentro de tan ilustre nómina. Pero por encima de todos ellos hemos de situar la figura de nuestro Teniente de Navío. Estos creen efectivamente en el valor catalizador de la demografía. Arriquíbar, por ejemplo, llegará a afirmar que «la población o despoblación es la única medida del poder o debilidad de un reino, porque sólo la gente le enriquece o defiende»

(5). Profesiones semejantes de fe en el colectivo humano como protagonista del quehacer político brotarán de la pluma de importantes personalidades coetáneas. Vargas los supera, no porque su convencimiento sea más acendrado que en aquéllos, sino porque pasa eficazmente del terreno de las brillantes declaraciones al del análisis y demostración concretos, tal y como él mismo señala :

«Para lograrlo en quantos respectos necesitabamos, y sacar conseqüencias que no se pudiesen negar , emprendimos la prolixa tarea de los estados que damos aquí unidos, y cuyo uso y aplicaciones explicaremos inmediatamente» (6)

y tal y como promete pasa, sin solución de continuidad, a ofrecernos los resultados de su trabajo en una obra inédita aún y que bajo el título de Estados de Vitalidad y Mortalidad de Guipúzcoa en el siglo XVIII, trabaxados por el Teniente de Navío D. José de Vargas y Ponze, Director de la RI. Academia de la Historia.- 1.805, se guarda manuscrita en el Archivo de la Real Academia de la Historia de Madrid (7). Ella va a ser la base de nuestro estudio ya su análisis nos entregamos a continuación.

El interés que ofrece la obra es, cuando menos doble. Supone, por una parte, una aportación documental de innegable interés. El autor, aprovechando la visita a que ya se hizo referencia, se dirige a los párrocos de la provincia en solicitud de unos datos que le permitan realizar el estudio demográfico que se había propuesto. Logra de este modo reunir una amplia información de primera mano. Estructurará ésta sobre la base de las tres variables demográficas fundamentales: mortalidad, nupcialidad y natalidad. Es importante, en este sentido, el no perder de vista el hecho de que la información proviene, en cada caso, de los resúmenes que cada uno de los párrocos consultados extrae de los Libros Parroquiales, base de sus respectivas consultas: los sacramentales de Finados, Casados- Velados y Bautizados. Evidentemente la correspondencia entre estos últimos conceptos y aquellas primeras variables demográficas es grande pero no total. En tal sentido cabe afirmar que la documentación que aquí se nos ofrece adolece de los mismos defectos que convencionalmente y de forma acertada se han venido atribuyendo a los Libros Parroquiales : omisiones fortuitas, selectivas y sistemáticas. Se vienen a añadir además los defectos derivados de la falta de adecuación que pueda existir entre los Libros Parroquiales y los resúmenes elaborados para dar respuesta a la solicitud de Vargas. De todos modos la adecuación entre unos y otros es, con excepciones puntuales, más que notable, tal y como tendremos oportunidad de ver más adelante. No son, por tanto, demasiadas las dudas que puedan caber sobre el valor documental de la fuente en cuestión, hasta el punto que la fiabilidad que por nuestra parte puedan merecer se aproxima notablemente a la que ofrecen los propios Libros que les sirven de soporte. Gracias a la obra del Director de la Real Academia de la Historia tenemos la oportunidad de aproximarnos al complejo marco estadístico demográfico de la Guipúzcoa del XVIII sirviéndonos del prisma reductor de los «Estados» en los que, superada la fatigosa tares de consulta de todas y cada una de las Actas contenidas en los Libros Sacramentales, nos hallamos con la traducción numérica de aquéllas, lo que, sin duda, permite una mayor agilidad cuando menos en los primeros pasos del estudio demográfico del pasado guipuzcoano.

La recogida de estos datos se atuvo en su tiempo a un doble criterio, cronológico y conceptual. A estas alturas quizás sea obvio señalar que, desde el punto de vista cronológico, los datos recogidos por Vargas Ponze se refieren en exclusiva al siglo XVIII guipuzcoano. El propio autor justifica esta elección tanto por motivos estrictamente demográficos como por aquéllos otros que hacen referencia a la posibilidad de utilización de las fuentes (8). Los «Estados» recogerán, año por año, de cada una de las variables arriba señaladas. Pero lo hacen introduciendo un nuevo criterio diferenciador del que el autor va a sacar notable provecho: la distinción de sexos. Tanto en la columna correspondiente a los Bautizos, como en la que hace referencia a los Finados, distingue la incidencia que tales variables tienen en uno y otro sexo, lo que le permitirá, tal y como tendremos oportunidad de señalar en su momento, establecer lo que pudiéramos definir como «índices de masculinidad» en lo que se refiere tanto a los nacimientos como a las defunciones, y con ello poner una primera base sobre la que iniciar el análisis de unos movimientos migratorios, cuya importancia en la vida guipuzcoana del siglo XVIII es innegable.

Si la aportación documental es ya de por sí importante, no lo es menos el papel precursor que le es dado representar a nuestro autor en el terreno de la demografía histórica. Es éste precisamente el aspecto que nos ocupa prioritariamente en este corto ensayo. Vargas Ponze recoge los «Estados» de referencia con una clara intencionalidad : «calcular su gentío (el de Guipúzcoa) con objeto de aproximarse al conocimiento y comprensión del «vigor y los recursos de un pays» y ver «la verdadera medida de los grados de su prosperidad». El móvil, como es fácil observar, coincide plenamente con el que años atrás impulsó a USTARIZ a escribir su Theórica y Práctica del Comercio y de Marina ..., y que no era otro que el de establecer la relación existente entre la «Población de los Reynos» y lo que él denominaba «reglas del Comercio» (9). Aquella intencionalidad de principio irá cobrando cuerpo a lo largo de toda la obra, pero fundamentalmente en el largo estudio que, a modo de prólogo, sirve de pórtico a la misma. Es suficiente este prólogo para que el calificativo de «precursor de la demografía histórica» que hemos atribuido a nuestro autor quede perfectamente justificado. Pero la reflexión demográfica del Teniente de Navío no se limita a estas primeras páginas de su obra. Cuando la importancia de la localidad sujeta a estudio lo requiera el autor añadirá a la simple y escueta referencia numérica de los «Estados» un breve análisis de los mismos. Prólogo y análisis particulares nos permitirán, en consecuencia, no sólo reconstruir la realidad demográfica guipuzcoana del XVIII pueblo a pueblo, sino que, a su vez, -y esto es a nuestro entender mucho más importante, habida cuenta de la intencionalidad que nos mueve en este estudio, -nos ponen en contacto con un precoz, y sin embargo profundo y acertado marco metodológico que se va a adelantar en muchos años al nacimiento de la ciencia de la demografía histórica.

Como se puede ver, son dos los aspectos de la obra que reclaman nuestra atención: la metodología por una parte, y las conclusiones cuantificadas -utilizando la terminología actual e incurriendo en evidente anacronismo, podríamos hablar de tasas, medias, tendencias, etc. -a que llega el autor. Pero es necesario, antes de entrar en la consideración directa de estos dos capítulos, abordar el tema previo de las fuentes en que beben los «Estados» en cuestión e interrogarnos más en profundidad que lo hiciéramos líneas más arriba en torno a la adecuación o inadecuación existente entre unas y otros.

I.- FUENTES Ya quedó señalado con anterioridad cómo los «Estados" se elaboraron sobre la base de la información recogida por los Párrocos a partir de los Libros Sacramentales de sus respectivas Parroquias, y remitidas a Vargas. Entre nosotros -y nos referimos en esta oportunidad al caso guipuzcoano los Registros empiezan a hacer su aparición en la segunda mitad del siglo XVI si bien no de forma completa, homogénea y generalizada. En la mayoría de los casos habrá que esperar a que se halle bastante adelantada la segunda mitad del siglo XVIII para que realidades tales como la mortalidad infantil ( «párbulos,,), edad y estado al morir, edad y estado al matrimonio, etc., tengan su reflejo sistemático en dichos registros. Los Libros Parroquiales guipuzcoanos presentan, además, un inconveniente adicional. El territorio provincial se halla dividido en el período que nos ocupa entre las jurisdicciones eclesiásticas de Pamplona y Calahorra. Esta «doble obediencia" se dejará sentir a la hora de consultar los Registros Parroquiales. Cada Diócesis mantiene su normativa peculiar en lo que hace a los contenidos que se registran en sus actas. El Obispado de Calahorra es, por lo general, más preciso y precoz en sus exigencias que el de Pamplona. Ello permitirá que, en el primero de los casos, podamos entrar en el análisis de realidades tales como la mortalidad general, la mortalidad de párvulos, el crecimiento vegetativo de la población, la edad media de la misma, el índice de soltería definitiva, etc., con una antelación de unos cincuenta años respecto del caso pamplonés, de manera que el análisis de tales conceptos abarca, en el primero de los casos, la práctica totalidad del siglo, mientras que en el resto de los casos, el estudioso se ve forzado a funcionar sobre las siempre arriesgadas y dudosamente fiables extrapolaciones (10). Los «Estados" de V. Ponze se resentirán, como no puede menos de ocurrir, de esta disarmonía, pero incluso en tal caso su fiabilidad no tiene por qué ser menor que la de los propios Libros parroquiales. Ocurre otro tanto en lo referente al resto de limitaciones inherentes a los propios Libros. El estudio de la fiabilidad de las fuentes parroquiales es un punto digno de tenerse en cuenta, tanto por lo que de por sí ya supone, como porque condicionará irremisiblemente el valor de la información ofrecida por el director de la Real Academia de la Historia. El frecuente cambio del encargado del registro parroquial, la alteración de la normativa que regula su elaboración, etc., provocarán previsiblemente lagunas o deficiencias informativas que pueden afectar a un amplio arco de manifestaciones. Los Archivos Parroquiales presentan de hecho «imperfecciones más o menos considerables que pueden y deben ser tenidas en cuenta" y que, en opinión de Pérez García, no han merecido aún una atención metodológica crítica paralela y comparable «al complejo aparato estadístico que acompaña a la elaboración de los resultados" (11). No es éste el momento de paliar las deficiencias que señala el profesor gallego. Baste con señalar, siguiendo a L. Henry, que los problemas básicos que plantea la fiabilidad de los registros parroquiales se vienen a corresponder -ya lo vimos con anterioridadcon un triple tipo de omisiones: «fortuitas, selectivas y sistemáticas» (12). Las primeras provienen de circunstancias que afectan a la propia persona del encargado del registro, tales como enfermedad, ausencia temporal, mayor o menor escrupulosidad a la hora de redactar las actas, etc. Las omisiones selectivas hacen, por el contrario, referencia a la falta de constancia en los registros de realidades tales como la defunción de aquellos lactantes enviados fuera de la localidad de nacimiento -residencia habitual de los padres- con objeto de ser amamantados por nodrizas, o circunstancias similares. Mayor importancia presentan las omisiones sistemáticas, entendiendo por tales la falta de constancia en los Libros de las defunciones de párvulos o menores de edad. Este triple capítulo tiene, como es de suponer, una amplia y variada plasmación en nuestros archivos parroquiales, y como consecuencia derivada, en el informe de Vargas Ponze. Evidentemente los «Estados» recogen las deficiencias en que aquéllos pudieran incurrir. No es éste, sin embargo, el punto que aquí intentamos señalar. Existe un elemento distorsionante nuevo cuya presencia, caso de probarse la misma en la elaboración de los «Estados», añadiría un obstáculo adicional que oponer a la fiabilidad que éstos pudieran merecer: la falta de adecuación existente entre los resúmenes de los párrocos, de los que no son sino literal reflejo, y los datos consignados en los Libros Parroquiales que sirvieron a los Vicarios como fuente primera de información.

Hemos tenido oportunidad de confrontar unos y otros, «Estados" y Libros Parroquiales, con gran detenimiento, en un número notable de villas que seleccionamos al efecto de elaborar nuestro estudio sobre la demografía guipuzcoana del XVIII. Hemos confrontado los datos que, referidos a las tres variables de Mortalidad-defunciones, Nupcialidad-Casados/Velados y Natalidad-bautizados, se reflejan en una y otra fuente. La impresión que, a modo de conclusión, se deriva de este esfuerzo es eminentemente positiva : la adecuación alcanza unos índices de correlación elevados. No obstante, ya pesar de ello, es preciso matizar esta genérica apreciación inicial. De todos los casos observados hay dos que destacan por el evidente desajuste que presentan: son los de DEVA y MOTRICO, y más en concreto en lo que respecta al concepto de Mortalidad-defunciones, concepto que hemos analizado con especial detenimiento. El resto de las villas que hemos tenido oportunidad de someter a control y que son PASAJES DE SAN JUAN, IRÚN, LEGAZPIA, AZCOITIA, MONDRAGÓN (estas cinco analizadas en el más mínimo detalle de todos sus libros, tanto de Bautizados, Finados y Casados/Velados), FUENTERRABIA, ZARAUZ, ELGOIBAR, AZPEITIA, ZUMARRAGA y VILLAFRANCA (éstas en los que se refiere a sus Libros de Finados exclusivamente), presentan una casi perfecta adecuación entre la información de sus Libros y la recogida por Vargas Ponze. Existen, es cierto, variaciones que no pasan de ser puramente accidentales y que en nada invalidan la impresión que podamos deducir de la contemplación de los gráficos seculares elaborados sobre la información contenidas en los «Estados». ZARAUZ y VILLAFRANCA presentan una total coincidencia. Esta deja de ser total en los casos de ELGOIBAR, ZUMARRAGA, AZPEITIA, PASAJES (Villa), IRÚN y AZCOITIA, pero las variaciones son mínimas, al punto de no poder ser consideradas como significativas en ninguno de los casos señalados.

Ya dentro de una mayor grado de concreción, habría que señalar que es en el capítulo de las Defunciones-Mortalidad donde se observa una presencia más notable de estos desajustes. Ello se debe a dos razones fundamentales. Es frecuente la aparición, en dichos libros de finados, del fenómeno de las «Partidas Colectivas». Su presencia responde a una doble realidad, que afecta casi exclusivamente a los puertos costeros. La emigración a «las Américas', es un hecho, cuya importancia tendremos oportunidad de destacar en el capítulo correspondiente. Si tal fenómeno es ya habitual durante los os emigratorios -que también -, cuando menos una más acusada movilidad de la población masculina. Consecuencia de todo ello será el incremento de los que fallecen en «Las Indias», o más concretamente en Venezuela o de camino hacia ella. En este sentido, no cabe olvidar que un número notable de estos fallecimientos tienen lugar como consecuencia de naufragios (13) y enfrentamientos navales, bien en el propio combate, bien como consecuencia de haber sido hechos prisioneros (14). En el primero de los casos, las noticias de los decesos llegan a la provincia del mismo modo en que se produjeron: colectivamente. El encargado de los Libros Parroquiales correspondientes los registrará como tal realidad colectiva, incluyendo todos los casos en una única acta. Cuando el informante de Vargas Ponze tome nota y remita el correspondiente resumen, contabilizará habitualmente cada una de estas «partidas colectivas» como una única defunción. Algo similar ocurre, si bien aquí las excepciones son más escasas, en los casos de guipuzcoanos fallecidos en prisión. La noticia de su muerte llega normalmente por el conducto de la correspondencia que mantienen con sus casas los propios compañeros del prisionero fallecido. En la medida en que tal correspondencia dista de ser frecuente ocurre que una misma carta puede traer la noticia de más de un fallecimiento, con lo que, una vez más, puede ocurrir que una sola acta recoja más de un fallecimiento.

La frecuencia de los naufragios y la anotación colectiva de las defunciones producidas como consecuencia de los mismos, actúa como nuevo elemento de distorsión (15). Volvemos a encontrarnos con el hecho ya repetido de que defunciones diversas son anotadas en el correspondiente Libro de Finados como si de una única defunción se tratara. La raíz de este triple desajuste queda, pues, claramente evidenciada.

Algo semejante, sólo que en sentido inverso, ocurre con las «Partidas múltiples». No es infrecuente encontrarnos con el hecho de que un mismo difunto quede registrado en más de una acta de defunción. Así, por ejemplo, nos encontramos con que, en 1729, y en Mondragón, son tres las partidas que corresponden a los actos religiosos celebrados con motivo del fallecimiento del sacerdote Próspero Serrano, «Predicador y vicario de las Religiosas del convento de San Agustín extramuros de esta villa de Mondragón...» (16). El 18 de Abril queda registrada la celebración de la «Misa funeral». Cuatro días más tarde, encontramos constancia de la celebración de la «Misa de Novena», y finalmente, el día dos de Mayo del mismo año, el Libro de Finados recoge la notificación de haberse cumplido la «Misa de Cabo de año». En esta circunstancia, y al contrario de lo que venía ocurriendo en los casos anteriores, los «Estados» «hinchan» su mortalidad.

No sería válido, sin embargo, el que dedujéramos de lo dicho una impresión global y negativamente crítica en torno a la fidelidad que pueden guardar los referidos «Estados» respecto de aquella fuente primera en que se sustentan: los Libros de Finados. Hay que reiterar, salvadas las excepciones pertinentes, el alto grado de adecuación existente entre unos y otros, y que se extiende incluso más acentuadamente a los Libros de Bautizados y Casados. Ello no es óbice para que constatemos también, en estos- últimos casos, ligeros desajustes en referencia a los datos recogidos por nuestro Teniente de navío. La falta de adecuación es insignificante en el primero de estos capítulos (Natalidad-Bautizados) y se reduce al hecho de que, en determinadas ocasiones y en parroquias concretas, los nacidos de «parto doble» son contabilizados en partida única. Por lo que respecta a los Casados y Velados, el problema se agudiza debido a que, en determinadas parroquias, -tal es el caso de AZCOITIA (17) las partidas de Casamiento y de los Velados van registradas en libro único y de manera indiscriminada, lo que puede inducir al informante de Vargas Ponze a contabilizarlas todas como actas de matrimonio, o también, y esto es lo que ocurre en el caso azkoitiarra, a cometer mínimos errores derivados de la necesidad de contabilizar detenidamente sólo las actas de matrimonio, extrayéndolas de un conjunto, en el que no resulta tarea sencilla separar, sin dar lugar al error, Matrimonios y Velaciones. Hay que dejar constancia, no obstante, de que este peligro que venimos señalando, se nos ha planteado con relativa fuerza sólo en una de las cinco parroquias elegidas en nuestra muestra: Azcoitia. Pues bien, la adecuación que, en este caso, presentan Libros Parroquiales y «Estados» es total.

A la hora de establecer un balance sobre la calidad de los «Estados» tenemos que señalar que ésta no varía ostensiblemente, en lo que a su credibilidad respecta, de la que nos puedan merecer las fuentes parroquiales. Efectivamente, como ya queda señalado, la adecuación no es total, pero las diferencias que hemos podido comprobar en modo alguno alcanzan cotas que nos aconsejen rechazar su utilización. Estas diferencias apenas si hacen variar los índices y las tendencias en centésimas, lo que viene a abonar la validez y el acierto de la utilización del Fondo que nos ocupa.

Es tópica la afirmación, y no por ello menos cierta, de que toda regla tiene su excepción. Los casos de DEVA y MOTRICO lo son en esta circunstancia, y no conviene olvidarlo. Ellos nos han de poner en guardia frente a cualquier tipo de manejo o utilización acrítica e indiscriminada de estas fuentes. Todo estudio demográfico que pretenda respetar la información del XVIII guipuzcoano, habrá de tener en cuenta que la referencia última de la validez del Fondo Vargas Ponze se halla en los Libros Parroquiales. Los datos contenidos en los «Estados» son un auxiliar sumamente útil en una primera aproximación. En fases ulteriores del análisis será indispensable comprobar «de facto» la fiabilidad «genérica» que en principio les atribuimos. Pudieran surgir sorpresas similares a las que nos ocupan en los casos de Deva y Motrico.

II.- METODOLOGÍA Afirmábamos al comienzo del presente trabajo que una de las dos aportaciones fundamentales de la fuente que analizamos consistía en el papel precursor que indudablemente juega en el terreno de la demografía histórica. Se podría afirmar que nos hallamos ante un caso de extraordinaria precocidad dentro del tratamiento del fenómeno demográfico; quizá ante el primer estudio serio que, en tal terreno, se haya realizado cuando menos en el territorio del Estado español.

Vargas Ponze no hace ningún alarde metodológico explícito. Su metodología va implícita a lo largo de toda la obra. Es la osamenta que le sostiene y le da vigor. Por ello, puede ocurrir que, una vez más, los «árboles» de las medias más o menos acertadas que maneja o de los índices derivados de las comparaciones que establece, oculten el «bosque» de una concepción y un tratamiento de lo demográfico, de cuya profundidad y plenitud de comprensión pasamos a ocuparnos.

1. -Punto de Partida

Sabemos que la preocupación genérica que mueve a Vargas Ponze al estudio de la demografía de Guipúzcoa es la de «calcular su gentío» con vistas a «conocer los recursos» del país (18). Su acercamiento es. sin embargo, mucho más matizado y analítico de lo que aquella simple frase permite entrever. Se preocupa de acercarse a la demografía desde una lectura metodológica que le permita ahondar, no sólo en el análisis de los resortes que pudiéramos denominar «macrodemográficos», sino también en el de aquellos otros que le faciliten el acceso al mundo de la «demografía cualitativa». No se conforma con constatar la alta densidad demográfica de Guipúzcoa, su tendencia al crecimiento o al estancamiento, ni siquiera el saldo de su crecimiento vegetativo y las repercusiones de éste en el crecimiento real. Busca conocer otra serie de mecanismos como puedan ser el comportamiento diferencial de los sexos ante el nacimiento o la muerte, etc. (19). Pero quizá su preocupación e interés se van definiendo a lo largo del mismo proceso de elaboración de su trabajo. En su desarrollo, y gracias al contacto con la información remitida por los párrocos, Vargas Ponze comienza a descubrir la otra cara de la realidad guipuzcoana, la que queda reflejada en el desajuste palpable existente entre el crecimiento vegetativo de la provincia a lo largo del siglo y el evidente, pero limitado, crecimiento real. La constatación de este desajuste hace que la realidad guipuzcoana, aparentemente boyante, se convierta en realidad problemática e interrogante. A partir de este momento demografía, economía y marco político-foral se dan la mano en su obra, en un intento de desvelar los mecanismos profundos que subyacen en la vida guipuzcoana.

Nuestro autor parte, en su análisis, de una afirmación que es tópica en el XVIII guipuzcoano: el avanzado grado de desarrollo de la agricultura (20). Pero el contacto con el dato demográfico le fuerza a replantearse el problema. El desajuste entre las tasas de crecimiento vegetativo que él deduce y las del crecimiento real de que tiene conocimiento por los diversos censos de la segunda mitad del siglo, le lleva a afirmar que «todavía pudiera existir en Guipúzcoa una población dupla de la actual..., si se conservasen en ella lo que en ella han nacido» (21). Se plantea lógicamente el por qué de esta defección. La línea argumental retorna, de este modo, al problema agrícola que, esta vez, contempla con mirada bastante menos optimista: los rendimientos agrícolas han comenzado a decrecer (22). A esta situación habrá que añadir la derivada de las crisis de los expedientes comercial e industrial (23).

Pero aún no hemos llegado al último eslabón de la cadena. Esta última y bicéfala crisis tiene su origen, siempre según Vargas Ponze, en la vigencia de un marco foral que no duda en calificar de nocivo y perjudicial (24).

A través de este análisis global, Vargas Ponze sitúa la realidad demográfica guipuzcoana del XVIII en el contexto de dos problemas básicos; uno, el foral, de resonancias -cierto que antagónicas y encontradas- contemporáneas al propio autor. No podemos olvidar que el detonante puntual que provoca la «Matxinada» (levantamiento popular) de 1718 fue precisamente el intento, protagonizado por Felipe V, de trasladar las aduanas de las Provincias Vascongadas, desde la línea del Ebro hasta la costa (25). El otro problema, el de la crisis de una agricultura inmersa en el círculo trágico de unos rendimientos decrecientes, diría que había pasado desapercibido a lo largo de muchos años. Será Fernández Albaladejo quien replantee recientemente el tema, cuando titule uno de los apartados de su obra -precisamente, y no por casualidad, el dedicado a la demografía en los términos siguientes: «Agricultura y Demografía: ¿Malthus una vez más?» (26). Con ello F. Albaladejo no hace sino sacar a la luz una visión de la Guipúzcoa del XVIII que ya, a finales del mismo siglo, había sido capaz de definir V. Ponze, adelantándose a sus contemporáneos, y dando, ya desde el «planteamiento de la cuestión», muestra inequívoca de la perspicacia que va a caracterizar toda su obra.

El interrogante demográfico queda, pues, planteado y definido. No se trata ya de dar respuesta a cuestiones surgidas de una mera inquietud erudita. El contexto socioeconómico y político del XVIII encarnan y sitúan aquella inquietud inicial. Guipúzcoa se nos desvela, a través de Vargas Ponze, como problema real, más allá de todo tipo de disquisiciones teorizantes.

2.- Vías de análisis.- Vías de respuesta

El núcleo fundamental del estudio realizado por nuestro autor, y como tal habremos de incluir la mayor parte del prólogo, lo dedicará a delinear primero, y estructurar más tarde, las vías de respuesta que nos permitan dar con un marco interpretativo capaz de hacer comprensible la realidad abordada.

a) El primer paso de tal intento consistirá en la recogida de información. Vargas es consciente de que solamente a través de los Libros Parroquiales es posible una reconstrucción mínimamente fiable del pasado demográfico. Empujado por este convencimiento recurre a la colaboración de los párrocos, de quienes solicita le remitan una detallada relación numérica que refleje las actas contenidas en los Libros Sacramentales de sus parroquias respectivas. Tal recogida no se deja al libre criterio de cada párroco. Responde a un organigrama perfectamente pensado. Cada párroco o encargado de registro habrá de anotar el número de actas contenidas en los Libros que hacen referencia a los tres capítulos que el autor considera básicos para la realización de un estudio demográfico: «Vitalidad» (Bautizados), «Mortalidad» (Defunciones) y Casados. Pero para ello el autor establece un triple marco al que tendrá que adecuarse la información a fin de que sea significativa y susceptible de ulteriores análisis. Pedirá, por una parte, que en los dos primeros capítulos se distingan los varones de las hembras. Aplicará, en segundo lugar, un «criterio especial» en el doble sentido de, por una parte, abordar en su información la totalidad del territorio provincial (27) y, por otra, abrir pautas en orden a establecer las bases de un estudio comparativo de los diversos comportamientos demográficos que caracterizan a cada una de las zonas naturales en que se estructura la provincia (28). Finalmente, y ateniéndose al «criterio cronológico», elige el siglo XVIII (de 1701 a 1800) como referencia temporal del estudio. Los datos le serán remitidos ateniéndose a un criterio anual de modo que, gracias a la intersección de estos cuatro conceptos «<Capítulos», «Sexo», «marco espacial» y «marco cronológico»), se logra tener un panorama amplio al tiempo que detallado del devenir demográfico guipuzcoano del siglo XVIII, año por año.

Somos conscientes del riesgo que nos acecha a la hora de establecer una valoración de la obra de Vargas Ponze. Es fácil incurrir en alabanzas desmesuradas o en valorar como fruto de la perspicacia lo que no 'es sino fruto de la casualidad. y es esto lo que aparentemente ocurre cuando elogiamos el acierto del autor a la hora de elegir el siglo XVIII como objeto de su reflexión. Efectivamente nada tiene de excepcional el que un hombre del XVIII quiera conocer el siglo en el que ha transcurrido la inmensa mayor parte de su vida. Pero sí es noticiable que sea el propio autor quien, al justificar su elección, lo haga recurriendo a criterios metodológicos como puedan ser los referentes al estudio crítico de las fuentes: «Sólo desde 1.700 -son sus palabras- se conservan todos los libros parroquiales y se llevan estos con mucho esmero y exactitud» (29). Quien haya intentado trabajar la demografía de los siglos anteriores al de referencia sabrá valorar la verdad de esta afirmación y el acierto de la elección realizada por nuestro autor .

b) Acumulada la información, Vargas comienza a elaborar su estudio ya establecer las primeras conclusiones. y el acierto metodológico vuelve a acompañar su empresa. Valora las referencias que, en el plano estático o sincrónico, le ofrecen los diversos Censos que tiene a su alcance: los de 1768, 1787, 1797 y ...1801. Lejos, no obstante, de aceptarlos de manera acrítica, los somete a un previo examen. Así, y en su opinión, el Censo de Aranda ofrece el inconveniente de que, al haber sido realizado por Obispos y estar dividida la Provincia entre los de Pamplona y Calahorra, impide calcular la población total de Guipúzcoa. Extraña esta objeción tanto más cuanto que Vargas Ponze posee un completo nomemclátor de las parroquias guipuzcoanas, con cuyo auxilio no resulta en absoluto difícil hacer un recuento completo de todas y cada una de las referencias contenidas en los resúmenes de uno y otro obispado.

No parece, por el contrario, que le ofrezcan excesivas dudas las referencias contenidas en el Censo de Floridablanca (1787), ya que acepta sin vacilación de ningún tipo los 120.716 habitantes que atribuye éste a la provincia. No ocurre lo mismo con el Censo de Godoy (1797) al que acusa de dar cifras más bajas que las presumiblemente válidas para aquella época; presunción que confirma comparando su población de referencia con la reflejada en el Censo formado «Quando los Franceses señorearon en 1794 esta Provincia. ..» , y que el Coronel Beau, Comisario de aquel ejército, publicó en 1801 (30).

Sobre la base de estas primeras referencias establece una primera plataforma de aproximación a la realidad demográfica guipuzcoana. Nos habla del tipo de poblamiento que caracteriza a nuestra provincia: el predominio del modo rural es evidente, igual que son evidentes (evidencia luego contradicha) las consecuencias favorables que de ello se derivan. (Ya indicamos con anterioridad que el propio Vargas Ponze se encargará de contradecir esta primera impresión, cuando más adelante haga referencia al mismo expediente agrario ya los rendimientos decrecientes que se va a ver obligado a padecer) (31). Ello le lleva inmediatamente a referirse a la densidad demográfica de la provincia, «población con grande exceso la más fuerte de España» (32).

La luminosidad de este panorama comienza a oscurecerse en las páginas siguientes. El contacto con el material de base que conforman los «Estados» va a actuar de contrapeso de aquella idílica visión. Lo que allí se analizaba desde la perspectiva que ofrecen las referencias externas- al propio caso guipuzcoano, aquí se comienza a ver desde el punto de referencia crítico de los propios índices demográficos guipuzcoanos. Lo que allí se traducía en términos de densidad inusitada, aquí se contempla desde la evidencia de unos

censos emigratorios, hinchados si se quiere, pero tremendamente sintom áticos. Lo que, en aquella primera aproximación, no era sino auge y florecimiento generalizado, en esta segunda exige matizaciones importantes : la situación por la que atraviesa la costa arranca de su pluma una descripción en la que los adjetivos más negros acompañan a todos y cada uno de los nombres de sus puertos: «Anonadada Fuenterrabía», «Míseros Pasages», «arruinada Rentería», «infeliz Orio», «despoblada Guetaria», «montón de ruinas de Zumaya», «el pobre Motrico» (33). El barroquismo de los epítetos carga quizá el tono de las tintas, pero en modo alguno representa una situación que no exista ya previamente en la realidad.

En ef fondo de esta revisión crítica late el convencimiento creciente de que, bajo la apariencia de un desarrollo demográfico que no admite comparación, se oculta una realidad que, por una parte, dista de ser homogénea, lo mismo sea en su referencia especial o temporal, y que, por otra, requiere análisis cualitativos más detallados que permitan matizar al máximo cuando se hagan referencias a la marcha secular guipuzcoana en lo que a la demografía hace referencia «tendencia secular».

c) Puestas estas bases, y establecidos con cierto detalle los interrogantes, Vargas dedicará el resto de las páginas de su estudio a profundizar en el examen de los tres pilares fundamentales de lo que hoy denominaríamos «demografía cualitativa» : Mortalidad, Nupcialidad y Natalidad. A través de su estudio espera conocer los resortes íntimos de unas referencias «cuantitativas» que, como hemos visto, se le plantean interrogantes.

El análisis de la mortalidad lo aborda por medio de los estudios parciales que, a lo largo de la obra, irá dedicando a cada una de aquellas villas que él considere de especial interés o importancia. De todos ellos deducirá un común denominador: la mortalidad guipuzcoana presenta índices realmente bajos «que con relación al total de los vecinos es 1 casi por cada 248, lo que toca en maravilloso» (34). Cuando abordemos el tema de la validez o no de las conclusiones a que llega Vargas Ponze, haremos referencia más detallada al punto de la valoración que el autor hace de la mortalidad infantil. Aquí nos limitamos a ofrecer las impresiones de Ponze sin entrar, por ahora, en el terreno de las valoraciones. El es consciente de que el punto de los párvulos es de crucial importancia a la hora de valorar, no sólo la real incidencia de la mortalidad general, sino también, y como consecuencia, a la hora de establecer los índices del Crecimiento vegetativo (Quede claro que obviamente el autor desconoce esta terminología que, un tanto anacrónicamente, manejamos en su estudio). Pues bien, una cosa hay cierta y es que el autor es consciente y -hace referencia expresa de ello- de que las referencias sobre la mortalidad, en lo que concierne a este punto, son realmente escasas (35). Cierto que exagera la nota al afirmar que sólo existen tales referencias en MOTRICO y PLACENCIA; lo que no deja de ser incierto, ya que, de entre las parroquias que nosotros hemos tenido oportunidad de consultar, los Libros de Finados de MONDRAGÓN y PASAJES DE SAN JUAN contienen tal información, en períodos anteriores y más extensos de aquél al que se refiere (36).

Ante estas circunstancias, optará por dar valor absoluto y constante a los índices que él deduce sirviéndose de las escasas referencias de finales de siglo, y no dudará en aplicarlos, sin corrección de ningún tipo, al ciclo secular completo con el dudoso resultado que se puede suponer y al que más adelante haremos referencia.

La mortalidad por sexos es otro de los conceptos a los que dedica especial atención en el estudio. La tónica general de una mortalidad femenina notoriamente más acusada, que viene a unirse a una «Sex ratio» inversa en lo que a los bautismos se refiere, encuentra una clara explicación en la más que notable incidencia del fenómeno migratorio. Sólo ZUMAYA y GUETARIA se apartan de este comportamiento convencional, arrojando unos índices en los que la mortalidad masculina supera a la femenina, cosa que el autor atribuye a la trágica frecuencia de los naufragios (37).

En opinión de Ponze, quizá sea la de la nupcialidad la tasa que refleje con mayor exactitud las contradicciones de base que soporta la sociedad guipuzcoana y que son las que van a establecer el cauce por el que va a transcurrir el futuro demográfico y general de la provincia. Deduce -con las limitaciones que son inherentes a todos y cada uno de los índices que va a ofrecernos- una tasa de 1 por 150, o lo que es lo mismo, una tasa del 6,67% «relación muy desfavorable y dé que luego apuntaremos la causal» (38); cosa que hace cuatro folios más adelante, cuando, haciendo referencia a la «Edad al Matrimonio de los Varones», que tan sólo en contadas ocasiones queda por debajo del límite de los 25 años, señala que la causa de todo ello se encuentra en la "falta de Hogar» (39). Esto provoca de manera paralela un alto índice de soltería, cuyo sentido trata de explicar con cierto detenimiento en el caso de DEVA, sin duda, uno de los más llamativos del contexto provincial (40).

El estudio de la Natalidad nos devuelve, por el contrario, al mundo luminoso de una realidad guipuzcoana de excepción. Vargas constata que a Guipúzcoa le corresponden al año un total de 3.438 nacimientos (bautizados) que, en relación a los 120.000 habitantes que le atribuye el Censo de Floridablanca (1787), suponen el 1 por 35, relación «más numerosa en un octavo que la que se establece ordinariamente de 1 por cada 40». Se da cuenta, no obstante, de lo aventurado de esta última referencia, e introduce una cláusula restrictiva que reste intensidad a unas conclusiones de cuya validez no parece del todo convencido: «diferencia que sorprende y que demuestra ó quan aventurado es aquel supuesto, ó quan pasmosa es la fecundidad guipuzcoana» (41).

Al igual que hiciera en el punto de la mortalidad, aborda también aquí el tema del desigual comportamiento de los sexos. Observa que la tónica general de la Provincia responde a una "Sex ratio» favorable al sexo masculino, cosa que, como sabemos, no supone novedad alguna dentro de las pautas de comportamiento que caracterizan a la especie humana. Sí es novedoso, sin embargo, el comportamiento atípico que presentan ciertas villas costeras como pudiera ser el caso de MOTRICO (42), en el análisis de cuya etiología ensaya unos primeros esbozos de explicación, queriendo relacionar aquélla con las influencias climáticas o con la propia actividad pesquera que afectaría, a su entender, a la robustez del «marino» .

Unas tasas tan favorables en los capítulos de Mortalidad y Natalidad concuerdan difícilmente con los índices de crecimiento que presenta la Provincia. Por muy alto que sea el índice que haya de atribuirse a la mortalidad de párvulos, en opinión de Vargas Ponze «todavía pudiera existir una población dupla de la actual, si se conservaran en ella los que en ella han nacido» (43). De este modo y de manera insoslayable surge en su mente y en su esquema metodológico el tema del desajuste entre Crecimiento vegetativo y Crecimiento real; desajuste en cuya base descubre inmediatamente la presencia notable de unos movimientos migratorios, cuya vertiente emigratoria pasa a analizar. Su volumen es realmente notable. Le bastará para confirmar tal apreciación con detenerse a analizar el desequilibrio de sexos que presentan los Censos, fundamentalmente en lo que a maridos ausentes hace referencia, o con observar con detenimiento el desigual comportamiento que aquéllos protagonizan ante el nacimiento y la muerte. Es suficiente para probar este aserto con ofrecer el siguiente cuadro cuyos datos hemos extraído, en su totalidad, de las propias páginas de v. Ponze.

  Varones Hembras Exceso
Natalidad   176.318 167.445 8.873 (var .)
Mortalidad   80.134  86.847 6.713 (hem.)
 Población supuestamente «emigrada»   8.873 + 6.713 = 15.856 (var.)
Tasa» sobre el total de nacidos Total /nacidos 176.318
«Emigrados» 15.586
Tasa 8,84% (44)

«:

Como consecuencia del análisis de estas variables, y en el deseo de desentrañar el contexto en que han sido posibles, el autor vuelve a tomar como objeto de su consideración aquellas realidades socioeconómicas y políticas que fueron el motor primero de su estudio. Con ello se cierra el ciclo y con él una concepción de lo demográfico cuyos avances metodológicos son evidentes y cuyos aciertos o desaciertos puntuales pasamos a señalar .

3. -Metodología y Conclusiones: su validez

Hemos venido haciendo a lo largo de las páginas que configuran este apartado repetidas insinuaciones en tomo a la mayor o menor validez de las tasas e índices deducidos y elaborados por Ponze. Hemos remitido el análisis de dicho punto, repetidas veces, a un apartado posterior en el que se realizaría tal valoración con detenimiento. Es pues hora de que lo abordemos en su complejidad.

La validez o no, la fiabilidad o falta de ella, que pueda caracterizar al estudio de Ponze no se puede sintetizar en una única afirmación ni establecer desde un único prisma de análisis. Señalábamos, ya al comienzo, que se podían sintetizar en dos los aciertos o el interés que podía despertar en el demógrafo-historiador de la actualidad el estudio que nos ocupa: uno documental y el otro metodológico. Pues bien; va a ser este binomio el que nos sirva de pauta a la hora de enjuiciar la validez del trabajo.

No es mucho lo que podemos añadir a la hora de establecer una valoración de su vertiente documental. Ya han quedado señalados la orientación intencional que promovió el trabajo, los criterios que se siguieron en su elaboración y las fuentes en que bebieron los informadores que lo hicieron posible, parroquia a parroquia. Su fiabilidad, hechas ciertas salvedades, era ciertamente notable y difería escasamente de la que ofrecen los propios Libros parroquiales. No debe ser, por tanto, éste -el de su vertiente documental- el aspecto en que nos detengamos. Es el capítulo metodológico, el acierto o no de las conclusiones que establece, el que exige un análisis más detallado.

A la hora de analizar las aportaciones metodológicas, hay que partir, a nuestro entender, de una afirmación que ha quedado ya implícita y explícitamente expuesta en páginas anteriores y que nos parece más que probada : la metodología seguida por nuestro autor supone un más que notable avance en la historia de los estudios demográficos peninsulares. El sistema de cuestiones que guía el estudio llama la atención precisamente por su coherencia. Es verdad que una lectura superficial puede inducirnos a conclusiones distintas de las expuestas, en el sentido de que tal coherencia y nitidez metodológica parecen ocultarse tras de una exposición un tanto oscura e incluso contradictoria en ocasiones. Una lectura en profundidad nos demuestra lo errado de tal apreciación.

El primer acierto metodológico lo podemos ya encontrar en la «prehistoria» del trabajo: en la propia intencionalidad que mueve a Ponze a llevar a cabo su elaboración. y si es cierto que, en un siglo de honda preocupación poblacionista, no supone excesiva novedad el vincular el análisis socio- económico de un país con el de sus resortes demográficos, lo es igualmente que Vargas aventaja a sus contemporáneos en globalidad, coherencia y profundidad (45).

Parte nuestro autor de análisis de la sociedad guipuzcoana y del grado de desarrollo que presentan sus sectores económicos. Estos y los indicadores demográficos formarán una unidad, para cuyo desvelamiento opta por adentrarse en el análisis de los segundos. Divide, para ello, implícitamente su trabajo en dos apartados que, con el transcurso del tiempo, se verán reflejados en una división que se ha convertido en fundamental para el análisis demográfico: la que distingue entre «Demografía Cuantitativa» (o de aproximación global al fenómeno demográfico) y «Demografía Cualitativa» (o de aproximación a la estructura interna de la población).

Es estudio y análisis crítico de los Censos de la segunda mitad del siglo XVIII, las referencias a su distribución por sexos, las puntualizaciones respecto de fenómenos como el «Poblamiento», la «densidad demográfica», etc., las consideraciones en torno al crecimiento vegetativo, son otros tantos capítulos que vienen a configurar el primero de los dos apartados. La visión que de él se deduce, quizá porque los puntos de referencia en que se apoya son exteriores a los de la propia dinámica interna de la Provincia, es la convencionalmente optimista que caracteriza a quienes contemplan la realidad guipuzcoana desde dentro del propio «Siglo de las Luces».

El contacto con los Libros Parroquiales le ofrecerá la posibilidad de ver , en su perspectiva histórica, el devenir demográfico guipuzcoano. Los puntos de referencia no serán ya exteriores a nuestra realidad y cronológicamente paralelos a la misma. A través del contacto con estas fuentes Vargas tiene acceso al estudio detallado del comportamiento de los tres factores fundamentales de lo que hemos definido como segundo «apartado implícito» o «Demografía cualitativa»: Mortalidad, Nupcialidad y Natalidad. A través de ellos el análisis se establece en un ámbito enmarcado dentro de unos parámetros internos a la propia provincia. y es aquí donde aquella primera luminosidad comienza a difuminarse. El crecimiento real de la demografía guipuzcoana comienza a ser contemplado en la perspectiva de un crecimiento vegetativo mucho más notable, al que la estructura socioeconómica y política del país es incapaz de dar respuesta satisfactoria.

Si el objetivo inicial de Ponze, al abordar el estudio que nos ocupa, era el de ahondar en la demografía para así tener una visión en profundidad del «vigor y los recursos» del país y «de los grados de su prosperidad», es evidente que tal objetivo ha sido ampliamente logrado. En las breves páginas de su prólogo Vargas alcanza una visión del XVIII guipuzcoano que tardará muchos años en volver a ser sacada a la luz. I;a actualidad que, en plena década de los ochenta del siglo XX, mantiene esta visión habla bien a las claras del acierto metodológico del autor .

Pero insensiblemente nos hemos adentrado en el terreno de los contenidos. En ellos, hipótesis de fondo, suposiciones puntuales, tasas, medias, etc., se entrecruzan en una compleja red de valoraciones, de aciertos y desaciertos, que conviene puntualizar .

Si aceptamos el acierto global que acabamos de atribuir a la visión que del XVIII guipuzcoano deduce el autor, es evidente que los contenidos y las hipótesis de base no deben de distar mucho de tal acierto. Uno de los mayores méritos de Vargas Ponze, en lo que a los contenidos de su análisis demográfico respecta, es, sin duda, el haber sabido distinguir dentro de la historia demográfica guipuzcoana del siglo XVIII tres momentos de significación marcadamente divergente. Un primer momento de signo positivo cuya plasmación más evidente la encontramos reflejada en un intensivo poblamiento rural y una notable densidad demográfica. Ha sido habitual, en tal sentido, atribuir este desarrollo a factores cuyo ámbito de funcionamiento coincidieron con los límites del siglo. Esto, lejos de ser cierto, supone atribuir el crecimiento demográfico experimentado de hecho a lo largo del siglo XVII a un supuesto despegue demográfico que se daría a lo largo del siglo XVIII. Cosa que, al menos como tal despegue, no ocurre en Guipúzcoa (46). Las altas cotas que alcanza la densidad guipuzcoana, punto que tanto llama la atención, serán fruto en gran medida del despegue del XVII, sustentado en la introducción del maíz y que posibilitará una «rotación de cultivos» en base a la cual crecerá ostensiblemente la producción agrícola.

En un segundo momento, el monolitismo de este edificio comienza a resquebrajarse. Los rendimientos agrícolas han alcanzado su «maximum» (47), y consecuentemente la demografía se va a resentir ante la falta de unas soluciones de recambio que teóricamente debieran provenir de los sectores industrial o comercial (48). Esta situación ofrece unas perspectivas de futuro que se irán plasmando en una tercera etapa en la que se observa con toda claridad la crisis por la que atraviesan amplias zonas de la geografía guipuzcoana como la Costa, donde no hace sino agudizarse una crisis ya secular (49), ciertos valles del interior, donde ésta comienza a insinuarse con fuerza en la segunda mitad del siglo (50) o en ciertas villas con relativa tradición manufacturera, como es el caso de Elgoibar, donde el crecimiento se contrae de manera más que notable (51).

La lectura de las conclusiones generales extraídas por Vargas Ponze cobra, a través de este triple prisma diacrónico, una claridad que una primera aproximación superficial no permite apreciar, y que incluso puede llegar a ser sustituida por la impresión de que nos encontramos ante afirmaciones confusas e incluso contradictorias. Sería evidentemente consecuencia de haber analizado en términos de sincronía lo que sólo es susceptible de una lectura diacrónica. Hay que hacer notar, sin embargo, si hemos de ser sinceros, que no estamos seguros de que la reconstrucción del XVIII sobre la base de las tres etapas indicadas responda al proyecto consciente del autor , aunque sea cierto que es lo que late en el fondo de su argumentación.

Más allá de este acierto global por el que se define el S. XVIII guipuzcoano en razón de su alta densidad, pero también -y paralelamente- por una crisis que hoy denominaríamos como «maltusiana», y por el anacronismo de un marco foral que impide la puesta en práctica de cualquier innovación en los sectores industrial y comercial; más allá de todo esto, decimos, nos encontramos en la obra de Vargas con afirmaciones mucho más puntuales, el acierto de cuya metodología de base hemos resaltado pero cuyo valor de cuantificación es más dudoso.

Hay que partir del hecho de que, a la hora de elaborar sus tasas, Vargas arranca de dos supuestos a cual más arriesgados. Uno primero, metodológico, por el cual toma como punto de referencia fijo de toda relación que vaya a establecer la población del Censo de 1787 (120.000 almas), cuando la realidad nos demuestra de forma palpable que no es esta la población media secular de la Provincia. Ello comportará una clara distorsión de las tasas en cualquiera de los tres capítulos de Mortalidad, Nupcialidad o Natalidad. Es cierto que, en ocasiones, se preocupa de que el período de referencia sea el más cercano al de la elaboración del Censo; pero esto sólo ocurre en casos excepcionales. El segundo de los supuestos consiste, por su parte, en aceptar como válidas ciertas referencias que se tenían por fiables en pleno siglo XVIII y que hoy han sido completamente superadas. Es el caso por el que se establece una relación de natalidad media-tipo secular de 1 / 40 ( = 25 %o) (52).

Esta primera consideración nos impone la necesidad de entrar en el análisis de los conceptos de Mortalidad, Nupcialidad y Natalidad. Vargas afronta el estudio de la Mortalidad con el convencimiento de que se trata del capítulo que mayores inconvenientes ofrece a la hora de establecer referencias válidas de cualquier tipo. La falta de los «finamientos de los párbulos>, (fº 8 Vº) constituye el obstáculo fundamental. A pesar de ello, se arriesga a deducir ciertas tasas orientativas, como las referentes a la Mortalidad secular, en que cifra la relación Mortalidad / Población en 1 por 72, o lo que es lo mismo, en un 13,92% , «conseqüencia muy favorable para Guipuzcoa» (53). Consecuencia tan favorable como falsa. Es cierto que deduce una relación idéntica para el quinquenio 1796 -1800, quinquenio en el que fallecen, en toda Guipúzcoa, 8.294 personas, incluidos párvulos, lo que supone una media anual de 1659, que aplicadas a los 120.000 habitantes del Censo de Floridablanca, o a los similares del de Beau, arrojan una relación de 1 por 72, «que es la misma proporción de arriba con brevísima diferencia y prueba el aumento de la población durante el siglo ...» (54). Claro que Ponze olvida señalar que esta supuesta baja mortalidad sucede a tres años en los que la mortalidad provocada por la Guerra de la Convención (1793- 1795) barrió literalmente la Provincia, concentrando en los citados tres años unas muertes que, de otro modo, se hubieran distribuido de manera más regular a lo largo de un período más amplio dentro del que habríamos de incluir el quinquenio de referencia.

A la hora de calcular el crecimiento vegetativo provincial se verá en la necesidad de establecer la importancia aproximada de la mortalidad de los párvulos a la que atribuirá, para la totalidad del siglo, una cifra global de 500.000 fallecidos, Si comparamos éstos con el total de adultos fallecidos, que a lo largo de igual período ascienden a 166.981, observaremos que la tasa de párvulos fallecidos por fallecidos totales no alcanza el 25 % , ya que se sitúa en un 23 % , cifra sospechosamente baja comparada con la habituales en otras áreas: 364% en Río (Galicia) (55) y referida al tramo de O a 7 años; del 30,8 al 40% en Xallas (Galicia) para el tramo 0-10 (56); 47% en Auneuil, para el tramo de 0 a 9 años (57); o la tasa de 44,9% que aplica Ganiage, como media válida para el conjunto de Francia, aplicada a todo el siglo y al tramo de 0 a 9 años (58). Aún en el supuesto de que el concepto «párvulo» incluyera en el caso guipuzcoano sólo a los niños de 0 a 7 años, la tasa manejada por nuestro autor pecaría por defecto. Esta deficiencia se agravaría, si como esperamos demostrar, hay que ampliar tal límite, al menos en bastantes de las parroquias, hasta los doce años.

Las repercusiones de este cálculo «a la baja» se dejarán sentir a la hora de calcular el crecimiento vegetativo guipuzcoano y la subsiguiente evaluación de la incidencia de fenómenos como los migratorios. Ni la mortalidad guipuzcoana es tan excepcionalmente baja, ni tan acusado el crecimiento vegetativo.

La falta de verosimilitud de aquellas tasas salta a la vista de la simple comparación con las apuntadas líneas más arriba.

Por lo que hace a las tasas de Nupcialidad, señalar que les afectan negativamente las mismas deficiencias de fondo que atribuíamos a las correspondientes de Mortalidad. Al margen de ello, destacar el acertado análisis de las relaciones que guarda la nupcialidad con las referencias de estructura y coyuntura económica. El desajuste existente entre las «existencias» de población adulta, apta potencialmente para el matrimonio, y las limitadas disponibilidades económicas provinciales será resuelto con la presencia de altos índices de soltería que se concretan en una notable elevación de la edad al matrimonio y en unas altas tasas de emigración.

Las tasas de Natalidad adolecen de idénticos defectos de base. Deficiencia que se hace tanto más notoria, cuanto que Vargas establece, para la mayoría de los pueblos, tasas medias seculares cuya validez podemos calibrar con el auxilio del cuadro que ofrecemos a continuación. Lo hemos elaborado reuniendo las tasas que el autor concluye en cada uno de los estudios parciales que dedica a los pueblos mencionados :

Área

Tasa de la 2ª 1/2 de siglo Tasa de 1790 a 1800 Siglo Tasa media
Guipúzcoa     1/40 = 25%o
Azpeitia     1/42 = 23 %o
Azcoitia 1/33 = 30%o   1/33 = 30%o
Cestona     1/97 = 10%o
Deva     1/151 = 7%o
Guetaria 1/29 = 34%o 1/36 = 28%o 1/28 = 35%o

Motrico(a)

 1/52=190¡00 1/44=230¡00 1/62= 16%o
Orio     1/26 = 38%o
Rentería     1/36 = 28%o
S. Sebastián     1/32 = 31%o
Zumaya     1/30 = 33%o
Elgoibar      1/41 = 24%o

 

(a) "Y no siendo esto posible, y debiendose atribuir á que Ja población actual es mucho más fuerte que la que tenia Motrico en la primera mitad de la última centuria. ..» (V .Ponze, o.c. fº. 130 vº)

Llaman la atención, no sólo la tremenda disparidad existente entre unas y otras tasas, sino también los índices anormalmente bajos que se nos ofrecen. Anormalidad más que evidente a poco que nos detengamos a comparar estas tasas con las que se vienen aceptando como válidas para la Europa del XVIII, y algunas de las cuales recogen Guillaume -Poussou:

Tasa media secular europea    35 a 40 %o
Has-Quercy 1.780 35 %o
L 'Herault 1.785-90 37,9 %o
Inglaterra y Gales 1.790 39,1 %o
Languedoc  . 1.700-10 45,6%o

 

No es aventurado deducir de la contemplación de estos índices la escasa o nula fiabilidad que pueden merecernos las tasas manejadas por Ponze. Las razones que se han expuesto hasta aquí y el hecho de que el autor establezca una tasa fija universalmente válida para todo el siglo, precisamente en un siglo en el que la Revolución demográfica se insinúa e incluso se concreta en determinadas áreas europeas, induce a rechazar por inverosímiles aquellas deducciones.

Supuestos estos precedentes es poco lo que se puede esperar de la validez de las consideraciones que sobre el crecimiento vegetativo de la población guipuzcoana establece el autor, y poco igualmente de la validez de las tasas de emigración que sobre aquellos supuestos se empeña en concluir .

El fracaso que acompaña a la elaboración más o menos minuciosa de estos índices no debe llevarnos, sin embargo, a olvidar el acierto global del análisis de Vargas Ponze. Por encima de estos desaciertos puntuales Vargas consigue erigir un edificio histórico-demográfico de valores innegables. Quedó suficientemente reflejada la consideración que la metodología seguida en la obra nos merece. Pero es que además de los aciertos metodológicos hay que destacar el tremendo acierto que acompaña a Ponze a la hora de intentar sintetizar la realidad guipuzcoana de finales del XVIII. No se trata solamente de dominar con notoria precocidad una metodología demográfica; nos hallamos ante una acertada visión de la sociedad guipuzcoana a finales de siglo, visión pionera y que rompe con los convencionalismos que durante largo tiempo se han impuesto a la hora de intentar hacer inteligible el proceso histórico finisecular de nuestra sociedad. Es cierto que Ponze maneja tasas en absoluto verosímiles, pero lo es más que, a pesar de ello, su conocimiento del XVIII se acerca a las visiones más actuales que en torno al período final del siglo se han elaborado.

Es lógico que en una revista de orientación demográfica destaquemos los valores que subyacen en la metodología demográfica manejada por nuestro autor. Nos hallamos ante un verdadero pionero de la ciencia demográfica.

Pensamos que era urgente «presentar en sociedad» a tan ilustre figura y hacerlo por medio de una revista e institución geográficas cuyo significado igualmente pionero no es necesario destacar. Guipúzcoa puede encontrar en uno y otras aquellos resortes que le permitan ampliar el panorama interpretativo desde el que intentar hacer comprensible la compleja, rica y no fácilmente inteligible realidad que nos rodea y configura. Esperemos que Vargas Ponze nos ayude a convertir en realidad aquel «desideratum» que Lucien Febvre esperaba alcanzar a través del análisis histórico: comprender el pasado, y por él el presente, por vías distintas del mito, el olvido o el miedo.

NOTAS

(1) FERNANDEZ DE PINEDO, E,; Crecimiento econ6mico y transformaciones sociales del País Vasco, Madrid. Ed. Siglo XXI, 1974.

(2) FERNÁNDEZ ABALADEJO, P.; La crisis del Antiguo Régimen en Guipúzcoa: 1766-1833., Akal editor, Madrid, 1975.

(3) URRUTlKOETXEA, J. ; Demografía guipuzcoana del siglo XVIII. Comportamientos diferenciales. (Trabajo en vías de realización).

(4) VARGAS PONZE, J.; Estados de vitalidad y mortalidad de Guipúzcoa en el Siglo XVJ11. Trabaxados por el Teniente de Navío D. José Vargas Ponze, director de la RI. Academia de la Historia, 1805. (Manuscrito), Madrid, Arch. RI. Acad. de la Historia., 915886 (E.71).

(5) ARRIQUIBAR, Nicolás de; Recreaci6n política. Reflexiones sobre el Amigo de los Hombres en el tratado de poblaci6n considerado respecto a nuestros intereses, Parte 1 a, p. XIII, citado por MAULEON ISLA, M.; La población de Bilbao en el siglo XVIII, pág, 41.

(6) VARGASPONZE,J.,Op.cit,fol.lro.

(7) Ver nota (4).

(8) .Para que el cálculo tubiese una justa extensión abrazamos el período considerable de de un siglo entero; y fué el último el escogido porque en él sólo se puede suponer la población casi constante, no habiendo sufrido Guipúzcoa las vicisitudes en su constitución política que en los siglos anteriores, y también porque sólo desde el 1700 se conservan todos los Libros Parroquiales y se llevan estos con mucho esmero y exactitud. .-Ibid.,fº.6vº.

(9) .La población de los Reynos tiene tanta conexióp con las reglas del Comercio, que me ha parecido incluir aquí el resumen del Vecindario de cada Reyno y Provincia de España USTARIZ, Jerónimo.; Theórica y Práctica de Comercio y de Marina, en diferentes discursos y calificados exemplares, que con espec(ficas providencias se procuran adaptar a la Monarchia española, para suprompta restauraci6n..., (Madrid, 1757), pág.

(10) .El decreto del Obispado de Pamplona de 26 de Marzo de 1565, obligando la apertura de los libros parroquiales, significa un gran avance creando una nueva fuente de información, de la que anteriormente carecíamos. Es verdad que el primer libro de bautizados de Legazpia principia en el mes de Octubre del año anterior, con cinco meses de antelación. Hubo parroquias guipuzcoanas que con anterioridad a lo establecido por el citado Concilio (el de Trento) habían puesto en práctica la norma señalada... Hemos lamentado en más de una ocasión que en la diócesis de Pamplona los asientos parroquiales sean tan sobrios. .

-LASA, Fr. José.; Legazpia, Col. .Pueblos de Guipúzcoa., (S. Sebastián, 1970), págs. 107- 108.

(11) PÉREZ GARCÍA, J.M.; .Algunos problemas que plantea el uso de los archivos parroquiales», Compostellanum, XIV, 1972, págs. 234-35.

(12) HENRY, L.; Manuel de Démographie historique, págs. 7-9.

(13) .En nueve de Marzo de este año salieron del puerto de los Pasages para la Ciud. de Cadiz dos Galeones de quenta del Rey N.S. comandados por el Almirante Dn. Diego de Vicuña; Los quales se encontraron con seis fragatas Inglesas en las costas de Berbería y haviendo peleado por espacio de siete horas, desarbolados y maltratados, fueron apresados ambos, y llevados al puerto de la Ciud. de Lisboa, y al subir la Ría pego la Almiranta en un Baxo, donde se hizo pedazos y naufrago mucha gente. De los ahogados huvo de esta Villa siete hombres, cuyos nombres son los siguientes: Bernardo Clovet, Franco de Echezaval, Matheo de Aguirre Barayena, Ignacio de Mendizaval, Geronimo de Apezteguia, Joseph de Corrostola, Miguel de iturrieta = Llego la noticia de estos a esta Villa a diez y seis dias del mes de Mayo de mill setts. y quatro».

-A.H.D.G., MOTRICO, Libro 1° de Finados, fº. 163 rº.

Referencia paralela se encuentra en el Libro 1 a de Finados de Irún, en acta correspondiente al mes de Mayo de 1704, en la que, y bajo la referencia al margen de "Los que murieron en los Galeones., el encargado del Registro Parroquial, Dn. Juan de Zamora, anota: "En los desgraciados Galeones que salieron para Cádiz y se perdieron en el Puerto de Lisboa, Murieron aogados los siguientes todos vezinos de Yrun Y hace relación, a continuación, de los veinte irundarras ahogados en aquella oportunidad.

-A.H.D.H., IRUN, Libro 1 a de Finados, fa. 60 ra. "En veinte y tres de Noviembre de mil settos. y quince vino á esta Villa la noticia de como al desembocar la canal de Bahama se perdieron el dia 31 de Jullio, once Navios de la esquadra de flota y Galeones Vnidos, y se ahogaron mas de mil y setecientos hombres; entre ellos fueron de esta Villa los siguientes Y cita a ocho mutrikuarras, entre los que cabe destacar al Capitán po. de Gaztañeta.

-A.H.D.G., MOTRICO, Libro la de Finados, Fa.17Sra. .Dia 15 de Henero de 1742 llegó la noticia de haver fallecido en el viaje de Caracas los sugetos siguientes: Pedro de Amas, Franco dela Bastida, Sebastian Yturriza, Domingo de Pereda, Franco, de Iraundegui; estos tres ultimos en Puerto Cavello, y los dos primeros navegando desde dho Puerto Cavello a los Pasages. .

-Ibid., Fa. 207 va. Podríamos multiplicar las referencias, e incluso ampliarlas a otros puertos guipuzcoanos. Creemos, sin embargo, que son suficientes los testimonios arriba expuestos para probar lo que venimos afirmando.

(14) .El dia diez de Agosto de mil settecientos y sesentta y dos llego a estta Villa la notticia de haver fallecido en el hospital de P\emout en el Reino de Iglaterra (sic) Ignacio de Andonaegui natural de estta Villa, Prisionero de Guerra en dha Ciudad juntto con ottros muchos de estta -A.H.D.G., MOTRICO, Libro 10 de Bautizados (10), Finados, fa. 347.

.En nuebe de maio se hicieron los entranticos (sic) de Bernardo de Los Santos, Juan Franco. de Bidarte, Geronimo Camusaran y Juan Antonio de Aguirre que iendo alandalucia aviendo peleado y apresandoles los Ingleses se haogaron en la costa de Portugal -A.H.D.G., PASAJES DE SAN JUAN, Libro 50 de Finados, fa. 36 ra.

(15) .En doze de Enero del año de mil setecientos y veinte y nuebe, en un naufragio q. huvo en esta barra de Deva entre tres, y quatro de la tarde de sobredicho dia, se ahogaron en ella siete hombres, es a saver Leon de Urain, Andres de Isarraga, Antonio de Salaberria, Luis de Issa, Antonio de Torres, Félix de Larunza, y franco. de Galdos. ...

(16) -A.H.D.G., DEV A, Libro 30 de Finados, fa. 391 va. ..Pedro de Alarrista murio ahogado con otros diez y siete compañeros y ocho mujeres, en una chalupa de Guetaria que salio pa. Sanssan. al embarque pa. viage de Ballenas, q. sebulco en el parage de Mendizorroz -A.H.D.H., MOTRICO, Libro la de Finados, fa 170 vº.

(16) A.H.D.G., MONDRAGÓN, Libro 20 de Casados (1670-1730).- Azcoitia (22).

(17) Esta promiscuidad en el registro se mantendrá, en Azcoitia, desde comienzos de siglo hasta el año de 1730. Ya a partir del Libro 3° de Casados se distinguirán netamente las actas de Casamiento de las de Velaciones.

(18} VARGAS PONZE, J., o.c., fº. 2 rº.

(19) «Lo extraordinario de este gentio hizo nacer el deseo de ver como se aumentó hasta tal punto, si se mantiene estacionario, si hay sobrante, y qual es el destino suyo: Tambien si la especie se reproduce con igual en sus dos sexos, ó qual superabunde: baxo que razon sea este aumento y en que proporción con el total esté la defunción y si es igual en ambos sexos ó guarde con el que superabunde la misma relacion que guardan los nacidos, ó esté entre si en razon inversa. Todos estos interesantes problemas y otros muchos resolvieron los estados de vitalidad y mortalidad de cada pueblo de Guipuzcoa que se presentan aquí por orden alfabético» . -Ibid.,fols. 6rº -vº.

(20) «Allí conoceran ellos (las demas Provincias) y sus Rectores que no cansandose de abonar la tierra, la tierra no necesita descanso: que la misma variedad de semillas la engruesa y bonifica: que para sacar mucho de un terreno es preciso cultivar poco terreno...». -Ibid.,fº.5vº. (

21) Ibid., fº. 11 rº.

(22) «Pues porque no se conservan? «<los nacidos en ella»). Porque la agricultura que es su única ocupación ha llegado a su maximum». -Ibid.,fº.11rº.

(23) «... que Guipuzcoa por mas poblada que aparezca no lo está todavia como pudiera y debiera estar y es porque solo agricultora no pasa como pudiera y debiera á ser industriosa y comerciante.. -Ibid., fº. 13 vº.

(24) .y porque no pasa á serio quando todo le convida á ello? quando superabunda de gente y tiene materias fabriles ya conocidas y en las que caben grandes mejoras y tantos pueblos arruinados y en cada uno un puerto? No por otro motivo absolutamte. que porque goza de unos privilegios particulares que concedidos graciosamente por los Reyes en épocas no muy remotas ella denomina Fueros. Mientras que subsistan, Guipuzcoa no puede ser tan feliz como debe ser. Con ellos no puede mejorar su constitución; sin ellos puede duplicar su vecindario y multiplicar asombrosamente su felicidad. (...); de solo estos estados que hemos trabajado y de otros preliminares que contamos le sigan se prueba y demuestra evidentemente que son nocivos y perjudiciales al mismo pays que tan ciegamente los preconiza.. -Ibid..fols.13vº -14rº.

(25) Es amplísima la bibliografía que aborda estos levantamientos populares. A título meramente indicativo, señalaremos aquí las obras que consideramos más fundamentales, relegando para un apartado posterior la enumeración de aquellas otras más limitadas en su alcance.

FERNÁNDEZ DE PINEDO, E.. Crecimiento económico y transformaciones sociales del País Vasco. Madrid. Ed. Siglo XXI, 1974, págs. 391 -405. GURRUCHAGA, I., .la machinada de 1766 en Azpeitia. Sus causas y desarrollo., en Yakintza. Donostia, 1933. lABAYRU, E. de., Historia General del Señorío de Vizcaya, t. VI, págs. 85 ss. OlAECHEA, R., .El centralismo borbónico y las crisis sociales del siglo XVIII en el País Vasco.. en Historia del Pueblo Vasco, T. II, págs. 165 -227, Ed. EREIN, San Sebastián, 1979. OTAZU Y LLANA, A., El igualitarismo vasco: mito y realidad. San Sebastián, Txertoa, 1973, págs. 225-258. SAGARMINAGA, El gobierno y el régimen foral de Vizcaya. Bilbao, 1892, t. III págs. 150 y ss.

(26) FERNÁNDEZ AlBALADEJO, Pablo O. c., págs. 208- 228.

(27) Incluye, en su solicitud de información, al Señorío de Oñate que en este momento (1805) no forma parte aún de la Provincia de Guipúzcoa, a la que pasará a integrarse ya muy avanzado el siglo xix.

(28) .Para conocer estas pequeñas diferencias y para que se vea quan varia es la naturaleza en muchos Pueblos aislados hemos calculado parcialmente comparando el estado secular de su vitalidad y mortalidad con el de su población para deducir la razón en que se nace y muere. Y como. de la diversa localidad de los Pueblos se puede sospechar que provenga tal variación, con todo estudio lo hemos calculado en Yrun, San Sebastian. Orio Guetaria y Motrico que son pueblos de la costa y estan al nivel del mar: en Tolosa. Elgoybar, Azpeytia y Azcoytia que estan en valles y lI!inuras en lo interior de pays; y en Cestona y Abalcisqueta que estan en lo mas elevado de sus montes y como 1500 varas sobre el oceano. ...

-VARGAS PONZE, J., o.c.. fols. 10 rº y vº.

(29)bid.,fº.6vº.

(30) .Del censo de 1768 que se hizo por obispados no se puede sacar la población de Guipuzcoa porque está dividida entre las Diócesis de Calahorra y Pamplona. En el censo de 1787 (estado 38 plano 34) se le da 120.716 almas. Quando los Franceses señorearon en 1794 esta Provincia, menos legaspia y contornos. formaron un censo exactisimo que hemos visto original, y entonces que al terror arrancaba la verdad, y que el engaño persuadió á que no se debian temer inconvenientes de presentarla. la poblacion de la parte conquistada por los Republicanos excedia de 120.000 habitantes. En las memorias de estas Campañas que en 1801 publicó con particular exactitud el C. Beau Comisario de aquel exercito se estima la poblacion de Guipuzcoa (paga 119) en las mismas 120.000. .

-Ibid., fº. 2 vº. Nota a pie de página.

(31) .Porque Guipuzcoa de mas de quince mil casas que la pueblan las nueve mil quatrocientas quarenta y nueve pueblan su campo; y de las restantes cinco mil ochocientas sesenta y seis que figuran lugares, mas de la mitad, porque tienen contiguas sus tierras labrantías, se pueden estimar tambien como caserios : asi en cada milla de su extension contiene veinte y un caserios ó casas de pura labor. Allí haremos ver que Guipuzcoa no puede decaer de su estado presente en tanto que su labrador goze, como es tan justo, su presente estado; y que de poner, como nada tiene de imposible, toda España en situación semejante, España será uno de los mas poblados y feraces territorios del globo de la tierra en el que la Providencia y la constitucion de Europa le dió situación tan feliz".

-Ibid.,fols.5vº-6rº.

(32) .Resulta, pues, que tocan á cada milla 249 habitantes: población con grande exceso la más fuerte de España; pues siendo en ella la más numerosa la de Mallorca, no pasa esta de 1134119 : y con respecto al total es mucho mas notable; pues á cada legua quadrada de las de Guipuzcoa tocan 2.241 almas, y á la de España (...) les toca 803 7115, Es pasmosa quella poblacion aun referida á qualquiera Europea, entrando las apiñadas de Alemania...». -Ibid.fO.3rO.

(33) .y unos y otros domiciliandose y exercitandose en toda la costa desde la anonadada Fuenterrabia por los míseros Pasages y la arruinada Renteria, al infeliz Orio, ya la despoblada Guetaria y al monton de ruinas de Zumaya hasta el pobre Motrico que no son ni sombra de lo que fueron en el siglo XV y XVI las regenerarian de nuebo, las harian opulentas y comerciantes, las calles enteras que hoy son un monton de escombros, volverian a ser las tiendas y talleres que las formaron; Ilamarian a sí la plata que ahora extrahen de contrabando, y toda la costa de Guipuzcoa estaria al nivel de su interior, quando hoy por un trastorno, de que no hay otro exemplo en la Europa entera, solo se puede comparar el grado de miseria de los puertos. con el bien estar de los que pueblan las breñas y barrancos del interior,..»

-Ibid., fols,13rº y vº.

(34) .Del total de muertos toca al año 16 que con respecto á la poblacion es 1 por cada 170; y esta proporcion tan extremadamente ventajosa prueba la salubridad y robustez, y que los otros resultados no son obra de la naturaleza, pues calculando con el último quinquenio en que estan inclusos los párbulos salen 11 muertos al año, que con relación al total de los vecinos es 1 caso por cada 248,10 que toca en maravilloso».

-Ibid.,fº.48rº.

(35) .En quanto á los muertos no podemos conceder igual exactitud en el total de nuestros estados porque hasta estos ultimos años en todos los libros parroquiales, á excepcion de los de Motrico y Placencia, faltan los finamientos de los párbulos».

-Ibid.,FoIs.8rº y vº.

(36) A.H.D.G., PASAJES VILLA (o Pasajes de S, Juan), Libro 50 de Finados (1684-1726).- PAS. de SAN JUAN (5) y Libro 6.0 de Finados (1727-1783).- PAS. de SAN JUAN (10). MONDRAGÓN; Libro 6° de Finados (1713-1734), Libro 7° de Finados (1735-1753), Libro 8° de Finados (1754-1790) y Libro 9° de Finados (1790-1826). Estos últimos cuatro Libros llevan la referencia: MONDRAGÓN 24 -27.

(37) «Y murieron 44 varones más, que tambien es contra 10 que se observa en los demas pueblos; y que se debe atribuir á los muchos marineros que naufragaron en su barra».

-VARGAS PONZE, J., O.c., fº. 182 vº. .Con respecto á los muertos -afirma esta vez refiriéndose a GUETARIA -hay de exceso 65 varones (obra de los naufragios)...»

-Ibid" fO.128vO.

(38) -Ibid., fº, 8rº.

(39) .De este principio se sigue que hay tanto célibe en Guipúzcoa; pues como puede verse en los estados particulares no llega a la tercera parte de la población la que se reproduce; y rarísimo se casa hasta despues de los 25 años por mas que á centenares esten con palabra contrahida, pero sin unirse por falta de hogar» .

-Ibid.,fols.12 rº y vº.

(40) .Siendo el total del vecindario 2724, y el de los solteros en todas clases 2092, se deduce que solo 632, que es mucho menos de la quarta parte, es la que se reproduce. y del total de los solteros de 25 á 40, que son 726, que de tener hogar o Yndustria de que vivir pudiera haber al menos 330 matrimonios mas, que es la mitad mas de los actuales". -Ibid., fº, 47 rº

(41) -Ibid. fols. 7 rº y vº.

(42) .Que en total de 4755 (nacidos) excedieron en 5710s hembras, que es 1 de aumento por cada 52 varones; lo qual, como se nota en todos los estados, nunca sucede en el interior ¿Sera efecto del ayre de mar? ¿será de que el marinero aunque mucho mas trabaxado no es tan robusto como el labrador?

Las mugeres de ambos son en esta provincia de todo punto iguales en constitucion y trabaxo, y en esto en un todo compañeras del hombre". -Ibid,. fº 130 vº.

(43) .Pero ciñendonos al resultado general es otra consequencia pasmosa que hay un exceso de población en la centuria de 176.782 almas y aunque se rebajen 50.000 por los párbulos no expresados en los libros, lo que excede con mucho á todas las medidas de su mortandad todavia pudiera existir en Guipuzcoa una poblacion dupla de la actual si se conservaran en ella los que en ella han nacido». -Ibid., fº. 11 rº.

(44) -Ibid.,fols. 7vº, 8rº y 8vº.

Apreciaciones que sintetiza, cuando afirma: .siendo el total de Varones muertos 80.134 y el de Hembras 86.847 resulta 6.713 de exceso en estas y como tambien le hay sin duda en el de nacidos, parece que por esta doble causa debiera llegar un tiempo en que solo hubiese varones en Guipuzcoa, debiendose á la naturaleza una verdadera republica de Amazonas donde de ser lícita la bárbara poligamia debia ser con un sistema inverso del de los Mulsumanes, Pero procediendo con la debida seriedad, y resultando de todos los estados parciales de los pueblos, que existen en ellos mas hembras que varones, lo que si se deduce sin genero de duda es la triste consequencia de los muchisimos de estos que emigran inutilizando el más favorable don de la Providencia, r°!11piendo el ~quilibrio naturRIde los sexos, y dexando á la Patria sin los mas robustos brazos para su defensa, cultivo y prosperidad. No en valde se leen en los libros de las Parroquias tantos sufragios por personas que murieron ausentes; y en los pueblos de la costa, especialmente en Motrico, casi igualan á los que se sepultan en ellos».

-Ibid.,fols. 8vº -9rº.

(45) Autores coetáneos, como USTARIZ, ARRIQUIBAR, LARRAMENDI, etc, presentan un esquema de análisis similar al de nuestro autor, sobre todo los dos citados en primer lugar . La obra de UST ARIZ es sobradamente conocida. En cuanto a ARRIQUIBAR, Mercedes Mauleón le cita en su obra. Su pensamiento lo podríamos sintetizar, tomando sus propias palabras: .Yo vuelvo siempre a mi gran principio: la multiplicidad de familias en estado de contribuir, es el mayor tesoro del Estado. En éstas y no en la extensión de las tierras (que sin gente ni se pueden cultivar ni defender) consiste el poder de un reino».

-ARRIQUIBAR, Recreación política. Reflexiones sobre el Amigo de los Hombres en el tratado de poblaci6n considerado respecto a nuestros intereses, t. 1°, pág. 43, en MAULEON ISLA, Mercedes., O.C., p. 42.

(46) Nos adelantamos, en este punto, a las conclusiones de nuestro trabajo. Pero en la medida en que en tal punto somos deudores de FERNÁNDEZ ALBALADEJO, nos remitimos al capítulo que, en su obra dedica al análisis demográfico. Las tasas de crecimiento que allí se señalan muestran con claridad la veracidad de nuestro aserto: .Basándonos en ellas podemos discernir dos grandes fases de crecimiento de unos treinta y seis años cada una, separadas por un período de estancamiento que ocuparía los años centrales del siglo, entre 1747 y 1755 aproximadamente, momento en el que hemos podido ver se evidencia algún malestar en el campo y se proponen los primeros programas para abrir la economía provincial. Estos dos períodos vendrán marcados por diferentes tasas de crecimiento anual, del 0,35 por 100 entre 1706 y 1742, del 0,25 POR 100 entre 1760 y 1796, creciendo entre 1706 y 1796 a un ritmo anual del 0,29 por 100. De esta forma, el crecimiento de la población guipuzcoana durante el siglo XVIII fue un crecimiento lento, inferior en su segunda mitad a las cifras del crecimiento .nacional», aunque hay que tener en cuenta que su punto de partida era sensiblemente más alto que el de las regiones castellanas cuando menos, puesto que Guipúzcoa había casi ignorado las desgracias del XVII castellano».

-FERNÁNDEZ ALBALADEJO, Pablo O.c., p.222.

(47) .Es que solo viven de la agricultura sin conocer mas que una corta industria de fierro que mantiene á determinado número y siempre el mismo. 'I.a agricultura ha llegado a su maximum, no puede emplear mas brazos, no hay caserios para aloxar matrimonios.. .»

-V ARGAS PONZE, J., O.c. fols. 125 ro y vo. y si la situación de Azcoitia se define en términos de este tenor, otro tanto ocurre en la cercana Azpeitia, cuya crisis del último cuarto de siglo explica Ponze, ampliando la referencia de manera injustificada a toda la segunda mitad del XVIII, sobre la base de una doble causa: rendimientos agrícolas decrecientes y ausencia de la industria: .De todos estos articulos es la causa, tan perjudicial al progreso del género humano, el no conocerse en Azpeytia (a excepción de una corta industria de las primeras y toscas labores del fierro) otro modo de vivir que la agricultura. y aunque esta se entiende (sic) pasmosamente, como ya llegó a su maximum, no puede dar subsistencia al gran sobrante de brazos que ella misma cria, y que ocupados en los innumerables ramos que proporciona la Yndustria (aquí ninguna por oponer voluntarios diques) haria de Azpeytia y Azcoytia, como todo el valle de Loyola donde estan situadas, uno de los payses mas poblados y felices, asi como es de los mejores cultivados del Vniverso».

-Ibid.,fols.31rº y vº.

(48) "Y el motivo de lo de arriba que estando el terreno poblado con quantas casas puede soportar una agricultura por falta de hogar y campo en que exercitar esta, y careciendo de los infinitos modos de subsistir que proporciona la industria, por lo que se oponen a que se plantifiquen los Fueros...».

-Ibid.,fº18vº.

(49) .En todo el siglo no ha ido a mas la poblacion: cosa comun tanto, quanto notabilisima en todos los pueblos de la costa porque su agricultura no puede ir á mas: y por los Fueros no se les puede abrir el comercio y navegación».

-Ibid., fº. 139 vº. Esta situación se aplica tanto a ORlO, tal y como queda reflejado en el texto que acabamos de reproducir, como en ZUMAYA, de cuya situación se hace eco páginas más adelante:

.Del estudio secular se deduce que, como todos los Pueblos Marítimos, (excepto S. Sebastian) viene á menos lexos de aumentarse como todos los del interior» . -Ibid.,fº.182rº.

(50) .Resulta, que hasta el medio siglo anterior creció la población; y que desde 1750 está estacionario, 10 qual comprueba lo dicho». -Ibid.,fols.31r"y v".

.Pero desde 1750 está como estacionario (el número de nacidos) ..., que en el primer medio siglo se aumento de casi una mitad ...». -Ibid.,f".125r".

(51) .la población se fue aumentando durante la media centuria hasta 1750, y desde entonces aunque hay algun aumento es muy corto; porque no es casi capaz de aumento el terreno cultivable".

-Ibid.,fols.52rº y vº.

52) -Ibid., fº .7 rº.

(53) -Ibid., fº. 8 vº.

(54) -Ibid.,fº.9rº.

(55) -RODRÍGUEZ FERREIRO, R. .la demografía de Río...», págs. 416 y 418.

(56) -BARREIRO MALLON, B. La Jurisdicción de Xallas. .., p. 94.

(57) -GOUBERT, P. Beauvais et les Beauvaisis. ...p. 40.

{58) -GANIAGE, J. Trois villes de l.Ille-de-France..., p. 106.

(59) -GUILLAUME- POUSSOU. nemographie historique. págs. 169 -170.