Lurralde :inv. espac. N. 8 (1985) p. 189-196 ISSN 1697-3070

LA DISTRIBUCION DE LOS TERRENOS COMUNALES EN ALAVA

Eugenio RUIZ URRESTARAZU

Departamento de Geografía

Universidad del País Vasco. Vitoria.

 

Este artículo quiere ser un avance, descriptivo y espacial, de uno de los aspectos más sobresalientes del mundo rural en la provincia de Alava: la pervivencia y extensión de sus terrenos comunales (1). La propia magnitud de su superficie actual nos pone de manifiesto su relevancia ya que aproximadamente la mitad de la provincia (2) se puede catalogar dentro de esta categoría: un hecho de esta naturaleza conlleva notables consecuencias que deben ser estudiadas desde muy diversos, pero coincidentes puntos de vista: geográfico, jurídico, histórico, económico, de ordenación del territorio, etc. Lo que se va a exponer aquí es simplemente su distribución espacial.

Esta distribución de la propiedad rural diferencia notablemente a esta provincia de las otras dos de la Comunidad Vasca, Vizcaya y Guipúzcoa, donde los comunales han quedado reducidos a áreas mucho más restringidas, y la asemeja a su también vecina Navarra en la que su porcentaje de extensión comunal es comparable (3). Este distinto reparto de la propiedad repercute en

elementos visibles del paisaje como la parcelación y usos del suelo, con un predominio de especies autóctonas en los montes alaveses, entre otros. El desigual proceso histórico ha conducido a estos contrastes (4).

1.- La distribución sobre el mapa provincial. (Mapa nº 1)

La contemplación del mapa adjunto permite emitir numerosas consideraciones, algunas de las cuales se enumeran seguidamente. Los montes y terrenos comunales se expanden por prácticamente todo el territorio, con una menor densidad en las comarcas extremas latitudinalmente.

Si a este mapa se superpusiera otro topográfico se vería la estrecha relación que existe entre el relieve y el reparto espacial de los comunales; de tal modo que puede establecerse -con algunas excepciones que se mencionan más adelante la siguiente dicotomía: los terrenos más llanos y abiertos se corresponden con la propiedad privada y la comunal con los montuosos y de mayores pendientes. Todo ello en función de su distinta aptitud para el aprovechamiento económico, bien sea éste como cultivo o como bosque o pastos. Entre los primeros terrenos con vocación agrícola destacan las marg9sas cuencas cretácicas longitudinales, las depresiones terciarias, los fondos con materiales de acumulación de los principales valles y el trías de los diapiros. Así, coincidiendo con estas zonas se desarrolla la propiedad privada en áreas contiguas y hasta cierto punto extensas entre las que destacan la Rioja y la Llanada en la que se individualizan sus sectores occidental -donde se asienta Vitoria- y oriental, unidos por el corredor de Alegría-Dulantzi. Otros territorios exentos de comunales se encuentran en los cauces bajos del Omecillo, Bayas, 1;adorra y Ayuda en su unión con el Ebro, sobre las tierras lindantes con Miranda de Ebro. La depresión de Sta. Cruz de Campezo, los válles de Maestu, Zuya, de Cuartango, las tierras al sur de la sierra de Tuyo son otros tantos ejemplos de campos de propiedad privada, así como las estrechas franjas que bordean ríos de menor importancia -Lacozmonte, cuenca alta del Omecillo, del Ega, el fondo del valle de Arana, etc.

Unas comarcas con escasez de comunales, aunque de topografía accidentada y escabrosa, se dibujan al norte de la provincia, en la comarca Cantábrica y en el valle de Aramayona que parecen haber seguido un comportamiento desamortizador más afín al de las provincias limítrofes' de Vizcaya y Guipúzcoa.

Los comunales, por su parte, parecen seguir la conformación de las principales sierras cuyos pliegues estructurales y relieves topográficos se alinean de E a W. En el extremo septentrional una banda de terrenos colectivos cubre a las montañas de la divisoria cantábrico-mediterránea, desde la mole del Gorbea a la sierra de Altzania, pasando por las de Elguea y Urkilla. En el centro de Alava otra ancha banda recorre las sierras intermedias, Enzia, lturrieta, Montes de Vitoria, sierra de Tuyo, Arkamo y las alineaciones montañosas que por el norte y el sur encierran Valdegobía. Esta zona intermedia se expande y densifica a oriente, en la comarca denominada Montaña Alavesa, cuyo nombre resulta expresivo a causa de su irregular topografía ya que el flanco sur del sinclinal de Urbasa-Treviño aparece roto en retazos prominentes, algunos de los cuales se orienta latitudinalmente. Por último, hacia el sur, la sierra de Cantabria acoge otra alargada hilera de tierras del común.

Un ejemplo paradigmático de la disposición espacial de la propiedad de la tierra en Alava, acorde con sus características geomorfológicas y de aprovechamiento, podría ser éste: el fondo de las cubetas y valles, de suelos más profundos y dedicación agrícola, es de propiedad privada y las montañas que los rodean o encajan, silvícolas o de pastos, pertenecen a la comunidad o son bienes de propios. Basta echar una mirada a Cuartango, Arana o a la propia Llanada para comprobarlo.

2.- La distribución por comarcas y municipios. (Cuadro nº 1)

De las seis comarcas en que se divide Alava, aquéllas con mayor extensión comunal son la Llanada, los Valles y la Montaña; las de menor, la Rioja, Cantábrica y las Estribaciones del Gorbea. Como el tamaño de cada una de ellas es desigual, esta clasificación puede resultar engañosa. Por ello es preferible referirse al porcentaje que el común ocupa sobre la superficie comarcal toal y, de ese modo, establecer comparaciones. Así, la Montaña Alavesa, con el 67,5% de su territorio bajo propiedad comunal, las Estribaciones del Gorbea, con 57,6% (5) y la occidental comarca de los Valles con 54,6% son las que encabezan la lista. Un valor intermedio, 44, 70/ó , posee la Llanada y los más débiles se localizan en loS extremos norte y sur, con un 37,1% la Cantábrica y un 22,3% la Rioja. Puede observarse de nuevo, esta vez en forma numérica, que las comarcas son las que mantienen un porcentaje más elevado de terreno comunal.

Circunscribiéndonos a los municipios, dos términos ubicados en la Montaña, Peñacerrada y Maestu, obtienen proporcionalmente las mayores superficies comunales ya que llegan a cubrir más del 75% de su extensión. Yécora, en la Rioja, con un 3,4% marca el extremo opuesto. Otros municipios que superan el 70% son Lagrán -en la Montaña, 74,4%-, Barrundia -en la Llanada y al pie de la sierra de Elguea, 73,1 %- y Zuya -en las Estribaciones, 70,7%-. En general los ayuntamientos de las cuatro comarcas centrales presentan altos índices.

Es de reseñar que existen en la provincia tres áreas comunales de cierta extensión, la Parzonería de Encia -4.937 ha.-, la Sierra Brava de Badaya -2.005 ha.- y la comunidad de Laño (en el Condado de Treviño) -Pipaón-Peñacerrada- -513 ha.- cuyo territorio no se encuentra asignado a ningún término municipal y del que congozan los pueblos colindantes. No se han incluído en los cómputos realizados para las comarcas y municipios pero deben tenerse en cuenta ya que agrandarían la extensión comunal de los núcleos mancomunados (6).

Los municipios más pobres en montes comuneros son los riojanos y los de la comarca Cantábrica.

Mapa 1: Distribución de los terrenos comunales en Alava

NOTAS

1 -Aplicamos aquí el término de comunal en su sentido más amplio, esto es a todos los terrenos que no son de propiedad privada, haciendo abstracción de su naturaleza jurídica concreta. Para detalles sobre estos temas puede consultarse Nieto, A., BIenes comunales, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1964.

2.- Decimos aproximadamente porque las cifras no coinciden. Según datos suministrados por la Dirección de Montes de la Diputación Foral de Alava dicha extensión sería de 138.971 ha. que suponen el 45,6% del total provincial. Estudiando los listados del Catastro de la misma diputación la cantidad asciende a 153.957'11 ha. lo que eleva a 50'5 el porcentaje ocupado por los comunales. Estas últimas cifras son las que en este trabajo se exponen y utilizan.

3.- Para esta provincia puede consultarse Floristán Samames, A., "Los comunes en Navarra", Actes du Quatrieme Congres Intemational d'Etudes pyrénéennes, (Pau-Lourdes, 1962), Toulouse, t.IV , section IV, págs. 74-86 y del mismo autor, "La desamortización de bienes pertenecientes a corporaciones civiles y al Estado de Navarra", Homen~e al Excmo. Sr. D. Amando Melón y Ruiz de Gordejuela, Zaragoza, 1966, págs. 109-116. El proceso histórico-jurídico de la desamortización ha sido estudiado por Gómez Chaparro, R., La desamortización CivIl en Navarra, Univ. de Navarra, Institución PrÍncipe de Viana, Pamplona, 1967.

4.- Véase, por ejemplo, Garayo Urruela, J .M., Datos mstórlcos básicos de los aprovechamientos agrarios en común, Departamento de Agricultura, Gobierno Vasco, inédito; Mutiloa Poza, J .M.a, "la desamortización en Vizcaya y Provincias Vascongadas", Estudios V¡zcainos, R.S.V.A.P., n." 2, Añol, Bilbao, págs. 211-258y, del mismo autor, Desamortización, fueros y pronunciamientos en Alava en el siglo XIX, Diputación Foral de Alava, Vitoria, 1975.

5.- En esta comarca de las Estribaciones se tiende a incluir el Valle de Aramayona por su proximidad física, aunque sus características físicas y humanas gozan de mayor parentesco con la comarca Cantábrica alavesa y aún mayor con el valle del Deva guipuzcoano. En aquel valle los comunales son poco extensos, por lo que si prescindiésemos de él, las Estribaciones del Gorbea alcanzarían porcentajes parejos a los de la Montaña.

6.- Otro tanto cabe decir de terrenos situados fuera de los límites provinciales sobre los que poseen dere~hos ciertos pueblos de Alava. Así sucede en las Parzonerías de Altzania y Oltza- Urbía, en territorio guipuzcoano, de las que participan los pueblos de los municipios de San Millán, Aspárrena y Zalduendo, éste último sólo en el suelo pues el vuelo lo vendió a Aspárrena en 1910; 0 como la villa de Contrasta, en Arana, que congoza con otros pueblos navarros una parte de la facería de Lóquiz.