Lurralde :inv. espac.

N. 10 (1987)

p. 145-164

ISSN 1697-3070

 

ANDRES DE URDANETA (1508 -1568)

Su Contribución a los Descubrimientos Geográficos de la Epoca

 

© Mikel UBILLOS SALABERRIA

Instituto Geográfico Vasco "Andrés de Urdaneta"

Apartado de Correos 719

20080 Donostia-San Sebastián

 

Laburpena: ANDRES URDANETA (1508-1568): BERE EKARPENA GARAIAREN AURKIKUNTZA GEOGRAFIKOEI.

Artikulo honetan, Euskal Geografi Elkargoaren (INGEBA) fundazioaren hamargarren urtebetetzean Elkargoak Andres urdanetari eskaini nahi dion omenalditzat harturik, geografiaren historiaren barruan gure itsasgizon gorenaren esannahia nabarerazten zaio, itsasgizon honek parte hartu zuen bi expedizio handiak, Loaisaren Expedizioa (1525-1537) eta legazpiren Expedizioa (1564-1566) aztertuz batipat. Bigarren expedizio honetan Andres Urdaneta Mundo mailan ospetsua bihurtu zen, Ekialdeko Indiaetatik Amerikaruntz itzultzeko eta Ozeano Pazifikoa ekialderuntz gurutzatzen duen biderik azkarrena eta zihurrena aurkitzerakoan.

Gako hitzak: Andres de Urdaneta, Ozeano Pazifikoa.

 

Resumen: ANDRES DE URDANETA (1508-1568): SU CONTRIBUCION A LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRAFICOS DE LA EPOCA.

En este artículo, que quiere ser el homenaje a Andrés de Urdaneta (1508-1568) en el décimo aniversario de la fundación del Instituto Geográfico Basco (INGEBA), resalta la figura del ilustre marino enmarcada en la historia de la geografía, analizando las dos grandes expediciones en las que tomó parte: La Expedición a Loaisa (1525-1537), y la Expedición de Legazpi (1564-1566). En esta segunda expedición la figura de Andrés de Urdaneta cobrará fama universal al descubrir la ruta más rápida y segura de vuelta de las Indias Orientales hacia América cruzando el Océano Pacifico hacia el Este.

Palabras clave: Andrés de Urdaneta, Rutas Marítimas, Océano Pacífico, Siglo XVI.

 

Abstract: ANDRES DE URDANETA (1508-1568): HIS CONTRIBUTION TO THE XVI CENTURY'S DISCOVERIES:

This study appears as an homage to Andres de Urdaneta (1508-1568) at the time where the Basque Geographical Institute (INGEBA), which bears his name, celebrates its 10th anniversary. It stresses the significance of this famous sailor for the history of geography and analyses both major expeditions in which he participdated: The Loaisa (1525-1537) and the Legazpi (1564-1566) expeditions. This second expedition made him world famous for the discovery on his way eastwarts through the Pacific the sortest and safest route from the East Indies to America.

Key Words: Andrés de Urdaneta, Navigation Route, Pacífic Ocean, XVI Century.

 

INTRODUCCIÓN.

Este artículo quiere ser el homenaje que se rinde al ilustre marino ordiziarra Andrés de Urdaneta (1508-1568) en el décimo aniversario de la fundación del Instituto Geográfico Rasco (INGERA), que lleva su nombre. El objetivo de este artículo es el de enmarcar los logros de Urdaneta dentro de la historia de la geografía, y el comprender, mediante el análisis de diversos trazos biográficos, las causas de sus éxitos. Su objetivo no es pues, la realización de una nueva biografía, que tan magistralmente realizaron Fermín de Uncilla (1907) y José de Arteche (1943); sino la de acercar al gran público de una manera escueta y clara la significación de la figura de Andrés de Urdaneta, considerándolo desde el punto de vista de geógrafo, dejando aparte tanto su vertiente militar como religiosa.

Para entender el significado de la figura de Andrés de Urdaneta en la historia de la geografía es necesario comprender la importancia del problema de la Ruta de las Indias durante el Renacimiento. El descubrimiento de esta nueva ruta creó una competición, parecida a la que existe actualmente entre las grandes potencias en la conquista del espacio, entre los Nuevos Estados Europeos durante los siglos XV y XVI. De esta manera, gran cantidad de navegantes españoles, portugueses, italianos, holandeses e ingleses emprendieron una gran carrera a través de los océanos para llegar a las míticas islas de las Especerías, siendo en este contexto donde la figura de Andrés de Urdaneta toma importancia.

El primer elemento que hay que tener en cuenta para comprender esta competición es la ocupación gradual por parte del Imperio Otomano de vastas regiones de Europa Oriental, de la Península de Anatolia y del Oriente Medio. Por causa de este fenómeno histórico, el tradicional sistema de intercambios comerciales con Oriente, por medio de las caravanas que atravesaban estepas y desiertos hasta llegar a los puertos del Mediterráneo, quedó trastocado; y mientras que las ciudades marineras italianas, Venecia, Génova y Pisa, sufrían una crisis profunda al hallarse prácticamente bloqueadas en un Mediterráneo que se había convertido en un mar sin salidas; los Nuevos Estados de Portugal y España se lanzaban a la conquista de nuevas rutas comerciales para las especies asiáticas.

Hay que tener en cuenta la gran importancia que tenían las especias en el mundo renacentista. Así, el azúcar de caña, el clavo, la nuez moscada, el áloe, la pimienta, la canela, el jengibre, y las demás especias eran consideradas indispensables tanto para la preparación de medicamentos como para condimentación de alimentos.

La gradual afirmación de España y Portugal como Nuevos Estados y la posibilidad de conseguir grandes beneficios unida a la aparición de una serie de inventos como la brújula, el astrolabio, los mapas geográficos y los nuevos tipos de embarcaciones, fueron las causas que impulsaron la navegación a Oriente por vía marítima. Andrés de Urdaneta con su tornoviaje dará fin a la problemática de la ruta de las Indias, abriendo las vías comerciales entre Asia y América que duraron hasta el siglo XIX, como más tarde veremos.

Después de la aventura del descubrimiento del continente americano, que apareció a medio camino en la ruta hacia las islas Molucas (1), los reyes españoles se dedicaron a explorar las costas de este continente, hasta que Vasco Nuñez de Balboa en 1513 descubrió el mar del Sur u Océano Pacífico. Desde entonces la corona española proseguirá la ruta hacia las citadas islas.

Estas islas por aquellos años, todavía no habían sido conquistadas por los portugueses, por lo cual la corona española tuvo prisa por traspasar la muralla del Nuevo Mundo y llegar por el Oeste a estas islas. Por esta razón organizó una serie de expediciones (2), en algunas de las cuales participará nuestro Andrés de Urdaneta, expediciones que más tarde analizaremos pormenorizadamente. Sin embargo, esta empresa no será nada fácil y estará plagada de dificultades, que ahora vamos a analizar.

Al poco tiempo del regreso de Colón a España, los Reyes Católicos, viendo que Juan II, rey de Portugal, podría enviar expediciones navales hacia esas tierras, con el objeto de aprovechar el descubrimiento español en beneficio del reino de Portugal, solicitaron al papa Alejandro VI, la consagración de la conquista de los territorios del Nuevo Mundo a favor del reino de España y la concesión del derecho exclusivo sobre las tierras que se descubriesen posteriormente siguiendo la ruta del Oeste.

Como respuesta a esta petición, el pontífice dictó tres bulas; las dos primeras a comienzos de mayo de 1493, y la tercera el 23 de septiembre del mismo año. Según la primera bula, el Papa otorgaba a los reyes de España el derecho de navegación por las Indias Occidentales, con las gracias y prerrogativas concedidas anteriormente a los reyes de Portugal sobre las Indias, Guinea y África. En la segunda, el Papa hacía donación a los Reyes Católicos ya sus sucesores de todas las Indias, islas y tierra firme del Océano Pacífico, descubiertas siguiendo la ruta de Occidente, y que se encontrasen al oeste del meridiano que pasa a 100 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde y las Azores, y que hasta el día de Navidad de 1492 no fuesen poseídas por otro príncipe cristiano. En la tercera, en cambio, les concedía todo lo conocido como las Indias Orientales, Occidente y Mediodía, y que no estuviese ocupado por otro príncipe cristiano antes de 1492.

Con la consecución de estas bulas papales los monarcas españoles pretendían asegurarse para sí, lo que se había descubierto o lo que se descubriese en lo sucesivo después de traspasar el Océano Atlántico.

Ante estas bulas de Alejandro VI, Juan II no se mostró conforme, y tras realizar algunas gestiones con Fernando el Católico, consiguió que se celebrase y se firmase el Tratado de Tordesillas, el 7 de junio de 1494; por el cual se rectificaba de mutuo acuerdo la línea de demarcación fijada por el pontífice Alejandro VI, para que dicha línea se fijase a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. De acuerdo con este tratado, la línea de demarcación repartía el Mundo en dos mitades, de tal modo que todos los territorios que se descubriesen al oeste de dicha línea pertenecieran a España, mientras que los que se encontrasen al este pertenecieran a Portugal.

A consecuencia de este tratado hubo un equilibrio de fuerzas entre los dos reinos durante 25 años; sin embargo, cuando las naves españolas comenzaron a cruzar el Océano Pacífico en dirección a las islas Molucas, empezaron las dificultades entre España y Portugal sobre la situación exacta de aquellas islas, por considerar los españoles que pertenecían a su jurisdicción; y consecuentemente, sobre el derecho a la ocupación de ellas por parte de una nación u otra.

Con objeto de evitar la guerra en aquellas latitudes, se celebraron diversas reuniones con representantes de ambos reinos, que sin embargo, no tuvieron ningún éxito. La más importante fue la celebrada en las poblaciones fronterizas de Yelbes y Badajoz, celebrada en el año 1524. Fracasadas estas reuniones las guerras entre españoles y portugueses se reanudaron en las disputadas islas. Andrés de Urdaneta actuará en ellas formando parte de la expedición de Loaisa. Tras cuatro años de luchas, se logró entre los dos reinos un acuerdo denominado Tratado de Zaragoza, firmado el 21 de abril de 1529. Según este tratado, el emperador Carlos V, enajenó a Portugal los derechos que pudiera tener sobre las islas Molucas a cambio de 350.000 ducados de oro. Como consecuencia de este tratado, Portugal adquirió el derecho exclusivo e contratar y comerciar las especias de las islas y de navegar por aquellos mares; mientras que España concentró su esfuerzo en adelante en poblar, cristianizar y gobernar las islas y tierras que descubriese al este de las Molucas. Todo esto no impidió que España conquistase, poblase y poseyese las Islas Filipinas, sin disputa mayor con Portugal, quizás debido a que en estas islas no hubiese especias. Urdaneta será un gran defensor de este tratado como veremos más adelante.

Antes de la aparición de Andrés de Urdaneta, con objeto de enmarcar dentro de su contexto los logros de este ilustre marino, hay que destacar: La primera vuelta al Mundo realizada por la expedición de Magallanes-Elcano (1519-1522) y La expedición de Andrés Niño (1521); las cuales fueron las dos primeras tentativas españolas de conquista de las islas Molucas.

La expedición de Fernando de Magallanes salió de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519 con el objetivo de ir por la ruta del oeste, rodeando por el sur el continente americano para llegar a las islas Molucas, asegurando que se encontraban en la jurisdicción española. Tras la muerte de Magallanes el 27 de abril de 1521 en la isla de Maotan, y la de su sucesor Duarte Narbose, fue nombrado capitán General de la flota Gonzalo Gómez de Espinosa y capitán de la "Victoria" Juan Sebastián Elcano, quien por mandato de su Capitán General regresará a España por el Oeste, saliendo de la isla de Tidore el 21 de diciembre de 1521, y llegando a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522.

Antes de la llegada de Elcano, Carlos V, sin tener noticia alguna de la expedición de Magallanes, decidió que una nueva armada debía ir hacia las islas Molucas al mando de Andrés Niño, la cual tras su salida de Panamá á comienzos de 1521, se perdió en el océano y sobre ella nunca se supo la suerte que corrió.

Al poco tiempo de la llegada de Juan Sebastián Elcano, el emperador firmó capitulaciones con el Comendador de la Orden de Santiago (13 de noviembre de 1522), Frey Garcia Jofre de Loaisa, para que organizase una nueva armada, que con él como capitán, y como piloto mayor a Juan Sebastián Elcano, debería surcar de nuevo el Pacífico. En este viaje Juan Sebastián Elcano llevará como asistente a un joven de 17 años, natural de Villafranca de Oria, actual Ordizia, que será Andrés de Urdaneta. Con este viaje nuestro ilustre marino comenzará a formar parte de la historia de la navegación.

EL PAPEL DE ANDRES DE URDANETA EN LA EXPEDICION DE FREY GARCIA JOFRE DE LOAISA:

El objetivo de este capítulo no es otro que el dar una serie de referencias con respecto a la actuación de Andrés de Urdaneta en el viaje, dejando de lado la descripción del mismo, para lo cual se aconseja la lectura de los capítulos referentes al mismo del libro de F. de Uncilla (3). No obstante al final de este capítulo con la idea de seguir de pauta de comprensión del mismo he añadido una tabla en la que aparecen sus acontecimientos más importantes con sus respectivas fechas.

Después de ser conocidos los acuerdos de las conferencias sobre las Molucas anteriormente citadas, el emperador, Carlos V, ordenó formar una armada con el objetivo de arrebatar estas islas a Portugal, poniendo a cargo de tan arriesgada empresa a D. Frey Garcia Jofre de Loaisa, ya Juan Sebastián Elcano como segundo jefe de la Armada. Acompañando a Elcano formaban parte de esta expedición varios vascos más, dos hermanos suyos, y además Martín Iñiguez de Carquizano y Andrés de Urdaneta, personaje principal de nuestro análisis. Al repartir los diferentes componentes de la expedición entre las diferentes naos (4) a Andrés de Urdaneta le destinaron a la Santi-Espiritus, a las órdenes inmediatas de Juan Sebastián Elcano.

Las observaciones científicas del Brasil:

Después de la salida del puerto de la Coruña el 24 de julio de 1525, el primer acontecimiento a reseñar sobre la personalidad de Andrés de Urdaneta lo advertimos en las costas de Brasil a lo largo de noviembre del mismo año, donde se dedicó a la observación de diferentes animales. Al respecto, dando muestras de su capacidad de observación y su interés científico escribiría lo siguiente: "Había mucha pesquería, é cada dia viamos una cosa ó pesquería la más fermosa de ver que jamás se vió; y es que hay unos peces, mayores que sardinas los cuales se llaman voladores, por respecto que vuelan como aves en aire, bien un tiro de pasamuro; que tienen alas como casi de murciélago, aunque son de pescado; y éstos vuelan y andas á manadas. y así hay otros pescados tan grandes como toninas que se llaman albacoras, las cuales saltan fuera del agua bien longura de media nao y éstas siguen a los voladores, así dejado del agua, como en el aire, que muchas veces viamos que yendo volando los tristes de los voladores, saltando en el aire las albacoras los apañaban. E así mesmo hay una aves que se llaman rabihorcadas, las cuales se mantienen de los peces voladores que caçan en el aire; que muchas veces los voladores, aquejados de las albacoras y de otros pescados que les siguen, por guareçerse vuelan donde topan luego con las rabihorcadas, e apañan de ellas; de manera que, ó de los unos ó de los otros siempre corren voladores á dar dentro en la nao; y como tocaban en seco, no se podían levantar, y así los apañabamos." (5).

Las condiciones de la expedición de socorro a los náufragos de la Santi Espiritus:

A los siete días del naufragio de la nao Santi Espiritus, cerca del Estrecho de Magallanes, el 21 de Enero de 1526, Juan Sebastián Elcano envió una expedición al mando de Urdaneta, al lugar donde habían quedado los náufragos de dicho buque. El objetivo de la expedición era el de participar a los náufragos como tres navíos de la Armada estaban dentro del Estrecho, y que entrando más adelante en un puerto, dejando allí una de las naves, volvería Elcano con las otras dos en su busca. La narración de esta expedición nos va a dar las pautas para comprender las dificultades que traía consigo una gesta como ésta, al igual que no hablará de la capacidad de Andrés de Urdaneta de adaptarse a cualquier circunstancia.

Según lo acordado, el 22 de Enero con seis soldados, partió Urdaneta en busca de sus compañeros. Al momento de desembarcar se encontraron rodeados de indios, hombre y mujeres, que les pedían comida y bebida, hecho al que accedieron gustosamente. Cuando los indios se dieron cuenta que las mochilas de los exploradores se encontraban vacías, les abandonaron. Andrés de Urdaneta y los suyos prosiguieron el viaje por un terreno áspero y salvaje, lo que les produjo hambre y sed, habida cuenta de la falta de víveres con que se encontraban. Sacando fuerzas de flaqueza, se pusieron en búsqueda de algún pozo o manantial, dispersándose por la zona donde se localizaban. En esto, Andrés de Urdaneta recordó que tal vez se remediaría su sed tomando su propia orina, y así lo hizo, sintiéndose muy aliviado -como cuenta en su Relación Inédita-. Al poco tiempo dio con sus compañeros de expedición, que estaban alrededor de un charco, junto al cual encontraron algo de apio. Donde para calmar su sed y su hambre, tomaron agua encharcada y apio.

Al día siguiente encontraron agua potable y ciruelas, que les alimentaron, llegando a donde se encontraban los náufragos de la Santi Espiritus. El 5 de febrero del mismo año, tanto los expedicionarios como los náufragos fueron recogidos por Juan Sebastián Elcano, dando así por terminada la expedición.

Las descripciones de los indígenas de las Molucas:

Andrés de urdaneta a lo largo de la expedición de la Armada nos dará muestras del conocimiento de la forma de ser y de las costumbres de los habitantes de aquellas isl~s de Poniente. A modo de ejemplo, citaremos dos de ellas.

Al llegar a las islas Marianas, el 5,de Septiembre de 1526, la nao Victoria, única superviviente de la Armada, Urdaneta al entrar en contacto con los indígenas de las mismas, nos hará la siguiente descripción: Según Andrés de Urdaneta los indígenas mascaban buyo, andaban untados de aceite de coco y ennegrecían sus dientes con un zumo. Algunos llevaban barba larga. En sus continuas guerras con los indígenas de las islas vecinas, utilizaban como armas, palos, hondas y canillas de hombres que mataban en la guerra. Adoraban en las cabezas de sus padres y abuelos, desenterrándolas al cabo de cierto tiempo y manteniéndolas en sus casas para tributarles culto. Como no tenían hierro, ni ningún otro metal, lo apreciaban de tal manera que eran capaces de cambiar por escasa cantidad de este metal, casi todas sus pertenencias.

Otra de las descripciones digna de ser mencionada es la que realizó después de la expedición realizada a la isla de Mindanao del 6 al 15 de octubre de 1526. El 6 de Octubre Andrés de Urdaneta entre otros, saltó a tierra con el objetivo de averiguar si esta isla estaba habitada. Pronto los miembros de la expedición se dieron cuenta de que se trataba de una isla habitada, porque además de hallar en un bosque árboles cortados con hacha, vieron varios indios vestidos de medio cuerpo hacia abajo. Después de varios días de contacto con los indígenas Andrés de Urdaneta los describiría de la siguiente manera.

Según nuestro explorador y marino, los indígenas de esta isla eran de mediana estatura, tenían la costumbre de pintarse, menos de medio cuerpo para abajo, que iban vestidos de paños de algodón y hasta de seda y raso. Traían los cabellos largos, recogidos a la usanza de las mujeres europeas. Daban culto a ciertos ídolos de madera. Las guerras eran muy frecuentes entre ellos y los pueblos limítrofes, en las cuales se servían de arcos, flechas y alfanjes de hierro, de azagayas, dagas y paveses, con otros géneros de armas. Sus costumbres eran en extremo corrompidas y no sufrían comparación con las de sus vecinos. Sus embarcaciones, muy grandes algunas, comparadas con las que estaban en uso en otras islas, estaban muy bien hechas y las movían a remos con grandísima velocidad. Urdaneta calculó que la isla de Mindanao tendría alrededor de 280 leguas, es decir, 840 millas aproximadamente, de circuito.

Andrés de Urdaneta en dificultades.

Aunque como más tarde analizaremos, Urdaneta según iba pasando el tiempo iba tomando más prestigio, tanto entre sus superiores como entre los indígenas de las islas, tuvo que padecer situaciones muy peligrosas que pudieron acabar con su vida. Con respecto a este tema vamos a analizar las dos más importantes.

El primer episodio ocurrió el 27 de Marzo de 1527, luchando contra los portugueses. Apostados frente al puerto de Tidore dos paraos portugueses, Andrés de Urdaneta tiene que enfrentarse con ellos, al mando de un parao con algunos indios y ocho castellanos. Después de una larga lucha consigue hacer huir a los portugueses, comenzando su persecución. Al cabo de recorrer cuatro millas y media, Urdaneta se dio cuenta de que no podía darles caza, por lo que mandó detener a su navío. Decididos a volver a Tidore, dispararon el último cañonazo, pero con tan mala suerte, que prendió fuego en un barril de pólvora, produciéndose una horrorosa explosión, a consecuencia de la cual resultaron heridos varios soldados, entre ellos Andrés de Urdaneta, que al sentirse abrasado se arrojó al agua. Cuando salió a flote el parao se encontraba a bastante distancia huyendo de los portugueses, que bien se enteraron de lo ocurrido comenzaron a perseguirlo. Urdaneta comenzó a nadar acercándose a varios paraos de Gilolo que se encontraban en las proximidades. Cuando las naves portuguesas se encontraban a corta distancia, fue recogido por los indígenas de Gilolo. Urdaneta se encontraba muy quemado, y tuvo que estar durante veinte días en una casa de los indios de Gilolo sin poder salir de ella. A consecuencia de este incidente, Urdaneta por haberse abrasado el rostro, se quedó con una notable fealdad para toda su vida.

El segundo episodio sucedió a los pocos meses de este anteriormente citado. Después de firmarse una tregua entre las dos Armadas, Martin Iñiguez, el general español, mandó a Andrés de Urdaneta de nuevo a Gilolo para arreglar algunos asuntos.

A los pocos días de la llegada de Andrés de Urdaneta a Gilolo los portugueses rompieron la tregua al apresar a dos canoas, tripuladas por pescadores gilolanos, los cuales fueron asesinados. Al conocer la noticia, el rey de Gilolo, juró vengar la muerte de sus súbditos y extendió profundas quejas contra los españoles por aceptar la tregua. Como respuesta Andrés de Urdaneta se embarcó en un pareo y corrió tras los portugueses. Estando cerca de ellos se arrojó al agua y nadando llegó a donde los portugueses. Apuntó sus nombres y les advirtió que la tregua estaba rota, volviéndose a nado a su embarcación.

Ocho días más tarde, el rey de Gilolo con ayuda de Andrés de Urdaneta, arremetió en contra de varias embarcaciones de Ternate (Portugueses) cargadas de víveres; les cogieron doce paraos y gran cantidad de prisioneros, y mandó cortar las cabezas a todos aquellos que fueran de Ternate, que pasaban de cuarenta, tomando a todos los demás como esclavos.

El general de los portugueses, Jorge Meneses, se quejó amargamente el general español del supuesto desafuero cometido por Andrés de Urdaneta, ocultándole que ellos habían roto la tregua anteriormente. El general espaftol, Martin Iñiguez, se indignó con Andrés de Urdaneta y juró que lo mataría si lo que le contaban era verdad. Advertido Urdaneta del juramento de su general marchó a Tidore, acompañado por el sobrino del rey de Gilolo. Quichiltidore. Ya en Tidore, Urdaneta habló con el general delante de varios portugueses, dando su versión de lo sucedido, siguiéndole en la charla Quichiltidore, que entre otras cosas mencionó lo siguiente:

"Mira, señor: cuando los enemigos no tienen palabra, juramento ni vergüenza que los apremie a guardar lo que prometen, más segura es con ellos la guerra que la paz, por muchas prendas que ofrezcan. Mi rey, debajo de tu fe, hizo pregonar la paz, que le ha muerto sus vasallos; y con más justa causa se debería quejar de tí que de los portugueses; y tú fuiste el primer ofendido en el rompimiento de la tregua; y lo que el Rey y Urdaneta han hecho ha sido restituir la honra al Emperador ya ti, y no romper tregua, sino restaurar la ofensa, que, con tan poca vergüenza en las barbas del Rey, mi señor, y á su puerta se atrevieron de hacer, sobre seguro, á tu nación y á nosotros; lo cual no pudieran hacer sino con la confianza de la tregua. Por tanto, señor, el Rey os suplica que, aprobando y teniendo por bien lo que se ha hecho, hagáis mercedes á Urdaneta y á los demás castellanos que en Gilolo están, y te avisa que te guardes de gente que tan mal cumple su palabra; y, por muchas treguas que asientes, no se piensa confiar más, si el Rey de Ternate no le envía vivos los Capitanes que le mataron sus vasallos, rompiendo la tregua; y aún tú, señor, será bien que, de tu parte, pidas enmiendas, y las personas de los portugueses que en ellos se hallaron, pues Urdaneta los habló y sabe sus nombres" (6).

Con todo ello fue demostrada la inocencia de Andrés de Urdaneta. El general le envió de nuevo a Gilolo, a donde llegó con mayor honra y reputación de la que antes gozaba.

Urdaneta hombre de confianza del General.

Tras la muerte de Martín Iñiguez, envenenado por Fernando de Baldaya, es sustituido por Hernando de la Torre, que como el anterior, mantendrá su confianza en Andrés de Urdaneta enviando a realizar las tareas de mayor importancia para la Armada. La confianza llegará a ser tal que cuando Hernando de la Torre parta para España dejará a Urdaneta al mando de la expedición. Esta confianza se pondrá de manifiesto en diferentes situaciones; este es el caso de las que vamos a relatar a continuación.

Hernando de la Torre recibió el 14 de Noviembre de 1528 la noticia de que en la Batachina, en un lugar denominado Guayamelin, se hallaban tres europeos, que se suponía fueran fugitivos de la nao Florida, que partió al mando de Saavedra en dirección al Nuevo Mundo El general una vez informado de la estancia de los tres europeos envió a Andrés de Urdaneta en su busca, y para que los trajera a Tidore, aunque fuesen portugueses. Andrés de Urdaneta partió el 14 de Noviembre con un parao de Tidore y llegó a noche a Guayamelin, donde sorprendió a los tres cristianos que eran Simón de Brito, Fernán Romero y un esclavo de Brito. Urdaneta les llevó a Tidore. Saavedra al ver a Simón de Brito montó en cólera y se lanzó sobre él puñal en mano; pero se interpuso Urdaneta. Saavedra formuló una queja criminal contra los dos españoles. Estos confesaron y fueron condenados a morir. Simón de Brito fue arrastrado por la ciudad y degollado y Fernán Romero fue ahorcado el 17 de Diciembre de 1528.

En otra ocasión a los pocos días de que Gonzalo de Pereira sustituyese en el mando portugués a Jorge Meneses, el 13 de Noviembre de 1530, Hernando de la Torre envió a Urdaneta a Ternate para que renovase la alianza que poco antes había concertado con Jorge Meneses. Al llegar a Ternate, aquel 20 de Diciembre de 1530, Gonzalo de Pereira le hizo saber a Urdaneta que el Emperador, Carlos V, había empeñado las islas Molucas al Rey de Portugal mediante e Tratado de Zaragoza, firmado el 21 de Abril de 1529, añadiéndole que eran inútiles los sacrificios que en adelante hiciesen, pues ya no tenían apoyo del emperador, e incluso podían resultar negativos.

Como vemos, el papel de Urdaneta en este viaje cada vez va tomando mayor importancia. En una primera instancia es ayudante de Juan Sebastián de Elcano, muerto éste el 6 de Agosto de 1526, poco a poco irá ganando puestos de responsabilidad en la expedición hasta ser el jefe de la misma y el encargado de presentar ante el Emperador la relación de los sucesos de la misma, cuando vuelva a España en Febrero de 1537.

Cronologia de la expedicion de Loaisa, segun Uncilla

ANDRES DE URDANETA EN LA EXPEDICION DE MIGUEL LÓPEZ DE LEGAZPI:

Los años de estancia en México.

Desde la vuelta del viaje de la expedición de Frey Garcia Jofre de Loaisa, Andrés de Urdaneta permaneció en México durante catorce años (1538-1552), ocupando lo que él denominó cargos de calidad, tales como el de Corregidor y visitador (7). Sin embargo en esta época estuvo bien relacionado para no perder el conocimiento de lo que sucedía en las Indias Orientales; en este sentido experimentó vivísimo interés por conocer los pormenores del viaje de la Armada de Villalobos (1542-1548).

Andrés de Urdaneta, llevado por su gran religiosidad, tomó el hábito religioso en el convento de los Padres Agustinos de México, muy probablemente el 19 de Marzo de 1552, haciendo sus votos en este mismo convento el día 20 de Marzo de 1553, con cuarenta y cinco años de edad. Sobre este hecho consta el documento de la partida de profesión que a continuación se adjunta:

"Yo Fray Andrés de Urdaneta, hijo legítimo de Johan Ochoa de Urdaneta y de Doña Gracia de Cerain, difuntos, que Dios los tenga en su gloria, vecinos que fueron de Villafranca de Guipúzcoa, que es en los Reynos de España, hago profesión y prometo obediencia á Dios Todopoderoso y á la gloriosa Virgen Santa Maria su Madre y al glorioso nuestro padre Santo Agustín y á bos el venerable padre fray Augustín de Coruña, prior en este monesterio del nombre de Jesús de la orden de nuestro glorioso padre Santo Augustín desta gran ciudad de Mexico en nombre y en vez del muy benerable padre prior general de los ermitaños de la orden de nuestro glorioso padre Santo Augustín y de sus sucesores y de vibir sin propio y en castidad segund la Regla de nuestro glorioso padre Santo Augustín Asta la muerte, fecho en Mexico oy lunes la veynte dias del marzo de mill e quinientos e cincuenta e tres años. = Fr. Augustín de Coruña, prior.= Fray Diego de Vertavillo = Fray Andres de Urdaneta." (8).

De la vida de Urdaneta hasta 1560 muy pocas noticias se tienen, las cuales nos lo muestran como observador de la Regla, amigo de la oración y de la contemplación. Como muestra de esta dedicación en 1558 se encuentra ejerciendo el cargo de maestro de novicios de la Orden de San Agustín.

Sin embargo, durante esta época no abandonó la idea de una nueva expedición por el Océano Pacífico hacia las Indias Orientales. Con esta idea convenció al Virrey de México, don Luis de Velasco, para convocar una junta de peritos que estudiase el caso, e hizo que triunfasen sus proyectos.

Los preparativos de la expedición de Legazpi.

Don Luis de Velasco convencido de la posibilidad del viaje y de la capacidad de Andrés de Urdaneta, escribió a Felipe II para que el padre agustino dirigiese la expedición ya que según sus palabras "lo principal que en esta jornada se pretende es saber la buelta, pues la y da se sabe que se hace en breve tiempo" (9). Felipe II asumió la realización del proyecto y encomendó la realización del mismo al Virrey de la Nueva España, con la condición de que su destino fueran las islas Filipinas.

Andrés de Urdaneta se mostraba contrario con esta última condición, porque Carlos V había pactado con el rey de Portugal, la soberanía no sólo de las islas Molucas sino también de cuantas aquellas que estuviesen situadas de los diecisiete grados al oriente de aquellas; y como eran evidente para Andrés de Urdaneta las islas Filipinas caían dentro de esa demarcación. Sin embargo, tanto el Virrey como Urdaneta aceptaron la idea del Rey, a condición de que sólo fuera para rescatar a los españoles que estuviesen cautivos de las expediciones anteriores, ya sus hijos, si los tuviesen,

para que sus almas no se perdieran, para proveerse de bastimentos necesarios y para traer muestras de cosas que sean dignas de ser vistas.

Como jefe de la expedición el Virrey nombró a Miguel López de Legazpi el 9 de Enero de 1561. Entre los religiosos el cargo de superior recayó en Andrés de Urdaneta. Cuando los preparativos estaban casi terminados murió Don Luis de Velasco (31 de Julio de 1564) sustituyéndolo en el puesto de organizador de la expedición el visitador general de la Hacienda Real, licenciado Valderrama. El cual reuniendo la Real Audiencia modificó las instrucciones de la Armada, disponiendo en que lugar de ir a Nueva Guinea, como había dispuesto Luis de Velasco y Andrés de Urdaneta, corriera derecho en dirección hacia las islas Filipinas. La Real Audiencia hizo que Urdaneta se embarcase en la expedición pensando que la Armada seguiría sus proyectos.

La prueba de lealtad de Andrés de Urdaneta.

De esta manera partió el 21 de Noviembre de 1564 La Armada al mando de Miguel López de Legazpi del puerto de Navidad, conforme a lo dispuesto por las Órdenes del difunto Virrey, siguiendo la ruta del suroeste yendo hacia el encuentro con el Ecuador.

El 25 de Noviembre Miguel López de Legazpi abrió la Instrucción de la Audiencia que traía cerrada y sellada y con orden de no abrirse hasta hallarse a trescientas millas mar adentro. y viendo que ordenaba hacer el viaje directamente a las islas Filipinas, siguiendo el camino realizado por la Armada de Villalobos mandó reunir en la nao Capitana (10) a todos los jefes de la expedición. Les dio a conocer lo perceptuado por la Audiencia y les pidió su parecer.

El conflicto que podía surgir con los agustinos pudo revestir caracteres gravísimos, debido a que Urdaneta había aceptado embarcarse con la condición de no seguir esa ruta, y de no intervenir en la conquista de las islas Filipinas. Sin embargo, Andrés de Urdaneta haciendo caso omiso a su amor propio, se hizo cargo de todo y se sometió a lo ordenado por la Audiencia para no poner en peligro el éxito de la expedición que para él era el logro del viaje de retorno a América cruzando el océano Pacífico de oeste a este.

Urdaneta demuestra sus conocimientos náuticos.

Otra disputa importante dentro de esta expedición fue de carácter marcadamente técnico. Cada piloto daba diferentes datos sobre el camino andado por la Armada desde la salida del puerto de Navidad. De esta divergencia de opiniones nacían serios conflictos con respecto al rumbo que se debía seguir para mantener las instrucciones dadas por la Audiencia. Tras el descubrimiento de una serie de islas, Andrés de Urdaneta dio a entender que se trataban de las islas Jardines descubiertas por Villalobos, según lo cual la expedición había recorrido mucho menos de lo que decían los demás pilotos de la Armada. Estos se reían de las explicaciones de Andrés de Urdaneta diciendo que no podía ser porque se encontraban mucho más adelante, cerca de las islas Filipinas, e incluso algunos que más adelante en Matalotes.

Miguel López de Legazpi reunió en la nao Capitana a religiosos, capitanes, oficiales y pilotos, ya todos ellos propuso lo que los pilotos decían y que si era verdad que estaban más adelante de Matalotes convenía ir en busca de las islas Filipinas, sin dar con la isla de Bindanao, que tantos problemas produjo a la expedición de la Armada de Villalobos. Legazpi, Inspirado por Andrés de Urdaneta propuso situarse a 13°, aceptando Urdaneta diciendo que si las últimas islas que habían visto eran verdaderamente los Jardines de necesidad se toparían con las islas de los Ladrones que se encontraban a 13° de latitud. En efecto el 22 de Enero de 1565 las naves divisaron tierra y como salían varios paraos Urdaneta preguntó al guarda que forma de velas traían a lo que el guarda respondió que latinas. Entonces Urdaneta se persuadió de que eran las islas de los Ladrones, con lo cual demostró que sus apreciaciones eran exactas.

El Tornoviaje.

Después de la llegada a las islas Filipinas y del poblamiento de la isla de Cebú, sin olvidar el primordial objetivo del viaje, comienzan los preparativos para la vuelta a México. Las minuciosas instrucciones de la Real Audiencia señalaban a Andrés de Urdaneta el derecho a la elección para el viaje de regreso la nao que más le gustara (11). Urdaneta eligió la nao capitana, la nao San Pedro.

Realizados los preparativos del viaje Andrés de Urdaneta al mando de la nao San Pedro y con unas doscientas personas, parte en dirección a México el 1 de Junio de 1565. Transcurridos cinco meses de navegación la nao llega al puerto de Navidad y ocho días más tarde atraca en el puerto de Acapulco. Sobre el relato de este viaje Andrés de Urdaneta escribiría más tarde lo siguiente:

"A primero de Octubre llegamos en frente del puerto de la Navidad; é no queriendo entrar en él, pasamos al puerto de Acapulco, por ser muy mejor puerto, y estar muy más cerca de México que no el puerto de la Navidad con más de 45 leguas. Pasamos mucho trabajo á la vuelta Con tiempos contrarios y enfermedades. Murieron seis hombres hasta surgir en el puerto, y después de llegados á él otros cuatro, y más un indio de las islas de loS Ladrones que envió el General Con otros tres indios que envió de la isla de Zubu. Vino por capitán de la nao Felipe de Salcedo, nieto del General, el cual se hubo cuerdamente en su cargo..." (12).

Al respecto Espinosa piloto de la nave-escribiría lo siguiente:

"Lunes quando amanesció á 1º de Octubre, año del nacimiento de nuestro Señor y Salvador JesuChristo de 1565 años, amanescimos sobre el puerto de la Navidad, y á esta hora miré en mi carta y vide que había andado 1.892 leguas desdel puerto de Zubu fasta el puerto de la Navidad, y á esta hora me fuí el Capitán y le dige que á dónde mandaba que llevase el navío, porque estabamos sobre el puerto de la Navidad, y él me mandó que lo Ilebase al puerto de Acapulto y obedesci á su mandato, en que en la nao al presente no había más de diez hasta diez é ocho hombres que pudiesen trabajar, porque los demás estaban enfermos y otros diez y seis que se nos murieron. Allegamos á este puerto de Acapulco Lunes á 8 deste presente mes de Octubre con harto trabajo que traía toda la gente." (13).

El Tornoviaje de Andres de Urdaneta

Al llegar a Acapulco Andrés de Urdaneta fue recibido con grandes honores por la Real Audiencia de México, después de lo cual fue enviado a España para dar cuenta al monarca del buen comienzo de la conquista de las islas Filipinas y del trascendental descubrimiento de la ruta marítima del retorno. Andrés de Urdaneta desembarca en Sanlúcar de Barrameda y en abril de 1566 es recibido por Felipe II en Valladolid, y puesto en contacto con una junta de cosmógrafos, a quienes muestra las cartas geográficas, las relaciones y los libros de navegación de sus viajes. Realizada la labor de información vuelve a México en la primavera de 1567, donde murió el 3 de junio de 1568 en el convento de San Agustín.

Con este retorno Andrés de Urdaneta había descubierto el camino de navegación más seguro y más rápido existente entre Asia y América, hecho que dentro de la historia de los descubrimientos le dará fama mundial. Esta ruta sigue la corriente marina del Kuro-Shivo a lo largo del paralelo 42° de latitud norte. Este descubrimiento, ya en épocas contemporáneas a Urdaneta tuvo gran repercusión, tanto en América como en España, pues enseguida se reconoció la inmensa importancia que habría de tener en la gobernabilidad del archipiélago filipino y en el comercio intercontinental entre Asia, América y Europa.

El resultado inmediato del trabajo de nuestro marino fue el establecimiento de una línea de navegación entre Asia y América. Esta línea comenzó el 1 de mayo de 1566 con la nave "San jerónimo" partiendo del puerto de Acapulco, y tras varios siglos de ser el vehículo del comercio entre las islas Filipinas y México fue clausurado en 1815 con la salida del último galeón de esta línea regular denominado "Magallanes".

La ruta que seguían estas naves en el viaje de Poniente fue siempre la misma que siguieron Saavedra, Villalobos y López de Legazpi, este último con la dirección de Urdaneta, es decir, el alcanzar los 12° de latitud norte y seguir, sin variación hasta la isla de Guaham donde se cogía rumbo norte hasta Manila. Para el regreso se utilizaba la ruta de Urdaneta, llegando al norte hasta el paralelo 42°, para seguir hasta California y continuar costeando América hasta Acapulco.

Cronologia de la expedicion de Miguel Lopez de Legazpi, segun F. de Uncilla

DOCUMENTO Nº 1

CARTA DEL REY FELIPE II A FRAY ANDRES DE URDANETA ROGANDOLE VAYA EN LA EXPEDICION AL MALUCO QUE ORGANIZA EL VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA (MEXICO) DON LUIS DE VELASCO, 1559.

El rey:

Devoto Padre Fray Andrés de Urdaneta, de la Orden de Sant Agustin: Yo he sido informado que VoS siendo seglar fuistes en la Armada de Loaysa y pasastes al estrecho de Magallanes ya la Esparcería, donde estovisteis ocho años en nuestro servicio. y porque ahora nos habemos encargado a D. Luis de Velasco, nuestro visorrey de esa Nueva España, que envia a los navios al descubrimiento de las islas de Poniente, hacia loS Molucos, y les ordene lo que han de hacer, conforme a la Instrucción que se les ha inviado; y porque según la mucha noticia que diz que teneis de las cosas de aquella tierra y entender, como entendeis bien, la navegación della y ser buen cosmógrafo, sería de gran efecto que Vos fuesedes en los dichos navios, así para lo que toca a la dicha navegación como para el servicio de Dios Nuestro señor yo seré muy servido, y mandaré tener en cuenta con ello para que rescibais merced en lo que hobiere

lugar. De Valladolid a 24 de setiembre de 1559 años = Yo el Rey = Refrendada de Eraso = Sefialada de Briviesca = Don Juan Vázquez Agreda Jeraba.

Hallase original en el archivo General de Indias de Sevilla, entre los papeles traídos de Simancas, legajo 2.0, rotulado. "Papeles tocantes a las islas de Maluco y Filipinas, causados desde el año 1564 hasta el de 1608". Confróntose el 9 de diciembre de 1973.Vº Bº Martin Fernández Navarrete (rubricado). (Museo Naval, Mss Cal Nav. Vol. XVII, fol. 11).

Fuente: Carlos Prieto: El Océano Pacífico: Navegantes españoles del siglo XVI, Alianza Editorial, Madrid, 1984. pag. 181. .

DOCUMENTO Nº 2

CARTA DE FRAY ANDRES DE URDANETA AL REY DON FELIPE II ACEPfANDO SU INVlTACION DE IR EN LA EXPEDICION DE MIGUEL LOPEZ DE LEGAZPI A LAS ISLAS DE PONIENTE: 1560.

Sacra Católica Real Majestad: En principio de Mayo deste presente año de sesenta recibí el mandato de Vuestra Real Majestad, hecho en Valladolid a veinte y cuatro de Septiembre del año pasado de cincuenta y nueve, por el cual se servido mandárme vaya en los navios de Don Luis de Velasco, Visorrey desta Nueva Espaiia por mandato de Vuestra Majestad, invia a las islas de Poniente, al cual mandato luego obedesci como a mandato de mi Rey y Señor, a quien siempre serví, y beso los Reales pies y manos de Vuestra Majestad por la merced y favor que es servido hacerme en mandarme servir deste su Capellán y siervo. La información que a Vuestra Majestad han hecho, de que yo fuí en la jornada que el Comendador Frey Garcia de Loaysa en servicio de Vuestra Majestad hizo para las islas de Maluco, asi es, que yo fuí en ella el año de veinte y cinco, en la cual me ocupé II años hasta que di la vuelta a España, donde en Valladolid el año de treinta y seis di a Vuestra Real persona cuenta y relación de lo sucedido en aquella jornada. Los ocho años de los cuales estuve de asiento en las islas de Maluco y su comarca, sirviendo a V. M. asi de soldado como de Capitán, como en cargos de su Real hacienda, hasta que en tanto que por una Real Cédula nos fué mandado dejásemos la tierra libremente a los Capitanes del Serenísimo Rey de Portugal. y vuelto de la Especería, hasta el año 52 que Nuestro Señor Dios fué servido llamarme al estado de la Religión, en que agora vivo, me ocupé en servicio de V.M., y lo mas del tiempo en esta Nueva España, donde por Don Antonio de Mendoza, Visorrey della, me fueron encomendados cargos de calidad, asi en las cosas de la guerra que se ofrescieron como en tiempo de paz. y despues que estoy en la Religión asimesmo se han ofrescido negocios importantes del servicio de V.M., en que algunas veces su Visorrey, Don Luis de Velasco, me ha ocupado. y agora, luego que el mandato de V.M. recibí, di noticia dello al Padre Fray Agustin de la Coruña, Provincial de la Orden de Nuestro Padre San Agustin en esta Nueva España, y él y toda la Orden, con gran voluntad y afición que tienen al servicio de V.M., obedeciéronlo a él, ya mi mandado, y me mandó me aparejase a hacer este viaje, con otros tres religiosos. y dado caso, que segund mi edad, que pasa de 52 años, y falta de salud que de presente tengo, y los muchos trabajos que desde mi mocedad he pasado, estaba necesitado lo poco que me resta de vivir en quietud; pero considerando el gran celo de V.M. para en todo lo que toca al servicio de Nuestro Señor Dios y augmento de su Santa Fé Católica, me he dispuesto para los trabajos desta jornada, solamente confiando en el auxilio divino, mediante el cual, en su misericordia, espero que su Divina Majestad y Vuestra Real Persona han de ser servidos muy mucho. El Virrey, Don Luis de Velasco, me ha comunicado el mandato de Vuestra Real Majestad acerca de lo que toca a la navegación que manda hacer al Poniente; y tratado con él lo que me ha parescido que conviene al servicio de Nuestro Señor, e de Vuestra Majestad. acerca de este negocio, a Su Señoría le ha parecido que Vuestra Majestad será servido en que se dé cuenta a su Real Persona dello. E asi, juntamente con esta, va mi parescer sobre ello para que Vuestra Majestad, mandado ver, provea lo que mas fuere su servicio. A V.M. suplico se resciba de mi la voluntad con que sirvo, que es con deseo de aceptar en el servicio de Nuestro Señor Dios, y de V.M., cuya Real persona y muy gran Estado Nuestro Señor guarde y conserve, con augmento de muy mayores Reinos y Señoríos, y después le lleve a la Gloria celestial para que goce de aquel Reino de la Eternidad para donde le crió. De Méjico a 28 de mayo de 1560. = S.C.R.M. = Beso los Reales Pies y manos de V.M., vuestro muy humilde Capellán y menor siervo, Fray Andrés de Urdaneta.

Fuente: Carlos Prieto: El Océano Pacífico: Navegantes españoles del siglo XVI, ed. Alianza, Madrid, 1984, páginas 182 y 183.

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UNCILLA, F.: Urdaneta y la conquista de Filipinas San Sebastián, 1907. 164 P.

 

NOTAS A PIE DE PÁGINA

(1) Las islas Molucas, denominadas también las islas de la Especería o el Maluco, forman tres grupos diferentes: el de Amboina, el de Banda y el propiamente de las Molucas, este último consta de cinco islas importantes: Ttenate, Tidore, Motir, Makian y Bakian.

(2) La monarquía española organizó durante el siglo XVI las siguientes expediciones transpacíficas' Expedición de Magallanes-Elcano (1519-1522); Expedición de Andres Niño (1521); Expedición de Frey Garcia Jofre de waisa (1525-1537); Expedición de Alvaro de Saavedra (1527-1529); Expedición de Hernando de Grijalva (1537); Expedición de Ruy lópez de Villalobos (1524-1548); Expedición de Miguel López de Legazpi (1564-1566); I. Expedición de Alvaro de Mendaña (1567-1569); I1 Expedición de Mendaña y Neyra (1595-1596),

(3) UNCILLA, F.: Urdaneta y la conquista de Filipinas. San Sebastián, 1907.

(4) Los nombres de las naos de la expedición de Frey Garcia Jofre de Loaisa fueron los siguientes; Santa Maria de la Victoria (360 tn.), Santi-Espiritus (240 tn.), Anunciada (204 tn.), San Gabriel (156 tn.), Santa María del Parral (95 tn.), San Lesmes 96 tn.), y el Pateche Santiago (60 tn.).

(5) Op. cit., página 37.

(6) Op. cit.. pág. 90 y 91.

(7) Según la biografía del P. Mariano Cuevas.

(8) Esta partida fue copiada fielmente hace muchos afios de la original que está a f.O 30 vuelto del libro 1.0 de profesiones de los religiosos de esta provincia del Smo. Nombre de Jesús de México, y cotejada segunda vez, el día 22 de Agosto de 1891 por Don José M. Agreda y Sete. Fuente: Op. cit. página 176.

(9) Op. cit., página 179.

(10) Los nombres de las naos de la expedición de Miguel López de Legazpi fueron los siguientes: San Pedro (500 tn.), San pablo (400 tn.), Patache San Juan (80 tn.), Patache San Lucas (40 tn.) y una fragatilla que era llevada por la nao San Pedro.

(11) Ver documento número 3.