Lurralde :inv. espac.

N. 10 (1987)

p. 13-16

ISSN 1697-3070

PRESENTACION

[10º aniversario de Lurralde]

J. VILA VALENTI

Universitat de Barcelona

En 1978 apareció el primer número de Lurralde. Ahora, en mayo de 1987, ve la luz el volumen X. Bien vale la pena, me parece, de efectuar un breve alto en el camino y de dar lugar al inicio de una sucinta reflexión. Invito al lector a ello, sin otros títulos que haber seguido con el máximo interés el comienzo de la publicación y luego su regular y firme andadura.

Digamos, de antemano, que se ha logrado cumplidamente los objetivos que la revista se propuso, como órgano del "Instituto Geográfico Vasco Andrés de Urda neta "(INGEBA), creado el año anterior, bajo el patrocinio de la Obra Social de la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. En efecto, el Instituto tuvo como finalidad, desde el primer momento, "promover todo tipo de estudios y trabajos de carácter geográfico sobre Euskadi". En el mismo subtítulo de la revista ("Investigación y espacio") aparecían con claridad estos objetivos primordiales de tarea y búsqueda geográficas, que el Instituto proyectó y desarrolló y que Lurralde ha sabido perfectamente reflejar.

Quizá valga la pena aludir a las finalidades que, en la actualidad, presenta la Ciencia geográfica, para darnos cuenta expresa de sus valores sociales, culturales y científicos. y para que no pueda sorprendernos, en modo alguno, el papel preponderante que a la Geografía quiso darse en la constitución del citado Instituto y en los contenidos de la revista. En primer lugar; un estudio geográfico puede ser una descripción y presentación de un país, con una información diversa y cumplida acerca de su territorio y de sus habitantes. Esto pretendía decirnos Manuel de Larramendi cuanto intentaba justificar su "Corografía" acerca de la provincia de Guipúzcoa, escrita mediados del siglo XVIII, hace más de dos centurias: "Esta es la Corografía o descripción general de la muy noble y muy leal provincia de Guipúzcoa. Hallarás montañas, bosques, asperezas, precipicios... montes altísimos, con unos paréntesis de un vallecito aquí otra riberita allí: ..Hallarás dos frutos en este terreno, que son hombres y fierro... Hombres fuertes, fieles, alentados, animosos, intrépidos, hábiles para artes y ciencias, famosos por mar y tierra... amantes de sus montes y no menos de sus libertades"

Información cumplida y exacta sobre un país constituye, sin dudar marco y materia para la definición propia. De esta manera, la Geografía coadyuva, en forma justa y eficaz, al lado de la Historia, a dar conciencia de su propio ser y naturaleza a los habitantes de un país. Digamos que de aquí brotan buena parte de los posibles valores morales y humanos, sociales y políticos de la Geografía.

Pero hay más y creo que es conveniente insistir en ello. Lo geográfico es también materia digna de consideración detenida, es labor de análisis y de reflexión, es tarea científica. Esto es cierto por lo menos, desde hace dos centenares de años, cuando se inició un período de sistematización y meditación acerca de los conocimientos geográficos, dentro de lo que podemos llamar la Geografía contemporánea. Esto es lo que ahora pretendemos fundamentalmente en la Universidad, cuando intentamos facilitar unos enfoques y unos métodos para abordar los problemas geográficos. Esta es, sin duda alguna, la faceta que podemos llamar científica de la Geografía. Cabe añadir, para completar un poco esta sucinta exposición, que el geógrafo se apoyará con frecuencia, hasta constituir casi una peculiaridad, en unos gráficos, en unos elementos cartográficos, en unos mapas, tanto en el análisis como en la expresión.

Un estudio geográfico puede perseguir todavía otros objetivos. En el mundo actual y de acuerdo con las finalidades, los enfoques, los métodos que el geógrafo utiliza, las finalidades pragmáticas pueden ser especialmente atrayentes, quizá obligadas. Se investiga, en todo caso, para establecer y aclarar relaciones y procesos, sin duda alguna; pero, una vez puestos éstos al descubierto, se puede intentar unas aplicaciones para, de un modo u otro, modificarlos. Hace tres o cuatro decenios que, en efecto, hablamos de Geografía aplicada.

Por todo ello, nuestra disciplina ha cobrado, si la comparamos con sus rasgos y objetivos tradicionales, unas características insospechadas. Desde principios de siglo, en varios países, en Alemania y en Francia, en particular, el desarrollo científico de la Geografía ha sido realmente notable. Más tarde, otras líneas y objetivos se desplegaron, incluso los aplicados, con un notable eco en el mundo anglosajón.

Al parece, el panorama que la Geografía ofrecía en Euskadi, lo largo del séptimo y octavo decenios, acusaba escasamente, en nuestra disciplina, los avances que antes hemos apuntado. Algunas obras publicadas, de indudable interés geográfico, no se habían producido en el mismo país y, por otra parte, los pocos geógrafos vascos existentes estaban formados, por lo general, en centros ajenos. Supongo que la inexplicable ausencia de una Universidad propia puede explicar, en gran parte, este vacío, esta "laguna existente en nuestro panorama cultural" según reza, con acierto la "Presentación" del primer volumen de Lurralde. Está claro que la revista irrumpe en 1978, entre las revistas culturales y científicas vascas, para llenar esta sensible laguna -en este caso sí, la frase hecha corresponde evidentemente a una situación real -.Consciente del problema, Lurralde pretendió desde el primer momento, "hacer realidad la compleja tarea de poner de manifiesto la importancia de la Geografía, del análisis espacial, con todas sus implicaciones ideológicas, sociales, económicas y estratégicas.

De esta manera, el "Instituto Geográfico Vasco Andrés de Urdaneta" y la revista Lurralde, su órgano periódico de expresión, se convirtieron, en buena parte, en los pioneros de la investigación geográfica moderna en Euskal Herria. Una labor científica, cultural y educativa hecha por y desde el propio país.

Quisiera subrayar la diversidad de la labor realizada durante estos años y que, claro está, se refleja palmariamente en los diez volúmenes publicados de la revista. Antes hablábamos de la variedad de los contenidos analizados por la Geografía. Este hecho se refleja en el ambicioso proyecto que aparece ya diseñado en el primer volumen de Lurralde (1978), comprendiendo quince líneas de trabajo que, más tarde, llegarán hasta una veintena.

Creo que vale la pena recordar y citar los grupos de trabajo existentes, como el modo más ceñido y exacto de aludir a esta rica diversidad: Organización general y trabajos varios; Antropología cultural y social; Geografía etnográfica; Geohistoria y Geopolítica; Geografía regional y comarcal; Climatología; Geomorfología y Glaciología; Geografía de las aguas, marinas y continentales, y de la pesca; Geografía industrial, comercial, de la energía y servicios; Geografía de los transportes y de las comunicaciones; Geografía rural, agraria y agrícola; Geografía cultural y social; Geografía de la población; Geografía urbana; Geografía económica; Sistemas y modelos matemáticos, métodos cuantitativos; Geografía aplicada.

Es un hecho en verdad sorprendente que esta labor haya podido ser llevada a cabo sin partir de una sólida institución universitaria o científica preexistente. Lo cual, creo que para todos constituye una provechosa lección, dados los múltiples y notables resultados conseguidos, a través de una labor que se basa fundamentalmente en la competencia y en el entusiasmo de un grupos de hombres, movidos por el afecto y la adhesión al avance científico y estimulados sin duda por la búsqueda del desarrollo cultural y social de la propia comunidad.

Sería largo, aunque justo y saludable, enumerarlos uno por uno, como merecen; invito al lector a que lea sus nombres en el Consejo de Dirección o entre los autores y colaboradores de Lurralde; sería imperdonable no citar, por lo menos, a Javier Gómez Piñeiro, que con una capacidad y un talento envidiables ha sabido aunar y llevar a cabo tan rica y fecunda labor. Es preciso subrayar también el afán que han mostrado por asimilar conceptos y métodos recientes y por alcanzar un mejor conocimiento, aplicación y divulgación de los contenidos geográficos.

No han faltado, es cierto, patrocinios y ayudas de numerosas instituciones políticas y sociales, entre las que conviene destacar la Diputación Foral de Guipúzcoa, la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián y la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa. No puedo dejar de expresar a todas ellas, euskaldunas, provinciales o locales, como ciudadano y como geógrafo, mi agradecimiento por su ayuda y por su colaboración.

y ahora resulta, una vez más, que lo último es ciertamente -por lo menos para mí lo más importante. El agradecimiento que con mayor énfasis he de expresar es el mío propio, dirigido a los miembros de INGEBA, amigos en el afecto y compañeros en iguales afanes y desvelos. Mi agradecimiento, claro está., por haberme ofrecido estas líneas preliminares, precisamente en el pórtico del presente volumen décimo de Lurralde, tan cargado de saberes, significados y valores. Yo dudo que, en sentido alguno, pueda realzarlo. Sólo me cabe agradecer y emitir, escuetamente un juicio y un deseo. Me gusta usar, en estos casos, cuando es merecida, la sugerente imagen marinera que un querido maestro mío, el profesor Lluís Solé Sabarís, utilizó en las últimas páginas de su excelente libro acerca de los Pirineos. Este volumen, en efecto, deja una estela y apunta a un rumbo. Una apretada y fecunda estela de diez años. Presiento y deseo -no hay que decirlo- un largo, recto, limpio rumbo.

Manuel de Larramendi tendría razón, de nuevo, en pensar que sois "hombres fuertes, intrépidos, hábiles para artes y ciencias". Creo que en ello no hay nada de gratuidad, si se tiene en cuenta lo que Ilevais realizado y el hecho que, además de vascos, sois geógrafos.

J. VILA VALENTÍ

Catedrático de la Universidad de Barcelona.

Vicepresidente de la Unión Geográfica Internacional