Lurralde :inv. espac. N. 18 (1995) p. 113-135 ISSN 1697-3070

PROPIEDAD RÚSTICA EN GUIPÚZCOA SEGÚN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD EXPROPIABLE (1933)

Recibido: 1995-01-28

Luisa UTANDA MORENO

 (Univ. Complutense)

 

Francisco FEO PARRONDO

 (Univ. Autónoma de Madrid)

,

RESUMEN

El presente artículo aborda el estudio de la distribución de la tierra en los años treinta del siglo XX en Guipúzcoa a partir del Registro de la Propiedad Expropiable centrándose en el análisis de la estructura de la propiedad, parcelación, residencia de los propietarios, formas de adquisición y usos del Suelo.

Palabras Clave: Propiedad rústica, Guipúzcoa, 1933.

ABSTRACT

The article studies land distribution in Guipúzcoa in the thirties as 20th-century shoWn in the Expropiable Land Registry, cetering os an analysis ofproperty structure, parcelling, property-owners residence, forms of acquisition and land uses.

Key Words: Country property, Guipúzcoa, 1933.

I. INTRODUCCION

El presente estudio pretende analizar la estructura de la propiedad rústica en Guipúzcoa en 1933 a partir de la información suministrada por el Registro de la Propiedad Expropiable (en adelante, RPE), que se conserva en la biblioteca del IRYDA en Madrid, si bien la denominación más adecuada para esta fuente sería la de Inventario de fincas expropiables que es la que aparece al comienzo de cada relación provincial.

Por tratarse de propiedades potencialmente expropiables según las bases de la reforma agraria republicana, el RPE incluye fundamentalmente latifundios de la mitad sur peninsular, zona para la que ha sido hasta ahora más utilizado como fuente para conocer la estructura de la propiedad (lOPEZ ONTIVEROS y MATA OlMO, 1980 y 1993; MATA et al, 1985; MATA, 1988; ROMERO, 1983; ROMERO y SALORT, 1990; ROSIQUE, 1988; GARRIDO GONZALEZ, 1990), pero también es una fuente interesante para las regiones minifundistas del norte peninsular. los datos obtenidos sobre Asturias, Cantabria y Galicia (FEO PARRONDO) nos han incitado a ampliar el ámbito de análisis a toda la España Atlántica, proyecto en el que se articula el presente artículo sobre Guipúzcoa y otros en realización sobre Vizcaya, Alava y Navarra. Todos ellos permiten confirmar la existencia de grandes propiedades en estas provincias y aunque no se lleguen a alcanzar superficies semejantes a las de los latifundios meridionales, los predios de algunos grandes propietarios no eran en absoluto despreciables: 8.250 hectáreas de los hermanos Joaquín y Mariano Caro en Orense, más de siete mil del conde de Toreno en Asturias, más de dos mil cada uno de Tomás Botas y Ramón Areces asimismo en el Principado, las más de dos mil hectáreas de la Sociedad Leizaranco Basoak en Guipúzcoa, etc., son superficies muy importantes en unas provincias en las que la explotación media raramente superaba las cinco hectáreas y justifican la utilización de esta fuente para el análisis de la estructura de la propiedad en la España Atlántica.

II. SUPERFICIE EXPROPIABLE Y CAUSAS DE EXPROPIACION

Más de 17.611 hectáreas aparecen inscritas en el RPE en Guipúzcoa, cifra superior a la inscrita en Asturias (más de 14.273 ha), Galicia (más de 12.934 ha) y mucho mayor que la afectada en Cantabria ( poco más de 1.369 ha). Esta importante superficie aparecía repartida entre cuatro Registros de la Propiedad (Vergara, San Sebastián, Tolosa y Azpeitia) y 79 términos municipales de manera muy desigual, ya que mientras en Aya se inscriben casi dos mil quinientas hectáreas, en Azpeitia, Berástegui y Elduayen más del millar y en Azcoitia, Cestona, Motrico y Tolosa entre quinientas y mil hectáreas, en Rentería y Usúrbil no llega a una hectárea la superficie inscrita en el RPE (Cuadro I).

Como en la práctica totalidad de las provincias, las fincas guipuzcoanas se registran por cuatro causas fundamentales: Grandeza, 13, 12 y 10. También, como en otras provincias, hay en Guipúzcoa intentos por parte de los Grandes de España de eludir la inscripción en el apartado Grandeza (se expropiaban sin indemnización) y pasarla a los apartados 13 (gran propiedad) y 12 (arrendamiento sistemático). Exclusivamente anotadas en el apartado Grandeza sólo aparecen las 51 ,8 ha del Registro de San Sebastián, lo que nos hace suponer un mayor rigor del registrador1 o una posible inscripción por denuncia. En el resto de las ocasiones se alega la causa Grandeza asociada a otras que aparecen primero. Es el caso de las fincas propiedad de Joaquín Arteaga, Marcelino, José Antonio y Francisco Javier Azlor, Andrés Lasso y María Luisa Silva. Esta última se "olvida", sin embargo, de su condición de Grande de España a la hora de inscribir sus propiedades de Motrico, lo mismo que A. Lasso en las suyas de Vergara y J.A. Azlor en las que poseía en Beizama. Por su parte, José María Arrózpide y Alvarez, conde de Plasencia, no duda en añadir tras la causa Grandeza que no ha hecho uso nunca de las prerrogativas inherentes a tal distinción y que la finca de 6,4 ha de Azpeitia tiene carácter de gananciales.

La causa que genera mayor número de propietarios y fincas inscritos en el RPE de Guipúzcoa es la número 10 que afectaba a más de 10.652 hectáreas de fincas "situadas a distancia menor de dos kilómetros del casco de los pueblos de

menos de 25.000 habitantes de derecho, cuando su propietario posea en el término municipal fincas cuya renta catastral exceda la cantidad de 1.000 pesetas, siempre que no estén cultivadas directamente por sus dueños". Esta causa no aparecía en el proyecto inicial de Reforma Agraria y, ya en 1933, fue criticada por el notario Pedro Requena porque afectaba a gran cantidad de fincas de escasa superficie, pertenecientes mayoritariamente a pequeños y medianos propietarios, con lo que se aumentaba el número de posibles afectados (según Pascual Carrión se pasaba de diez mil a ochenta mil propietarios afectados en toda España) y se les convertía en enemigos de la reforma, se aumentaba el trabajo de los registradores y se retardaba el verdadero objetivo de la reforma: repartir la gran propiedad. Esta causa tuvo unas repercusiones especialmente significativas en la España Atlántica: tres cuartas partes de los propietarios gallegos, asturianos y cántabros aparecen inscritos por esta causa (Feo Parrondo) y 10.652 ha de las 17.611 inscritas en Guipúzcoa en el RPE lo son por la causa 10, eliminada de los objetivos de la reforma agraria por la ley de 1 de agosto de 1935. Aún reconociendo todos estos problemas, otros autores parecen mostrarse partidarios de la inclusión de fincas por la causa 10, especialmente en provincias como Badajoz: "resulta difícil imaginar cómo se las podía ingeniar el Gobierno republicano con unos recursos económicos pobres para -sin tocar los ruedos o tierras de campanera y sin hacer una colonización de los territorios más alejados-, poder asentar a los obreros" (Rosique, 1988, p. 172).

Por último, aparecen 5,1 ha de Adelaida Lecuona, en Ataun, inscritas por la causa 7 que afectaba a las fincas "incultas o manifiestamente mal cultivadas, en toda aquella porción que, por su fertilidad y favorable situación permita un cultivo permanente, con rendimiento económico superior al actual, cuando se acrediten tales circunstancias por dictamen técnico reglamentario, previo informe de las Asociaciones agrícolas y de los Ayuntamientos del término donde radiquen las fincas", todo lo cual parece indicar que se inscribieron tras alguna denuncia de algo tan difícil de definir y aplicar y tan discutible como la eficacia en el aprovechamiento agrario más allá de los límites exclusivamente rentabilistas.

III. PARCELACION, USOS DEL SUELO Y PROBLEMATICA DEL CASERIO

Todos los estudios sobre la propiedad en el Norte de España hacen mención al minifundismo, que se suele caracterizar además por un microfundismo parcelario. Este último no se puede identificar fácilmente en Guipúzcoa a través del RPE porque casi siempre se inscriben todas las parcelas de un caserío como un solo bloque, a diferencia de Galicia 0 Asturias donde se inscribían parcelas aisladas; En Guipúzcoa lo habitual fue registrar caseríos, lo que justifica la enorme importancia de los sistemas de explotación indirecta que anteriormente mencionábamos al analizar las fincas sistemáticamente arrendadas que se inscribían por la causa 12. Al incluir caseríos completos es de suponer que se viesen afectadas las viviendas de los campesinos en varios centenares de casos pero el RPE no permite precisar más en este sentido, como tampoco permite conocer con detalle los usos del suelo porque suele aparecer un número elevado de aprovechamientos en cada caserío aunque sin precisar la superficie de cada uno, análisis que, por otra parte, desborda ampliamente los objetivos de este estudio. Únicamente haremos aquí mención a algunos cambios que se estaban produciendo en el entorno de los caseríos y que estaba modificando el funcionamiento de los mismos.

El incremento demográfico de Guipúzcoa había sido bastante significativo en el primer tercio de siglo al pasar de 195.850 habitantes en 1900 a 302.329 en 1930, asociándose este crecimiento a la industrialización que atrae inmigrantes y despuebla los caseríos, tema éste último que preocupó en la década de los años veinte a la Comisión de Agricultura que llega a proponer que se mantenga la explotación de los caseríos por un único hijo y no se fragmente para evitar su despoblación y/o abandono ante el atractivo del empleo fabril con menos jornada laboral y mejor remunerado (NAVAJAS LAPORTE, 1975, p. 346). En 1929, para conseguir estos objetivos, el notario José Uriarte Berasategui propone "prestar una cooperación decidida a la aspiración natural y racional del colono guipuzcoano de hacerse propietario de la tierra que labra" (URIARTE, 1929, p. 6) y que no puedan segregarse de los caseríos fincas de menos de dos hectáreas de sembradío, dos de herbal y cuatro de monte en zonas bajas, inferiores a los 150 metros de altitud (URIARTE, 1929, p. 15).

Todo parece indicar que el número de caseríos había permanecido estable durante el medio siglo anterior a la elaboración del RPE: Vicente Laffitte menciona la existencia de unos 12.000 en Guipúzcoa en 1887 y 1923, Belausteguigoitia facilita la misma cifra para 1920 y Uriarte habla de 12.460 familias campesinas en 1929, por lo que podríamos hablar de casi unanimidad en este aspecto, unanimidad que desaparece a la hora de analizar el modo de explotación de los mismos. Para 1920, Belausteguigoitia menciona que sólo la cuarta parte de los caseríos eran explotados directamente por sus dueños mientras en 1923, el diputado Vicente Laffitte señala que la explotación directa y el arrendamiento se repartían al 50%, y en 1929, José Uriarte afirma que 5.257 familias (de las 12.460 existentes en el medio rural provincial) eran propietarias, lo que supone poco más del 40%, porcentaje inferior al de Vizcaya en que la explotación directa se aproximaba a dos tercios de los caseríos (URIARTE, 1929, p. 7 y 42). El predominio de explotación indirecta ha continuado en décadas posteriores (MARTIN GALINDO, 1968, p. 207 y GARCIA FERNANDEZ, 1975, p. 67).

Tampoco cambió sustancial mente el tamaño de los caseríos: en 1887, Laffitte da como superficie media de dos a cinco hectáreas, más la dedicada a monte y terreno inculto; en 1968, Martín Galindo señala que el tamaño medio del caserío gira alrededor de seis hectáreas, y en 1975, García Fernández apunta que oscilan entre 4 y 15 ha, aunque con una media de 6 ha. Todos estos autores hacen hincapié, con muy ligeros matices, en el policultivo que caracteriza a las explotaciones de subsistencia como el caserío, que Etxezarreta define como "unidad de explotación agraria y de convivencia familiar" constituida por casa, heredad, ganado y monte (ETXEZARRET A, 1977, p. 119-120). Los cultivos principales en 1933 en Guipúzcoa eran el maíz con casi ocho mil hectáreas y el trigo, nabos y judías con más de cuatro mil. La ganadería aprovechaba las 5.643 ha de praderas que alimentaban a más de cien mil cabezas de ovino y ochenta y cinco mil de vacuno, siendo importante también el número de gallinas y ganado porcino (GEHR, 1991, p. 585-603), productores de una parte sustancial de la dieta campesina.

IV. LAS PROPIEDADES: TAMAÑO, TITULARES, FORMAS DE ADOUISICION y LUGAR DE RESIDENCIA

El tamaño medio de los caseríos anteriormente apuntado contrasta con la superficie que detentaban algunos propietarios incluidos en el RPE. Cuatro de ellos superaban el millar de hectáreas y otros catorce poseían más de cien hectáreas, aunque la mayoría de los inscritos tenían entre 10 y 100 ha y no faltan tampoco los que inscriben una superficie inferior al tamaño medio de un caserío: 24 propietarios de menos de 5 ha se veían afectados por la reforma agraria (Cuadro III). A continuación tratamos de analizar más a fondo quienes eran los propietarios (una relación de los que poseían más de 25 ha aparecen en el Apéndice I), su condición social y económica, forma de adquisición y lugar de residencia.

CUADRO III. PROPIEDADES INSCRITAS POR TAMAÑO

< 1 HA 5
 1-5 HA 19
 5-10 HA  27
10-25 HA 86
25-100 HA 81
100-250 HA 14
250-500 HA  8
500-1000 HA  2
> 1000 HA 4
Fuente: RPE y elaboración propia.

Si en todas las provincias españolas la presencia de títulos nobiliarios, entre los propietarios incluidos en el RPE, es elevada, el proceso tiene una importancia mayor aún en Guipúzcoa. En 1910, Juan Carlos de Guerra llega a reseñar unos 1.500 escudos nobiliarios en la provincia cuando unas décadas antes se habían constatado unos 2.250 para toda España (GUERRA, 1910, p. 9-10). Estas cifras las explica y matiza, un año antes de que se elaborase la fuente básica del presente estudio, el siguiente texto de E. de Arantzadi: "A diferencia de los demás países, en los cuales la montaña, el campo y la aldea, significan, en el orden que nos ocupa, bajeza, y la excelencia las villas y ciudades, en tierra vasca, la rusticidad y villanía en los linajes denuncian que vienen de las ciudades y villas; y la más pura, limpia e inmemorial nobleza de las familias lleva en el curso de sus investigaciones al caserío, que es lo más aldeano del campo. Esto es elemental en la vida vasca. Como que en la casa solar, levantada siempre, siendo pobladora, en el campo, se encuentra la prueba única de nobleza. Quien no acredite su procedencia de un caserío, no puede ser admitido como noble ni como vasco al ejercicio de los derechos de ciudadanía. El noble en tierra vasca, tierra clásica de la nobleza, ha de ser necesariamente aldeano" (ARANTZADI, 1932, p. 31- 32). Para este mismo autor, aunque los núcleos industriales guipuzcoanos "no tienen un carácter exclusivamente industrial, pues los obreros viven en su mayoría en los caseríos y desde ellos acuden a las fábricas, alternando no pocas veces la labor industrial con la agrícola" (ARANTZADI, 1932, p. 262) es necesario frenar el éxodo hacia villas y ciudades de los campesinos, importante como hemos visto anteriormente.

El mayor propietario rústico individual de Guipúzcoa era Marcelino Azlor-Aragón y Hurtado de Zaldívar, marqués de Narros y dueño de 1.234 ,77 ha repartidas entre Aya (donde superaba el millar de hectáreas), Zarauz y Zumaya. Su hermana María Concepción poseía 629,93 ha entre Aizarnazabal, Aya, Cestona, Deva, Motrico y Zarauz. Detentaba desde 1910 los títulos de condesa de Sinarcas y vizcondesa de Villanova aunque no los declara en ninguno de los términos en los que poseía fincas según el RPE. Hermanos de ambos eran también Francisco Javier, conde del Real, dueño de 401 ha en Cestona (la casi totalidad) y Regil, y José Antonio, duque de Villahermosa, Luna y Granada de Ega y propietario de 469 ha repartidas entre Azcoitia, Azpeitia y Beizama. Entre los cuatro hermanos sumaban 2.734 ,8 ha de terre,no divididas entre once municipios guipuzcoanos, propiedades que sus antepasados debían haber detentado desde hacía siglos pues sus títulos nobiliarios son bastante antiguos: el ducado de Villahermosa fue concedido en 1476 y su condición de Grande de España en 1859; el condado del Real data de 1599, el marquesado de Narros de 1685 y su "Grandeza" de 1866; el condado de Sinarcas fue otorgado inicialmente en 1597 y el vizcondado de Villanova en 1390, etc. Su padre, Francisco Javier Azlor- Aragón Idiáquez, había sido senador y había contraído matrimonio en Azcoitia en 1871 con Isabel Hurtado de Zaldívar, hija del conde de Zaldívar y marqués de Villavieja y en 1901 aparece ya como el mayor contribuyente rústico guipuzcoano pagando más de tres mil pesetas de contribución por sus propiedades que se concentraban en Azpeitia, municipio en el que poseía 49 caseríos y 7 heredades (CASTELLS, 1987, p. 416). Sus hijos Francisco Javier y José Antonio se licenciaron en Derecho y Marcelino era ingeniero agrónomo. Su hermana María Concepción estaba casada desde 1904 con Luis María Silva y Carvajal, licenciado en Derecho, conde de la Unión, duque de Miranda y Grande de España (MORENO DE GUERRA, 1924). Por su parte, José Antonio fue, como su padre, senador por derecho propio y estaba casado con Isabel Guillamas, marquesa de San Felices y condesa de Mollina, títulos que datan de fines del siglo XVII y doblemente Grande de España desde comienzos del XIX, dueña de 31,97 ha entre Alza, Ezquioga, San Sebastián y Usúrbil2. Las hijas de ambos heredarán a comienzos de los años sesenta una docena de títulos nobiliarios que a su vez aumentarán por vía matrimonial hasta completar una trama difícil de desentrañar pese a las numerosas "guías de grandeza" existentes y utilizadas. Las propiedades de los Azlor-Aragón desbordaban .ampliamente los límites provinciales guipuzcoanos. En 1933, el duque de Villahermosa era el tercer mayor propietario rústico español con 47.203 hec,táreas (sólo le superaban el duque de Medinaceli con 79.147 ha y el de Peñaranda con 51.016 ha). Sus hermanos, el marqués de Narros y el conde del Real figuraban, entre los veinticinco mayores propietarios rústicos de España con 6.737 y 5.142 ha respectivamente (CARRION, 1973, p. 121-122).

Isabel Guillamas era, a su vez, hermanastra (su madre se casó en segundas nupcias con Carlos Martínez de Irujo) de Pedro Martínez de Irujo Caro, duque de Sotomayor, marqués de Casa Irujo, Grande de España, diputado por Alcañices y pro,pietario de 172,62 ha en siete municipios guipuzcoanos aunque el grueso de sus pre,dios se localizase en Oñate y Legazpia. Hijo suyo y de Ana María Astarcoz Labayen era Javier Martínez de Irujo y Astarcoz que aparece en el RPE como dueño de 13,3 ha en Escoriaza3.

Con 1.00975 hectáreas, María Blanca Porcel Guirioz, marquesa de Villalegre y de San Millán, era la cuarta propietaria de la provincia de Guipúzcoa teniendo predios en ocho de sus municipios que oscilaban entre las 393 ha de Azpeitia y las 9 de Amezqueta. Su hermana María Dolores poseía otras 185 ha repartidas entre cinco municipios si bien el grueso de sus dominios se localizaba en Idiazabal. Las propiedades de ambas procedían de diversas herencias de fines del siglo XIX4 y parte de las de María Blanca Porcel estaban gravadas con censos: las que poseía en Cestona y Cizurquil con trece y las de Tolosa con doce. Asimismo, las de Villabona y Cizurquil estaban gravadas con una hipoteca de 35.000 pesetas de capital al 5% de interés anual y 2.000 pesetas para costes a favor de Manuela Norberta Aurea Saiz. También existía otra hipoteca, por valor de 40.000 pesetas, que gravaba los terrenos de María Blanca Porcel en Tolosa en favor de su hermana María Dolores.

Importantes eran también las propiedades de Joaquin Arteaga Echagüe, duque del Infantado, nacido en San Sebastián en 1870, cuyos predios ascendían a más de 443,58 ha repartidas entre once municipios aunque Ataun acaparaba más de140% de las mismas. En 1901, su padre era el tercer mayor contribuyente rústico provincial (CASTEllS, 1987, p. 414). Detentaba otros muchos títulos nobiliarios no mencionados en el RPE: marqués de Ariza, Estepa, Armunia, Cea, Santillana, Valmediano, Aula, Birola y Monte de Bay; conde de Monclova, Corres, Real de Manzanares, Saldaña, Cid, Santa Eufemia y Ampudia, y señor de la casa de Lazcano, municipio en el que era dueño de casi cuarenta hectáreas. Como sus antepasados fue diputado conservador por Zumaya, siendo reelegido en las ocho elecciones celebradas entre 1901 y 1917 , en muchas de ellas al aparecer como candidato único, hecho que indica claramente el control político que tenía sobre el distrito. En 1933 era el segundo propietario rústico de la provincia de Madrid con un total de 5.730 hectáreas repartidas entre doce localidades (MATA et al., 1985, p. 338) En esta provincia jugó un papel decisivo en la canaliza,ción del Manzanares para dotar de agua a la capital en la que murió en 1947. Sus propiedades se extendían por otras provincias hasta un total de 17.171 ha que poseía en toda España, cifra que le convertía en el noveno mayor propietario nacional (CARRION, 1973, p. 122), parte de cuyos predios se localizaban en Córdoba, donde era dueño de 1.475,8 ha (LOPEZ ONTIVEROS y MATA OLMO, 1993, p. 168). En esta misma provincia, su hermana Josefa, marquesa de la Guardia, era el tercer mayor propietario con 8.316,4 ha y su hermana Mercedes poseía otras 1330,3 ha (LOPEZ ONTIVEROS y MATA OLMO, 1993, p. 163 y 169). El duque del Infantado también declara poseer una finca rústica en el municipio jiennense de Marmolejo aunque no estuviese inscrita a su nombre en el Registro (GARRIDO GONZAlEZ, 1990, p. 376).

María Lili-ldiáquez Irazabal, condesa de Alacha, poseía 253,75 ha repartidas entre cuatro municipios si bien más de la mitad de las mismas radicaba en Cestona. El solar de los Idiáquez había sido el mayor de Guipúzcoa en el siglo XVIII con casas solariegas en Azcoitia (desde el siglo XV como mínimo), Beasain, Hernani, Aya, Ermúa y Motrico (ALDABALDETRECU, 1979, p. 38). los Lili tenían palacio en Cestona desde principios del siglo XV (ALDABALDETRECU, 1979, p. 82-83) aunque la antigüedad del solar se remonta al año 589. El condado de Alacha data de fines del siglo XV, cuando emparentan los Lilí y los Idiáquez.

Otra de las familias más notables durante siglos en Guipúzcoa es la de los Gaytán de Ayala. En 1933, Antonio Gaytán de Ayala Astarcoz, marqués de Tola de Gaytán, aparece inscrito en el Registro de la Propiedad Expropiable como propietario de 17,5 ha en Mondragón mientras su esposa, Jesusa Garmendia Larrañaga, poseía otras 96,8 ha repartidas por ocho municipios, aunque la mitad localizadas en Tolosa. También aparecen inscritos otros dos hermanos Gaytán de Ayala Astarcoz: Carmen que poseía 4 ha en Oñate y Cándido, conde de Villafranca de Gaytán, dueño de 30 hectáreas en Vergara. Este último fue diputado provincial carlista en 1909, 1916, 1917 y 1920 y su padre José lo había sido por el distrito de San Sebastián en 1907, conti,nuando una tradición familiar que se remonta al siglo XVIII desde el que, generación tras generación, aparecen los Gaytán de Ayala como diputados generales por Guipúzcoa. Previamente, en el siglo XVII, varios antepasados habían sido caballeros de las órdenes de Santiago, Alcántara y Calatrava. Cándido fue también senador y poseía, asimismo, el título de conde del Sacro Romano Imperio que no menciona en el RPE. Era también accionista de la Cerrajera Guipuzcoana, desde 1906 Unión Cerrajera (CASTEllS, 1987, p. 339).

Una prima suya, Casilda Gaytán de Ayala Jusne, poseía 202,8 ha entre Beasain y Zumaya. También aparecen otros parientes lejanos inscritos como propieta,rios de pequeñas superficies en Deva y Zumaya. En el primero, Leonardo Ibarra y Gaytán de Ayala era dueño de solo 0,6 ha mientras en el segundo María Orbe Gaytán de Ayala poseía 7 ha. Cándido Orbe, su padre, había sido accionista de varias empresas industriales y financieras y presidente del consejo de administración del ferrocarril de Elgóibar a San Sebastián a comienzos de siglo (CASTELLS, 1987, p. 339).

Ignacio Murúa Balzola, conde del Valle y marqués de Balzola, poseía 306,13 ha repartidas entre Azcoitia, Cestona, Vergara y Zumaya. No menciona el título pontificio de marqués de Murúa que ostentaba desde 1917. Debió fallecer en 1933 mientras se realizaba el RPE pues aparece como casado en sus propiedades mientras su mujer, Josefa Samaniego Errazu, inscribe sus 158,30 ha de Aya, Azpeitia y Zarauz como "marquesa viuda de Murúa". Entre ambos sumaban más de cuatrocientas hectáreas aunque sus títulos nobiliarios tuvieran poco más de un siglo de antigüedad ya que el condado del Valle databa de 1798 y los marquesados de Balzola y Murúa de 1865 y 1866 respectivamente. Sin embargo, el solar de Cestona era de origen antiguo y fue reedificado en 1773 (ALDABALDETRECU, 1979), y, en 1901, el conde del Valle era el séptimo mayor contribuyente rústico de la provincia (CASTELLS, 1987, p. 414). Ignacio Murúa fue senador católico-fuerista en 1907 (HOZ et al., 1992, p. 131 ), siguiendo la tradición de su abuelo Ignacio Sabas de Balzola y Ortiz, primer marqués de Balzola, que había sido diputado foral de Guipúzcoa en 1833, 1855, 1860 y 1865.

Cesáreo Aragón Barroeta-Aldamar, marqués de Casa Torres, poseía 344 ha entre Aya, Deva y Guetaria, cifra que superaba ligeramente la que detentaba su hermana Luisa: 317 ha entre Aya, Guetaria y Zarauz. Cesáreo, que poseía otras 512,98 ha en la provincia de Madrid en 1933 (MATA et al., 1985, p. 340), había sido senador conservador en 1903, elegido por sufragio censitario por los mayores contribuyentes entre los que ya se encontraba en 1901 (CASTELLS, 1987, p. 414). Sus antepasados poseían casa solariega en Motrico desde comienzos del siglo XVII. Varias de las fincas inscritas en el RPE de los Aragón Barroeta-Aldamar en Guetaria pasarán a pertenecer posteriormente a Fabiola de Mora y Aragón, reina de Bélgica (LINAZASORO, 1974, p. 201).

También eran significativas las propiedades de otros dos nobles: Santos Zabala Irazusta, conde del Cuadro de Alba de Tormes (título que data de 1835) era dueño de 162,6 ha divididas entre cinco municipios, y Pilar Zavala Ortiz de Bustamante, marquesa de Alameda, poseía 90,5 ha en Aya.

Otros títulos nobiliarios tenían propiedades bastante más reducidas en Guipúzcoa. Es el caso de Jesús María Bernaldo de Ouirós y Muñoz, marqués de Ouirós, de la Isabela y Campo Sagrado, conde de Marcel de Peñalva, vizconde de la Dehesilla, Grande de España, licenciado en Derecho y diputado que poseía 2,61 hectáreas en Fuenterrabía5. Estaba casado con Consuelo Alcalá-Galiano, condesa de Casa Valencia y Romilla y vizcondesa de Pontón.

Andrés Lasso de la Vega Ouintanilla, marqués de Torres de Pressa, conde de Casa Galindo y vizconde de Dos Fuentes desde 1905, era dueño de 20,9 ha repartidas entre Vergara y Anzuola. Estaba entre los cincuenta mayores propietarios españoles al ser dueño de 2.557 ha (CARRION, 1973, p. 123).

Por su parte, María luisa Silva Fernández de Henestrosa, duquesa de Talavera de la Reina, poseía 19,58 ha entre Ibarra, Lizarza, Motrico y Tolosa. Era hija de Luis de Silva y Fernández de Córdoba, conde de Pié de Concha6. El título de duquesa de Talavera de la Reina le fue otorgado por Alfonso XIII el 25 de junio de 1914, meses antes de que el 1 de octubre del mismo año contrajese matrimonio en Fuenterrabía con el príncipe Fernando de Baviera.

María luisa Maldonado Alvarado, marquesa de Castellanos y de Trives desde 1929, poseía en Motrico 30,24 ha a medias con su hermana Amalia. Ambas eran dueñas de 20,34 ha proindiviso en la localidad orensana de Puebla de Trives (FEO PARRONDO).

Concepción Narvaez del Aguila, marquesa de Cartago, poseía 17,9 ha entre Beizama, Idiazabal y legazpia, mientras José María Arróspide Alvarez, conde de Plasencia, duque de Castro-Enriquez, vizconde de Rueda y de Perellós, barón de Daya y de Bétera, Grande de España y senador por derecho propio, era dueño de 7,65 ha en Azpeitia. Poseía otras 1.604 ha en el municipio de Córdoba (LOPEZ ONTIVE,ROS y MATA OLMO, 1993, p. 167) y se encontraba entre los mayores propietarios rústicos españoles de la época: el duque de Castro-Enriquez era dueño de 2.014 ha (CARRION, 1973, p. 123).

Joaquín Castillo de la Torre, marqués de Jura Real, era propietario de 12 ha en Icazteguieta y legorreta. Su hermana Pilar poseía unas 55 ha divididas entre Belaunza, Cizurquil, Ibarra, legorreta y Zaldivia. Esta última era también propietaria de 1.645 hectáreas en la localidad de Villatoya (Albacete), cuyo marquesado detentaba (MATA, 1988, p. 205) aunque no lo menciona en sus propiedades guipuzcoanas.

Por su parte, Ricardo Colmenares y Duque de Estrada, era dueño de 64 ha entre Andoain y Vergara en las que no hace constar su condición de conde de Polentinos y de las Posadas, si bien sus principales propiedades eran fincas urbanas en Valladolid y Madrid (COLMENARES, 1959).

Pese al gran número de propietarios pertenecientes a la nobleza, anteriormente mencionados, la mayoría no se incluía en este estamento aunque una parte importante de los propietarios inscritos en el RPE estaba próximo a los órganos de poder provinciales, comarcales o locales, dada la estrecha relación entre la propiedad rústica y el poder político en los municipios rurales guipuzcoanos.

El tercer mayor propietario rústico provincial en 1933 era Juan María Alústiza Domerecq con más de 1.156 ha repartidas nada menos que en una veintena de términos municipales aunque 472,8 radicasen en Tolosa. Varios Alústiza aparecen como compradores en la desamortización en Mutiloa y Cerain (MUTILOA POZA, 1982).

José María lardizábal era dueño de 811 ha, radicadas fundamentalmente en Aya aunque eran significativas también las de Azpeitia y Zarauz. Su hermana Ana María poseía otras 121 ha en Escoriaza. Proceden de una familia con numerosos diputados provinciales durante los siglos XVIII y XIX y el propio José María fue diputado provincial.

Juan Muñoa Pagadizábal era dueño de 306 ha divididas entre cinco municipios y su hermano Miguel de 106,3 entre seis términos, localizándose los mayores predios de ambos en Vidania. Un antepasado suyo, Martin Muñoa, aparece como comprador de terrenos desamortizados en Albiztur (MUTILOA POZA, 1982) y ambos hermanos participan a finales del XIX y principios del XX en numerosas compras y permutas de terrenos que añaden a los procedentes de diversas herencias que reciben en estos mismos años. Asimismo, parte de las 47 hectáreas de Félix Gorosabel Acilona en Mondragón proceden de las adquisiciones de su antepasado Pascual Gorosabel en el proceso desamortizador.

Otros propietarios tienen sus raíces en familias de gran tradición en el medio rural guipuzcoano aunque sus propiedades fuesen relativamente reducidas. Es el caso de Luis Beristain Andonaegui, dueño de 126 ha en Motrico, donde sus antepasados disponen de casa solariega desde el siglo XVII, época en la que varios miembros de la familia son alcaldes de la localidad.

Es el caso también de Segunda Emparán Arteaga, propietaria de 5 ha en Azpeitia. Su padre, Inocencio de Emparán, había sido teniente coronel durante la guerra carlista yen 1881 fue elegido diputado (URIA et al., 1977, p. 43) pero sus raíces se remontan mucho más en el tiempo ya que era uno de los solares principales del valle de Iraurgui y su casa torre data de 1320, ocupando antepasados suyos diversos altos cargos militares durante los siglos XVIII y XIX (ALDABALDETRECU, 1979, p. 65-66).

María Amparo Unceta González-Arnao poseía 24,5 ha repartidas entre Elgueta y Eibar. En esta última localidad, sus antepasados fueron dueños de una casa solariega desde el siglo XIII que convirtieron en palacio en el XVII (ALDABALDETRECU, 1979, p. 106-107). En 1901, los Unceta figuraban entre los mayores contribuyentes rústicos provinciales (CASTELLS, 1987, p. 414) y su hermano José María era diputado provincial carlista. María Amparo Unceta también era propietaria en la provincia de Albacete de 2.577 ha en La Roda, localidad en la que su hermana Teresa poseía otras 2.364 ha (MATA, 1988, p. 203).

Con superficies muy desiguales aparecen inscritos en el RPE los hermanos Irizar Barnoya: Amalia (6,3 ha en Andoain), Carmen (24,8 ha en Elgueta), Pedro (0,5 ha en Vergara), Luis (21,9 ha en Vergara) y Joaquin (39,5 ha en Gaviria). Este último era arquitecto, miembro de la Real Academia de San Fernando y de la Comisión de Monumentos de Guipúzcoa en la que luchó por la defensa del patrimonio histórico provincial. Sus antepasados fueron dueños de una casa solariega en Vergara, reconstruí,da en el siglo XVIII en la que se firmó en 1839 el "Convenio de Vergara" (ALDABALDETRECU, 1979, p. 323-324). Poseían también otras casas solariegas en Gabiria y Elgueta y fueron alcaldes y diputados generales durante el siglo XIX.

María Martínez de Morentin Zabala poseía 22 ha en Oñate que incluían una casa palacio. Su hermana Pilar había heredado también en 1926 otras 8,8 ha en Azpeitia. Su antepasado Santos de Antía había sido director de las fábricas de muni,ciones de Orbaiceta, Eugui, Muga y Sargadelos.

Significativas eran también las propiedades de los Adan de Yarza: María era dueña de 169 ha entre Zumaya, Cestona y Guetaria, su primo Carlos poseía 16,9 en Oñate y Ramón Solano Adan de Yarza tenía 28 ha entre Deva, Oñate y Vergara. En 1901, su antepasado Ramón Adan de Yarza figura entre los veinte mayores contribu,yentes rústicos provinciales (CASTEllS, 1987, p. 414).

Otros propietarios personalmente o sus familiares allegados ocuparon cargos políticos en años anteriores a la elaboración del Registro de la Propiedad Expropiable. Sirva como ejemplo luis Zabala Eznarriaga, propietario de 63,3 ha en Gainza y Zaldivia y diputado carlista por T olosa en 1907. En este mismo año también fue diputado carlista por Irún, Ramón Olazábal Eulate, dueño de 10,6 ha en Beasain, al tiempo que su padre Juan Olazábal Ramery era diputado integrista por Irún. Este último era accionista de la fábrica textil la Fabril lanera (Rentería) y en otras de menor importancia (CASTEllS, 1987, p. 392) lo que no le impidió criticar duramente la industrializa,ción porque contamina y hace a la población cosmopolita y consumista, destruyendo las viejas costumbres (OLAZABAl, 1919). Durante años, Juan Olazábal defendió ideas integristas, criticó el igualitarismo como contrario a la obra de Dios que marca a cada hombre su puesto en la sociedad y no dudó en escribir que "al pueblo sólo se le debe dar pan, catecismo y dirección", síntesis del ideario integrista (LUENGO, 1991, p. 35). Su hermana Caya poseía en Azcoitia 5,35 ha.

En 1920, José de Aztiria Zavala-Anchieta, dueño de 13,78 ha en Elgoibar, había sido diputado provincial y formado parte de la Comisión de Agricultura encargada de combatir la despoblación de los caseríos (NAVAJAS LAPORTE, 1975, p. 346). Su prima María Ignacia Zavala-Anchieta era dueña de 7,7 ha en Albiztur y un hermano de ésta, Tadeo, accionista del puerto de Pasajes.

No faltaban tampoco propietarios que compatibilizaron el mantenimiento de predios rústicos con actividades industriales. Es el caso, por ejemplo, de Juan Garay Aguirre, dueño de 4 hectáreas en Oñate, municipio en el que fundó la empresa "Juan de Garay" para monturas de paraguas, sombrillas y accesorios en 1921.

En otras ocasiones, son familiares de propietarios los accionistas de empresas industriales. Así, mientras Concepción Zavala Echaide poseía 24,59 ha en Tolosa, sus hermanos Ladislao y Fermin habían realizado inversiones significativas en el Banco de Tolosa, en la papelera Beotívar, etc (CASTELLS, 1987, p. 339). Su sobrino Ramón María Zavala Monzón poseía 98,53 ha repartidas entre Tolosa, Albiztur, Vergara y Zaldivia y era pariente también de los lardizábal.

Vicente Ameztoy Mayo era proipietario de 16,95 ha en Villabona. Su padre Benito había sido varias veces candidato independiente por el distrito de Tolosa a finales del siglo XIX. Su hermana María estaba casada con Alfonso Juanmartiñena, miembro de una familia accionista de una industria textil en Rentería (CASTELLS, 1987, p. 437).

Asimismo, Carmen Ruiz Arcaute poseía 9,69 ha en Irún y su hermano Miguel era empresario papelero y accionista del diario la Región Vasca y fue diputado provincial liberal (CASTELLS, 1987, p. 395 y 428). Estaba casado con M. Sorriarain, dueña de 17,8 ha en Asteasu y cuya familia formaba parte del accionariado de varias industrias papeleras.

Pedro Limoussin formó parte del consejo de administración del Banco de Tolosa en 1911, era copropietario de Limoussin Hermanos y accionista de la Soledad y Talleres Tolosa. Sus hijos aparecen, en 1933, como propietarios de 42,6 ha en Asteasu y con los hermanos Alday Bandrés de otras 31,48 en Orendain. Estos últimos poseían asimismo 70 ha entre Asteasu y Beizama.

Buena parte de los campesinos analizados no explotaban directamente sus pre,dios y sobre los campesinos que aprovechaban sus tierras disponemos de datos muy escasos, aunque no falta alguna refencia a su condición de buenos ganaderos. Es el caso de Trino Hurtado de Mendoza, dueño de 17,7 ha en Azcoitia, que en 1911 fue premiado en el concurso de ganado de Segura por las yeguas y potrancas que presentó al mismo (Rev. Euskalerriaren Alde, 1911, p. 615). Su madre Cándida pertenecía a la familia de los marqueses de Rocaverde y su tio Fernando estuvo casado con Teresa Maldonado, hija de los condes de Aldama. Su prima Concepción era dueña de otras 23 ha en el mismo Azcoitia 7.

También aparecen en el RPE de Guipúzcoa cuatro sociedades inscritas como propietarias. La más importante era la Leizaranko Basoak que con sus más de 2.008 hectáreas repartidas entre Elduayen y Berastegui era el mayor propietario rústico de la provincia en 1933. Esta superficie, cubierta de jaral y arbolado de hayas y robles, se destinaba al libre pastoreo del ganado de los vecinos desde que la sociedad se había constituido el 11 de noviembre de 1904. Se incluyó en el RPE por la causa 10 y su explotación comunal parece chocar con el espíritu de la Ley de Reforma Agraria republicana.

Mucha menor importancia territorial tenían la Sociedad Hijos de Juan M. Sarasola que poseía 34,6 ha en Isasondo y la Sociedad Aizpurúa y Cía que era dueña de 12,5 ha en Cizurquil que tenía gravadas con una hipoteca de 39.152,39 pesetas. Esta última sociedad se había formado con las aportaciones de los socios el 1 de abril de 1921.

Aunque su superficie (61,3 hectáreas en Cestona) no era muy grande, si merece mayor atención la sociedad Aguas y Balneario de Cestona S.A., constituida en 1901 para la explotación de las fuentes termales y balneario con un capital inicial importante: cuatro millones de pesetas (CASTELLS, 1987, p. 34). Las aguas termales de Cestona se empiezan a explotar hacia 1775 por Vicente Lili, fundador y tesorero de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, con una casa de baños que se amplía varias veces a lo largo del siglo XIX por sus propietarios: el marqués de San Millán primero y la familia Echaide posteriormente. Esta vende el balneario en 1901 a la sociedad que aparece inscrita en el RPE y que en 1919 realiza nuevas ampliaciones con la construcción del hotel Alameda. Los veraneos en San Sebastián de los monarcas impulsaron el turismo de la aristocracia en la segunda mitad del XIX hacia esta localidad, a otras coste ras como Zarauz y hacia balnearios del interior de la provincia8.

Por lo apuntado en las páginas precedentes parece lógico deducir, como realmente sucede, que la mayor parte de los inscritos en el RPE acceden a la propiedad por la vía de herencia aunque ésta se diversifica enormemente en Guipúzcoa: herencia, donación, legado, división, cesión y dote, mezclándose frecuentemente varios de estos orígenes en diversos propietarios (Cuadro IV). Sin embargo, la compra de tierras parece muy poco importante ya que no llega al 5% de la superficie inscrita y se reduce a un número limitado de propietarios, por lo que parece confirmar la estabilidad del número de caseríos y de su superficie media a lo largo de casi un siglo.

CUADRO IV. SUPERFICIE SEGUN FORMAS DE ADQUISICION

Herencia +8.752-18-53

Herencia/Cesión 14-50-06

Herencia/Compra 1.540-71-52

Herencia/Compra/Permuta 120-60-57

Herencia/División 85-02-93

Herencia/Donación 207-70-45

Herencia/legado 3-15-27

Herencia/Permuta 458-20-98

Cesión 94-45-51

Compra 669-72-95

División 1.504-04-83

División/Permuta 397-64-83

Donación 270-75-26

Donación/Compra 66-68-24

Dote 5-85-52

legado 29-24-76

Permuta 15-85-97

Permuta/Compra 86-82-64

Sociedad 2.055-31-06

Sin datos 333-34-36

Total + 17.611-86-22

Fuente: RPE y elaboración propia.

Las cifras corresponden a Hectáreas, áreas, centiáreas.

 

La mayoría de la superficie (casi 14.500 ha) pertenecía a propietarios con residencia en Guipúzcoa aunque no faltasen tampoco propietarios con residencia en provincias limítrofes (1.377 ha entre Alava, Vizcaya y Navarra) o distribuidos por otras provincias, entre las que Madrid jugaba un papel destacado con 1.187 ha, mientras en el resto la superficie y el número de propietarios era muy reducido: 107 ha de Elena Barnoya, vecina de Valladolid; 20 de Andrés Lasso, residente en Sevilla, etc.

Otras 253,9 ha pertenecían a personas residentes en el extranjero, especialmente en localidades francesas como Bayona, San Juan de Luz, Mauleon, etc. (Cuadro V).

CUADRO V. SUPERFICIE EXPROPIABlE SEGUN RESIDENCIA DE lOS PROPIETARIOS

GUIPUZCOA + 14.475-16-85

MADRID 1.187-85-82

VIZCAYA 671-19-27

ALAVA 571-67-65

NAVARRA 134-54-92

VALLADOLID 107-52-32

SEVILLA 20-94-35

BURGOS : 10-85-67

CIUDAD REAl 10-55-45

ASTURIAS 2-61-03

GUIPUZCOA/SANTANDER/LOGROÑO 31-48-40

SANTANDER/LOGROÑO 47-35-01

FRANCIA 153-95-70

MEXICO 55-43-32

CUBA 19-76-54

PUERTO RICO 14-19-96

PORTUGAL 10-62-11

SIN DATOS 89-11-85

 

Fuente: RPE y elaboración propia.

Las cifras corresponen a Hectáreas, areas, centiáreas.

 

APENDICE I. PROPIETARIOS DE MAS DE 25 HA EN GUIPUZCOA (1933)

No se reproduce en la versión electrónica por aparecer la identificación de personas concretas que, aunque fallecidas, podrían proporcionar  información indirecta sobre sus herederos.

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NOTAS

1. Los registradores encargados del RPE en Guipúzcoa fueron: Nicolás Vicario en San Sebastián, Joaquin Domínguez Barrios en Tolosa, Francisco Octavio de Toledo y Aznar en Azpeitia y Mariano Linés Villarejo en Vergara. Aunque el número de caseríos era de poco más de tres mil caseríos en cada partido, la superficie registrada por cada uno es muy desigual.

2. Las hermanas de Isabel: María Pilar, Josefa y Dolores Guillamas eran marquesa de Campo Fértil, condesa de Catres y de Almodovar respectivamente.

3. Los hermanos de Javier Martínez de Irujo Astarcoz aparecen en las décadas siguientes emparentados con otros titulos nobiliarios: Ignacio hereda los títulos paternos en 1959; Luis contrae matrimonio con María Rosario Cayetana Fitz James Stuart y Silva, duquesa de Liria, Híjar, etc.; María Victoria estaba casada con el duque de Almodóvar del Río, marqués de Vínent, marqués de Hoyos y vizconde de Manzanera; y Ana María era condesa consorte de Míeres del Camino.

4. El marqués de San Millán era el segundo mayor contribuyente rústico provincial en 1901 (CASTELLS, 1987, p. 413) y en 1882 poseía 16 caseríos y una tierra en el municipio de San Sebastián que debieron ser vendidas porque medio siglo después no las incluyen sus hijas en el RPE. En 1901, María Dolores Porcel aparece también entre los veinte mayores contribuyentes rústicos guipuzcoanos.

5. Su hermana Ana era marquesa de Atarle y Grande de España y su también hermana Amparo poseía 257,32 hectáreas en Mieres en 1933. siendo una de los mayores propietarios rústicos del Principado de Asturias (FEO PARRONDO).

6. Su hermana Casilda era duquesa de San Carlos, marquesa de Santa Cruz de Mudela y Villasor y condesa de Carvajal. Posteriormente enlazarían, por vía matrimonial, Con los Azlor-Aragón.

7. Un antepasado de ésta, Roque Heriz había sido uno de los contribuyentes rústicos de San Sebastián, municipio en el que en 1882 poseía 15 caseríos y había invertido 200.000 reales en el ferrocarril del Norte (CASTELLS,1987, p. 86 y415).

8. La aristocracia construye palacios en las localidades costeras como Zarauz. Desde 1900, el propio Zarauz, Deva y Zumaya, enlazaron con San Sebastián por el ferrocarril costero. A fines del XIX y principios del XX funcionaron en Guipúzcoa los balnearios de Cestona, Alzola, Lizarza, Ormaiztegui, Gaviria, Ataun, Arechavaleta, Escoriaza, Mondragón y Azcoitia (URQUIA ECHAVE, 1985).