Lurralde inves. esp.

21 (1998)

p. 309-321

ISSN 1697-3070

 

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LAS TEORÍAS DE DESARROLLO :

EL PAPEL DE LA GEOGRAFÍA

EN EL ESTUDIO DEL SUBDESARROLLO

Recibido: 1998-10-13

Carlos TAPIA GARCÍA

 

Universidad del País Vasco.

Departamento de Geografía. Facultad de Filología, Geografía e Historia.

Tomás y Valiente, s/n.

Vitoria-Gasteiz. 01.006.

 

LABURPENA Historian zehar azpiaurreabide fenomenoaren interpretazio ugari izan dira, eta horrela, milaka teoria sortu dira hitz hau hainbat eratan definitu eta sailkatzeko asmotan. Geografiaren ikuspunturik, ikerketa aitzindari batzuk egin izan dira beste zientzien barnean jaio diren korroteei esker planteatu zirenak ugarigoak izan diren arren. Gaur egun, teoria nagusia Giza Garapenaren Teoria edo Teoria Ekologikoa da; garapena neurtzeko baremo bakarra bezala hazkunde ekonomikoa dela guztiz gaitzezten duen teoria dugu hau.

Gako hitzak: Azpigarapena, azpigarapenaren teoria, espazial teoriak, gaurko eskolak, azpigarapenaren definizioa.

 

RESUMEN A lo largo de la historia se han sucedido numerosas interpretaciones del fenómeno del subdesarrollo, generándose multitud de teorías que trataron de definir y clasificar el término de muy distinta forma. Desde la Geografía también se han aportado algunos estudios pioneros, aunque han sido más frecuentes los que se plantearon a remolque de corrientes nacidadas en el seno de otras ciencias. Actualmente la teoría predominante es la Teoría de Desarrollo Humano, o Teoría Ecológica, caracterizada por una elevada discrepancia del crecimiento económico como baremo único para cuantificar el desarrollo.

Palabras clave: Subdesarrollo, teorías de desarrollo, teorías espaciales, corrientes actuales, definición de subdesarrollo.

 

SUMMARY Throughout history there have been numerous interpretations of the underdevelopment phenomenon.

These generated multitude of theories which attempted to define and clasify the term "underdevelopment" in many different ways. Some pioneering studies have also been contributed geographically, although those arising from other sciences have been more frequent. Now the predominant theory is the Human Development Theory, or the Ecological Theory. This theory is characterized by a deep disagreement concerning the role of economic growth as the only marker by which to quantify development.

Key Words: Underdevelopment, underdevelopment theories, spatial theories, current trends, underdevelopment definition.

 

1. INTRODUCCIÓN

En el mundo cohabitan hoy multitud de sociedades con diferentes modos de entender y organizar todas las variables que de ellas dependen, desde el espacio a las actividades económicas, pasando por las formas de organización política en torno al estado al que estén adscritas. Por todo ello es lógico que entre ellas haya diferencias en la calidad de vida –entendida desde el punto de vista más empático e intuitivo– y que las estadísticas no sean meridianamente iguales para todas, siendo asimismo evidente que los desequilibrios actuales no pueden ser debidos a divergentes percepciones sociales, sino que están íntimamente ligados a una dislocación del sistema socioeconómico global.

Dicho desequilibrio viene siendo tradicionalmente conocido por el nombre de subdesarrollo, y es intención de este trabajo el recordar algunas de las teorías que sobre el mismo se han enunciado, desde las clásicas teorías marxista y liberal del siglo pasado, a las más modernas críticas ecológica y del desarrollo humano.

Evidentemente también se incluirán aquí las dos teorías de desarrollo que han visto la luz en ámbitos geográficos y que poseen entidad suficiente como para ser consideradas como tales.

Por último, a modo de conclusión, se ofrecerá una definición actual de desarrollo basada en las últimas corrientes de pensamiento y se discutirá alguna de las recientes interpretaciones del mismo.

2. UN REPASO HISTÓRICO A LAS TEORÍAS DE DESARROLLO

El problema del subdesarrollo se ha estudiado profundamente desde casi todos los ámbitos de las ciencias sociales a lo largo de este siglo, e indirectamente se encuentra implícito en las dos grandes obras económicas de los siglos XVIII y XIX, La Riqueza de las Naciones y El Capital, que al mismo tiempo sientan las bases de los dos grandes sistemas económicos contemporáneos. De este modo no es casual que haya sido la economía la ciencia que con más profundidad y perseverancia ha buscado respuestas al problema. Entre estas primeras teorías se encuentran diversas explicaciones del subdesarrollo y diversas formas de llegar al desarrollo, pero todas ellas tienen el común denominador de entender lo esencial del hecho en términos económicos.

Las últimas, a pesar de provenir en su mayoría del ámbito económico, se niegan sin embargo a aceptar la hegemonía de esta ciencia en materia de desarrollo y abogan por la consideración del fenómeno en términos menos exactos, más intuitivos si se quiere, pero más cercanos a la realidad que todos percibimos. Utilizan para ello menos datos cuantitativos relacionados con medidas económicas y cargan las tintas en todos aquellos indicadores que muestren el desarrollo como algo ligado al bienestar humano más que como un estado exclusivamente derivado del nivel de renta.

2.1. Las teorías clásicas de desarrollo

Las teorías clásicas de desarrollo son las mismas que las teorías clásicas de la economía, puesto que nacen al mismo tiempo y son igualmente muy generalistas y simplificadoras. Lógicamente nos referimos a las teorías liberal y marxista, ideadas por Adam Smith y Marx y Engles respectivamente. Ambas teorías consideran que el desarrollo es un proceso estrictamente económico que habría de basarse en la industria manufacturera para poder ser llevado a cabo con éxito en todo el mundo. Además, ambas coinciden en que el desarrollo es un proceso deseable y alcanzable en todos los casos.

La diferencia entre ambas estriba, como ocurre también en la mayor parte de los asuntos económicos que discuten, en el vehículo a emplear para la consecución de dicho fin. Aquí, mientras la teoría liberal se muestra convencida de que la herramienta más adecuada es la economía liberal de mercado, la teoría marxista considera que el modelo más oportuno es el de la economía planificada, ya que de lo contrario el crecimiento económico se construiría a costa de las clases trabajadoras y de la explotación colonial, explicando cómo los países capitalistas avanzados exportaban sus manufacturas a los países de la periferia mientras que, al mismo tiempo, saqueaban las riquezas de éstos y se apoderaban de esclavos1.

A pesar de su iniciación en el estudio del problema del desarrollo, ninguna de estas teorías entendía el subdesarrollo de un modo similar a como lo hacemos ahora, ya que lo consideraban una anécdota histórica sin mayor importancia para los planteamientos generales de sus respectivas teorías. Daban por descontado que en un plazo medio de tiempo todos los estados del mundo iban a gozar de un desarrollo económico similar al de Europa Occidental y Estados Unidos.

2.2. Los orígenes de la teoría de la dependencia

No fue hasta 1928, durante el Sexto Congreso de la Internacional Comunista, cuando por primera vez se puso en duda la progresividad histórica del capitalismo, ya que hasta ese momento los ideólogos clásicos del comunismo, como Luxemburgo, Bujarin o Lenin, creían que el capitalismo debía agotar toda su capacidad productiva e innovadora antes de derivar en el socialismo. Con este cambio de rumbo también varió el concepto de desarrollo existente entre los ideólogos marxistas, pasando a entenderlo ahora como un proceso imposible para la periferia en un contexto capitalista.

Se apuntaron algunos factores de este bloqueo del sistema capitalista, especialmente de la mano de Lenin, como la progresiva monopolización de la producción de los paÍses capitalistas avanzados, la expoliación de capitales y la competencia por el abastecimiento de materias primas. No obstante, no se centró el objetivo en delimitar estrictamente el problema del subdesarrollo, entre otras razones porque las teorías seguían teniendo vocación universalizadora, entendiendo la economía en su conjunto, y no desequilibrios que todavía se pensaban temporales como el subdesarrollo.

A pesar de todas las limitaciones de estos análisis es probablemente en este punto cuando comienza a entenderse el subdesarrollo del modo que hoy lo hacemos, como un conjunto de estructuras deficientes que son incapaces de satisfacer las necesidades de una población determinada, para abandonar definitivamente la idea de que el subdesarrollo es un concepto obtuso mezcla de innumerables factores de tipo histórico, cultural, etc. Es decir, que en cierto modo esta explicación simplificadora del subdesarrollo como un fenómeno provocado por el sistema capitalista perverso e injusto sirvió de gran ayuda para eliminar todas las tentaciones científicas anteriores que entendían el hecho como una incapacidad cultural, una pobreza de recursos naturales, etc.

2.3. La primera transformación de la teoría liberal

En este contexto de reajuste de la teoría marxista se produce la crisis económica de los años 30, debida en gran medida al derrumbe bursátil de 1929. Tras un replanteamiento de la teoría liberal por parte de los economistas, se imponen, no sin dura pugna, las tesis mantenidas por Keynes de que el sistema capitalista puro sin cortapisa alguna acaba derivando en un sistema monopolista injusto en el que los precios no son fijados libremente por el mercado, al encontrarse la parte ofertante en una posición de fuerza alcanzada fraudulentamente. De este modo el estado cada vez iba adquiriendo más peso en la economía de libre mercado y la teoría liberal comenzaba por ello a dar más muestras de debilidad que su opuesta marxista.

Desde el punto de vista del estudio del desarrollo esta transformación supuso una pequeña contradicción en el modo de abordar el problema, ya que si bien se consideraba que los estados debían intervenir en los mercados interiores contra los abusos monopolistas, no se indica nada acerca de la salvaguarda del juego limpio en el mercado internacional, especialmente en el de los productos primarios, el más susceptible de ser manipulado por intereses particulares. En la práctica lo que ocurre es que se asume que las empresas tratan de controlar sus mercados a cualquier precio, pero no alcanzan a admitir que lo hacen en todos los mercados, independientemente de su tamaño. No obstante, tan evidente es que en estos años aún no existían los medios jurídicos para regular este tipo de elementos, como que más tarde, cuando sí existieron, se utilizó la hipocresía y el interés particular a la hora de controlar las actividades fraudulentas de determinadas empresas en un mercado globalizado.

A partir de esta primera transformación y hasta los años 60 la teoría liberal continúa manteniendo su esquema general a lo largo de 30 años, si bien se producen interesantes avances en lo que respecta a la asunción del problema del subdesarrollo en los medios académicos de ideología liberal, en parte como respuesta a la enarbolación del fenómeno como ejemplo del extravío del sistema capitalista por parte del bloque comunista y en parte por un verdadero interés por solucionar el problema desde el liberalismo.

Es precisamente en el año 1960 cuando W. W. Rostow publica su obra Las etapas del crecimiento económico2, donde expone por primera vez desde la perspectiva liberal una explicación íntegra del desarrollo como un proceso independiente dentro de la teoría neoclásica, en el que se podían distinguir una serie limitada de etapas en su evolución que el autor dividió en cinco:

– Etapa previa al desarrollo, caracterizada por integrarse en un sistema económico precapitalista, con unos sistemas de producción tradicionales y una escasa capacidad de crecimiento.

– Etapa de condiciones previas, en la que se produce una pequeña acumulación inicial de capital que permite un tímido desarrollo industrial en determinados puntos aislados.

– Etapa de despegue industrial, caracterizada por la difusión de los sistemas de producción más modernos y asentados en la industria manufacturera como herramienta de crecimiento económico. Es un elemento esencial de esta etapa la acumulación de capital que permite unas altas tasas de inversión productiva

– Etapa de consumo de masas, en la que la producción masiva permite un crecimiento económico exponencial en todo el territorio.

– Etapa de madurez económica, con un sistema plenamente desarrollado, en el que el consumo de masas es sustituido por la búsqueda de la calidad y en la que se alcanza un crecimiento sostenido.

De este modo el desarrollo adquiere un talante diferente al que tenía anteriormente, al separar su estudio del resto de la teoría liberal y al adquirir forma de proceso y no de estadio evolutivo estático como tenía hasta entonces. Además Rostow incorpora indirectamente el debate sobre la posibilidad y los medios para provocar o al menos acelerar ese desarrollo.

A pesar de ello, el resultado de tantos años de estudio del subdesarrollo, de patrocinio internacional de las primeras políticas específicas de desarrollo en América Latina en los años 50, de la popularización del término entre la opinión pública de los países desarrollados, de las informaciones de los grandes medios de comunicación de masas que por primera vez en la historia eran capaces de dar noticia casi en tiempo real de todo tipo de penosas situaciones en los países que ahora ya son conocidos por el nombre de Tercer Mundo, no consiguieron grandes avances en la solución del problema.

Las diferencias se agudizaron aún más entre unos y otros países y nadie parecía ser capaz de poner una solución encima de la mesa sin transformar radicalmente el sistema capitalista.

2.4. La consolidación de la teoría de la dependencia

De entre los teóricos marxistas con larga experiencia en el estudio del subdesarrollo sí surge una teoría capaz de aglutinar en torno a ella a gran cantidad de estudiosos de la materia. Es la Teoría de la Dependencia, la primera teoría de desarrollo no enmarcada en otra teoría económica superior, aunque sí profundamente influenciada por los planteamientos marxistas, de los que se nutre y desciende. En cierto modo esta teoría se ha convertido en el origen de los estudios de desarrollo de un modo independiente y en profundidad.

El padre de esta teoría fue Gunder Frank, quién postuló los elementos fundamentales de la misma en Desarrollo del Subdesarrollo, publicado en 19673, si bien implícitamente ya estaban reconocidos por los ideólogos marxistas desde hacía tiempo.

Esta teoría achaca al capitalismo de mediados de siglo la dominación de las economías de la periferia con capital extranjero –esencialmente a través de las multinacionales– y la desigualdad de los términos de intercambio entre unos y otros, factores que a su juicio son los causantes del subdesarrollo. Así, esta teoría de desarrollo es la primera que explícitamente achaca a factores externos a la conducta de las sociedades afectadas el problema del subdesarrollo.

Más concretamente, arremete contra los países desarrollados y en especial contra los Estados Unidos como causantes directos e intencionados del subdesarrollo

de la periferia. Habla por primera vez de un subdesarrollo consecuencia del desarrollo ajeno, señala el problema de la deuda externa, el de la fuga de capitales y de cerebros e introduce en el lenguaje coloquial de las izquierdas de medio mundo el término de imperialismo, en lucha contra el cual se baten gran parte de las batallas de la segunda mitad del siglo XX.

El subdesarrollo es por primera vez contemplado de un modo activo por parte de aquellos que lo sufren y comienza a generar inestabilidad, conflictos y preocupaciones, extendiéndose además la idea de que para alcanzar el desarrollo es necesario cambiar el sistema económico de raíz. El desarrollo es una meta incuestionable y deseable, pero la forma de llegar a él ya no pasa por un despegue capitalista de economía de mercado y desarrollo industrial, sino que lo hace por una economía planificada de intercambio igualitario y un crecimiento industrial pensado para alcanzar logros a largo plazo.

Esta teoría cristaliza, ya a finales de los 70 y ante el fracaso de gran parte de los movimientos revolucionarios, que particularmente en América latina y Asia se encuentran extenuados tras años de lucha infructuosa, en unas peticiones más moderadas ante los organismos internacionales como la ONU o el Banco Mundial. Lideran estas peticiones los estados comunistas del Tercer Mundo y particularmente Cuba y China, que emplazan a dichos organismos a tomar medidas para solucionar el problema del intercambio desigual y las políticas intervencionistas de los estados capitalistas desarrollados.

El logro más destacado de esta ofensiva fue lo que se dio en llamar el Nuevo Orden Económico Internacional, propuesto por la Comisión Brandt ante la Asamblea General de la ONU en 19784 y que, tras elaborar un informe acerca de las causas del subdesarrollo, proponía una serie de alternativas tales como equilibrar las relaciones comerciales existentes entre los estados, bajar los tipos de interés por el cobro de la deuda, etc. obteniendo así un mínimo reconocimiento la teoría que acusaba a los estados capitalistas desarrollados de provocar el subdesarrollo del resto del mundo.

2.5. El neoliberalismo y sus respuestas al problema del desarrollo

El neoliberalismo llega con los años 80 de la mano de importantes líderes del mundo anglosajón, particularmente de Ronald Reagan y de Margaret Thatcher, que imponen una nueva orientación de la economía liberal. En lo que al desarrollo respecta, su análisis constata el error que supuso orientar las políticas de desarrollo hacia la sustitución de las importaciones industriales y repudia fervientemente las tesis keynesianas de intervención de los estados en el libre intercambio. Los mercados se globalizan a gran ritmo, los estados subdesarrollados ceden a la presión del capital foráneo e hipotecan su propio desarrollo a la coyuntura económica global de cada momento, el dinero fluye sin cesar de unas bolsas a otras, de unos mercados a otros, de unos sectores productivos a otros y, en base a este funcionamiento, cuando los países desarrollados tosen, el Tercer Mundo se constipa. Paralelamente se produce un decaimiento de la ideología marxista, especialmente en lo que respecta a determinadas formas de aplicación del poder, con lo que parece que definitivamente el liberalismo está a punto de derrotar al socialismo.

Ambos factores, la debilidad de la ideología marxista en el mundo y la agresividad de la política neoliberal, hacen que las teorías de desarrollo se alejen de la influencia de ambas en beneficio de una nueva concepción del problema, más independiente de las grandes corrientes socioeconómicas. Especialmente la ideología marxista es descartada en determinados círculos ante el estupor que produce el descubrimiento de las arbitrariedades de un sistema que durante mucho tiempo llenó sus discursos de palabras como justicia, libertad, solidaridad, etc. y que acabó protagonizando alguna de las más crueles dictaduras del siglo XX.

Es en este momento cuando tienen lugar dos grandes acontecimientos que condicionarán de modo profundo las teorías que sobre el desarrollo se elaboren a partir de aquí: – La aparición en el seno de las sociedades de los países occidentales desarrollados de las organizaciones no gubernamentales para el desarrollo, como respuesta al deterioro de las formas de organización clásicas en torno a partidos políticos y a ideologías de aspiración globalizadora, que se consideran en la práctica poco ágiles para solucionar los problemas derivados del subdesarrollo.

Se asume desde los sectores más activos de la sociedad que las políticas de los partidos de toda tendencia ideológica tras llegar al poder se encuentran maniatadas por el peso de la responsabilidad y por la falta del acuerdo necesario a nivel internacional para llevar a cabo una política armonizada en este campo. Más aun, estas organizaciones son fomentadas desde los estados de política neoliberal como un modo de recortar en gastos sociales, práctica que como es sabido supone la cabeza de lanza de dicha política.

– La aparición por primera vez de dudas acerca de la bondad del desarrollo entendido como mero progreso económico, expresadas en dos críticas básicas denominadas crítica del bienestar –que cuestiona la relación directa entre desarrollo económico y bienestar humano– y crítica medioambiental –que duda de que sea asumible medioambientalmente generalizar el desarrollo económico al estilo de los países capitalistas de vanguardia a todo el mundo–.

2.6. La moderna teoría de desarrollo

Las últimas discusiones acerca del desarrollo han provenido especialmente del entorno de las organizaciones no gubernamentales, y se han centrado en determinar la certeza de las afirmaciones que auguraban el fin de la asociación o equivalencia entre crecimiento económico y desarrollo social. En esencia estas disquisiciones han estado vinculadas directamente a las críticas al modelo de desarrollo clásico, especialmente desde las posturas ecologistas, que dudaban explícitamente de la viabilidad del crecimiento tal y como se entendía hasta el momento. De ahí que esta nueva teoría de desarrollo, ya formulada en los años 90, reciba el nombre de Teoría Ecológica o Teoría de Desarrollo Humano.

Su aportación fundamental es la de cuestionar la meta que todas las anteriores daban por indiscutible: el desarrollo económico, de modo que ya no se debate sobre los vehículos –mecanismos económicos que permiten alcanzar el crecimiento– ni sobre el camino –socialismo o capitalismo–, sino que se cuestiona hasta las últimas consecuencias el asunto, abriendo el debate de un modo cuando menos innovador.

Además, esta teoría ha conseguido calar con rapidez en la opinión pública –a lo que sin duda ha contribuido su aparente neutralidad ante los planteamientos políticos– de modo que se han popularizado ya, a escasos años de su formulación, expresiones tales como desarrollo sostenible o desarrollo humano, acuñados por los creadores de esta teoría, que ha conseguido en diez años una difusión similar a la que a la teoría de la dependencia le llevó cuando menos el doble.

Es tal la novedad que supone el rechazo del crecimiento económico que aún no se ha elaborado una alternativa sólida y global al mismo, extremo que es además el mayor defecto de esta teoría, a la que algunos califican de estrictamente destructiva y de aportar solamente pruebas del fracaso de las anteriores sin llegar más allá. A pesar de estas críticas la teoría ecológica sí propone alternativas reales a las anteriores propuestas, aunque de un modo aparentemente menos globalizador, dado que por su propia esencia rechaza los enfoques que pretenden abarcar por entero el problema del subdesarrollo. Estas alternativas son más bien sectoriales en el sentido de proponer un desarrollo humano diseñado particularmente por cada sociedad, de modo que el camino se convierte en un proceso individual y no exportable. En este punto conviene resaltar que el elemento más generalizable de la teoría ecológica es el hecho de someter el crecimiento económico a un escrupuloso respeto del medio ambiente, al que por primera vez se le otorga un papel destacado en el desarrollo.

 

Tabla 1. Esquema teórico elemental de las propuestas de desarrollo

Teoría Objetivo Camino Vehículo

Liberal clásica

desarrollo económico

despegue industrial

capitalismo

Marxista clásica

desarrollo económico

despegue industrial

capitalismo hasta su derrumbe espontáneo

Teoría de la dependencia

desarrollo económico

despegue industrial

socialismo

Teoría ecológica

desarrollo humano

desarrollo sostenible

indiferente

 

Fuente: Bob Sutcliffe. Desarrollo, Subdesarrollo y Medio Ambiente. HEGOA. Cuadernos de trabajo.Bilbao, 1990.

 

2.7. Algunas teorías espaciales de desarrollo

Las teorías con expresión espacial que han tratado de comprender el desarrollo han estado siempre influidas por sus predecesoras económicas, de modo que son más propiamente apéndices de las mismas que teorías independientes construidas explícitamente desde la perspectiva espacial.

Este es el caso de las dos más importantes que desde este punto de vista podemos enumerar aquí: La Teoría de Friedmann y la representación espacial de la Teoría de la Dependencia de Gunder Frank.

La primera de ellas encuentra su origen en la Teoría del Despegue Industrial de Rostow, o más concretamente en las interpretaciones espaciales que de ella hicieron Myrdal con sus Efectos de Difusión y Hirschmann con sus Efectos de Dispersión. De hecho Friedmann lo que hizo fue integrar todas estas variables en un espacio hipotético en el que se podían distinguir cinco tipos de regiones en función de su papel en las políticas de planificación territorial: una región central normalmente costera de dinámico crecimiento económico, unas regiones de transición fronterizas con la primera, de previsible desarrollo en posteriores etapas, una región fronteriza de recursos que representan los límites de ocupación humana del territorio, en ocasiones con bandas de penetración hacia el interior siguiendo vías de comunicación, unas regiones de transición en declive, que sufren un despoblamiento debido a la pérdida de liderazgo de sus actividades industriales o al agotamiento de recursos y unas áreas con problemas especiales derivados de conflictos fronterizos o de luchas por el control de los recursos.

 

Figura 1. Espacio hipotético de Friedmann

Fuente: Geografía del Tercer Mundo. Ed Omega. Barcelona, 1985. Basado en Friedmann, 1966.

 

La otra teoría con expresión espacial es la de Gunder Frank, y en este caso fue él mismo el encargado de diseñar y representar espacialmente el proceso. Así, Frank diseñó un modelo centro-periferia en el que cada región subdesarrollada era doblemente explotada por la metrópoli local y por las áreas centrales metropolitanas de Europa y América del Norte:

 

Figura 2. Proceso de dominación centro/periferia según Gunder Frank

 

 Fuente: Geografía del Tercer Mundo. Ed Omega. Barcelona, 1985. Basado en Friedmann, 1966.

 

Tan escaso bagaje teórico se debe lógicamente al escaso interés que secularmente ha despertado el problema del subdesarrollo entre los geógrafos, en parte por la equivocada creencia de que la materia escapa a los cometidos de nuestra ciencia –sin duda a causa de la tradicional consideración del subdesarrollo en términos estrictamente económicos– y en parte por la distribución geográfica del fenómeno, que en ningún caso atañe a los países tradicionalmente punteros en investigación geográfica y que a la postre son los que establecen las principales líneas de investigación. Si a ello le agregamos el descrédito actual de determinadas corrientes geográficas que sí intentaron abarcar el fenómeno, como ocurre por ejemplo con la Geografía Radical, y la escasez de datos estadísticos fidedignos al respecto de numerosas variables económicas, y especialmente sociales y espaciales, el resultado no ha podido ser otro que el presente, con una desaparición casi total de los trabajos sobre el subdesarrollo entre los estudios geográficos.

A pesar de ello el subdesarrollo puede y debe ser recuperado por la Geografía como uno más de los generosos campos de investigación que ésta pueda encontrar, puesto que a la obviedad de que se trata de un fenómeno con clara expresión espacial –no olvidemos además la magnitud superficial que alcanza el mismo–, hemos de sumarle en estos últimos tiempos la nueva percepción que del mismo se tiene, mucho más cercana a concepciones sociales y políticas que a estrictas cuestiones económicas, lo cual le confiere un carácter complejo y de expresión plural que solamente puede ser contemplado en toda su extensión desde una posición globalizadora, como la que la Geografía ofrece.

 

3. UNA DEFINICIÓN ACTUAL DE SUBDESARROLLO

Del repaso anterior a las teorías de desarrollo se deduce que el término subdesarrollo se ha aplicado a lo largo del tiempo en diversos sentidos, e incluso en la actualidad puede referirse a multitud de situaciones y ser aplicado sobre distintas categorías sociales –sociedades enteras o grupos minoritarios–, políticas –estados– y espaciales –regiones, países, ...–.

Etimológicamente el prefijo sub hace referencia a una condición de inferioridad, de atenuación o de escasez del término al que viene precediendo. Así pues, el término subdesarrollo se refiere a una situación de desarrollo atenuado, inferior o escaso. En este sentido etimológico existe el inconveniente de considerar al subdesarrollo de un modo progresivo, ya que el prefijo sub así lo indica, cuando está asumido que el subdesarrollo no es un estadio previo, atenuado o impuro de desarrollo, sino una carencia del mismo, debiendo más propiamente denominarse a-desarrollo. De cualquier modo, y teniendo en cuenta que se encuentra generalmente aceptado el sustantivo subdesarrollo y que el mismo se utiliza en el sentido correcto aunque etimológicamente inadecuado, no cabe proponer en este trabajo una alternativa al mismo, ya que cualquier iniciativa en ese sentido, además de infructuosa dada la aceptación del término original, escapa a los cometidos del mismo.

Así pues, limitaremos la búsqueda de una definición adecuada para el subdesarrollo a la búsqueda de la de desarrollo. De hecho, y como hemos visto, las teorías que tratan de dar una explicación al fenómeno del subdesarrollo se conocen como teorías de desarrollo, y parten siempre de una definición previa de desarrollo para proceder posteriormente a analizar el resto de las situaciones, asumiendo que lo que tienen ante sí, una vez esclarecido el término original, es el subdesarrollo.

Por otro lado hemos de tener en cuenta que el adjetivo desarrollado se aplica comúnmente sobre unidades espaciales, los países y los estados, aunque se refiere a las sociedades que los habitan y a los atributos socioeconómicos que éstas poseen, no estrictamente al territorio geográfico.

Partiendo entonces de estas consideraciones previas podemos admitir que una sociedad puede considerarse desarrollada cuando ofrece bienestar a todos los individuos que la componen durante un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para poder precisar además que debe ser soportable por el lugar en el que transcurren los acontecimientos.

La forma de materializar ese desarrollo –generador de innumerables discusiones – es algo que debe quedar estrictamente a voluntad de los individuos, de modo que el término adquiere un sentido de libertad5 para elegir el camino que cada sociedad –y dentro de ella cada individuo– estime más oportuno para sí, con la única cortapisa de respetar el entorno para que ese bienestar no termine consigo. En este contexto el papel de los estados, sobre los que normalmente reposa el calificativo de desarrollados o subdesarrollados, es el de proporcionar los instrumentos necesarios para que las sociedades y los individuos que los componen alcancen ese bienestar.

Esta difícil responsabilidad es achacable también a otras instituciones políticas de ámbitos supraestatales –fundamentalmente los foros de discusión aglutinados en torno a las Naciones Unidas y a las grandes organizaciones no gubernamentales–, además de a las bases de estructuración social presentes en todos los estados de distintos modos –desde los partidos políticos a las organizaciones religiosas–. Todos son responsables de ofrecer los medios para que las sociedades encuentren su propio modelo de desarrollo.

El subdesarrollo entonces, definido en términos de carencia de bienestar social, puede entenderse como una incapacidad de algunas sociedades, bien sea por propia ineficacia o por impedimentos ajenos a ella, para dotarse de las estructuras necesarias encargadas de suministrar ese bienestar. En esencia el subdesarrollo puede ser caracterizado por una serie de estructuras deficientes a gran escala –estructuras políticas, económicas, sociales, espaciales, ...– incapaces de ofrecer un marco adecuado para el bienestar humano.

 

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NOTAS

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2. W. W. Rostow, 1963.

3. Gunder Frank, 1974.

4. Comisión Brandt

5. Amartya Sen, 1988.