Lurralde inves. esp.

23 (2000)

p. 75-91

ISSN 1697-3070

 

CONSIDERACIONES EN TORNO AL IMPACTO

MEDIOAMBIENTAL DE LAS FUENTES DE ENERGÍA.

 

 

©José AMESTOY ALONSO.

Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Centro Regional de Cartagena.

C/ Ingeniero la Cierva, s/n 30203.

Cartagena (Murcia ).

 

Laburpena

Gogoetak energia iturrien ingurumen inpaktuari buruz

Lortutako garapen ekonomikoan eta jarraitutako industrializazio ereduan izandako desberdintasun handiek eta ustiatutako hobiek eraginda, energiaren kontsumoa eta ekoizpena desberdina da herrien artean. Energia kontsumoak, adierazle ekonomiko gisa, agerian uzten du eskualde baten garapen maila, baina energiaren ekoizpenak inoiz ere ez du adierazten zein den herri baten maila ekonomikoa eta, beraz, zenbat aurreratu duen. Laurogeiko urteen amaieratik, iritzi publikoak ziur daki eta guztiz onartzen du erregai fosilak energia iturri gisa gaur egun bezala kontsumitzeak ingurumena pixkanaka-pixkanaka kutsatzea eragiten duela. Energia kontsumoak ingurumen arloko kostu batzuk ekartzen ditu, bi motatakoak: 1. ingurune fisikoan eragindakoak eta 2. gizarte arlokoak.

Gako-hitzak: energia kontsumoa, erreserba energetikoa, ikatza, petrolioa, gas naturala, energia berriztagarria, ingurumen-kostuak.

Resumen:

Las grandes diferencias en el desarrollo económico alcanzado y en el modelo de industrialización seguido, así como los yacimientos explotados, han influido para que el consumo y la producción de energía sean desiguales en los distintos países. El consumo de energía como indicador económico, refleja el grado de desarrollo de una región, mientras que el aspecto de la producción de energía no es Indicativo, en ningún caso de nivel económico y por tanto de progreso de un país. Desde finales de los años ochenta existe la certeza y la aceptación por la opinión pública, que el consumo de combustibles fósiles como fuente de energía en las condiciones establecidas, da lugar a la progresiva contaminación ambiental .El consumo de energía conlleva unos costes medioambientales, diferenciándose dos tipos: 1. sobre el medio físico y 2. sobre el medio social.

Palabras clave: Consumo de energía, reserva energética, carbón, petróleo, gas natural, energía renovable, costes medioambientales.

Abstract:

The large differences in the reached economic development and in the fol!owed insdustrialization model, as well as the exploited deposits have influenced so that the consumption and energy production wil! be unequal in al! the countries. The energy comsuption, as economic indicator, reflect the degree of development of a region, while the aspect of energy production is not indicative, in any case of the economic level and therefore of the progress of a country. From final of the eighties exists the certainty and the acceptance by the public opinion tha the fossil fuels consumption as source of energy in the established conditions, gives cause for the progressive environmental pollution. The energy consumption bears so me environmental cost, being differentiated two types: 1. on the physical mean and, 2. on the social ones.

Key words: energy consumption, enegetic reserve, coal, oil, natural gas, renewable energy, environmental cost.

 

1 INTRODUCCIÓN.         

Las grandes diferencias en el desarrollo económico alcanzado y en el modelo de industrialización seguido, así como los yacimientos explotados, han influido para que el consumo y la producción de energía sean desiguales en los distintos países.

En los países en vías de desarrollo, la tracción animal y el trabajo humano, utilizado con fines mecánicos, tiene todavía una gran importancia. Por el contrario, la principal fuente energética del mundo industrializado son los combustible fósiles: carbón, petróleo, gas. ( Souchon y Deleage. 1996: pp 75 ).

El consumo de energía por habitante constituye uno de los indicadores más fiables del grado de desarrollo económico de una sociedad, algo que está íntimamente vinculado con el bienestar material. En este sentido la demanda energética se asocia de forma generalizada con el producto nacional bruto de un país, con su capacidad industrial y con el nivel de vida alcanzado por sus habitantes (Barrachina et alter, 1993, pp 24).

 

2 PRINCIPALES ÁREAS DE CONSUMO DE ENERGÍA

Teniendo en cuenta estos aspectos distinguiremos las siguientes áreas:

América del Norte:

Estados Unidos y Canadá reúnen la doble calidad de ser grandes productores y consumidores de energía. Disponen de grandes recursos de las principales fuentes de energía primarias, a la vez que su consumo energético tanto en términos absolutos como por habitante está entre los más grandes del mundo, así Norteamérica tiene un consumo expresado en millones de Tep en 1995 de 886 millones de petróleo, 626 de gas natural, 519 de carbón, 208 de nuclear ( expresado en Gwh ) y 54 de Hidroelectricidad. (Azcárate-Mingorance. 1998/99: pp 8) En conjunto su balance se puede considerar equilibrado, pues el pequeño déficit de los EE.UU. está compensado por el superávit canadiense. Por fuentes primarias esta zona importa hidrocarburos y exporte carbón y uranio.

Ex-URSS. ( CEI ) :

El estado ex-soviético también es simultáneamente un gran productor y consumidor de energía, disponiendo de todo tipo de fuentes de energía primarias en grandes cantidades. En cuanto al consumo en 1995 destaca el gas natural con 470 millones de Tep, seguido del petróleo con 215 millones de Tep, carbón con 192 millones de Tep, energía nuclear con 45 millones de Gwh e Hidroelectricidad con 21 millones de Tep. ( Azcárate-Mingorance. 1998/99: pp 10 ) Su más clara diferencia con América del Norte es que su balance resulta netamente positivo, exportando hidrocarburos a Europa occidental y cubriendo el déficit energético de la Europa del Este.

Europa y Japón:

Es la zona más deficitaria por su alto consumo y débil producción, especialmente de hidrocarburos, que importan masivamente, sobre todo de Oriente Próximo y del Norte de África. En cuanto al consumo total de energía primaria en 1995, expresada en millones de Tep, en Europa destaca el petróleo con 726 millones, seguido del carbón con 383 millones, gas natural con 339 millones, energía nuclear con 229 millones de Gwh e hidroelectricidad con 48 millones. En Japón destaca, muy por encima del consumo de energía primaria, el petróleo con 267 millones, seguido del carbón con 86 millones, energía nuclear con 74 millones de Gwh, gas natural con 55 millones y tan sólo 8 millones de hidroelectricidad.

Algunos de los países de Europa son importantes productores de algún tipo de energía primaria, que llegan incluso a exportar en cantidades no desdeñables. Este es el caso de Holanda con el gas natural, del Reino Unido y Noruega con el petróleo ( del Mar del Norte ), Alemania con el carbón y de Francia con la electricidad de origen hidráulico y nuclear, siendo estos mismos países grandes consumidores de energía, excepto Noruega.

Los países que forman la antigua Europa del Este son también, en general, deficitarios por su débil producción y elevado consumo global. Dentro de este grupo, muy pobre en hidrocarburos, cabe destacar a Polonia por su producción y consumo de carbón, de la que es excedentaria, y a Rumania , tradicionalmente exportadora pero que en la actualidad apenas sí tiene excedentes, siendo su mayor consumo el de carbón en 1995 con 70 millones de Tep.

Merece la pena detenernos un poco en Japón. Este país es la potencia mundial más fuertemente dependiente de los recursos energéticos importados - primer importador de energía del mundo -, lo cual visto el gran desarrollo económico conseguido, no deja de ser un fenómeno altamente paradójico. No obstante, si en la década de los 70 casi el 90 % de la energía consumida era importada, en la actualidad esta cifra ha disminuido sensiblemente. Esta menor dependencia del exterior se ha logrado tanto por una evolución de la estructura del consumo de energía, buscando fuentes alternativas propias, como el desarrollo de una política de ahorro energético.

Así, a mediados de la década de los 80 el consumo de energía suponía más de diez veces su producción; en 1990 esta relación había descendido a poco más de seis: 64,8 millones de Tep de producción, frente a un consumo de 404,6 millones de Tep. La estructura del consumo energético ha evolucionado mucho. Si en un principio fue el carbón la primera fuente de energía y permitió la revolución industrial, a partir de los años 60 fue perdiendo terreno en favor del petróleo. Las sucesivas crisis de los hidrocarburos fomentaron en Japón el desarrollo de drásticas políticas de ahorro energético a la par que impulsaron el desarrollo de la energía nuclear, frente a las reticencias de la sociedad.

En la actualidad, más del 70 % de la energía producida en Japón es de origen nuclear. Por otra parte, si hoy en día el 59 % de la energía consumida proviene del petróleo, en el año 2.000 esta participación deberá descender a un 48 %, mientras el consumo de energía nuclear deberá crecer de un 11 a un 18 % y el gas natural de un 10 a un 12 %. ( Azcárate Luxán. 1995: pp 94-95)

Tercer Mundo, ( excluidos los países exportadores de petróleo ).

Sus rasgos más acusados son: débil consumo, escasa producción y ligero déficit energético. Dentro de este amplisimo grupo, formado por casi un centenar de estados y territorios más o menos autónomos, destacan los casos de R.P. de China e India cuya producción energética es importante y diversificada, aunque apenas si cubren las necesidades de su numerosísima población, que supera holgadamente 1/3 del total mundial. No obstante, el consumo energético después de Japón es elevado en China e India, destacando sobre todo el carbón con 640 millones de Tep y 128 millones de Tep respectivamente. También destacan como consumidores importantes los llamados Cuatro Dragones ( Corea del Sur, Hong-Kong, Taiwan y Singapur ) y los "países-talleres"del Sudeste de Asia ( Tailandia, Malasia y Filipinas ), si bien sus problemas internos provocan una disminución del consumo.

Otros países, dentro del conjunto de América Central y del Sur, como Brasil, México, Argentina y Venezuela tienen un relativo consumo de energía.

Exportadores de petróleo:

Lo integran los países que forman la OPEP y algún otro, como México, no integrado en el grupo de vendedores. Constituyen en conjunto, por su escaso consumo y alta producción de hidrocarburos, el grupo excedentario de energía que exporta al resto del mundo desarrollado o subdesarrollado. A pesar de que la mayoría de estos países poseen una elevada renta per capita, el volumen de inversiones en estos países es bajo, de ahí su consumo; al parecer, les es más rentable a la élite del petróleo invertir en petrodólares en el resto del mundo que elevar el desarrollo de sus propios países.

3 CONSUMO DE ENERGÍA Y NIVEL DE VIDA.

El consumo de energía como indicador económico, refleja el grado de desarrollo de una región, mientras que el aspecto de la producción de energía no es indicativo, en ningún caso, de nivel económico y por tanto de progreso de un país, ya que zonas altamente productoras de energía, como es el caso de la mayoría de los países productores de petróleo, no son grandes consumidores sino grandes productores de esta fuente de energía.

En los países en desarrollo se ha incrementado notablemente el consumo de petróleo, de carbón y de las distintas fuentes de energía, viéndose triplicado el consumo de energía desde 1970 a 1990, al mismo tiempo que en los países desarrollados su incremento fue sólo del 21 %, es decir, comparativamente muy por debajo del aumento de los países en desarrollo, al ser en estas dos décadas cuando en estos países se desarrolló un rápido proceso de industrialización y urbanización. Así, en 1991, el consumo de energía en los países en desarrollo suponía el 30 % del consumo mundial.

El gran crecimiento del consumo energético en el Tercer Mundo se puede interpretar a veces como un símbolo de progreso. Sin embargo, esta interpretación no es del todo válida pues las importaciones tanto de energía como de bienes de equipo son costosas con lo que se agrava el problema de la deuda exterior y de la "salida de divisas", sin olvidar que paralelamente aumentan los deterioros ecológicos.

El consumo mundial de energía está en continuo aumento. Así, en 1850, el consumo medio por habitante era de 0,3 Tep, de 0,5 Tep en 1900, de 1,4 Tep en 1970 y de 1,6 Tep en 1990. Este aumento de consumo, unido a un incremento demográfico y unos cambios sociales y técnicos paralelos, nos explica la estrecha relación entre crecimiento económico y consumo energético.

Generalmente se toma el consumo energético per cápita como indicador básico del nivel de desarrollo de un país determinado.

En primer lugar se encuentra Norteamérica, seguido de la Ex-URSS, Oceanía y Europa, mientras que países de África, Asia y América del Sur y Central no alcanzan los 1.500 Kgs, equivalentes de petróleo per cápita.

A medida que el nivel de desarrollo aumenta, hay un freno en el consumo energético, por debajo del PIB, debido a las mejoras conseguidas en el ámbito del rendimiento económico en los equipos técnicos, y al aumento del sector terciario que demanda menor consumo energético. Así, la anterior CEE redujo el consumo energético de un 35 % en 1973, a un 27 % en 1986, debido a la introducción de adelantos técnicos y una transformación estructural interna.

Por países, el consumo de fuentes de energía comerciales se encuentra muy concentrado en los países que componen la OCDE, Europa oriental y la Ex-URSS. De este modo, y para el año 1990, en los países desarrollados donde se concentra el 22 % de la población mundial, se consume aproximadamente el 82 % de las fuentes comerciales de energía, mientras que en los países en desarrollo donde reside el 78 % de la población mundial, sólo se consume el 18 %. (Azcárate-Mingorance. 1998/99: pp 22-28 )

4 DIFERENCIACIÓN ENTRE RECURSOS Y RESERVAS ENERGÉTICAS.

Reserva energética:

                Aplicado a las fuentes de energía, se refiere a la cantidad de las mismas que hay posibilidades para su extracción o su utilización en el futuro. En el caso de las reservas fósiles o minerales se pueden cuantificar según distintas hipótesis. Así, según el costo esperado de extracción, o la probabilidad de que existan ( Reservas seguras, reservas probables, reservas posibles, reservas hipotéticas ). Reserva, por tanto, es el conjunto de energía potencial , principalmente fósil, depositada bajo la superficie de la tierra. El aprovechamiento de una reserva energética estaría justificado cuando el abaratamiento técnico de los costes de explotación o la subida de los precios en el mercado hicieran posible su rentabilidad. La reserva de energía combustible fósil es siempre finita y por tanto escasa.

Hay que diferenciar entre:

Reserva de energía comprobada, que es aquella reserva conocida que es susceptible de explotación económica. Ej: La elevación de los precios del petróleo en 1973 y la crisis de 1979, enmarcada en la revolución iraní que llevó al poder al ayatollah Jomeini, que supuso una brusca reducción de los crudos y una nueva alza de los precios, provocaron que el crudo del Mar del Norte, dejase de considerarse recurso para pasar a ser considerado una reserva.

Reserva de energía potencial, o cantidad de energía que existe potencialmente, susceptible de explotación. Ej: reserva de petróleo de las cuencas de los ríos Obi, Yenisei y Lena en la Ex-URSS.

Recursos energéticos:

                Conjunto de la energía o vectores de energía existentes en la naturaleza que pueden ser aprovechados o puestos en explotación mediante procedimientos técnicos. Los recursos energéticos pueden pertenecer a dos categorías, los renovables, que son esencialmente de origen solar ( biomasa, recursos hidráulicos, etc. ), y los no renovables ( energías fósiles ).

Por recurso energético concentrado se entiende aquel que se presenta de forma menos renovable, es decir, perecedero. La explotación continuada dará lugar a un rápido o lento agotamiento del recurso.

Existen, también, recursos considerados renovables o no perecederos, ya que manifiestan flujos constantes de energía, caso de la energía solar.

La energía primaria es considerada recurso energético; obtenida directamente de la naturaleza sin transformación por medios técnicos.

Al margen de toda consideración económica, la utilización de la energía existente en la naturaleza es lo que se considera recurso energético. Dentro de este orden de cosas, se pueden diferenciar dentro de los recursos energéticos dos categorías:

  • ·                     Recursos renovables: son aquellos que poseen un potencial energético inagotable, al ser de origen fundamentalmente solar: hidráulica, solar térmica, solar fotovoltaica, biomasa, eólica, térmica de los océanos, mecánica de las olas, maremotriz, geotérmica,

  • ·                     Recursos no renovables: son aquellos que poseen energías fósiles, es decir, existentes en la tierra en cantidades fijas desde hace miles de años y que son agotables: carbón, petróleo, gas natural, uranio. Estos recursos no renovables son económicamente rentables cuando los costes de extracción están por debajo de los precios del mercado.( Azcárate-Mingorance. 1998/99: pp 15-16)

En el caso de los recursos naturales no renovables, el aumento del consumo supone necesariamente una reducción de las existencias disponibles. Este hecho supone la elevación de los precios, que además de problemas económicos para los países consumidores, pueden provocar nuevos descubrimientos, mejoras de eficiencia, posibilidades de sustitución e innovaciones tecnológicas. Lo que si está adquiriendo caracteres preocupantes , no es la escasez hipotética de las fuentes de energía, sino los efectos ambientales, sobre todo en el caso de los combustibles fósiles, la contaminación del aire, las emisiones de CO2, destrucción de hábitats, contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, etc...

5 RESERVAS DE CARBÓN, PETRÓLEO Y GAS NATURAL.

En cuanto a las reservas de carbón en el mundo en Millones de Tm, decir que las reservas técnica y económicamente explotables se cifran en 693.000 millones de Tm y los recursos se estiman en 106 M. Tm, cantidad que supone el doble de las provisiones de petróleo, gas natural y uranio juntos. Al ritmo de consumo actual y si no se descubren nuevos yacimientos, hay reservas de Hulla y Antracita para más de 200 años y de lignito para 400 años, lo que hace del carbón, junto con la energía nuclear, la "energía puente" hasta superar las dificultades de la puesta en marcha de otras fuentes energéticas alternativas.

Según las estimaciones de 1995, Asia y Oceanía con 178.187 M. Tm es la primera zona de reservas mundiales seguido de Norteamérica con 111.864 M. Tm y la CEI con 104.000 M. Tm, en cuanto a hulla y antracita se refiere. En lignito es Norteamérica la primera potencia mundial con 138.528 M. Tm, seguido de CEI con 137.000 M. Tm y de Asia y Oceanía con 133.303 M. Tm.

En cuanto al total mundial, que oscila en torno a 1.031.610 M. Tm, el mayor aporte de reservas corresponde a Asia y Oceanía con 311.490 M. Tm, seguido de Norteamérica con 250.392 M. Tm y la CEI con 241.000 M. Tm. ( World Energy Council. 1995 )

Las reservas de petróleo son limitadas y están desigualmente repartidas. Las reservas conocidas ascienden a 100 Gigatoneladas, pero es posible que puedan aprovecharse hasta 300 Gt. mejorando los métodos de extracción para aumentar el rendimiento de los yacimientos.

Estas provisiones significan, según cálculos más pesimistas ( Informe Meadows ), que habrá petróleo, al ritmo del consumo actual, para 32 años y que los depósitos actuales permitirán un consumo creciente hasta la tercera década del S. XXI; sin embargo, la existencia de nuevos yacimientos en cuencas sedimentarias de China, América del Sur y otras zonas de la tierra abren las perspectivas de un aumento de las reservas y de una más larga duración del período de consumo.

En cuanto a las reservas probadas en el mundo, en millones de Tep, para el año 1995, con un total mundial de 138,2 M. Tep, es Oriente Medio el mayor proveedor de reservas de petróleo con 89,2 M. Tep, seguido de Norteamérica con 11,7 M. Tep y América del Sur con 11,4 M. Tep; también existen reservas importantes en África con 9,8 M. Tep y la CEI con 7,8 M. Tep. ( World Energy Council. 1995)

Las reservas mundiales de gas natural de casi 200 billones de m3, hacen que el gas tenga un gran porvenir como materia energética. El total de estas reservas confirmadas hasta el presente posee la energía equivalente a un 40 % de los depósitos de petróleo y es posible que nuevas explotaciones aumenten esta cantidad substancialmente. Nuevamente la CEI y Oriente Medio son los mayores proveedores de reservas con 56 y 45,2 de ( m3 x 1012 ) respectivamente. (World Energy Council.1995 )

6 CONSUMO DE ENERGÍA Y EMISIÓN DE CONTAMINANTES.

Desde finales de los años ochenta existe la certeza y la aceptación por la opinión pública que el consumo de combustibles fósiles como fuente de energía en las condiciones establecidas, da lugar a la progresiva contaminación ambiental. Las sociedades tecnológicamente avanzadas consumen combustibles fósiles de forma tan masiva que se están liberando a la biosfera grandes cantidades adicionales de energía calorífica. El ritmo actual de consumo de combustibles fósiles por parte del hombre libera suficiente calor a la biosfera como para alterar la temperatura y consecuentemente el equilibrio del biosistema, en muchos ecosistemas terrestres. La energía nuclear y la energía solar concentrada de forma artificial tendrán efectos similares. ( Archibald y McInnis. 1995: pp 17 ). Respecto a la energía nuclear recordar las consecuencias del accidente de Chernobil y el impacto ecológico sobre el hombre, la flora y la fauna. ( Gallego Díaz y Ortego Saiz. 1994: pp 5-6 ). Parece cierto, por otra parte, que seguirá aumentando la demanda mundial de energía. La Tasa de crecimiento anual será mayor en los países no desarrollados, el 4,5 % anual, mientras que las tasas más bajas se esperan en los países desarrollados de la OCDE, en torno al 1,3 % anual. Sin embargo, no hay que olvidar que aunque se espere una reducción en el % total de consumo mundial de energía de estos países ( del 46 % actual al 43 % del 2000 ), continuará siendo la región del planeta con mayor consumo de energía por habitante.

El crecimiento económico de los países en desarrollo supone un aumento del consumo de energía y un incremento de la producción mundial. Uno de los problemas que se plantea ante esta cuestión es cómo evitar que este incremento de consumo de energía no suponga en los países en desarrollo los mismos costos medioambientales que ha supuesto en los países industrializados, y si se puede de alguna manera aprovechar la experiencia y aplicar los mecanismos adecuados para evitar la contaminación y el deterioro medioambiental.

Con respecto al impacto ambiental, tanto la producción de energía, como los procesos de transformación, el transporte y su utilización, implican un impacto notable sobre el medio ambiente. Impactos que van a depender en su magnitud de la fuente de energía utilizada, las técnicas empleadas en su producción y transformación, así como de su utilización en los distintos sectores como es el de la agricultura, industria , transporte y consumo doméstico y comercial.

Estos impactos sobre el medio ambiente se van evaluar por regla general durante todo el ciclo energético, es decir, desde la extracción de la materia prima hasta la gestión de residuos, pasando por el transporte, la elaboración, el almacenamiento y el consumo de combustibles.

Al evaluar y valorar la relación entre consumo de energía y la emisión de contaminantes, creemos que es necesario referirnos a los costes medioambientales, ya que la emisión de contaminantes del aire principales son el SOx, NOx y el CO2. Los costos medioambientales son de dos tipos: sobre el medio físico y sobre el medio social. En el primer caso hay que citar la lluvia ácida, el cambio climático y la destrucción de la capa de ozono, y en el segundo caso, la intoxicación, los ruidos o el deterioro del paisaje. Cuando se intenta evaluar los costos medioambientales desde un punto de vista social, surgen serias dificultades debido a la escasez de datos cuantificables que nos permitan analizar los diferentes impactos de la sociedad.

En cuanto a la emisión de contaminantes por grandes áreas observamos, según los datos de OCDE Enviromental Data. Compendium 1997, que le OCDE se coloca a la cabeza de emisión de SOx con 43 M. de Tep, NOx con 43 M. de Tep y de CO2 con 12.086 M. de Tep, seguido de Norteamérica. Si se observa el consumo de energía per capita a nivel mundial ( 1970-1995 ), es Norteamérica seguida de la antigua URSS y de Europa las que mayor relación tienen con la emisión de contaminantes referidos.

7 ENERGÍA EN EL ESPACIO DE LA UNIÓN EUROPEA.

Durante los años ochenta, todos los países comunitarios, excepto R.Unido, consumían mucha más energía de la que producían. A finales de los años ochenta, la producción británica de petróleo cayó en un 20%, por lo que a comienzos de los años noventa este país tenía que recurrir a la importación para cubrir sus necesidades energéticas.

El elevado consumo de energía, debido al alto grado de industrialización y al nivel de vida de la Unión Europea, ha seguido un proceso bastante irregular.

Hasta 1973, la excepcional prosperidad económica de Europa occidental y el relativo bajo precio de la energía, sobre todo de petróleo, llevaron consigo un elevado crecimiento del consumo energético. A partir de entonces, y tras un fuerte descenso del consumo en los años 74-75, ligado al alza de los precios y a la recesión económica, alcanza un primer máximo histórico justo antes del segundo "shock" petrolero. En este sentido decir, que el consumo medio de cada europeo era entonces mayor que el de un japonés o un antiguo soviético, pero inferior al de un habitante de EE.UU.. Tras una sensible caída, potenciada por diversas campañas para limitar su consumo, le sigue a partir de 1983 un ligero aumento que se acelera en los últimos años de la década de los ochenta.

En la segunda mitad de 1990, la economía mundial se ha visto de nuevo sometida a una importante crisis de precio y suministro de petróleo, cuyo impacto en la economía de la Unión es difícil todavía de precisar. (Azcárate Luxán. 1993: pp 90 )

A la vez, la estructura del consumo energético también se ha ido modificando; en este sentido, al acusado descenso del consumo de carbón y de electricidad, de origen hidráulico, se opone un fuerte aumento del uso de los hidrocarburos, básicamente del petróleo, que a partir de mediados de la década de los setenta tiende a reducirse, y un paulatino incremento de la energía nuclear y otras nuevas fuentes de energía.

Según la disponibilidad energética de cada país, esta estructura varía mucho. Así, mientras que en aquellos países poseedores de yacimientos, el carbón todavía ocupa un lugar importante, como en R. Unido y Bélgica, en otros es el gas natural el que se instala a la cabeza, como es el caso de Holanda.

En la actualidad, el petróleo sigue ocupando un lugar preferente en la estructura del consumo de gran parte de los países de la Unión Europea, a pesar de un descenso apreciable.

La débil producción energética de los países de la Unión Europea, que desde los primeros momentos entraña una gran dependencia, tiende hoy día a atenuarse. El fomento de políticas de ahorro energético, así como el desarrollo de nuevas fuentes de energía dentro de la Unión, son factores decisivos a la hora de paliar la tradicional dependencia exterior. Sin embargo, el grado de dependencia energética no es el mismo en todos los países, así frente a una fuerte dependencia que padece Luxemburgo, con un índice de cobertura energético que no llega al 5%, se sitúan en el otro extremo de la balanza el Reino Unido ( con pozos petrolíferos y gas natural en el Mar del Norte ) y Holanda, con gas natural de Groninga. ( Azcárate Luxán. 1993: pp 92 )

A partir de 1974, en que se proponen los primeros objetivos de un programa de política energética de la Comunidad, los esfuerzos se han encaminado a potenciar cada vez más los recursos propios y paliar la fuerte dependencia del petróleo que hasta entonces padecía la Comunidad Europea. Estos objetivos, no fueron precisados hasta 1980, fecha en que el Consejo aprobó un Plan Energético para el año 1990; dichos objetivos fueron de nuevo revisados en 1986 para el año 1995. Se pretende una utilización más racional de la energía, para intentar alcanzar la autosuficiencia energética, que es la relación entre la capacidad de producción interna y el consumo bruto. Es mayor la autosuficiencia en la medida que se consigue reducir la dependencia energética del exterior y se incrementa la autogeneración. La media de la Unión Europea en el grado de autosuficiencia energética en % de 1991 a 1996 oscila en torno al 50 %. (Azcárate-Mingorance. 1998/99: pp 21 )

Esta utilización más racional de la energía, reduciendo la relación entre el crecimiento del consumo energético y el del PIB, equivale a reducir el consumo en un 30 %. El petróleo debe ser reducido hasta representar no más del 40 % del consumo de energía primaria; sin embargo, los combustibles sólidos como carbón, lignito, turba, así como la energía nuclear deben garantizar del 70 al 75 % de la electricidad. Al mismo tiempo se ha de potenciar la utilización de nuevas fuentes de energía, solar, geotérmica, eólica, marina etc., como solución alternativa a largo plazo. Estas fuentes de energía renovable deberían potenciarse como factor de desarrollo especialmente en la Europa meridional, cuyo nivel de dependencia energético se mantiene aún muy elevado. El parque de energía eólica en Tarifa ( Cádiz ) y las numerosas regiones del norte de la Unión Europea son un claro exponente de las directrices de la nueva política energética. ( Azcárate Luxán. 1993: pp 107 )

En la actualidad, a pesar de los numerosos esfuerzos realizados, todavía los países de la Unión Europea siguen siendo especialmente vulnerables en el plano energético, donde la diversificación aún no acaba de consolidarse, así el petróleo todavía representa el 44 % del consumo de energía primaria de la Unión Europea, seguido de los combustibles sólidos con un 21,6 %, gas natural con el 18,7 % y energía nuclear con el 14,2 %; el resto se reparte entre otras energías alternativas.

La dependencia energética exterior, si bien ha disminuido considerablemente, sigue siendo fuerte; en este sentido, tan sólo el Reino Unido y Holanda disponen de importantes recursos propios, por lo que la Unión no deja de estar supeditada a las graves oscilaciones de los precios mundiales, ligados a las inestabilidades políticas que padecen las principales regiones productoras, tales como Golfo Pérsico, Norte de África, e Iberoamérica.

8 PRODUCCIÓN DE ENERGÍA PRIMARIA CON ENERGÍAS RENOVABLES Y NO RENOVABLES EN ESPAÑA .

En el transcurso de las últimas décadas, el consumo de energía ha experimentado un crecimiento ininterrumpido, aunque de intensidad cambiante, derivado de las necesidades impuestas por el proceso de industrialización, la paralela mejora del nivel de vida y el consumo doméstico, la rápida e intensa motorización, la mecanización agraria, etc.. El inicio de la crisis económica de los años setenta supuso una moderación de la tendencia, pero sin detener un consumo global que de 36,9 millones de Tec en 1963 ascendió a 84 millones en 1973, 104,9 millones en 1983 y 129,9 millones en 1990. Pese a todo el nivel actual de consumo por habitante está en un 28,3 % por debajo del promedio de la Unión Europea.

No obstante, estas simples cifras dicen poco a cerca de la situación de un sector que, en una panorámica forzosamente breve, puede quedar definido por la existencia de diversos contrastes internos como el existente entre la diferentes fuentes energéticas que abastecen el consumo, variable a lo largo del tiempo, o el que se produce entre consumo y producción interna.

Sobre el primero de ellos, los datos reflejan la cambiante participación de las diferentes fuentes primarias en la satisfacción del consumo global, así para el año 1950 la satisfacción del consumo global en % fue: Carbón 73,6 %, petróleo 8,9 %, gas natural 0,0 %, hidroelectricidad 17,5 %, energía nuclear 0,0 % y energías renovables 0,0 %. Sin embargo en 1990 la participación fue como sigue: Carbón 21,2 %, petróleo 5,6 %, gas natural 5,6 %, hidroelectricidad 2,4 %, energía nuclear 15,8 % y energía renovable 2,4 %.

Esta misma participación entre 1950 y 1990 expresa tres fases de características distintas. La hegemonía del carbón, prolongada anormalmente en el tiempo por la autarquía de postguerra y las dificultades de abastecimiento exterior, llega hasta los años sesenta, momento en que la apertura propiciada por el Plan de Estabilización supone la sustitución masiva por hidrocarburos. A partir de 1973 la dependencia española de estos abastecimientos exteriores representaba las dos terceras partes del consumo total de energía, cifra superior a la de los países europeos circundantes, y tal proporción continuó ascendiendo hasta 1976, año en el que registró el máximo histórico ( el 72 % del consumo energético vinculado directamente al petróleo ). La necesidad de frenar el consumo de una energía menos barata que en el pasado, mejorar la eficacia de su uso y diversificar las fuentes de abastecimiento para atenuar la dependencia anterior llevó a la aprobación de sucesivos Planes Energéticos Nacionales como los de 1974, 1979, 1984, 1990, etc., que, pese a no cumplir plenamente sus objetivos, han favorecido un cierto equilibrio inestable. ( Méndez-Molinero. 1993: pp 416-417 )

En la actualidad, la tímida recuperación del carbón aparece mediatizada por la oscilación del precio de los hidrocarburos en los mercados internacionales, destacando respecto a estos últimos la creciente importancia del gas natural, comparable a la que también conoce la energía termonuclear, frente al declive relativo de la hidrolectricidad y la presencia de otras energías renovables como la Solar, Eólica, Geotérmica y , sobre todo, la derivada del aprovechamiento de la Biomasa. En este sentido, y siguiendo los datos proporcionados por IDAE-MINER para los años 1994-95-96, hemos de destacar, dentro del conjunto de la producción de energía primaria con energías renovables en España, el peso específico de la Biomasa con un 85,8 % en 1996 del total, aunque ha decrecido con respecto a 1994 que alcanzó el 91,5 %; le sigue en importancia la energía minihidráulica con un 7,8 %, la energía de los Residuos Sólidos Urbanos con un 5,6 % del total en 1996 y a mayor distancia se sitúan la Solar térmica , la Eólica, la Geotérmica y la Solar fotovoltaica. En cuanto a la producción de energía primaria con energías no renovables en España de 1994 a 1996 en %, cabe destacar por su mayor producción a la E. Nuclear con un 51,2 en 1996, seguida del Carbón con el 33,2 en el mismo año; ya lejos se sitúan la Hidráulica con un 12,2, el petróleo con 1,8 y el gas natural con el 1,4 en el mismo año.

En cuanto a la participación de España en el contexto de la Unión Europea en energías renovables en 1995 (Ktep ), según datos de Eurostat, señalar que España se sitúa en cuarto lugar de la Unión Europea en Biomasa con 3.576 Ktep por detrás de Francia con 9.295 Ktep, Suecia con 6.519 Ktep y Finlandia con 5.056 Ktep; en octavo lugar con 122 Ktep en RSU a cuya cabeza se encuentra Alemania con 1.037 Ktep; en quinto lugar en Eólica con 16 Ktep, siendo Alemania el máximo productor con 147 Ktep; en segundo lugar en E. Solar fotovoltaica con 1 Ktep, por detrás de Italia con 1,1 Ktep, ( la mayoría de los países de Europa no tienen producción ); así mismo en cuarto lugar en E. Solar térmica con 25 Ktep, siendo Grecia el país con mayor producción con 103 Ktep; sin embargo, la participación de España en E Geotérmica es muy pequeña, alcanzando tan sólo una producción de 3 Ktep, en esta energía es Italia el máximo productor con 2.323 Ktep.

Señalar, por último, que el mayor números de horas solares ( + 2000 ) en España con respecto al resto de Europa, hace de nuestro país, de cara al futuro, y, siempre que los poderes públicos la fomenten, la primera potencia europea en E. Solar, sobre todo fotovoltaica; en este sentido, citar como muy importante la central solar de Tabernas en Almería. Un caso similar podría ser el de la E. Eólica; las regiones españolas con mayor potencia instalada eólica son las de Navarra, Galicia, Andalucía, Canarias, Aragón, Castilla y León. Sobresalen parques como Tarifa (Andalucía ), Cañada Río, Llanos de San Juan Grande (Canarias); Ólvega-Noviercas (Soria); La Plana, Borja, La Muela, El Pilar, Remolinos (Aragón); Capaleda, Malpica, Barbanza, Cariscada, Paxaveiras (Galicia); Sierra del Perdón, Leiza-Barbete, San Martín de Unx, Leoz, Lerga (Navarra). ( Gómez Espín. 1998: pp 171-172 )

El 4 de Diciembre de 1998 era inaugurado el primer parque eólico de la Región de Murcia, en la Sierra de Ascoy (Cieza). La empresa Elecdey. S.A. ha invertido en su primera fase 930 millones de pesetas, creando 9 aerogeneradores de 45 m. de alto y una longitud de aspa de 25 m., cuya potencia a pleno rendimiento supera los 660 Kw/h que vierten a la red eléctrica de Iberdrola. Las previsiones de la empresa son que este parque cuente con 34 aerogeneradores y multiplique por cuatro el rendimiento de 13 millones de Kilovatios al año.

En los últimos años se ha producido en España un incremento de la potencia instala eólica, situando a nuestro país en el tercer miembro de la Unión Europea en producción de este tipo de energía, tras Alemania y Dinamarca y quinto mundial al considerar a EE.UU. y la India.

Aunque la producción es baja (más de 600 Gwh/año, menos de 1 % de consumo) se espera que en el horizonte del 2005 pueda aportar un 10 % de la producción nacional, si mantiene el ritmo de inversión superior a 5.000 millones de pesetas/año y de 250 Mw/año de potencia. ( Gómez Espín. 1998: pp 172 )

9 COSTES MEDIOAMBIENTALES DERIVADOS DE LA EXPLOTACIÓN DE LAS DISTINTAS FUENTES DE ENERGÍA.

 

                                   Cuadro 1 : Costes medioambientales.

Al evaluar los costes ambienta-les diferenciamos dos tipos:

1. Impacto causado por la

producción y 2. por el consumo

1. Países productores de energías fósiles.Deterioro ambiental y paisajistico

2. Costes ambientales relacionados directamente con los agentes de contaminación

CLASIFICACIÓN DE LOS COSTES AMBIENTALES:

1. SOBRE EL MEDIO FÍSICO

A) Lluvia ácida:

Comp.reacciones químicas

producidas por la emisión de SO2 y Nx, que con el efecto de la luz solar y al mezclarse con la humedad del aire se transforma en ácido sulfúrico y nítrico, que precipitan sobre extensas superficies.

Origen: combustión de energías fósiles, sobre todo carbón, que emiten a la atmósfera estas sustancias contaminantes.

C.M. sobre Acidificación del Medio: evaluó en 100 millones de Tm/año la emisión de azufre a la atmósfera.

Concentración de SO2 permisible: 66 ppm.

Zonas acidificadas: L.Esca

bosq. Eur. central, etc..

Protocolo de Helsinki: reducción de SO2 para el año 1993 por debajo del nivel de 1980. España, Polonia y R. Unido no aceptan el Protocolo

B) Cambio climático:

CO2: Efecto invernadero.

Consecuencias: Elevación temperatura (+1ºC), fusión parcial casquetes polares, subida del nivel del mar.

O.M.M, 1982: si el consumo de energía continuaba creciendo durante los próximos 20 años al mismo ritmo que en la década anterior, la concentración de CO2 en el año 1990 llegaría a 360 ppm, elevándose a 400 ppm para el 2000. El CO2 es absorbente radiación infrarroja emitida desde la Tierra, por tanto retiene el calor en las proximidades de la superficie: E. Invernadero. A> concentración de CO2> calentamiento.

Gases e. invernadero:

CO2, halocarburos(flúor, cloro, bromo, yodo), metano(fermentación, pirólisis), gas del alumbrado o gas de refinería, óxido nitroso(N2O).

Soluciones: repoblación forestal, no es la panacea.

C) Disminución capa de ozono:

Ozonosfera: filtro protecto rayos ultravioletas.

Consecuencias:

Cánceres, cegueras y otras enfermedades en hombre y animales.

Origen: CFCs , N2O,etc.

Descomposición de CFC en la Estratosfera y liberación de átomos de Cl que destruyen el O3.

Años 80: consumo mundi al de CFC: 1 millón TM/año

el 80% países industriales.

Zonas agujeros capa O3:

Ártico, agujero tamaño de Groenlandia, 3% de pérdi.

Antártico: 50 % pérdida.

Medidas: Compromiso de reducir la emisión de CFC.

Protocolo de Montreal:

16.9.87: No hay unanimidad.

Protocolo de Londres:

29.6.90:Unanimidad, eliminar CFC antes del 2000.

España se desvinculó.

Fondo Multilateral Provisi:

ayudas a los países menos desarrollados.

 

 

2. COSTES SOBRE EL MEDIO SOCIAL.

Impactos sociales están cobrando más relevancia

Medidas:

E. Ambiental, protección y rehabilitación del patrimonio arquitectónico, entorno medioambiental.

 

 

Impactos:

Intoxicación pulmonar,etc

Ruidos: C Acústica.

Deterioro del paisaje: En-

torno ecológico.

Difícil valoración y dificultad de evaluar por falta de datos.

Ciclo producción/consumo

 

Fuente: Azcárate-Mingorance. 1998/99: pp 5-21.

10 MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO: INCONTROLADO Y DESARROLLO SOSTENIBLE.

Según el Informe Tierra, 1992, desde comienzos de los setenta, surgen unas nuevas estrategias para reducir los impactos negativos del proceso de desarrollo, como es el caso del desarrollo sostenible o estable. La Estrategia de la Conservación Mundial opina que para que tenga lugar el llamado desarrollo sostenible, este debe implicar a los procesos ecológicos y a los sistemas de apoyo a la vida.

El desarrollo económico actual estará basado en evitar un empobrecimiento generalizado futuro, que pueda afectar gravemente a las siguientes generaciones, resultado de un uso abusivo de los recursos y de una excesiva contaminación ambiental. Según el Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1992, para que el desarrollo sea sostenible habrá que asegurar que satisfaga las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias.

El desarrollo incontrolado, está planteado desde una perspectiva basada exclusivamente en la consecución de la mayor riqueza posible utilizando todos los bienes de consumo asequibles. La máxima preocupación estará centrada en la obtención de recursos que posibiliten una mayor competitividad aportando nuevas técnicas de explotación. El gran problema de este modelo es la no sostenibilidad a largo plazo por el agotamiento progresivo de los recursos naturales y la irreversible degradación ambiental que lleva consigo. En este sentido, el catálogo de impactos ambientales provocados es muy numeroso y de consecuencias irreparables, tales como la pérdida de biodiversidad, el previsible cambio climático, alteraciones de ciclos, etc.

 Cuadro 2 : El modelo incontrolado y el sostenible.

 

Modelo incontrolado

Desarrollo sostenible

Objetivo

Producir riqueza, bienes de consumo.

Compatibilizar el desarrollo económico con la conservación del equilibrio ambiental

Problemas preocupantes.

Obtener recursos.

Competir en el mercado

Agotamientos de recursos, superpoblación, contaminación. Desaparición de especies y ecosistemas; diferencias de desarrollo entre países.

Soluciones

Búsqueda de nuevas técnicas de explotación y nuevos recursos.

Desarrollo tecnológico y ahorro; restauración de los ciclos naturales, búsqueda de recursos compatibles, responsabilidades compartidas y educación ambiental: Realizar estudios de impacto ambiental.

Dificultades y crítica

No es sostenible

Conseguir transferencias de tecnología y dinero para el desarrollo de todos los países. Necesidad de un consenso internacional para aplicarlo.

Impactos provocados

Agotamiento de recursos. Pérdida de biodiversidad. Alteración de los ciclos. Contaminación

Recuperación parcial de ciclos naturales.

Conservación de biodiversidad.

Tipo de Ciencia.

Métodos de trabajos

Ciencia disciplinar, de especialistas. No hay un modelo global de interacciones.

Aplicación a todos los ámbitos de los principios ecológicos, económicos, sociales, legislativos, sanitarios.

Interdisciplinares, globalizadores; como teoría modelo "la teoría de sistemas".

Disminución de los problemas globales.

Concepción de salud.

Como ausencia de enfermedad.

Como cuestión individual.

La salud como resultado de múltiples factores

El desarrollo al servicio de un ambiente saludable

Fuente: Azcárate-Mingorance. 1998-1999: pp 46

Analizados estos modelos de desarrollo en su relación con el medio ambiente, es necesario establecer un planteamiento de ecointerdependencia e interdesarrollo Norte-Sur. Según este, los países desarrollados necesitan importar recursos naturales, materias primas y fuentes de energía, suministrados por el Tercer Mundo. Ambos tienen la misma finalidad, conseguir un desarrollo económico, pero más gravoso para los países subdesarrollados, porque en la medida que suministran a los países desarrollados recursos van sobrexplotando sus ecosistemas naturales, erosionando sus suelos y degradando sus bosques tropicales. Esta ecointerdependencia e interdesarrollo Norte-Sur se analiza en el contexto de una ecocrisis mundial. Es urgente frenar el proceso de destrucción de los recursos naturales para reducir los niveles de contaminación e impedir desastres ecológicos.

En la década de los setenta surge el concepto de ecodesarrollo con el propósito de establecer un conjunto de estrategias que faciliten el desarrollo de las áreas regionales en el marco de un desarrollo ecológico integral, es decir, un desarrollo ecoregional, con la finalidad de poner fin, o al menos frenar, un modelo de desarrollo incontrolado basado en el binomio producción / consumo. (Azcárate-Mingorance. 1998-99: pp 44-51 )

Para establecer criterios de evaluación económica relacionando costes-beneficios-medio ambiente, Pearce ha introducido el Coste Social de Oportunidad, o uso alternativo de un recurso. Este coste se expresaría como la suma total de costes directo, externo y de utilización.

Teniendo en cuenta estos costes, el principio económico de "quién contamina paga", se vería sustituido por el de "quién usa paga". Es decir, el beneficiario o usuario de cualquier recurso o servicio ambiental se vería obligado a pagar un coste de utilización tal y como ha quedado reflejado en el coste de oportunidad. El problema surge a la hora de definir a los usuarios o beneficiarios y los criterios de aplicación de costes. Las dificultades se plantean al definir el reparto de intereses y costes entre distinto usuarios potenciales de un mismo recurso. Así, por ejemplo, los recursos que existen en una cuenca fluvial son distintos, al mismo tiempo es complejo precisar el reparto proporcional de utilización de ese recurso, teniendo en cuenta las diversas finalidades en su uso. La complejidad es mayor cuando se trata de aplicar este principio a las relaciones económicas internacionales. Así, los países subdesarrollados que explotan sus riquezas naturales exportan sus recursos a las regiones desarrolladas, no tienen en cuenta en el precio de éstos los costes ambientales, ya sean procedentes del país de origen (directos), o resultantes del impacto medioambiental (indirectos).

11 CONCLUSIONES.

El medio ambiente no es tratable como un recurso de libre disponibilidad, es por el contrario, patrimonio de la sociedad. Aplicando una política ambiental y asegurando que las actividades de explotar sus recursos no afecten a terceros países, cualquier Estado tiene derecho a explotar sus recursos. Todos los países deben tener en cuenta las consideraciones ambientales al establecer sus planes de desarrollo. Muy pocos países aplican estos criterios, unos por motivos técnicos financieros, otros por carecer de apoyo legislativo o de voluntad política, etc. El resultado final de esta despreocupación ha sido y es los impactos ambientales no deseables. Se deben aplicar medidas preventivas que eviten los distintos tipos de contaminación.

Hay que tratar conjuntamente la política ambiental y la energética, asegurando la protección del medio ambiente, basándose en el análisis coste / rendimiento. Cuando se plantean los problemas medioambientales, hay que buscar soluciones políticas a escala local, nacional e internacional.

Para paliar los efectos negativos que se producen sobre el medio ambiente se elaboran políticas ambientales con la finalidad de corregir los impactos. Estas políticas responden a dos modelos: a) las que intentan servirse de los lazos de unión entre desarrollo y medio ambiente, y b) las orientadas a tratar problemas ambientales específicos que obligan a tomar decisiones concretas; en el primer caso, las directrices están basadas en fomentar la eficiencia de la energía desde un punto de vista económico; en el segundo, se abordan los problemas con la finalidad de modificar el comportamiento utilizando, según el principio de "quién contamina paga", o realizando medidas de control o de restricción.

A la hora de aplicar políticas ambientales se debe tener en cuenta las siguientes cuestiones:

Las normas deben ser de fácil aplicación, realistas y de obligado cumplimiento. Debe existir una estrecha relación entre las medidas a aplicar y los principios generales de las políticas. Se deben interrelacionar políticas para hacer más viables los objetivos. Hay que eliminar las trabas que surgen en problemas ambientales de fácil resolución.

Respecto a los problemas ambientales derivados de la energía y la actividad industrial, las soluciones deberían ser: Fomentar el ahorro de energía, para reducir la emisión de contaminantes. Incrementar los presupuestos en investigación tecnológica, para reducir las emisiones por unidad de producción. Reducir la contaminación de la biomasa al ser utilizada como energía doméstica, sobre todo en los países subdesarrollados. Fomentar un uso más extensivo de los suministros colectivos de energía, como la electricidad o la calefacción comunitaria. Incrementar la producción de energía eléctrica reduciendo la contribución de los combustibles fósiles, sobre todo el carbón porque es el combustible fósil más contaminante debido a las emisiones de monóxido de carbono, dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, etc.. Fomentar la utilización de energías renovables. Reducir la contaminación ambiental originada por el transporte, sobre todo las emisiones de plomo y monóxido de carbono. Reducir la contaminación industrial, sobre todo de la industria pesada.

12 BIBLIOGRAFÍA:

ARCHIBAL, D. y Mc INNIS, N (1995): El equilibrio del Biosistema. Introducción al Medio ambiente humano. Edi. Los libros de la catarata. Centro de recursos de Educación Ambiental. Murcia.

AZCÁRATE LUXÁN, Mª V. (1995): Japón: un original modelo de desarrollo económico occidental en el extremo oriente asiático. Addenda. UNED. Madrid.

AZCÁRATE LUXÁN, Mª V. (1993): La Comunidad Europea. Addenda. UNED. Madrid.

AZCÁRATE, B. y MINGORANCE, A (1999): Fuentes de energía e impacto ambiental. Programa de Formación del Profesorado. 1998/1999. UNED. Madrid.

BARRACHINA GÓMEZ, M. et alter, (1993): 222 Cuestiones sobre energía. Forum Atómico Español. Madrid.

EUROESTAT (1995): Europe’s Envirinment. Statistical Compendium for the Dobris assessment, ECS-EC-EAEC. Brusela/Luxemburgo.