Lurralde inves. esp.

23 (2000)

p. 11-20

ISSN 1697-3070

ANÁLISIS GEOGRÁFICO Y LAS

EVALUACIONES AMBIENTALES ESTRATÉGICAS

 

©Fco. Javier GÓMEZ PIÑEIRO

 

Cátedra de Análisis Geográfico Regional

Universidad de Deusto (Campus de Donostia)

Camino de Mundaiz, 50

20012-SanSebastián

 

 

Laburpena: Ingurugiro, pasaia eta lurraldeari dagozkien diziplina anitzeko izaera duten ikerketa eta lan profesionalak kontuan izanik, aipatu beharrekoak dira geografiazko zenbait edukin Ingurugiro Estratejiaren Ebaluaketan.

Hitz: Ikerketa Geografikoa; Ingurugiroa; Paisaia; Lurraldea; Disziplina anitzekoa; Ingurugiroa estratejiaren ebaluaketa

Resumen: Teniendo en cuenta el carácter interdisciplinar de los estudios y trabajos profesionales, referentes al medio ambiente, el paisaje y el territorio, se indican las aportaciones geográficas en la temática de las llamadas Evaluaciones Ambientales Estratégicas.

Palabras clave: Análisis Geográfico; Medio ambiente, Paisaje; Territorio; Interdisciplinar; Evaluación Ambiental Estratégica.

 

 

1 EL ENFOQUE SISTÉMICO

En las actuales preocupaciones por el Medio Ambiente, el Paisaje y el Territorio, dentro de la crisis ambiental en la que nuestras sociedades se hallan inmersas, de las propuestas sobre el llamado desarrollo sostenible, y los planteamientos interdisciplinares de todos estas temáticas, se ha generalizado, tanto en los estudios como en las propuestas profesionales, el análisis de estas complejas cuestiones utilizando la metodología sistémica.

En esta metodología lo importante son las relaciones, junto con la evolución y los procesos de regulación. En las relaciones, que explican el funcionamiento general del sistema, debemos considerar varios aspectos: interrelaciones, interdependencias, interconexiones e interacciones.

Con este enfoque podemos conocer con más profundidad los flujos o movimientos de materia, energía, desplazamiento de bienes, de servicios, de información, etc., que se producen en los sistemas naturales paisajísticos y territoriales, entre sus elementos, entre las características de los mismos, y entre los elementos y sus características. Nos permite interaccionar lo que ocurre en un lugar y momento determinado, con lo que está pasando o ha pasado en otros lugares y momentos. Cada parte del sistema tiene que ser integrada en la totalidad del mismo, teniendo en cuenta que los sistemas son el resultado de unas complejas relaciones, de cambios y de procesos y de procesos de regulación a lo largo del tiempo.

Todos los elementos del Sistema tienen unas características, que se combinan de una manera determinada, lo que permite diferenciarlos en relación con otras combinaciones presentes, analizar la función que cumplen y ver como afectan a un cierto espacio.

La posición de los elementos en el conjunto configura una trama. Las relaciones que se establecen en virtud de la trama definen una estructura. La expresión física del sistema, es decir como se manifiestan las relaciones, es la forma, que evoluciona según diferentes procesos, siendo el sistema, en cada momento, el resultado de un proceso en el que todo se explica en referencia a su estado en momentos anteriores. De aquí que los sistemas se analicen según su funcionalidad, su estructura sus procesos y sus formas.

En la funcionalidad nos interesa conocer cómo cada elemento, con sus características, se posiciona con respecto a los otros, y que contribución tiene a la funcionalidad del sistema.

La estructura se estudia mediante las relaciones que han configurado una trama concreta. El análisis de los procesos nos permite explicar los mecanismos que rigen los cambios, las evoluciones y las transformaciones.

Las formas resultantes nos reflejan físicamente las relaciones estructurales, que sustentan la funcionalidad, y el efecto de los diferentes procesos.

Los enfoques sistémicos, que desarrollan este tipo de análisis, tratan de mejorar los estudios sectoriales para ofrecer una visión integrada del Medio, del Paisaje y del Territorio, así como de los procesos de desarrollo y usos de los mismos.

Desde estos planteamientos hay que analizar la compleja problemática ambiental, paisajística y territorial, combinando análisis descriptivos e interpretativos, diferenciando elementos, características y relaciones, identificando sistemas y subsistemas, buscando causas, comprendiendo las interacciones, los cambios y las regulaciones, que nos permitan aportar soluciones, con instrumentos cada vez más completos y eficaces, como las Evaluaciones Ambientales Estratégicas, a los problemas planteados por los factores ambientales, a su consideración como recursos, a su gestión y a la ordenación del territorio.

2 SISTEMAS AMBIENTALES Y TERRITORIALES

El concepto de Medio Ambiente se define como un sistema multidimensional de interrelaciones complejas en continuo estado de cambio. En este concepto tenemos elementos físicos, biológicos, económicos, sociales, culturales y estéticos, con sus características, que interactúan entre sí, con las personas y seres vivos y con las comunidades constituidas.

En ocasiones, conviene hablar de Medio para referirse al elemento en el que vive un ser vivo ó existe una cosa determinada, y de Ambiente para señalar el conjunto de factores bióticos y abióticos que actúan sobre los organismos y comunidades ecológicas y que determinan sus formas y desarrollo. En general, el Medio Ambiente puede considerarse como fuente de recursos naturales, como soporte de los elementos físicos, y como receptor de residuos.

Asociado al concepto de Medio Ambiente tenemos el de ecosistema, que es un sistema de relaciones de los seres vivos entre sí (biocenosis) y con su entorno o espacio vital (biotopo). Los ecosistemas, que se toman como unidades ecológicas y geográficas para la toma de decisiones en las Evaluaciones de Impacto Ambiental, se convierten en funcionales a través de las llamadas Unidades Ambientales, en las que se expresa, de forma numérica, gráfica y cartográfica, el ecosistema existente, con lo que obtenemos información de sectores territoriales relativamente homogéneos.

Los elementos y procesos del medio que son útiles y escasos (bien sea en cantidad o en calidad) se consideran recursos naturales. Estos recursos aparecen como factores ambientales o variables en las directivas y reglamentaciones que regulan la gestión ambiental y sus diferentes instrumentos, como las evaluaciones Ambientales.

En la Directiva 97/11 CE del Consejo de la Unión Europea, se señalan los siguientes: el ser humano, la fauna, la flora, el suelo, el agua, aire, clima, paisaje, bienes materiales y el patrimonio cultural, y la interacción entre los factores mencionados. Similar relación aparece en los Reglamentos españoles (tanto a nivel del Estado como de las competencias autonómicas).

Entre estos factores encontramos un concepto muy trabajado por la Geografía: el de Paisaje, que es la expresión externa perceptible del Medio, que se refiere no sólo a lugares concretos sino también a su imagen, siendo un modo de entender unas formas geográficas y sus relaciones.

Los paisajes tienen unos constituyentes geográficos: elementos, características, unidades, formas, funciones, relaciones, estructuras, cambios y transformaciones, que permiten analizarlos con la misma metodología sistémica, a la que anteriormente nos hemos referido.

El Paisaje, también se considera actualmente como un recurso cultural y económico. Además, nos sirve como indicador del nivel de desarrollo y de la calidad de vida de una sociedad.

Los Paisajes se perciben como unidades, en espacios funcionales, con sus límites, estructuras, elementos y relaciones, que sirven de escenario y de soporte físico de las actividades de los grupos humanos, siendo denominados Territorios.

El Territorio, como proyección espacial del Sistema Ambiental, también puede ser estudiado como un Sistema, en el que diferenciamos los siguientes Subsistemas: Medio Físico, Población, Actividades, Asentamientos, Infraestructuras, y el marco legal e institucional.

Dado el solapamiento que existe entre los Sistemas Ambiental y Territorial, varias Comunidades Autónomas incluyen la evaluación de impacto territorial paralelamente a la evaluación de impacto ambiental.

El Sistema Territorial, también tiene la consideración de recurso cultural y económico, en virtud de la valoración social que lo convierte en parte esencial del patrimonio cultural.

La imagen de un Territorio y del patrimonio que sustenta, es un elemento de valoración que de ese territorio efectuarán los diferentes agentes socioeconómicos, al tiempo que nos dice mucho acerca de la calidad de vida de sus habitantes.

En la valoración del sistema de relaciones existentes, en los conceptos anteriores, se produce el encuentro de factores objetivos y subjetivos, dependiendo estos últimos de la capacidad humana, de su sensibilidad, de una percepción y de un nivel cultural, por lo que es necesario contar con los dos grupos de factores, para una concienciación de la sociedad frente a los problemas ambientales y territoriales, a la consideración de recursos limitados y a su gestión racional, contando con instrumentos y metodologías adecuadas a cada momento y circunstancias.

3 EVALUACIONES AMBIENTALES

Las Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) son un procedimiento administrativo para el control de proyectos que se apoya en los llamados Estudios de Impacto Ambiental. Sus antecedentes se remontan a 1970, con los trabajos llevados a cabo en los Estados Unidos. En la UE tenemos la Directiva 85/337/ CEE, que desarrolla el correspondiente marco jurídico, y ya en 1995 todos los países de la OCDE, tienen su propia legislación en materia de evaluación ambiental. En la actualidad está vigente la Directiva 97/11/ CE siendo también importante la 96/61 /CE, sobre contaminación. En España el primer Real Decreto Ley sobre esta cuestión es de 1986 (1302) y en 1988 se aprobó el correspondiente Reglamento (1131).

En los Estudios de Impacto Ambiental, se identifican y valoran los impactos ambientales de las diferentes actividades, se seleccionan las alternativas, se establecen las medidas correctoras y se elabora un plan de vigilancia ambiental.

Para definir los impactos ambientales se conceptúa la calidad (elementos del sistema ambiental que sean destacables y que merezcan ser conservados) y la fragilidad ambiental (capacidad del sistema ambiental para soportar una actividad). Tras este trabajo, se definen y clasifican los impactos ambientales y se continúa con el procedimiento indicado anteriormente. Antes de la identificación y valoración de los impactos, hay que disponer de toda la información referente al proyecto, a las distintas acciones, al inventario ambiental y las posibles alternativas.

Dado que el entorno de un proyecto interacciona con otros entornos de diversos sistemas, es necesario tener en cuenta los efectos acumulativos y proceder con un enfoque sistémico, lo que nos lleva a la necesidad de desarrollar una metodología de integración, para la cual siempre antes del proyecto está el medio, que deberemos analizar y comprender para llevar a cabo en él cualquier actividad. Hasta ahora, generalmente, se ha procedido en sentido contrario, lo que pone de actualidad la necesidad de los análisis geográficos, a los que luego nos referiremos.

Respecto a la metodología de integración, hay que recordar que en las problemáticas ambientales y territoriales lo esencial es tener en cuenta las interacciones entre las actividades humanas y el medio donde se llevan a cabo. Las actividades no sólo pueden contraponerse al medio, sino que ni siquiera pueden superponerse al mismo. Toda actividad debe configurar, para poder realizarse, un sistema funcional y equilibrado con un medio.

Para integrar hay que desarrollar una serie de conocimientos, pero también una mayor sensibilidad acerca del medio ambiente y un firme compromiso con su conservación y protección, frente a los problemas ambientales que plantean complejas relaciones entre las actividades y sus medios.

En los procesos de integración ambiental se trabaja con los conceptos, ya conocidos, de impacto, fragilidad, aptitud o vocación del territorio y potencialidad para determinados usos.

Hay que seleccionar las actividades, regularlas, buscar una coherencia con el medio físico, con el paisaje, con la estructura territorial, con las necesidades sociales y con el marco institucional.

También hay que tener en cuenta la capacidad de acogida, es decir el grado de aceptación que un medio ofrece a la implantación de determinadas actividades, a partir de su potencialidad y de la fragilidad, que antes hemos comentado.

Es importante el tratar de optimizar las relaciones entre las diferentes actividades, que se dan en el territorio, garantizando así su funcionalidad y su correcta distribución espacial.

La integración se puede realizar a diferentes niveles de los proyectos y en momentos distintos, pero siempre se requiere la participación de equipos multi e interdisciplinares, siendo de particular importancia las aportaciones del análisis geográficos.

Para terminar este punto diremos que, sobre estas cuestiones, se desarrolla la gestión ambiental, que busca la integración de las actividades con un medio y la mayor calidad ambiental posible para sociedades, territorios y paisajes.

4 EVALUACIÓN AMBIENTAL ESTRATÉGICA (EAE)

A diferencia de la EIA, que se refiere a proyectos, las Evaluaciones Ambientales Estratégicas se aplican a políticas, planes y programas.

En general, este tipo de evaluaciones llevan un retraso de unos quince años con respecto a las EIA, pudiendo decirse que, en la mayor parte de los países, todavía están en la fase inicial de un desarrollo legislativo y normativo.

Uno de los principales problemas que se plantean es el del ámbito de aplicación de estas EAE, debiendo tener bien claros los procedimientos selectivos para que las mismas se concreten en los planes, programas y políticas que sean más significativos.

Por lo tanto el primer paso será tener una visión general del conjunto y proceder a la correspondiente selección. Hay que analizar en segundo lugar, sólo aquello que vaya a producir impactos significativos. El paso siguiente será predecir la magnitud de los impactos significativos, para así desarrollar una política de planificación que se reflejará en el correspondiente informe, que será sometido a participación y consulta públicas. Finalmente, se procede a las oportunas modificaciones y se llega a la toma de decisiones. Por supuesto toda EAE cuenta con un control de su desarrollo y ejecución.

Igual que ocurrió, en su momento, con las EIA, es necesario la formación de especialistas y el tratar de que todos los sectores implicados comprendan la utilidad de este tipo de evaluaciones, y se produzca un continuo intercambio de información y experiencias. Aquí también, los equipos multi e interdisciplinares y las visiones globalizadoras de los trabajos geográficos son necesarios.

Con este tipo de evaluaciones podemos trabajar mejor en la implementación, a escalas locales, regionales y nacionales, de las nuevas concepciones sobre el desarrollo sostenible, el uso racional de los recursos naturales, la conservación y protección del medio ambiente, de los paisajes, la planificación territorial y la ordenación del territorio, evitando los enfoques sectoriales y tendiendo hacia los integrados. Afortunadamente, hoy en día, cada vez está más extendida la idea de que los condicionantes ecológicos y ambientales, con sus estructuras, relaciones, funciones y dinámicas, son el soporte imprescindible, a tener en cuenta, en cualquier proyecto, programa, plan y política de planificación territorial.

La incorporación de los análisis geográficos en estos instrumentos de evaluación, así como en cualquier estudio, de carácter local, regional o nacional, dentro de los trabajos ambientales y territoriales de los análisis, planificación y gestión territoriales, es oportuna y más necesaria que nunca, para conseguir los objetivos de desarrollo y calidad de vida que buscan las sociedades contemporáneas.

5 APORTACIONES DEL ANÁLISIS GEOGRÁFICO

La facilidad de la Geografía para establecer conexiones con otras disciplinas del conocimiento científico, han facilitado la integración de la misma en trabajos multi e interdisciplinares.

Al estudiarse elementos y factores, con sus características, las relaciones existentes entre los mismos, el uso de métodos deductivos, inductivos, analíticos y sintéticos, no ha habido muchas dificultades para introducirse en el análisis de sistemas, concibiendo el Medio, el Paisaje, a las Regiones y al Territorio como conjuntos de Sistemas Ambientales y Territoriales.

En estos Sistemas espaciales prestamos atención a sus caracteres, a las relaciones, densidades, flujos, percepciones, formas, distribuciones, localizaciones, estructuras, organizaciones y tipologías existentes. De esta manera, el análisis geográfico nos adentra en un camino complejo a través de los lugares, entornos, paisajes, localizaciones, estructuras, relaciones, procesos de diferenciación, a diferentes escalas y teniendo presente la variable temporal.

La aplicación de los principios geográficos como la localización, la distribución o extensión, la generalización o comparación, la actividad o evolución, la causalidad y la conexión o relación, son de indudable interés para afrontar la reflexión sobre los Sistemas Ambientales y Territoriales, junto a su introducción en las fases de inventario y análisis de las diferentes modalidades de evaluaciones ambientales.

Así la localización nos servirá no sólo para conocer el lugar ocupado por un elemento en el sistema, sino que nos dice la posición que ocupa en el mismo en relación a los otros elementos y al entorno del sistema.

La distribución nos lleva a analizar el alcance, extensión o magnitud del elemento y sus características, las probables influencias, las repercusiones en el sistema y su entorno, tanto en sus aspectos estructurales como funcionales.

La generalización o comparación nos permite conocer las semejanzas, analogías y diferencias, existentes entre los elementos, características y relaciones del sistema, así como con otros sistemas.

La causalidad permite conocer los factores que actúan sobre todas y cada una de las partes del sistema, con sus correspondientes consecuencias.

El estudio de las conexiones o relaciones es fundamental para el conocimiento de las estructuras, las interacciones, interdependencias, influencias recíprocas, niveles de jerarquización y la funcionalidad general del sistema.

El principio de actividad o evolución, nos permite trabajar en los procesos dinámicos, en los cambios y transformaciones, en las variables más significativas que, a lo largo del tiempo han afectado a los diferentes estados del sistema.

Por otra parte, estos principios son tenidos en cuenta a la hora de trabajar con sistemas de redes y nodos, de gran importancia actualmente en los planteamientos ambientales y territoriales.

En este sentido el reconocimiento de los flujos, movimientos e intercambios que se producen en un espacio concreto, materializándose en redes de diversas características, con la presencia de nudos o puntos de máxima confluencia de los flujos, con su correspondiente jerarquización, sus áreas de extensión e influencia, y los procesos de difusión y de relaciones con entornos y sistemas, adquieren un papel relevante en los estudios de estructuras territoriales y de los diferentes sistemas espaciales.

El conocimiento de las estructuras territoriales nos permite conocer los asentamientos, los lugares, los sitios singulares, los paisajes, las ciudades, etc., con sus interrelaciones y jerarquías, con sus potencialidades y deficiencias, con su aptitud o vocación para determinadas actividades y sus impactos, su fragilidad, su capacidad para la implantación de diferentes usos, etc., para deducir consecuencias sociales y económicas, para comarcalizar, y para establecer criterios racionales en la planificación y gestión, que nos permitan trabajar con unidades verdaderamente significativas y relevantes, en una perspectiva integrada.

En cuanto a las relaciones conviene tener en cuenta que pueden ser de dos tipos: las que se establecen entre los elementos, que podemos denominar subsecuentes, con flujos de todo tipo; y las que se producen entre las características de cada uno de los elementos, que determinan el papel que desempeña cada uno en el conjunto del sistema, que denominamos consecuentes.

Con todo lo anterior nos incluimos claramente en los enfoques sistémicos, al objeto de superar los trabajos sectoriales y tratar de ofrecer panorámicas integradas del conjunto de las problemáticas ambientales y territoriales.

También diremos que el análisis geográfico ofrece la posibilidad de orientarse según las necesidades de los estudios que se estén realizando.

Nos puede interesar priorizar el estudio de las localizaciones, de las distribuciones de los elementos y del espacio afectado, con sus variaciones, extensiones, jerarquías, etc., dándose un enfoque claramente locacional o espacial. O bien centrarnos en las formas, con sus relaciones y paisajes resultantes, que serán luego debidamente percibidos, con un enfoque paisajístico.

Otra orientación será profundizar en el conocimiento, comprensión e interpretación de las relaciones, destacando aquí los aspectos más ecológicos. Si por el contrario nos fijamos en las diferenciaciones, como consecuencia de los flujos, redes, nudos, jerarquías, áreas de influencia, etc., estaremos buscando un enfoque regional.

Nos queda finalmente, la posibilidad de desarrollar nuestro análisis desde el punto de vista de los sistemas, a los que ya nos hemos referido, que nos relaciona con otros especialistas a la hora de trabajar en las diferentes evaluaciones de los Sistemas Ambientales y Territoriales. Todo lo cual, pone de manifiesto la importancia de nuestro análisis geográfico.

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©Fco. javier GÓMEZ PIÑEIRO, 2000