Lurralde inves. esp.

24 (2001)

p. 99-157

ISSN 1697-3070

 

 

APROXIMACIÓN A LA EVOLUCIÓN RECIENTE (1980-1994) DE LAS MARISMAS DEL PONIENTE ONUBENSE

Evaluación de la incidencia de la actividad antrópica en la evolución natural de las marismas de los ríos Odiel, Piedras y Guadiana-Carreras.

 Estimación de espacios-hábitats para colonias de espátulas ("Platalea leucorodia") de Marismas del Odiel*

 

Recibido: 2001-05-15

Aceptado: 2001-06-20

 

© M. Carmen  MORON MONGE

Departamento de Geografía Física y

Análisis Geográfico Regional.

Universidad de Sevilla

 

* Este trabajo se enmarca dentro del proyecto realizado para el Paraje Natural de Marismas del Odiel y para la empresa Tragsa, bajo la dirección del Dr. Francisco Borja Barrera de la Universidad de Huelva.

 

Laburpena:

Hurbilketa Huelvako sartaldeko paduren oraindik oraingo eboluziora (1980-1994)Lan honek, ikuspegi ebolutiboa eta dinamikoa erabilita, Huelvako sartaldeko padurak aztertzen ditu, eta oraindik oraingo aldaketa antropikoak (1980-1994) azpimarratzen ditu bereziki. Ikerketaren metodologia itsasertzeko elementu eta prozesuen eskala anitzeko azterketa sistematikoan dago oinarrituta. Helburu horiek lortzearren, airetiko hainbat fotograma sail fotointerpretatu eta digitalizatu dira, egungo eta historia osoko kartografian oinarritzeaz gain. Informazio hori guztia Informazio Sistema Geografiko batean bildu da (ISG), eta horri esker datu base bat lortu. Bestalde, landa-lana funtsezkoa izan da ikerketaren lehen faseetan bezala prozesu osoan ere, eta ISG delakoa atzera elikatu du. Emaitzak padura multzo bakoitzarentzako mapa bilduma batean jaso dira, eta, zehazki, kartografia berezi bat egin da Odielgo padurentzat (1956, 1980 eta 1994). Eta espazio-habitaten mapa bat ere egin da mokozabalarentzat (Platalea leucorodia) padura horietan bizi ohi baita. Ondorio nagusi gisa esan dezakegu gizakiak azkartu egin duela ingurune horien berezko dinamika, bai sedimentazio tasak bultzatzeko, bai ekosistema horiek espazio ez-natural bihurtzeko.

Gako-hitzak: ebolutiboa  eta dinamikoa, aldaketa antropikoak, Huelvako sartaldeko padurak eta Informazio Sistema Geografikoak, Platalea leucorodia, mokozabala, Huelva.

 

Resumen:

El presente trabajo analiza desde el punto de vista evolutivo y dinámico las marismas del poniente onubense, haciendo especial énfasis en las transformaciones antrópicas recientes (1980-1994). La metodología de estudio, se basa en el análisis multiescalar y sistemático de los distintos elementos y procesos del medio litoral. Para llevar a cabo estos objetivos, se han fotointerpretado y digitalizado varias series fotogramas aéreos, además de apoyarse en la cartografía actual e histórica. Toda esta información ha sido contenida en un Sistema de Información Geográfico (SIG), el cual ha permitido obtener una base de datos. Por otro lado, el trabajo de campo no sólo ha sido básico en las primeras fases de estudio, sino también a lo largo de todo el proceso, retroalimentado el SIG. Los resultados han quedado expresados en una colección de mapas, para cada complejo marismeño, y en concreto se ha realizado una cartografía específica para marismas del Odiel (1956, 1980 y 1994). Elaborándose un mapa de espacios-hábitats para la espátula (Platalea leucorodia), que reside habitualmente en esta marisma. Como conclusión principal, podemos señalar que el hombre ha acelerado la dinámica natural de estos medios, tanto para favorecer las tasas de sedimentación como para transformar estos ecosistemas en espacios no naturales.

Palabras Clave: Evolutivo y Dinámico, Transformaciones antrópicas, Marismas del Poniente Onubense y Sistemas de Información Geográfico, Espátula, Huelva.

 

Abstract:

Present paper analyses south-western marshes of Huelva, from an evolutionary and dynamic approach, and i! emphasizes on recent anthropogenic changes. Methodology is based on multi-scale and systematic analysis concerned with processes and features of coastal environment. 'To achieve this goal, sets Of aerial photograms have been photointerpreted and digitalized. Also it has been supported !or a historical and actual cartography. Ail data are stored in a Geographic Information System (GIS), I that allows getting a database. By other hand, fieldwork take places no only in the first step o! !he research, but also at following phases, providing a feedback o! !he GIS. Results are shown in partial and global maps for each marsh complex and fit into a particular scale, but there are specific maps !or Odiel marsh (1956, 1980 y 1994). So, !or !his marsh complex was made a specific habitat-spaces map for spoonbill (Platalea leucorodia), !ha! is quite common in this area. In conclusion, we should point that human activities have enhanced natural dynamic, both an increasing O! the sediment rates and its capability to create artificial landscapes in that ecosystems.

Key words: Evolutionary and Dynamic, Anthropogenic Changes, South-western Marshes of Huelva, Geographic information System, Spoonbill, Spain.

 

Résumé: Notre travail analyse le point de vue évolutif et dynamique des marais de l'Ouest de Huelva, remarquant I'accent surtout sur les récentes transtormations anthropiques (1980-1994). La méthodologie d'étude qui on a suivi se fonde sur l'analyse multiscalaire et systématique de différentes éléments et processus d'environnement littoral. Pour atteindre ces objectifs qui on vient d'exposer, on a photointerprété et digitalisé quelques séries de photogrammes aériens, en plus on s'est appuié sur la cartographie actuelle et historique. Toute cette information a été contenue dans un Systeme d'lnformatión Géographique (SIG) qui poux a permis d'extraire une base de données. D'autre c6té, le travail d'investigation n'a pas été seulement basique dans les prémieres phases de notre étude, mais il l'a été aussi tout au long du processus, en retronourissant le SIG. Les résuitats ont resté exprimés dans une corlection de cartes pour chaque complexe de marais et en concret ou a réalise une cartographie spécifique pour le marais de I'Odiel (1956, 1980 y 1994). On a établi une carte d'espace-habitat pour spatule (P/ata/ea leucorodia) qui demeure habituellement dans ce marais. Comme conclusion principale, on peut signaler que 1'homme a accéléré la dynamique naturerle de ces environnements soit pou favoriser les taxes de sédimentation soit pour transformer ces écosystemes dans les espaces non-naturels.

Mots clés: Évolutif et Dynamique, Transtormations Anthropiques, Marais de L'Ouest de Huelva, Systeme d'lnformation Géographique, Spatule.

 

1. INTRODUCCIÓN

1.1. Presentación

El presente trabajo establece sus contenidos en cinco apartados temáticos y un capítulo final de discusión de resultados y conclusiones. El primero de éstos es de carácter introductorio y está dedicado a exponer los objetivos generales que se persiguen con la investigación, así como a comentar el tipo y las particularidades del material que ha servido de base para la realización del trabajo. En él se incluye además una referencia a los métodos empleados en el desarrollo de los diferentes análisis llevados a cabo, así como, por último, una síntesis del marco metodológico y el enfoque conceptual sobre los cuales se apoya la propuesta general del estudio.

El segundo de los apartados del documento se desarrolla a modo de capítulo de antecedentes, y en él se ofrece una panorámica global de lo que han sido las más importantes transformaciones debidas a la mano del hombre en el medio litoral del occidente de la provincia de Huelva, en general, y en sus marismas en particular. Se trata de una síntesis de la evolución reciente (aproximadamente últimos cuarenta años) del área de estudio, en cuya reconstrucción se destacan los principales hitos que ayudan a explicar la constitución y dinámica actuales de las mencionadas marismas onubenses.

 

En los capítulos tercero y cuarto del documento se recoge el grueso de los resultados obtenidos desde el punto de vista de la aplicación de la metodología general. Se genera así una información cartográfica en la que se delimita y se caracteriza, a distintos niveles escalares y en relación a diferentes épocas, el conjunto de ecosistemas que componen los ámbitos de marisma estudiados. Procediéndose, además, a un tratamiento estadístico simple de las variaciones a lo largo del tiempo de la extensión de los distintos espacios identificados. Este bloque se cierra con una primera aproximación a la interpretación del conjunto de unidades cartografiadas, hecha también con una perspectiva multiescalar.

Un último apartado, antes de la discusión y las conclusiones finales con las que concluimos esta investigación, se ha destinado a la realización de una valoración sobre las condiciones actuales de los espacios-hábitats potenciales para las colonias de espátulas {Platalea leucorodia) en el complejo de Marismas del Odiel.

La síntesis final se aborda, como en los casos anteriores, bajo un enfoque multiescalar y secuencial, haciendo especial hincapié en el factor antrópico como una de las principales variables que han determinado la evolución reciente de las marismas del poniente onubense, y en particular de las del Odiel.

1.2. Objetivos, material y método

El objetivo central del presente trabajo es el estudio de la evolución reciente de los diferentes complejos de marismas del litoral occidental de Huelva, dedicando una especial atención al caso concreto de las Marismas del río Odiel. Esta aproximación se lleva a cabo mediante la caracterización de los elementos y los procesos más significativos de este medio natural que son reconocibles tanto partiendo de la situación actual como a través del análisis paleogeográfico. Su estudio espacial a través de diversas series antiguas de cartografías y fotogramas aéreos nos permite realizar una reconstrucción gen ética y funcional de dichos ámbitos durante los últimos cuarenta años. En esta reconstrucción se dedica una especial atención al análisis de todas las transformaciones llevadas a cabo por el hombre, así como a la incidencia de las mismas en la dinámica actual de las citadas marismas. A partir de aquí, la finalidad última de nuestra investigación se centra en establecer las fases evolutivas que, para el citado período de tiempo, nos permita interpretar y evaluar, tanto cualitativa como cuantitativamente, los espacios-hábitats potenciales para las colonias de espátulas {Platalea leucorodia) residentes en el complejo de Marismas del Odiel.

Desde el punto de vista del método de trabajo y como se ha indicado anteriormente, el presente trabajo tiene como uno de sus pilares básicos la información obtenida a partir de la fotointerpretación de distintas series de pares estereoscópicos de fotogramas aéreos de distintas épocas. De todo el material fotográfico disponible se ha realizado una elección de tres momentos concretos, 1956, 1980 y 1994, los cuales nos han parecido los más adecuados para alcanzar los fines perseguidos. Las razones que nos han llevado a ello han sido fundamentalmente la cobertura de los diferentes vuelos y la separación entre las fechas de realización de los mismos. Siendo así que los dos últimos vuelos {1980 y 1994) se seleccionaron por cubrir un lapso temporal suficientemente amplio y barrer todo el tramo del litoral en estudio. En concreto, la serie formada por las fotografías del año 1980 resultó ser de un gran interés, en especial para lo que es el sector más occidental del poniente onubense {complejos Guadiana-Carreras y Piedras), puesto que en ellas se recoge la situación inmediatamente previa a las principales

 

transformaciones vinculadas a los cultivos acuícolas y al aumento de la presión urbanística en el área. Por contra, el vuelo de 1956 se incluyó, aun no abarcando la totalidad del espacio de los complejos marismeños analizados, por tratarse del registro fotográfico más antiguo del que se dispone en la zona, siendo por tanto de un alto valor para los objetivos de reconstrucción marcados en el trabajo.

La fotointerpretación procedente del análisis de estas tres series compone el grueso de la información que ha sido digitalizada y posteriormente analizada desde el punto de vista informático y estadístico. No obstante, hemos de señalar que el restante material fotográfico no incluido en esta fase del trabajo nos ha sido de gran ayuda como complemento y apoyo en el cotejo e interpretación de la secuencia evolutiva establecida.

Junto a esta fuente principal de información, en lo que han sido otras fases del desarrollo de la investigación, hemos contado también con el apoyo de diferentes imágenes de satélite y cartografías levantadas en distintas épocas, las cuales han sido utilizadas tanto en formato digital como tradicional, cumpliendo una función precisa en el conjunto del trabajo programado. Así, por ejemplo, el soporte digital de la cartografía 1 :10.000 del mapa topográfico de Andalucía en formato raster, editado por las Consejerías de Obras Públicas y Transportes y de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, se ha empleado como base para las tareas informáticas de digitalización de la información procedente de la fotointerpretación de las series correspondientes a los años 1956 y 1980. Por otro lado, la cartografía tradicional ha tenido su papel primordial en la reconstrucción y comprensión de las principales tendencias naturales de cambio de un medio tan dinámico y fluctuante como el estudiado. Para ello se ha contado con la información aportada por mapas realizados a finales del siglo XIX e inicios del XX.

A este respecto cabe destacar la cartografía preparada por Francisco Coello en 1869, con notas de Pascual Madoz, para toda la provincia de Huelva a escala 1 :100.000, y el mapa llevado a cabo entre 1897-1900 por los Talleres del Instituto Geográfico y Estadístico de España también a escala 1: 100.000. Tanto una como otra nos  han sido de gran ayuda para la reconstrucción de la evolución del complejo Marismas del Odiel, ofreciéndonos una primera aproximación a las tendencias seculares de cambio del área por comparación, por ejemplo, con la cartografía realizada en 1946 por el Servicio Cartográfico del Ejercito a escala 1 :50.000. En síntesis, las imágenes de satélite y las fuentes cartográficas, a parte de haber sido una herramienta insustituible como base de los análisis espaciales y secuenciales, nos han aportado una valiosa información allí donde la fotografía no abarca el área estudiada, o bien cuando no hemos podido contar con esta herramienta para un episodio concreto de los evaluados.

Por otro lado, las fuentes bibliográficas han suministrado información relativa no sólo a los temas generales de caracterización natural y de transformación antrópica del área de estudio, sino también a los aspectos particulares relacionados con la génesis y el funcionamiento de los diferentes complejos marismeños, además de la referida a los distintos usos y manejos que el hombre ha llevado a cabo en las últimas décadas tanto directamente sobre las marismas como, ya en menor grado, sobre las diversas cuencas de drenaje que las alimentan.

Como complemento de la información aportada por las diferentes fuentes comentadas, el desarrollo de la investigación ha contado asimismo con la información obtenida a partir de las salidas de campo, las cuales han servido fundamentalmente para corroborar, descartar o completar de diversos modos una gran cantidad de

 

apreciaciones extraídas durante la fase de gabinete a partir de las imágenes de satélite, fotogramas aéreos y/o cartografías varias.

Toda la información de base obtenida a través de las distintas fuentes mencionadas se ha recogido en un sistema de información geográfica (SIG), el cual permite la incorporación de datos más recientes y la elaboración de coberturas y salidas cartográficas nuevas.

1.3. Marco conceptual y metodológico

El concepto que sirve de referente básico a la presente investigación es el ecosistema, el cual se considera como una unidad funcional del paisaje organizada de forma jerárquica a diferentes escalas espacio-temporales; desde el punto de vista metodológico, pues, la presente investigación se encuentra dentro del contexto de la Aproximación Ecosistémica (Montes et al., 1998).

En trabajos como el presente, en Cuyo análisis se prima criterios de orden evolutivo, quizá convenga insistir en el segundo de los términos del citado binomio escalar. Desde la perspectiva temporal, en efecto, la organización interna de esta jerarquía ecosistémica se basa en considerar la génesis y el funcionamiento de los sistemas naturales, tanto desde el punto de vista de su formación como desde el de su permanencia. Así pues, cuando, refiriéndonos a un ecosistema concreto, hablamos de su dimensión temporal de formación, estaremos haciendo alusión al lapso necesario para materializar su génesis y configuración, o sea, para que éste llegue a ser lo que es. Mientras que, por otro lado, cuando hacemos referencia a Su dimensión temporal de permanencia, aludiremos al período de tiempo necesario para que se produzca una modificación suficiente de los procesos biofísicos esenciales que determinan su integridad, tanto como para que éste deje de ser lo que es. En este sentido y siguiendo a Montes et al. (1998), hablamos de una tasa de cambio, o del coeficiente entre estas dos proyecciones de la escala temporal, la cual determinaría la capacidad de transformación y, por tanto, el rango en el que acaecen loS fenómenos naturales por loS que se reconocen y por loS que podemos delimitar espacialmente loS diferentes ecosistemas.

Este aspecto escalar relativo al cambio de loS diferentes sistemas naturales es de gran relevancia, ya que supone que existen un factor o factores y un proceso o conjunto de ellos que son característicos de cada escala espacio-temporal y no de otras. En consecuencia no debería hablarse, de forma global, de factores o procesos más importantes que otros, sino más bien niveles de actuación preferencial de cada uno de ellos. Por tanto, a cada escala espacio-temporal le corresponde una serie de factores y procesos que resultan decisivos para la interpretación de la génesis y el funcionamiento de los ecosistemas, siendo éstos los que hay que utilizar en Su discriminación espacial y los que nos permiten dimensionarlos cartográficamente.

La puesta en práctica de estos conceptos, supone que los mapas de ecosistemas tendrán distintas salidas cartográficas en función de la escala elegida, ya que a cada nivel escalar le Corresponde una serie de procesos y elementos particulares, que caracterizan su funcionamiento.

Este último aspecto implica la realización, de forma previa a cualquiera de las salidas cartográficas, de una definición, clasificación y caracterización de los diferentes componentes que identifican cada uno de los niveles escalares contemplados. Este proceso no se puede evaluar de forma cuantitativa, si bien se apoya en una base conceptual, las fuentes bibliográficas además de la información obtenida de la cartografía y las fotografías aéreas. De ningún modo podemos olvidar la observación directa del fenómeno, que en definitiva va a delimitar de forma más realista los distintos niveles con los cuales vamos a trabajar.

Ello tiene una gran importancia de cara a la discriminación y delimitación de los diferentes polígonos (ecosistemas), puesto que a veces lo que realmente es necesario cartografiar es la expresión media de un determinado de gradiente ecológico, fruto a su vez de la valoración conjunta de una serie variables. Es necesario por tanto seleccionar, para cada momento analizado, los componentes más representativos de cada una de las escalas de trabajo.

En cuanto a los niveles escalares aquí utilizados, hemos seguido las determinaciones y la terminología utilizadas en el trabajo ya citado sobre el Gran Ecosistema de Doñana de Montes et al. (1998), al que hemos añadido, en función de las características del área de estudio, un nuevo nivel de análisis tomado de las propuestas iniciales hechas en este campo por Klijn (1991 y 1994) y Klijn & Udo de Haes (1994). Así pues, los niveles de aproximación seleccionados para el presente trabajo son los de Ecosección, Ecoserie y Ecotopo (Cuadro 1 ).

.Ecosección: Es el nivel escalar superior utilizado en el presente trabajo. Desde el punto de vista espacial identifica a ecosistemas que desarrollan órdenes de magnitud entre decenas y centenas de Km2, siendo de miles a decenas de miles de años la escala temporal de formación. A este nivel, los componentes y procesos considerados como discriminatorios serían los hidrológicos superficiales e hidrogeológicos y los relativos a la génesis y evolución de las formaciones superficiales.

.Ecoserie: Este nivel escalar se caracteriza por referir dimensiones intermedias entre las correspondientes a la escala de ecosección y la de ecotopo. Desde la perspectiva espacial identifica ecosistemas con orden de magnitud de unidades a decenas de Km2, y en lo referente a la escala temporal, con rango de formación de centenas a miles de años. En cuanto a los componentes y procesos utilizados para la cartografía, los de orden biótico presentan ya un mayor peso que en la anterior escala (tipos de formaciones vegetales), si bien se sigue haciendo especial hincapié en los aspectos hidrológicos, hidrográficos y geomorfológicos.

.Ecotopo: Nivel escalar que acoge a los ámbitos elementales de análisis del paisaje o, lo que es lo mismo, las unidades funcionales más pequeñas que pueden ser identificadas mediante un polígono en un mapa a escala de detalle (< de 1:25.000).

Los elementos y procesos que definen a los ecosistemas a esta escala son el micromesomodelado, el tipo de formaciones superficiales, el funcionamiento hidrológico de detalle, la composición y estructura de las comunidades vegetales, composición y estructura de las comunidades animales, estado de la sucesión ecológica, sistemas de usos antrópicos etc. Desde el punto de vista espacial acoge ecosistemas con orden de magnitud en torno a las unidades de Km2 y menores, y en lo que atañe a la escala temporal, el rango de formación puede fluctuar entre las decenas y las centenas de años.

 

Cuadro 1. En esta figura se sintetiza el sistema de interdependencia jerárquica a niveles de escalas espacio-temporales entre los diferentes ecosistemas caracterizados (modificado a partir de Montes el al., 1998). [No disponible]

 

2. EVOLUCIÓN DE LAS MARISMAS DEL PONIENTE ONUBENSE BAJO LA INCIDENCIA ANTRÓPICA (CINCO ÚLTIMAS DÉCADAS). ANTECEDENTES

Este capítulo de antecedentes se ha elaborado a modo de síntesis de la problemática de fondo de la presente investigación: las transformaciones sufridas por los medios marismeños del poniente onubense en las últimas décadas.

Para aligerar su lectura se han obviado las citas bibliográficas y documentales de donde procede en cada caso la información correspondiente; no obstante, y porque en sí creemos que era necesaria una valoración crítica de este material de apoyo, hemos recogido dichas fuentes en un cuadro adjunto (Cuadro 2), en el que se aporta un comentario sinóptico de las mismas 1.

NOTA

1. las citas completas de cada referencia se encuentran desarrolladas al final del documento en el capítulo de bibliografía.

En dicho cuadro el material documental y bibliográfico se ha clasificado separando las referencias según los complejos de humedales litorales analizados y el alcance de su temática. Así, atendiendo a este último aspecto se distinguen, por un lado, los títulos relacionados de alguna forma con el ámbito y la temática en estudio; por otro, aquellos que hacen referencia, en general, al tema de los humedales litorales; y, por último, los que, aún siendo de carácter general, destaca cualquier tipo de problemática medioambiental referida al litoral onubense (temáticas conceptuales o terminológicas, inventario y clasificación de humedales, evolución geomorfológica y reconstrucción paleogeográfica, cartografía, caracterización limnológica y/o ecológica, secuencias cronológicas, análisis de carácter funcional, estudios de carácter medioambiental).

 

Cuadro 2. Elementos de estudio de los humedal es litorales onubenses a partir de una selección de referencias geomorfológicas publicadas desde 1964. Los datos correspondientes a cada publicación se refieren separadamente según las distintas unidades y complejos húmedos del litoral. Temáticas concretas referidas al ámbito de estudio, 1: inventario y clasificación de humedales; 2: datos de evolución paleogeográfica y geomorfológica; 3: esquema cartográfico; 4: caracterización limnológica y/o ecológica; 5: datos cronológicos; 6: estudios de carácter funcional; 7: estudios de carácter medioambiental. Temáticas generales: 0 Conceptos y Terminología.  [No incluido]

 

Cuadro 2. Elementos de estudio de los humedal es litorales onubenses a partir de una selección de referencias geomorfológicas publicadas desde 1964. Los datos correspondientes a cada publicación se refieren separadamente según las distintas unidades y complejos húmedos del litoral. Temáticas concretas referidas al ámbito de estudio, 1: inventario y clasificación de humedales; 2: datos de evolución paleogeográfica y geomorfológica; 3: esquema cartográfico; 4: caracterización limnológica y/o ecológica; 5: datos cronológicos; 6: estudios de carácter funcional; 7: estudios de carácter medioambiental. Temáticas generales: 0 Conceptos y Terminología.

 

2.1. Introducción

Con el paso de los siglos y en especial de las últimas décadas, el hombre se ha convertido en uno de los agentes de mayor importancia en la transformación de medios tan singulares como los humedales litorales, y muy en especial de las marismas. El litoral Onubense no es, ni mucho menos, un ámbito de excepción a esta consideración sino todo lo contrario en algunos casos. Ahí está para demostrarlo la presencia de puertos de diversa envergadura, espigones, dragados, salinas, áreas de salazón o la transformación de grandes superficies de marisma con fines agrícolas.

En concreto, entre las actividades más frecuentes llevadas a cabo en las últimas década en el litoral onubense, tal vez sea la instalación de explotaciones salineras las que tienen el mayor peso, o al menos la que más espacio ha consumido. Desde su consideración de uso tradicional, el punto común de dichas actividades ha sido quizá su relativo bajo impacto ambiental sobre el medio que han ocupado. La modificación del modelado y el funcionamiento de la red de drenaje a veces ha sido mínimo y su abandono ha permitido en ocasiones la "renaturalización" del área.

En el otro extremo, la instalación del Polo Químico de Huelva a partir de la década de los años sesenta ha supuesto una de las transformaciones más radicales del complejo marismeño formado por los ríos Tinto-Odiel, aunque con repercusiones distintas en uno y otro sistema fluvial. Sobre las Marismas del Tinto, los sectores que han encajado los mayores niveles de impacto directo son los de la Punta del Sebo y gran parte de las Marismas del Pinar y del Rincón. Las transformaciones sobre este ámbito supusieron la eliminación de las formaciones superficiales, la alteración, modificación o eliminación de la red de drenaje y, ni que decir tiene, de las comunidades vegetales y animales existentes hasta entonces en ese medio.

Hoy en día, la expresión visual más clara de la incidencia humana en este lugar es la construcción de balsas artificiales que recogen residuos de fosfoyesos. Estas sustituyen la topografía plana de la marisma por otra acolinada, además generar los consabidos riesgos de contaminación química, a los cuales se someten las distintas comunidades animales y vegetales allí residentes.

Por su parte, las Marismas del Odiel se han visto afectadas principalmente por la contaminación atmosférica, acuática y terrestre generada por dicho complejo fabril, encontrándose continuamente en una situación de riesgo por la cercanía del mismo. Esta situación intenta ser paliada desde hace unos años por el Plan de Corrección de Vertidos Industriales y Restauración Paisajística (1989), entre cuyos objetivos está también el subsanar daños producidos por otras fuentes de impacto distintas de las del citado Polo Industrial (minería, instalaciones portuarias...).

2.2. Medio natural y principales transformaciones antrópicas en el complejo marismas del Odie!

Arrancando desde los años cincuenta y repasando los principales hitos del manejo antrópico de las marismas del Odiel, el panorama no deja lugar a dudas acerca de la extrema importancia de la presencia humana en este entorno del litoral onubense. En efecto, con anterioridad incluso a los citados años cincuenta, los principales cambios que se registran para este ámbito se derivan de la instalación de salinas tradicionales. Entre ellas hay que señalar las de Astur, ubicadas en un sector vecino a la localidad de Punta Umbría, las de Bacuta en la marisma del mismo nombre, y las del Molino de la Vega y Cardeñas, cercanas a la población de Huelva en la margen izquierda del complejo marismeño. Esta utilización no supuso un gran impacto paral a dinámica del medio natural ya que, como se indicó anteriormente, el abandono de estas instalaciones permitió recuperar en parte una situación, si no idéntica a la natural impactada, sí de un funcionamiento muy cercano al original.

 

A partir de la década de los años sesenta ya son patentes los vertidos procedentes de los dragados de la ría de Huelva, cuyo objetivo era asegurar la navegabilidad de la misma. Estos vertidos fueron siendo depositados preferentemente en sectores del margen del canal principal del puerto en las Islas de Bacuta y Calatilla. Dichos vertidos han continuado prácticamente hasta inicios de la década de los noventa, generándose en determinados sectores de Bacuta unos acúmulos que han llegado a alcanzar un espesor entre los 0.5 y 3 m. Se trata de un material constituido principalmente por arenas y arcillas, y caracterizados por un alto contenido de metales pesados y sales, lo cual dificulta hasta impedir en determinados puntos la colonización vegetal natural, dando lugar años atrás, durante los períodos estivales, a grandes nubes de polvo.

Durante los años cincuenta, sesenta y setenta las actividades forestales adquieren también una gran importancia, tanto en la zona de Saltés, donde las actuaciones fueron puntuales, con Ja entrada de eucaliptos principalmente, como en el sector norte de Marisma del Burro, donde estas actividades tienen una mayor extensión; en ocasiones se realiza el gradeo previo de una superficie de marisma ya no mareal, pasándose posteriormente a su repoblación con eucaliptos y pinos.

Pero si hay que destacar una década donde se concentre la mayor cantidad de transformaciones esa es la de los años 70. Los cambios acaecidos durante ese momento generan una serie de efectos distintos en intensidad, duración y superficie, y sin duda supone el punto de inflexión del funcionamiento hidro-geomorfológico y biológico de todo el conjunto.

Así, en la zona norte tenemos que destacar la construcción del Puente del Sifón que comunica las localidades de Huelva y Corrales, cuya construcción se acomete a finales de los años setenta. Dicho puente supone el seccionamiento del extremo sur del sector de la marisma conocido con el nombre de Puntal de la Cruz. En estos momentos se registra en la zona una serie de vertidos que dan lugar, por una parte, a la obturación de una serie de canales y caños y, por otra, al desarrollo de un conjunto de formaciones vegetales claramente ajenas al contexto marismeño en el que se instalan.

En la segunda mitad de este período hay que destacar la construcción del dique y la carretera del espigón Juan Carlos I (1975-81 ), cuyos efectos se dejaron sentir inmediatamente, en especial en el sector de Saltés, donde el trazado de la carretera provoca el cierre y la obturación de diversos canales y esteros, algunos de los cuales se ven seccionados definitivamente. Se altera así el funcionamiento hidrológico del área y se contribuye también en el proceso de colmatación de la red de drenaje, afectando además a la distribución de las distintas formaciones vegetales.

Junto a los efectos anteriores hay destacar otros con el desarrollo de nuevos espacios litorales. Estos son quizá más espectaculares no sólo por su repercusión paisajística sino también porque suponen un importante reajuste de los procesos costeros del sector sur de Saltés y del extremo de Punta Umbría. La morfología de esta isla se caracteriza por la alternancia de una serie de ganchos arenosos, a resguardo de los cuales se disponen una serie de "lechos" limo-arcilloso y/o arenosos cuya consolidación proveerá nuevas áreas de marisma. Como se ha indicado, esta dinámica está directamente relacionada con la morfogénesis costera, la cual se ve trastocada por la construcción del dique, ya que altera la deriva litoral y por tanto la distribución de sedimentos. Si bien se siguen generando ganchos arenosos y nuevas áreas de marisma, lo más llamativo de la misma es la aceleración que adquieren sus tasas de crecimiento, y consecuentemente la extensión que alcanzan las distintas formaciones sedimentarias, en especial las referidas a las playas que se adosan a la cara externa del dique. Durante los años 80 este proceso continúa, incrementándose con ella extensión de los citados depósitos de playa los cuales alcanzan su máxima extensión durante los años 90. Asociados a esta formación se desarrolla una serie de cordones dunares que en algún caso han tenido que ser estabilizados por medio a parapetos y mediante la promoción de especies vegetales como el barrón (Ammophila arenaria), en previsión a que estas arenas pudieran pasar al otro lado del dique. Destaca también, a causa de la unión de varios de esos ganchos arenosos adosados al dique, la configuración de una importante laguna costera, cuyos márgenes no están solamente formados por formaciones arenosas sino por el propio espigón.

En definitiva, la creación de esta barrera de apoyo a las instalaciones portuarias, si bien determina una serie de efectos negativos, como la alteración de la red de drenaje en la zona oriental de Saltés y algunos cambios morfológicos al sur de ésta isla y en la de Bacuta, también configura un potente frente de crecimiento que no sólo favorece la creación de nuevos ganchos arenosos, sino que además induce la deposición de importantes lechos limo-arcillosos y arenosos, futuras llanuras intermareales susceptibles de ser colonizadas poco a poco por la vegetación de marisma.

A finales de esta década tiene lugar también la que será la más extensa de las transformaciones acaecidas en las marismas del Odiel. Se trata de la construcción de la salinas industriales de Aragonesa, las cuales afectan, en distinto grado en cada caso, a la islas de La Liebre, Cajavías y Calatilla. Sobre estos dos últimos sectores se elimina la red de drenaje y se procede al desbroce de la vegetación original, acometiéndose la construcción de una serie de muros perimetrales que individualizan distintas parcelas ocupadas ahora por balsas evaporadoras de sal. No ocurre igual en la marisma de la Liebre, donde se mantiene aún parte de su red de canales y algunas parcelas de vegetación natural, a pesar de contar con una serie de muros que la dividen. La construcción de estas salinas generan una transformación radical del flujo y reflujo mareal, cambiándose además las tasas de acreción y produciéndose, desde el punto de vista biológico, una alteración sustancial del flujo de nutrientes, con el consiguiente efecto sobre las comunidades biológicas. El resultado más significativo en este plano ha sido la aparición de una serie de condiciones favorables para la instalación de determinadas comunidades de avifauna, que han encontrado en estas nuevas instalaciones un hábitat ideal para su alimentación.

Por otro lado, la construcción del dique de la Canaleta a inicios de la década de 1980 en Punta Umbría, ha contribuido también a distorsionar la antigua dinámica costera de este ámbito. En este caso se produce igualmente una alteración del tránsito longitudinal del material transportado por la deriva litoral. A este respecto puede apreciarse cómo entre los años 50 y los 80 ha desaparecido la dinámica que, asociada a la punta de la flecha litoral, generaba un complejo de deltas de reflujo mareal en la entrada de la ría de Punta Umbría. Por el contrario, a raíz de la construcción del citado dique, se da paso a la aparición de una extensa playa adosada al margen externo del mismo. Hay que señalar que el objetivo principal para la construcción de este dique fue facilitar la entrada de los barcos al puerto de Punta Umbría, en la actualidad los dragados siguen siendo necesarios.

Ya hacia la década de los noventa, es necesario señalar otras nuevas alteraciones del ámbito marismeño derivadas de la construcción de un nuevo puente paralelo al del Sifón ya existente. Dicho puente está generando un efecto similar al producido por el aquel más antiguo, ya que está dando lugar a un seccionamiento en el extremo sur de la marisma de Punta de Agua Dulce.

A todo ello, quizá habría que añadir otras actuaciones menores, no muy llamativas ni muy impactantes, pero que de forma paulatina también han ido dejando su huella en estas marismas, y que por tanto han contribuido en el proceso de transformación de este paraje. Nos referimos por ejemplo a usos como el marisqueo, con la consiguiente remoción de fangos mareales, o las actividades agropecuarias que, localizadas principalmente en el área de Saltés, han propiciado la entrada de ganado ovino y caprino en el área, así como el desarrollo de algunas parcelas dedicadas al cultivo de cereal, etc.

No puede cerrarse este apartado de antecedentes sin hacer aunque sólo sea una mención del cambio que supone, con relación a éstas ya cualesquiera otras de las actividades que en los últimos años se han ido desarrollando en las Marismas del Odiel, su declaración como espacio natural protegido a partir de 1984 y, sobre todo, de algunos años después, con la aprobación del Plan Director de Uso y Gestión (P.R.U.G.). A partir de estos momentos se impone, poco a poco, políticas y acciones encaminadas a la protección y conservación de área, compatibilizando o erradicando en algunos casos, muchas de las actividades que hasta entonces se habían venido desarrollando.

2.3. Medio natural y principales transformaciones antrópicas en los complejos marismas del Guadiana-Carreras y marismas del piedras

Los complejos marismeños de los ríos Guadiana-Carreras y del Piedras han conservado un grado de naturalidad elevado en su funcionamiento hasta unos momentos muy cercanos, aproximadamente, a la década de los años 80, cuando se aprecia un intenso proceso de cambio derivado de la puesta en marcha del Plan de Explotación Marisquera y Cultivos Marinos de la Región Suratlántica. No obstante lo anterior, hay que señalar que con antelación a este plan se llevaban a cabo distintas actividades de carácter tradicional en este tramo del litoral, como demuestra la existencia de instalaciones salineras de molinos mareales en las marismas del Guadiana-Carreras, habiéndose practicado desde antiguo también el marisqueo y habiéndose llegado además al aterramiento de pequeñas parcelas de marismas con fines agrícolas. Pero, en cualquier caso, puede decirse que este conjunto de actividades no generaron grandes transformaciones ni en cuanto a la intensidad ni a la superficie afectada.

Fuera de este contexto hay que destacar la política turística llevada a cabo en el entorno de estos medios naturales durante los años 60, al amparo de una serie de instrumentos legales -Proyecto de Promoción Turística de las Costa de Huelva (1963), Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional de Isla Canela 1964 -este último basado en la Ley 197/196-, cuya finalidad era la adecuación de este tramo litoral para la práctica del ocio veraniego. Con estas políticas se prevé un uso del litoral ocupando preferentemente áreas correspondientes a complejos de dunas y formaciones de playas, y en menor grado áreas de marismas. Para incentivar estos planes el gobierno genera una serie de beneficios fiscales, subvenciones económicas, además de la desafección del dominio público de una franja costera de 1,5 Km y de dotar de las infraestructuras vi arias necesarias para el desarrollo de los mismos, si bien, por otro lado, dejó en manos de los municipios, por ejemplo la gestión, de sus residuos y la instalación de sistemas de depuradoras. El desarrollo de la propia Ley del Suelo en municipios como Ayamonte pone a las claras la promoción oficial de esta vocación urbanizadora.

Los efectos derivados de esta política no se hicieron esperar, cifrándose comúnmente en urbanizaciones inacabadas escasamente dotadas, en redes de infraestructuras que se vuelven obsoletas casi sin haber entrado en funcionamiento y en la concentración y emisión de vertidos a veces sin control ni depuración.

Estas actividades no afectaron del mismo modo en el tiempo a las áreas del Guadiana-Carreras y del Piedras. En el primer caso el uso del medio natural con fines urbanísticos fue más intenso durante los años sesenta, mientras que en los últimos veinte años es el complejo del Piedras el que se está viendo sometido a un intenso proceso de transformación urbanística, que ocasiones se realiza a costa no sólo de las formaciones dunares sino también a partir de enclaves sobre áreas de marisma.

En la evolución concreta de los ecosistemas marismeños el punto de inflexión se llevó a cabo, como ya apuntábamos arriba, en la década de los años 80, y principalmente de la mano de la acuicultura, aunque la política que origina la puesta en marcha de las prácticas acuícolas data de 1974. En aquellos momentos es cuando se cuenta con las subvenciones necesarias, las cuales provienen de distintos organismos autonómicos, nacionales y europeos. El proceso y las características de la ocupación de ambos complejos por esta vía son de índole diversa en cuanto a la superficie afectada, así como a la propiedad y al tipo de terrenos sobre los cuales se lleva a cabo la transformación de la marisma, que, según los casos, puede afectar a zonas previamente utilizadas como salinas o no.

Estas actividades y sus instalaciones fueron paulatinamente abandonadas a partir de 1987. En ocasiones, como en las Marismas del Piedras, el abandono se produce incluso a los pocos meses de su construcción. A comienzos de los 90 se observa incluso una cierta reutilización de estas instalaciones, si bien de una forma marginal, por parte de particulares procedentes de las localidades de Cartaya y el área del Terrón.

En ambos complejos también se han realizado distintas obras de infraestructuras portuarias, como han sido la construcción del espigón del Guadiana y del Carreras, cuyos efectos no han tardado en dejarse sentir sobre la dinámica costera, alterando muy en particular en el tránsito longitudinal sedimentario y, consecuentemente, en la estabilidad de las playas situadas a levante (sector de La Antilla).

En el presente año y en los dos años precedentes, se detecta una intensa actividad constructiva relacionado con el turismo en las localidades de Ayamonte y la Antilla, y en especial en la primera de éstas. En concreto, en Isla Canela es donde el fenómeno constructivo toma mayor virulencia, este afecta directamente a las ecosecciones eólicas y costeras, si bien estaría aún por ver cuales son repercusiones sobre los ámbitos de marisma. Este proceso necesitaría de otro estudio pormenorizado, con fotografías aéreas más recientes para su correcta valoración y cuantificación.

Para concluir, el futuro de estos dos complejos litorales se presenta bastante incierto a pesar de contar con la catalogación de Parajes Naturales, ya que la presión urbanística ejercida desde los distintos ayuntamiento es mayor que la capacidad de protección efectiva derivada de las anteriores figuras de protección.

3. MAPAS DE ECOSISTEMAS DE LOS COMPLEJOS LITORALES DE MARISMAS DEL PONIENTE ONUBENSE

Como ya se vio en el apartado dedicado al marco metodológico, la cartografía de ecosistemas que se presenta en este trabajo se articula en torno a tres niveles escalares distintos: los de ecosección, ecoserie y ecotopo. Los mapas aportados no responden exhaustivamente al desarrollo directo de la propuesta metodológica ya comentada, sino que por el interés concreto de la investigación se ha excluido la aplicación de la misma a todas aquellas unidades mayores (ecosecciones y ecoseries) ajenas al medio natural de marisma, a la sazón objeto de estudio último del trabajo.

 

Por otro lado, y antes de pasar al comentario pormenorizado de los diferentes mapas elaborados, hay que recalcar que algunos de los límites establecidos en cada uno de los diversos niveles escalares analizados responden en ocasiones a situaciones de comportamientos medios de algunas de las variables contempladas, ya que por el tipo de medio natural que analizamos, donde la dinámica de la marea diaria impone el desarrollo de gradientes naturales muy marcados, es necesario a veces utilizar criterios convencionales. Por ello hay que tener muy presente, como ya se indicó con anterioridad, la importancia de referenciar siempre los datos consignados en las cartografías a unas fechas concretas.

3.1. Los mapas de ecosistemas a escala de ecosección (1980-1994)

Los ecosistemas a escala de ecosección que se han representado en esta cartografía abarcan todo el litoral occidental onubense para los años 1980 y 1994 respectivamente (mapas adjuntos). En concreto hemos reconocido tres grandes ecosecciones: la costera, la eólica, y la de marisma. Si bien tenemos que señalar que, a la hora de su representación gráfica y puesto que el objetivo del presente trabajo se centra exclusivamente en los ámbitos de marisma, los dos primeros han sido unificados en una sola unidad cartográfica sin haberse especificado nada más en ellas, de ahí que no se haya realizado ninguna otra subdivisión de las mismas. En cualquier caso, sus características particulares serían las siguientes:

-Ecosección costera: ecosistema que abarca los diferentes ámbitos caracterizados por la presencia de depósitos de playa, tanto en su consideración de medios sedimentarios relictos -esto es, como antiguas formaciones de playa no influidas en la actualidad por los procesos costeros que en su día las generaron-, como de playas activas -o sea, como aquellos otros ámbitos costeros cuya configuración y funcionamiento dependen directamente de las condiciones de la actual dinámica costera-. En uno u otro caso, el conjunto de procesos naturales responsables de la génesis y evolución de estos medios arenosos son los constituyentes del sistema morfogenético costero, en el que de manera predominante intervienen agentes naturales como el oleaje, la marea y la deriva litoral, y cuya combinación en el tiempo han inducido tanto su modelado plano ondulado como la composición arenosa con conchas de sus formaciones superficiales, así como, indirectamente, su carácter arreico/endorreico y acuífero. La resultante es la presencia de importantes cuerpos morfosedimentarios del tipo flecha litorales.

-Ecosección eólica: ecosistema constituido como la franja continental adyacente a los ámbitos estrictamente costeros, cuya extensión depende de factores locales como la intensidad, dirección y competencia del viento, la topografía del entorno continental de la línea de costa y la dinámica de la cubierta vegetal, entre otros. En nuestro sector este tipo de ecosistemas eólicos a escala de ecosección aparecen vinculados al desarrollo depósitos de flecha litoral, sobremontándolo por lo general en forma de campos de dunas de diversas cronologías y tipos morfológicos (Borja, 1997; Borja et al., 1999). La génesis y el funcionamiento de este tipo de ecosistemas están vinculados directamente con la morfogénesis eólica, la cual, indirectamente y matizada por el papel de la cubierta vegetal, controla el desarrollo de las formaciones superficiales arenosas y el modelado ondulado del área, así como su constitución litológica predominantemente silícea y su comportamiento hidrológico de tipo endorreico/arreico y acuífero.

-Ecosección de Marisma: Ecosistema cuyo origen se debe a la morfogénesis mareal, aunque existan ámbitos cuyos mecanismos responsables del funcionamiento actual puedan estar regidos por otros agentes de tipo aluvial O costero. Se trata pues del ecosistema litoral donde hay una mayor influencia de factores continentales y coste ros. Es por tanto un área de una gran heterogeneidad natural no sólo por el alto dinamismo que lo caracteriza, sino también gracias a la mano del hombre, el cual, al menos en los últimos 50 años, ha acelerado sensiblemente su tasa de cambio con unos llamativos resultados paisajísticos. Su origen mixto condiciona tanto la caracterización de su modelado prácticamente plano, como la de sus formaciones superficiales de composición predominantemente arcillosa y el comportamiento impermeable y acuífugo.

3.2. Mapa de ecosistemas a escala de ecoserie (1994)

La cartografía de ecosistemas a escala de ecoserie tan sólo se ha realizado para las marismas del Odiel (mapa adjunto) en el año 1994, habiéndose establecido, por los motivos ya expuestos, una categoría conjunta para las ecoseries eólicas y costeras. Se trata de un cartografía que, basándose en las características gen éticas y las particularidades evolutivas de la ecosección de marisma, establece el siguiente conjunto de ecosistemas a escala de ecoserie: ecoserie marisma no marea/, ecoserie marisma fluvio/mareal, ecoserie marisma mareal y ecoseries marisma costera.

Como se especifica en el cuadro 3, la discriminación de estas unidades se basa en el análisis de los rasgos morfo-sedimentarios de su evolución y en la caracterización de los procesos hidro-geomorfológicos actuales, así como de las principales formaciones vegetales predominantes en cada área. Desde este punto de vista se distinguen:

-Ecoserie de Marisma no Marea/: Dentro de esta categoría no se ha realizado la discriminación encaminada a caracterizar unidades más pequeñas, ya que, como el caso de los sistemas naturales de playas y dunas recogidas en el nivel escalar superior, estos nuevos ecosistemas no están bajo los objetivos de análisis del presente trabajo, que se ha centrado en aquellos ámbitos de marisma cuya morfodinámica actual es de carácter mareal. Esta ecoserie presenta una morfodinámica actual si no ajena por completo al influjo directo de las acciones maréales, si mínimamente influida por ellas. En su funcionamiento presente predominan los procesos de tipo aluvial, aunque la influencia mareal se deja sentir a través de la existencia de formaciones superficiales arcillosas y salinas que inducen ambientes salobres muy marcados, como puntualmente denota la vegetación.

Nos encontramos pues con unos ecosistemas condicionados por un origen claramente mareal, como atestiguan las cartografías antiguas -véase por ejemplo las de 1869 y 1897-1900y la composición litológica alternante -con arcillas en la base sobremontadas por arenas en superficie de sus formaciones superficiales. A todo lo cual hay que añadir otros rasgos como el de la presencia de una red hidrográfica ya residual del tipo caños y esteros que está viéndose reactivada por nuevas formas acomodadas ya al reciente dispositivo aluvial, o el de la regresión de vegetación halófila empujada hacia el centro de la marisma por otras comunidades hidrófitas. No resulta difícil inferir, por tanto, que en las cuencas que desaguan a la marisma deben estar produciéndose importantes procesos de erosión que están induciendo un avance progresivo de las condiciones continentales sobre las marismas, manifiesto principalmente en la entrada de importantes acúmulos de arenas en un ambiente netamente arcilloso.

 

Mapa de ecosistemas a escala de ecosección de las

marismas occidentales del litoral onubense, 1980

 

Mapa de ecosistemas a escala de ecosección de las

marismas occidentales de litoral onubense 1994

 

Mapa de ecosistemas a escala de ecoserie de las

marismas occidentales del Odiel 994

 

Cuadro 3

Variables seleccionadas a escala de Ecoserie para la caracterización

ecosistémica de las marismas del Odiel

 

-Ecoserie de Marisma Fluvio-mareal: Ecosistemas reconocibles principalmente en el sector norte de las marismas del Odiel, siendo los más desarrollados de los cuatro tipos de sistemas naturales caracterizados a nivel de ecoserie. Frente al caso anterior, estos sistemas funcionan sujetos a un régimen mixto, donde se manifiestan los efectos de origen fluvial y mareal, y donde igual pueden reconocerse situaciones con predominio de modelados del tipo barras de canal vinculados a diseños hidrográficos de carácter claramente meandriforme, como otras en las que es típico el desarrollo de "islas" asociadas a canales anastomosados.

La resultante morfológica de la dinámica reciente de esta ecoserie habla de una progresiva obliteración de las distintas "islas", cuya tendencia actual es la creación de superficies mayores. Este proceso se ve acompañado por otros que hacen que la red de drenaje tienda a simplificarse y alejarse de los antiguos trazados dendríticos, acomodándose cada vez más a un diseño hidrográfico más del tipo meandriforme/anastomosado, como consecuencia de la pérdida de competencia de las condiciones maréales frente a las fluviales. Las situaciones de "derrame" de canales en marea alta son poco frecuentes, por lo que los procesos de sedimentación tienden a concentrarse en los márgenes de las distintas "islas", propiciando el desarrollo de planicies de fangos muy diferenciadas del resto de la unidad.

Esta duplicidad de procesos tiene también, lógicamente, una respuesta desde el punto de vista de la vegetación, siendo más frecuente cuanto más hacia la periferia de la unidad, la coexistencia de comunidades vegetales adaptadas a diversos niveles de salinidad ambiental, aunque sin llegar a los niveles de incidencia registrados para la ecoserie comentada anteriormente.

-Ecoserie de Marisma Mareal: Esta ecoserie se dispone en el sector central del conjunto de la Ecosección de Marisma, el cual ha llegado a ser conocido con el nombre del Complejo de las Islas siendo el que ha sufrido una mayor transformado por instalaciones salinas. Su morfología, según indican las cartografías de finales del siglo pasado e inicios del presente, se caracterizaba por una gran superficie muy homogénea formada por tres grandes conjuntos en torno a los que se agrupaban, por un lado, la Marisma de Cajavías, Isla de la Liebre, Marisma de las Salinas de Astur y parte de la Isla de Enmedio; por otro, la Isla de Bacuta y una parte de la Marisma de Calatilla; y por último, el resto de la citada Calatilla. La red hidrográfica se organizaba en torno a la existencia de un canal principal -que en la situación actual podría equipararse con los de la Mojarra y la Ría de Punta Umbría-, existiendo otro conjunto de canales y caños de menor entidad como el del río de la Bota o canal de las Madres, etc. Con el paso del tiempo, esta red hidrográfica se ha diversificado hasta llegar a la situación dendrítica actual, y algunas de aquellas antiguas grandes islas se han subdividido (Isla de Enmedio, Isla de la Liebre). A la vista de ello puede decirse que las condiciones mareales de este ámbito de la desembocadura el Odiel se han acentuado en los últimos tiempos. Una explicación para este hecho -y que igualmente podría plantearse como base para entender la tendencia secular de la evolución del resto de las ecoseries incluidas en la Ecosección de Marismasse encuentra en el leve descenso que sufre el nivel del mar después de la última de las tres pulsaciones positivas del mismo que se han identificado entre el máximo transgresivo flandriense y la actualidad (Zazo el al., 1994; 1996; Goy el al., 1996). Esta subida y posterior rebaje del nivel de base acaecidos durante los últimos cinco o seis siglos habrían inducido un cambio en la morfodinámica de todo el conjunto marismeño que, en la ecoserie que estamos describiendo, debió traducirse en una disminución paulatina de las influencias costeras (nivel del mar algo más alto que el actual) y un incremento progresivo, como ya hemos comentado, de las condiciones maréales (descenso del nivel del mar hasta las posiciones actuales).

 

En definitiva, nos encontramos con un sistema natural cuyo funcionamiento y dinámica actuales se encuentran plenamente condicionados por el flujo/reflujo de las mareas, fruto de lo cual se reconoce no sólo la morfología de la red de drenaje yel modelado del conjunto, sino también el tipo y distribución de las formaciones vegetales y con ello las de las comunidades animales. Tanto unas como otras aparecen plenamente adaptadas tanto al ritmo de inundación de las mareas como a los elementos más sobresalientes del modelado (Ievées, esteros ocluidos o cubetas hipersalinas).

-Ecoserie de Marisma Costera: Esta ecoserie queda confinada a la Isla Saltés, donde el proceso de progradación costera de la marisma sigue activo en la actualidad. Su evolución está estrechamente vinculada a la progradación secular del complejo de flecha litoral de Punta Umbría, siendo la morfogénesis costera el elemento clave en su evolución y en su funcionamiento. El oleaje, las corrientes y la deriva litoral han jugado por tanto un papel decisivo y así se puede observar en las morfologías de spits arenosos, los cuales se intercalan entre distintas áreas de marisma. El sistema de crecimiento consiste en un frente limo-arcilloso amparado por una serie de nuevos bancos y lechos de arenas algunos de ellos con pronunciadas formas de gancho. El modelado en este ecosistema suele presentarse -' poco evolucionado, manteniéndose incluso áreas con formas incipientes que sufren continuas modificaciones. Estas circunstancias tienen un reflejo automático en los tipos y distribución de las comunidades vegetales que por lo general se encuentran en estadios iniciales de sucesión. En la actualidad la dinámica natural de este conjunto meridional de la ecoserie de marisma costera se está viendo sustancialmente acelerada, sobre todo a partir de la construcción del dique Juan Carlos I.

3.3. Mapas de ecosistemas a escala de ecotopo (1956-1990-1994)

La cartografía de ecosistemas a escala de Ecotopo ha sido realizada también sólo para el Complejo de Marismas el Odiel y únicamente contemplando las ecoseries con componente mareal. No obstante, para este caso, se ha desarrollado un procedimiento de comparación entre las situaciones correspondientes a tres fechas distintas (1956, 1980 y 1994) (mapas adjuntos). Las categorías que se han establecido como básicas para la delimitación de ecosistemas a este nuevo nivel escalar (Cuadro 4) descansan sobre aspectos particulares de corto rango temporal y pequeña dimensión espacial. Entre las variables que hemos destacado podemos señalar las que hacen referencia a los mecanismos de inundación predominantes, la caracterización de la red drenaje la cual incluye dispositivo, modelado y grado de funcionalidad, los elementos del micromodelado y las comunidades vegetales particulares. A este nivel de ecotopos no existe una vinculación exclusiva en relación con las ecoseries en las que se inscriben, sino que pueden aparecer en cualquiera de ellas, si bien la frecuencia y la extensión en cada caso será distinta según el grado de evolución del área de marisma en cuestión. La relación de ecosistemas caracterizados a este nivel es la siguiente:

Mapa de ecosistemas a escala de ecotopomarismas del Odiel, 1956

Mapa de ecosistemas a escala de EcotopoMarismas del Odiel, 1980

Mapa de Ecosistemas a escala de EcotopoMarismas del Odiel, 1994

-Ecotopo de Marisma Mareal Alta: Estos ecosistemas se caracterizan por situarse preferentemente en las márgenes internas de la marisma, participando más intensamente de las condiciones continentales. El funcionamiento hidrológico de estas áreas se encuentra relacionado con los aportes de las grandes avenidas fluviales, los aportes de las escorrentías y arroyos locales, además de la inundación en marea equinocciales o bien en mareas vivas. Desde el punto de vista hidrográfico se corresponde con una red muy evolucionada frecuentemente meandriforme, con abundantes esteros, canales y meandros abandonados. Por otro lado, se percibe la oclusión de esteros y el estrechamiento del cauce de muchos de sus caños, algunos de los cuales sólo llegan a funcionar bajo condiciones extraordinarias. Desde el punto de vista morfológico es frecuente la aparición de cubetas hipersalinas, donde suelen existir costras de sal, además de levées abandonados.

Las comunidades vegetales se caracterizan por la coexistencia de especies vegetales adaptadas a un mayor o menor grado de salinidad. Entre las especies vegetales de este último grupo tenemos que señalar aquéllas que ocupan las zonas marginales con abundantes aportes de agua dulce entre las que hay que destacar la presencia de Typha dominguensis, Phragmites australis, Juncus acutus o Arundo donax entre otras. En cuanto a las especies halófitas hay que señalar las que se sitúan en el borde de las depresiones hipersalinas como Arthrocnemun macrostachyum, Atriplex halimus, Limonium sp., las cuales se ven afectadas por las inundaciones en mareas vivas o equinocciales, o bien aquéllas que se sitúan en los bordes de los canales como Spartina densiflora. Sobre las áreas perturbadas se dispone una vegetación formada por Frankenia laevis, Centaura melitensis, Plantago coronopus, etc.

-Ecotopo de Marisma Mareal Media-Alta: El funcionamiento hidrológico de estos ecosistemas está comandado principalmente por la incidencia de las mareas vivas y las mareas equinocciales extraordinarias, si bien en situaciones excepcionales pueden observarse los efectos directos e indirectos del sistema de inundaciones fluviales. La hidrografía de esta marisma se caracteriza por presentar una red de carácter meandriforme a dendriforme, con talwegs fuertemente incididos y márgenes en los que aparecen con frecuencia fenómenos de socavamiento y desplome. También se observan esteros ocluidos, cubetas hipersalinas y levées, que condicionan la existencia de encharcamientos temporales.

Aunque aparecen higrófilas como juncos, tarajes y otros, las comunidades vegetales más representativas son halófilas, y en ocasiones, debido a la existencia de áreas perturbadas antrópicamente, aparecen comunidades de ruderales. La especie característica es la Spartina densiflora, la cual forma extensas manchas de composición monoespecífica que son conocidas localmente como "mares de Spartina". Por otro lado, en aquellos levées donde la inundación es menor se disponen especies como Suaeda vera o Limoniastrum monopetalum; asociadas a cubetas hipersalinas y con una cobertura vegetal menor se disponen especies como Arthrocnemun macrostachyum y Salicornia ramosissima.

-Ecotopo de Marisma Mareal Media: Estos ecosistemas presentan respecto a los dos anteriores un mayor grado de inundación, por tanto su funcionamiento hidrológico es básicamente mareal y está dirigido por las mareas diarias y vivas. El dispositivo de la red de drenaje también refleja una menor evolución que en los casos anteriores, siendo plenamente de carácter dendriforme. La morfología de sus esteros pueden presentar cierto grado de oclusión en sus cabeceras y los levées no se encuentran tan bien desarrollados como allí, siendo ocasionales los fenómenos de desplomes, aunque en determinados puntos como la Isla de Enmedio sí sean más frecuentes debido probablemente al efecto del oleaje producido por el trasiego de las embarcaciones por los canales que la rodean. ,

 

 

Cuadro 4

Variables seleccionadas a escala de Ecotopos para

la caracterización ecosistémica de las marismas del Odiel

 

 

 

 

Las comunidades vegetales son plenamente de carácter halófilo y se distribuyen ajustadas al micromodelado, siendo así que sobre levées y márgenes elevados se instalan manchas de Spartina densiflora, en los márgenes menos elevados de los canales y caños que se ven afectados por la inundación diaria se encuentran manchas de Sarcocornia perennis y Halimione portulacoides, y asociada a depresiones salinas es frecuente la presencia Salicornia ramosissima. Por otro lado en aquellas zonas de contacto con los antiguos ganchos arenosos pueden encontrarse comunidades formadas por Atriplex halimus, Limoniastrum monopetalum, Limonium sp., etc.

-Ecotopo de Marisma Mareal Baja: constituyen áreas de más reciente deposición cuyas formaciones superficiales en ocasiones no se encuentran totalmente consolidadas. Desde el punto de vista del funcionamiento hidrodinámico estos ecosistemas se encuentran afectados principalmente por las mareas ordinarias. El trazado de sus canales y caños es de tendencia dendriforme, hallándose poco evolucionados y en ocasiones mal definidos. Este área se constituye fundamentalmente por áreas de fangos intermareales, áreas de marisma reciente aunque consolidada y por áreas de llanura intermareal fangosa, que en sí denotan un claro gradiente de la evoluciÓn reciente del conjunto bajo la influencia costera. El modelado de detalle apenas se encuentra definido por tipos claros, aunque es frecuente la existencia de pequeñas pozas y depresiones encharcadas de dimensiones fluctuantes. La vegetación mantiene un escalonamiento muy marcado adaptado al grado de inundación. Así, en las zonas que están cubiertas por las aguas prácticamente durante todo el ciclo mareal pueden existir algunas especies de algas como Zostera noltii o Enteromorpha liza; en los márgenes de los esteros y canales donde el grado de inundación es menor y el sedimento se encuentra más consolidado se disponen comunidades de Spartina maritima; y algo más hacia el interior de los diferentes espacios que conforman el sistema natural es común la aparición de Halimione portulacoides, quedando los márgenes de los levées como el lugar de implantación de manchas de Spartina densiflora.

-Ecotopo de Llanura Intermareal Media: Estos ecosistemas se caracterizan por presentar una litología mixta formada por arenas y fangos, y por el desarrollo de una micromorfología de lechos planos y ripples de corrientes. Se trata de unos espacios sin un sistema de drenaje organizado, que la vegetación emergida no llega a colonizar por causa del alto grado de inundación y la falta de consolidación de los sedimentos, aunque posiblemente puedan existir comunidades de algas. Desde el punto de vista funcional, este ecotopo participa de forma conjunta de los procesos vinculados a la morfogénesis costera ya la morfogénesis mareal, configurándose como una zona de transición entre dos tipos de medios sedimentarios.

 

4. LAS CIFRAS DE LA EVOLUCIÓN RECIENTE DE LAS MARISMAS DEL PONIENTEONUBENSE

4.1. Valoración de conjunto

La base de datos asociada al sistema informático ha permitido un primer estudio cuantitativo de la evolución del conjunto de las marismas del litoral occidental onubense para el período 1980-1994. De él se desprende que, si bien los datos globales de la evolución de la superficie total de la ecosección de marisma de los diversos complejos del litoral occidental onubense denota una tendencia al crecimiento neto (Gráfico 1 ), esta situación no se muestra en absoluto homogénea ni en cuanto a la extensión correspondiente a cada complejo ni en lo que respecta a su evolución en el período estudiado.

Desde este punto de vista, es el del Odiel el complejo litoral que presenta la mayor superficie en la ecosección de marisma y el mayor crecimiento entre ambos años (Tabla 1): para 1980 registra un área total de 5479,31 Has, que pasa a ser de 5784,39 Has en 1994 (diferencia = 305,08 Has). En orden decreciente estarían, en primer lugar, el complejo litoral de las Marismas del Guadiana-Carreras, cuya extensión en ambos años también expresa una tendencia al crecimiento, pasando de 3284,09 Has en 1980 a 3507 ,05 Has en 1994 (diferencia = 222,96 Has); y en último término, el de las Marismas del Piedras, que muestra la menor extensión y el menor crecimiento en cualquiera de los registros analizados contando en 1980 con 1633,52 Has; y para 1994 con 1637,98 Has (diferencia = 4,45 Has).

 

GRÁFICO 1. Extensión en Has. de la superficie total de marisma para cada uno de los Complejos del Litoral Occidental Onubense [No disponible]

 

Tabla 1. Superficie total en Has de la ecosección de marisma para los distintos complejos litorales en los años 1980 y 1994. [No disponible]

 

 

En los tres complejos se observa una clara tendencia al crecimiento de la ecosección de marisma, aunque, como puede verse por los datos, en distinto grado según los casos. A este respecto hay que aclarar ya desde este momento, que las desigualdades registradas a lo largo del período en estudio no están ligadas ni mucho menos de forma exclusiva a las circunstancias naturales que confluyen en cada ámbito de marisma, sino que, como tendremos ocasión de ver en páginas posteriores, se encuentran relacionadas en gran medida con la intervención antrópica, la cual presenta también diferencias marcadas en cada uno de los complejos. Además, esta tendencia al crecimiento que de forma general se observa para el análisis a escala de ecosección en los tres complejos de marismas, no se mantiene igual a una escala de mayor detalle, registrándose retrocesos notables en algunos tipos de marismas a escala de ecoserie.

Este nuevo nivel de análisis a escala de ecoserie se ha planteado agrupando, por una parte, las superficies correspondientes a las distintas ecoseries de marisma mareal ( o sea, fluvio-mareal, mareal s/s y costera) y, por otra, las correspondientes a la ecoserie de marisma no marea/; y se ha completado, por la relevancia del caso, considerando también la superficie de marisma transformada. Dicho punto de vista en el análisis no sólo ha facilitado el registro de importantes diferencias espaciales para cada una de estas tres categorías entre los años estudiados, sino que también ha permitido un estudio más pormenorizado en lo que se refiere a las tendencias evolutivas en cada caso.

En términos generales, y como ya se indicó anteriormente y ahora vuelve a recogerse en la Tabla 2, hay que decir que entre 1980 y 1994 la superficie de marisma de los complejos litorales del poniente onubense registra un aumento neto cifrado en un total de 532,5 Has, si bien ha de señalarse también que dicho aumento no es homogéneo para las tres categorías contempladas a nivel de ecoserie. Así por ejemplo, mientras que la superficie correspondiente a las ecoseries de marisma mareal mantiene una pauta de crecimiento (1980 = 6671 ,06 Has; 1994 = 6705,28 Has), y en este mismo sentido se expresa la superficie de marisma transformada, experimentando en este caso un importante crecimiento (1980 = 3283,04 Has; 1994 = 3857,25 Has), por el contrario, la superficie neta de la ecoserie de marisma no mareal entre ambos año ha sufrido un descenso importante, pasando de ser de 442,82 Has en 1980 a 366,88 Has en 1994.

 

Tabla 2. Djferencias en la extensión de los distintos tipos de marisma para el conjunto de los tres compJejos litorales del poniente onubense entre los años 1980 y 1994. [No disponible]

 

Estas desigualdades en los ritmos y las tendencias de evolución de las superficies de marisma han sido trasladadas a una tasa de crecimiento anual para cada tipo de espacio (Gráfico 2).

 

GRÁFICO 2. Comparación de las distintas Superficies de Marisma del Litoral Occidental de Huelva. [No disponible]

 

Los resultados muestran un claro crecimiento interanual de las ecoseries de marisma mareal, en torno al 2,44 Has/año, mientras que la misma tasa para la superficie de marisma transformada se ha cuantificado en 41 ,01 Has/año. Por el contrario que las anteriores, la ecoserie de marisma no mareal, de acuerdo con las cifras referidas, presenta una tasa negativa estimada en -5,42 Has/año.

Por otra parte, si abordamos ahora el análisis pormenorizado de la evolución de cada tipo de ecosistema a escala de ecoserie en cada complejo litoral, vemos que, al igual que ocurría con la valoración de los datos de la extensión total de marisma por complejo, es el de las Marismas del Odiel el que, en el caso concreto de las ecoseries de marisma mareal, sigue manteniendo la mayor extensión respecto a los otros dos conjuntos; en orden decreciente se situarían el de las Marismas del Guadiana-Carreras y por último el de las Marismas del Piedras. Esta misma pauta, sin embargo, no se repite para lo que es la evolución de la superficie de los ecosistemas de marisma no mareal ni la de la marisma transformada.

En efecto, el complejo de Marismas del Odiel no sólo presenta la superficie más desarrollada de las ecoseries de marisma mareal (1980 = 3278,81 Has; 1994 = 3635,36 Has), sino que su evolución a lo largo de los años en estudio muestra un incremento relativo bastante sustancial de dicha superficie (1980 = 49, 15%; 1994 = 54,21%). Al contrario de lo que ocurre con los complejos de Marismas del Guadiana-Carreras (1980 = 2056,99 Has -20,01 %; 1994 = 1903,48 Has -17,39%) y Marismas del Piedras (1980 = 1335,25 Has -31 ,83%; 1994 = 1166,43 Has -28,38%) (Tabla 3) (Gráfico 3).

 

Tabla 3. Cambios de las superficies relativas de las eco series de Marisma Mareal para cada complejo litoral (1980-1994). [No disponible]

 

 

GRÁFICO 3. Evolución de la extensión de la superficie de las Ecoseries de Marisma Mareal de los distintos (1980-1994). [No disponible]

 

Frente a esta situación, son especialmente aquellos dos últimos complejos, los de las Marismas del Guadiana-Carreras y Marismas del Piedras, los que presentan un aumento más significativo de la superficie de marisma transformada.

A este respecto llama poderosamente la atención el caso de las Marismas del Guadiana-Carreras, donde en 1980 se registraba una superficie de 1179,44 Has, que

 

pasó a ser de 1601, 10 Has en 1994. En esta misma línea las Marismas del Piedras cuentan también con un incremento nada despreciable de su superficie transformada, habiéndose cuantificado un total de 216, 72 Has para 1980, las cuales suben hasta 364, 17 en 1994. Por el contrario, en el caso del complejo de Marismas del Odiel, este efecto presenta un aumento prácticamente inapreciable, siendo su extensión en 1980 de 1886,87 Has y de 1891,97 Has en 1994 (Gráfico 4).

 

GRÁFICO 4. Evolución de la extensión de la Superficie de Marisma Transformada para los Complejos de marismas del litoral Occidental Onubense (1980-1994).

 [No disponible].

 

No obstante estas variaciones absolutas es necesario considerar también los valores relativos que inducen estos cambios absolutos, ya que son aquellos los que muestran más a las claras la nueva situación alcanzada tras el período evaluado. (Tabla 4).

 

Tabla 4. Cambios de las superficies relativas de las Marisma Transformada para cada complejo litoral (1980-1994). [No disponible].

 

En lo referente a la evolución de la superficie de la ecoserie de marisma no mareal (Gráfico 5), es ahora la del complejo de Marismas del Piedras la que desentona: mientras en Marismas del Odiel y Marismas del Guadiana-Carreras se registra un descenso sustancial-pasando la primera de 313,61 Has en 1980 a 257,05 Has en 1994, y de 47 ,65 Has en 1980 a 2,46 Has en 1994 la segunda-, el complejo del Piedras registra una subida de algo más de 25 Has (1980 = 81 ,54 Has; 1994 = 107,36 Has). Proporcionalmente, sin embargo, este incremento supone que su representación proporcional pase del 18,41% al 29,26%, mientras que la caída más notoria se recoge en el complejo de Marismas del Guadiana-Carreras y Marismas del Odiel se mantiene (Tabla 5).

 

 

GRÁFICO 5. Evolución de la extensión de la superficie de las Ecoseries de Marisma No Mareal de los distintos complejos de marismas del Litoral Occidental Onubense (1980-1994). [No disponible].

 

Tabla 5. Cambios de las superficies relativas de las ecoseries de Marisma no Mareal para cada Complejo Litoral (1980-1994). [No disponible].

 

Para finalizar esta valoración de los datos absolutos de la evolución reciente de los complejos litorales del poniente onubense se ha realizado la Tabla 6, donde se resumen las cifras básicas del proceso.

1980 1994

 

 

1980

1994

 

Ecoseries de Marisma mareal

Ecoserie de Marisma no mareal

Marisma transformada

Ecoseries de Marisma mareal

Ecoserie de Marisma no mareal

Marisma transformada

Marismas del0dieI

3278,8160

313,6199

1886,8783

3635,3627

257,0535

1891,9793

Marismas del Piedras

1335,2541

81,5475

216,7294

1166,4388

107,3689

364;1140

Marismas del Guadiana-

2056,9944

47,6583

1179,4410

1903,4840

2,4622

1601,1061

TOTALES

6671,0645

442,8257

3283,0487

6705,2855

366,8848

1101,5328

 

10396,9389 Has

10929,4295 Has

 

Tabla 6. Extensión en Has de los distintos tipos de marismas en cada Complejo Litoral del poniente onubense entre los años 1980 y 1994.

 

GRÁFICO 6. Tasas de crecimiento para los distintos complejos de marismas del Litoral Occidental Onubense. Comparación entre superficies de Ecoseries de marisma mareal y marisma transformada (Has/año) (1980-1994). [No disponible]

 

Estas diferencias pueden ser expresadas también en forma de tasas anuales de crecimiento, este método permite visual izar mucho mejor el carácter positivo o negativo de cada caso. Para ilustrar estas circunstancias se han calculado tasas comparando las tendencias evolutivas de las ecoseries de marisma mareal y de las áreas de marisma transformada para cada uno de los tres complejos analizados (Gráfico 6). Los resultados han desvelado una tendencia opuesta en la evolución de ambos tipos de superficies si bien es posible realizar algunas matizaciones.

Respeto al comportamiento anual de la evolución de las ecoseries de marisma mareal, en términos generales, se observa que Marismas del Odiel presenta una tasa positiva que casi alcanza las 26 Has/año. Frente a esta situación, las tasas registradas para Marismas del Piedras y Marismas del Guadiana-Carreras son en ambos casos negativas: para el primer caso de -12,05 Has/año y para el segundo de -10,95 Has/año. Por el contrario y como era lógico esperar, las tasas calculadas para la superficie de marisma transformada presenta una situación significativamente opuesta, ya que marisma del Odiel registra la más baja de las tres, siendo ésta de 0,36 Has/año, en tanto que los coeficientes calculados para las Marismas del Guadiana-Carreras y Marismas del Piedras son significativamente mayores: para el primer complejo se registra un valor de 30, 11 Has/año y para el segundo de 10,53 Has/año.

 

GRÁFICO 7. Extensión en porcentajes de la superficie de las Ecoseries de Marisma Marea! para los distintos Complejos de marismas. [No disponible].

 

 

GRÁFICO 8. Extensión en porcentajes de la superficie de las Ecoseries de Marisma No Mareal para los distintos complejos de marismas. [No disponible].

 

Este fenómeno general puede ser matizado desde el punto de vista de su análisis porcentual en relación al total de la superficie de cada tipo de marisma según su evolución entre 1980-1994. En efecto, como ya se ha expresado en las tablas precedentes y ahora puede observarse en el Gráfico 7, Marismas del Odiel mantiene el porcentaje más elevado de la ecoserie de marisma mareal respecto al total de la

superficie mareal a lo largo del período estudiado, siendo también el único de los complejos que aumenta dicha proporción. Por el contrario los dos restantes complejos muestran una superficie mucho menor y un retroceso de la misma entre 1980 y 1994.

Por su parte, los porcentajes obtenidos en la evaluación conjunta de los cambios sufridos por la superficie de los ecosistemas de marisma no mareal a nivel de ecoserie (Gráfico 8), también señalan que el complejo de Marismas del Odiel es el que cuenta con la mayor proporción, presentando, eso sí, un ligerísimo descenso en el período de estudio. El mayor crecimiento en este caso lo registra el complejo de Marismas del Guadiana-Carreras. Frente a esta situación de mantenimiento o franco avance de los complejos anteriores, el de Marismas del Piedras muestra el mayor retroceso relativo de este tipo de ecosistemas no mareales, pasando casi a no tener representación al final del período.

 

GRÁFICO 9. Extensión en porcentajes de la superficie de marisma transformada para los distintos complejos de marismas. [No disponible]

 

Estos descensos generalizados en los porcentajes de superficie de las ecoseries de marisma mareal y no mareal no implican necesariamente una pérdida neta de las mismas, sino más bien un cambio sustancial en su distribución. Se trata, pues, de un hecho que está íntimamente relacionado con los cambios sufridos por las superficies transformadas que, como se aprecia en el Gráfico 9, a excepción de Marismas del Odiel, presenta un avance considerable.

A la vista de estos datos, puede destacarse la existencia de tendencias diferentes en la participación de cada complejo litoral en la evolución global de los diferentes tipos de marismas del conjunto del litoral occidental onubense. Marismas del Odiel gana en representación en lo que a marismas mareales se refiere, se mantiene en 10 que atañe a los ámbitos de marismas no mareales y pierde protagonismo en el reparto proporcional de áreas transformadas, donde Marismas del Piedras y Marismas del Guadiana-Carreras se muestran claramente ganadores. Este último complejo, pierde representación en cuanto a superficies de marismas mareales pero gana también en el sector no mareal. Y, por último, Marismas del Piedras es el que, de forma relativa, ha perdido más espacios tanto mareales como no mareales.

4.2. Evolución de las marismas del Guadiana-Carreras y de las marismas del Piedras (1980-1994)

Como se ha visto en los capítulos anteriores, los complejos litorales del Guadiana-Carreras y del Piedras coinciden, entre otros aspectos de su evolución reciente, en un aumento absoluto del área de marisma y en un incremento de la importancia relativa en el conjunto de las áreas de marismas transformadas.

En concreto, el complejo Guadiana-Carreras mantenía hasta 1980 bastante más de la mitad de su superficie de marisma bajo un régimen mareal (Gráfico 10), y por tanto sujeta a los mecanismos naturales de la inundación. Esta situación varía sensiblemente en la década de los 90, cuando el porcentaje de la superficie correspondiente a las ecoseries de marisma mareal desciende en casi ocho puntos y medio respecto al registro anterior. Paralelamente, y de acuerdo con lo expuesto anteriormente, la superficie de marisma transformada aumenta llamativamente en casi diez puntos entre 1980 y 1994, y junto a ello también descienden los porcentajes pertenecientes a la superficie de la ecoserie de marisma no mareal.

 

GRÁFICO 10. Evolución de la superficie de Marismas del Guadiana-Carreras. [No disponible]

 

GRÁFICO 11. Evolución de la superficie de las Marismas del Piedras. [No disponible]

 

Se deduce, por tanto, que la transformación de la superficie de marismas del Guadiana-Carreras no sólo se realiza a costa de las ecoseries de marisma mareal, sino también a partir de la superficie de las ecoseries de marisma no mareal. Cualitativamente estos datos son reveladores, pues demuestran que a pesar de existir un aumento neto de la superficie de marisma en el período analizado, no existe, porcentualmente hablando, una mayor disposición de superficies naturales. Este hecho viene a explicarnos que la tasa de transformación del medio ha sido superior a la de conformación de nuevos espacios a partir de la dinámica natural del mismo.

Esta situación es muy similar en Marismas del Piedras, aunque su porcentaje de marisma transformada es menor tanto en comparación con el caso anterior como con respecto a la superficie total que alcanza esta categoría en el transcurso de los años estudiados (Gráfico 11 }.

Hasta 1980 este complejo mantenía cerca de un 82% de su superficie como mareal, lo cual da idea de las escasas transformaciones que hasta ese momento-se habían producido en el complejo. Esta situación cambia con la entrada de la siguiente década, momento en el que su representación cae hasta llegar 71 ,21 %. De otra parte y en concordancia con lo anterior, las cifras correspondientes a las áreas de marismas transformadas registran un incremento de valores similares a los anteriores.

 

En este mismo sentido la superficie de las ecoseries de la marisma no marea! también experimentan un leve crecimiento, a diferencia de lo sucedido en las Marismas del Guadiana-Carreras donde ésta descendía.

Este balance final de reordenación de espacios dentro del complejo litoral parece estar acorde con la dinámica natural de estos medios, en los que la tendencia lógica sería a un consumo de marisma mareal en beneficio de los medios no mareales. No obstante, también nos estaría indicando que la transformación de esta marisma se lleva a cabo básicamente sobre la superficie de las ecoseries de marisma mareal, permitiendo el incremento relativo de la superficie de la ecoserie de marisma no mareal.

En síntesis, este proceso de transformación en ambos complejos presenta un origen diverso, cuyo análisis en el tiempo nos ayudará a entender la distribución actual de las distintas superficies que han sido evaluadas.

En las marismas del Guadiana-Carreras se ha detectado que buena parte de la superficie de su ecoserie de marisma no mareal ha pasado a ser dedicada, en la década de los noventa, o bien a áreas de cultivos o simplemente áreas de vertidos; y, asimismo, que parte de las áreas transformadas registradas en 1994 son antiguas salinas que se destinaron en la década de los noventa a actividades acuícolas.

 

 

GRÁFICO 12. Comparación de la superficie del Ecodistrito de marisma mareal en la edificación de las instalaciones acuícolas en las Marismas del Piedras y del Guadiana-Carreras. [No disponible].

 

En efecto, las marismas del Guadiana-Carreras presentaban ya un elevado porcentaje de superficie de marismas transformadas antes de ser afectadas por la construcción de las instalaciones acuícolas a mediados de los años 80. Se ha estimado que el 74, 7% de las instalaciones acuícolas construidas durante el período estudiado se corresponden con antiguas salinas que pasan ahora a ser utilizadas con fines acuícolas, mientras que un 25,26% se realiza sobre la superficie de las ecoseries marisma mareal (Gráfico 12).

Por su parte, el complejo litoral del Piedras presenta en 1980 el más alto porcentaje de su espacio caracterizado como ecoseries de marisma mareal, situación que decrece en la década siguiente. Aquí los cambios fueron más significativos y traumáticos puesto que la mayor parte de las transformaciones -en concreto las referidas al desarrollo de instalaciones acuícolas posteriores al año 1980 se realizan casi exclusivamente sobre áreas de marismas mareales. Se ha estimado que sólo un 16,89% de las instalaciones acuícolas se llevaron a cabo sobre marisma ya transformada, correspondiendo a antiguas salinas, mientras que un 83, 1% tales infraestructuras ocuparon superficies correspondientes a ecoseries de marisma mareal (Gráfico 12).

La pauta actual de estos medios marismeños es una tendencia a la estabilización de su situación, amparada en parte en su declaración como espacio natural protegido del tipo Paraje Natural, lo cual impide, al menos en teoría, que se realicen actividades que impliquen la transformación masiva de la superficie de sus marismas naturales.

 

4.3. Evolución de las marismas del Odiel (1956-1994)

4.3.1. La marisma del Odiel en el contexto del litoral occidental onubense

El complejo litoral de Marismas del Odiel, como ya hemos apuntado anteriormente, presenta una evolución de su superficie, en los quince años que separan las fechas de estudio utilizadas hasta ahora, bastante distinta a la de los otros dos complejos analizados. Esta diferencia radica básicamente en un aumento neto mucho mayor de su superficie durante dicho período, así como también en el mayor crecimiento específico de la superficie correspondiente a sus ecoseries de marisma mareal (Gráfico 13). Supuesto que las áreas no mareales y las transformadas descienden, habría que concluir que el aumento de su superficie se traduce básicamente en una mayor extensión de las ecoseries de marisma mareal. No obstante, ya pesar de estas cifras, respecto a los otros dos conjuntos de marismas del poniente onubense, no ha sido ni es el complejo del Odiel el que conserva la mayor proporción relativa de marismas mareales, sino que son las Marismas del Piedras las que siguen ostentado esta distinción. En cuanto al Guadiana-Carreras su situación es más cercana a la Odiel aunque su proporción de marisma natural sea menor. Contrariamente, la superficie transformada en las Marismas del Odiel parece presentar una clara estabilización de sus cifras, e incluso un retroceso en tanto que pasa del 34,48% en 1980 al 32, 79% en 1994. Obviamente este hecho no supone en absoluto haber perdido extensión neta de marismas transformadas sino que refleja un descenso de la proporción relativa entre los años estudiados.

Por otro lado, el aumento patente de la superficie de las ecoseries de marisma mareal no hubiese sido tan significativo si las actividades encaminadas a la transformación del medio no hubiesen sido neutralizadas. Pero está no ha sido la única circunstancia favorable para el crecimiento de la superficie de las ecoseries de marisma mareal, pues aunque estos ecosistemas por su dinámica natural tiendan en esta costa al crecimiento a partir de fenómenos de acreción, su tasa de sedimentación natural no hubiese sido lo suficientemente importante para compensar la tasa de transformación. La explicación para este fenómeno no se debe a causas naturales sino a otras relacionadas también con la actividad del hombre, en concreto dicho fenómeno está vinculado de forma llamativa con la construcción del dique Juan Carlos I y las interferencias sedimentarias por él inducidas. Estos hechos son claves para la comprensión de la evolución final y la configuración actual de los ecosistemas de las Marismas del Odiel, siendo dos circunstancias que no confluyen en los complejos del Guadiana-Carreras y del Piedras y que, en definitiva, marcan las diferencias con ellos.

 

GRÁFICO 13. Evolución de las superficies de Marismas del Odiel (1080-1994) [No disponible].

 

4.3.2. Marismas del Odiel: evolución de un sistema antropizado

En el estudio de la evolución particular de este complejo marismeño han sido incluidas tres fechas en vez de dos como en los casos anteriores: a las ya analizadas de 1980 y 1994 hemos añadido ahora la de 1956. En este período de casi cuarenta años se ha estudiado la dinámica general del complejo y muy particularmente del sector del Saltés. Y, como veremos a continuación, el cambio de perspectiva temporal introduce necesariamente consideraciones de fondo de signo distinto a las que acabamos de plantear .

 

GRÁFICO 14. Evolución de la superficie total de Marismas del Odiel. [No disponible]

 

Como ya veníamos describiendo en apartados anteriores, las Marisma del Odiel ha mantenido una tendencia al crecimiento neto de su superficie total entre 1980-1994, circunstancia que sí se consolida ahora con el incremento de la perspectiva temporal (1956 y 1994). Este crecimiento ha sido calculado en una tasa anual cuyo resultado arroja una cifra de 5,58 Has/año, la cual sería mucho mayor de haber considerado únicamente el período de 1980 a 1994 (Gráfico 14).

De cualquier forma, esta tendencia general de crecimiento, una vez llevada a una escala de detalle -de ecoserie en este caso-, ha de matizarse según el tipo de ecosistemas que estemos considerando (Tabla 10).

 

Tabla 10. Áreas totales para los distintos tipos de categorías de marismas del complejo litoral de marismas del Odiel (1956-1980-1994). [No disponible]

 

Tenemos así, atendiendo a esta nueva perspectiva temporal, primero: que en contra de la secuencia positiva de crecimiento establecida cuando tan sólo manejábamos las dos más recientes de las tres fechas que ahora manejamos, la nueva situación arroja un descenso de la extensión correspondiente a las ecoseries de marisma mareal (Gráfico 15); segundo: que en contra también de la aparente esta- bilidad de la superficie de las áreas transformadas, ahora, vistas desde el año 1956, hay que decir que su evolución registra un nítido crecimiento (Gráfico 16); y tercero: que la caída de la superficie correspondiente a las ecoseries de marismas no mareales no es tan importante como se estimó en un principio (Gráfico 17).

 

Es lógico que en 1956 se conservaran grandes extensiones pertenecientes a las ecoseries de marisma mareal y no mareal, puesto que a excepción de determinados ámbitos muy puntuales no existían amplias zonas transformadas. Será a partir de los años setenta y, sobre todo, de los ochenta cuando se observe un punto inflexión en esta situación, siendo en estos años en los que se registra el mayor número de transformaciones de carácter extensivo. Este fenómeno queda sintetizado por ejemplo en las tasas anuales de crecimiento calculadas para la evolución de las ecoseries de marisma mareal y las áreas transformadas: -29,51 Has/año para el primer caso y +35, 70 Has/año para el segundo.

Ahora bien, a pesar de esta tendencia negativa en el crecimiento de las ecoseries de marismas mareales para el período 1956-1994 (Gráfico 15), entre 1980 y 1994 hay que destacar una sensible recuperación del volumen total de estos ecosistemas, fenómeno atribuible no sólo al crecimiento natural de la marismas, sino también, como se ha señalado en el apartado anterior, a los efectos morfo-sedimentarios inducidos por la construcción del dique portuario Juan Carlos I. En cuanto a la evolución de la extensión de las ecoseries de marisma no mareal, ésta presenta algunos altibajos durante el período estudiado. Su curva muestra, como puede observarse en el Gráfico 17, un leve incremento en 1980, siendo este lógico dentro de la dinámica natural de este medio; posteriormente, 1994, se registra una nueva caída, hecho que interpretamos como relacionado con la repoblación forestal acaecida en el transcurso de la década de los 80-90 sobre este tipo de superficies, que hace que estos espacios deban considerarse como áreas transformadas.

 

GRAFICO 15 Evolución de la superficie transformada en Marismas de Odiel [No disponible]

 

GRAFICO 16 Evolución de la superficie de las ecoseries de marisma mareal del Complejo Marismas del Odiel.[No disponible]

 

GRAFICO 17: Evolución de la superficie de las ecoseries de marisma no mareal. [No disponible]

 

GRÁFICO 18. Evolución de la superficie de Marismas del Odiel. [No disponible]

 

En síntesis, y tras haber analizado la problemática con la nueva perspectiva temporal de más de cuarenta años, puede afirmarse que las Marismas del Odiel han mantenido una tendencia a la pérdida de la superficie "natural" (tanto de marisma mareal como no marea!), ya que en 1956 conserva prácticamente el 90% de su superficie como tal frente a un 10% de transformada (Gráfico 18). En 1980 ya es patente el cambio puesto que ahora el porcentaje sumado de las ecoseries de marisma mareal y no marea! es de 65,5% frente a un 34,5% de transformada. Años después, en 1994, se aprecia una recuperación del área mareal, que con el correspondiente a la marisma no mareal suman ahora un 67 ,3%, frente a un 32, 7% de área transformada. Insistiremos aquí, aun a riesgo de ser reiterativos, que estos cambios no implican necesariamente pérdidas neta de las superficies sino cambios en la distribución proporcional de las mismas.

Podemos concluir, pues, que el mayor cambio cualitativo y cuantitativo que sufre el complejo litoral del Odiel se produce entre las décadas de los años ochenta y los noventa, si bien el germen de los mismos se encontraba ya en épocas inmediatamente anteriores. Hay que señalar, asimismo, que a mediados de los años 80 se produce la protección legal de este complejo marismeño bajo la figura de Paraje Natural, reduciendo o incluso paralizando las actividades encaminadas a su transformación. Puede decirse entonces que la transformación acaecida en el área de Marismas del Odiel, más que con factores naturales, estaría relacionada con la gestión y el uso antrópico llevados a cabo en las últimas décadas. El manejo del medio por parte del hombre ha sido el principal agente, primero de su transformación y luego de su "renaturalización", induciendo el desarrollo de ecosistemas del tipo marismas mareales y frenando el proceso de alteración de otros sistemas naturales.

 

Este fenómeno puede ser estudiado de forma muy ilustrativa en el sector de Saltés, el cual se comporta a este respecto como un indicador ideal, donde se ha registrado buena parte de las incidencias que han conducido a los principales cambios en el conjunto de las Marismas del Odiel.

En el análisis espacial de la evolución reciente de Isla Saltés hemos cuantificado únicamente los espacios correspondientes a ecosistemas a escala de ecotopo del tipo marisma mareal, por tanto no se han incluido ni aquellos que hacen referencia a los spits arenosos ni a las áreas llanura intermareal arenosas ni a las playas de reciente desarrollo. Sí se han incluido, en cambio, las superficies correspondientes a los ecotopos de llanura intermareal media, puesto que éstos se consideran como posibles ámbitos de futuras marismas mareales.

Como se observa en la Gráfico 19, la extensión de Saltés, en lo referente a la superficie de marisma total ha sufrido un aumento espectacular desde 1956, año en el que se registra un total de 623,6 Has, las cuales aumentan en 1980 a 807 ,9 Has y a 823,3 Has en 1994. Este sustancial crecimiento ha sido analizado desde el punto de vista del ritmo anual ofreciendo unas tasas de crecimiento de 7,67 Has/año entre 1956-1980 y de l' 1 Has/año entre 1980-1994, siendo la media de crecimiento del período completo de 5,25 Has/año. Desde el punto de vista cartográfico, la evolución del área de Saltés en este lapso temporal ha sido recogida en el mapa adjunto, donde puede apreciarse las respuestas de las diferentes ecoseries en cada momento. Es de subrayarse en este punto la escasa incidencia que obras de

 

GRÁFICO 19. Evolución de la superficie total de Isla Saltés. [No disponible]

 

infraestructura pesada como la ya mencionada del Dique Juan Carlos I han tenido sobre el incremento de la superficie de los ecosistemas de marisma mareal, siendo así que el aumento de estos ámbitos entre 1980 y 1994 no es en absoluto comparable con el acaecido en la décadas anteriores. Dicho de otro modo, el efecto inducido de esta obra sobre el conjunto de la Isla no ha afectado tanto a los ecosistemas mareales cuanto a sistemas naturales coste ros (playas) y eólicos (dunas).

 

GRÁFICO 20. Evolución de la superficie de Isla Saltés. [No disponible].

 

En cuanto a la evolución de la representación proporcional de ecosistemas de marisma en relación a los ámbitos transformados (Gráfico 20), tenemos que señalar que, al igual que en el caso anterior, los principales cambios se dan entre el año 1956, cuando la Isla Saltés conservaba el1 00% de su marisma prácticamente sin ningún tipo de transformación, y la década de los ochenta, momento en el que ya aparece casi un 6% de su superficie alterada por la mano del hombre. Entre 1980 y 1994 esta situación apenas varía.

En síntesis, puede decirse que la tendencia que mantiene Saltés es al crecimiento neto del conjunto de sus ecosistemas, en especial de los coste ros y eólicos, así como a la neutralización de sus sectores transformados.

 

 

Planos de "Evolución de ecoseries y áreas de marisma transformada de isla Saltés"

 

Mapa de espacio-habitats potenciales para platalea leucorodia en marismas del Odiel

 

 

5. DETERMINACIÓN DE ESPACIOS-HÁBITATS POTENCIALES PARA LA coMuNIDAD DE ESPÁTULA (Platalea leucorodia) EN EL COMPLEJO LITORAL DE MARISMAS DEL ODIEL

5.1. Introducción

Como ya se planteó al inicio del presente trabajo, uno de los objetivos en él perseguidos era la determinación de una serie de espacios-hábitats potencialmente adecuados para el desarrollo de la comunidad de espátulas (Plata/ea leucorodia) residente en el complejo litoral de Marismas del Odiel. Para llevar a cabo esta tarea se ha considerado una serie de variables del sistema natural las cuales pueden ser agrupadas en tres tipos principales: las ecológicas, las geomorfológicas y las antrópicas.

Desde este punto de vista se ha tenido en cuenta la existencia de áreas de marisma relativamente elevadas que no estén afectadas por las inundación mareal diaria, con vegetación adecuada como material constructivo -preferentemente Arthrocnemum macrostachyum y Limoniastrum monopetalum-, con una oscilación de la lámina de agua en los lugares de alimentación oscilante entre los 10-20 cm, con agua dulce en las cercanías y, por último, con áreas aledañas susceptibles de albergar especies básicas para su alimentación (particularmente Fundus sp.). Se ha exigido también un determinado aislamiento con respecto a los núcleos urbanos y, en definitiva, un alto nivel de ausencia de interferencias humanas.

La cartografía realizada no sólo se basa en la superposición de las expresiones espaciales de las citadas variables, sino que ha contado con la interpretación previa de las mismas a nivel del medio natural concreto de las Marismas del Odiel en la situación actual. Con estos requerimientos ha sido posible distinguir espacios-hábitats potencialmente aptos tanto para las funciones de nidificación como para las relacionadas con la alimentación de la espátula (Mapa adjunto).

5.2. Resultados: mapas de espacios-hábitats

En concreto, para la identificación de ambientes aptos para la nidificación se han cruzado las que hemos dado como características básicas de los Ecotopo de Marisma Mareal Alta, y de Marisma Mareal Media-Alta, eliminándose aquellas zonas que están afectadas por una frecuencia mareal diaria, o bien aquellas otras que por su ubicación puedan generar algún tipo de molestias a las aves. Por otro lado, las áreas escogidas como potencialmente aptas para la alimentación se corresponden tanto con medios naturales como antrópicos. Los ámbitos naturales pueden concretarse en cualquiera de las áreas de marisma mareal, a excepción de aquellos sectores caracterizados como ecotopos de Llanura Intermareal Baja, por presentar un excesivo grado de inundación, o bien aquéllas otras áreas de marismas afectadas por vertidos o e!<cesivas molestias antrópicas. En cuanto a las áreas antropizadas se han contemplado las salinas tradicionales y los evaporadores de las instalaciones modernas.

La información espacial así obtenida se ha plasmado en dos mapas de espacios-hábitats potenciales, uno para la nidificación y otro para la alimentación, existiendo obviamente una serie de áreas comunes para ambos. El primero de estos mapas localiza los espacios-hábitats potenciales para la nidificación en la zona Norte de Odiel, fundamentalmente en la Isla de Enmedio, en las Marismas de Astur y algún enclave aislado en Isla de Saltés y el estero del Colmenar. Por su parte, los espacios-hábitats potenciales para la alimentación ocupan una mayor extensión que los anteriores, siendo de-terminadas como favorables para realizar esta actividad tanto las áreas de marisma natural como las superficies de salinas tradicionales y particularmente los evaporadores de las explotaciones actuales, donde la alimentación es más fácil para la especie en cuestión.

 

Los resultados que, al menos en primera instancia, se obtienen del análisis de esta cartografía hablan de la importancia que adquieren, junto a los espacios naturales, algunos otros espacios transformados en el conjunto de la consideración potencial del hábitat de la espátula, especialmente de cara a las actividades de alimentaciÓn. Frente a esta situación los espacios-hábitats más adecuados para la nidificación son exclusivamente de índole natural.

6. DISCUSIÓN DE RESULTADOS Y CONCLUSIONES

Esta investigación se ha desarrollado acorde con una metodología de estudio basada en el análisis jerárquico y multiescalar de los sistemas naturales. Cada uno de los niveles escalares espacio-temporales caracterizan ecosistemas atendiendo a una serie de factores y procesos decisivos en su génesis y su funcionamiento. El diagnóstico medioambiental al que se ha podido llegar de cada uno de los ecosistemas caracterizados se identifican igualmente con cada una de dichas escalas espacio-temporales.

Pero aunque a cada escala le corresponden variables que actúan con distinto rango espacial y temporal, en el presente trabajo se demuestra que el factor humano es común a todas ellas, generando una serie de efectos perceptibles y cuantificables a cualquiera de los tres niveles planteados. En la actualidad el hombre posee la tecnología y los medios suficientes como para inducir cambios en los ecosistemas con la misma capacidad o más que cualquiera de los grandes factores naturales de amplio rango temporal y espacial (Geología, Clima, ...). Si bien hay que añadir que a diferencia con ellos su capacidad de cambio es mucho mayor, acelerando, por regla general, las tasas de cambio de los ecosistemas sobre los cuales actúa.

En concreto, en este trabajo se ha planteado que, para las últimas décadas, las tasas de cambio de los ecosistemas identificados a cualquier escala en las marismas del litoral occidental onubense se han visto incrementadas y luego reducidas por a acción antrópica, hecho que es particularmente notable en el caso del complejo de Marismas del Odiel y, muy en especial, en el sector de la Isla de Saltés.

A nivel de Ecosección este proceso general ha inducido cambios muy importantes en el conjunto de los diferentes paisajes litorales, lo cual se ha reflejado en las cifras totales de la extensión de cada unode los complejos analizados.

A nivel de Ecoserie tenemos que señalar la importancia que tienen en dichos complejos el impacto antrópico sobre los procesos vinculados a la morfogénesis costera y mareal. En particular, debemos hacernos eco en estas conclusiones, por ejemplo, de las repercusiones generadas a esta escala en las Marismas del Odiel por hechos como la construcción del dique portuario y la instalación de salinas industriales.

Asociadas a ésta y otras obras similares, y sin salir de la escala de ecoserie en este ámbito, se detecta:

  • en las áreas de marismas: una alteración en los procesos hidrológicos de flujo y reflujo mareal, una modificación y/o anulación de los dispositivos de drenaje y un favorecimiento de los procesos de oclusión de esteros y canales, etc.
  • en los sectores costeros, los efectos derivados de la construcción de la carretera del dique se cifran igualmente en la alteración de tránsito longitudinal de las arenas, en la modificación del ángulo de incidencia del oleaje y la deriva litoral, además de la fuerte aceleración de las tasas de sedimentación de depósitos de marismas, playas, y, posteriormente, de dunas.

 

A escala de Ecotopo los efectos de las citadas construcciones portuarias también han sido ya comentados, aunque no sobraría hacer algo más de hincapié en el hecho de la aceleración que han sufrido todos los procesos de acrección relacionados con la deriva litoral y la diversificación de medios naturales a que da lugar. También hay que imputar a las mencionadas infraestructuras, aunque esta vez de forma indirecta, la aparición de nuevos patrones de distribución de la vegetación relacionados con las ya mencionadas alteraciones de la red drenaje (encharcamientos, oclusiones, etc.).

A esta misma escala la edificación de las salinas de la empresa Aragonesa, por seguir con el ejemplo de las grandes instalaciones, dan lugar a una serie de encharcamientos artificiales semipermanentes y, lógicamente, al previo desbroce de la vegetación natural, la cual tan sólo permanece acantonada en manchas aisladas, con las consiguientes repercusiones sobre patrones de distribución y comportamiento de algunas especies de aves, como la espátula precisamente, de la que también hemos determinado espacios-hábitats potenciales. Ambas intervenciones humanas han generado una serie de nuevos ambientes susceptibles de ser utilizados en mayor o menor medida por esta especie, como ya se explicó, para actividades básicas como es su alimentación.

En resumen, pues, podemos acabar sintetizando que, para el conjunto de las marismas del poniente onubense, las áreas de marismas mareales han sufrido un descenso porcentual de sus extensiones, a pesar de que para el período estudiado se haya registrado una tendencia al crecimiento de sus superficies netas. La razón que explica este fenómeno es que la tasa de transformación de estos medios ha sido superior a la tasa de conformación de nuevos espacios. Por otro lado, el hombre no sólo ha incidido directamente en las áreas mareales sino que además se ha demostrado que también ha actuado sobre las zonas de marisma no marea! transformándolas con distintos fines. En definitiva, puede decirse que ha sido el hombre el mayor responsable de la nueva distribución de las superficies de los distintos ecosistemas de marisma dentro de cada complejo litoral, condicionando lógicamente el funcionamiento posterior de los mismos y de los seres vivos que allí habitan.

Particularmente tenemos que señalar que a pesar de que ésta es la tendencia general para las marismas occidentales onubenses, la situación que se presentan para cada uno de los complejos marismeños no es homogénea. Así hemos distinguido dos situaciones básicas, por un lado la de las Marismas del Odiel y de otro la de las Marismas del Guadiana-Carreras y del Piedras. Este segundo grupo se caracteriza, en términos generales, por tener una extensión total menor que Marismas del Odiel. La evolución que presentan tiene un punto en común en su descenso porcentual y neto de la superficie de marisma mareal, y otro en el aumento de las áreas transformadas. Dentro de este grupo, no obstante, tenemos que señalar que existen diferencias en el proceso general ya mencionado, diferencias que están relacionadas con la forma, la extensión y la titularidad de los espacios sobre los que se han acometido las transformaciones. Así, las Marismas del Guadiana-Carreras han mantenido con anterioridad a la década de los ochenta explotaciones salineras tradicionales que han transformado buena parte de su marisma mareal. Estas instalaciones fueron reaprovechadas a mediados de los ochenta para actividades acuícolas; esto supone que el 74, 7% de ellas se desarrollaron sobre salinas tradicionales mientras que el resto se dispusieron sobre marismas mareales.

 

Por el contrario, las marismas del Piedras al inicio de los ochenta contaba con la mayor proporción relativa de superficie natural, siendo su extensión de marismas transformadas la menor de todo el litoral. Pero cuando se acomete la construcción de las instalaciones acuícolas, vemos como el 83% se realizan sobre marisma natural y tan sólo un 17% sobre las antiguas salinas. En cuanto a la titularidad de la propiedad sobre la que se disponen las instalaciones acuícolas, también es distinta en cada caso: en Marismas del Guadiana-Carreras la mayor parte de ellas se realizan sobre dominio privado, y sólo en torno a un 10% sobre dominio público; por el contrario, en las Marismas del Piedras la titularidad de la propiedad pertenece en su mayoría al dominio público, estimándose esta proporción en torno a un 70% aproximadamente.

Por otro lado, Marismas del Odiel presenta, respecto a los dos complejos anteriores, la extensión mayor de marismas en los años estudiados. A pesar de que su superficie total mantiene una tendencia al crecimiento, hay que señalar que entre 1956-1994 tanto la superficie neta como proporcional de marisma mareal tiende a la baja, ocurriendo el fenómeno contrario con la superficie de marisma transformada. Se registra así una tasa de crecimiento negativo para la marisma mareal y otro positivo para superficie de marisma transformada aunque particularmente, para el período 1980-1994, se observe una tendencia al crecimiento de la marisma marea' y una estabilización de las superficies transformadas. Este fenómeno esta relacionado directamente con la intervención del hombre, tanto en lo que atañe a la gestión medioambiental de este espacio como a las distintas actuaciones que se han llevado a cabo sobre el mismo antes y después de su declaración como Paraje Natural.

En lo referente a estas actuaciones antrópicas se han distinguido incidencias directas e indirectas y se han analizado los efectos derivados de cada una de ellas. Si nos centramos en las primeras tenemos que destacar dos hitos importantes, la construcción de las salinas de Aragonesa y la construcción del dique de contención de arenas Juan Carlos I, ambas en el complejo de Marismas del Odiel. La construcción de esta instalación portuaria a determinado no sólo cambios morfológicos por donde se lleva a cabo su trazado, sino, y lo que es más importante, cambios en el funcionamiento tanto de la red hidrográfica como de los procesos sedimentarios en cuanto a cantidad y el tipo de sedimentos, el carácter de los flujos y las tasas de deposición, las cuales, sin lugar a dudas, han sufrido una importante aceleración. Este hecho, junto con el estatus medioambiental que adquieren las Marismas del Odiel a partir de mediados de la década de los ochenta con su declaración como Espacio protegido, genera unas circunstancias favorables para que se de un crecimiento de la marisma mareal y, sobre todo, de otros ecosistemas de carácter eólico y costero.

Podemos señalar, para finalizar, que, no obstante, existe un denominador común a los tres complejos de marismas del poniente onubense, y este es la innegable responsabilidad del hombre en la caracterización y el funcionamiento actual de todos ellos. Estas circunstancias se materializan especialmente entre los años setenta y ochenta, siendo a finales de esta última década y durante la primera mitad de la de los noventa cuando de pagan los principales costes medioambientales. A partir de aquí las actividades de transformación en estos complejos tienden a la estabilidad, y en la actualidad todos ellos se encuentran amparados bajo una figura legal de protección, evitando, al menos en teoría, la puesta en marcha de nuevas actividades transformadoras.

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© M. CARMEN MORÓN MONGE, 2001