Lurralde :inv. espac.

N. 31 (2008)

p. ***-***

ISSN 1697-3070

LURRALDE

 

EL PAPEL DE LA GEOGRAFÍA

EN EL MUNDO ACTUAL

Recibido: 2008-04-01
Aceptado: 2008-06-09

Joan VILA VALENTI

Universitat de Barcelona
Baldiri Reixac s/n
08028 BARCELONA

Resumen

Se destacan, en primer lugar, las características de la geografía contemporánea, contrapuesta a una geografía tradicional puramente descriptiva y además muy restringida en sus referencias y consideraciones. Se analiza la complejidad de los estudios geográficos, abarcando numerosos aspectos y hechos de carácter físico o natural, por una parte, y de carácter humano y social, por otro lado. El desarrollo reciente de la geografía, en los últimos decenios, no ha hecho más que aumentar notablemente la diversidad de los hechos considerados y analizados, precisamente teniendo en cuenta con frecuencia cuestiones que se planteaban como posibilidades o, en cambio, como problemas respecto a la sociedad actual. Se procede también a señalar y valorar las cuestiones y los hechos estudiados en el presente por la geografía que pueden tener y presentar un mayor interés respecto a la sociedad actual.

Palabras clave: Geografía.

 

Laburpena:

Geografia Lurraren azterketa da eta beronen itxura, kontinenteak, ibaiak, herrialde, mendiak, hau da, aspektu fisikoen, eta gizakiarekin erlazionatuta dauden aspektuen (industria, ekonomia, demografia,...) harremanak ikertzen dituen zientzia da. Hori deta eta, gizarte zientzien barruan sartzen da. Fenomenoak non eta zergatik gertatzen diren toki jakin baten erantzuten saiatzen da.

Gako hitzkak: Geografia.

 

Abstract:

Geography as a discipline can be split broadly into two main sub fields: human geography and physical geography. The former focuses largely on the built environment and how space is created, viewed and managed by humans as well as the influence humans have on the space they occupy. The latter examines the natural environment and how the climate, vegetation & life, soil, water, and landforms are produced and interact. As a result of the two subfields using different approaches a third field has emerged, which is environmental geography. 

Key words: Geography.

Si tenemos en cuenta el título de nuestra conferencia y el enunciado del ciclo (“Estudios geográficos y sociedad actual”) está bien claro que nos corresponde exponer las relaciones que se establecen entre la geografía que ahora se está realizando y la sociedad actual. Además, a diferencia de las otras conferencias, estas relaciones han de ser estudiadas en su conjunto, teniendo en cuenta todos aquellos aspectos de los estudios y conocimientos geográficos, tanto naturales como humanos, que puedan presentar e implicar una cierta importancia y una cierta trascendencia respecto a la sociedad.

Antes de empezar, desearía expresar mi más sincero agradecimiento al Ateneo Guipuzcoano por su invitación a participar en este ciclo de conferencias, que me parece realmente sugestivo en su contenido y planteamiento. Debo expresar asimismo mi satisfacción por la oportunidad que me da el Instituto Geográfico Vasco (Ingeba) de colaborar, una vez más, en sus tareas de un indudable valor geográfico y social.

Quisiéramos destacar brevemente a lo largo de esta conferencia, en primer lugar, las características de la que podemos llamar geografía contemporánea, contrapuesta a una geografía tradicional puramente descriptiva y además muy restringida en sus referencias y consideraciones. Analizaremos más adelante, con mayor detalle, la complejidad de los estudios geográficos, abarcando numerosos aspectos y hechos de carácter físico o natural, por una parte, y de carácter humano y social, por otro lado. El desarrollo reciente de la geografía, en los últimos decenios, no ha hecho más que aumentar notablemente la diversidad de los hechos considerados y analizados, precisamente teniendo en cuenta con frecuencia cuestiones que se planteaban como posibilidades o, en cambio, como problemas respecto a la sociedad actual. En la parte que podemos llamar conclusiva intentaremos señalar y valorar las cuestiones y los hechos estudiados en el presente por la geografía que pueden tener y presentar un mayor interés respecto a la sociedad actual.

La formación de la geografía contemporánea

La geografía que en la actualidad se realiza tiene unos claros antecedentes en una nueva geografía, en conceptos y en métodos de trabajo, que aparece, en algunos estados europeos, desde principios del siglo XIX. Precisamente el inicio y el desarrollo de estos renovados estudios geográficos responden, en buena parte, tanto en sus objetivos como en sus métodos de trabajo, a unos nuevos intereses que aparecieron en los colectivos humanos en los que se efectuaron estos estudios geográficos. Dichos estados fueron especialmente Francia y Alemania, a los que se añadió rápidamente Inglaterra. Esta renovación aparece en sus primeros momentos encarnada en unas determinadas e incluso relativamente aisladas personas, como es el caso del alemán Alexander von Humboldt (1769-1859), con trabajos efectuados desde el primer decenio del siglo XIX. Pero posteriormente, desde el tercer decenio de dicho siglo y en especial desde el sexto decenio y en los países señalados, los nuevos estudios geográficos adquirieron un cierto carácter colectivo. Para señalar brevemente los distintos hechos que muestran la formación y el desarrollo de esta geografía lo concretamos en los tres puntos que a continuación señalamos.

1. Formación de sociedades geográficas: París (1821), Berlín (1828) y Londres (1831). Estas sociedades geográficas aparecen interesadas en el estudio del propio país, de países cercanos (reclamaciones territoriales, escenarios de pasados o posibles conflictos bélicos) y de áreas muy alejadas, en otros continentes (África, Asia, América), con territorios que pueden ser motivo de ocupación y posterior colonización.

2. Aparición de la figura del geógrafo profesional, que desarrollará el estudio del propio país o de las áreas y poblaciones ajenas. A partir de distintos momentos, en los diferentes países, el geógrafo forma parte de las universidades. Uno de los primeros ejemplos, respecto a lo que acabamos de señalar, es el caso de Carl Ritter (1779-1859), nombrado, en 1820, profesor de geografía en la Universidad de Berlín.

3. El geógrafo, de acuerdo también con la sociedad a la que pertenece, se interesa por el desarrollo de la información geográfica y estadística y asimismo de la cartografía. Esta última constituye sin duda una forma de expresión, un lenguaje diríamos, propio de la geografía. En los distintos países señalados van apareciendo instituciones, a nivel nacional, dedicadas a la estadística y a la cartografía.

En la segunda mitad del siglo XIX van apareciendo, en los países indicados, grupos de geógrafos en distintas universidades. Este hecho representa ya claramente la continuidad que va alcanzando la enseñanza universitaria de la geografía y paralelamente la investigación geográfica. Entonces, en el octavo decenio, se inician reuniones internacionales de los geógrafos existentes: la primera en Amberes (1871) y la segunda en París (1875). En Francia y en Alemania se forman, a partir del noveno decenio, verdaderas escuelas de geógrafos, bajo la dirección de destacados maestros, como es el caso de Paul Vidal de la Blache y de Ferdinand von Richthofen, respectivamente. En este mismo sentido conviene señalar la labor efectuada por el inglés Halford Mackinder.

Discípulos y continuadores de estos maestros y de estas escuelas representan, a lo largo del primer tercio del siglo XX, la existencia, en sus respectivos países, de una bien definida geografía contemporánea. De una geografía, además, que se ha extendido hacia otros estados europeos e incluso fuera de nuestro continente, presentando en ocasiones, como en el caso de Estados Unidos, un notable desarrollo y una cierta originalidad. Un geógrafo muy destacado, en este primer período de la geografía contemporánea en América, es Carl O. Sauer.

En todos los casos esta geografía contemporánea se ha desarrollado paralelamente a una evolución positiva de la organización política, administrativa y cultural de los respectivos estados. Ella, por su parte, ha colaborado, a veces decisivamente, a dar conciencia del propio país a sus habitantes, subrayando en ocasiones claramente posibilidades, problemas o limitaciones en numerosos campos, tanto respecto a hechos poblacionales y sociales como económicos. Es cierto que la geografía contemporánea ha avanzado acorde también con el avance de otras ciencias, físicas o humanas; pero es indudable también que en particular algunos geógrafos han sabido mostrar claramente como han actuado y se han relacionado fenómenos y hechos de índole muy distinta para dar lugar a unos determinados resultados geográficos. De todo ello ha derivado también el valor pedagógico que frecuentemente se ha concedido a esta geografía contemporánea, desde finales del siglo XIX, a niveles primarios y secundarios, ya que permite una comprensión de los hechos físicos y sociales que rodean a los habitantes de un determinado territorio.

Antes de analizar más a fondo esta complejidad de elementos y factores que se tienen en cuenta en los estudios geográficos actuales, señalaremos brevemente como penetró en nuestro país la geografía contemporánea. Con un notable retraso, se formó una sociedad geográfica en Madrid, en 1876. Respondió, como antes hemos señalado, a un interés para un mayor conocimiento del propio país y también a una posibilidad de exploración de otros territorios. Por otra parte, desde finales del siglo XIX algunos autores subrayaron el interés pedagógico de esta nueva geografía. Pau Vila constituyó un buen ejemplo de esta actitud en los dos primeros decenios en Barcelona y Ricardo Beltrán y Rózpide en la Escuela de Magisterio de Madrid, desde el segundo decenio. A pesar de que se crearon algunas cátedras de geografía universitarias a principios de siglo, la enseñanza y la investigación geográficas no presentaron un buen desarrollo y un adecuado nivel hasta la segunda mitad del quinto decenio y a lo largo de los dos decenios siguientes. Los geógrafos destacados en esta etapa inicial son Manuel de Terán, en Madrid, Solé Sabarís, en Barcelona, y Casas Torres, en Zaragoza. Se trata ya, en estos momentos y en todos los casos, de profesores universitarios.

La complejidad de los estudios geográficos

Lo que acabamos de explicar acerca del período inicial de desarrollo de la geografía contemporánea en España nos permite tener en cuenta, a partir de los años indicados, el caso de nuestro país dentro de las cuestiones y objetivos primordiales de la presente conferencia. En efecto, ahora podemos fijar con mayor exactitud la finalidad principal de nuestra exposición. No se trata del papel de una vaga o mal definida geografía, que en un buen número de casos puede ser puramente descriptiva o simplemente inexistente, incluso a niveles primarios. Por ello nos estamos refiriendo siempre al papel de la geografía contemporánea y, por otra parte, aludimos sólo a aquellas sociedades en las cuales dicha disciplina geográfica ha conseguido un determinado desarrollo.

Alcanzar el nivel universitario, como hemos ya explicado, constituye una muestra de que la sociedad reconoce que la geografía tiene un determinado valor en el campo de la cultura y de la ciencia. Esta valoración positiva puede reflejarse también en otros sentidos, incluso en el político. Respecto a España ya señalábamos este hecho, antes de que la geografía apareciese claramente en la enseñanza e investigación universitarias. Este es el sentido que tenía la aparición de una Sociedad geográfica en Madrid, capital del reino, en 1876. Curiosamente, ya que ahora nos estamos refiriendo en concreto a nuestro país, conviene señalar que, en algunas regiones, ciertamente en muy pocas, pueden aparecer con posterioridad sociedades o agrupaciones equivalentes de carácter geográfico. Este es el caso de Catalunya, en un momento en el que la geografía contemporánea había ya repercutido en algunos aspectos, pero todavía no, de una manera efectiva, en el nivel universitario: se trata de la Societat Catalana de Geografia, establecida en 1935. Unos decenios más tarde, cuando ya la geografía contemporánea había alcanzado el nivel universitario, aparece precisamente en Euskal Herria, donde tenemos donde tengo el honor de dar esta conferencia, el Euskal Geografi Elkargoa (Instituto Geográfico Vasco, Ingeba), constituido en 1977.

Lo que inmediatamente conviene señalar es que esta geografía contemporánea presente una destacada complejidad en los elementos y factores estudiados, lo que realmente acrecienta su valor respecto a la sociedad en la que se establece y desarrolla. Si de lo que se trata es de efectuar el estudio de un país en toda su complejidad, física y humana, esta geografía constituye un análisis que puede ser notablemente satisfactorio y completo en los hechos estudiados y en sus conclusiones. Téngase en cuenta además que en el período en el que va a desarrollarse la aplicación de esta geografía contemporánea, en España, a mediados del siglo XX y decenios posteriores, las ciencias naturales y sociales que pueden interesar al geógrafo actual como disciplinas científicas contiguas o adyacentes, desde su punto de vista, han alcanzado ya un notable desarrollo.

Los hechos físicos o naturales que forzosamente han de ser considerados en el análisis geográfico completo de un país pueden evocarse a partir del término y concepto de territorio (en vasco lurralde, precisamente el título de la publicación regular del Instituto Geográfico Vasco). Téngase en cuenta que no usamos el término territorio en su sentido restringido, de “tierras” y rocas que aparecen en la superficie de una determinada área geográfica, dando lugar a unas ciertas formas y características del relieve. El geógrafo se refiere al territorio en un sentido muy amplio y comprensivo, de tal manera que podemos evocar inmediatamente el agua, que puede aparecer en forma superficial o subterránea, o el aire, que cubre por completo la superficie de las tierras y de las aguas.

El análisis de las tierras y de las formas de relieve es motivo de una especialidad de la geografía, la llamada geomorfología. La ciencia correspondiente es, claro está, la geología. La actitud del geógrafo, dentro de la concepción de la geografía contemporánea, es siempre la misma: análisis de unos ciertos aspectos y rasgos de los fenómenos estudiados –origen y formas del relieve, volúmenes y altitudes, materiales geológicos predominantes, por ejemplo-, de modo que pueda establecerse la relación con otros hechos físicos o naturales y también sus posibles relaciones con los seres vivos, especialmente el género humano. En algunos casos, por ejemplo en estudios agrarios y regionales, las características de los suelos, por su estrecha relación con las plantas de cultivo, puede ser imprescindible. La ciencia correspondiente sería, en este caso, la edafología.

La consideración de las aguas, por parte del geógrafo, puede abarcar desde el análisis de unas corrientes fluviales hasta la consideración de las grandes masas hídricas marítimas y oceánicas. Los análisis geográficos de las aguas pueden acercarse a los efectuados por especialistas, físicos o biólogos, en hidrología, en oceanografía o en el estudio de los seres vivos que habitan en los distintos medios. Pero siempre teniendo en cuenta las relaciones que pueden establecerse con otros hechos naturales, incluidos los seres vivos, y el género humano; respecto a este último, desde aspectos negativos (inundaciones, tempestades) a positivos (aprovechamientos del agua; circulación fluvial, marítima u oceánica, pongamos por caso).

En el análisis geográfico completo de un determinado país no puede faltar el estudio de las condiciones y características de la masa de aire que lo cubre. Los cambios periódicos en temperaturas, humedad y dinámica de esta masa aérea pueden tener gran importancia para los otros elementos naturales, y para el género humano, sean inertes o sean vivos. Por ello, el concepto de clima cobra una gran importancia para el geógrafo, convirtiéndose la climatología en una destacada especialidad geográfica. Las ciencias correspondientes son la meteorología y la física del aire.

El interés del geógrafo en el análisis completo de los elementos y hechos naturales de un territorio se centrará, en último lugar, en el estudio de los seres vivos. En particular se interesa particularmente por las plantas, ya que carentes de movilidad reflejan claramente las condiciones edáficas y climáticas de los distintos sectores territoriales y porque además, cubriendo densamente determinados sectores, llegan a caracterizar ciertas áreas en sus características formales y en sus posibilidades de habitabilidad y aprovechamiento para determinados seres vivos, en especial respecto al hombre. La especialidad del geógrafo, en este caso, sería la geobotánica y la ciencia correspondiente la botánica. Sin embargo, el estudio geográfico de los seres vivos puede ser más amplio y comprender, en ciertos estudios particularmente, la fauna característica de sectores terrestres, acuáticos o marinos y aéreos. En un estudio geográfico completo la consideración de esta fauna puede ser importante respecto a una utilización o aprovechamiento por parte del género humano (domesticación, caza, pesca). Está claro que, en estos últimos casos, las ciencias correspondientes son la zoología o la biología en general.

El análisis de las relaciones del territorio, el agua y el aire respecto a los seres vivos ha ido convirtiéndose en una visión sintética que se interesaba por las influencias que al mismo tiempo ejercían o podían ejercer dichos elementos –territoriales, hídricos o aéreos- sobre las plantas o los animales. Ciertos naturalistas, especialmente algunos botánicos, a partir de los últimos decenios del siglo XIX se interesaron por dicha cuestión. En realidad las condiciones territoriales hídricas o aéreas forman conjuntamente un determinado entorno, un cierto ambiente, alrededor del ser vivo. El resultado fue la aparición de una nueva ciencia, llamada ecología, cuyo primer término “eco” deriva de la palabra griega “oikos” (casa, habitación, lugar donde algo o alguien vive). Algunos geógrafos se interesan ya por estos hechos a partir de los decenios segundo y tercero del siglo XX, al tener en cuenta especialmente la importancia que pueden tener las características y condiciones ambientales sobre las sociedades humanas.

Es bien conocido que en los últimos decenios los análisis ecológicos han interesado, en ocasiones de una manera acuciante, a las sociedades más avanzadas económica y culturalmente. La enorme capacidad técnica de estas sociedades y los resultados de unas actuaciones inadecuadas y agresivas pueden afectar negativamente al medio ambiente, tanto en sus elementos inertes como a los seres vivos, comportando degradaciones, destrucciones, y modificaciones de los elementos y procesos naturales. La toma de conciencia de estos hechos ha motivado el interés por el análisis científico de todo ello. Han participado y participan en estos estudios, especialistas de ciencias muy diversas, especialmente determinados naturalistas (ecólogos, biólogos). También los geógrafos han participado y participan en estudios de este tipo. Observen que en este ciclo de conferencias, que hoy tengo el honor de inaugurar, hay dos disertaciones respecto a unos hechos de geografía física que anteriormente hemos ya señalado (cuestiones geomorfológicos y cuestiones climáticas) y una conferencia que se refiere precisamente a los problemas ecológicos y ambientales que acabamos de indicar (“Biodiversidad y alteraciones medioambientales”).

Con lo dicho hasta ahora acerca de la complejidad que presentan, en el estudio de un país o región, los aspectos físicos o naturales hemos tenido en cuenta tan sólo una parte del análisis completo regional. En efecto, es evidente que dicho estudio, si tiene o quiere tener un carácter geográfico, comporta indefectiblemente la consideración de los habitantes del territorio. No se trata simplemente de tener en cuenta la población en sí misma sino también -y ciertamente como un conjunto de hechos fundamentales en el análisis geográfico- es preciso estudiar cuidadosamente la instalación de la población en el territorio y los trabajos por ella efectuados y la circulación sobre dicho territorio.

El estudio de la población en sí misma comporta un análisis de la evolución poblacional en cantidades parciales o totales (en determinados sectores territoriales o en su conjunto territorial) y en su composición (sexo, edades, actividades laborales, pongamos por caso). Respecto al crecimiento o disminución poblacional conviene tener en cuenta no sólo los factores vegetativos sino también los movimientos poblacionales, teniendo en cuenta que las inmigraciones y las emigraciones pueden comportar cambios muy importantes no solamente en las cantidades de población sino también en su composición. La especialidad del geógrafo en estos estudios convierte la geografía en una demogeografía. La ciencia correspondiente es la demografía y en ciertos aspectos pueden representar y en ciertos aspectos pueden representar un cierto papel la sociología, la antropología y la economía.

Las distintas instalaciones de la población en el territorio suelen comportar diferencias y cambios, crecientemente acusados e incluso muy acusados en las formas de ocupación (población dispersa, población concentrada), en la magnitud y otros rasgos poblacionales (magnitud de los núcleos de población: pueblos, aldeas, villas, ciudades) y en las áreas conformadas, con diferencias sociales, económicas y culturales (áreas rurales, áreas urbanas). El geógrafo interesado en estos hechos poblacionales, pero que ha efectuado con anterioridad el estudio de las características físicas y a continuación prosigue con el análisis de los cambios territoriales producidos por las actividades de la población, se está convirtiendo en un geógrafo dedicado, en una visión de conjunto, a geografía regional.

Cabe que en la especialización se contrapongan áreas que siendo inicialmente sólo de carácter diferente por la localización y formas de poblamiento muestren o puedan mostrar rasgos definitorios de origen claramente económico e incluso cultural (contraposición de áreas rurales o áreas urbanas). El geógrafo puede convertirse en un especialista en geografía agraria o en geografía urbana. La ciencia correspondiente volverá a ser de nuevo la demografía, sin olvidar que conviene tener en cuenta también la sociología, la antropología y la economía.

La continuación del estudio regional implica, como puede ya deducirse de las observaciones efectuadas respecto a la decisiva importancia de algunas actividades realizadas por la población, el análisis de las actividades económicas. Conviene tener en cuenta la historia, evolución y cambios de estas formas económicas, ya que ello sigue teniendo una cierta repercusión en el territorio y ha repercutido en la originalidad del país o de la región, pero debe analizarse y valorarse sobre todo las características que respecto a estos hechos aparecen en la época o fase temporal en que se están efectuando los estudios. Parece innecesario insistir en la decisiva importancia que pueden presentar estas actividades económicas, en particular en los momentos de un desarrollo del país o región, acompañado en general, respecto a la población, por un aumento de la población total, unos determinados movimientos migratorios y un significativo y destacado crecimiento de la población urbana. En cuanto a la posible especialización geográfica existe la posibilidad, por parte del geógrafo, de una dedicación a la geografía económica, con indudables puntos de referencia a otras especialidades geográficas que intentan el análisis en profundidad de los hechos geográficos más relevantes en la actualidad, como pueda ser la geografía urbana, ya citada anteriormente. Casi es innecesario decir que las ciencias correspondientes al estudio de todos los hechos que acabamos de citar son las ciencias económicas, junto con todas aquellas especialidades científicas que puedan tener relación con los fenómenos sociales y económicos aludidos.

El estudio geográfico regional puede completarse teniendo en cuenta otros hechos y fenómenos que pueden contribuir, desde el punto de vista de la geografía contemporánea, a una correcta y completa definición de un país o región. Unos hechos que no pueden soslayarse son los referentes a la circulación de personas y productos, en estrecha relación sin duda a la situación y localización de la región, a algunas de sus características territoriales y a numerosos rasgos poblacionales, sociales y económicos. Otro conjunto de hechos que contribuyen a la originalidad y definición de la región es la visión global y detallada de las características formales que presentan los territorios poco modificados por la acción humana y aquellos que, en cambio, han sido profundamente afectados por dicha acción, con el caso extremo de los sectores plenamente urbanos. Es decir, se trata, en este caso, del estudio geográfico del paisaje. Varios geógrafos han tendido hacia esta posibilidad. Insistiremos en esta actitud y tendencia, relacionada con frecuencia estrechamente a una organización del territorio, al hablar precisamente de la geografía actual.

El análisis geográfico de un país o región concluye, en definitiva, señalando los rasgos originales, físicos y humanos, que la han caracterizado y la caracterizan. Pero es evidente que esta conclusión no es posible sin haber efectuado cuidadosamente un análisis de todo el complejo de factores y elementos que entran en la definición completa del país o región. Entonces gracias a este análisis geográfico puede alcanzarse unas conclusiones que pueden contribuir indudablemente a un correcto y adecuado conocimiento del mundo, en un momento dado.

La evolución reciente de la geografía

La exposición que hemos efectuado de cómo la geografía contemporánea llegó a concebir el estudio de una determinada área geográfica nos ha servido para mostrar la diversidad de factores y elementos que se han tenido y se tienen en cuenta en un análisis geográfico que responda a las complejas características de una región o país desarrollado o relativamente desarrollado. Recordemos que la renovación de la geografía se realizó inicialmente, según hemos explicado con anterioridad, en unos determinados países europeos que, ya en la segunda mitad del siglo XIX, habían efectuado un notable desarrollo poblacional, social, económico y científico. La renovación geográfica y con ello la formación de una geografía contemporánea surgió acuciada precisamente, entre otras posibles razones, por el deseo e incluso la necesidad de un mejor y más adecuado conocimiento del propio país.

Esta geografía contemporánea repercute en España claramente, a excepción de algunos antecedentes en los primeros decenios, a partir de los decenios sexto y séptimo. Es entonces cuando en varias universidades españolas la enseñanza y la investigación geográficas responden a las características de la geografía renovada. Este hecho es resultado de la influencia y repercusión de los tres países europeos que hemos ya citado en el comienzo de nuestra conferencia, en particular de Francia. Es entonces también cuando los estudios geográficos de países y regiones se efectúan teniendo en cuenta la complejidad de factores y elementos que anteriormente hemos señalado. Casi todas las tesis doctorales en geografía que se presentan en España en los decenios sexto y séptimo –por otra parte no muy numerosas, a diferencia de lo que ocurrirá posteriormente- tienen como objetivo el estudio geográfico de una región o comarca.

A partir de finales del séptimo decenio y comienzos del octavo se produce en las universidades españolas un aumento considerable de la enseñanza e investigación geográficas. En realidad se acusa y se refleja en nuestra disciplina, además de una rápida evolución propia, unos hechos sociales y culturales positivos, como es el aumento del número de universidades a partir de comienzos del octavo decenio. Hay que tener en cuenta, además, que en todo el país hubo unos notables cambios sociales y económicos. A mediados del octavo decenio se dio un notable cambio político, que se asentó en el decenio siguiente. Es entonces cuando se organiza un nuevo régimen político y administrativo, con la creación de las autonomías.

Todo lo que brevemente acabamos de señalar evidencia con claridad un hecho que tiene una estrecha relación con el objetivo primordial de nuestra conferencia. La geografía en nuestro país se ha desarrollado notablemente, a partir de unos determinados momentos y circunstancias y además de unas posibles razones culturales y científicas, teniendo en cuenta y respondiendo a unos nuevos ambientes sociales, económicos e incluso políticos. Acabaremos de verlo con mayor claridad, a continuación, cuando hablemos de la evolución temática de la geografía en nuestro país, a partir de los momentos antes indicados. En parte, por lo menos, los estudios geográficos intentan responder a nuevas situaciones o circunstancias, a nuevas posibilidades o a nuevas dificultades o limitaciones. Un caso muy claro se dio –y sigue dándose- cuando quienes tuvieron la responsabilidad de organizar y administrar las nuevas autonomías inquirieron a los geógrafos, en ocasiones preferentemente, acerca de las características del territorio y de la población que en él vivía y habitaba.

Lo que ahora nos interesa es mostrar como se efectúa en nuestro país, a partir de los años antes señalados (finales del séptimo decenio y comienzos del octavo), la evolución de la geografía, lo que implica incluso, en ocasiones, ciertos cambios profesionales en la actitud y en la labor del geógrafo. En aquellos años las influencias predominantes en la investigación geográfica parten de Gran Bretaña y Estados Unidos. Existen cambios conceptuales y metodológicos, lo que puede representar la posibilidad de una mayor rapidez y profundización en la elaboración de los datos disponibles que, por otra parte, han aumentado considerablemente en número y en aspectos considerados. La llamada geografía teórica o cuantitativa representa un avance considerable en el aspecto que acabamos de señalar. Otros cambios se producen como resultado de la búsqueda y definición de nuevos objetivos de los estudios geográficos, lo que puede acrecentar sin duda las relaciones existentes entre la realidad social y económica y la labor propia del geógrafo. Señalaremos a continuación algunos aspectos y hechos que muestran estos cambios, en particular si en ellos se refleja en qué sentido la geografía desempeña o puede desempeñar un destacado y singular papel respecto a posibles necesidades de la sociedad actual. Lo reflejamos en cuatro puntos fundamentales, acompañados de un breve comentario referente al objetivo perseguido y a los métodos empleados en cada caso.

1. La profundización en determinados aspectos geográficos. Hemos expuesto anteriormente la complejidad y diversidad de los aspectos temáticos considerados en el análisis regional. Este hecho representa, en el campo de la investigación, la posibilidad de elaborar estudios sobre hechos muy diversos, físicos y humanos, y la capacidad para escogerlos y definirlos correctamente y para relacionarlos en la forma debida y adecuada. Sin prescindir de esta visión global, el geógrafo ha tendido a una mayor especialización y a una más frecuente y estrecha relación, en especial en ciertos casos, con los especialistas de alguna o algunas ciencias correspondientes. Estos hechos dieron lugar a la agrupación de geógrafos dedicados a geografía física, por una parte, y de geógrafos dedicados a geografía humana, por otra. Incluso en algunas universidades pudieron formarse dos departamentos de geografía que respondían a esta división. La especialización en realidad fue y es mayor: con frecuencia lo que ha ocurrido ha sido, en cuanto a la investigación, la dedicación a geomorfología, a climatología o a biogeografía, por un lado, o bien a geografía de la población (demografía) o geografía económica, por otro lado.

La importancia y magnitud que alcanzan ciertos hechos y fenómenos en la realidad actual implican la importancia que su estudio cobra con especial y singular valor: éste es el caso, por ejemplo, del poblamiento urbano, lo que ha motivado la aparición y el desarrollo, tanto en la enseñanza como en la investigación universitarias, de una geografía urbana, con sus diversas implicaciones poblacionales, sociales y económicas, como antas hemos tenido ocasión de señalar brevemente.

2. Nuevas miradas sobre el territorio: la atenta e inquisitiva observación. Las tendencias hacia la especialización no ha representado la pérdida de la visión global y completa que representaba la geografía regional. Pero ésta se verifica ahora con observaciones más atentas, con mayor cantidad de datos a tener en cuenta y con el establecimiento de más profundas y sutiles relaciones. Por otra parte, se ha renovado la visión y el análisis de las formas características de un territorio en un momento dado, tanto las que podemos estrictamente llamar naturales como las que resultan de las modificaciones y los añadidos realizados por las sociedades humanas anteriores y la actual. Estamos hablando, en este caso, del renovado estudio del paisaje. Se reconoce y establece con cuidado las formas estrictamente naturales, con frecuencia más escasas de lo que pudiera pensarse, y aquellas que han sufrido ya algunas modificaciones como resultado de la acción humana. Pero las distinciones y los matices necesarios se multiplican cuando las formas y las características territoriales iniciales se han modificado profundamente por la actuación de las sociedades del pasado o de la actual, incluso superponiéndose en determinados casos en un mismo lugar. La explotación de los recursos geológicos y de los bosques y los avances o retrocesos de las áreas pastorales y agrícolas han actuado como factores económicos y se han sumado a las necesidades de habitabilidad y establecimiento territorial (poblamiento disperso o concentrado) y asimismo de comunicaciones (rutas terrestres y marítimas) de todos los grupos humanos para explicarnos la aparición y la evolución de las distintas formas de ocupación del territorio.

En la actualidad nuevos factores y factores tradicionales que actúan con más fuerza tienden a crear nuevos resultados en las distintas y variadas formas que presenta el paisaje y en los usos del suelo: simplemente aludimos al extraordinario aumento de algunos núcleos urbanos, a la relativa urbanización de ciertos sectores antaño simplemente agrarios y rurales o a la importancia que en ciertas áreas puede presentar hoy día el turismo. Es indudable que tiene un notable interés social el establecimiento cuidadoso de estas distintas áreas y plantearnos, en cada caso, los factores que han intervenido en su formación y en su evolución.

3. La aparición de nuevos o renovados objetos de estudio. Las profundas transformaciones sociales a las que estamos asistiendo desde hace unos decenios pueden tener y tienen evidentemente su repercusión en las investigaciones que efectúan los especialistas en las distintas materias sociales. Ciertos hechos y problemas pueden interesar tanto o más a los geógrafos que a otros investigadores sociales, especialmente cuando se refieren o pueden referirse, claro está, a relaciones entre sociedades y territorio. El movimiento de atención hacia la importancia de la mujer y su peculiar aportación laboral y social, muy destacada ya en ciertos sentidos en el mundo rural y tradicional y muy acusada también, desde hace unos decenios, en las sociedades actuales que han sufrido un notable desarrollo, ha determinado un indudable interés hacia este nuevo objeto de estudio en el campo de la geografía. Inicialmente este hecho apareció en Inglaterra y la participación en este nuevo centro de interés de un buen número de geógrafas y geógrafos de Estados Unidos en el estudio de esta gender geography –la llamada geografía del género- determinó la importancia actual de esta nueva especialidad geográfica.

La riqueza y abundancia de información que se ha establecido en las sociedades actuales existentes en los países desarrollados ha motivado el conocimiento público y masivo de determinados hechos y fenómenos que inicialmente sólo aparecían planteados y estudiados en centros de investigación. Este hecho ha motivado la existencia de una cierta presión social sobre el quehacer de determinados investigadores. Un ejemplo evidente de lo que estamos diciendo es el caso de algunos geógrafos especializados en climatología, inclinados en la actualidad hacia el estudio y análisis de determinados y concretos hechos climáticos, como puede ser la magnitud y las consecuencias de la sequía en ciertas áreas terrestres o, como un fenómeno todavía más amplio y complejo y de posibles repercusiones en gran parte del planeta, vivamente interesados por el problema del llamado cambio climático.

4. Una inédita actividad profesional del geógrafo actual. Tanto en los análisis de la geografía regional como en los estudios geográficos de una especialidad de la geografía física o de la geografía humana las conclusiones alcanzadas suelen mostrar una neta y adecuada definición de los distintos elementos y factores que intervienen en el objeto estudiado y asimismo aparece el conjunto de relaciones que se establecen o pueden establecerse entre dichos elementos. El geógrafo, al final de la investigación, puede adoptar una nueva actitud ante las realidades que acaba de estudiar: no se trata solamente de investigar sino que, al haber conseguido una cierta profundización en el conocimiento de un determinado hecho, quizá sea posible actuar o intentar por lo menos un proyecto de actuación para evitar ciertos aspectos deficitarios o negativos del objeto estudiado. Incluso en ocasiones cabe que el geógrafo haya iniciado el proceso de investigación pensando ya en la posibilidad de alcanzar este proyecto de mejora del sector considerado y de sus habitantes. No cabe duda que frecuentemente esta nueva actitud, que repetimos no es meramente investigadora, cabe que sea solicitada o venga influida por deseos o necesidades de la propia sociedad.

Este es el caso, por ejemplo, y como precedente del hecho que ahora estamos exponiendo, de un grupo de geógrafos ingleses, dirigido por L. Dudley Stamp, que en los años finales del tercer decenio del pasado siglo y comienzos del cuarto recibieron la petición de establecimiento de unas nuevas divisiones territoriales en el reino de Gran Bretaña. Se habló entonces de una applied geography, esto es de una geografía aplicada a la solución de unos determinados problemas territoriales. Más tarde, ya extendido este nuevo objetivo de la geografía a un buen número de países a partir del sexto y séptimo decenios, se habló, además del término utilizado que fue el preferente, de una geografía activa, voluntaria o utilitaria.

En España, en los decenios que acabamos de indicar, algunos geógrafos dedicados a la geografía regional colaboraron en trabajos de planificación. A partir del octavo y noveno decenios, cuando existió un notable desarrollo de la geografía en numerosas universidades españolas, aparecen algunos geógrafos dedicados a estos estudios y trabajos aplicados de los que estamos hablando. Incluso llegó a crearse posteriormente un colegio profesional de geógrafos. Así, pues, estamos ante un nuevo geógrafo, dedicado, por lo menos en una parte importante de sus actividades, no a la enseñanza o a la investigación geográfica sino a una labor ejercida como técnico o experto en la materia de la que estamos tratando en la presente conferencia.

Un intento de evaluación de la geografía actual

Trataremos de efectuar, en esta parte conclusiva, una evaluación de lo que podemos considerar el objetivo fundamental de nuestra intervención, es decir, considerar y definir la mayor o menor importancia que haya podido tener la geografía en las sociedades pretéritas y muy especialmente la importancia que ahora tiene o puede tener respecto a la sociedad actual. Algo así como plantear inquisitivamente y de una manera bien neta esta cuestión: y ahora, ¿qué importancia tiene o puede tener para nosotros la geografía que actualmente se está realizando?

Hagamos de antemano un par o tres de observaciones que deberíamos tener en cuenta y considerar con el debido cuidado en una amplia y extensa respuesta a la pregunta efectuada, pero que ahora tan sólo señalaremos brevemente en algún momento de estas conclusiones. En efecto, hablar de las relaciones entre una ciencia y una sociedad implica aludir y referirse a ambos sentidos: la ciencia puede presentar un determinado interés y sus resultados pueden ser importantes respecto a la sociedad; pero, al mismo tiempo, la sociedad “puede”-cabe que algunos piensen “debe”, especialmente en el mundo actual- implicarse, a su vez, de un modo u otro, en el desarrollo de esta ciencia. Por otra parte, no podemos olvidar que la situación actual respecto al problema planteado viene precedido de unos antecedentes históricos, a veces muy alejados y con una manera de hacer ciencia o simplemente de adquirir nuevos conocimientos y con unas sociedades que eran, uno y otro hecho, muy distintos a la ciencia y a la sociedad actuales.

Añadamos, en tercer y último lugar, que hablar de geografía implica referirse, en todo caso, al lenguaje propio de nuestra disciplina, esto es, la cartografía. La geografía, en efecto, siempre o casi siempre “comunica” –verbo muy importante, precisamente en nuestra época de comunicación e información- no sólo con expresiones orales o escritas, siendo estas últimas las que permanecen, sino también gráficas, los mapas, que asimismo que los textos escritos pueden quedar como permanentes. Algunas alusiones haremos a todo ello, aunque insistimos en que intentamos efectuar tan sólo unas sucintas conclusiones.

En la geografía tradicional los textos que aparecen frecuentemente son descripciones de países o de conjuntos de países que presentan, de un modo u otro, una cierta unidad política (reinos, imperios). Los mapas muestran simplemente unos hechos relevantes: fronteras, montañas, ríos, núcleos de población, caminos, costas, si éstas existen. Suelen interesar tan sólo a unas minorías políticas, militares e intelectuales. En ocasiones hay el inicio en esta información que se da, escrita o cartográfica, de unos objetivos temáticos: en los siglos XIV y XV aparecen, por ejemplo, unos mapas de las costas y puertos del Mediterráneo, las llamadas cartas portulanas, destinadas a los navegantes y al mantenimiento de unos contactos personales y comerciales. A partir del siglo XVI, con el inicio y desarrollo de algunos poderosos reinos en Europa y de un extenso imperio en América, bajo el dominio de los reinos castellano-leonés y portugués, aumenta la información acerca del propio país y aparecen, por primera vez, unas descripciones de las tierras americanas, aunque dedicadas especialmente a hechos de carácter histórico (ocupación, conflictos militares, culturas indígenas, por ejemplo), pero sin faltar observaciones físicas (relieve, costas, hidrografía) y poblacionales. En el siglo XVIII mejoran notablemente, en algunos reinos europeos, las descripciones geográficas y las representaciones cartográficas.

De esta manera, la geografía tradicional cumple sin duda un cierto objetivo social, al facilitar una información sobre el propio país o sobre países que, en un sentido u otro, puedan interesar. Es una influencia reducida a una parte muy concreta de la sociedad, pero destacada desde un punto de vista político y cultural. Ayuda a la formación de lo que pudiéramos llamar “conciencia de país”, respecto al propio, o en ocasiones ”conciencia de poderío territorial”, aparte de informar y orientar acerca de unas existentes o posibles actividades personales, referentes al gobierno o a la administración del país o a la ocupación y administración de otros territorios y países ajenos o a ciertas relaciones ( políticas, militares, religiosas, culturales, económicas) que puedan establecerse con las poblaciones propias o sobre todo con las ajenas. En ciertas ocasiones estos escritos geográficos pueden motivar un cierto sentimiento de orgullo social y patriótico, con motivo de la originalidad y la magnitud de ciertos hechos presentados o del sentido y objetivos que se da a la descripción. Algunos comentaristas contemporáneos pueden seguir esta línea ditirámbica como ocurre con un texto publicado a mediados del siglo XX, bajo una situación política proclive, que citamos en bibliografía.

Cuando la geografía contemporánea se dedica a los estudios regionales de una parte del territorio estatal o de toda el área del estado, el número de personas interesadas por la lectura y consulta del conjunto de esta información escrita y cartográfica ha aumentado notablemente. No sólo ha habido y seguirá habiendo, incluso en forma acelerada, un crecimiento de la población urbana y de la población total sino que además ha aumentado asimismo el nivel cultural de una parte de la población. En un período todavía inicial ya hemos señalado que existió en el tercer decenio del siglo XIX, la creación de las tres primeras sociedades geográficas, lo cual indica que, por otra parte, empieza a existir un grupo de geógrafos y que, por otra parte, se está manifestando un cierto interés por los estudios geográficos. Un interés que se manifiesta respecto al propio país, o países cercanos e incluso a lejanos territorios, que forman ya parte o un día pueden formar parte –respecto a Francia, Alemania o Inglaterra- de una expansión colonial.

Recordemos que este interés por los estudios geográficos se irá acrecentando a través de las mejoras pedagógicas en la enseñanza primaria. La geografía renovada se convertirá en un medio para conseguir de una manera más adecuada y eficaz un correcto conocimiento del propio país. En España esta renovación pedagógica no se inició hasta principios del siglo XX, pero se dan ya algunos ejemplos dignos de ser destacados. Uno de ellos es el caso de Pau Vila en Cataluña. Durante dos decenios se dedicó a la mejora de la enseñanza de la geografía. Publicó posteriormente un libro sobre la comarca ceretana (véase la cita en bibliografía) y una geografía de su región con ciertas novedades conceptuales y metodológicas aplicando en ciertos aspectos, por influencia francesa, el modelo de estudio geográfico regional que con anterioridad hemos explicado. Como existía ya un grupo de geógrafos, curiosamente todavía no de formación universitaria pero con mentalidad renovadora respecto a los estudios geográficos y, por otro lado, un interés creciente en una parte de la población por dichos estudios, ocurrió un hecho que ya no puede sorprendernos: en 1935 aparece la sociedad geográfica catalana. Quizá convenga señalar que en aquellos momentos existía ya un estatuto catalán, lo que sin duda acrecentaba el interés por el estudio geográfico propio. Es un ejemplo evidente, nos parece, de que determinadas circunstancias sociales acrecientan la importancia que la geografía pueda tener respecto a una determinada sociedad.

El caso de España puede continuar sirviéndonos para entender las relaciones que pueden establecerse o se establecen entre los estudios geográficos y la población de un país. El estudio de una región o un país de acuerdo con los conceptos y métodos que hemos expuesto y que se aplicaron desde mediados del pasado siglo equivalía no sólo a conseguir una conciencia de país sino una razonada exposición de la diversidad de elementos y factores que entran en su complejidad interna y en su definición. Estábamos, además, ante una población en aumento y creciendo asimismo, por razones culturales y económicas, la parte poblacional capaz de interesarse por estas cuestiones. Quedaban claros ciertos aspectos, físicos y humanos, deficitarios que convenía modificar. La sociedad reaccionaba a través de unas minorías, en general de formación universitaria, que llevaban a cabo unos planes de desarrollo. En ellos colaboraron también en los decenios sexto y séptimo algunos geógrafos interesados especialmente en una mejor organización del territorio.

El geógrafo, actuando además teniendo en cuenta la diversidad de factores analizados, digamos en diagonal, dentro del complejo geográfico, mostraba un camino adecuado de investigación, que a veces se ampliaba con un trabajo en equipo de especialidades, físicas o sociales, distintas. Por otra parte, en el campo estrictamente geográfico se profundizaba, según hemos ya señalado, dentro de las mismas especialidades que nuestra disciplina presenta: es cuando los análisis de relieve, clima o vegetación cobraron importancia, al mismo tiempo que otros geógrafos se interesaban por los análisis preferentemente dedicados a la población, al campo o a las ciudades, a los hechos económicos o a la circulación de gente y productos.

Hay un curioso cruce en los últimos decenios hasta el momento actual, entre la acción del geógrafo o del científico y las peticiones de la sociedad. Por parte de los geógrafos las actividades y las respuestas no sólo se dan en el campo de la enseñanza y de la investigación sino incluso en el campo de la técnica: éste es el sentido de lo que hemos llamado la geografía aplicada. La sociedad pide que se resuelvan problemas que los geógrafos –y determinados científicos, en cada caso- han puesto en claro. Sean hechos estrictamente físicos en su origen, aunque quizás afectados, en ocasiones gravemente, por la acción humana, o sean debidos en su totalidad a esta última. Estos problemas vienen representados por unas degradaciones del aire y del agua; resultados negativos o inadecuados en las formas del territorio; resultados negativos en la vegetación y en la fauna, en lo que respecta a hechos físicos. En lo que se refiere a los hechos estrictamente humanos (poblamiento, ocupación del territorio, usos del suelo, circulación) los problemas se multiplican por la existencia de unas acciones inadecuadas o negativas o, por el contrario, por la inexistencia de unas acciones necesarias y adecuadas.

La sociedad ha respondido y responde a estos problemas y a las observaciones efectuadas por quienes los hayan estudiado con decisiones que pueden ser de carácter gubernamental o privadas. En el primer caso, conviene tener en cuenta que las decisiones más cercanas a una sociedad concreta pueden ser autonómicas –insistimos en la importancia que puede tener la existencia en España de autonomías, desde el noveno decenio del pasado siglo- provinciales (diputaciones, por ejemplo) o locales (ayuntamientos). Es entonces cuando los geógrafos dedicados a una geografía aplicada pueden intervenir en el análisis y búsqueda de soluciones de estos problemas, junto con o paralelamente a los especialistas de otras disciplinas científicas. A veces las cuestiones planteadas son más extensas y requieren la colaboración de científicos muy diversos y de distintos países. Las sociedades respectivas suelen ser en la actualidad más o menos conscientes de estos problemas, como ocurre en el caso de ciertas sequías y del llamado cambio climático. Tampoco en esta caso falta en nuestro país la presencia y colaboración de algunos geógrafos, concretamente climatólogos, interesados por este grave problema. Este hecho constituye sin duda un ejemplo más de la importancia y trascendencia que los estudios geográficos pueden tener respecto a determinadas peticiones y necesidades de la sociedad actual.

ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA

En los libros y artículos que indicamos a continuación se encontrará una más amplia información y juicios y comentarios sobre varias cuestiones tratadas durante la conferencia y acerca de los geógrafos citados.

CAPEL, Horacio (1981): Filosofía y Ciencia en la Geografía contemporánea, Barcelona, Barcanova.

CASAS TORRES, J.M. (1964): Las fronteras de la Nueva Geografía, Zaragoza, Universidad de Zaragoza.

CLAVAL, Paul (1972): La pensée géographique, París, Publications de le Sorbonne, S.E.D.E.S.

---------------- (1974): Ëlements de Géographie Humaine, París, Editions Genin.

HARTSHORNE, Richard (1959): Perspective on the Nature of Geography, Chicago, Rand Mc. Nally y Londres, John Murria.

HETTNER, Alfred (1927): Die Geographie, ihre Geschichte, ihr Wesen und ihre Methoden, Breslau, F. Hirt.

JOHNSTON, R.J. y CLAVAL, P., coordinadores (1986): La Geografía actual: geógrafos y tendencias, Barcelona, Ariel. Se trata de una traducción ampliada de la obra inglesa, publicada en 1984. Contiene información sobre la producción geográfica en numerosos países, a partir de mediados del pasado siglo.

ORTEGA, José (2000): Los horizontes de la Geografía. Teoría de la Geografía,Barcelona, Ariel.

PATTON, C.P., ALEXANDER, C.S. y KRAMER, F.L. (1978): Curso de Geografía Física, Barcelona, Vicens.

PÉREZ AGUDO, E. (1948): Los geógrafos españoles y la Geografía de la Hispanidad, Barcelona, Universidad de Barcelona.

STAMP, L. Dudley (1948): The Land of Britain: Its Use and Misuse, Londres, Longmans.

TAYLOR, Griffith, coordinador (1957): Geography in the twentieth century. A Study of Growth, Fields, Techniques, Aims and Trends, Nueva York, Philosophical Library y Londres, Methuen.

VALLEGA, Adalberto (1995): La regione, sistema territoriale sostenibile. Compendio de geografia regionale sistematica, Milán, Mursia.

VILA, Pau (1926): La Cerdanya, Barcelona, editorial Barcino.

VILÀ-VALENTÍ, J. (1968): “Algunos puntos de vista acerca de la geografía aplicada”, Revista de Geografía, Universidad de Barcelona, vol. II, p 43-55.

-------------------- (1971, 1973): “¿Una nueva geografía?”, Revista de Geografía, Universidad de Barcelona, vol. V. p 5-38 y vol. VII, p. 5-57.

-------------------- (1977): “Origen y significado de la Sociedad Geográfica de Madrid”, Revista de geografía, Universidad de Barcelona, vol. XI, p 5-21.

--------------------- (1983): Introducción al estudio teórico de la geografía. Objetivos, contenidos y enfoques, Barcelona, Ariel.

--------------------- (1984-85): “La definición del positivismo en geografía”, Paralelo 37º, Almería, p 655-662.

-------------------- (2006): Pau Vila i Dinarès. Semblança biogràfica, Barcelona, Institut d’Estudis Catalans.

Téngase en cuenta también que en los tres Encuentros de Geografía Euskal Herria-Catalunya (Donostia-San Sebastián, 1982 y 1987; Barcelona, 1993), organizados por el Instituto Geográfico Vasco (Ingeba) y el Departament de Geografia de la Universitat de Barcelona hubo varias ponencias y comunicaciones dedicadas a estudiar y comentar distintas cuestiones tratadas en esta conferencia.