4 TOMÁS LÓPEZ

Tomás López de Vargas Machuca (Madrid, 1730-1802), hijo de los toledanos Bernardo López y María de Vargas Machuca, estudió Matemáticas, Retórica y Gramática en el Colegio Imperial de Madrid y Dibujo en la Academia de Bellas Artes de San Fernando gracias al apoyo del marqués de Villeria, Primer Ministro de Estado y de Gracia y Justicia[1]. En sus años de formación llegó a trabajar con Jorge Juan y Antonio de Ulloa en un levantamiento topográfico realizado en las cercanías de El Pardo.

Cuando el Marqués de la Ensenada hizo notar a Fernando VI la necesidad de establecer una buena cartografía del territorio español, le hizo también ver que igualmente era necesario contar con un cierto número de personas que dominasen las diversas operaciones vinculadas con su establecimiento.

Por esta razón, Jorge Juan y Antonio de Ulloa propusieron que Tomás López y Juan de la Cruz Cano (1734-1790) se trasladasen a París para instruirse en las técnicas cartográficas y que Manuel Salvador Carmona (1734-1820) y Alonso Cruzado (?-1791) fueran a la misma ciudad para aprender el arte del grabado.

En estas circunstancias el joven Tomás López marchó a la capital francesa, donde permaneció durante nueve años[2] (1752-1760). A lo largo de su estancia estudió matemáticas, geografía, y astronomía. Probablemente fuera también alumno del grabador Guillermo Delhaye, entrando en contacto con Jean Baptiste Bourguignon d'Anville (1697-1782), quien le formó en la confección, dibujo y grabado de mapas.

La influencia de este reconocido cartógrafo determinará, no solamente su estética, sino también su característico método de trabajo. D'Anville no realizaba levantamientos, sino que su labor se fundamentaba en el trabajo de gabinete. Consistía éste en la recopilación y ordenación de información preexistente u obtenida para la ocasión y su plasmación en mapas.

Cuando Tomás López volvió a Madrid se encontró que su valedor, el marqués de la Ensenada, había sido relevado en sus responsabilidades políticas y que sus planes referentes a la cartografía habían quedado en suspenso. Por esta razón inició una intensa actividad cartográfica privada consistente en la formación, grabado, impresión y venta de Mapamundis, mapas de reinos, provincias, partidos, ciudades, etc, labor por la que obtuvo gran reconocimiento y éxito económico.

En 1770 recibió el título de "Geógrafo de los Dominios de Su Majestad".Igualmente fue admitido en diversas sociedades científicas: Real Academia de San Fernando (1764), Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País[3], Real Academia de la Historia (1776), etc,

En 1795 comenzó a constituirse un Gabinete geográfico anejo a la Secretaría de Estado. Su misión era la de reunir el mayor número de mapas posible partiendo de los fondos de la propia Secretaría de Estado y de los que se consiguieron recopilar a través de las embajadas españolas en otros países, destacando en este último aspecto las colecciones juntadas en París por Fernando Magallón y en Londres por José Mendoza. El gabinete fue inicialmente dirigido por Tomás López y al mismo estuvieron vinculados sus dos hijos (especialmente Juan), así como José Narciso de Aparici, Manuel Abella y Sebastián de Miñano. Tras la invasión francesa de 1808 el gabinete permaneció en estado de abandono, hasta que en 1844 sufrió una reforma, pasando finalmente sus fondos hacia 1925 a la Biblioteca Nacional.

Tomás López publicó también varios libros[4], entre ellos el titulado Principios geográficos aplicados al uso de los mapas,(Acceso a la obra íntegra) en el que se trasluce su pensamiento y método cartográfico:

El geógrafo trabaja en su casa, teniendo a la vista papeles varios de un mismo terreno, que compara, y adapta lo que según su buena crítica es más perfecto. No es ministerio suyo levantar planos particulares, porque para esto ya hay otra clase de gentes, que no necesita mayor instrucción, que la de llegar a saber hasta la Geometría rectilínea...

 

Siguiendo este principio general, López sitúa en sus mapas los elementos territoriales que él considera más importantes, tanto físicos (montañas, red hidrográfica), como humanos (núcleos de población de diversas categorías, la red caminera, límites administrativos, fortalezas, etc.) e incluso económicos (minas, molinos, aguas medicinales, puertos, salinas, etc.) y espirituales (santuarios, ermitas, etc.).

Las fuentes que utilizó en la confección de los mapas aparecen por regla general citadas, aunque es probable que en determinadas ocasiones prefiriera no indicar sus fuentes de información. Carmen Litter[5] detecta que en el conjunto de la obra cartográfica de Tomás López constan un total de 1.456 personas (cartógrafos, geógrafos, historiadores, eclesiásticos, etc.) autoras de los documentos que sirvieron de base a sus mapas y a los de sus hijos.

En los mapas españoles el 90% de los informadores son de tal nacionalidad. De éstos el 80% corresponden a personas no relacionadas directa ni indirectamente con la información geográfica (eclesiásticos, autoridades civiles, particulares, etc.) y un 20 por ingenieros militares, marinos y cartógrafos.